Una sociedad, un país, requiere un mínimo de verdad para poder existir, sin esta cualidad, la sociedad se enferma en el alma, en la mente, enloquece alienada de la realidad. Esta condición se refleja en la política y se extiende a toda la sociedad.
En Venezuela vivimos uno de estos episodios de demencia social. Las elecciones resumen la patología. Se puede decir que en las elecciones ha muerto la verdad, no hay nada más falso que una foto de algún acto político del gobierno, abundan los trucos ópticos, la manipulación de videos. El discurso se afinca en la descalificación del adversario electoral, se le desacredita por su edad, por su estilo calmado, nada de fondo, se le construyen fallas y carencias, el gobierno se comporta como si de una elección de una reina de belleza se tratara. Se evita ir al fondo de la disputa, es que son lo mismo, capitalistas, se le huye a la valoración de la horrible gestión de gobierno, se inventan excusas y culpables.
La oposición, no se queda atrás, dicta cátedra de falsedad: El candidato en realidad no es el candidato, es una tapa, una mampara, el candidato es irreal, y cobija a una candidata que es también irreal. El 28, los ilusos, irán a votar por un candidato y en realidad lo hacen por una candidata, de ganar el candidato irreal, el presidente irreal será la candidata también irreal. Este embrollo no lo entienden ni ellos mismos.
Este enredo es el carácter del decenio madurista, un gobierno mentiroso que impregna a todas las actividades sociales de falsedad, la política resume esa característica, en las elecciones aflora esta condición, que nos califica como una sociedad enferma. Hoy, principalmente la lucha política es la lucha por la sanación de la sociedad, el rescate de la coherencia entre el discurso político y la realidad, la construcción de un gobierno coherente, en sintonía con la realidad y con la sociedad, dicho en directo, se trata del rescate de la verdad. La verdad es revolucionaria.
Las elecciones maduristas, con su carga de falsedad, no son opción para esta sociedad sufriente, al contrario son señales claras de la necesidad de un cambio profundo, que se refleje en la política. Es necesario salir del madurismo para volver al camino de la sociedad de la verdad, la coherencia entre el trabajo social y el bienestar de toda la sociedad y no su disfrute por una élite de enchufados, vampiros, alacranes y otras alimañas, el rescate, la construcción, de unas relaciones sociales basadas en el “con todos por el bien de todos” de Martí.
No son momentos de pañitos calientes, de remiendos, de parches, se trata de un giro radical, la solución a esta barbarie, no está en las elecciones bufas, está en fundar otro mundo, ya ese camino fraterno lo habíamos transitado con Chávez, recuperamos la autoestima de los excluidos de siempre, conocimos un gobierno amigo, y a un pueblo, a los desposeídos de siempre, conscientes de su fuerza y de su papel histórico, aquí en el país, y su papel en el destino de la humanidad. Por eso decimos, cada vez más convencidos, de la necesidad de volver a Chávez, allí está la solución.
!CHÁVEZ ES EL CAMINO!