Los clásicos estudiosos de lo bélico han dicho que la guerra ideal es aquella que no es percibida por el enemigo. Actúa sigilosamente, hace daño a la estructura física y espiritual del enemigo dejándolo inutilizado. Sólo tiempo después de su triunfo algunos pocos caen en cuenta que hubo una guerra y quiénes triunfaron y quiénes fueron derrotados. Dos ejemplos de este tipo de guerra son la Unión Soviética y China; sufrieron una guerra, la perdieron y aún hoy no la identifican.
Esta guerra experimental tiene un esquema básico que cambia y se adapta a las condiciones concretas. Para efectos de entendimiento, tratemos de ver los pasos del esquema básico, entendiendo que los pasos se superponen.
Un paso inicial es enfilado a la dirigencia del enemigo, el líder y sus más cercanos colaboradores deben ser neutralizados, sea de forma cruenta, o con halagos de diversos tipos.
Segundo paso fundamental, romper sus líneas de suministro, minar su economía, destruir sus soportes económicos. Someter a la población a penurias.
Tercer paso, sería el objetivo espiritual. Lo fundamental aquí es la fragmentación social, impedir que la sociedad se una alrededor de metas altruistas.
Cuarto paso, distraer a la población con metas subalternas, este paso equivale al camuflaje de combate, engañarla con objetivos ficticios. Estimular la competencia tras objetivos materiales, anular el idealismo, la solidaridad, el humanismo. Favorecer el tener sobre el ser, el egoísmo sobre el altruismo.
De esta forma, la sociedad víctima está derrotada estratégicamente, la nueva dirección de esa sociedad es sustituida por autoridades afines al triunfador que, agazapadas, esperaban su momento.
Este tipo de guerra se viene aplicando a las sociedades que en la guerra entre el futuro y el pasado, entre el humanismo y la barbarie, entre la vida y la extinción; toman partido por la vida, el futuro, el humanismo. O directamente dicho, se aplica a las sociedades que optan por el Socialismo, por el Cristianismo primitivo, el Humanismo. Es la guerra final, definitiva: el futuro de la Humanidad, de la vida planetaria, su permanencia o su extinción, dependen de quién triunfe.
Si nos detenemos punto por punto, entenderemos que esta y no otra es la guerra que sufre Venezuela, y comprenderemos que la primera línea en la defensa de la sociedad nueva es conocer el tipo de guerra que enfrenta, y reconocer que se está perdiendo. De esta manera, el asesinato de Chávez, la persecución a sus cercanos colaboradores, la destrucción de PDVSA y de la economía, el arrase de la organización social, su pulverización, la falsa guerra económica, el coqueteo con guerras distraccionistas, la guerra por el Esequibo toman otro carácter, se entiende que forman parte de un todo donde el Socialismo es derrotado.
La conclusión es clara, en la guerra final, definitiva, en contra del Socialismo triunfó, por ahora, el capitalismo; reconocer esto es tan importante como saber el tipo de guerra donde se perdió. Reconocer la derrota es el primer paso para recomponer fuerza y construir triunfos futuros. En este camino se debe recomponer la ideología, precisar que peleamos por el Socialismo, por una sociedad nueva, que ese es nuestro objetivo estratégico que debe signar todas nuestras luchas. Llevar estas ideas al resto de la población, nuclear una dirección, un apostolado, que dirija las acciones.
¡CHÁVEZ SOCIALISTA!