Parafraseo el título de esa obra fundamental de nuestro Mario Briceño Iragorry «Mensaje sin destino», sólo que, a la luz de todo lo que ha pasado y el avance en la conciencia de nuestro pueblo de los principios y valores de la Revolución Bolivariana, este mensaje siempre tendrá un destino y un asiento en el alma del Pueblo.
Este mensaje es para ti, hombre y mujer del pueblo, para el humilde, trabajador, obrero, campesino, para los de abajo, para ti profesional, joven, soldado, hijo de esta tierra bendita, hijos de Chávez y Bolívar. Hijos de héroes, libertadores, soñadores, valientes. Para los que creemos en Chávez, los que seguimos su sueño, el de la posibilidad de un país libre, soberano, socialista.
Te escribo a ti, militante revolucionario, oficial de la patria, hombre o mujer honesto, esperanzado. Al que está luchando todos los días, para quien el trabajo es una pasión, un valor, una posibilidad de contribuir, al que todos los días va con sus problemas y sus esperanzas a cuestas. Te hablo a ti, al dirigente, al que conoció a Chávez, al que atendió su llamado, al que lo ha dado todo sin pedir nada a cambio, al que ha recibido la ayuda del Estado Revolucionario, al que salió del abismo de la miseria y la exclusión. Te hablo a ti, joven, al profesional, al estudiante, al que se fue, al que está comprometido con la causa Bolivariana, con Chávez, con su palabra.
Escribo al poeta, músico, pintor, artista, intelectual. Al vencedor o vencedora de la Ribas, el de la Robinson, el de la Sucre, al que construyó su propia casa en las brigadas de la Gran Misión Vivienda Venezuela, al trabajador y obrero petrolero. Al que ha recibido vida de la mano de Barrio Adentro, al que apuesta a que saldremos adelante, al que no tiene otra pasión, sino la de luchar por nuestro país, nuestro pueblo. Al habitante de esta tierra, haya nacido aquí o encontrado en nuestra tierra cobijo, protección, posibilidades de futuro. «A cualquiera en el mundo que sea capaz de indignarse ante una injusticia».
Quiero que sepas que he dedicado mis mayores esfuerzos y años de vida a acompañar y luchar por las ideas del socialismo y que así lo haré hasta mi último aliento. Soy un hombre convencido de que sólo el socialismo garantiza la paz, la justicia, las condiciones para una vida digna, para la existencia del ser humano en armonía con la tierra, con sus semejantes. Eso es lo que he sido y será siempre, nunca he renegado de ello, es en lo que creo en la vida.
Primero lo hice desde muy joven, desde la derrota de la izquierda, la lealtad a mi origen y la terquedad de creer y preservar nuestros principios revolucionarios, cuando a nadie parecía importarle, cuando todos eran indiferentes. Luego, con nuestro querido Comandante Hugo Chávez, cuando la Revolución Bolivariana prendió en el corazón del pueblo Venezolano, para nunca más salir de allí.
He trabajado con honestidad, desde las altas responsabilidades que me asignara nuestro querido Comandante, siempre a su lado, hasta su muerte, con una confianza ciega en él, su palabra, su obra, sus intenciones. Creo en él y defenderé su legado hasta el final y en medio de todas las dificultades que sobrevengan por ello.
Durante los doce años que estuve trabajando a su lado, en las tareas más complejas, enfrentando los intereses más poderosos, golpeando al gran capital transnacional y rompiendo las ataduras que mantenían a los más pobres en la miseria y la exclusión, jamás pensé en mí, ni tuve un cálculo egoísta o secundario. Lo hice al rompe, como necesita una revolución, sin estar pensando en las consecuencias personales, sin segundos planes, sin otros intereses, sin grupos. Como lo hizo Chávez.
Por primera vez en nuestra historia de país petrolero, un Presidente, el Comandante Chávez, convirtió al petróleo, que como él mismo decía, «fue un instrumento de dominación por casi cien años, en un instrumento de liberación de nuestro pueblo».
Me correspondió ser el Ministro de Petróleo y presidente de nuestra empresa en momentos de combate, ofensiva y construcción junto al Comandante Chávez. Siempre lo digo, no porque me envuelva la vanidad, sino porque para mí ha sido el mayor honor posible haber estado a su lado, combatiendo. Ahora se reniega de su obra, se pone en duda la justeza de lo hecho. Yo lo reivindico, estoy dispuesto a discutirlo y defenderlo donde sea.
Rescatamos nuestro petróleo de las manos de las transnacionales petroleras, de manos de una empresa «meritocrática», la vieja PDVSA, al servicio de la oligarquía, de intereses extranjeros y la pusimos al servicio del Pueblo. Creamos la Nueva PDVSA, empresa del Estado venezolano, instrumento y garante de la política de Plena Soberanía Petrolera. Una empresa poderosa, capacitada, popular, con todas sus operaciones restablecidas, donde sus trabajadores y trabajadoras han sido los protagonistas de esta hazaña, donde cada uno tiene su propia historia de heroísmo, lealtad, sentimiento patrio.
Una empresa del Pueblo, que no solamente ha sido capaz de producir todo el petróleo y gas requerido, captar los ingresos provenientes de la renta petrolera, sino que además y ésto, es tal vez lo más importante, desarrolló una ética, una mística, un compromiso con el país y con la suerte de nuestro pueblo, como probablemente no existe en el mundo en este sector. Los trabajadores y trabajadoras de PDVSA son el alma de nuestra empresa, de nuestro esfuerzo. Como dijo el Comandante Chávez en PDVSA se «respira patria».
Todo lo hecho, lo volvería a hacer, sólo que lo haríamos más rápido, con más urgencias, con más experiencia. Nadie sabía que el Comandante moriría tan joven, en medio de la batalla. Es como si el Padre de la Patria hubiese caído en la Batalla de Araure, en Carabobo. Ha sido un duro golpe para la Revolución Bolivariana.
Mi trayectoria al servicio del Estado y del Pueblo está allí, le corresponderá a la conciencia del país hacer las valoraciones pertinentes. He acompañado esta etapa de la Revolución con lealtad y cumpliendo el juramento que le hice al Comandante Chávez. Han pasado muchas cosas en este período, he tenido la disciplina y la paciencia. He alertado e insistido en las graves amenazas que se ciernen sobre nuestra revolución y sobre nuestra patria. Lo he hecho al Presidente, en privado, en el gobierno, en mis organismos correspondientes, en la dirección y en el Congreso del PSUV. Lo he discutido a todos los niveles, hasta que me vi obligado, ya que no era escuchado, a escribirlo, expresarme de manera pública, desde la ONU, donde fui asignado, separado del país, justamente por mis diferencias y mis críticas, siempre constructivas.
He asumido una posición disciplinada hasta el extremo de ya no poder más con la certeza de que vamos por el camino equivocado, de que hace tiempo que lo que está sucediendo en el país, no tiene nada que ver con lo que el Comandante Chávez quería, que al final de cuentas, ésto no se parece al socialismo. Nuestro pueblo ha sido sometido a los efectos de un paquetazo de ajuste, sin declararlo, sin querer reconocerlo. Estoy seguro que no ha sido la intención, no tengo por qué presuponer la mala intención de nadie, pero no es lo que el Comandante Chávez quería para nuestro pueblo. Hay que retomar su camino, porque si no, seguiremos perdiendo uno a uno los elementos más importantes de su legado, que deben traducirse en un sistema de gobierno que sea satisfactorio y gratificante para nuestro pueblo.
He sido sometido a un aislamiento progresivo, me fueron separando de todas mis responsabilidades, del país, impidiendo mi contacto con el partido, con mis queridos camaradas, apartado de mi sector de conocimiento y experiencia, el sector petrolero, de mis trabajadores, del pueblo. Ha sucedido de manera constante, implacable, lo he alertado a compañeros de la dirección del partido, en los que solo he encontrado la recomendación de tener paciencia, de esperar.
Mientras tanto se me ha sometido a un cerco, se pretende borrar la historia reciente al lado del Comandante, desapareces de las fotos, discursos, referencias, se borran documentos. Desaparecen las tesis, se desvanece la política, desmembrando equipos de trabajo, se persiguen compañeros, todo pierde su contenido revolucionario. Se han tejido círculos y círculos de opinadores de oficio y oportunistas de todo tipo, grupos sin calidad técnica ni revolucionaria. No se sabe de dónde salieron, ni por qué tienen tantas responsabilidades. ¿Cuál criterio prevalece?, bueno, que es de tal o cual grupo. Grave error que se comete en la conducción del país, sus empresas e instituciones. He ahí buena parte de los problemas de gestión del gobierno.
Lo triste es que no sólo ha sucedido en mi caso, uno a uno, los compañeros que estuvimos al lado del Comandante Chávez, de su gobierno, hemos sido desplazados, ha prevalecido una política de grupos y círculos de influencia que controlan todos los espacios de poder. Lo más terrible, es que en muchos casos, vuelven a los círculos de poder, personajes a los que el Comandante Chávez puso de lado, apartó de su gestión ¿por qué?, se suponía que luego de la partida del Comandante tendríamos un gobierno unido alrededor de su legado .
Tengo profundas diferencias con la manera en que se están conduciendo los asuntos del país, en la situación en que se encuentra nuestro pueblo, los problemas que padece. Increíblemente, estamos retrocediendo en pocos años en los índices sociales que fueron orgullo de nuestra Revolución y uno de los principales legados del Comandante Chávez. Ya eso no se puede ocultar.
La hiperinflación, la pérdida del valor de nuestra moneda, la imposibilidad de establecer una política monetaria, la incoherencia y falta de efectividad de las medidas que se anuncian y se vuelven anunciar sin que nada pase, la escasez, la inseguridad. La caída del Producto Interno Bruto, durante tres años seguidos que refleja la parálisis del aparato productivo nacional, la pérdida de 1.2 millones de barriles días de producción de petróleo en PDVSA, número alarmante que refleja los problemas de la empresa. Se ha producido una concentración de riqueza en pocas manos. El capitalismo, con sus mecanismos especulativos, sus herramientas para apropiarse del salario de los trabajadores, ha prevalecido. Si esta es una guerra económica, se está perdiendo.
A pesar de los esfuerzos que se hacen, con mucho trabajo, lo sé, para mantener las garantías sociales, los mecanismos que la Revolución diseñó y estableció para defender al pueblo, resultan ineficaces. Un ejemplo de ello ha sido el desmantelamiento del sistema de distribución de alimentos creado en el marco de la Misión Alimentación: Mercal, Pdval, Bicentenario, Casas de Alimentación. Hay que retomar los programas y las orientaciones del Comandante Chávez, tenemos un pueblo organizado, un poder popular, un partido, un Chavismo popular que sabe cómo hacerlo.
A partir de mi renuncia en la ONU, se me etiquetó como «traidor» y ahora como «corrupto», utilizando los famosos «robots» del tuiter y los acostumbrados palangristas y pranes de la política, una acción miserable. Utilizan todo el poder que tienen y del que abusan, para destruir mi nombre, mi trayectoria, mi trabajo. El problema que tienen es que atacan una de las gestiones más exitosas de la Revolución, una de las políticas, la petrolera, que golpeó de manera eficaz los intereses antinacionales para ponerla al servicio del pueblo. Una gestión cuyos resultados permitieron desarrollar los programas sociales, de infraestructura e inversión en el país, que nos dió más de diez años de crecimiento, estabilidad y prosperidad. Insensatos.
Me acusaran de ir contra la unidad de la Revolución. No es verdad, hoy mas que nunca creo y trabajo por la unidad del Chavismo y el campo Bolivariano, pero unidad en torno a los postulados de Chávez, de su legado, del socialismo. Sin imposiciones, sin persecución, sin chantajes.
No saben el daño que le están haciendo a la moral y la credibilidad de la Revolución en el seno del Pueblo, y más allá del chavismo, en el país.
Todo el país sabe que la Fiscalía no mueve un dedo sin instrucciones. Esta «investigación» es una retaliación por mis posturas críticas en mis artículos, por lo que estoy diciendo, lo que todos pensamos, pero nadie lo quiere decir, porque saben que les caería encima la persecución, el linchamiento moral y todo el peso de un aparato policíaco que ha JUDICIALIZADO la política, justo lo que hace la derecha y el reformismo en nuestra región, contra Correa, Lula, Dilma, Cristina, Glas. De esa «caja» que dice tener la Fiscalía, va a salir cualquier cosa, falsos positivos como los de la computadora de Reyes.
Tengo la ventaja de que mi gestión ha sido la más auditada y escrutada del país. Por los procedimientos internacionales y la regulación del Estado Venezolano, PDVSA es la única empresa pública del país que se audita todos los años, permanentemente, por firmas transnacionales certificadas mundialmente en el área de control. A partir de mi gestión, sus resultados se hacen del dominio público, son enviados todos los años a la Asamblea Nacional para su revisión, la Contraloría General de la República tiene una Dirección dentro de la Empresa, nuestras relaciones financieras y con nuestros socios nos exigen mostrar toda la documentación. Además, como toda Corporación existen distintos niveles de autoridad y delegación financiera, así como, Comités de Auditoría y Contratación en cada negocio y cada nivel organizacional y operativo. Invito a cualquier institución o empresa del país a someterse a este escrutinio.
¿Queremos hablar de corrupción?, entonces hagámoslo francamente y de una manera revolucionaria, ¿qué paso en Cadivi, en Cencoex, en los distintos Fondos del Estado, en las Empresas públicas, en el sector privado, en la banca, quiénes especulan con el mercado negro? ¿Cuáles son los grupos de poder que presionaron por mi salida de la vicepresidencia económica, cuando queríamos ponerle el cascabel al gato del mercado paralelo de divisas? El Capitalismo está podrido, la corrupción es inherente a sus mecanismos, muchos de los cuales siguen intactos para perjuicio de nuestro país.
Qué triste coincidencia entre los ataques contra mi persona y el discurso de la extrema derecha, de Freddy Guevara, contra la Nueva PDVSA y mi gestión al frente de la misma. Parece estarse estableciendo un nuevo pacto, donde los revolucionarios seremos sacrificados, y más allá de eso, pareciera estarse negociando nuestra política petrolera.
Yo lo que tengo es mi nombre, mi trayectoria, todos mis documentos perfectamente soportados. Nadie puede usar mi nombre, nadie me puede acusar de traidor o corrupto. Mis acusadores no tienen moral para hacerlo.
Los compañeros, amigos y mis seres queridos se preocupan por las consecuencias de mis palabras, de mis escritos, de mi acción política. Los quiero a todos, pero debo avanzar en defensa de nuestro pueblo, de Chávez y de nuestra Revolución. Ojalá tenga las condiciones para volver al país y defenderme de tanta infamia, no tengo nada que temer, sé que la derecha está de fiesta, viendo cómo se lincha moralmente a uno de los de Chávez.
Yo confío en el pueblo y en la Revolución. Siempre con Chávez. ¡Venceremos!