El madurismo, acorralado por su ineptitud, su fracaso, apela a un nacionalismo ramplón para intentar construir una causa que lo atornille a Miraflores: el Esequibo. El madurismo, que entrega la soberanía de la Patria poniendo en peligro su existencia misma, ahora quiere aparecer como paladín patriota. Inventa un referéndum que es un paso en la escalada hacia el fascismo, hacia el orco. Cuando el referéndum necesario es el revocatorio, salir del madurismo; claro, a ese referéndum le temen.
El madurismo apuñaló al corazón mismo de la nación, pateó a la soberanía. Cualquier estudioso de la geopolítica, de la política, de lo militar, sabe que la fuerza, la soberanía de un país, se sustenta principalmente en su economía, en sus relaciones económicas, y en la conciencia que de allí emane. En el caso de Venezuela esa fuerza, antes del madurismo, descansaba en PDVSA, considerada con razón un factor político militar fundamental en la defensa de la soberanía.
No es de extrañar que el gobierno madurista, antipatria como es, lo primero que hizo al capturar el país, fue minar las defensas de la nación, enfiló su ataque contra PDVSA, defenestró a los dirigentes de la industria, persiguió a los líderes, llevó la industria a la quiebra, bajó la producción a niveles ridículos. Y luego entregó el petróleo a las compañías gringas. Ahora, la derecha gringa, maria corina, hablan sin pudor de privatizar a la PDVSA asaltada y el madurismo hace otro tanto amparado en el secreto. Es fácil deducir que la nación quedó inerme, desprotegida, sin fuerza. El ejército debilitado, la economía en el suelo, la población hambrienta deambulando por el mundo llevando la muestra del fracaso.
La Patria en manos del capitalismo, oposición gringa y madurismo, va directo a la extinción. Ya vemos que la oposición gringa, con descaro y abiertamente, recibe órdenes de la casa blanca. Y el gobiernito madurista no tiene otra respuesta que inventar una guerra disparatada con Guyana. La respuesta a esta situación está clara.
Primero, parar la locura, el chantaje de la guerra. Es mentira que esa guerra es en defensa de la soberanía, es una burda maniobra politiquera para seguir en el poder. La soberanía se pierde en Miraflores, donde se entrega el petróleo, tierras, se privatiza todo, se deja a la Patria indefensa frente a los buitres del capital. Se debe actuar rápido, el tiempo se agota. La situación límite requiere la organización de la resistencia patriótica, que se convoque un grupo nacional garante de la paz, contra la guerra y contra el fascismo.
Segundo, detener el rumbo hacia el fascismo, que se acelera, cada día, amenazando con instalar un fanatismo que justifique crueldades que la humanidad conoce.
Tercero, restituir la fuerza de PDVSA, defenderla de la voracidad privatizadora, para de esa manera restituir la fuerza de la nación.
Para conseguir ese objetivo de salvar a la Patria, es indispensable resolver la fuente de todos los problemas: es imperativo convertir el referéndum del Esequibo en UN REFERÉNDUM REVOCATORIO PRESIDENCIAL, para salir del gobierno madurista y de su contraparte, la oposición gringa, que en realidad es otro actor del mismo plan antipatriota. No asistiendo o votando negativo a todo.
¡CHÁVEZ, SOBERANÍA!