Ésta fue la invitación que Maduro hizo, en una de sus últimas alocuciones al país: «Si usted quiere comprar un pasaje porque tiene ganas de pasar unas navidades en Estambul, usted puede comprar la cantidad de petros en bolívares… y viajar a Estambul, una ciudad bellísima y disfrutar de unas vacaciones, una semana…»
Este infeliz comentario lo hace el responsable del peor gobierno de nuestra historia, que ha llevado al país a una crisis de dimensiones trágicas, de donde, según los últimos reportes de la ACNUR, agencia de la ONU para los refugiados, y la OIM, Organización Internacional para las Migraciones, han salido mas de tres millones de Venezolanos en los dos últimos años.
La «invitación» para ir a Estambul, es una bofetada a la mayoría de los trabajadores cuyos salarios, incluyendo el último incremento, ya se convirtieron en «sal y agua», que no alcanza ni siquiera para adquirir alimentos esenciales para la familia, no alcanza para la cesta básica, ni para adquirir medicamentos, ni ropa, ni zapatos y mucho menos, para darse el «lujo» de pasar vacaciones en ningún sitio.
Ésto, en un país, donde la hiperinflación va rumbo al millón %, que había proyectado el FMI para finales de este año; el único de la región, con una recesión de más de cuatro años, con una caída estrepitosa del Producto Interno Bruto acumulada de más de 57%.
La «invitación» la hace Maduro a un país cuya moneda no vale nada. Tan sólo en enero de este año, el cambio oficial era de 10 Bs. por dólar, luego, el 17 de agosto, se anuncia que el cambio sería de 6.000.000 Bs. por dólar, es decir, el valor del paralelo, sólo que, «borrando» 5 ceros quedaba en 60 Bs por dólar. A este momento, a menos de dos meses de su lanzamiento, el valor del bolívar soberano, está en 273 Bs. por dólar, es decir, ya quedó devaluado en más de 350%.
Una burla al pueblo trabajador cuyo salario, incluyendo el último aumento, no alcanza para nada, pero ahora, descubren , algo que no dijo Maduro en el anuncio del paquetazo: todos los beneficios, bonos y compensaciones alcanzados por los trabajadores en años de lucha sindical y durante la Revolución Bolivariana, fueron eliminados, porque están «incluidos en el nuevo salario». ¡Vaya sorpresita!
Esta actitud recurrente del madurismo, de no importarle nada, de burla e irrespeto, de hacer «lo que les da la gana», tiene dos explicaciones: la primera, su indolencia ante lo que sucede en el país, es claro que no les afecta, no les importa, instalaron la ética del desastre; y la segunda es que, tal como sucedió con los adecos en su momento, la dirección del madurismo y del PSUV están desconectados de la realidad del país, del sufrimiento del pueblo, viven otra realidad desde el poder.
Pasaron de ser dirigentes populares a burócratas, gente acomodada, que consiguieron un nuevo arreglo con la burguesía venezolana para mantenerse en el poder, en esta nueva plataforma, como he denunciado antes, en la Cloaca de la Política y el Fascismo, no sólo se entienden políticamente, pactan y votan en la Asamblea Nacional de acuerdo con el madurismo, sino que comparten los negocios y ya no les importa ni siquiera guardar las formas ante un pueblo sumido en la pobreza.
Esta conducta de sentirse «sobrados», desconectados de la realidad del país, es una clara muestra de que éstos, otrora dirigentes de izquierda, fueron engullidos por el poder, dejando sólo al pueblo, sacrificándolo para consolidarse como una nueva élite. Pasamos de Socialismo del Siglo XXI a la Nueva Élite del Siglo XXI.
Mientras el gobierno se sigue desdibujando, los trabajadores del sector público, ministerios y empresas del Estado, enfrentan la realidad de una política anti obrera, donde se les están escamoteando sus salarios, beneficios y protección social.
Hay un caso emblemático, que se han mantenido toda esta semana en pié de lucha, y es el de las maestras de «La Alquitrana», la guardería de los trabajadores del Ministerio de Petróleo, que, durante nuestra gestión revolucionaria, fuera ejemplo de una educación de avanzada y calidad, con las mejores y más amorosas atenciones a nuestros niños y niñas del Ministerio, catalogada entre las primeras a nivel nacional.
Pues bien, las maestras están en pié de lucha, reclamando un salario justo y exigiendo mantener los beneficios y seguridad social, conquistados en años de lucha y durante la Revolución Bolivariana, los cuales constituyen un Derecho Constitucional, inamovible e irrenunciable, y resultan indispensables para sobrevivir y mantenerse cumpliendo su encomiable labor, en vez de optar por «bachaquear» o irse del país. Quiero enviarles a todas las maestras un fuerte abrazo y mi reconocimiento, a su trabajo, su espíritu, su conciencia y valor para defender sus derechos.
Las maestras de «La Alquitrana», personal altamente calificado y entrenado, mujeres que transmiten amor y tranquilidad a los niños como si fueran propios, han sido víctimas de todo tipo de atropellos, amenazas del mismo Ministro, y su círculo, quienes aseguran que, «siguiendo instrucciones del Ejecutivo Nacional», las que sigan protestando, serán despedidas y sustituídas por la «chamba juvenil», así de anti obrero es el gobierno y la nueva dirección en el Ministerio de Petróleo y en PDVSA.
El gobierno actúa contra los trabajadores, y en este caso, contra las maestras de «La Alquitrana», como si el nivel de entrega, de preparación de cada una de ellas, de experiencia y de conocimiento, fuera sustituible. El Recurso Humano es la diferencia, es el verdadero valor, el alma, de una organización, de una revolución.
Ahora la derecha militar que dirige la principal empresa del país y su Ministerio de adscripción, actúa, creyendo que está en un cuartel o que puede venir a amenazar y atropellar a los trabajadores. Así, como si nada, sin ninguna vergüenza, les «informan» que sus reivindicaciones y todo los que se les debe, ha sido subsumido por el aumento salarial que ordenó «el protector del pueblo» y que si no les gusta: que «se vayan».
Es notable observar cómo estos sectores de derecha de las Fuerzas Armadas, han sido llamados por Maduro para hacerse cargo de los sectores claves de la economía; ahora, reaparecen en el país, dos conductas que el Presidente Chávez había desterrado de la actuación política del Estado: las posiciones anti obreras y anti populares, y la represión contra el pueblo, como señalaba el campesino de El Cometa Rojo.
PDVSA no escapa a la misma situación, han firmado una Convención Colectiva de espaldas a los trabajadores, donde, para realizar el acto de firma en «La Campiña», la Casa Militar desalojó a todos los trabajadores de las torres, tomó con piquetes de la Guardia Nacional las instalaciones, y montó un escenario con los «nuevos empresarios» y los grupos proto fascistas que ha insertado y estimulado el madurismo para dividir a los trabajadores petroleros.
Ha contado el gobierno con la complicidad de dirigentes sindicales provenientes de la IV República, oportunistas, obesos de traición, que se han convertido en fervientes maduristas, para cumplir su triste papel de usurpadores de la voluntad de los trabajadores y escamotear sus derechos.
También ha contado con el silencio de otrora dirigentes revolucionarios que siguen prefiriendo «pasar agachados», aunque tienen bastantes posibilidades de decir o hacer algo al respecto, tanto desde el PSUV, la ANC o desde los extensos espacios televisivos de los que disponen. Sólo ven hacia otro lado.
Olvida el gobierno, que nuestra Constitución consagra la inviolabilidad y progresividad de los Derechos Laborales. Nuestra Constitución, «El Libro de todos» como la llamaba el Comandante Chávez, las leyes y los Convenios Internacionales suscritos por la República, se han convertido en letra muerta en manos del madurismo, que los violenta y vulnera de manera permanente.
Así como hicieron de un lado al «Plan de la Patria», violentan nuestra Constitución y ahora pretenden, de la mano de oportunistas de derecha, de espaldas al país, en secreto, cambiarla, tal como advertí en su momento con la Línea Roja.
Los trabajadores petroleros siguen renunciando de forma masiva, abandonando la empresa, el país. Han sido atropelados y vilipendiados. Maduro mató el alma de PDVSA, su honor y prestigio. Sólo una tristeza colectiva de los trabajadores y la sumision de sus dirigentes, ha salvado al gobierno de que, los mismos que derrotaron el sabotaje petrolero, ahora paralicen la empresa en defensa de la Revolución Bolivariana y sus derechos.
Hay importantes pronunciamientos de trabajadores de PDVSA en las áreas operacionales, en defensa de sus derechos y en contra de la entrega de las actividades medulares a las «Empresas de Servicios Petroleros» de los nuevos burgueses del madurismo, así como, la entrega de infraestructura para el manejo y despacho de petróleo y gas, a las transnacionales.
La misma ofensiva anti obrera del gobierno, se observa en las empresas básicas y demás empresas del Estado. Se está preparando una ola de privatizaciones y entrega de empresas del Estado al capital privado, nacional y transnacional.
Van a hacer lo mismo que están haciendo en PDVSA, con el resto de las Empresas del Estado. Siempre es el mismo discurso: «son empresas ineficientes y corruptas», cargando las culpas de su incompetencia a los «falsos positivos», como dijo Maduro el 17 de agosto, refiriéndose al período de gobierno del Presidente Chávez. Cuando todo el pueblo sabe que el único Falso Positivo de la revolución, es este gobierno.
En una clara coincidencia con el discurso de la derecha del país, el madurismo, señala y acusa a la obra del Comandante Chávez de «corrupta» e «ineficiente», de haber sido una revolución a cien dólares el barril, preparando el camino para su entrega, en un abierto proceso de desnacionalización y aniquilación de la soberanía económica del país y, por supuesto, está barriendo con las bases materiales de cualquier posibilidad de construir el socialismo.
Por eso, arremetieron con tanta brutalidad y crueldad contra la empresa bastión y estandarte del Comandante Chávez y del Socialismo: PDVSA, luego de destrozar y entregar al gigante, si cayó «sin que se disparase un tiro», suponen que el resto será igual de fácil.
El madurismo, en su arbitrariedad e indolencia, su desconexión con el pueblo, sigue jugando con fuego, provocando y llevando las cosas al límite. Se juega con el futuro de todo un país, y no les importa, porque se les acabó el tiempo y están rociados de gasolina, por lo que están dispuestos a llevar al país al infierno de la guerra, con tal de mantenerse en el poder.
Esta situación no tiene retorno, ni puede ser enmendada. Maduro debe salir del gobierno, debe asumir uno nuevo, una Junta Patriótica de Gobierno, para darle un «parao» a este desastre, a esta caída libre de todo un país y, sólo luego de ello, podremos iniciar la reconstrucción de la patria.
Hay que reagrupar, por encima de cualquier consideracion, a los sectores patriotas y bolivarianos, a los sectores nacionalistas y progresistas de todo el país, presentar una opción revolucionaria y chavista ante la situación de perder-perder de ahora: entre el madurismo entreguista y la derecha violenta.
Por eso la lucha de las maestras de «La Alquitrana» tiene tanto valor: son las mujeres, nuevamente, las que interpretan el alma y el sentir del pueblo, las que tienen el valor, el coraje de hacerle frente al atropello y la injusticia en defensa de sus hijos, su familia, sus sueños. Antes fueron las enfermeras, ahora son las maestras. Son estos destellos de valor, de coraje, de combatividad, los que despertarán a ese gigante que está confundido, triste, aletargado, mientras ultrajan a la patria: el pueblo venezolano.
Con Chávez Siempre, ¡Venceremos!