Entre los revolucionarios no puede haber dudas, siempre, en cualquier circunstancia, hay que estar de lado de los intereses del pueblo, junto al pueblo, con sus luchas, sus esperanzas, sus dificultades, en defensa de sus derechos.
Lo que ha venido sucediendo en Yaracuy y otras ciudades del país, es la consecuencia de una situación absolutamente insoportable; son los efectos de un paquetazo económico impuesto al pueblo con violencia, de una pésima gestión de gobierno, donde pareciera haber un concurso de incapacidades, y de la indolencia e ilegalidad con la que actúa la nueva élite política que detenta el poder .
El pueblo está cansado, no aguanta más, ¿cuánto más puede aguantar?
El gobierno impone, a sangre y fuego, su “nuevo” modelo económico, ya no es petrolero, porque acabó con la producción petrolera; ahora es minero-extractivo, dependiente de las remesas de la tragedia y explotador de los asalariados, de la clase trabajadora.
Esto es todo menos una revolución.
Como parte de su paquetazo, el gobierno dolarizó la economía, pero el trabajador sigue cobrando en bolívares; el cambio a la TASA OFICIAL se ubica en 414 mil 379 bolívares por un dólar, es decir, que el salario mínimo mensual y las pensiones se ubican en 0,91 centavos de dólar. ¿Cómo se puede vivir así?, ¿mantener a su familia, sus hijos, costearse la salud?; el costo de los alimentos está disparado, producto de “los acuerdos de precios” del gobierno; se necesitan 3 salarios mínimos para comprar un kilo de carne en 1,3 millones de bolívares, o un kilo de café en 2,3 millones, huevos en 820 mil bolívares, queso en 860 mil bolívares el kilo, y así con cualquier alimento básico, esencial, cuyos precios cambian cada día, en un proceso hiperinflacionario que expropia al asalariado de su trabajo.
No hablo, por supuesto, del país de los “Bodegones”, ni de la minoría privilegiada que gana en dólares y puede mirar hacia otro lado, hablo del ciudadano de a pie, del pueblo.
De acuerdo a los índices de la ONU, el 96,2% de los venezolanos está en situación de pobreza y un 79,3% sufre una pobreza extrema. De los países de la región, Venezuela es el país más pobre y el segundo más desigual, con un índice de Gini de 51,0. Es decir, TODOS los que habitan el país hoy día, son más pobres que hace tan solo 7 años: profesionales, profesores, trabajadores, campesinos, los pensionados; la clase media, es ahora clase media baja, y los trabajadores y los campesinos sufren pobreza extrema.
El colapso de los servicios públicos es consecuencia directa del asalto del madurismo a las empresas del Estado, la militarización de las mismas, las cuotas de poder en que se convirtió cada empresa de servicio público: PDVSA, Corpoelec, las hidrológicas, el transporte, la telefonía. Nada sirve, todo está en ruinas. La absoluta falta de gasolina en el interior del país es acompañada con horas y días de apagones permanentes, sistemáticos; es un país incomunicado, sin transporte urbano, ni de larga distancia, ni aéreo, sin telefonía fija o móvil, sin internet. El gobierno, indolente ante lo que sucede, solo responde con excusas y hace caso omiso a las reclamaciones de los usuarios. El pueblo está harto de tanta incapacidad e indolencia, por eso sale a la calle.
Ante esta situación, la respuesta del gobierno es la represión.
El gobierno ha establecido la represión como respuesta automática ante los reclamos del pueblo. Lo hace, bien sea con la Guardia Nacional, la PNB, el FAES, las policías, estatales o municipales y las fuerzas parapoliciales o bandas armadas, ahora llamadas “colectivos”, tal como hacían los adecos en los años ‘60 con la SOTOPOL.
Este gobierno ha restablecido la represión como respuesta a los problemas y justos reclamos de la población, la misma práctica que tanto criticamos en la IV República, la cual muchas veces queda en pañales ante la respuesta brutal y violenta de las fuerzas militares y policiales del gobierno. Ya no hay respuestas positivas, no hay propósito de enmendar o corregir, ya no hay ni revisión, ni reimpulso, ahora lo que hay, es plomo.
Las imágenes de la represión generalizada en Nirgua, Yaritagua y otros municipios, tradicionalmente chavistas del estado Yaracuy, la presencia de tanquetas y fuerzas de la Guardia Nacional en Puerto Ordaz, de personas armadas con fusiles, amedrentando a la población en otros estados del país, el llamado a marcar a quienes reclamen, la actuación de represión política selectiva del FAES y las órdenes de captura emitidas por tribunales contra dirigentes populares, como el caso de la dirigente campesina Isabel Granados en Mérida, solo confirman lo que las agencias de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han denunciado en informes y reportes contundentes: en Venezuela, durante el gobierno de nicolás maduro, la violación de los DD.HH. se ha convertido en una política de Estado.
El pasado 15 de septiembre la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos (Fact-Finding Mission) del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, presentó su primer informe sobre la violación de los DD.HH. en Venezuela y la perpetración de Crímenes de Lesa Humanidad.
En un informe demoledor y crudo, se establece que en el país se han cometido Crímenes de Lesa Humanidad y que las más altas autoridades del Estado venezolano –el presidente maduro, ministros, oficiales militares y el fiscal general de la República tarek william saab– tienen responsabilidad personal y directa en la comisión de estos crímenes por lo que se recomienda la apertura de investigaciones penales. Siendo que Venezuela ratificó la firma del Estatuto de Roma en el año 2000, corresponde que esta actuación la lleve a cabo la Corte Penal Internacional.
Igualmente, el pasado 14 de septiembre la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, rindió una actualización oral del informe sobre la violación de los DDHH en el país, que presentó en el mes de julio, documentando el accionar del gobierno, la fiscalía y los cuerpos policiales y militares en la violación de los Derechos Humanos.
Son actuaciones contundentes de dos organismos del sistema de las Naciones Unidas, responsables de velar por el respeto de los Derechos Humanos en el mundo, denunciando y documentando la violación de los DD.HH. en el país. Triste récord, o prontuario, para este gobierno; no sólo ha destruido el país y sumido a nuestro pueblo en la miseria y desesperanza, ahora pertenece al grupo de gobiernos criminales en el seno de la Comunidad Internacional.
maduro volvió a restablecer la represión contra el pueblo como patrón de actuación de los cuerpos militares, policiales y organismos de seguridad del Estado contra el pueblo. Estas prácticas, características de la IV República, habían sido erradicadas por el gobierno del presidente Chávez, los mandos militares seguro recuerdan las instrucciones precisas del presidente Chávez en cuanto a NO REPRIMIR LOS RECLAMOS POPULARES, aboliendo el uso de la famosa “peinilla” y el uso de armas de fuego en las manifestaciones, mucho menos permitía la actuación de grupos parapoliciales o bandas armadas.
Ni maduro, ni guaidó.
Un sentimiento generalizado en el país, es el rechazo a la actuación de los políticos; que, en su disputa por el poder, lo que han hecho es utilizar y manipular al pueblo, en beneficio de sus mezquinos intereses, sin importarles para nada la solución a la profunda crisis que atraviesa. El pueblo está cansado de maduro y guaidó.
Por un lado, maduro es identificado por la población, como el responsable directo de los problemas y el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos. El pueblo no se deja engañar, a pesar de los inmensos recursos de propaganda y manipulación que ha empleado el gobierno en tratar de “lavar” la imagen de maduro, apelando a mil y unas excusas, además de apelar al chantaje y la manipulación con la figura y recuerdo del presidente Chávez, la gente no es pendeja.
Todos saben que este país no estaba así con Chávez, sabe que maduro ha cometido graves errores en la conducción del país; y que su gobierno se entregó a los intereses de una nueva élite política económica, que ha arrasado con la obra de la Revolución Bolivariana y con todo el país. No queda nada.
Por el otro; guaidó clama por una intervención militar de fuerzas extranjeras en nuestro país, invocando la “Responsabilidad de Proteger” de la ONU. En un mensaje que fue una burda manipulación mediática al hacer creer que la misma se produjo en el marco del periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas (la plataforma de comunicaciones de la ONU, está reservada solo para Jefes de Estado o altos representantes de gobiernos reconocidos por el organismo), se invoca un “principio” que no existe.
La solicitud que hace guaidó para que nos invadan, además de inaceptable, no existe como mecanismo establecido en la ONU . La “Responsabilidad de Proteger”, no es un principio equiparable con los principios de la Carta de las Naciones Unidas; entre ellos, el respeto a la Soberanía. Se trata meramente de una noción política controversial que no goza del consenso. La “Responsabilidad de Proteger” feneció, luego de la intervención militar de la OTAN en Libia.
En el año 2017, los países promotores de esta iniciativa, lograron que ésta se discutiera en la ONU; las discusiones se desarrollaron en la Cuarta Comisión de la Asamblea General, en la cual yo era presidente, luego de haber sido electo en el seno de la misma, para ese periodo de sesiones, en el debate: la propuesta no contó con el apoyo, ni el respaldo de los países miembros de las Naciones Unidas.
Cualquier acción de fuerza, debe ser aprobada en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU. Durante nuestro desempeño como miembros del Consejo de Seguridad, entre 2015-2016, participamos en varias discusiones por los intentos de miembros permanentes del Consejo, de intervenir en Siria invocando este principio, sin éxito alguno. Ninguno del resto de los países allí representados, incluyendo Rusia y China, estuvimos de acuerdo.
Pero lo peligroso e inaceptable es invocar la guerra o la invasión como salida a nuestros problemas, más bien, sería entrar a otro infierno del que después no podremos salir. maduro instiga la guerra con Colombia y guaidó pide intervención extranjera. Están dispuestos a acabar con el país con tal de mantenerse o tomar el poder. ¡No señores!
Pueblo, trabajadores, campesinos, soldados, ¡una sola lucha por recuperar la Patria!
Ante los reclamos populares y los sucesos en Yaracuy y otros estados del país, el gobierno guarda silencio, solo reprime. Sus voceros, desesperados, ya no saben que chiste malo hacer en las redes sociales, ni que cancioncita poner en sus programas de odio, no hay argumentos para defender al gobierno. No hay conspiración, ni plan que “develar”, es el pueblo el que está en la calle, el pueblo humilde, el pueblo chavista.
No hay liderazgo en la protesta y eso es peligroso, porque el pueblo puede ser masacrado, como sucedió el 27 de febrero de 1989. Por ello, hay que mantenerse a su lado.
El liderazgo de la clase obrera debe superar la lucha reivindicativista, siempre justa y necesaria, y entender que la lucha es por todos, por los derechos de todo el pueblo, por la patria destruida y entregada.
El liderazgo político y popular, las bases del PSUV y del Poder Popular, deben superar el chantaje y acompañar a los más humildes, ser leales con Chávez y a la Revolución Bolivariana, acompañando al pueblo en su lucha.
Los campesinos, deben entender que lo que está sucediendo en el campo, es lo mismo que sucede en todo el país, la reversión de las conquistas políticas y económicas de la Revolución.
Los dirigentes políticos, deben asumir su papel, dejar el miedo, la complacencia, los comentarios “tibios”, en voz baja.
Los soldados no pueden permitir que los sigan usando para reprimir al pueblo.
Los oficiales de la Fuerza Armada Bolivariana, no pueden seguir guardando silencio y aceptar, impasibles, que las armas de la República se usen contra los ciudadanos.
Una Junta Patriótica de Gobierno
Esta propuesta es la única que preserva el cumplimiento de nuestra Constitución y leyes, que preserva nuestras conquistas políticas y sociales, así como, nuestra soberanía económica y los objetivos históricos del Plan de la Patria.
Esta propuesta política, es la única vía constitucional que existe, frente a la permanente violación de la Carta Magna, al Libro de todos por parte del gobierno de maduro y los llamados a una invasión que hace guaidó. La Junta Patriótica de Gobierno es la única que puede restablecer la soberanía popular y la vigencia del “libro de todos”.
Esta propuesta se construye con el pueblo, en el seno de las fuerzas patrióticas, debe ser producto de la unidad en la lucha junto a los humildes, más allá de la ilusión electoral para oxigenar al gobierno. Más allá del oportunismo político y de la extrema derecha, está la mayoría del país, los que queremos y podemos, sacar a nuestra patria de este infierno. Esto solo será posible volviendo a la Constitución, a nuestras leyes, y así restablecer nuestra soberanía económica y política, la esencia de la propuesta Chavista, Bolivariana y Revolucionaria. ¡Venceremos!