Vamos a comenzar por lo segundo. Debemos escribir ahora, y escribir de forma crítica, no tiene sentido defender un gobierno en lo que hace correcto. Cuando lo hace bien “se siente”. Y si no, ellos mismo se encargaran de recordárnoslo – lamentablemente la mayoría de las veces lo hacen como chantajes, como avisando que, si no hicieran nada (lo que les toca hacer como gobierno), todo podría ser peor –. Debemos ejercer contraloría social desde la crítica. En el caso de maduro “la tuerca la contraloría social” ya está aislada de tanto apretar y apretar y el tornillo no ajusta. Nosotros, luego de tanto insistir en eso, ejercemos (o ejercimos. Ya no) luego el “control político”; si el problema no es técnico, burocrático, fallas de memoria, destreza, gerencia, etc. debía ser de carácter político, una “falla de origen”, eso es lo que hemos estado haciendo hasta hace poco: “control político”, debido a las desviaciones políticas en a las decisiones económicas; es decir, debido al abandono repentino de la estrategia política de hacer una revolución socialista y poner por delante el frío calculo económico capitalista, asociarse con la empresa privada para hacer una revolución socialista (como si eso fuera posible), olvidar la estrategia o falsificarla, suavizarla en un reformismo piche… al capitalismo.
Hasta aquí ha llegado nuestra crítica política al gobierno. La intención siempre ha sido el control social sobre sus actuaciones y ejercer un control político e ideológico, el cual se resume en recordarles que se desviaban de las ideas revolucionarias del cambio, de la lógica socialista, de sus principios, cuando falsificaron el Plan de la Patria, y al mismo tempo ejecutaron otro plan, uno liberal, insertado dentro, como si este fuera lo escrito y pensado por Chávez y consecuencia de él.
La crítica era necesaria (siempre es necesaria), lástima que nadie, o muy pocos la ejercieron con firmeza, sin la excusa de las eternas amenazas y emergencias una “Guerra económica” fantasmal, sin enemigos claros, las guarimbas, las sanciones… Las presiones que quisimos ejercer para que el gobierno rectificara hacia el socialismo NO FUERON NADA EFECTIVAS como las presiones ejercidas por la derecha para que el gobierno doblara hacia el capitalismo; estas últimas sí funcionaron y siguen funcionando ¿Por qué sería?
La crítica es una forma de la conducta revolucionaria, hace de control político y contraloría social, “despega” el motor trancado del cerebro, es un estimulante de la inteligencia revolucionaria – cuando está comprometida con la rectificación y el cambio, con la perfección de nuestros actos y nuestros pensamientos –. Eso es lo que hemos hecho hasta ahora, y es lo que le pedimos a todos los que quieren cambiar el mundo, como lo intentamos nosotros, por uno más justo: que hagan, que escriban, que critiquen, que propongan una alternativa distinta a maduro y su gobierno, el cual ya no aguanta críticas ni contraloría ni nada, ¡es perfecto!, está esclerotizado, convencido tercamente en sus malcriadeces, como locos.
Debemos escribir; criticar y proponer alternativas socialista a maduro y su gobierno; todos los que no estemos conformes con volver al pasado de la cuarta república, de la socialdemocracia adeco copeyana, regresar a la democracia boba de los eternos carnavales electorales, la votadera sin resultados, sin decidir, sin participar.
Y decimos “escribir”, porque es una forma de hacer política y resistencia amable pero difícil a la vez, hay que tener las ideas claras en la cabeza, pensar, pero la idea es ir más allá y organizarnos sobre una base común que debe ser el socialismo, la solidaridad, la justicia social y la consciencia del deber social, para desarrollarnos como individuos plenamente. Ya discutir estas ideas es avanzar, pero ahora hay que desplazar del poder al gobierno esclerótico de maduro, trancado, petulante y malcriado de maduro – convencido de que sus propias mentiras y su conducta reactiva están cambiando el mundo ¡Qué locura! –.
Nos toca fijar posición respecto al socialismo: ¿queremos retroceder… o queremos avanzar, superar al capitalismo – cada vez más impúdico, más cínico, más fascista y todo lo que ha mostrado en estos días infaustos? Nos toca apostar por un mundo nuevo de cooperación y solidaridad humanas ¿O uno de egoístas, indiferentes al destino del vecino, encapsulados en nuestro mundito privado, como en un refugio antiaéreo, esperando que caiga la bomba atómica?
Todo aquel que crea en Chávez y en el socialismo, que tenga una idea clara de lo que quiere para el país y el mundo debería decirla, escribirla ahora, fijar posición, decir “yo estoy comprometido con el socialismo, o con un cambio del mundo para mejor, de toda la sociedad, de las personas, de los seres humanos”. Eso es necesario dentro de tanta ambigüedad, dentro de tantos oportunistas y oportunismos, de tantos cazadores furtivos de la política que buscan de forma egoísta la solución de sus problemas sociales, pero se escurren como socialistas. Le hablamos a los chavistas que creyeron en Chávez, a los socialistas que todavía creen en el socialismo como la solución para los problemas más urgentes de la sociedad. El socialismo sigue siendo un ideal poderoso frente al capitalismo y su máquina destructora, dos lógicas antagónicas que no permiten alianzas ni términos medios: o vas a favor de la sociedad o a favor de la esclavitud, someternos a intereses privados.
Lo peor que nos puede pasar ahora es que nos envuelva el miedo y nos acostumbremos a la ambigüedad, a la falta de definición, de que vivamos en una eterna perplejidad ante todo lo que pasa en el país y en el mundo. Lo peor que nos puede pasar ahora es entrar en shock, resignarnos, abandonarnos al capricho de piratas, de delincuentes, de estafadores, de brujos. Debemos organizarnos y decidir sobre nuestro futuro después del covid-19 ¡Volvamos tomar el camino al socialismo! ¡Volvamos a Chávez y al Plan de la Patria original!