La situación actual de asedio y violencia contra nuestro Pueblo y las instituciones del Estado Venezolano, revisten una gravedad y una intencionalidad que pareciera estar siendo subestimada por algunos sectores.
Ya en los meses y días finales de la vida del Comandante Chávez, el centro de sus preocupaciones eran las amenazas que se cernían contra nuestro pueblo y la profundización de los intentos desestabilizadores de la extrema derecha venezolana con sus aliados internacionales. Él siempre pensaba estar al frente de esta nueva batalla, aunque estaba consciente de su grave situación de salud, jamás rehuyó sus responsabilidades y nos instruyó, hasta sus últimas horas, quiénes eran los enemigos de la Patria y la preparación para hacerle frente a esta situación. No se equivocó el Comandante y hoy estamos frente a una situación de desestabilización que puede ser la antesala de un conflicto de gran escala en nuestro país.
Hablo con la responsabilidad y seriedad que me ha caracterizado en mis funciones al servicio del Estado Venezolano y de la Revolución Bolivariana, con la legitimidad que tengo en nuestro proceso político, con mis doce años como Ministro y estrecho colaborador del Comandante Chávez y la lealtad que he demostrado y seguiré demostrando en mi palabra y mi acción. Soy profundamente leal a mis convicciones revolucionarias y Chavistas, leal al Socialismo y al Pueblo Venezolano.
Por eso puedo decir, sin que se me acuse o se sospeche de cualquier interés subalterno o mezquino, mucho menos contrarrevolucionario, que subestimamos la situación que el Comandante nos alertaba. Es el momento de ajustar lo que haya que ajustar para salir victoriosos, garantizar la paz del país, la continuidad del proceso Bolivariano y la posibilidad de construir el Socialismo.
La extrema derecha venezolana ha tomado la conducción de una parte violenta e irracional de las fuerzas de la oposición, con una clara expresión del fascismo y una lamentable, pero muy peligrosa, subordinación a potencias extranjeras.
Estos sectores violentos no tienen liderazgo. Lo más oportunista de la dirigencia de la oposición trata de cabalgar sobre este fenómeno, para capitalizar a favor de su parcialidad política o su interés personal, los acontecimientos. Aparecen en las primeras etapas de las demostraciones de la oposición, para dejarse ver por la prensa, incluso estimulan a los grupos que ya están preparados para un enfrentamiento a que avancen y choquen con las fuerzas del orden público y luego, así de la nada, tal como llegaron, desaparecen y esperan a resguardo cómo va la cuenta sangrienta para luego volver a aparecer, esta vez ante los medios internacionales, pidiendo una intervención extranjera.
Quiero reiterar mi profundo sentimiento de rechazo e indignación por las muertes y asesinatos de jóvenes, estudiantes, músicos, transeúntes, trabajadores, policías, Guardias Nacionales. Los culpables, perpetradores, tendrán que rendir cuentas ante la justicia, pero los instigadores también.
¿Cómo es posible que en las redes sociales, voceros de la oposición llamen al asesinato de sus adversarios, a la persecución y la agresión incluso de niños? ¿Por qué no se toman medidas ejemplares al respecto? En cualquier país del mundo, aunque sea una amenaza o una instigación de este tipo, provocaría la actuación de los organismos del Estado. No se tolera. Pareciera que existen sectores interesados en desatar una espiral de violencia. No respetan ni a los muertos en el cementerio, insultan y provocan a las Fuerzas Armadas, atacan hospitales y servicios públicos del Pueblo ¿Qué pasaría si se desata y se sale de control una violencia generalizada en las calles? ¿Quién responderá por las víctimas?
Afortunadamente, las fuerzas del orden público están conteniendo los hechos violentos. Es su responsabilidad, preservar la paz ciudadana ¿Por qué los sectores que promueven la violencia insisten en pasar a zonas que no están permisadas, que están en paz, sobre todo las zonas populares? ¿A cuenta de qué insisten en ingresar a una base militar? ¿Qué están buscando? ¿A cuál irresponsable se le ocurre que pueden entrar a una base militar a quemar helicópteros, sin que eso tenga consecuencias? ¿En qué país del mundo esto se permitiría?
Nuestras Fuerzas Armadas han actuado con suma responsabilidad, no acuden con sus armas de reglamento, no tienen órdenes de disparar. Por ello se observan, se difunden y estimulan, imágenes de golpizas e intentos de asesinatos a miembros de las fuerzas del orden público. Se busca provocar una respuesta desproporcionada, un hecho trágico que alimente y justifique una intervención extranjera o el odio que está movilizando a algunos sectores. El Ministro de la Defensa lo ha dicho con claridad, las Fuerzas Armadas actuarán con el equipo diseñado para contener este tipo de hechos violentos y sancionar cualquier exceso, si lo hubiese. Lo que está claro es que ninguna autoridad ha aupado excesos ni actos de violencia, si estos ocurren, son igualmente condenables y repudiables, en cambio una oposición sin rostro la estimula, la promueve y la incita de una manera absurda.
Por otra parte, cuando los líderes de la oposición asisten a entidades políticas o gubernamentales en los Estados Unidos, Colombia, Brasil, Perú a pedir una intervención contra nuestro país ¿En qué están pensando? Esa actuación no tienen antecedentes en nuestra historia política ¿Han pensado en las consecuencias contra nuestra integridad territorial y nuestra soberanía? ¿Quieren un escenario como Libia, Siria? ¿Quieren destrozar al país? ¿Quieren que nuestros jóvenes soldados o civiles mueran bajo el terror de los paramilitares o fuerzas extranjeras? En cualquier otro país estos llamados de líderes de la oposición en el exterior serían sancionados por constituir traición a la Patria, espionaje o actuación a favor de potencias extranjeras.
Los líderes de la oposición acuden a instancias que saben que están comprometidas con su aventura, como el caso de la OEA. Pero cuando a su Santidad el Papa Francisco se le ocurre insistir en el diálogo y opina que la oposición está dividida, entonces los mecanismos de propaganda de la violencia, sus líderes de oportunidad y sus redes sociales, descalifican al mismo Papa, lo ofenden, lo insultan, lo maldicen, y ni siquiera la Conferencia Episcopal sale en su defensa. Perdónalos Dios, pero ellos sí saben lo que hacen.
Entonces, ¿De qué estamos hablando? ¿Por qué nuestro país debe seguir conmocionado por estos hechos de violencia? ¿Por qué la extrema derecha la estimula en esa lógica irresponsable de buscar un salto al vacío? ¿Qué le proponen al país que no sea o no pase por un ajuste de cuentas, violencia, venganza, fascismo puro? Es que acaso se les ha ocurrido que van a poder sacrificar al Pueblo, al Chavismo, nuestras instituciones, las Fuerzas Armadas Bolivarianas, la Nueva PDVSA, las Misiones, al Poder Popular sin ninguna respuesta ¿Sin violencia, sin desestabilización? Lo reitero: no lo permitiremos.
Mientras estos hechos tan graves suceden y la amenaza se concreta, pareciera que hay sectores que subestiman esta situación y se dan el lujo, o se toman la licencia, para desarticular los mecanismos de defensa de la revolución. Debo alertar, y lo digo responsablemente, que he observado con preocupación la afectación y el daño político que se está haciendo a instituciones e instancias de la revolución, espacios del Poder Popular, por problemas grupales u otros intereses subalternos. El desplazamiento de liderazgos naturales y formas de participación diseñadas por el Comandante Chávez para mantener viva la pasión y el compromiso revolucionario con el Pueblo, espacios conquistados por la Patria para mantenerse activados en defensa de las conquistas económicas, políticas y sociales, resulta muy peligroso y es una clara subestimación de las amenazas que confrontamos. Constituye un proceso de desmovilización y desarticulación que está poniendo en jaque las posibilidades de gestión del gobierno, la solución de los problemas de la sociedad y al fin de cuentas desmoralizar y desestimular a importantes sectores del Pueblo en momentos de dificultades y asedio a la revolución.
El proceso de despolitización y desmovilización de PDVSA por ejemplo, es muy peligroso y preocupante. Esta institución, creada por la revolución, por el Comandante Chávez, es fundamental para el desempeño económico y la solución de los problemas del Pueblo. Lo digo con pleno conocimiento de la empresa y sus trabajadores. Saludo a los trabajadores y trabajadoras de la Nueva PDVSA, mi reconocimiento permanente a su capacidad y compromiso, ellos son un bastión de la Revolución Bolivariana y no podemos permitir que los desmovilicen o desmotiven. Tienen que estar en la batalla por el socialismo, no permitir que la empresa se «corporativice» y solo se dedique a actividades del negocio, es una fuerza que no se puede desestimar, que es clave para la estabilidad del país. Imaginemos por un instante que en vez de tener a la Nueva PDVSA, Roja Rojita, tuviésemos a la vieja PDVSA meritocrática, y se lanzaran un sabotaje petrolero. No se puede desmantelar el ideario popular y revolucionario en PDVSA, hemos llegado al absurdo de una cacería de brujas y un desplazamiento de líderes naturales dentro de la propia empresa, que se ganaron su prestigio y su autoridad por su desempeño en la derrota del Sabotaje Petrolero y compromiso radical con las orientaciones y disposiciones del Comandante Chávez, incluso se ha llegado al absurdo de borrar y eliminar fotos como si eso cambiara la historia.
Debemos recordar que desde el inicio de este proceso de desestabilización económica y política, se enfilaron las baterías de la agresión contra la empresa, sus trabajadores, su moral. El mismo fascista que hoy llama a incendiar al país y derrocar al gobierno, enfiló toda su basura contra nosotros, acusando que PDVSA, la Roja Rojita, era una especie de cueva de ladrones. Nos insultaron y la falta de respuesta oportuna o el silencio permitió que esa matriz horadara la moral y desmovilizara a nuestros trabajadores. Hay que reimpulsar el socialismo y el compromiso con la revolución, no solo para marchar, sino para no ser indiferentes.
Lo mismo podría decir de la Misión Ribas, saludo a los vencedores y vencedoras, una de las misiones mejor articuladas y con capacidad de movilización, como se demostró cuando plenaron de forma combativa el Poliedro de Caracas con motivo de sus diez años. Pero además, tienen un liderazgo que lleva todo este tiempo fogueándose en el combate diario, y asumiendo las tareas de la revolución. Hay que mantenerla y recordar que el Comandante Chávez la creó fuera de la institución ministerial para que no fuera neutralizada por estructuras que llevan otros ritmos y prioridades.
Así, otras instituciones y espacios del Poder Popular a las que habría que apoyar, reactivar, reimpulsar, no permitir que se desvanezcan y llamarlas al combate y a la participación activa en defensa de la revolución y sus logros, ante la arremetida de los enemigos del pueblo; apoyar y hacer más efectiva la gestión del gobierno en la solución de nuestros problemas diarios, del día a día, con un fuerte contenido popular y revolucionario.
No será esa minoría violenta y anti popular de la oposición la que va a acabar con nuestra revolución, pero sí pueden provocar una espiral de violencia sin control en busca de la cuenta sangrienta, o un conflicto de gran escala si aquí se produce una intervención extranjera, quieren paralizar el país.
El Gobierno Bolivariano no puede permitir que se imponga la agenda de la violencia. A la vez de movilizarnos y defender nuestra Patria en todos los terrenos, nacional e internacionalmente, hay que trabajar de manera científica, precisa, con el Pueblo y los trabajadores en la solución de los problemas económicos que han deteriorado la situación o la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Es una coyuntura que sabremos resolver, es una tormenta, como nos dijo el Comandante, como lo dijo Chávez, pero tenemos los elementos y la experiencia para vencer. Pueden haber errores, se corregirán, es mucho lo que está en juego, es el futuro de la Patria ¡Venceremos!