Rafael Ramírez es una opción muy viable para ser candidato a la presidencia de la República y posible ganador. Ha sido consecuente en sus opiniones como articulista de Aporrea por varios años, que ya son muchos. Tiene buen aval por su gestión en PDVSA, la cual muchos reconocen como acertada. Tiene buen ascendente y atracción entre un gran sector de los electores chavistas. Además, el gobierno no ha podido montarle un caso, aunque ha querido. Por algo será. Esto último le da credibilidad entre los electores chavistas.
La opción Ramírez es buena opción para ese sector de la vieja izquierda que ha quedado relegado y está resentido con el madurismo. Asimismo, lo es para los electores chavistas que se siente traicionados y unos años atrás decían: «Yo soy chavista, pero no madurista».
La opción Ramírez podría salvar políticamente a ambos partidarios, antes mencionados. Pues, podría a corto, mediano y largo plazo darles vida en la política nacional, estadal y municipal. Porque se verían nuevamente como capaces de salir adelante políticamente. Ya que ahora están arrinconados y casi moribundos.
La opción Ramírez sería un duro golpe para el madurismo. Pues, en la elección presidencial le restaría muchos votos que están agazapados en la administración pública y en el resto de las organizaciones políticas y comunales. Lo cual sería un serio descalabro para el madurismo.
Tiene Ramírez muchas posibilidades de salir victorioso
En este escenario, la opción Ramírez al restarle votos al madurismo podría dejar un resquicio abierto para que un candidato de la oposición se cuele en las elecciones presidenciales y gane. Esto lo deben estar pensando muchos en este momento. Sería un descalabro descomunal para ambos sectores políticos del chavismo y de la vieja izquierda ni se diga.
Ahora bien, podría darse el siguiente panorama: Que la opción Ramírez aunque es fuerte no pueda alcanzar el porcentaje suficiente para derrotar al madurismo; pero tampoco la oposición pueda hacerlo, porque sus partidarios están muy decepcionados y sin ánimo de ningún tipo. Y el madurismo ganaría las presidenciales con un margen muy estrecho, digamos por un punto porcentual, o tal vez menos. Porque las elecciones en Venezuela son directas, se gana con mayoría simple.
Esto no lo desean ni la opción Ramírez ni los políticos de oposición.
En este escenario, especulemos, la opción Ramírez es más fuerte que la oposición, tiene más votantes a su favor. Pero no los suficientes para alcanzar la victoria. Recordemos las recientes elecciones en Brasil, donde Lula no tenía los suficientes votos para derrotar a Bolsonaro ¿Qué sucedió ahí? Un acuerdo político. Alianza entre la izquierda y la centro derecha.
¿Podrían sumar fuerzas la opción Ramírez y la oposición? Sí podrían. Porque el deseo de ambos es derrotar al madurismo. ¿Traición? No. Política real, dicen los alemanes.
Este escenario podría generar un nuevo pacto político, que desde hace años atrás viene siendo necesario. Sería el tercer pacto político en la vida republicana de la Nación. El primero, como sabemos, fue el de Coche; el segundo, el de Punto Fijo. A este se le pondría nombre después.
Este pacto, hipotético, salvaría la política nacional. Como en Venezuela el régimen político siempre ha sido presidencialista y no parlamentario, un triunfo de Ramírez como Presidente, con un pacto político de por medio, abriría la posibilidad de que hubiesen cambios en el resto de los poderes de la Nación a corto plazo.
Sobre pactos políticos el texto de Patricio Aylwin es interesante e ilustrador.
Cambios que muchos quieren forzar con la propuesta de elecciones generales. Opción que debe ser desechada, porque el esfuerzo común se perdería en esfuerzos particulares y privados. Por el contrario, con un nuevo Presidente los cambios vendrían en cascada, por lo que acotamos antes: Que el régimen político venezolano siempre ha sido presidencialista. Razón por la cual, Chávez Frías pudo hacer los cambios que hizo. De haber sido un régimen parlamentario no hubiese sido posible.
La opción Ramírez es viable siempre y cuando se haya producido en esta opción eso que se expresa como conservar superando, los alemanes tienen una palabra específica para eso.
Con lo anterior, quiero decir lo siguiente. Con la muerte de Chávez Frías a Maduros Moros se le presentó una encrucijada semejante a la que se le presentó a López Contreras. Ambos tenían que decidir: 1) Seguir con el régimen anterior; 2) Desecharlo por completo; 3) Hacer reformas conservando otras cosas, lo que he dicho antes conservar superando. López Contreras era un gomecista consumado, pero supo que ya no eran tiempos para eso; optó por la tercera. Maduro Moros continuo una senda que ya en la década de los 80 era obsoleta, optó por la primera.
Observación: Cuando acabe la guerra de Ucrania, los del norte y todos los demás volverán a endurecer sus posturas.
Sobre la senda obsoleta, hago un paréntesis antes de seguir con el tema. Wiiliam Taubman cuenta que Gorbachov cuando llegó a Secretario General releyó toda la obra de Lenin y Marx, y se dio cuenta que económicamente lo habían hecho mal, que estaban errados. Desde allí se inicio la «perestroika» que se centraba en el plano económico y la «glasnost» que buscaba liberalizar el sistema político. Algo semejante cuenta Margaret Thatcher del Secretario General Deng Xiaoping, quien le contó que él había vuelto a releer la obra completa de Marx y se había dado cuenta que habían errado. Hoy se aprecia el desarrollo económico de ambos países.
Vuelvo al tema
A esto es a lo que me he querido referir con eso de conservar superando, que la opción Ramírez es buena opción siempre y cuando éste haya separado el trigo de la paja. Que haya visto los errores para superarlos, no para ahondarlos. Si esto no es así, tendríamos al mismo musiú con otra cachimba.
Lo cierto es que la opción Ramírez tiene muchas posibilidades. ¿Lo dejaran llegar? Esta es una de las muchas interrogantes que están en el horizonte.