Heredera de la gloria de Bolívar, custodio de nuestra Constitución, soberanía e integridad de la Patria. Antes que todo, quiero reiterar lo que ha sido una constante en mi actuación pública: mi absoluto respeto y reconocimiento a nuestra institución armada, a sus oficiales, personal profesional y tropa, a todos soldados de la Patria.
Siempre he sentido un profundo respeto por nuestros oficiales y soldados, por esa institución, fundamental para nuestro país. El 13 de abril selló en mí un compromiso especial con nuestra Fuerza Armada Bolivariana, con su esencia, se reivindicó en mí lo mejor de la tradición popular y heroica de nuestros soldados de la patria; pero, además, en lo personal, saldó una cuenta pendiente: con su acción quedaron atrás capítulos tristes de su accionar cuando, vulnerada en su razón de ser, levantó sus armas contra el pueblo pobre. Atrás quedó el terrible período de los Teatros de Operaciones, el Sifac, el DIM, el baño de sangre del Caracazo.
De la mano del Comandante Chávez, a través de su ejemplo, de la dura batalla que nos tocó librar junto al pueblo, fui conociendo a sus oficiales, de su carácter popular, patriota, Bolivariano. Conocí de sus aciertos, errores, fortalezas y debilidades. Para mí, como ministro del gobierno bolivariano, como militante revolucionario, no existían ya las divisiones entre el mundo civil y el militar. Fui testigo de la gestación de la unión cívico-militar, la alianza estratégica entre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el Pueblo.
El Presidente Chávez, extirpó de raíz, cualquier inclinación antipopular y autoritaria en el seno de nuestros componentes militares. Él sabía que estos elementos estaban muy arraigados en la formación de los oficiales, su conducta y práctica, por eso su predica era diaria, constante. Se restableció en el seno de la FANB, una doctrina propia, nacional, única: la doctrina Militar Bolivariana. Creo firmemente, que nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, es asiento de los valores que nos reafirman como un país independiente y soberano.
He conocido, trabajado y tratado, a través de todos estos años, a muchos oficiales, de todos los niveles, antigüedades, estratos y rangos: General en Jefe Pérez Arcay, General en Jefe García Carneiro, Almirante en Jefe Molero, Mayor General López Ramírez, Comandante Arias Cárdenas, General Müller Rojas, Comandante Castro Soteldo, Comandante Luis Reyes Reyes, General en Jefe Mata Figueroa, Mayor General Rodríguez Torres, Mayor General García Toussant, General Henry Rangel Silva, General Mayor General Carvajal, Coronel Carrizales, General en Jefe Padrino López, General Cliver Alcalá, General Rangel Gómez, General Carlos Alcalá, Mayor General Jesús Suárez Chourio, General Manuel G. Bernal, General Domínguez Forti, General Baduel, General Alí Uzcátegui, General Crístofer Figueroa, Mayor General Justo Noguera Pietri, Almirante Remigio Ceballos, General Milano Mendoza, Mayor General Carlos Osorio, General Jesús Zambrano, General Félix Osorio, General Ornelas Ferreira, Almirante Maniglia, General Hugo García Hernández, entre otros muchos oficiales que conozco, a los que pido excusas por omitir sus nombres, son muchos.
Los nombres los agrupé como me fueron llegando a mi mente, sin atender a las jerarquías (y no pretendo ofender a nadie), los intercale a propósito. Me faltan mas oficiales, fueron tantos años de trabajo, me faltan los muchachos que estaban con el Comandante, testigos de largas sesiones de trabajo: ayudantes, edecanes, la seguridad, los de comunicaciones, los de su ayudantía, los de Grupo Cuatro, Casa Militar, sus amigos, afectos, compañeros de toda una vida entregada a la carrera militar; no puedo mencionar, por razones de seguridad, a los soldados, los muchachos del 13 de abril que, cuando fueron dados de baja, tomé para mi seguridad.
Yo opté siempre por respetar mucho y ayudar al sector militar, entendiendo que era estratégico para la seguridad del país, del Estado Venezolano. Nunca me metí a los cuarteles, nunca me inmiscuí, a menos que el Presidente Chávez me autorizara o me lo pidiera. La orientación general que tenían todos los gerentes y jefes de PDVSA, del Ministerio de Petróleo, era ayudar a todos los componentes militares, sus instalaciones, su logística, sus condiciones de vida. Nunca le negamos ayuda o cooperación a nuestra Fuerza Armada. Ustedes lo saben.
En algunas ocasiones, el Comandante Chávez me asignaba tareas especiales, estratégicas, para aumentar las capacidades operativas de nuestra Fuerza Armada. Lo hicimos y de una manera exponencial.
Ni el Presidente Chávez, ni nosotros, concebimos a la Fuerza Armada Bolivariana para actuar al margen de la Constitución, ni las leyes. Él nunca violentó, ni permitió que nadie violentara, los códigos de honor, la moral y la ética de la Fuerza Armada. Protegía mucho la integridad moral de los oficiales y tropa.
Él borró de la cultura militar, la posibilidad de utilizar las armas de la República contra nuestro pueblo, ni contra el adversario político. Erradicó la represión como respuesta a los problemas o reclamos de la población. Se eliminó la “peinilla” y el uso de armas de fuego en las protestas. Cuando se recurría a la fuerza pública, ya era en el extremo de proteger al resto de la población de acciones violentas de cualquier grupo político.
Mas nunca se utilizaron los cuerpos de seguridad o inteligencia del Estado, para reprimir; mucho menos, encarcelar o perseguir al oponente político.
Estaba claro que, el monopolio del uso de la fuerza, de la violencia, correspondía al Estado, a la Fuerza Armada y organismos policiales, siempre ajustados a las leyes de la República y al principio de proporcionalidad de la respuesta, siempre defensiva. El Presidente Chávez no permitió de ninguna manera, que las armas de la República estuviesen en manos de civiles o de ningún tipo de cuerpo paramilitar o parapolicial, llámese como se llame. Su posición siempre fue muy firme y clara de rechazo a la posibilidad de que grupos distintos a la Fuerza Armada, pretendieran asumir las competencias y roles de ésta.
Por supuesto que, lo más importante de estos cambios en nuestros componentes militares, fue que nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, se impregnó de una elevada conciencia de su papel en defensa de las garantías sociales del pueblo, de nuestra soberanía, Constitución y leyes; de nuestro petróleo, recursos naturales, mares, selvas, llanos y montañas; de una actuación apegada a los más sagrados intereses de la Patria, del pueblo venezolano, la protección de los más débiles: nuestros pueblos originarios, los niños, los pobres; de amor a nuestra historia, a lo afirmativo venezolano; garantes del funcionamiento de nuestras instituciones, del imperio de la ley, la verdad, la justicia social, el respeto al ser humano, del honor; garante de la paz y correcto funcionamiento Republicano, de nuestra democracia protagónica y participativa.
En esa lista de oficiales, todos eran cercanos al Comandante Chávez, a todos los conocí y traté, hice amistad con mucho de ellos, con todos trabajé en un momento estelar de la patria, de recuperación de nuestra identidad nacional, de construcción de los pilares de un país más justo, inclusivo, con un futuro pleno para todos, trabajábamos para el pueblo, por los intereses sagrados de la Patria.
A muchos los conocí en la derrota del sabotaje petrolero, la reconquista de PDVSA; a otros, en la batalla contra la violencia y la desestabilización; a muchos más, trabajando para el pueblo, en las misiones, educando, llevando salud, construyendo viviendas, grandes proyectos en todo el país; otros me acompañaron nacionalizando la Faja Petrolífera, conquistando la Plena Soberanía Petrolera; trabajando en las innumerables tareas y responsabilidades que asumimos, garantizando la paz, los derechos y tranquilidad de los ciudadanos. Compartimos interminables jornadas de trabajo, discusiones, viajes, con el Presidente Chávez, éramos celosos en el respeto a la Constitución, a las leyes. Ambas instituciones hermanas, tanto la Fuerza Armada como PDVSA, éramos el soporte, el apoyo fundamental del futuro que se construía para todos, para las generaciones futuras, el sueño de Bolívar. Estábamos orgullosos de nuestro trabajo.
Reflexionando en todo ésto, no puedo dejar de preguntarles a ustedes, oficiales de nuestra FANB: ¿Cómo han permitido que lleguemos a este punto de deterioro y fragilidad de la Patria? ¿Cómo sus armas apoyan el atropello contra el pueblo, la entrega de nuestro petróleo, de nuestros recursos minerales? ¿Cómo es posible que con sus armas se mate a nuestros indígenas, se los desplace de sus tierras para entregar el oro, destruir el ambiente en el Arco Minero? ¿Por qué permiten la entrega del petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco, del gas de la Patria, la destrucción de PDVSA? ¿Por qué permiten que se entregue la soberanía sobre el Esequibo? ¿Cómo es posible que, en sus propias narices, actúen grupos paramilitares o parapoliciales que asesinen y repriman a Venezolanos, en los barrios, en las calles de las ciudades? ¿Por qué se vuelve a atropellar a los campesinos, a los pobres, como reclama el campesino del cometa rojo?
De esta lista de oficiales de la Patria, ahora muchos están dados de baja, unos expulsados, otros degradados; otros, presos, exiliados. ¿Por qué? ¿Quién ha fracturado la unidad, la integridad de este grupo humano de venezolanos, sin duda, todos patriotas? ¿Por qué ahora privan otros intereses, por sobre los intereses sagrados de la Patria, del Pueblo Venezolano, en el seno de nuestra Fuerza Armada Bolivariana? ¿Quién decide ahora, cuáles oficiales son patriotas o no, quiénes son “traidores” o nó, y con qué criterio? ¿Por qué ahora se exige jurar incondicionalidad a un grupo, a una persona; y no lealtad a la Constitución, a las leyes, a los intereses de la Patria?
En la actual disputa política, todos factores de poder tratan de mantener o ganar el apoyo de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Unos, para sostener este desastre, sus privilegios, sus grupos de poder; otros, para abrir las puertas a la injerencia extranjera, para restablecer sus privilegios anteriores. Ambos factores tienen sus propios intereses, económicos, políticos; ambos entregan la patria, la subastan, la saquean, sin importar la suerte del pueblo, solo quieren el poder.
El madurismo, les exige que guarden silencio y sostengan con sus armas a este gobierno antipopular, antinacional, malandro, que hace sufrir a nuestro pueblo, que lo degrada, lo empobrece, destruyendo las instituciones y empresas del Estado, entregando nuestro petróleo y recursos, debilitando a nuestra Patria. El gobierno vigila a nuestros oficiales, para ello usa inteligencia extranjera, que ustedes saben están en los componentes militares, en los organismos de inteligencia del Estado. Desconfían de nuestros oficiales, los persiguen, los hacen prisioneros, se les veja, los degradan, los hacen presos, ¿por qué? ¿Qué intereses defienden las armas de la Fuerza Armada Bolivariana? ¿Por qué? ¿A qué precio se sostienen pingües intereses, privilegios y delitos del grupo de gobierno? ¿Hasta qué punto el madurismo ha corrompido a algunos de los mandos militares entregándoles el petróleo, el oro, las empresas del Estado? ¿Y el Pueblo, el país, la Constitución? El madurismo sólo les ofrece deshonor, complicidad en la destrucción del país, ser verdugos del pueblo y guardar silencio ante la entrega de la Patria. Ésto no hubiese pasado con el Comandante Chávez. Ustedes lo saben.
La oposición, con su “golpe de mano”, su inmediatismo, su intolerancia de siempre, llama abiertamente a una invasión, quieren que ustedes restablezcan sus privilegios, abran las puertas de la injerencia, del saqueo. Sólo les ofrecen persecución, cárcel y revancha.
Ustedes oficiales y soldados de la Patria, tienen que reflexionar ante esta situación. Reúnanse, discutan, dejen atrás el miedo, eleven la mirada, tal como corresponde a sus altísimas responsabilidades, a su carácter popular y patriota. No dejen que otros decidan por ustedes. No sucumban al chantaje de la conspiración, de la invasión. Lo peor está sucediendo ahora. Cualquier violación extranjera a la patria la sabremos enfrentar juntos, con el pueblo. Pero no pueden seguir tolerando la entrega de la patria, el sufrimiento del pueblo, controlado por hambre y miedo, la represión y prisión para los patriotas presos, los perseguidos, exiliados, civiles, ministros de Chávez, trabajadores de PDVSA, oficiales militares, a los que ustedes conocen bien, que ustedes saben que son secuestrados políticos de Maduro y de los suyos.
Aquí no hay dilema, de lo que se trata, es de cumplir sus responsabilidades Constitucionales. Los han fracturado, degradado, están atrapados entre bandos en pugna que no tienen nada que ver con los intereses sagrados de la Patria, del pueblo. Ustedes son una de las pocas instituciones de la República que quedan en pié, herederos de la Gloria de Bolívar, la grandeza de los Libertadores de todo un continente, son los custodios del pensamiento Chavista y Bolivariano, de la Constitución, de las leyes de la República, de nuestra soberanía, de las garantías sociales del pueblo. La unidad cívico-militar, única posibilidad de sacar la patria del abismo para iniciar su reconstrucción, está fracturada, debemos restablecerla. Aquí tienen la mano, el corazón, las ideas, experiencia y capacidad de un patriota, que los respeta y que ustedes conocen. Volvamos al cauce de los sueños azules, Bolivarianos, tricolor, volvamos con el pueblo, con Chávez. ¡Venceremos!