Habla el árbitro
– “Lamentable su inevitable salida…, pero usted sabe, señor diputado, que por sus excesos fue Chávez quien llevó a su pueblo de usted a la confrontación, no nosotros, la gente de bien detestamos la violencia… por eso nosotros necesitamos de alguien en su gobierno que sea un poco más dócil, más sensato, con un espíritu más democrático, consiliador, menos conflictivo, menos fanático, alguien como usted diputado… esta iniciativa pacificadora se dirige hacia allá, hacia la paz de su país… ¡no se puede confiscar la propiedad privada, es un asunto de sentido común!, ¡eso no está bien, ni bien visto por la comunidad internacional! Usted lo sabe diputado,… usted es un hombre moderado, ¡moderación es lo que necesitamos de ustedes ahora! (en tiempos revueltos como estos, allá, en su país) … Sería bueno para su “revolución” reencontrar al otro país y tener un gesto sincero de contacto con él, con el sector productivo, privado, nacional y extranjero, que en definitiva es el corazón, el motor económico de toda «gran nación», como lo es la Venezuela que siempre hemos querido, ¡estimular la iniciativa privada!, las verdaderas fuerzas productivas, el “aparato productivo” (como dicen ustedes), el aparato de su verdadera nacionalidad, redistribuir la riqueza ahora está en manos del Estado venezolano, hacia “todos” los venezolanos, usted me entiende diputado, “todos” … en fin, ¡multiplicar la riqueza y pacificar el país!…“
Años después un ministro
–…“¿A ti también te convocó?, un sábado a las cuatro de la tarde, ¡maldito loco!, ¿ese tipo no tiene vida propia?, y lo más arrecho es que se cree Fidel en la montaña. Bueno pero ese es el precio que tenemos que pagar por el poder, tener un jefe fanático, un militar (y yo que tanta arrechera les tengo) que se cree Cristo, Zamora y bolívar juntos… ¡qué arrechera!, mas evolucionario que uno, que pasó toda la vida militando en Bandera, o el otro en la Liga, en el PRV,… para que un negro indio nos de órdenes y lecciones de revolución, de moral, ¡vaya al carajo este mamarracho!
Habla un consejero moderado al nuevo presidente
–…“Señor presidente, hablé con un grupo de muchachos muy preparados, muy profesionales y muy discretos, para que lo asesoren (si así lo desea) en asuntos de economía y finanzas, que son tan delicados en una revolución socialista democrática… Uno viene de París, otros de universidades inglesas y de Estados Unidos,… son jóvenes, ambiciosos y entusiastas”…
Habla el joven economista
– “Presidente, estos conflictos son políticos, esta violencia demanda compartir la torta, hay que ser prácticos (o pragmáticos, como usted prefiera)… Si queremos evitar la violencia en las calles debemos darle a la oposición espacios políticos. Usted nombre uno o dos ministros en su gabinete (que solo los representen)… y ceda espacios económicos (que en el fondo es lo que realmente les importa a los que están detrás de todo este barullo), libere los precios de los productos importados o con componentes importados (dígalo así y no parecerá un liberalismo real), hable de “flexibilizar las normas laborales” y acabe con la inmovilidad laboral,… ¡haga cosas así!, ¡disimule pero actúe!, seguro que pronto tendremos un reencuentro nacional, si empezamos a des… En fin presidente, ¡en Venezuela cabemos todos!, si cedemos espacios económicos y políticos;… si les damos más apoyos a los conspiradores serán luego nuestros aliados, eso es ser pragmáticos, olvídese de principios y moralismos… si les restituimos algunas empresas y tierras, devolvemos poco a poco PDVSA a los verdaderos empresarios, los contratos de servicios, les damos mayor control operativo a las empresas mixtas…. (Usted sonríe,… ¡Claro pues!)… ¡verá cómo las calles se calman, y la presión de Estados Unidos disminuye!, ya verá presidente, yo se lo garantizo presidente, confíe en mí…”
Habla el abogado
–…“Es cierto, estos tipos no nos quieren (o no los quieren, yo soy abogado), perdimos el control del parlamento pero no por eso se acaba el mundo… Podemos convocar otra asamblea constituyente y decimos que vamos a “actualizar” (como dijo antier uno de ustedes) la Constitución, porque después de tantos años hay que “refrescarla”, ¿no cree usted camarada?… aprobamos algunas “leyes constitucionales constituyentes”… ¡que ¿qué son?! ¡No lo sé!, ¡las acabo de inventar!… y, como “asamblea constituyente mata a asamblea nacional… y a una constitución secuestrada”, dejamos pasar el tiempo (sería un tiempo de calidad, ganado, para pensar bien las cosas) sin tener conflictos con diputados opositores molestos,… (“ladillas”, como dice usted), sean opositores de aquí o de allá…
Habla el camarada de la dirección del partido
– El doctor nos dice que el bloqueo nos viene ahora de maravilla, ¡de perla!, se supone que quedamos atrapados en una emergencia nacional y así podemos aprobar una ley de “emergencia nacional”, o sea, “perfectamente constitucional” (el nombre es lo de menos), y con ella actuamos con más libertad, sin dar muchas explicaciones ni a la asamblea ni a nadie, y hasta podemos “desaplicar leyes” (o suspenderlas, “desaplicar” sería el título técnico, un nombre dulce para un detalle amargo)”… ¿cómo vamos a garantizarles a los inversionistas ventajas, verdaderos estímulos económico a sus capitales, si no “des-aplicamos” la ley del trabajo, por ejemplo, o la ley de hidrocarburos, o las normas impositivas?; si no se pueden derogar, entonces, se “des-a-pli-can”, la misma constitución se suicida… ¿El presupuesto?, no importa, lo que no le vamos a quitar a las empresas se lo quitamos a la gente, quise decir, al “consumo”, así de fácil, (ese “golpe” casi nunca lo notan), el IVA mi hermano, aumentamos el IVA.”, nuestro doctor chimbin (lo de chimbin es de cariño) tiene razón.
Habla el sindicalista
– “La gente de Fedecámaras anda chillando por lo de las prestaciones sociales y el aumento del sueldo mínimo, ¿qué les digo?, quieren fondos de pensiones, caja de conversión (no sé qué es esa vaina), quieren, quieren, quieren
Habla el presidente
– “déjale a ellos ese peo, que resuelvan ellos mismos su vaina, que redacten una resolución y yo se las firmo,… ¡Sí vale!, para que atiendan sus peos laborales, que los resuelvan envueltos en una especie de comisión tripartita, como antes; que anulen esos contratos colectivos y todas esas vainas que los tienen amedrentados, sueldo mínimo, pago de vacaciones, antigüedad … ¡coño, qué ladilla!, ¡así nos los quitamos de encima!… ¡Ah, y pregunta a los uniformados que qué pasó con las arenas de allá abajo… de El Callao,… solo di eso!, ¡ellos entienden!….
Recuerdos y testimonios
Si Ricardo Sanguino, que se veía tan modosito, no hubiese sido tan pendejo, queriendo ser muy astuto diciendo que el Plan de la Patria de Chávez solo había sido “actualizado”, no tendríamos ahora una confesión clara de que el documento de Chávez fue mutilado y adulterado por ellos. La verdadera confesión más bien fue que el Plan de Chávez, a pesar de esa “actualización sanguinezca”, jamás sería ejecutado, porque simplemente no cuadraba en nada con el plan expansivo de restaurar la cuarta república en su “mejor versión” –como dicen ahora – , que ni torciéndolo lo hubiesen podido calzar en los planes de Chávez, o al revés, que ni siquiera como ley pudieron calzar un pedacito del ñácaro de Hermenegilda en las botas de Chávez, es decir, meter el ambicioso plan neoliberal de Maduro, en el morralito de sueños del comandante, como dice el flojito, … El asunto es que no pudieron cuadrar liberalismo con socialismo y por eso lo abandonaron.
Luego vino aquella Ley Constitucional de Inversiones Extranjeras Productivas – lo que resulta redundante llamarla constitucional, si era legal –. Originalmente se conoció como la “ley para la promoción y estímulo de inversiones extranjeras”, pero con ese cinismo resultaba demasiado obvio su espíritu liberal; como “ley de inversiones extranjeras productivas” la traición sonaba más discreta, aunque fue impactante lo de “inversiones productivas”; muchos diputados pendejos compraron el producto y lo aprobaron sin leer en la etiqueta sus ingredientes.
Seca la “asamblea constituyente”, como una vulva en desuso, y con una constitución bolivariana aún viva, sobreviviente de ese episodio del falso poder constituyente, la famosa “ley constitucional” quedó igualmente sin fundamento constitucional –como la otra, la del plan de la patria – , quedó fuera de la ley, así como nació de la mente fáustica del viejo abogado traidor, la gran “ley Antibloqueo”, única, gracias a las sanciones y al bloqueo, capaz de aguantarse con firmeza de un pelo súper rebuscado de la constitución, justificarse como el producto necesario ante una amenaza nacional excepcional – constatable por “notitia criminis”, más por amenazas declarativas que por evidencias claras y concretas–, para así poder actuar en secreto y DES APLICAR leyes chavistas, soberanas y avanzadas pero muy “molestas” para los inversionistas por su legalidad, leyes perfectamente constitucionales – no como las paridas por los estilistas y abogados traidores –, a saber: la ley del trabajo, la ley de hidrocarburos, la ley del ambiente, y las leyes impositivas, las mismas de siempre, quizás remozadas de algunas normas chavistas…
Recuerdo una verdadera colección de eufemismos: socialismo en lo social, estado de bienestar, revolución socialista democrática, burguesía revolucionaria, los tradicionales reimpulsos anuales, las cuatro o cinco erres, los 15 motores, ahora las siete tareas, útiles para evitar la palabra socialismo. A estas alturas el socialismo como práctica de vida ha sido dislocado de su centro revolucionario, machacado en las costillas, se parece más a la palabra pueblo, o pobre, o pobreza, es como si viniera de una lengua muerta y que nadie sabe lo que significa, se usa como muleta de torero para distraer a un toro furioso, es un trapo rojo que se esconde en presencia de unos y se saca en presencia de otros… Recuerdo un súper ministro, un utility, que nos estafó a todos y se fue por la puerta trasera haciendo un fabuloso acto de magia. Hasta hoy nadie sabe de su destino, y sus compañeros renegados no quieren hablar de él, a pesar de que su felonía cuelga abrazada a sus rodillas, como un lastre. Recuerdo el desespero, los insultos, la ira, la incontinencia, la marginalidad atávica dibujada en los gestos, poetas sin poesía, piadosos sin piedad, justos sin justicia, fieles a nada, almas escurridizas como fantasmas, como una pesadilla que se tiene entre el sueño y la vigilia…