“es imposible saber el daño espiritual que el madurismo le causó a este pueblo y, quizá, al planeta.”, dice T. Valderrama y A. Aponte
Muchos de mis vecinos creen que todos los vicios del gobierno son mentiras creadas por el imperio para desprestigiarlo; eso me parece una negación enfermiza de la realidad. Hay un señor que alucina con la defensa de la patria, pero hoy no tenemos patria o no sabemos dónde localizarla, eso también me parece patológico, desear con fuerza y luego creer que los deseos son la realidad.
La patria es de esos conceptos que enternecen a los exiliados y a los huérfanos, pero que a la vez es tan abstracto, y es tan flexible que puede ceñirse perfectamente a los intereses de Lorenzo Mendoza, como hacer que el que no defienda los intereses de Mendoza y de los capitalistas, sea acusado de traición y por eso ser encarcelado. Es un traje con el cual se visten aquellos que ostentan el bastón de mando. Es tan insustancial para los pobres como concreto para los propietarios y poderosos. Es por esa ubicuidad que Chávez quiso que patria fuera algo más preciso y digno para todos, que la patria se asociara al socialismo, el cual la califica como un derecho más humano que nacional o cultural –o no se asociara con el linaje, “que yo fui primero que tú en estas tierras”, todas esas estupideces mantuanas y ahora burguesísimas sobre la propiedad de la tierra –
La patria de Bolívar quedó momificada en símbolos, en estatuas, en imágenes del “padre de la patria” hechas a conveniencia de los oligarcas y académicos chupa tinta y jala bolas, patrioteros, pícaros explotadores de la ignorancia de un pueblo sin patria, sin tierras, sin zapatos, sin pan, sin salud,… hasta que apareció Chávez. En comandante Chávez intentó cambiar esa farsa y reconstituir de nuevo el sentido de patria con el carácter que le dio Bolívar en una nación más independiente y más justa. Patria también para los negros esclavos, para los pobres y campesinos, para el soldado, para las mujeres y los niños, pero acabaron con su obra y lo expulsaron de su país natal los oligarcas, y luego se dice que lo mataron en Santa Marta.
El verdadero defensor de la patria fue Chávez cuando quiso que la patria fuera socialista, una nación soberana de los imperios pero, sobre todo, soberana del capital y del capitalismo. No puede haber una patria que nos conmueva a todos mientras haya diferencias sociales, privilegios, ventajas para unos, y otros tirados al fracaso de la miseria, como pasa hoy en Venezuela ¿Qué pueden decir de esta Venezuela de privilegios los que ahora se ofuscan con la defensa de la patria madurista?
El presidente actual acabó con el sueño de Chávez de tener patria independiente y socialista. Maduro traicionó la revolución cuando su primer acto de gobierno fue mentir, falsificar el programa de Chávez para poder gobernar más cómodo y fácil con los capitalistas y oportunistas como sus aliados, y restaurar el capitalismo, la exclusión, los privilegios. El primer acto de gobierno fue retratarse con los empresarios privados y falsificar el plan de la patria, traicionar la herencia de Chávez.
¡Ahora el gobierno no está defendiendo la patria, se defiende él! – luego de que se diera cuenta que el capitalismo no tiene aliados incondicionales, que solo busca ventajas y ganancia, y no tiene por qué quedarse a su lado –. Pero el presidente debe decir públicamente a sus fieles que la patria está siendo mancillada, acorralada, atacada, debe confundirse con ella para poder conmover a los espíritus más distraídos. Sin embargo se trata de la misma patria que él destruyó al arruinar la esperanza socialista y convertirla en esta mueca, en la caricatura de gobierno que representa.
Otra mentira es creer que el presidente Maduro ha sido valiente ante los ataques del imperio. Ha sido, ¡eso sí!, un charlatán y un petulante. La historia de la relación de maduro con los presidentes del imperio ha sido francamente vergonzosa, un fracaso sistémico y personal. Ha querido y casi que suplicando el perdón por haber sido socialista y la anuencia del imperio para poder gobernar tranquilo su “capitalismo social” o como sea que se llame este despelote.
Pero así mismo, cuantas veces lo ha pedido lo han despreciado en las mismas oportunidades. Llegó incluso a solicitar un entrevista a un canal extranjero para que desde ahí pudiera acercarse más a Trump y hacer que lo oyera para que le dieran una cita en la casa Blanca, así fuera entrando por la puerta de atrás. Pero esa misma semana Trump le envió de vuelta más sanciones, económicas y personales. El renegado siempre es despreciado hasta por el enemigo.
Maduro ha sido el presidente más despreciado por Donald Trump, o presidente alguno norteamericano, y aún así, cuando puede, se postra, les “ofrece su mano para un diálogo sincero”, porque dice, para disimular su debilidad, estar convencido de que a los presidentes norteamericanos son engañados por sus asesores, que no saben que les mienten sobre la “realidad venezolana” ¿Quién podría ser más desubicado y petulante?
Para ser justos hay que decir que Maduro y su gobierno no ha cometido errores, él es el error, es el error de Chávez cuando creyó en su persona y en su inteligencia y lo llamó su sucesor.
Hay una diferencia tan acentuada de percepción de la realidad del país que uno llega a pensar que o es este otro país y otro gobierno, y uno está loco viendo miseria donde no la hay, o los locos son otros y no hay patria, nación, sentido de pueblo ni nada, el país destrozado por un gobierno inútil, que lo sufrimos a diario.