La gente se pregunta, en todas partes, no sólo en Venezuela, sino en el exterior, cómo fue que llegamos a la situación actual, ¿por qué estamos como estamos?, ¿qué pasó? Voy a tratar de abordar este asunto, desde mi perspectiva revolucionaria y mis posiciones y responsabilidades asumidas durante el gobierno del Comandante Chávez, hasta mi salida.
Voy a referirme a elementos objetivos, aunque, por supuesto, no puedo desprenderme de mi subjetividad Chavista y revolucionaria. Nunca lo podré hacer, eso es lo que soy. Por otra parte, voy a seguir el mandato bíblico de reconocer mis propios errores.
La enfermedad y posterior fallecimiento del Comandante Chávez, nos sorprendió a todos, comenzando por sí mismo. El inicio de sus padecimientos estuvo rodeado de mucho secretismo.
Cuando alguien muy cercano se enferma y muere, sobreviene una etapa de negación de esta realidad. Nuestra condición humana y afecto por el Comandante, no nos permitió vislumbrar con objetividad el futuro sin él.
Asumimos la tarea de apoyarlo y trabajar el doble de lo acostumbrado, para aliviarle esos momentos de sufrimiento y con la responsabilidad fundamental de que todo funcionara en el país y sus instituciones, que no se produjera un caos, por su enfermedad y luego por su fallecimiento.
Acá reconozco ingenuidad de mi parte y creo que de otros compañeros del equipo de Chávez. No quisimos colocarnos en el escenario de su desaparición física, siempre pensamos que se recuperaría, en lo que a mí respecta, hasta el último día en que lo ví con vida ya en el hospital militar, en Caracas. Digo que fue un acto de ingenuidad, o más bien tiene que ver con nuestra condición humana, porque hoy, estoy seguro, de que otros sí lo estaban pensando e incluso, se estaban preparando para ello.
Comenzando por los tanques pensantes del gobierno norteamericano y sus agencias, quienes con base en información pública y filtraciones (que no sé cómo se producían), estaban monitoreando muy de cerca la situación del Comandante y siguiendo la trayectoria trágica e implacable de la misma, mientras, en paralelo, trabajaban en los escenarios de su desaparición, prepararon a la derecha venezolana para que tomara el poder, ya sabían que vendría una «tormenta» por su ausencia.
Por otra parte, en el campo del Chavismo, mientras la mayoría estábamos preocupados en trabajar muy duro y porque él salvara su vida, otros ya estaban pensando en su ausencia. Lo cooptaron, rodearon, se cerró un círculo difícil en torno a él, era difícil aproximarse. Llegado un momento es el mismo Comandante quien nos llama, me llama, para que estuviésemos a su lado hasta el final. Es como si él se hubiese dado cuenta en algún momento, que necesitaba romper ese cerco, llamar a algunos de nosotros para que lo acompañáramos en ese tramo final de su vida. Que pasó en esa etapa de cerco, sólo la historia lo dirá.
Había una cantidad importante de personajes políticos, hombres de negocios, sectores con intereses específicos, a los que el Comandante Chávez tenía a raya, a distancia, los había apartado del gobierno, de su apoyo político, los tenía distantes porque él sabía que estaban allí, tras bastidores, tras de algunos dirigentes políticos, apoyándolos y aupándolos, esperando su momento. Siempre estuvieron y el Comandante los iba apartando, tratando de construir su equipo, propio de él, de sus afectos y confianza, un equipo que no tuviese padrinos ni protectores, segundos planes, otras intenciones.
El Comandante Chávez siempre trabajó compartimentando el poder, nunca lo cedió a ningún sector, ni a una sola persona. Él conocía muy bien el origen del movimiento Bolivariano y sus características aluvionales, electorales, que él mismo no estaba forjado con base en una doctrina, sino en torno a su carisma. Por eso su empeño en subir el nivel de conciencia del Pueblo, su nivel de organización y participación, crear otras instancias político-sociales, crear el PSUV, dotarlo de una doctrina y una ideología. No le alcanzó el tiempo.
Él hablaba de pilares de su equipo, de su gobierno, del partido. Las Fuerzas Armadas Bolivarianas, en particular, el Ejército, la Economía, en particular, PDVSA, el Partido y el Poder Popular.
En función de ese esquema de equilibrios de poder y grupos, del peso específico de cada uno, sus áreas de trabajo y sus respectivos dirigentes, donde la mayoría eramos a la vez dirigentes del PSUV, el Comandante estructuró su gobierno y fue capaz de avanzar de manera eficaz en la conducción de nuestro país. Fue un esquema muy exitoso de trabajo, con él al frente como Líder y Jefe indiscutible de nuestro proceso.
Tenía la autoridad en el seno del Pueblo, del Movimiento Bolivariano, del PSUV, del Gobierno y el Estado, por su trayectoria, sus cualidades de dirigente y su asertividad en las decisiones.
En el pilar del área Económica, en particular, el Petróleo y PDVSA me ubico yo en lo personal y mi equipo cercano de trabajo, con la característica muy específica de capacidad técnica y conciencia política que siempre nos ha caracterizado.
Debo decir que jamás me aproximé al Comandante Chávez con otra intención que no fuera con la de apoyarlo en todo, ayudarlo, dar a la República, a mi país mi mejor aporte, trabajar e impulsar con mucha honestidad un proceso de transformación política verdaderamente revolucionario.
Mis razones son muchas, desde mi origen, mi historia, mis sentimientos, pero por, sobre todo, porque pasé y he pasado toda mi vida preparándome y estudiando para hacer una revolución socialista, porque creo en ello como nuestra única salida, nuestra única opción.
El Comandante Chávez me asignó y me iba dando más y más responsabilidades, cargos y posiciones, que por cierto, nunca pedí, pero que acepté y asumí con honor y con muchas ganas e ideas de cómo ayudarlo. Todas mis acciones desde el gobierno y desde el ámbito político han estado signados por mi lealtad al Pueblo, a Chávez, mi servicio al país y mi irreductible apego a mis principios políticos.
Fueron más de trece años a su lado y doce seguidos como su Ministro de Petróleo. Allí esta nuestra obra, para el escrutinio del pueblo, la historia pondrá las cosas en su sitio.
Algunas personas se molestan cuando yo menciono todo ésto, sin tener la grandeza de entender que nuestra obra y nuestro nombre está indisolublemente vinculada a la obra y al nombre del Comandante Chávez. Parece que ahora, la historia de Chávez y de sus más cercanos colaboradores, su obra y motivaciones está condenada al olvido y persecución. Pero no se puede truncar la historia, ni menospreciar el peso del Comandante en la conciencia y amor del Pueblo, que por cierto es lo único que mantiene a flote a todo ésto.
Pero lo que quería resaltar es que desde cada puesto, posición o responsabilidad que desempeñé para el Comandante Chávez, hasta mi última asignación como representante del país ante la ONU, siempre actué con beligerancia, con base en nuestros principios políticos, haciendo revolución, ayudando desde todos los espacios, desde el poder del Estado, Gobierno y del Partido, a las transformaciones políticas, económicas y sociales que todavía requiere el país. Sin cálculos políticos, personales, acomodaticios, egoístas, sin importar el tamaño y naturaleza del enemigo, siempre con Chávez, él daba el ejemplo y el apoyo para avanzar. Nunca creé que fraccionaran al Chavismo, nunca coloqué a nadie en otros cargos para «conquistar espacios de poder», siempre ayudé a todos que cumplieran sus objetivos.
Así, cuando fallece el Comandante Chávez, yo resulto incómodo para el nuevo Presidente, para su entorno íntimo. Yo era de Chávez y era de su equipo más duro y cercano, con una clara definición y conducta revolucionaria. Se impuso la tesis de que Nicolás tenía que diferenciarse de Chávez, que nadie le hiciese sombra, así lo hizo y ha sido un estruendoso fracaso.
Diferenciarse del Comandante Chávez, su programa, sus propuestas, su obra, su conducta, el ejercicio del poder, su legado ha sido el error fundamental del actual gobierno, error que está pagando caro todo el país.
Si gobernar un país como el nuestro y más aún después de una figura tan importante como la de Chávez, resulta difícil por sí mismo, haber hecho de lado al Comandante, ha resultado de una torpeza que sólo se explica, si es que se puede, desde los abismos de una personalidad insegura, inestable, manipulable y de la acción sistemática e influencia muy poderosa de sectores de poder, esos que siempre estuvieron allí, agazapados, que consiguieron la oportunidad de emerger, ocupar espacios y truncar la experiencia revolucionaria hacia un nuevo acuerdo, un pacto de supervivencia de un mal gobierno reformista, que por supuesto, tiene sus días contados, y que se ha convertido en una plataforma para el ejercicio del poder, que les garantice algún espacio político en el futuro y donde puedan evadir sus responsabilidad por todo el mal que han causado.
El colapso de la economía ya se causó y lo sufre el pueblo. El hecho de que el gobierno sacrifique todo para pagar la deuda, no quiere decir que la economía no haya colapsado ya. El gobierno se mide por los parámetros capitalistas, mientras pagues a los creedores no has colapsado, independientemente de lo que sufre el pueblo por la situación económica, que ni si quiera en los más terribles experimentos neoliberales, se ha producido: una inflación de 2600%, una devaluación de facto de magnitudes inimaginables, con un cambio oficial a 10 bolívares por dólar y un paralelo de 210 mil bolívares por dólar, unos precios que escalan en horas, un aparato productivo paralizado, una caída del PIB por tres años consecutivos a niveles de catástrofe, la imposibilidad de satisfacer las necesidades básicas, fundamentales del pueblo, la salud, la alimentación, la seguridad, los servicios. Los indicadores de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas muestran un retroceso con respecto a los del gobierno del Presidente Chávez.
El no mostrar estadísticas de ninguna cifra del desempeño económico y de nuestros indicadores sociales no sólo le resta credibilidad al gobierno, sino que impide la toma de correctivos y la planificación adecuada, pero además, es inútil esconder la cabeza como el avestruz.
El daño que se ha hecho a nuestra industria petrolera, a PDVSA es incalculable. Se ha actuado con improvisación e incapacidad, se ha actuado con ensañamiento contra una de las principales obras y creación de la Revolución. Nadie se cree el cuento de que PDVSA y sus trabajadores son una entidad corrupta e inmortal. Han utilizado el recurso de las acusaciones temerarias y detenciones arbitrarias, sólo para poner en las posiciones de control de la empresa a las personas de su confianza o grupo, personas sin capacidad alguna, sin calidad política. Cayó la producción en un millón de barriles de petróleo, nuestro sistema de refinación está colapsado, las finanzas manejadas sin criterio, ni conocimiento, ni transparencia. Se persigue a los trabajadores. Se ha provocado un éxodo de los mejores cuadros técnicos, de la juventud. Se maneja al trabajador de PDVSA como si la empresa estuviese ocupada. Los maltratan, los acusan, los persiguen.
Que insensatez, acabar con una empresa por querer controlarla, al precio que sea. Si querían controlar uno de los pilares de Chávez, la economía, el petróleo, PDVSA, lo hicieron, destrozándola. Se me parece mucho a la destrucción de Palmira por las fuerzas del ISIS.
Pero no es cualquier empresa. Es la principal empresa del Estado, el operador de la explotación de nuestros principales recursos: el petróleo y el gas. Se abre el camino para la entrega, para la entrada a saco roto de las trasnacionales, tengo más de un año advirtiéndolo y está sucediendo en este mismo momento, ante el silencio de todos, entre escándalo y escándalo, entre conspiración y conspiración, se desmonta la Política de Plena Soberanía Petrolera, la Política Petrolera de Chávez, de la Revolución.
Siempre se argumentó que el problema económico del país era causa de la caída del precio del petróleo. Eso no es verdad, ya tuvimos esos precios en el pasado con el Comandante Chávez, pero de cualquier manera, el precio ha subido 50% con respecto al año pasado y eso no se traduce en una mejoría de la situación interna. Ahora se dice que no son los precios, es la corrupción.
Según esta matriz, PDVSA es la única entidad del país, donde se produce este fenómeno detestable. Repito, no es verdad. Pero en todo caso: ¿dónde están las investigaciones en CADIVI, CENCOEX, la Tesorería de la Nación, la banca pública y privada, los ministerios ejecutores de obras, el FONDEN, el Fondo Chino, etc.? Allí están los intocables, señor Fiscal.
Pero ahora no es la corrupción, es otro «plan conspirativo» que se ha develado en PDVSA, en esta ocasión, para tumbar de manera deliberada la producción. ¿Hasta cuándo? ¿Por qué no asumen su responsabilidad en lo que sucede en el país? ¿Vamos a seguir de una conspiración a otra? Cada una más inverosímil que la otra, en todos los sectores, petrolero, eléctrico, alimentación, importación, producción y un largo etc. que nadie cree.
Por cierto, ahora la Contraloría General de la República anuncia una investigación en mi contra, adicional a las de Freddy Guevara y este señor devenido en Fiscal. Señala la notificación pública que dado que yo me desempeñé «… en el período como miembro de la Comisión de Contratación para la Procura de Bienes, Servicios y Obras de PDVSA…» Señor Contralor, no vaya a cometer los mismos errores del Fiscal por desconocimiento, tratando de cumplir la instrucción, cuyo claro objetivo es inhabilitarme políticamente. Usted debe saber que yo como Presidente de PDVSA nunca fuí miembro de ninguna Comisión de Contratación, ni de Procura de nada, no vaya usted por favor a caer en la lamentable situación de acusaciones basadas en Falsos Supuestos, como ha hecho el señor devenido en Fiscal con lo de la oficina de Viena.
El deterioro de la situación de Derechos Humanos en el país y la violación de los derechos fundamentales garantizados en nuestra Constitución, la presunción de la inocencia, el debido proceso, la inviolabilidad del hogar, es una alerta de a dónde hemos llegado. Jamás con el Presidente Chávez, tuvimos esta situación, de presos, desaparecido, allanamientos, hostigamientos, violación del debido proceso, confiscación del hogar, amenazas, órdenes de excarcelación que no se cumplen, etc.
Todo ésto compete al Fiscal, en vez de prestarse obsesivamente a una persecución política en mi contra, debería ocuparse de éstos y otros casos. Todos vimos el video de Oscar Pérez, le dió la vuelta al mundo, pidiendo la presencia de un fiscal según manifestaba, para entregarse, luego murió, aparentemente por la acción de un artefacto explosivo, que disparó alguien uniformado, también están los videos. Ésto no es nuevo en el país, durante la Cuarta República esa era la forma de actuar de los cuerpos policiales, de la DIGEPOL y otros, baste recordar el asesinato de «caraquita» en circunstancias similares en Petare. Si en ese momento hubiesen existido las redes sociales hubiese quedado su testimonio, o tal vez, el de Felipe Malaver, o los hermanos Pasquier. Lo malo de todo ésto, señor Fiscal, es que se está pareciendo mucho, a la Cuarta República y nadie dice nada.
En muchos aspectos, la actuación del gobierno nos ha retro traído a una situación de obscurantismo, asfixia, a un retroceso. Le han hecho la tarea a la derecha nacional e internacional, cuando meten todo ésto en un solo saco y lo llaman Chavismo, Revolución, Socialismo. Le han dado argumentos a la derecha, argumentos que nunca tuvieron con el Gobierno de Chávez, no porque ellos no lo quisieran, o ahora hubiese una «conspiración» nueva, nó, lo que pasa es que el Gobierno del Comandante Chávez nunca actuó de esta manera y cando algún exceso se producía, el mismo lo sancionaba de manera ejemplarizante, así destituyó jefes policiales o de cuerpos de seguridad y dió instrucciones muy precisas a las fuerzas del orden público sobre la manera de actuar, jamás interfirió con el Ministerio Público, ni ningún otro órgano del sistema de justicia, mucho menos en Tribunales, o en el TSJ, nunca juzgaba a nadie «a priori», en público. Era muy cuidadoso con tener su ética y la de su gobierno intacta, era una revolución.
Este gobierno no emociona a nadie, no transmite optimismo, no se vislumbra un futuro. Nuestros jóvenes, profesionales, estudiantes, obreros, todos, Chavistas, antichavistas, independientes, están saliendo del país a cualquier destino, en general les vá mal, los maltratan, explotan, ahora mueren. Es muy triste salir o estar fuera del país.
Yo quisiera poder volver a mi país, en este momento no tengo ningún tipo de garantías, sólo amenazas. Me retaba a que volviera el hermano de un gran amigo de mi padre, guerrillero, que vivió años fuera del país y en la clandestinidad por ser perseguido político, debería decirle al hermano que le cuente qué se siente.
Yo reto al Presidente Maduro a que me dé garantías para volver, que cese la persecución política en mi contra, la censura, que cesen las investigaciones que él sabe bien que son infundadas. Tendría muchas cosas que decir con relación a todas las operaciones de la revolución, pero yo soy un revolucionario y son secretos de Estado.
Si el Presidente Maduro me ofrece las garantías necesarias, entonces volveré al país para recorrer el camino de Chávez, para hablar con el partido, con los dirigentes, para hablar sin ser censurado. Hay posibilidades de revertir la situación y corregir el error fundamental, hay que volver a Chávez.
Si yo vuelvo al país, reto a Maduro a unas primarias, libres, con garantías, para definir quién hará frente al candidato de la derecha, quién será el candidato del Chavismo, puedo ser yo, puede ser otro compañero o compañera, pero creo que no puedes ser tú. Si insistes en mantenerte en el poder, a costa de lo que sea, se puede producir una fractura histórica en nuestro movimiento y nuestro país será presa de un largo y continuado proceso de desestabilización y caos, mientras el mundo y muchos países hermanos avanzan hacia el futuro.
El error Fundamental ha sido poner de lado a Chávez, volvamos al camino del Comandante, esta situación la podremos resolver a favor del pueblo, de todo el país, tenemos los recursos, las capacidades y la responsabilidad de intentarlo todo para salvar a la patria del abismo. ¡Con Chávez Siempre, Venceremos!