El rector Luis Fuenmayor Toro, en un artículo publicado en Aporrea: “Chavicistas”, ensaya una clasificación del chavismo, que se queda en la superficie, no toca, lo que llamaba el clásico, “los móviles de los móviles”. Nos habla sólo de las conductas y no de la ideología que motoriza a las conductas.De esta manera, algunas de las clases, variedades de su clasificación, serían: los que trabajaron con Chávez, los que participaron en el golpe del 4 de febrero, los que se declaran chavistas, o en su nomenclatura no inocente, chavicista, los que defienden la Constitución, los de Redes…
A primera vista, la clasificación es una más, se podría criticar, quizá añadir una clase, o quitar a alguna de esas divisiones. Pero, estaríamos evadiendo el problema que Fuenmayor trae con su artículo: ¿Qué hay en el fondo de esa fragmentación del Chavismo? Ese es el punto que se debe tocar, lo contrario, quedarse en la superficie, es contribuir con la despolitización, la trivialización de la política, convertirla en una farándula que no tiene más explicación que las reacciones de caprichosos artistas.
Para intentar ir más hondo en el problema de las divisiones en el Chavismo, es necesario acudir a la historia: El chavismo, Chávez, evoluciona desde el 4 de febrero, del libro azul, hasta el Plan de la Patria y el discurso de presentación en el CNE. Este Chávez que podemos llamar, formado, desarrollado, completo, arriba al Socialismo, ese es el pensamiento que lo define, y define a la política nacional desde que se declaró a la Revolución Socialista.
De allí que cualquier clasificación del Chavismo, debe hacerse desde el Socialismo y desde el capitalismo. Los dos sistemas que, durante el gobierno de Chávez entraron en feroz lucha. Es alrededor de esos dos pensamientos, con variadas pinturas, que se producen las divisiones del Chavismo. Es claro, que, en esta confrontación, el chavismo está siendo derrotado, las señales son categóricas, ahora, el capitalismo avanza, y el Socialismo retrocede, esto no lo puede negar nadie, quien dude, vea la cara risueña de fedecámaras, o dese una vuelta por la pdvsa martirizada, subastada, por las privatizaciones.
Sin considerar al Socialismo y al capitalismo, toda clasificación de las divisiones del chavismo será incompleta. Y esta ausencia no es inocua, omitir la batalla principal de estos tiempos, es desarmar a la masa, confinarlas en peleas inútiles, en reivindicaciones parciales, entregarla, castrada de estrategia al capitalismo.
Después de Chávez, no se puede hacer política, de la verdadera, sin que gire alrededor del Socialismo, en favor o en contra, de manera abierta, o de manera solapada, pero siempre Socialismo. Chávez demostró que el Socialismo no está muerto, que es posible, y que es vital. A partir de Chávez la contradicción principal en la política venezolana es entre Socialismo y capitalismo, a ella se subordinan todas las demás contradicciones, todos los problemas.
Chavismo sin Socialismo, o con un raro socialismo que aúpa a los capitalistas, que crea economías privadas, privatiza a Pdvsa, es una estafa. Política que no tome posición frente al Socialismo y al capitalismo es un evasión. Clasificación del chavismo que no considere estas posiciones es incompleta.
¡CHÁVEZ SOCIALISTA!