Y LA ARMADA SE TOPÓ CON LA EXXON MOBIL …

El pasado sábado 1ero. de marzo, el buque patrullero oceánico venezolano “Guaiquerí PO-11”, se topó con la inmensa plataforma FPSO de la Exxon Mobil, que opera en aguas territoriales del Esequibo. 

La FPSO “Prosperity”, es una instalación diseñada para procesar y almacenar petróleo en las operaciones Costa Afuera, y es de dimensiones extraordinarias de 349 metros de largo por 60 metros de ancho, y es una de las 03 plataformas FPSO que están en operaciones en aguas del Territorio Esequibo (la cuarta, llamada “One Guyana”, estará arribando a Guyana en estos días). 

Aunque es público y notorio la existencia de estas operaciones en nuestras aguas en reclamación y a pesar de que lo hemos denunciado en sucesivos artículos publicados desde el 2018,  la Exxon Mobil, junto a la  China National Offshore Oil Corporation (COONC) y otras transnacionales petroleras, entre ellas, la “amiga Chevron”, han realizado desde el 2013, una intensa campaña de exploración de petróleo y gas en aguas de El Esequibo, han perforado más de 48 pozos (utilizando plataformas de grandes dimensiones) y han comenzado a producir petróleo desde el 2015. Hoy día Guayana se ha convertido en una nueva potencia petrolera que produce 616 mil barriles día de petróleo, en aguas del territorio en reclamación, evidentemente violando nuestra soberanía y el “Acuerdo de Ginebra” de 1966. 

Pero nuestra Armada Venezolana, parece que se enteró de todo ésto, cuando se tropezó con la inmensa plataforma “Prosperity” hace una semana, entrando en contacto directo con esa realidad que ha querido ocultar tanto el gobierno, como el Alto Mando, sobre la ocupación de facto de nuestro territorio. 

Inmediatamente, el mismo sábado, el presidente de Guyana, Irfaan Alí, “denunció” la incursión del buque venezolano en sus supuestas “aguas territoriales”, enviando alertas a los países del Caricom, OEA, Reino Unido y Estados Unidos, así como, a la Corte Internacional de Justicia. Subsecuentemente, la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, del Departamento de Estado Norteamericano, emitió una nota advirtiendo que “no tolerará incursiones de Venezuela en aguas territoriales de Guyana, que son reconocidas internacionalmente”. 

A todas éstas, la vicepresidente y ministra de petróleo, Delcy Rodríguez, secundada por todo el gobierno, calificó al Presidente Guyanés, de ser “el Zelensky del Caribe”, mientras que, su aparato de propaganda, sólo atinó a hacer un video de un oficial de la Armada Venezolana, quien, con atuendo de combate, juraba que estaban listos para defender la integridad de la patria, acompañado con imágenes de una ametralladora de la misma embarcación y disparando hacia el vacío.  

El hecho quedó allí y pasó a formar parte de otra campaña de propaganda, con acusaciones y amenazas repetidas en los programas de odio, una y otra vez, puro aguaje. 

El gobierno amenaza a la Exxon Mobil y Guyana, y les advierte que se elegirá un “gobernador”, del recién creado (por decreto presidencial) “estado Guayana”, que pretende ejercer nuestra soberanía en El Esequibo, desde Tumeremo, a más de 500 kilómetros de distancia del foco de operaciones Costa Afuera de la Exxon Mobil en aguas del Esequibo y que tiene, nada más y nada menos, de por medio, un extenso territorio con una intrincada selva. Mientras que, el resto de las medidas anunciadas por maduro el 06 de diciembre de 2003, entre ellas, el otorgamiento de “concesiones mineras” y “licencias petroleras” en el área del Esequibo, quedaron para el tuiter y los aplausos de los mandos militares que estaban presentes. 

Este episodio, del encuentro del pàtrullero con la plataforma de la ExxonMobil, operando en nuestras propias narices, que si no fuera trágico, pareciera un chiste, comporta  un hecho grave y definitivo, para nuestro país: en manos del gobierno de nicolás maduro y de este mando militar, encabezado por Padrino López, se ha perdido el Territorio Esequibo, y con él,  más de 11 mil millones de barriles de petróleo (descubierto por las transnacionales en el área) y el acceso a nuestra Fachada Atlántica. 

Lo que ha sucedido es insólito. Lo denuncié y advertí al propio nicolás maduro, todavía en 2013 como Ministro de Petróleo, y no hicieron nada; por el contrario, el gobierno ordenó liberar, junto a toda la data sísmica que obtuvieron, al buque explorador y de sísmica “Teknik Perdana”, contratados por Anadarko Petroleum, que habían sido retenidos por el patrullero oceánico de vigilancia “Yekuana”, en octubre de 2013.

Luego advertí,  ahora como Embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, al propio nicolás maduro de la intensa actividad política del entonces presidente de Guyana, D. Granger, en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No sólo, no hicieron nada, sino que, la entonces ministra de Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, me informó y le hizo saber al último buen oficiante del Secretario General Antonio Guterres, el noruego Dag Neilander, que todo lo de Guyana sería tratado directamente por ella desde Caracas y que su embajador de confianza, Samuel Moncada, era el único autorizado para ello. 

Después de abandonar el gobierno, tras mi renuncia del 4 de diciembre de 2017 y desde el exilio, he hecho lo único que ha estado a mi alcance, escribir, alertando del grave peligro para la integridad territorial del país. 

Pero en lugar de escuchar, en este tema y el tema petrolero, la respuesta del gobierno ha sido atacarme y desatar la persecución política en mi contra y de mi familia. La última perla, fue la acusación hecha por el fiscal sicario de que yo era “un agente” de la Exxon Mobil (precisamente yo, que conduje la nacionalización de las empresas de la transnacional en la Faja Petrolífera del Orinoco, en 2006), por el solo hecho de denunciar que el llamado referéndum en supuesta defensa del Esequibo del 2 de diciembre de 2023, no solo era una maniobra electorera,  sino que no servía para nada, como efectivamente ha sido. 

La realidad es que, hoy día,  la patria de Bolívar, sumida en el caos del madurismo, en la peor crisis de su historia reciente, ha perdido el vasto territorio del Esequibo, sin que el gobierno haya dado siquiera una muestra seria de fuerza, ni haya desplegado actividad diplomática alguna, ni tenga una estrategia político-legal asertiva. Parafraseando a Andrés Eloy Blanco, Venezuela está perdiendo el Esequibo “sin disparar un solo tiro”

La propaganda dice que el sol de nuestra patria sale por El Esequibo. Es cierto, pero lo triste es que primero ilumina a las plataformas de la Exxon Mobil, antes que al pueblo venezolano. 

Existen innumerables ejemplos de disputas territoriales, como la del Mar de China, entre China, Vietnam y Filipinas, o en el Mediterráneo, entre Grecia y Turquía, donde el movimiento, de aunque sea un buque, incluso, de un barco pesquero, genera una respuesta tan contundente de parte del país que defiende sus aguas territoriales que, inmediatamente, se genera toda una actividad político diplomática para tratar de remediar la situación y todos los organismos multilaterales se abocan a resolverlo. 

En nuestro caso, se tendría que haber hecho muchas cosas, que aún hoy día se pueden hacer, pero el gobierno necesita una legitimidad y un apoyo popular que no tiene.  

La negligencia en el tratamiento de este asunto es de tales dimensiones, que el gobierno no supo —o no quiso— hacer valer el Acuerdo de Ginebra, una decisión histórica de las Naciones Unidas, incluyendo el Reino Unido (la entonces potencia colonial), que resulta fundamental para darle legitimidad a nuestro reclamo, que reconocen los derechos legítimos de Venezuela sobre el Territorio en disputa y establecen un mecanismo para la resolución de esta controversia. 

Este Acuerdo, que fue una victoria indudable de nuestra política exterior, allá en 1966, se dejó de lado, en una mezcla de incapacidad, conveniencias políticas y “astucias” gubernamentales, para buscar infructuosamente, el apoyo de la primera Administración de Trump, dejando hacer a la Exxon Mobil lo que le diera la gana en nuestro territorio, lo que nos ha conducido a una situación donde, de facto, Guyana violó lo establecido en el mismo y ha entregado, a diestra y siniestra, licencias para explorar y producir petróleo, no solo a la Exxon Mobil, sino a la CNOOC de China, la Amerada Hess (ahora Chevron), la Total, la Chevron, la Repsol, la Anadarko, y a toda la constelación de empresas petroleras presentes en el Territorio Esequibo, que han convertido a Guyana en una potencia petrolera al sur de nuestro hemisferio.

Pero no sólo se dejó perder el Acuerdo de Ginebra, sino también todo el apoyo político del Caribe, aquel que se ganó con Petrocaribe, bajo el gobierno del Presidente Chávez. Hoy, el Caricom, en bloque, apoya las pretensiones de Guyana, demostrando que Venezuela está aislada también en el Caribe. Ni siquiera haber entregado el gas de la patria a la Shell en Trinidad y Tobago, cosa que rechazamos, se ha transformado en un apoyo político por parte del país más importante y más influyente del Caricom. 

El aislamiento del gobierno venezolano es tal, que ni Cuba, ha dicho nada en nuestro favor o por lo menos, denunciando a las transnacionales petroleras. 

Por su parte, Brasil, genuinamente preocupado por la estabilidad de la Región, además de compartir más de 2000 kilómetros con el Territorio Esequibo, tras sus intentos de buscar una solución negociada el 15 de diciembre de 2023, en San Vicente y Granadinas, ha sido objeto de ataques y agresiones verbales, por parte de los operadores políticos del gobierno de Venezuela.   

Como si ésto fuera poco, uno de los actores claves y socio de la Exxon Mobil en la explotación de petróleo en El Esequibo, es la CNOOC de China (una empresa nacional del Estado Chino) y la “amiga” Chevron. En el primer caso, el gobierno no ha hecho valer, de ninguna forma, la relación estratégica construida por el gobierno de Hugo Chávez, con la República Popular China. Y en el segundo, la Chevron produjo a su antojo petróleo en Venezuela, sin pagar regalía ni impuesto, hasta que Trump le revocó la licencia el pasado 04 de marzo.

Con la Plataforma FPSO, “Prosperity” con la cual el patrullero de la Armada se topó el 1ero. de marzo, la producción de petróleo de la Exxon Mobil, la CNOOC y Chevron, alcanzó los 600 mil barriles día de petróleo en el 2024 en el bloque Stabroek. 

Pero, en pocos días, estará arribando al Esequibo e iniciando operaciones de producción la FPSO “One Guyana”, con lo cual la producción de Guyana alcanzará los 970 mil barriles día de petróleo este mismo año, según anunció el CEO de la Exxon Mobil, Mister Darren Woods, un volumen que, por cierto, supera la producción actual de nuestro país. 

Para 2027 (en solo dos años) la Exxon Mobil y sus socios esperan alcanzar una producción de 1,2 millón de barriles al día en El Esequibo. Estos números, no son promesas improvisadas, sino datos precisos, verificables.  

Así, desde el punto de vista geopolítico, en Suramérica, el ranking de los principales productores de petróleo, donde Venezuela campeaba cómodamente en 2013, hoy está encabezado por Brasil, luego, México, Guyana y finalmente, en empate Venezuela y Colombia, seguidos por Ecuador.  

Esto que ha sucedido, no sólo es responsabilidad directa del gobierno de maduro, sino también, y de manera muy particular, del Alto Mando Militar, encabezado, por más de 10 años, por el General en Jefe Padrino López, como Ministro de la Defensa. 

Nadie puede decir ahora “que no sabía”, que no se dieron cuenta; y menos aún en el mundo de los satélites, del GPS, de las redes sociales, de la globalización y todos los medios y fuentes informativas, que han dado detalles hasta el cansancio del desarrollo de las operaciones petroleras en el Esequibo. Pero si nada de eso existiese, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene la responsabilidad Constitucional de vigilar y defender, utilizando todos los medios disponibles para ello, en nuestra soberanía territorial, pero no lo hicieron. 

Todos los gobiernos pasan y éste pasará. Se producirán cambios políticos, pero el efecto de los cambios en relación al territorio, los vinculados a la soberanía, son permanentes. Recuperar nuestros espacios, nuestros recursos y nuestro acceso a la Fachada Atlántica, requerirá, en primer orden, otra dirección política, otro gobierno; y, en segundo lugar, una acción decidida en el frente político, diplomático y legal, que permita llevar las cosas a un punto de acuerdo justo para ambas partes. 

Aquí no se trata de ninguna postura contra el pueblo de Guyana. Por el contrario, cuando estuvimos con el Presidente Chávez, se desarrolló una política de acercamiento, que lejos de ser una postura entreguista, como han señalado factores políticos del país, allanaba el camino de una solución negociada que hiciera prevalecer nuestros derechos sobre esta inmensa porción de nuestro territorio. 

Porque la verdad es que las transnacionales petroleras están saqueando los recursos naturales del Esequibo, en condiciones similares a las que operaba la Chevron en nuestro país desde diciembre de 2022, bajo los términos de la licencia de la OFAC; pero en Guyana, al  menos, pagan 1 por ciento de regalía y algo de impuestos. Por lo que estamos seguros que, al pueblo de Guayana y al de Venezuela, lo que les conviene es un acuerdo justo en la explotación de los recursos naturales en el área, que los beneficie mutuamente. Pero, en este momento, no es así. 

Este gobierno y este Alto Mando Militar, mostraron debilidad y ambivalencia desde 2013, luego del fallecimiento del Presidente Chávez, y por esa rendija se colaron las transnacionales que hoy ocupan TODO nuestro Territorio. Para tener una idea, uno solo de los Bloques de los más de 10 que ha entregado Guyana, el enorme Bloque Stabroek, de 28.600 de kilómetros cuadrados, corta la línea fronteriza delimitada con Trinidad en 1990, bloqueando el acceso a nuestra fachada Atlántica.

Es importante señalar que nosotros logramos unificar los yacimientos de gas de la Plataforma Deltana, con Trinidad y Tobago en el 2007, justamente con el objetivo de preservar nuestros recursos y que ese país reconociera, por la vía de estos acuerdos, nuestra soberanía en estas áreas marítimas.  

Todos estos, son elementos para una efectiva defensa de nuestros derechos y nuestro territorio. 

Seguirá el aquelarre del gobierno, la deriva dictatorial, los ataques, la persecución política, pero, como dijo Galileo Galilei ante la hoguera de la Inquisición, y refiriéndose al mundo, “nonostante gira” (“sin embargo, gira”). La geopolítica mundial cambia y los grandes intereses transnacionales toman sus espacios, en detrimento de la soberanía nacional y la patria se pierde sin nadie que la defienda.