Para enfrentar la crisis económica del país resulta vital comprender el comportamiento de los elementos y variables de la economía petrolera, sus impactos e influencia, como tituló el Dr. Bernard Mommer: La Cuestión Petrolera.
Debemos reconocernos como un país petrolero, tenemos las reservas más grandes del planeta. Gracias al Comandante Chávez y a nuestra política de Plena Soberanía Petrolera se logró este posicionamiento estratégico recuperando la Faja Petrolífera del Orinoco.
El Modelo Rentista Petrolero NO es creación de la Revolución Bolivariana, es una deformación impuesta por las transnacionales petroleras desde principios del siglo XX y acentuada por las clases políticas económicas que dominaron nuestro país hasta el advenimiento del Comandante Chávez.
En nuestra economía se ha instalado un capitalismo periférico, dependiente, atrasado, especulativo y ramplón. Las elites económicas del país, han hecho sus fortunas y acumulación de capitales en base a la apropiación de la renta petrolera.
Las consecuencias económicas y sociales del Modelo Rentista Petrolero, han sido devastadoras para el país, como se observa a simple vista en los inmensos barrios de nuestra Capital, otras ciudades y en el campo abandonado. Allí está la denuncia contundente: la exclusión, la desigualdad, el empobrecimiento de las mayorías, la negación, por la vía de los hechos, de los derechos fundamentales al Pueblo.
Por otra parte, una elite derrochadora, transculturizada, agente de las transnacionales y operadores políticos y económicos del Modelo Petrolero, con grandes fortunas, bancos, industrias chatarras y grandes riquezas, con sus vidas hechas en el exterior. Venezuela es la mina.
El Modelo Rentista Petrolero FRACASÓ desde los años ochenta, cuando colapsó estrepitosamente, en aquel terrible «viernes negro» que tendría su máxima expresión de violencia hacia 1989 con «El Caracazo». La Cuarta República ante su fracaso cedió a la presión de las transnacionales instaurando la nefasta Apertura Petrolera, dando el golpe de gracia a la economía y por ende a la supervivencia y viabilidad de la propia Cuarta República.
Las transnacionales petroleras entraron a saco roto y se apoderaron de la Faja Petrolífera del Orinoco. Ellos no vinieron a ayudarnos con la crisis, más bien la acentuaron, vinieron por el «lomito» en condiciones entreguistas que les dio la vieja PDVSA y la Cuarta República.
Cuando el Comandante Chávez asume el Poder, uno de sus postulados era restablecer el control sobre nuestros recursos naturales y empresas estratégicas, así está plasmado en la Agenda Bolivariana. Por supuesto, no se tenía certeza de cómo, puesto que la correlación de fuerzas aún era desfavorable y la instauración de la Apertura Petrolera había sido muy bien amarrada con un complejo andamiaje legal.
La Revolución inició el desarrollo de la política de precios en contra de la política volumétrica de la Apertura Petrolera. Para nosotros, países dueños y productores de petróleo, nos interesa un precio justo, para mantener nuestras propias inversiones y satisfacer las necesidades del Pueblo. A las economías industrializadas les interesa mayor volumen de oferta y un precio bajo para alimentar su maquinaria industrial y consumo. Por eso la primera acción política del Comandante Chávez en el sector fue fortalecer la OPEP y restablecer el precio justo de nuestro petróleo. Ni siquiera estaba planteado en ese momento superar el Modelo Rentista Petrolero, no, había que conseguir dinero para resolver los problemas de la extrema pobreza que azotaba al país.
Hay que entender que con un precio de 10 dólares por barril, no podíamos hacer nada. Por eso avanzamos con la banda de precios entre 22 y 28 dólares el barril, luego logramos estabilizar durante casi diez años el precio justo del petróleo. Era lo que había que hacer, lo imperativo y lo hicimos con éxito, pero no era suficiente.
No era suficiente porque las transnacionales en la Apertura lograron que se les entregara el petróleo con una tasa de regalía de 1%, sin pagar impuestos y los barriles se vendían a los EEUU con descuentos de hasta 40%. Es decir que, de cada cien barriles vendidos, al Estado solo le quedaba uno. De manera que, además de recuperar el precio, había que restablecer el Régimen Fiscal Petrolero, es decir la regalía, los impuestos y vender a precio de mercado, sin descuentos. Eso también lo hicimos, y lo hicimos bien.
Claro, solo lo pudimos hacer después de derrotar el sabotaje petrolero y con el surgimiento de la Nueva PDVSA. Se dice rápido, pero allí se nos fue la vida. Es uno de los mayores éxitos del Comandante Chávez y de nuestra Política Petrolera. La Política de Plena Soberanía Petrolera es un ejemplo para los países productores de petróleo, por ello el prestigio de nuestra Revolución y del Comandante Chávez en todo el ámbito petrolero internacional, en la OPEP, en los países hermanos de África y el mundo árabe.
Ahora, en Revolución, de cada cien barriles de petróleo producido y vendido por nuestra Nueva PDVSA, sin descuentos a nadie, el Estado recibe más de 33 barriles, se reciben impuestos petroleros del 50%, además de aportes extraordinarios y sociales. La Nueva PDVSA paga dividendos al Estado, ya no transfiere dinero al exterior en inversiones en los EEUU, ahora invierte en el país.
Durante diez años de la Plena Soberanía Petrolera, en el ámbito de los ingresos, entregamos al Fisco, todos los aportes al Estado, al desarrollo social, al FONDEN, etc, 480 mil millones de dólares. Un número extraordinario, nuestro trabajo fue concreto, claro, exitoso. Esa era nuestra tarea, a la luz de las dificultades actuales, se puede apreciar en retrospectiva la inmensidad de estas cifras. Esa es la magnitud de este negocio y de lo recuperado para nuestro país.
Hasta aquí, todavía sigue intacto el Modelo Rentista Petrolero, porque es que la prioridad, no fue modificar el Modelo, ni ahorrar, fue pagar la deuda social, con la urgencia de una tragedia.
Por ello, ya con recursos de la Política Petrolera, vino la ofensiva en lo social. ¿Acaso podía posponerse? Para el Comandante Chávez fue prioridad aliviar la grave situación económica y social de nuestro Pueblo. Por eso las Misiones: las educativas, de salud, la inclusión social, las viviendas, la alimentación, la cultura, los acuerdos de cooperación internacional. Todo eso fue con el ingreso petrolero, solo el petróleo podía sostener esta ofensiva impostergable. Y tuvo sus resultados concretos, abatimos la pobreza, la pobreza crítica, la exclusión, la inequidad, la desigualdad. No solo lo decimos nosotros, lo dicen las Naciones Unidas, la CEPAL, la FAO, entre otros.
Se dispusieron cuantiosas sumas de dinero en reconstruir al país en su infraestructura, transporte, telecomunicaciones, satélites, vialidad, universidades, aldeas universitarias, escuelas, cardiológicos, módulos y centros de diagnóstico y atención integral, hospitales, viviendas, teatros, espacios públicos, La Estancia, becas, sistema de orquestas, etc. Había que hacerlo, se crearon capacidades de servicio para el Pueblo. Fue solo después de garantizar lo social que se inició la ofensiva para comenzar a cambiar el Modelo Rentista Petrolero.
El primer paso fue la recuperación y adquisición de las Empresas Básicas privatizadas en los noventa, las empresas de cementos, las tierras y la inversión en infraestructura de la agricultura. Igualmente, se inició un proceso de creación de nuevas empresas del Estado, desconcentradas territorialmente, con nueva tecnología, nuevas prioridades, nuevas relaciones de producción, se comenzaron a transferir recursos y empoderamiento del Poder Popular, la economía comunal.
Es un esfuerzo titánico, no es de la noche a la mañana, se trata de injertos socialistas en un sistema todavía hegemónico: el capitalismo. Habría que hacer un balance, evaluar, corregir, insistir en el esfuerzo, retomar esta tarea puesto que es la dirección correcta, es la dirección del socialismo y del desarrollo nacional.
Habría también que hacerse la pregunta, ¿cuánto de este dinero se lo apropió la oligarquía, las élites tradicionales, las nuevas élites?
Nuestro sistema de bienestar social es vulnerable, dependemos del ingreso petrolero. El sector no petrolero no aporta divisas, el tipo de cambio no ayuda, mientras el dólar sea tan barato, siempre hay un incentivo para obtenerlo y venderlo mucho más caro, alimentando al paralelo y la especulación, distorsionando la economía, producción, precios, abastecimiento e inflación, mecanismo infame mediante el cual el capitalismo se apropia del trabajo
La caída del precio del petróleo nos impacta tremendamente, si le sumamos la caída de la producción de PDVSA en casi un millón de barriles en un periodo de dos años, entonces tenemos un efecto combinado que afecta las posibilidades de superar los problemas.
El precio del petróleo es una variable con ciclos de altos y bajos, normalmente marcados por acontecimientos geopolíticos o factores de la economía mundial.
Desde los años setenta, cuando la OPEP demostró ser capaz de establecer el precio del petróleo, la elite política norteamericana pregona el fin de nuestra Organización y despliega una estrategia de largo plazo para dividirla o controlarla, política o militarmente.
En los últimos años, la OPEP ha mostrado su división o su unidad en la acción, lo cual se refleja en el precio del petróleo. En los años noventa, producto de la crisis de las economías asiáticas, hubo una desaceleración y caída del consumo, aunado a esto, Venezuela, ya de manos de la Apertura Petrolera, comenzó una violación de sus cuotas de producción. Se impuso la política volumétrica, la Orimulsión y el llamado «petróleo sintético» abatiendo el precio del crudo. Cuando el Comandante Chávez asume la Presidencia el precio estaba a 10 dólares el barril y los grandes consumidores pregonaban, además del fin de la historia y las ideologías, el fin de la OPEP. Era la fiesta neoliberal.
En el 2008 alertábamos que había una crisis en ciernes en la economía norteamericana, la «burbuja inmobiliaria», que hacía que los especuladores financieros compraran petróleo a futuro, donde se tranzan millones de operaciones y barriles. La crisis estalló y nuestro precio cayó de 120 dólares el barril, en agosto del 2008, a 35 dólares en enero de 2009. De inmediato nos movilizamos en la OPEP, hicimos la reunión extraordinaria de Orán, Argelia, y decidimos recortar 4.5 millones de barriles diarios. A nosotros nos correspondió bajar nuestra producción de 3.4 a 3.036 millones de barriles días. Un recorte doloroso, de 364 mil barriles días, pero necesario. El precio volvió a los 90 dólares el barril hacia finales del 2009. La OPEP actuó unida y recuperamos el precio.
En el año 2012, la situación geopolítica en el Medio Oriente estaba muy enrarecida por el curso de la «primavera árabe». La guerra en Libia y Siria era el terreno de la confrontación política militar entre prominentes miembros de la Organización. Desafortunadamente, el imperativo militar y político se impuso al interés de nuestra Organización. Desde el Golfo Pérsico comenzó una sobreproducción de cerca de dos millones de barriles. Era motivo de preocupación de la OPEP y así lo manifesté en mis reportes, informes confidenciales (los cuales guardo) y mis declaraciones a la prensa, eran el 2012 y 2013.
A esta situación de quiebre de la unidad interna de la OPEP, se sumó el incremento vertiginoso de la producción de petróleo de esquistos, utilizando la técnica de fracturamiento hidráulico en los EEUU. La OPEP, siempre reportó el crecimiento de este fenómeno, igual hicimos nosotros en nuestros reportes e informes confidenciales y lo discutimos con nuestros aliados.
Como Canciller seguía atendiendo la OPEP, hice una gira por países petroleros: Rusia, Irán, Argelia y Qatar. De los intercambios de opiniones e información sobre el tema petrolero, me quedó claro, que estábamos a las puertas de otro colapso de precios, no por la producción de petróleo de esquistos, sino por la incapacidad de la OPEP de ponerse de acuerdo para defender el precio.
Por otra parte, en Viena promovimos una reunión entre México, la Federación Rusa, Arabia Saudita y nosotros para buscar acuerdo. El ambiente era muy tenso y nadie se movió de sus posiciones. Eran muy profundas las diferencias.
El exceso de oferta por la producción de petróleo de esquisto en EEUU se hubiese compensado por la caída de producción en Libia, Irán, Siria y México. En lugar de eso, varios países de la OPEP incrementaron su producción. Así lo señalé en mi último reporte e informe confidencial de la Reunión de la OPEP de octubre de 2014.
Hay que entender y manejar a nuestro favor esta realidad, el Petróleo. Recuperar el precio, captar la renta y luego hacer una distribución popular y revolucionaria de la misma. El carácter revolucionario de la distribución de la renta, viene marcado por construir, a partir de ella, una nueva capacidad industrial, productiva, del Estado, en ámbitos específicos. Crear las bases de una economía más equilibrada, donde el trabajo honrado, individual y colectivo, sea un mérito, una razón de vida, que prestigie.
Rescatar y mantener el Vivir Bien, el bienestar que Chávez le dio al Pueblo, trabajar hacia el socialismo, el único Modelo posible, el Modelo de Chávez.
¡Venceremos!