Inicia el año 2020 con mucha incertidumbre y desasosiego en nuestro país. Una espesa niebla de desencanto y desesperanza lo cubre todo, nuestro pueblo sobrevive en ella, sin saber a dónde vamos, ni cuál será la suerte de la Patria.
Hemos hecho las advertencias, se han realizado diagnósticos y denuncias; la realidad nos golpea a diario, la tragedia es mayor de lo imaginable, el daño es profundo.
Lo que queda claro, la verdad gigantesca, es que el legado del presidente Chávez ha sido traicionado en toda la línea por el gobierno de maduro, habría que decir, por el madurismo como un todo.
Es objetivamente irrefutable el hecho de que se ha impuesto a nuestro país un paquetazo económico de derecha, que ha barrido con las conquistas sociales de nuestro pueblo y entregado nuestra economía al mercado especulativo, cediendo nuestra soberanía económica al capital transnacional.
Se ha profundizado el capitalismo atrasado y dependiente, basado en un modelo minero-extractivo depredador del medio ambiente y que está transfiriendo masivamente las riquezas del pueblo hacia una nueva élite económica, una burguesía “revolucionaria”, así llamada por el madurismo, con fuerte apoyo de las transnacionales que han hecho de nuestro país su patio trasero.
La imposición de este modelo ha sido devastador, ha tenido graves consecuencias económicas, sociales y espirituales. Hoy día en nuestro país existen dos realidades: por un lado; la de una élite que medra en el poder económico y político del madurismo y que goza de los más groseros privilegios; y por el otro, la de las mayorías populares, los trabajadores, profesionales, campesinos y obreros, cada día más pobres y privados de servicios, quienes que viven en medio de una tragedia, viendo como la vida se les va, tratando de mantenerse a flote, siempre con el agua al cuello.
Los índices económicos que demuestran esta tragedia están allí, medidos y analizados, dibujando una realidad que golpea cotidianamente, cuyo efecto más evidente ha sido el masivo y acelerado empobrecimiento de la población y el terrible éxodo, que por primera vez en nuestra historia, separa a millones de venezolanos de sus familias, de su tierra.
El Estado Venezolano ha sido reducido a su expresión más represiva y violenta, sin instituciones, ni garantías de ningún tipo, dejando la conducción de la economía y la sociedad en manos del mercado especulativo, mientras ha impuesto la represión, el miedo y el “malandreo”, profundizando, como nunca antes, un modelo minero-extractivo, capitalista, atrasado, improductivo y dependiente.
Más allá de tecnicismos y las excusas del madurismo, habría que decirlo con claridad: el gobierno de maduro ha actuado con conciencia de lo que ha hecho, se trataba de postergar la revolución para siempre, detener a Chávez, torcer el rumbo del país.
Con el madurismo llegó al poder una vertiente derechista que estuvo agazapada siempre en el seno del chavismo y que se ha dedicado con eficacia pasmosa a desmontar la posibilidad socialista en el país, demoliendo uno a uno los pilares de la patria que nos legara el presidente Chávez en 2012.
Este desastre ha sucedido, paradójicamente, en nombre de Chávez y del socialismo. El madurismo, incapaz de asumir su responsabilidad y mostrar su verdadera naturaleza, se ha escudado en la figura del presidente Chávez, abusando de su nombre e imagen, justamente para acabar con su obra. Hoy día, no queda nada de ella. El madurismo no puede defender lo que ha hecho, sin generar una reacción del pueblo o la Fuerza Armada, por lo que recurre a los falsos positivos, de excusa en excusa, de escándalo en escándalo, imponiendo el miedo y la represión, ha avanzado hacia una situación de precariedad y entrega de la soberanía, impensables hace tan solo 7 años. Hoy, Venezuela es el país del absurdo, de la indolencia, de la bofetada diaria al pueblo, a su dignidad y su inteligencia.
Cuenta el madurismo con sofisticados mecanismos de manipulación, cabalgando sobre los nobles sentimientos del pueblo chavista, comprando silencios y corrompiendo instituciones. Al pueblo más pobre lo asesinan con el FAES, mientras al mismo tiempo, lo tienen comiendo en la mano. El gobierno se ha convertido en un traficante de la miseria creada por ellos. Se han valido de la complicidad, comodidad o temor de antiguos dirigentes populares, políticos y militares, que hoy se han convertido en obesos empresarios, traficantes y cómplices de este desastre. Cualquier disidencia es reprimida brutalmente, desde la judicialización de la política, las acusaciones de todo tipo, los linchamientos morales, el ostracismo y el exilio, hasta la prisión-secuestro, la muerte en custodia, la tortura y el vejamen del ser humano. Las otrora voces de la conciencia nacional, habitualmente críticos y contestatarios, hoy guardan silencio. Al Psuv, copado y controlado por el madurismo, le ha tocado el triste papel de desmovilizar al pueblo, le echaron un balde de agua fría a la pasión y la llama sagrada de la patria.
Por el lado de la oposición tradicional, esta ha sido llevada a su mínima expresión por la errática conducción de un sector extremista e intolerante, acostumbrado a la aventura y al inmediatismo, carente de independencia en su actuación, con fortísimos vínculos con potencias e intereses extranjeros. Una oposición corrompida, antinacional, en acuerdo con el madurismo, infiltrada por intereses económicos, que luce patética en sus actuaciones y errores, ha resultado su mejor aliado. La base social de la oposición se ha quedado sin liderazgos, desarticulada y desmovilizada, presa fácil del madurismo.
La confrontación política en el país es la pugna de dos expresiones de la derecha que representan lo mismo, maduro y guaidó, son dos vertientesdel capitalismo salvaje, con sus propios intereses, compromisos, preferencias y negocios, que representan intereses transnacionales que se disputan el control del país y nuestros inmensos recursos naturales. Nuestro territorio forma parte de la disputa geopolítica de las grandes potencias. Ambos sectores entregan la patria o prometen entregarla a cualquiera que los mantenga en el poder.
El espectáculo vergonzoso de la Asamblea Nacional el pasado 05 de enero, es más de lo mismo. El madurismo recurre a la burda maniobra, saltándose las leyes, malandreando, aprovecha la podredumbre de los factores de la oposición para dividirla y seguir restando poder a guaidó, en este caso, quitarle el control de la única instancia de poder que le queda a la oposición. Han impuesto en la directiva de la AN a los mismos diputados que pagaron antes, para hacer el trabajo sucio de viajar por el mundo para acusarnos de cualquier cosa desde la Comisión de Contraloría, lo denunciamos en su momento, el tiempo me ha dado la razón.
Guaidó por su parte, sigue aferrado a la única vía que le permite seguir recibiendo ingentes recursos económicos, como nunca antes en la historia, para derrocar a maduro y tomar el poder, posibilidad que cada vez se aleja más de sus manos. Montado en una reja, forcejeando con un guardia nacional, que lo zarandeó como le dio la gana, maduro lo tiene donde quiere, desesperado, fuera de sí, un “presidente interino” que ni siquiera tiene las llaves de su oficina.
Toda esta pugna, que se parece más a una pelea entre borrachos que a una confrontación política, viene aderezada por la injerencia de los factores internacionales, es decir, por los dueños del circo. EEUU tiene su propio plan para Venezuela, pero los rusos también. Los más altos voceros de ambos gobiernos así lo declaran, como si estuviesen hablando de alguno de sus estados o provincias. Incluso, un alto funcionario ruso promete que ellos “enmendarán” los “desaciertos” de Chávez en su política petrolera. Intromisión inaceptable, pero nadie del gobierno dijo nada, no se atreven ni siquiera a exigir respeto a sus aliados.
A nosotros no nos interesa esa pugna, no nos importan sus arreglos, ni sus disputas, sus acuerdos y su convivencia. Nosotros, venezolanos patriotas, decimos que la solución a nuestros problemas no se encuentra allí, en esa charca. Que ellos no tienen nada que ofrecer para salir de este abismo, que ninguno de estos dos sectores representan una opción que garantice nuestra soberanía, el rescate de nuestra economía, la restitución de nuestras garantías políticas y sociales.
Este año 2020, debe ser el del reagrupamiento de los sectores Bolivarianos y Revolucionarios del país, el resurgimiento de la Esperanza Patriótica.
Lo primero que hay que decir, es que somos chavistas y bolivarianos, reivindicamos los objetivos históricos del Plan de la Patria y la obra del Presidente Chávez. A pesar de los errores y deficiencias que se hayan cometido en nuestro período, y que estamos obligados a reconocer, discutir y enmendar, es evidente que el país que teníamos en 2012, después de 12 años de gobierno bolivariano, era mucho mejor que este desastre madurista y mejor que el que nos ofrecen los factores de la IV República o la extrema derecha que solo prometen entrega y persecución.
Estamos convencidos que nuestro país tiene los recursos y elementos necesarios para reconstruir la Patria, tenemos todo para hacerlo, estamos trabajando en ello, basados en la recuperación de nuestra industria petrolera, de PDVSA, nuestra principal fuente de ingresos, que hoy naufraga entre la incompetencia y entrega del gobierno. A partir de allí, comenzaremos con una secuencia de decisiones económicas para lograr los recursos y posibilidades de afrontar la tragedia humanitaria y social de nuestro pueblo, así como para restablecer la normalidad y el funcionamiento del país. No será fácil, requerirá del esfuerzo de todos los sectores políticos y sociales, más allá del chavismo, en un proceso incluyente que restablezca el ejercicio de la soberanía popular. Se puede hacer, pero para ello es imperativo resolver el problema político, retomar la gobernabilidad, restablecer la vigencia de nuestra Constitución, para lo cual el país debe liberarse de los dos extremos que nos oprimen. No lo haremos ni con maduro, ni con guaidó.
Desde que hicimos la propuesta de la Junta Patriótica de Gobierno, como una opción para conducir el país hasta lograr este objetivo político, para destrabar esta situación que nos asfixia y poder iniciar la titánica tarea de sacarlo de la situación en que se encuentra, hemos recibido comentarios, aclarado dudas, la hemos afinado. Diversos sectores se han aproximado a ella, por lo que consideramos que es el momento de avanzar en su concreción.
Es así que, en medio de estas difíciles circunstancias de persecución, exilio y prisión, además del caos que se vive en Venezuela, hemos logrado articular distintos sectores y personalidades en este propósito y hemos hecho un llamado a constituir los Comités Promotores de la Junta Patriótica de Gobierno.
A la vez, hemos decidido reactivar y relanzar la Esperanza Patriótica, instrumento que en su momento pusimos a la orden del Comandante Chávez, y que nos integramos de lleno a su gestión política y de gobierno.
Nuestro pueblo necesita recuperar la Esperanza de que es posible salir de esta tragedia, sin seguir cayendo en el abismo de la entrega o de la violencia. Invitamos a todos los patriotas, hombres y mujeres, honestos, comprometidos con los sagrados intereses de la Patria, civiles y militares, trabajadores, profesionales, campesinos y obreros, jóvenes y estudiantes, estén dentro o fuera del país, a sumarse a este esfuerzo, es la hora de poner a un lado el rencor, el miedo, la desconfianza, el desinterés, reanimar el alma, levantar la mirada, activarse, organizarse y movilizarse, siempre junto al pueblo ¡Nosotros Venceremos!