Llegan los barcos iraníes con combustible, así como han llegado de otras latitudes, en otras oportunidades, pero sin tanto alboroto. Me contento por el ciudadano que pueda abastecer su vehículo, camión, carro o moto con la gasolina o el diesel vital para su día a día, aunque el mismo aparentemente será pagado a precios internacionales, lo cual termina siendo un contrasentido para nuestro país petrolero.
Sin embargo, la llegada de esos buques son solo la expresión del fracaso de maduro al frente de PDVSA y del país, la realidad, que no se puede ocultar con uno, dos o tres buques, de donde sean, es que el gobierno de maduro acabó con la principal industria nacional, PDVSA, y ahora nuestras refinerías no son capaces de producir combustibles, ni para el mercado interno, ni mucho menos para exportar, como hicimos hasta el año 2014.
En nuestro período al frente de PDVSA, entre 2004-2014, NUNCA FALTÓ LA GASOLINA, y esta es una realidad que todo el país puede contrastar y recuerda claramente, nadie, ninguna tendencia de twitter, ni el aparato de propaganda del gobierno, pueden ocultarla. Los números están allí y la memoria colectiva también.
La única vez que nuestro país sufrió una escasez como la actual fue durante el Sabotaje Petrolero, diciembre-marzo de 2002-2003, cuando la gente del petróleo paralizó y saboteó las principales refinerías del país. Recuerdo que, en esa oportunidad, arribaron buques con gasolina de Trinidad y Tobago, Brasil y Qatar, combustibles por los que no se pagó nada, eran un gesto de solidaridad de estos gobiernos ante un hecho desproporcionado y a todas luces ilegal.
En esa oportunidad, la falta de combustibles se debía a la acción directa y así declarada por ellos mismos, de los saboteadores sobre el Sistema Refinador, querían derrocar al Presidente Chávez. Recibimos esa gasolina con júbilo, mientras nuestros gerentes y trabajadores (la mayoría de ellos hoy son presos o perseguidos de maduro) reactivaron nuestros Complejos Refinadores en apenas semanas, produciendo la gasolina, el diesel, gas y otros combustibles, a partir de allí nunca faltó la gasolina en el país, hasta ahora (desde el 2017), con la militarización e intervención de PDVSA durante el gobierno de maduro.
Pero hoy día la situación es completamente distinta, los buques iraníes vienen al país a suplir un combustible que no se produce, no por ningún ataque, ni sabotaje, sino por la incapacidad de maduro y sus 7 distintas Juntas Directivas que han estado al frente de PDVSA durante estos años, entre 2015-2020.
En estos momentos PDVSA no es víctima ni de un nuevo sabotaje petrolero, ni de una conspiración del mossad, como dicen algunas cretinas, ni de una conspiración preparada por el chavismo durante cinco años para afectar al país, como dicen los animadores de los programas de odio, aquellos que van pa`lante y pa`tras, depende quien esté en el poder.
NO, el pueblo no es pendejo, todo el pueblo sabe lo que ha estado pasando en PDVSA durante el gobierno de maduro, porque es lo mismo que ha pasado en el país: la voracidad, improvisación e incapacidad del gobierno han diezmado a nuestra empresa nacional de petróleo, PDVSA, la misma que se echó a este país al hombro durante 12 años durante nuestra gestión, la quinta empresa petrolera más importante del mundo hasta 2013, la que producía 3 millones de barriles de petróleo al día, la que generaba 1,2 millones de combustibles en el país para la demanda interna y para exportar, la que aportó 700 mil millones de dólares de ingresos petroleros al país y de ellos, 500 mil millones de dólares fueron al Estado en diez años como ingreso fiscal, la PDVSA Roja Rojita, la PDVSA del pueblo, orgullo del país, baluarte de la Soberanía.
El gobierno, en su afán de mentir, busca y mira a los lados tratando de señalar culpables de este desastre distintos a su gobierno y ya no encuentra, acabaron con los chavistas en PDVSA. A mi me exiliaron del país hace 5 años, tienen más de 100 gerentes y trabajadores presos, muchos del sector refinador; han perseguido y sacado de la empresa a personal clave que estuvo al frente de la industria desde los aciagos momentos del sabotaje petrolero hasta 2014, es decir, han sacado y diezmado a toda la dirección técnico-política que condujo a PDVSA durante 10 años, bajo mi gestión, durante el gobierno del Presidente Chávez.
De esa PDVSA Roja Rojita, capaz, consciente e invicta de mil batallas, ya no queda nada, solo ruinas, se han ido 30 mil trabajadores, los que quedan andan con su tragedia a cuestas, resistiendo, tratando de evitar que todo aquello se termine de desmoronar, pero no tienen el poder de dirigir, ni de criticar, so pena de terminar preso. En PDVSA nadie habla, nadie dice, nadie opina. A maduro ya no le quedan chivos expiatorios.
El gobierno ya no sabe qué decir o qué hacer en PDVSA, porque además, ya tienen 7 años en el poder, un poder absoluto donde han hecho lo que han querido, han actuado a sus anchas, han hecho lo que a maduro le ha dado la gana, y el resultado es este desastre: un país en bancarrota, en crisis profunda, la peor de nuestra historia, una economía destrozada, 4,7 millones de venezolanos que han abandonado la patria, salarios de 2,3 dólares mensuales, hambre, miseria, violencia y una industria petrolera, PDVSA, destrozada y ahora siendo rematada.
maduro, en vez de hacerse el pendejo, debería pedirle cuentas a quevedo, malpica, simón zerpa, sobre qué han hecho en PDVSA todo este tiempo; la Asamblea Nacional Constituyente y el PSUV deberían interpelar al gobierno, que les expliquen qué han hecho con nuestro Parque Refinador, la producción de petróleo y gas, las instalaciones, buques, taladros y toda la empresa.
Nuevamente los números no mienten, están allí, si el gobierno no los quiere ver es su problema, ha sido su actuación, pero el país debería verlos, entender las razones por las cuales ahora pasamos a ser importadores de gasolina y otros combustibles, teniendo allí un portentoso Complejo Refinador de 1,3 millones de barriles día de capacidad de procesamiento.
Por eso, es que la cuarentena y el Coronavirus le caen muy bien al gobierno, tienen a la gente metida en sus casas, presas del miedo, con hambre, sin luz, sin gas, sin agua, sin gasolina.
Es por esta razón que al gobierno le encantan los juegos de guerra, le sirven las sanciones norteamericanas, provoca a Colombia, moviliza unidades militares, hace fuegos pirotécnicos de manera irresponsable, puro aguaje de borracho. Están locos para que los EEUU hunda un barco, en provocar un incidente, hacen lo que sea para desviar la atención. A la oposición aventurera le cae de maravilla, con sus acciones irresponsables, sus mercenarios y paramilitares, el intento estúpido de que una docena de hombres que intenten desembarcar en Macuto y los matan, (no se sabe cómo ni a quiénes), o son capturados en traje de baño y con cara de asustados en Chuao, aventura que el gobierno pretende convertir en un nuevo “Bahía de Cochinos”, como sucedió en Cuba en 1961, la Cuba de Fidel y el Ché. El gobierno no tiene ni vergüenza, ni sentido del ridículo, porque están locos por construirse una épica que no tienen.
Todo lo hacen para ocultar la situación del país, el fracaso en toda la línea del gobierno de maduro. Un gobierno que no ha hecho nada bueno, que no tiene ningún mérito, ningún logro. Ante su fracaso, sigue entregando al país, el petróleo, el gas, el Arco Minero, nuestra Soberanía, nuestra moneda, nuestra economía, nuestras garantías sociales.
Con la llegada de los buques iraníes, que ojalá terminen de llegar y alivien un poco la situación de calamidad del combustible, tendremos lo que llamaban antes los abuelos “una alegría de tísico”. El problema es maduro, el problema de PDVSA y del país está en Miraflores. No es con maduro, no es con la extrema derecha aventurera e intolerante, no es con la injerencia extranjera que resolveremos nuestros problemas.
Una Junta Patriótica de Gobierno bolivariana, revolucionaria e inclusiva es la alternativa a este desastre y al fascismo. Restablecer la soberanía popular, el camino de Chávez, dejar atrás las mentiras, manipulaciones y la política con “p” minúscula. Es el momento de levantar la mirada, ver hacia adelante, dejar de lado el miedo, el conformismo, la apatía, el “por lo menos” (llegó el agua, tengo clap, tenemos luz, etc) y el conformismo. Venezuela merece un mejor destino que este abismo, este naufragio al que nos ha conducido el peor gobierno de nuestra historia.