¿Unidad? La unidad para Chávez fue un medio para la conquista de un objetivo político más allá del poder de unos cuantos, el socialismo. No fue una “táctica” para sostenerse en el poder. Sin el apoyo franco de las mayorías Chávez hubiese renunciado a la presidencia. Redactar una nueva constitución, fundar una nueva república y sostenerla, fue un trámite para avanzar hacia el socialismo. La unidad es necesaria para apuntalar el poder de una nueva sociedad que está naciendo, concentrando y enfocando el mando político, civil y militar, pero hacia el logro de ese objetivo común, “unidad cívico militar” alrededor de un ideal. Unidad fue necesaria para pagar una gran deuda social a los parias, a los más necesitados y comenzar la marcha de la revolución socialista, una revolución espiritual, además de política y económica. Parece una tontería decir esto pero, sin un ideal existencial todo se pierde en inmediateces que no llevan a ninguna parte, que no sean a la vez mezquindades.
Para Chávez y los socialistas la unidad tuvo un propósito político ambicioso, pero peligroso para el capitalismo, que al ver que la “cosa iba en serio” reaccionó con furia hasta lograr acabar con todo y con todos, con la revolución, con el país, con los líderes verdaderos y con el entusiasmo de un pueblo esperanzado.
La unidad fascista
Para el madurismo (para Diosdado, para los Rodríguez, Carreño, Farías, ¡para el desaparecido Tarek El Aissami!, el otro Tarek y sus similares de TSJ), la unidad es complicidad, se da en torno a Maduro y el gobierno que lo acompaña, en un pacto tácito para usar el poder de forma personal. Sin embargo ese extravío político también significa un descuido (o miedo, o comodidad, o cobardía en casos extremos) de los políticos revolucionarios que aceptaron el chantaje de la disciplina, para no contrariar y criticar el desvío hacia la derecha de Maduro.
Unidad en torno a Maduro es: no hablar en público de Tarek El Aissami ni de los presos políticos maltratados por él mismo; es halagar a la iniciativa privada, apoyar las inversiones extranjeras sin controles y obligaciones con la ley; es defender las concesiones a consorcios privados, extranjeros y nacionales, del 10 % del territorio nacional en el Arco Minero, para su explotación y devastación. Unidad para el madurismo es votar a favor de la Ley inconstitucional de “zonas económicas especiales”, y la ley “antibloqueo”, que también viola la constitución. Unidad es no chistar cuando Maduro se roba las prestaciones sociales de los trabajadores con el cuento del bloqueo y las sanciones, mismos que no impidieron que la “rata sucia” de Tarek El Aissami y su clan hicieran desaparecer 25 MIL millones de dólares frente a nuestras narices, en solo tres años.
La unidad que reclaman los maduristas proviene del terror y del chantaje, para sostener la pirámide social que modela el capitalismo. Es fascismo. Al contrario del socialismo, esa unidad del terror es un disolvente de la sociedad, cada quien coge su camino para salvarse solo, vendiendo su alma por dinero sin importarles el fracaso del resto de sus congéneres, o migrando para venderla de la misma manera lejos de su casa.
El capitalismo es un monstruo que se lo traga todo. No existe una verdadera democracia mientras el país esté en manos de encantadores de serpientes y poblado de serpientes que comen conejitos y se comen entre ellas. Maduro representa el retraso de 100 años a una Venezuela colonial, y un gobierno que impone su ignorancia con fanatismo, sobre una población sembrada de delatores y medrosos. Puede ser que él crea que no es así, pero hasta ahora su mayor temeridad ha sido decir que su gobierno es chavista, socialista y obrero, porque, para todo lo demás le ha sido fácil complacer a los capitalistas, luego mentir, manipular y reprimir; sus políticas neoliberales no tienen razón de ser, son nefastas para las mayorías explotadas, nada tienen que ver con el socialismo, por eso mienten y mienten.
Sin resistencia política verdadera los tontos parecen vivos y fuertes, y la derecha pro gringa no se le resiste a Maduro, negocia porciones de poder con sus mensajeros, ¡son lo mismo!… Pero, a los socialistas nos tienen miedo, nos llaman radicales, ultras, trasnochados, cuando le descubrimos el alma y le hacemos resistencia.
El bloqueo y las sanciones han sido condiciones impuestas por EU para negociar la transición del poder con el madurismo, pero a éste poco le importó sacrificar a los más pobres, indefensos sin voz ni poder, siendo eso el precio a pagar al capitalismo para mantenerse en el poder. Maduro aplica la receta neoliberal de ahorrar en los pobres, para facilitar el saqueo de la renta petrolera por los tiburones nacionales y foráneos, fortalecer la acción privada, a sus aliados de Fedecámaras; economiza en gastos sociales porque así lo requieren los entes de crédito y los bancos internacionales. Para eso son útiles el bloqueo y las sanciones, para que Maduro afloje cada vez más país hasta que lo deje todo en manos del “colonialismo del siglo xxi”.
Patria socialista, o muerte.
La idea de una nación unida debe ser sobre caminos que confluyen, esfuerzos sociales que confluyen en la construcción de una sociedad justa y hermanada en la igualdad, sin esa condición no hay Patria, dando a cada quien según sus necesidades y exigiendo de cada quien según sus capacidades. Individuos igualados compensando las diferencias, ventajas y carencias, de manera que todos tengamos las mismas oportunidades, reales, de desarrollo espiritual y físico como personas. Alcanzar este objetivo es pagar la verdadera deuda social acumulada en siglos de injusticia, explotación y muerte, de exclusión social, de barbarie, y salvar no solo la patria sino también al planeta.
La unidad chavista se da en la marcha hacia la revolución socialista. Solo así se puede evitar que se afiance la barbarie capitalista y el fascismo, con un pueblo despierto, siempre movilizado defendiendo su revolución, sus conquistas, su hermandad. No existen opciones intermedias entre capitalismo y socialismo.
¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE!, ¡SOCIALISMO O BARBARIE!