Este lunes primero de mayo se celebran diez años de la Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco. No es casual que sea así, en su momento quisimos que este acto transcendental para nuestra historia, se realizara precisamente el Día Internacional de los Trabajadores, el Día de la Clase Obrera.
Todas las acciones que desarrollamos con el Comandante Chávez estaban cargadas de un profundo simbolismo, puesto que tenían el propósito de crear conciencia. El Comandante Chávez todo lo hacía pensando en la conciencia que generaba, los códigos históricos de nuestra revolución están íntimamente ligados a nuestras raíces, origen patrio, épica y definición ideológica de un movimiento revolucionario Bolivariano y Socialista. Eso somos, eso queremos ser, por eso se inmoló el Comandante.
Nada era fortuito, cuidaba todos los detalles, todo era muy bien pensado, cada palabra en su contenido, como si le estuviese hablando a las generaciones futuras en las peores circunstancias y adversidades. Ahora se entiende claramente que nos habló siempre para el momento de las dificultades, hay que saberlo escuchar.
Luego de derrotar el sabotaje petrolero y una vez conquistada la colina, comenzó la ofensiva para desplegar la política de la Revolución Bolivariana: La Plena Soberanía Petrolera, una Política Nacional, Popular y Revolucionaria.
Su carácter Nacional estaba signado por el objetivo estratégico de recuperar el control soberano de nuestros recursos naturales, el Petróleo y el Gas, bajo control del Estado como representante del interés colectivo del Pueblo. Esto pasaba por tener el control de nuestras reservas, territorio, operaciones, recuperar lo que se había entregado a las transnacionales durante la apertura petrolera, refundar a PDVSA como una empresa del Pueblo, al servicio de los intereses del Estado, la Nueva PDVSA.
Se trataba de recuperar la propiedad, nuestras capacidades operativas, los ingresos, el precio, el marco fiscal, las exportaciones y la soberanía en decidir cuánto producimos y a quién le vendemos. Restablecer nuestro rol y liderazgo en el seno de la OPEP.
Su carácter Popular está definido por el destino de la renta petrolera. Una vez recuperado el ingreso petrolero, venía la definición de quién era el beneficiario. Ni para el Comandante, ni para nosotros, hubo duda: el Petróleo es del Pueblo. Se inició un proceso inédito y profundo de distribución popular de la renta petrolera. De allí fue que se pudieron desarrollar los programas sociales de la Revolución: la Misión Robinson, Ribas, Sucre, Barrio Adentro, Alimentación, Gran Misión Vivienda Venezuela, toda la infraestructura social, educativa, salud, casas de alimentación, espacios públicos, La Estancia, Consejos Comunales, Universidad Bolivariana, UNEFA, Transporte, la Defensa Nacional, Convenios internacionales con China, Cuba, Rusia, Petrocaribe. Es por ello que se pudo derrotar la pobreza y la exclusión.
El carácter Revolucionario de nuestra política tiene que ver con el Socialismo. Para pasar de un gobierno socialdemócrata a un gobierno revolucionario se deben modificar las relaciones de propiedad, trabajo y distribución; aumentar la producción en manos del pueblo, sin apropiación del trabajo de nadie, estar al servicio del interés colectivo, tener conciencia del deber social. Ese es el rol asignado a la Nueva PDVSA, Roja Rojita, por el Comandante Chávez: un poderoso instrumento de desarrollo y expansión de nuestras fuerzas productivas, de la clase obrera, generadora de conciencia que irradie a toda la sociedad, que su modelo se pudiese replicar a toda la capacidad industrial que la revolución ha rescatado o creado para el Pueblo. Por eso Chávez creó las filiales: PDVSA industrial, las fábricas de tubos, válvulas, taladros, astilleros, estructuras metálicas, plataformas, Gas Comunal, Agrícola, construcción, construcción de viviendas.
La nueva PDVSA no podía ser solo una empresa que produjera Petróleo y Gas, sin participar en el proceso político-social, porque entonces tendríamos, en cuestión de tiempo, una empresa petrolera como la Vieja PDVSA, como la Shell, Petrobras o cualquier otra entidad privada, de espaldas al pueblo.
Las características transnacionales del negocio petrolero requieren de un poderoso antídoto para mantener a sus trabajadores vinculados al pueblo, con conciencia de su papel histórico, con el único privilegio de servir a su país. Es una empresa altamente especializada, estructurada para operar, con grandes requerimientos de conocimientos, que exigen que nadie, ningún grupo o sector se apropien de ella, debe prevalecer el alto desempeño técnico, con nuevas relaciones de trabajo que permitan un proceso permanente de democratización pero sin crear el caos de grupos internos. Es como las Fuerzas Armadas, debe existir una estructura para operar basada en el conocimiento, compromiso, disciplina y experiencia. La Nueva PDVSA es del Pueblo y baluarte de la Soberanía y la Revolución Bolivariana.
La Nacionalización de la Faja refleja la capacidad y conciencia de nuestros trabajadores. Luego de comenzar el proceso de desmontaje de la apertura petrolera por allá en el 2004, con la recuperación del precio, ingreso fiscal y las áreas de producción que habían sido privatizadas a través de los convenios operativos, nos quedaba el sector más duro de las transnacionales: Los Convenios de Asociación de la Faja del Orinoco.
La IV República, AD y Copei, junto a la veja PDVSA, entregaron la Faja a las transnacionales durante la apertura petrolera. Ellos sabían que se trataba de la acumulación de petróleo más grande del mundo, pero lo escondieron, mintieron al país. Dijeron que era bitumen y nunca quisieron certificar las reservas. Habían logrado que la apertura les entregara la última gran provincia petrolera del planeta, alegando que no era petróleo, con regalías de solo 1%, sin pagar impuestos petroleros, sin que PDVSA operara, sin mayoría del Estado, sin control de las exportaciones, ni de los ingresos. Un desastre, el saqueo.
En el 2006, el Comandante Chávez había anunciado el carácter socialista de nuestra revolución. Él sabía que habíamos avanzado en el proceso de recuperación del sector petrolero, pero que nos faltaba el grupo más agresivo, estrechamente vinculado al imperialismo norteamericano: los Convenios de la Faja, llamados por la prensa nacional, como las «Asociaciones Estratégicas». El Comandante sabía que nos faltaba dar esa batalla final por nuestra soberanía, él manejaba sus tiempos.
Luego de la victoria electoral, estábamos el 8 de Enero de 2007 en el acto de juramentación de los Ministros de la Revolución para ese período, el período del Socialismo. El Comandante Chávez, luego de ratificarme como Ministro de Energía y Petróleo, me dio una instrucción en público, que se convirtió en el inicio de una ofensiva por el Socialismo: «Elimínese que empresas internacionales tengan el control del crudo del Orinoco… ¡NO! Eso debe pasar a la Nación».
Inmediatamente nuestro equipo político-jurídico del Ministerio comenzó a trabajar en el Decreto Ley de Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, el Decreto 5200 del 26 de febrero de 2007. Sabíamos que teníamos que cuidar los aspectos legales porque nos tendríamos que enfrentar a los arbitrajes internacionales.
La Movilización de los trabajadores petroleros fue crucial para la ejecución de la Ley. La Nueva PDVSA bullía de pasión y conciencia revolucionaria. Sabían que recuperando la Faja Petrolífera íbamos a ejercer Plena Soberanía sobre todo nuestro petróleo, que pondríamos fin a la entrega de nuestras riquezas.
Nos movilizamos desde las áreas de producción para concentrarnos en el Complejo industrial José Antonio Anzoátegui, conocido como Jose. Los equipos legales preparando las actas con el Ministerio Público, los operadores de otras áreas de refinación prestos a cualquier emergencia operacional, los muchachos de exploración y producción listos para controlar las áreas operativas en la Faja. Cuidamos todos los detalles. Buscamos una estatua ecuestre de Bolívar para colocar en la entrada del Complejo con una placa conmemorativa, allí debe estar.
Nos fuimos desde la noche anterior a esperar aquel primero de mayo histórico. El espectáculo era extraordinario, miles de trabajadores de la Nueva PDVSA apostados a las afueras de Jose, listos para recibir al Comandante Chávez que vendría en la tarde al acto. Los cuadros de dirección de la Nueva PDVSA estábamos allí, en primera línea con los trabajadores, cuidando los detalles y reportando al Presidente. Tarde en la noche me llamó el Presidente desde su Despacho, estaba con unos visitantes extranjeros y él les explicaba que estaba pasando. Como siempre, atento a todo.
Cuando se cumplió el plazo y comenzó el primero de mayo, entramos a las áreas e instalaciones que hasta ese momento estaban negadas al Estado. Fuimos a cada Asociación. Nos recibieron los obreros eufóricos, puesto que ahora eran parte de la Nueva PDVSA. Verificamos con el Ministerio Público y nuestros responsables, que se hubiese cumplido el traspaso como indicaban nuestras leyes. Hicimos actos simbólicos de cambios de cascos, los blancos, anaranjados y azules de las transnacionales, por los Rojos Rojitos de la Nueva PDVSA. Los muchachos responsables de las operaciones estaban todos en sus puestos y nuestros nuevos equipos de dirección operacional ya tenían control. No hubo ningún incidente, ni problema. Bajamos las banderas de las transnacionales y subimos el tricolor de las ocho estrellas. Los trabajadores taparon con grandes banderas tricolor las siglas de las transnacionales en los tanques de almacenamiento.
Estábamos en contacto con el Gobernador del Estado Anzoátegui, nuestro Compañero Tareck William Saab, a quien conozco desde que militábamos en el PRV-Ruptura y al cual expreso mi solidaridad en estos momentos.
Seguían llegando obreros desde las áreas más remotas, querían estar con el Comandante. Era un momento de máxima movilización y pasión, nos convocaba la patria y el Socialismo, era la nueva etapa de profundización de la revolución.
Cuando recibimos al Comandante nos trasladamos directo al acto mientras preguntaba todos los detalles, no dejaba de dar instrucciones sobre el futuro que se nos abriría con este paso histórico.
El espectáculo era extraordinario, cerca de cuarenta mil obreros desbordaron la gran avenida que conecta a todos los mejoradores y demás instalaciones del complejo industrial. Todo era una masa compacta, Roja Rojita, apasionada, bajo un sol radiantemente oriental, de llanura y playa. En la tarima, los Ministros de la Revolución, Dirigentes, Alto Mando Militar, Jefes de Componentes Militares, Junta Directiva de PDVSA, jefes operacionales, obreros: las fuerzas de la Revolución.
El Comandante me hizo el honor de antecederlo en la palabra con un mensaje a nuestros trabajadores. Allí, para mi sorpresa, me levantó la mano en un acto espontáneo y sincero de victoria y camaradería. Su discurso fue vibrante, puso en su justa dimensión el paso histórico que estábamos dando, la posibilidad de Socialismo, el rol de la Nueva PDVSA, el Petróleo como instrumento de liberación y redención de nuestro pueblo y la recuperación de la Faja Petrolífera como un acto de Plena Soberanía. El saludo a nuestros obreros y el realce de su papel histórico en la consolidación y profundización de la revolución y el Socialismo. Su discurso culminó con el paso rasante de nuestros aviones Sukhoi que simbolizaban el ejercicio de nuestra independencia.
Fue una jornada histórica. Invito a los trabajadores petroleros a recordar y revisar esos momentos, las tareas que nos asignó el Comandante Chávez en la construcción del Socialismo. Son ustedes custodios y defensores del legado del Comandante Chávez, nadie ni nada podrá arrebatarnos la Faja. Las transnacionales no volverán. Ahora que la derecha violenta arremete, se asoma el fascismo, ahora que no está Chávez y que el imperialismo cree acabada la patria de Bolívar, mañana primero de mayo los trabajadores deben jurar y reafirmar en su corazón infinita lealtad a Chávez, su legado, Faja Petrolífera, Pueblo y Socialismo. Así lo hicimos nosotros en los momentos de ofensiva y combate, así lo hemos hecho en los terribles momentos de su partida. ¡Venceremos!