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Actualidad“Súper bigote”, la literatura de la ambivalencia moral

“Súper bigote”, la literatura de la ambivalencia moral

Puede ser literatura. Con la pacatería de Diosdado Cabello y la hipocresía de Jorge Rodríguez, con la soberbia de Maduro, la picardía de Cilia, o la locura de Delcy, podemos escribir una novela mala. Pero, quizás, se podría hacer una nueva tragedia no tan mala, ¡la tragedia venezolana del siglo! Después de la muerte de Chávez y su revolución, sería la tragedia de todo un pueblo, desaparecido de la noche a la mañana a causa de una traición. Porque en poco tiempo dejaron de haber verdaderos hombres y mujeres. Hoy vivimos una época dominada por seres pusilánimes. Tomar modelos de esta sociedad, modelos puros, éticos y estéticos, así sean violadores o santos, es casi imposible, porque hoy los violadores son santos y los santos violadores. Murió Cristo en la tierra y en el cielo. La libertad liberal se ha enseñoreado sobre una falta de carácter, sobre la mansedumbre de la sociedad, haciendo de estas cualidades un valor: el valor de la ausencia de valores. La libertad de elegir ha servido a la incapacidad moderna de conocernos a nosotros mismos, de aceptar compromisos en la vida, la “soportable levedad del ser”, para no cargar con sus consecuencias, para así abrazarse al recurso de la mentira, a la norma a conveniencia, al poder de la imprecisión; trampa y dinero lo es todo. Yo mismo tuve un tío moralista como “modelo de padre”, como referencia moral, que sin embargo aceptaba favores fuera de la norma, siempre y cuando nadie se enterara. Y un hermano, igual de irresponsable, pero cuando así actuaban los dos se creyeron elevados por encima del juicio humano y divino, gracias a los años, al conocimiento o a las ciencias, pero sobre todo a la mentira; cometiendo sus infracciones, se mentían creyéndose por encima de todo juicio y castigo; aleteando en un aire contaminado, transitando entre el bien y el mal, pretendiendo volar por encima del bien y del mal.

En esta sociedad de corazón “democrático y liberal”, es fácil no comprometerse con nada ni nadie en la vida, por eso ha sido casi imposible la aparición de una “nueva tragedia” en nuestra literatura, nadie es capaz de morir por lo que cree, ir en línea recta a pesar de su destino. Chávez, quizás sea el último modelo trágico, y antes de él el Che, y antes, todos aquellos resueltos que tomaron partido por sus ideas y en sus vidas actuaron en consecuencia por sus causas; Bolívar, Sucre, y por ellas murieron con los ojos abiertos. Sin embargo nadie ha dado razón de esas vidas ejemplares como verdaderas tragedias dignas de la literatura…, que yo sepa.

Por razones sanitarias, nuestra sociedad necesita gente comprometida con sus ideas, y de acción, valientes, capaces de tomar decisiones y de asumir las consecuencias de sus actos, de hacer promesas y cumplirlas…, porque vamos a desaparecer. Hoy la humanidad reclama más humanidad y menos gente “libre”; esclava de sus apetencias y prejuicios sociales, pero repartiendo razones y excusas, avergonzados a la vez por ello. Más inteligencia y resoluciones y menos instintos primarios, culpa y vergüenza. Pensar más con la cabeza y mucho menos con el estómago, o desde la dispepsia la indigestión, o desde las insatisfacciones reprimidas, la venganza reprimida, desde la nerviosa pacatería pequeñoburguesa. Hay que rescatar el ejercicio de pensar (como dijo aquella “Loca” Luz Caraballo en aporrea), de soñar, de imaginar; más allá de nuestras necesidades e insatisfacciones biológicas y aspiraciones pequeñoburguesas.

Sin carácter, sin compromiso, sin responsabilidad no existe libertad, solo distensión, abandono. Sin modelos humanos éticos, y estéticos, para tener de dónde educar a nuestra descendencia, héroes, victoriosos y traicionados, ajustados a nuestro tiempo, para nutrir la literatura postrera que formará nuestra descendencia, hoy devenida en “frases célebres”, las historias cortas de Facebook, en divertimentos o distracciones de diletantes y ociosos, viciosos y miedosos. Hoy la humanidad reclama más héroes enfrentados a la tiranía de la ley burguesa, a las ofertas del estatus, del “tener para ser”, del dinero y sus embrujos y la violencia enfermiza que arrastra…, necesitamos a un nuevo Prometeo capaz de enfrentar y vencer a Superman, el nuevo Zeus del Olimpo capitalista, y a sus faunos y sirvientes, súper bigotes y similares de la misma raza.

¡VIVA CHÁVEZ!… Y VOLVAMOS A CHÁVEZ

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