Venezuela, la patria de Bolívar, hoy día es un país entregado a los intereses del capital nacional y transnacional. Ésta ha sido una línea de acción del gobierno de maduro a partir de 2015. De manera sistemática, ha desmontado la institucionalidad de la República para, a partir de allí, avanzar en un acelerado proceso de transferencia de activos e intereses del Estado, a favor de los nuevos grupos políticos y económicos que lo mantienen en el poder. Ha sido un proceso cruento de desnacionalización del país.
El gobierno de maduro ha violado la Constitución, haciendo caso omiso a las claras disposiciones y mecanismos de protección de actividades que, por su “carácter estratégico y en atención al interés nacional”, el Estado Venezolano se reservaba bajo su control, entre ellas, las más importantes: el petróleo y demás recursos minerales, recursos que pertenecen a todos los venezolanos.
De esta manera, el gobierno de maduro traiciona uno de los postulados y objetivos más preciados del Presidente Hugo Chávez: la conquista de nuestra soberanía económica y plena independencia.
Si no existe soberanía económica, el país no podrá emprender ningún modelo propio de desarrollo; sin ella, la independencia política es frágil. Superar nuestra condición de modelo capitalista dependiente, satélite de centros de poder, requiere garantizar el control de nuestros inmensos recursos naturales, para ponerlos al servicio del desarrollo nacional y el bienestar de nuestro pueblo.
La bandera de la soberanía e independencia del Presidente Chávez, buscaba concluir la obra de Bolívar, truncada por los traidores. El Libertador, una vez finalizada la cruenta guerra contra el imperio Español y conquistada la independencia política, sabía que había que edificar la Gran Colombia y levantar en toda la América Meridional, repúblicas de pueblos libres, soberanos, con un sistema de gobierno que garantizara los derechos de una sola y única clase: la de ciudadanos. Bolívar abolía la esclavitud, es decir, el sistema económico imperante en ese momento, derogó el sistema colonial de castas y reservaba todas las riquezas minerales a las nuevas repúblicas, era celoso en preservar su integridad territorial y soñaba con la unión de las nuevas repúblicas Suramericanas para hacer frente a las grandes potencias e imperios, nuevos y viejos, que se expanden por el mundo.
Ya conocemos la historia, Santander, Páez y Flores, mataron a Sucre, luego arremetieron contra Bolívar hasta llevarlo al sepulcro, disolvieron la Gran Colombia y sepultaron el sueño de Bolívar. Nuestras repúblicas se convirtieron en el patio trasero del imperialismo, que se abría paso con su capitalismo desarrollista y que necesitaba expropiar las riquezas y recursos naturales del mundo hasta donde llegase su mano, sus buques y ejércitos. Así, las nuevas repúblicas meridionales de América se convirtieron en repúblicas bananeras, cafetaleras, de la caña de azúcar, mineras y petroleras.
Por supuesto que, este proceso de saqueo de nuestros países tuvo su correspondiente expresión política: golpes de Estado, invasiones, dictadores, y presidentes entreguistas, acompañados siempre de los grupos económicos locales que se convirtieron en la élite política y económica que administra el despojo, lucrándose de sus migajas, a cambio de garantizar el control de sus pueblos. Ha sido la tragedia de América Latina por más de cien años.
En nuestro país, desde 1908, las transnacionales se apropiaron de nuestros inmensos recursos naturales, impusieron su modelo rentista petrolero, con sus dictadores y presidentes. Cualquiera que se opusiera a sus intereses o pretendiera reformas, era derrocado como pasó con Medina Angarita en 1945 o Rómulo Gallegos en 1948. Las transnacionales y su élite criolla, han sido hábiles en utilizar a conveniencia todas las formas de dominación, desde dictaduras feroces hasta presidentes entreguistas, todos tan violentos como sumisos.
La IV República fue la expresión más acabada de esta forma de dominación en el país. Los grupos económicos que apoyaron al dictador Marcos Pérez Jiménez, se mimetizarón e infiltraron en el gobierno de transición de Sanabria, y con el pacto de Punto Fijo, sus partidos políticos traicionaron a la Junta Patriótica que derrocó al dictador, asesinaron a su presidente Fabricio Ojeda, persiguieron a los partidos de izquierda, imponiendo un oscuro período de violencia política durante los años sesenta, en el cual lograron consolidar su control del país y profundizar su modelo capitalista, minero extractivo, dependiente y subordinado a la economía norteamericana.
El Presidente Chávez, pondría fin a la dominación política de la IV República. Lo hizo con mucho éxito, ésta fue su prioridad durante los primeros años de su gobierno: la Asamblea Constituyente fue el epicentro de una discusión de cara al país, y en sólo 5 meses redactó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que luego sería aprobada con el 71.7% del voto popular.
La nueva Constitución de 1999 y sus instituciones serían el marco legal, el “libro de todos”, donde se consagran los principios de la nueva República, entre ellos, el carácter participativo y protagónico de nuestra democracia, la separación de Poderes, las extensas y avanzadas garantías de los derechos fundamentales, derechos humanos y el irrestricto respeto a la soberanía e integridad territorial. Se ordenaba a la Fuerza Armada, ser custodio del cumplimiento de lo dispuesto en la Carta Magna, pues son garantes de la soberanía, que, tal como establece la misma Constitución, reside en el pueblo. En este punto, le pediría a los oficiales Bolivarianos, que se pongan la mano en el corazón y reflexionen si están honrando este mandato constitucional.
Estuve doce años al lado del Presidente Chávez, trabajando como Ministro de Petróleo, fui actor y testigo excepcional de su lucha por la conquista de la Soberanía económica. A mi nadie me lo puede contar, yo estaba allí, trabajando. Logramos conquistas muy importantes para el pais, la mas importante de todas ellas, sin duda alguna, fue la Plena Soberanía Petrolera.
A partir del 2003, con la derrota del sabotaje Petrolero, el rescate de PDVSA y la creación de la Nueva PDVSA, esa, la “Roja Rojita”, que tanto odian maduro y las élites nuevas y tradicionales, iniciamos la contraofensiva popular y la conquista de la Plena Soberanía Petrolera. Recuperamos el manejo y control de nuestro principal recurso natural, estratégico para el desarrollo nacional. Abrimos la entonces caja negra de PDVSA y, por primera vez, hicimos públicos los Informes y Balances hechos auditar por empresas de altísimo renombre internacional. Revertimos los “Convenios Operativos” para que se ajustaran a la Ley Orgánica de Hidrocarburos, nacionalizamos la Faja Petrolífera del Orinoco, las llamadas “Asociaciones Estratégicas” y los Convenios de “ganancias compartidas” (términos ahora de vuelta al discurso del gobierno de maduro), recuperamos y certificamos las reservas de petróleo más grandes del planeta: 316 mil millones de barriles de petróleo que son de los Venezolanos. Recuperamos el control y manejo del gas de la patria que las transnacionales pensaban llevarse del país.
La Plena Soberanía Petrolera nos permitió recuperar el ingreso fiscal petrolero, se ajustaron las tasas de regalías petroleras de 1% a 33%, se restituyó el impuesto sobre la renta petrolera, de 0% a 50%, se acabaron los descuentos de hasta 40% en las ventas de petróleo y se recuperó el control de las operaciones y exportaciones de nuestro crudo.
Con el restablecimiento de nuestro Régimen Fiscal Petrolero, con una Nueva PDVSA fuerte, con una producción estable en 3 millones de barriles de petróleo por día, capaz de abastecer al país de gasolina y gas y exportar al mercado internacional; y con una política acertada en la OPEP de defensa del precio, que promedió unos 56 dólares el barril en el período, pudimos obtener ingresos petroleros de 700 mil millones de dólares, 480 mil de ellos, como ingresos fiscales. Ahora si teníamos los recursos para desarrollar nuestro modelo propio.
En una entrevista que di a la “Deutsche Welle”, cortaron la explicación que ofrecí de cómo se utilizaron estos recursos para el desarrollo social y el desarrollo económico del país. El corte de la “DW”, dio pie a la manipulación y el “Fake News” y, nuevamente, la discusión y la batalla de las ideas, fue sacrificada en el altar del tuiter y la intolerancia.
Lo que nadie puede negar, ni la extrema derecha, ni la derecha de maduro, es que fue nuestra política petrolera, la correcta conducción de PDVSA y el manejo soberano del petróleo a favor del pueblo, lo que brindó al país un período continuo de crecimiento y prosperidad económica y social de al menos diez años. Los números no sólo están allí, debidamente auditados por la “KPMG” y revisados por todas los organismos del Estado, realidades de una gestión ahora sepultados por el odio, sino que todos recordamos las Misiones Sociales, las Grandes Misiones, las grandes obras públicas construidas, el bienestar económico, el funcionamiento del país y el vivir bien de todos los venezolanos.
Con el control sobre el petróleo, con la Plena Soberanía Petrolera, no sólo pudimos avanzar a pasos agigantados en el pago de la inmensa deuda social que arrastramos, en derrotar la exclusión e injusticia social heredada de la IV República, (cosa que sin duda tendremos que volver a hacer luego de la salida de maduro), sino que, en términos político-económicos, pudimos avanzar en consolidar nuestros propios espacios económicos y políticos.
El gobierno del Presidente Chávez logró el control estatal de los sectores estratégicos del país, que habían sido entregados al capital transnacional durante la IV República: el petróleo y el gas, la minería, las empresas básicas y las telecomunicaciones. Comenzábamos a zafarnos de los mecanismos de dependencia y dominación tradicionales que nos ataron por casi cien años. A partir de ese momento, teníamos las herramientas y recursos necesarios para avanzar con el Plan de la Patria, nuestra gran oportunidad de desarrollo propio.
Este proceso de conquista de la soberanía económica de Chávez, ha sido truncado por el gobierno de maduro. Ellos podrán decir lo que quieran para ocultar sus acciones y evadir su responsabilidad, pero el hecho cierto, la realidad, es que revirtieron todo lo que hizo Chávez y desnacionalizan la patria, entregan el control de nuestros recursos y empresas estratégicas al mejor postor, al capitalismo internacional y sus representantes nacionales, eso que llaman “bolichicos” o “boliburgueses”. Es por ello que, con maduro en el poder, no es posible llevar adelante el Plan de la Patria, lo mataron naciendo al cortarle sus posibilidades de realización. Es una ficción cuando maduro promete que avanzará con un “Plan de la Patria”, pues éste ya ni es el mismo Plan de Chávez, ni es de la Patria que soñamos.
Con el gobierno del presidente Chávez, el control del petróleo también nos abrió la posibilidad de expandir nuestras relaciones con otros países con base en el objetivo estratégico de apuntalar un mundo multipolar y atender nuestros espacios geopolíticos vitales. Con el petróleo fuimos a Centroamérica, El Caribe, Suramérica y llegamos hasta Rusia, India y China. Tuvimos por primera vez en nuestra historia el control de un recurso estratégico, que nos permitió posicionarnos en el tablero internacional, más allá de nuestros espacios tradicionales en la OPEP y los EEUU, y el Presidente Chávez lo hizo.
Fui responsable directo y estuve involucrado de manera activa en las más importantes de estas iniciativas: OPEP, UNASUR, Petrocaribe, Cuba, Brasil, Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador, los acuerdos petroleros y estratégicos con Rusia, China y la India. En todos fuimos celosos al extremo de preservar nuestra soberanía e independencia en las difíciles y complejas negociaciones y acuerdos logrados en ese período, en las que siempre conté con el apoyo irrestricto del Presidente Chávez. Fui testigo de su posición, como Presidente y Jefe de Estado, de absoluto respeto por nuestras instituciones, soberanía e independencia. Y así fue. Fue por ello que pudimos establecer estas nuevas relaciones, basados en el respeto mutuo y el respeto a la soberanía como principios fundamentales.
En este período, pude entender y vivir una realidad que era el reflejo de la nueva situación internacional: cuando negociamos y nos relacionábamos con empresas petroleras, de suministros, tecnología o servicios, estas eran tan capitalistas como cualquier otra. Una cosa son los acuerdos políticos con los gobiernos, donde privan intereses geopolíticos, estratégicos y de seguridad y otra, muy distinta, es la actuación de sus compañías internacionales, las cuales tienen sus propios intereses, objetivos y mecanismos de control económico.
Mención aparte merece la relación de cooperación con Cuba, la cual estuvo durante el gobierno del Presidente Chávez, basada en el respeto, la solidaridad y el apoyo mutuo. Estuve al frente de la Comisión Mixta Cuba-Venezuela, desde la cual desarrollamos programas masivos de solidaridad, las Misiones Sociales: Yo sí Puedo, Ribas, Barrio Adentro, Sucre, Misión Milagro, entre las de más impacto. Fue un esfuerzo por los humildes, por los más pobres, por los excluidos de siempre. Siendo una relación estratégica y muy estrecha como era, jamás vi que el Presidente Chávez hiciera o permitiera nada que vulnerara nuestra soberanía o el respeto a nuestras instituciones.
Chávez jamás haría lo que hace maduro de llevar a un embajador extranjero, sea del país que sea, al Consejo de Ministros o permitir que los organismos de inteligencia del país que fuera, se instalaran en nuestros mandos militares o cuerpos de inteligencia, en los sistemas de identificación, aeropuertos, telecomunicaciones, notarías y registros, en una injerencia inaceptable en nuestros asuntos.
Y ésto no puede ser tolerado de ninguna forma, así sean rusos, chinos, bielorrusos, norteamericanos, colombianos o cubanos. Los Chavistas y Bolivarianos, debemos ser profundamente celosos de nuestra soberanía e independencia política, militar, económica. Ésto es más importante aún si se trata de nuestra Fuerza Armada Bolivariana, que son los que tienen las armas del pueblo, el monopolio de la violencia y la responsabilidad de salvaguardar nuestra soberanía e independencia.
El gobierno de maduro ha entregado el país a los intereses del capital transnacional y a sus agentes nacionales, nuevos actores, nuevos rostros, viejos procedimientos. Podríamos hacer una lista de decisiones que ha tomado maduro y nos daremos cuenta que es una película al revés de la de Chávez: destruyó PDVSA, devolvió los Convenios Operativos ahora como “Contratos de Servicios”, entregó la Faja Petrolífera, entregó el gas de la Patria, entregó el Arco Minero, entregó la CANTV, destruyó las empresas Básicas y promete seguir entregando todo lo que pueda para mantenerse en el poder.
Por su lado, el gobierno de guaidó promete llegar al poder para entregar el país al saqueo de las transnacionales tradicionales, la rebatiña de sus agentes nacionales. Su “Plan País”, no es más que una reedición de la nefasta Apertura Petrolera y un remix del último plan de CAP, redactado por los ex ministros de su gobierno.
Los dos grupos de poder que pugnan el control del país, entregan y prometen entregar la Patria. Apuntalan la presencia del capital transnacional en el país, para el despojo de nuestros inmensos recursos naturales, a cambio de su apoyo político y económico para mantenerse en el poder. A los Venezolanos poco nos importa si las empresas o los intereses son Rusos, Chinos, Turcos o Norteamericanos, no nos importan sus acuerdos ni compromisos, todo ésto es despreciable, lo que se entrega es el futuro de nuestro pueblo.
Se llena la boca maduro bramando contra el “imperialismo”, en una pose de aguaje como aquel general Noriega, pero está desesperado para que lo reciban en Washington. Débil y aislado en el ámbito internacional, habiendo dilapidado el capital político del presidente Chávez en la región, sin una épica, ningún logro que mostrar de su gobierno, subestima irresponsablemente a la administración norteamericana. Su política exterior se ha reducido hace tiempo al insulto, la amenaza y la incitación a una guerra entre hermanos.
Definitivamente, ante los peligros que acechan a la Patria, la debilidad a la que nos ha llevado el madurismo y la difícil coyuntura internacional necesitamos otra conducción, otro gobierno, que sea capaz de enfrentar con éxito este desastre sin entregar el futuro del país y nuestras posibilidades de desarrollo, de bienestar para el pueblo. No podemos seguir en manos de un gobierno irresponsable que está rematando el país, entregando lo que queda, para mantenerse en el poder.
La Venezuela que maduro dice tener “bajo control”, es un país entregado, disfuncional, sin instituciones ni leyes, sin regulaciones, sin derechos humanos ni laborales, sin moneda ni soberanía, es el paraíso del capitalismo depredador y saqueador de recursos, de las empresas sin escrúpulos ni miramientos de ningún tipo, de los sicarios económicos.
Tiembla maduro cuando desde el balcón mancillado ve el Cuartel de la Montaña, cada día apuñalan a Chávez y a la patria, entregan lo que pueden, harán lo que sea si no los detenemos a tiempo. Expertos en tuiter y violencia, maestros en la manipulación y en crear falsas ilusiones, sean éstas de diálogo, de elecciones o de prosperidad, los maduristas saben que no podrían ver a los ojos a Chávez, así como, no le pueden dar la cara al pueblo humilde que está en desbandada en su miseria.