Dijimos que Evo Morales mejoró las condiciones materiales de vida de la población pero no adelantó una revolución en la conciencia de su gente, “conciencia de clase”. Tal y como la clase dominante cuenta con una conciencia de clase, o sea, la burguesía cuenta con una conciencia de clase, la clase trabajadora, obrera y campesina, debe adquirir conciencia de su clase y saber de cuáles son sus intereses como clase social, y actuar en consecuencia a esos intereses, organizar la sociedad de acuerdo a esos intereses, la producción, la educación y el sistema de salud, el Estado, deben responder a sus intereses. Si se quiere voltear la tortilla no existe término medio, no se puede colocar de canto, o adelantamos una revolución socialista o mantenemos el sistema de explotación y esclavista moderno del capitalismo.
Evo quiso mejorar las condiciones materiales y sociales de la población sin cambiar el Estado y el sistema de producción burgués. El sistema capitalista es muy poderoso y manda sobre la conciencia de las personas. La organización de la producción y el sistema de distribución capitalistas, el consumo y todos los factores o elementos espirituales que hay detrás de él, por ejemplo, el consumismo, el lujo, acumular dinero y objetos, el egoísmo, el individualismo. Mientras Evo mejora las condiciones materiales de vida de la población, esos elementos espirituales no cambian; la población conserva su falsa conciencia de “superarse” escalando en la sociedad de forma individual, porque ella le dice que si los logros son de toda la sociedad no tendrían ninguna gracia esforzarse, lo que inspira al individualista es tener poder y distinción por encima de muchos; pero es un sentimiento tan común que a muchos les parece inofensivo.
Esta idea mezquina es la que moviliza al común de las personas dentro de una sociedad vencida al capitalismo, por más compensaciones sociales confiera el Estado en forma de reivindicaciones o reformas sociales. Acostumbrar a la gente a vivir dentro de la lógica del capitalismo e intentar hacer una seudo revolución con ese enemigo dentro, le otorga una ventaja al enemigo, además de una resistencia tenaz de la clase dominante, una respuesta de la población a favor del sistema que los explota.
El capitalismo no se va dejar gobernar jamás por reformadores o reformistas, y como muestra de esto está Evo ahora exiliado en México y los militares y policías de su país, gobernados por la derecha más “torcida”, reprimiendo y asesinando al pueblo trabajador, a todo el que se resista, para que entre en cintura nuevamente. En otro escenario, lo que ahora es la huida de Evo y la represión de la presidenta dictadora de facto, sería revolución, lucha de clases. Si se hubieran adelantado cambios continuos al sistema, vistas a la demolición total de su estructura, (la propiedad en manos de pocos, la democracia burguesa, el sistema jurídico judicial burgués, que obedece siempre a los intereses de los más poderosos, el sistema de educación y el poder espiritual de las iglesias católica y evangélica, las cuales gobiernan más sobre las personas que esos débiles gobiernitos de transito). Pero no hubo cambios revolucionarios de fondo en el gobierno de Evo y por eso está ahora en México botado, su pueblo desamparado, reprimido salvajemente y sin el líder.
Pero tampoco maduro ha hecho en Venezuela nada por esos cambios, al contrario, los pocos logros los restituyó al pasado (por ejemplo, restituyó al capitalismo derechos con leyes inconstitucionales y congelando la constitución; cediendo el sistema de medios públicos a la cultura de la frivolidad y distracción capitalistas, poniéndolos al servicio de la lógica capitalista y del gobiernito reformista de que preside, y no de los cambios revolucionarios).
Maduro lo sabe, y viendo las barbas de su vecino arder, lanza a la calla, desde hace bastante tiempo, las FAES, (fuerzas de acciones especiales de la policía nacional bolivariana) y a la Guardia Nacional Bolivariana, colocadas muy cerca de sitios donde se puedan presentar problemas con la gente: en las estaciones del metro, en las oficinas del Saime (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería), patrullando en los barrios, con la excusa de proteger a la población, cuando la verdad es que protege a su gobierno de una explosión social.
En Venezuela se le tema a la “oposición violenta” pero como un detonante de una bomba más grande, que es el chavismo desengañado, mucho más numeroso; realmente se le teme a la masa empobrecida que en cualquier momento puede estallar ante tanta injusticia disfrazada de socialismo.
Si hay alguna diferencia entre Bolivia y Venezuela es que Chávez, después del golpe del 2002, radicalizó más los cambios a favor de la revolución, pudo prever la reacción violenta del capitalismo ante éstos cambios y configuró nuevos mandos militares, organizó la milicia, impulsó el poder popular, y el control de la industria petrolera y de los procesos económicos, lo que ha mantenido a maduro en el poder viviendo de esa ganancia, derrochándola, aderezándola con sus mentiras y engaños como si su gobierno fuera socialista o chavista, manipulando la imagen de Chávez como un escudo en contra de la crítica y la descalificación de su gobiernito pro capitalista, y a la maduroburguesía.
Si Maduro no quiso la revolución socialista tampoco el capitalismo quiere a los reformistas, porque la clase social de los propietarios, de los dueños del mundo no es democrática, no está dispuesta a compartir el poder con advenedizos presuntuosos, no se alía con pobres, solo con iguales o más ricos. Los capitalistas, mientras no haya una verdadera revolución, siempre tendrán a su favor una población fraccionada, aspirante, que piensa y siente como sus verdugos, que son ellos, y así también lo ha querido maduro, consciente o no; esta ha sido la causa oculta de la caída de Cristina, Lula, Correa, ahora Evo, que no hicieron revolución solo reformas sin cambios verdaderos, y es la de Maduro.
Lo único que podrá sostener a maduro en el poder en esta situación de falso socialismo, engañando y ocultando sus verdaderos intereses de trabajar a favor del capitalismo y su lógica, es la represión, la instauración de un régimen policial o militar, contener al monstrico que el mismo creó y crió. No bastará la imagen de Chávez ni las manipulaciones y mentiras, un pueblo ignorante y fraccionado prefiere las promesas capitalistas que las mentiras de maduro, que sus falsificaciones. No le queda de otra: si no hizo revolución debe ahora reprimir a las masas de desposeídos, a su base electoral, ¡qué ironía!