Un día como hoy, el 17 de julio de 2002, el Presidente Chávez, me designó como Ministro de Energía y Minas de su Gobierno. Eran momentos difíciles para el país, de desestabilización y violencia, donde el Gobierno Bolivariano y la Constitución recién aprobada por el pueblo, luchaban por sostenerse ante la arremetida de las élites y el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
Me desempeñaba hasta entonces como Presidente fundador del Ente Nacional del Gas (ENAGAS), creado en septiembre de 2000. Desde allí, pudimos detener la privatización del gas, que era impulsada por la vieja PDVSA, como parte del proceso de desnacionalización de la industria.
Luego, fui designado por el Presidente Chávez como Director Externo de la Junta Directiva de PDVSA, presidida por el Doctor Gastón Parra Luzardo. Ni el Doctor Gastón Parra, ni el entonces Ministro Álvaro Silva Calderón, pudieron hacer nada para detener la acción desestabilizadora de la vieja PDVSA en contra del Gobierno.
La meritocracia petrolera de la vieja PDVSA, tuvo un rol activo en los sucesos de aquel infausto 11 de abril. El Golpe de Estado, fue un Golpe Petrolero. Entre las primeras medidas de los golpistas, anunciadas por Carmona Estanga, estuvo la derogación de la recién aprobada Ley Orgánica de Hidrocarburos.
Las transnacionales, a través de la vieja PDVSA, exigían la derogación de esta Ley de la República, aprobada en enero de 2002, pues recoge los aspectos fundamentales del Control del Estado sobre el petróleo; y, la reserva que sobre la actividad petrolera establece la Constitución de 1999.
Recién designado Ministro de Petróleo, junto a Alí Rodríguez al frente de PDVSA, nos preparamos para enfrentar la desestabilización interna en el sector petrolero, convencidos como estábamos, de que la derecha insistiría en la desestabilización política y económica, directamente desde PDVSA. Con Chávez al frente, nos preparamos para enfrentar la nueva arremetida golpista, ahora desde PDVSA, para luego tomar esa Colina, que se había convertido en instrumento de las transnacionales.
Vino el Sabotaje Petrolero, la autoproclamada “meritocracia petrolera”, representada por la denominada “Gente del Petróleo”, paralizó y saboteó la industria, hasta que el Presidente Chávez renunciara. Nos correspondió a nosotros, junto a los gerentes y trabajadores patriotas, con el apoyo de la Fuerza Armada y del pueblo, reconquistar una a una nuestras instalaciones petroleras. Fue una batalla popular, que se libró en mar y tierra. Con el rescate del Pilín León, se inició el desbloqueo de nuestra costas; la lucha de nuestros trabajadores, liberando y recuperando nuestras áreas de producción de petróleo y gas, nuestra refinerías, terminales y plantas de procesamiento, fue una demostración ejemplar de patriotismo, impregnada del mismo espíritu revolucionario del 13 de abril.
Los que participaron en esta acción criminal, abandonaron por miles la empresa, se creían indispensables, querían colocar de rodillas a todo un país. Derrotamos el Sabotaje Petrolero y desalojamos a la “Gente del Petróleo” del control de la empresa. PDVSA, quedó destrozada. En enero de 2002, sólo producíamos 23 mil barriles día de petróleo, no exportábamos, no había ingresos, tuvimos más de 17 mil millones de dólares en pérdidas directas por la acción de la “Gente del Petróleo”; la economía nacional se había afectado enormemente por el Sabotaje Petrolero y el Paro Patronal de FEDECÁMARAS.
Pero estábamos en Revolución, teníamos a un Presidente de la estatura y el valor de Chávez; así es, que, en vez de negociar, pactar o hacer acuerdos secretos con los factores desestabilizadores o las transnacionales, pasamos a la ofensiva. No había dinero, pero había mucha conciencia revolucionaria y un renovado patriotismo, un fuego sagrado prendió en el corazón de los trabajadores, de los humildes.
En la empresa, entendimos que la prioridad era restablecer nuestra producción de petróleo, la operatividad de nuestras refinerías, producir combustibles para abastecer al mercado interno y volver a exportar petróleo para sostener la economía nacional. Lo logramos, junto a nuestros directores y gerentes patriotas, y el apoyo de nuestros trabajadores, y miles de jóvenes que se incorporaron a la empresa en las labores de contingencia; pudimos restablecer, para el mes de abril de ese año 2003, nuestras capacidades operativas.
Al frente de la Junta Directiva de PDVSA y en las áreas operacionales, estaban nuestros gerentes, técnicos y especialistas, todos provenientes de la empresa, comprometidos con el país, patriotas, con la capacidad y el conocimiento para manejar una industria de esta complejidad. Al Presidente Chávez, ni a ninguno de nosotros, jamás se nos ocurrió entregarla a los militares, a los factores políticos o a sus amigos. Había que actuar con responsabilidad y sostener al país.
El 10 de octubre de 2004, fui nombrado por el Presidente Chávez, como presidente de PDVSA. Ahora, sería, ministro y presidente. Teníamos que refundar la industria, convertirla en una empresa nacional de petróleo al servicio del pueblo. Mientras, sosteníamos nuestra producción y, todas nuestras áreas estaban operativas; colocamos, por primera vez en nuestra historia, la renta petrolera al servicio del pueblo; a partir de ese momento, de forma masiva, a través de las Misiones Sociales.
Con el control de la industria petrolera, estábamos en condiciones para iniciar la ofensiva por la Plena Soberanía Petrolera, había que derogar la Apertura Petrolera, restablecer el Control del Estado sobre la industria, hacer cumplir la Ley Orgánica de Hidrocarburos; y, recuperar nuestra ingreso fiscal petrolero abatido durante la Apertura, razón fundamental de la grave crisis económica que sacudía al país desde los 90.
En esta ofensiva, ajustamos las tasas de regalía de 1% a 16 2/ 3%, para los proyectos de la Faja Petrolífera del Orinoco; y, luego, modificaríamos la ley, para colocar todos los proyectos petroleros del país, a una tasa de regalía de 33,3%. Más tarde, revertimos la ilegal figura de Convenios Operativos, por medio de la cual, la vieja PDVSA, había cedido 500 MBD a los privados. Luego, ajustamos la tasa de Impuesto Sobre la Renta, del 16% al 50%, como establecía la Ley, para el sector petrolero. Se eliminaron las exenciones impositivas que se habían otorgado a las transnacionales. Se eliminó la política de descuentos al precio del petróleo. Se establecieron precios de venta, usando fórmulas, acabando con la discrecionalidad reinante hasta el momento. El Ministro de Petróleo, recuperó la Fiscalización Petrolera.
Combatimos de manera radical el secretismo, que estaba impuesto en torno al petróleo; por primera vez, publicamos e hicimos del conocimiento de todo el público, los Estados Financieros Auditados por KPMG en PDVSA, abrimos la “caja negra” de la empresa.
Nos sometimos a todos los mecanismos de control y supervisión del Estado Venezolano. Exponíamos al público nuestros resultados y políticas. No había nada oculto, no podría haberlo. En el área petrolera, tal como lo establece la Constitución, todos los contratos son de interés público.
Como Ministro de Petróleo, expuse ante la Plenaria de la Asamblea Nacional, nuestra Política Petrolera, los elementos fundamentales de la Plena Soberanía: una Política Nacional, Popular y Revolucionaria; que pondría al petróleo al servicio del pueblo.
Igualmente, entregamos al entonces diputado de la Comisión de Finanzas, Rodrigo Cabezas, todos los documentos que las transnacionales y PDVSA habían ocultado al país durante la Apertura Petrolera y denunciamos las irregularidades de este periodo. Estábamos restableciendo la transparencia en una gestión, estábamos rindiendo cuentas; y, le devolvíamos a la Asamblea Nacional, la memoria institucional.
Todos los contratos de las empresas mixtas que surgieron, eran sometidos a la discusión abierta de la Asamblea Nacional. No había ningún documento hecho a la medida de las transnacionales; nada hecho a la medida. Era un solo tipo de Contrato, del conocimiento público y aprobado por el Poder Legislativo, al cual, las transnacionales, se ajustaban o no. Era la Ley que imperaba.
En PDVSA, creamos los Distritos Sociales Petroleros y el Fondo de Desarrollo Social, a través de los cuales, en las áreas petroleras y en todo el país, la misma se involucraba directamente en la batalla contra la pobreza y la exclusión social. Nunca más la industria estaría de espaldas al pueblo, ni haría acciones filantrópicas, como si se tratara de una transnacional.
A partir de entonces, PDVSA contruiría escuelas, viviendas, hospitales, universidades, vialidad, electricidad, agua, como parte de la tremenda lucha de Chávez contra la pobreza. PDVSA no sólo sostuvo las Misiones Sociales, sino que, se hizo cargo directamente de mantener la Misión Barrio Adentro, y de conducir la Mision Ribas, en la cual graduamos a 1 millón de Vencedores y Vencedoras. Luego, nos tocaría coordinar y desarrollar la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde se hicieron, en 2 años y medio de gestión, 600 MIL VIVIENDAS, de verdad, verdad, para el pueblo.
Ésto lo sabía y lo veía todo el país. Las viviendas surgían en todo el territorio nacional, brotaban, como el maíz, como una siembra, acompañada del Vivir Bien de los venezolanos.
Luego, creamos PDVSA La Estancia, para hacer lo extraordinario en cotidiano, restablecer el equilibrio de los espacios para el beneficio del pueblo; llevar el arte, el entretenimiento y la cultura a todos los venezolanos, recuperar nuestro patrimonio cultural, que dejamos en pie en extraordinarias obras de arte en Plaza Venezuela, el Bulevar de Sabana Grande, entre otros más de 40 proyectos a nivel nacional. Eran los años de la Utopía de lo Posible!
Luego, PDVSA y el petróleo se convirtieron en la vanguardia geopolítica del gobierno nacional. Desarrollamos importantes Proyectos Estratégicos para el Estado Venezolano. Y ensayamos mecanismos de cooperación inéditos en el mundo. Petrocaribe que nos relacionaba con 18 países, en nuestro espacio geopolítico por antonomasia, y más tarde, nuestra mirada hacia el Sur: Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador. Fue con el petróleo que pudimos establecer relaciones estratégicas con Rusia, China y la India. Y suministrar a China y la India, segundo y tercer consumidores de petróleo del planeta, 600 mil y 400 mil barriles día, respectivamente, de petróleo. Todo ello, sin menoscabar el suministro de 1.300.000 barriles diarios de petróleo a los Estados Unidos.
Recuperamos para el país, los inmensos volúmenes de gas, que se encuentran en Costa Afuera. Era un gas que pensaban llevarse las transnacionales, a través del proyecto Cristóbal Colón. Pero a la vez, eran recursos naturales que se encontraban en Áreas Limítrofes todavía en disputa. Por eso, hicimos el Primer Proceso de Unificación de Yacimientos en este hemisferio, con Trinidad y Tobago, donde logramos establecer la propiedad de la República, sobre importantes yacimientos en toda la zona limítrofe de nuestro país, en ese territorio. Para ello, tuvimos que disponer de Plataformas de Exploración y Producción. Fue un trabajo intenso ante la posibilidad de que las transnacionales que operaban en Trinidad y Tobago, estuvieran drenando nuestros yacimientos. Así como, para entonces pretensiones de la Exxon Mobil de explorar petróleo en nuestra Zona de Reclamación en El Esequibo.
Igual hicimos en el Golfo de Venezuela, donde en áreas tan sensibles desde el punto de vista estratégico, logramos el descubrimiento del Gigante Yacimiento de Gas, el Perla 3X, junto a nuestros socios europeos.
La idea era que todo ese gas entrara al país, para lo cual se extendieron miles de kilómetros de gasoductos, que nos interconectan desde Colombia con el gasoducto Antonio Ricaurte, hasta el Norte de Paria, con el gasoducto Nororiental. Todo el país dispondría del gas para la petroquímica, para el sector eléctrico y para el consumo de nuestros hogares.
En 2007, nacionalizamos la Faja Petrolífera del Orinoco. El 1 de mayo de ese año, junto al Presidente Chávez, y más de 50.000 trabajadores petroleros concentrados en Jose, tomamos el control de estas áreas, donde luego certificaríamos las reservas de petróleo más grandes del planeta: 316 mil millones de barriles de petróleo. La existencia de esta inmensa cantidad de petróleo, era escondida por las transnacionales, su gran secreto, que, con la complicidad de la vieja PDVSA, pensaban llevarse del país, pagando solo 1 % de regalía o convertida en orimulsión, en el desarrollo de una política volumétrica, contraria al interés nacional; y a la política de la OPEP, de defensa del precio del petróleo.
En el seno de la OPEP, recién nombrado Ministro de Petróleo, mantuvimos una activa presencia, participando en más de 43 Conferencias Ministeriales, entre ordinarias y extraordinarias, reforzando la unidad interna de la organización que, había tomado un segundo aire, luego de la Cumbre de Caracas de 2000, convocada por el Presidente Chávez.
En la OPEP, nuestro país tenía todo el prestigio que habíamos ganado como miembro fundador, y por nuestra doctrina petrolera. En ese momento, nuestra postura se reforzaba, con nuestra política de Plena Soberanía Petrolera, que reafirmaban los Principios que dieron origen a nuestra organización, y el peso innegable que teníamos en ella; éramos el Cuarto país exportador mundial de petróleo. Teníamos cosas que decir. La voz de Venezuela era importante en el mercado internacional de petróleo.
En 2007, el Presidente Chávez proclamó el carácter socialista de la Revolución Bolivariana, y PDVSA estaba allí, a la vanguardia de esta necesaria transformación del país. Era una empresa poderosa, de 216 mil millones de dólares en activos, que eran de todos los venezolanos, recuperando plenamente sus capacidades operativas, con una producción estable de 3 millones de barriles diarios, con sus propios taladros y equipos, con su flota de transporte, con todas las Refinerías y Centros de Procesamiento de Gas trabajando a plena capacidad. Abastecíamos el mercado interno de 600 MBD de combustible y exportábamos 2,4 Millones de petróleo y productos.
En un período de 10 años, logramos ingresar al país, 700 mil millones de dólares, de los cuales, 500 mil fueron ingresos al Fisco en regalías e impuestos y 200 mil, fueron aportes al desarrollo social: Fonden y Fondo Chino, siempre resguardando los recursos presupuestados para las operaciones e inversiones de PDVSA, los cuales JAMÁS se tocaron: ¡habría sido una estupidez, matar la gallina de los huevos de oro!
Éstas son algunas de las cosas más importantes que hicimos en este período extraordinario de nuestro país, podría escribir un libro sobre todo esto.
Han pasado 20 años desde entonces. Como toda obra humana, tuvimos errores y aciertos; pero, creo sinceramente, que fueron muchos más los aciertos y los éxitos de este periodo, de nuestra política de Plena Soberanía Petrolera y gestión al frente del sector.
Ésto que digo, no sólo es verificable en los Índices Económicos y de Calidad de Vida de nuestro pueblo, sino que, fue una vivencia de toda una generación de venezolanos, que crecimos y avanzamos en el período de la Revolucion Bolivariana, durante el Gobierno del Presidente Chávez. Éramos el país del Vivir Bien, del que nadie escapaba, pleno de trabajo y oportunidades, con una economía en crecimiento permanente, de 300 mil millones de dólares de PIB, con una inflación controlada, con plenos Derechos Humanos, Laborales, plena vigencia de la Constitución y las leyes y del estado de Derecho.
Pero sobre todo, el bienestar durante nuestro período con Chávez y lo correcto de nuestra política petrolera, se puede contrastar con el desastre actual del gobierno de maduro. Un gobierno que actúa al margen de la ley, que viola los Derechos Humanos como Política de Estado, un gobierno profundamente anti obrero, que entregó el petróleo, el gas y nuestros recursos minerales, que cedió El Esequibo a las transnacionales, que encarcela cientos de trabajadores y militares, lanza opositores desde el décimo piso del SEBIN, mata prisioneros en tortura, o los deja morir en custodia. Un gobierno que ha arremetido contra el pueblo más pobre: más de 14 mil ejecuciones extrajudiciales, donde el fiscal general es un sicario, con un sistema judicial al servicio de grupos de poder.
Un gobierno que entrega el país en secreto, donde, nada más y nada menos, que el ministro de petróleo, negocia a escondidas con un gerente de la Chevron, la violación y derogatoria de nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos y la entrega de nuestro petróleo a las transnacionales por un puñado de dólares. Por la incapacidad manifiesta en el manejo de PDVSA y en el desespero de sostenerse en el poder, ceden la soberanía y entreganla patria.
A 20 años de haber sido designado Ministro de Petróleo, quiero reiterar mi homenaje y mi lealtad a Chávez, agradecer en nombre de todo el pueblo, su trabajo desinteresado y humilde a favor de los más pobres y de todo el país. Agradecerle, como lo hacía cada año, por la confianza de haberme delegado la posibilidad de dirigir el sector económico más importante del país. De haberme honrado con su palabra y sus reconocimientos públicos. De haberle salido al paso a tantos ataques y tantas infamias, reconociendo que era la cara visible, junto a Chávez, de un proyecto que nos había costado sangre, sudor y lágrimas: la Plena Soberanía Petrolera. Agradecerle su amistad y afecto, la ratificación permanente en mi cargo, y su anuncio de que sería su Ministro de Petróleo para el período de gobierno que iniciaría después de su victoria, el año 2012, su última gran batalla.
Tantos años y tantas cosas han pasado; pero, en perspectiva, quiero ratificar mi profundo compromiso y lealtad con Chávez, la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano.
Soy un militante revolucionario desde los 15 años de edad y heredé una conducta y unos valores de mis padres, consecuentes con las ideas honestas, progresistas y transformadoras del país. Soy socialista y soy chavista, y no reniego de ello, ni jamás lo haré. No lo hice entonces, cuando se movían en las procelosas aguas del egoísmo, aquello que se llamaba el chavismo sin Chávez o lo que Müller Rojas llamó el nido de alacranes, y no lo he hecho ahora, en estos terribles años de infamia, donde el madurismo, no solo traicionó el legado de Chávez, sino que acabó con el país y ha colocado a todo el pueblo venezolano a merced de los apetitos más bajos de los grupos que han asaltado el poder. Jamás seré parte del festín de estos hipócritas, ni guardaré silencio ante sus desmanes, así esto me cueste todo tipo de ataques y la más enconada persecución política.
Ese Fuego sagrado está intacto en mi alma. He pensado mucho en el país, en nuestro pueblo, sigo trabajando intensamente, y sé lo que tenemos que hacer para salir de este abismo, para restablecer nuestra industria petrolera, nuestra economía y las garantías políticas-sociales de los ciudadanos. Restablecer la Constitución y las leyes, volver a la Plena Soberanía Petrolera y al vivir bien del pueblo.
Pero, todo esto pasa, sin lugar a dudas, por derrotar al madurismo, por desalojar del poder a este grupo infame y entreguista que reprime y actúa con impunidad e indolencia, que ha convertido al fascismo en su conducta, que actúa con inusitada violencia contra todo el pueblo, que hace que las familias de jóvenes venezolanos, mueran ahogados en el Caribe, en Los Andes, o fallezcan de manera cruel en las selvas del Darién escapando de esta tragedia.
A pesar de todas las infamias, la persecución, el miedo y la amenaza, nosotros volveremos junto al pueblo, con la inmensa responsabilidad histórica de reconstruir nuestro país, restablecer nuestra soberanía y el derecho que tiene cada venezolano de decidir su futuro. ¡Venceremos!