fbpx
Sample Page

Polarización, violencia y miseria: las claves del poder mafioso que gobierna el país

Después de varios años de una crisis total, la economía y toda la sociedad venezolana ha cambiado. Nuestra dinámica diaria, las condiciones de vida e incluso la forma en que se organiza el trabajo, la economía y la vida se han degenerado de manera evidente. Sin embargo al final del año 2019 se empieza a expresar una tendencia, que en medio de la precariedad de la sociedad venezolana, logra expresar cierta estabilización con fenómenos como la dolarización informal o incluso el aumento progresivo de las remesas en los ingresos de la población. De alguna forma el madurismo ha generado una situación distinta a la del chavismo en progresiva degeneración, el país ha cambiado estructuralmente con la crisis general que lo atraviesa desde hace más de 3 años. El año 2019 ha significado un replanteamiento de los mecanismo de gobernabilidad, del pacto social, que a partir de la precariedad general ha logrado imponerse sobre todo el espacio social, reconfigurando la dinámica y los rostros del poder y la acumulación.

Durante varios años el conflicto social ha sido capturado totalmente por una polarización política marcada por un descontento general anti-gubernamental, pero también por la fragmentación de los partidos tradicionales de oposición sobre todo a partir de la cada vez más desgastada dinámica de la polarización tanto en sus variantes más confrontativas, como en los momentos de diálogo. Una polarización que funciona como la tensión entre grupos de poder, en lugar de expresar el descontento social o de representar los intereses mayoritarios de la población. En este sentido los partidos del gobierno y la oposición administran gran parte de las organizaciones sociales y funcionan como grupos de control y mediación del conflicto social, excluyendo cualquier tipo de formación autónoma que pueda ejercer una representación orgánica y propia del descontento social.

Del rentismo al gobierno/capital mafioso

Al centralizar la administración de los ingresos petroleros en el Estado, nuestra economía rentista también centralizó los principales procesos de acumulación de capital en torno a la administración pública y los contratos y presupuestos fundamentales. Es decir convirtió a la burocracia estatal y su relación con ciertos circuitos empresariales, en comandos para el saqueo constante de la renta, transformando la política en un mecanismo de acumulación, en la base de la dinámica económica y como espacio para la regeneración de nuevos grupos económicos.

Se trata de un proceso que degeneró a la clase política de una burocracia estatal a grupos de acumulación que utilizan todo los mecanismos posibles, en donde se conjuga tanto la economía legal como la corrupción. Se abre la formación de un empresariado –y de una clase política- que son parte del capital proveniente de la corrupción y el desfalco, y que además parece asociarse al narcotráfico, al régimen de pranatos instalados a nivel nacional y a toda una estructura para-institucional construida sobre la base de lo que llamamos un capitalismo mafioso.

Cuando el país entra en crisis entre los años 2014-2015, el sistema ya sobresaturado de corrupción y de redes de desfalco continuado de la renta, empezó un proceso de descomposición que ha convertido al Estado en el centro administrativo y político de una forma de organización mafiosa, que ya no pueden garantizar el mismo volumen de inversión social en función de mantener sus ganancias y procesos de desfalco. Por otro lado la oposición se compone de grupos que varían entre los más excluidos de la acumulación por la clase política madurista y otros que mantienen vínculos empresariales con el Estado, que se corresponden con los partidos políticos sobre los cuales también se construyen las variadas (y fracasadas) experiencias de diálogo.

El gobierno ha logrado estabilizarse y mantener el control del poder y de la sociedad en general bajo una reestructuración de la forma de gobierno, abriendo paso a una dinámica mafiosa que lo sustenta y que es completamente irreconocible en los mínimos principios y mecanismos institucionales que se establecieron en la Constitución de 1999.

El gobierno se transformó en la forma política de un conjunto de mafias –en distintas medidas de cooperación y conflicto- que se organizan para el desfalco de cada presupuesto del Estado, pero que también conviven o co-gobiernan con las redes criminales que atraviesan el país desde el Arco Minero hasta en el centro del país. Por ello es un gobierno que desarrolló una práctica para-institucional, tanto a nivel de organismos del estado como el paralelismo AN/ANC hasta a niveles represivos en donde dicho ejercicio es protagonizado por grupos armados para-institucionales que actúan junto a los órganos propios del madurismo como el FAES, el Conas, el DGCIM o demás cuerpos represivos renovados o creados durante la gestión de Maduro.

Esta forma de consolidar cierta hegemonía y control político, también se refleja en el movimiento social, en el caso de los paralelismos burocráticos a organizaciones de diferentes movimientos sociales, así como en la manipulación, prohibición o intervención en elecciones sindicales, u otro tipo de organizaciones sociales. Son nuevas formas de relaciones políticas y económicas en donde el principio de legitimidad democrática es reducido totalmente, y una nueva lógica de gobierno mafioso/estatista se va sobreponiendo a la sociedad, va colonizando cada relación social, agregándolas a una máquina clientelar que sustituye la democracia o la participación social por el chantaje y la dependencia del Estado como mecanismo de gobierno, como lo ejemplifican claramente políticas como el CLAP.

Clientelismo, miseria y represión: la gobernabilidad madurista

Cuando el gobierno desarrolla su forma de gobierno y de control general de la sociedad, el problema electoral-democrático es sólo la última consecuencia de todo un proceso que reproduce el efecto económico del rentismo en términos políticos.

Mientras la entrada de la renta petrolera produce un efecto de dependencia de todo el sistema económico que luego lo degenera, el rentismo político es la constitución de una clase política que se desarrolla a partir del clientelismo y la expansión del gasto social con el gran excedente rentista, es una clase política que constituye su legitimidad mediante la ejecución de mecanismos clientelares de redistribución de la renta. El gobierno funda su relación de poder en relaciones de dependencia de la sociedad a la administración de los recursos. Una relación de dependencia que logra vulnerar la autonomía social, que mediante el control social le ha permitido la reducción del nivel de vida de la población a la miseria general, mediante una desvalorización histórica del trabajo.

Esta gobernabilidad que ha propiciado la crisis del proceso bolivariano y el rentismo, tiene una vena claramente autoritaria, por lo que las figuras militares se han vuelto protagónicas dentro de la administración estatal. Se constituyó una relación de poder autoritaria y violenta, como es la relación patriarcal que se forma detrás de la apariencia clientelar entre el Estado y la sociedad. El Estado se convierte en el padre sustituto de toda la sociedad, es el que le “da de comer” a cada familia a cambio de mantener integrado a cada individuo a una relación de dependencia económica, a una relación de poder. Constituye las bases del pacto social a partir del chantaje clientelar como sustituto de la legitimidad democrática.

La miseria general no sólo se expresa en la reducción radical del valor de los salarios en general, sino también en la precariedad en la que se organiza la vida, en el intento del gobierno de reducir el cuerpo social a objetos desechables para el engranaje de la máquina de pauperización social en la que se ha convertido el Estado. En este sentido el madurismo parece identificarse en las distopías totalitarias en donde la sociedad es reducida a un conjunto de partes de una máquina Estatal que dispone de cada persona como objetos a manipular, al mismo tiempo que despliegua un control total en los medios de comunicación y en la represión a las disidencias que pudieran incomodarlo.

Aquí la relación entre la forma de gobernar de la actual clase política y la de grupos criminales es clara, al mantener un control social sobre una redistribución mínima de un gran excedente que es apropiado de manera unilateral por el grupo en el poder, a medida que impone un control represivo sobre la sociedad. En la crisis del rentismo el gobierno se ha convertido en el espacio de encuentro de los capitales mafiosos de toda índole, desde los grandes contratos de corrupción con empresarios privados hasta en la alianza con grupos criminales y el ejercicio de una gobernabilidad parainstitucional. En este sentido, más que a un gobierno, nos enfrentamos a una forma de gobernar, que puede incluso reproducirse en una transición que lleve a la oposición partidista tradicional al poder, es una forma que se expande en cierta medida hacia toda la clase política en ambos espacios de la polarización.

2019: Reestructuración mafiosa y quiebre de la oposición partidista

Después de haber sido derrotadas las movilizaciones del 2017, el año comenzó con un nuevo intento de movilización de la oposición reunida en la Asamblea Nacional sobre la base del desconocimiento del gobierno y el intento de legitimación de un “gobierno paralelo” que siendo reconocido por un importante número de países –aunque sin una capacidad de gestión real- intentó unificarse sobre la esperanza de una “presión internacional» que finalmente decantara en una acción externa que le diera el golpe final al gobierno. Sin embargo a medida que pasaban los primeros meses, la presión internacional no parecía conducir a una acción de fuerza más allá de las sanciones económicas, hasta que finalmente el 30 de abril terminan de fracasar los esfuerzos por consolidar la ruptura de las instituciones que legitiman al gobierno nacional: fuerza armada y TSJ. El gobierno administra su victoria alentando cierta estabilización económica y una reducción parcial de la hiperinflación mediante la dolarización informal de la economía nacional, generando cierta estabilidad pero sin mejorar la situación real de la población, que más bien parece degenerarse más cada día.

Después del fracaso de la estrategia del “gobierno paralelo con apoyo internacional” la oposición entró en un ciclo de derrotas tanto por acción del gobierno como por su propias decisiones. Primero el gobierno constituye una mesa de diálogo con sectores muy minoritarios de la oposición que no cuentan con ninguna fuerza real, personajes organizados en partidos de maletín (legalizados y reconocidos de manera exprés después de que el CNE había generado múltiples obstáculos para la constitución de organizaciones políticas) aparecen en la televisión gubernamental para hablar de soluciones negociadas que conduzcan a la legitimación de los próximos escenarios electorales. Luego finalmente la oposición mayoritaria cae en una serie de acusaciones cruzadas de corrupción a partir del manejo de los fondos destinados a la ayuda humanitaria que había gestionado su gobierno virtual. Estas acusaciones se extienden a personajes que desde la oposición política estaban vinculados en casos de corrupción con miembros de la administración gubernamental, casos que recuerdan ya viejos escándalos como las acusaciones de corrupción en la importación de equipos para el sistema eléctrico nacional que vinculaba tanto al gobierno como a miembros cercanos a figuras políticas del partido AD.

Cuando intentamos descubrir la dinámica interna del poder, nos encontramos con militares, corruptos, partidos, etc, pero hay algo que entrelaza a todos estos sujetos, pues no se trata de sólo un gobierno militar, del PSUV (o del G4 en el caso del gobierno virtual de la oposición) o de la camarilla de corruptos instalada en la administración pública. Aunque participan todos estos sujetos en la constitución de la gobernabilidad actual, el espacio en donde se encuentra no es el cuartel, el Estado, o las oficinas partidistas, todos estos espacios son subsidiarios de una dinámica central, que es la dinámica mafiosa que se ha instalado en el país. La gobernabilidad del país se constituye a través de la distribución mafiosa de capital, corrompiendo cada espacio social, fundamentalmente los espacios que podrían generar movimientos sociales y políticos adversos al gobierno. Después de más de 3 años de una crisis general de dimensiones históricas, el gobierno increíblemente cierra el año 2019 con cierta estabilidad y con la promesa de transitar procesos electorales negociados que no alteren su posición. Para lograr esto, se ha reestructurado, ha encadenado relaciones que desde la distribución mafiosa de recursos, logran integrar en su sistema de gobernabilidad a todas las fuerzas políticas y sociales del país, es un gobierno que incluye desde el alto mando militar, hasta las fuerzas paramilitares que gobiernan en las zonas mineras, que ha descompuestos a la oposición mayoritaria al mismo tiempo que crea una oposición ficticia dispuesta a legitimarlo. La corrupción parece ser la fuerza transversal que gobierna el país y toda la clase política que juega en el tablero de la polarización es parte mayor o menor del festín mafioso que mantiene al resto de la población en condiciones de miseria generalizada.

Para conservar el poder, la clase política gobernante ha mutado en una red de equilibrios mafiosos que no sólo mantiene el control del país, sino que además reacciona con una violencia total contra todo lo que queda por fuera de su red clientelar. Ya sea mediante la pulverización del salario de los trabajadores, bajo la violencia asesina en el Arco Minero del Orinoco o bajo la represión y tortura selectiva de cuerpos como el FAES o el DGCIM. Incluso estos cuerpos policiales y militares en su accionar se parecen más a fuerzas paramilitares que a las policías políticas de las dictaduras del siglo XX. Es en este sentido que decimos que detrás del poder se ha constituido un sistema mafioso que rige la gobernabilidad del país.

Detrás del desbaratamiento de la oposición mediante los escándalos de corrupción se puede esconder un fenómeno peligroso, la frustración de la base política y social de este sector –fundamentalmente la clase media, aunque no de manera exclusiva- puede aupar el surgimiento de tendencias que –a la par del auge mundial de movimiento reaccionarios y populistas, relacionados con las iglesias evangélicas en el caso latinoamericano- se opongan a ambos bandos políticos pero de manera favorable a intervenciones militares de diferentes tipos que sustituyan cualquier tipo de movimiento social o popular y que rechacen cualquier mecanismo democrático como principio de una fuerza política antagónica a las fuerzas política gobernantes. Un escenario en donde el resentimiento y la frustración puede generar enfrentamientos entre sectores políticos que sólo terminarían fortaleciendo la violencia mafiosa y que terminarían de desplazar la posibilidad de una solución que pase por la restitución de los derechos políticos, sociales y económicos de la población.

Autonomía y conflicto social

Mientras el gobierno y la dinámica mafiosa con la que co-gobierna necesitan una situación de precariedad absoluta para mantener su gobernabilidad, la lucha por reivindicaciones generales constituyen un espacio para la autonomía de acción y organización, que permite el fortalecimiento de la movilización social y la canalización política del descontento, de un sujeto que surge como externo a ese capital mafioso/corrupto/rentista en el que se ha convertido el gobierno.

El control que ha tenido el gobierno sobre el conflicto social reposaba sobre la cooptación de gran parte de las organizaciones sociales tradicionales, ya sea mediante un control directo del partido de gobierno o transmitiendo el mismo conflicto polarizado y partidista al interno de las organizaciones sociales. Después de todo, uno de los síntomas de la profundidad de la crisis que ha cambiado el país en los últimos años no sólo ha sido la precarización rápida y permanente en todos los aspectos de la vida, sino también en la dificultad que ha tenido la sociedad venezolana para organizarse y movilizarse en función de sus intereses y reivindicaciones. La captura de la autonomía social durante el momento expansivo del proceso bolivariano a través de la identificación sociedad-Estado en que consistió el proyecto del Estado bolivariano, logró fortalecer coyunturalmente la capacidad organizativa de las organizaciones sociales de la misma manera en que afianzaron un proceso de captura por la línea de mando que se originaba en el híper-liderazgo de Chávez, tanto en su papel de jefe de Estado como de líder popular, que luego se retransmitía en estructuras como el PSUV o el propio gobierno nacional.

El éxito de la reestructuración madurista tuvo como reacción el incremento constante y masivo de la emigración, como respuesta a la frustración frente a un gobierno que no puede ofrecer más opciones que una precariedad absoluta. Sin embargo algunos sectores han mantenido el pulso de la protesta social, generando espacios para el desarrollo de procesos de lucha social, y abriendo oportunidades para la organización de un movimiento social autónomo de los centros de administración política. Es el caso de la agenda de protestas sostenidas que vienen generando varios sectores sindicales y gremiales -en su mayoría del sector público, de carácter reivindicativo y con cierta autonomía- para enfrentar la brutal desvalorización del trabajo propiciada por el gobierno.

Las actuales protestas laborales han logrado recuperar ciertos códigos de lucha social al desarrollar un proceso de movilización y resistencia sobre la base de las reivindicaciones fundamentales para recuperar el salario. En la actual situación del país, estas protestas no sólo expresan las reivindicaciones propias de cada sector o sindicato, sino también la necesidad de movilización y lucha frente a un gobierno en una deriva autoritaria y represiva como único método para mantener el poder y las mafias políticas y económicas con las que co-gobierna el país. El gobierno ha dejado claro en los últimos años que necesita mantener una situación de precariedad general para mantener sus formas de control social. Por ello la lucha por el salario no es por la situación crítica de una u otra contratación colectiva, sino por la autonomía frente al gobierno y sus bonos, cajas y demás herramientas para el chantaje, expresando la lucha contra las redes de corrupción con absorben el dinero público, es una lucha contra la miseria como arma política del gobierno. Por esa misma razón la crisis general de los salarios, no se reduce al problema de actualizar un contrato colectivo, más bien es una lucha contra una política de gobierno que afecta a toda la sociedad, es una lucha que puede reunir una gran presión social y política contra las bases sobre las que se sostiene la clase política.

Hay experiencias de lucha y organización que también nos pueden ayudar a ilustrar nuestra propia situación. Son las experiencias que podemos encontrar en otras realidades latinoamericanas y mundiales en donde esa forma de gobernabilidad mafiosa que recorre al capitalismo mundial se expresa con similitudes a la fórmula venezolana. Estas luchas se han concentrado en los territorios, en la comunidad y en diversas formas de redes como espacios sociales democráticos y de resistencia a los grupos de poder gubernamentales y criminales. También en nuestra región se empiezan a recomponer las fuerzas sociales, están surgiendo nuevas estrategias y sujetos que abren rutas de luchas en la coyuntura regional. Un ejemplo han sido los movimientos feministas en una marea mundial quienes han abierto una lucha por la autonomía de los cuerpos y como un cuestionamiento a esas relaciones de poder arcaicas que reposan sobre las figuras patriarcales y paternalistas de los Estado modernos.

De la misma manera en que el poder político desarrolla una forma de gobernar y una institucionalidad como expresión de su base material –el capital rentista-mafioso-, un sujeto político autónomo, se desarrolla en la medida en que se ensancha las relaciones y espacios de encuentro que le dan forma e “institucionalidad” a su forma de organizarse política, social y económicamente. En ese sentido el fortalecimiento de una democracia de base, de los movimientos sociales y de experiencias de economía social, son líneas fundamentales para la constitución de un movimiento popular que pueda ser una referencia alternativa a la miseria que impone el gobierno actual. Por ello hablamos de la autonomía como una estrategia y principio político, el conflicto social abre la necesidad de fortalecer la capacidad de autodeterminación de cada sujeto en lucha, de desarrollar sus redes de resistencia y su capacidad de autogestión que permitan una lucha efectiva y la construcción de una fuerza política que sea una expresión democrática y orgánica de quienes decidimos romper con el pacto social de miseria que impone el gobierno.

Después de los primeros años de crisis y de una dura transición hacia la reestructuración madurista, es posible replantearse la reconstitución de un sujeto social beligerante y autónomo, una fuerza social que sepa sobreponerse a las dinámicas aisladas y locales y que se comprenda como un movimiento de resistencia general a la políticas de miseria que intenta imponer el gobierno. El conflicto social genera una forma de lucha social que se decanta en espacios sociales autónomos, coloca el problema de la autonomía en el centro del movimiento popular, como una herramienta de beligerancia política y social al modelo que impone el gobierno. Si nos enfrentamos a una forma de gobernar, el desarrollo de un movimiento popular de resistencia social debe constituir una forma distinta de organizar el territorio social, debe suponer una expresión política de un sujeto ajeno y contrario al poder mafioso que hoy marca la dinámica del país.

BRAVO SUR
FRENTE CAMPESINO PEDRO PÉREZ DELGADO MAISANTA
LAS COMADRES PURPURAS
VOCES

MOVIMIENTO POLÍTICO NACIONAL EN CONSTRUCCIÓN

El 2020 será el comienzo del final

Cuando comiencen a desarrollarse la “fuerzas productivas” de forma capitalista, o sea, bajo un régimen de explotación, donde cada trabajador cuente con solo lo necesario para mantenerse vivo ¿Cuánto tardará el gobierno en contener a las masas para que no se rebelen en su contra? Lo que espera el gobierno para el próximo año es incierto.

Si, como ellos dicen, arrancan por fin los motores económicos capitalistas, con sus estímulos impositivos y laborales, con sus “libertades” a la manera China (y gringa, por supuesto), el pueblo trabajador estará sometido a sus arbitrariedades, a la voluntad de los “inversionistas”, de los patronos. El malestar no se hará esperar y la gente saldrá a la calle a protestar.  Todos sabemos que el sacrificio que exige el gobierno al país será “para el país de los pendejos trabajadores”, no de los empresarios – a los  “inversionistas” ¡ni con el pétalo de una rosa! –, los cuales chantajean y compran al gobierno con dólares y promesas; a los cuales, además de los negocios,  se les dará ventajas, muchas ventajas, impositivas, legales, políticas dentro de la dirección.

¿Qué hará el gobierno con el Petro? ¿Pagará sueldos en Petros para obligar a la economía a tranzar en Petros? Eso se ve difícil, que Venezuela obligue al mundo hacer sus negocios en Petros. Cuando se extinga esa llamarada navideña, y  se descubra la estafa, estaremos todos buscando dólares en los aeropuertos.

…Y para cuando todo esto estalle el gobierno ya habrá preparado un ejército de policías nacionales listos a contener la explosión social, estaremos a la par de Colombia: allá ejército y paramilitares y aquí, FAES y Policía Nacional, que lo tiene todo, para contener a las masas.

No somos optimistas con el capitalismo, no podemos serlo. Por el capitalismo irrumpió Chávez a la escena política para luchar en contra de su lógica, por el capitalismo Colombia está sumida en la violencia, por el capitalismo el continente hierve en protestas, muerte, y males de todo tipo ¿Por qué el gobierno insiste en hacer las cosas como todo el mundo? ¿Por qué insiste con el capitalismo? ¡El fracaso no se puede retrasar, ya no hay arruga que correr! El año que viene, a esta fecha, estaremos vigilados en un “estado de sitio” de hecho y de derecho impuesto por el gobierno de turno, el de Maduro o el de la otra derecha, la que no lo disimula.

En el terreno político, el gobierno contuvo a otras fuerzas políticas alternativas al PSUV y a todo el Polo Patriótico – que no hace ninguna diferencia con él –, los que sí creen en que la revolución chavista y socialista es posible. Los mantiene aislados, fraccionados o amedrentados. En la Asamblea Nacional y en la Asamblea constituyente no pasa nada, se solazan en discusiones estériles. En la legislativa hay dos fuerzas que apuestan a favor de los capitalistas, sean estos nacionales o gringos, o chinos y rusos, o una mezcla de todos. Como dicen, los intereses burgueses privados casi siempre mandan sobre los intereses de su propia clase; ya se vio, en el caso de las “cartas de buena conducta”, como gobierno y oposición sí se pueden entender, siempre que haya dinero de por medio y el  interés privado se coloque por encima sobre el interés del grupo, clase, del país o de lo que sea… Lo que le falta a Maduro para poner la guinda en el pastel es una guerra, que le declare la guerra a Colombia, por ejemplo. Pero el comienzo del fin es este año, sarcásticamente de fecha 2020, como cuando la visión es perfecta.

Es un año. Es mucho tiempo. Si dejamos que los acontecimientos lleven su curso “normal” será un año terrible y sin salida clara, el 2020 podría ser el año de un pueblo ciego. Pero si irrumpe un movimiento social fuerte en la calle puede que obliguemos a desalojar a los vagos de la constituyente y obligarlos  a restituir la constitución, e incluso sacar al gobierno en nombre de ella (de la constitución) y del soberano, restituir el estado de derecho mediante una junta patriótica de gobierno (socialista) que contenga el desastre económico y social que se nos aproxima como un tsunami, pararnos al frente y hacer que sancionen en favor de la revolución, de los trabajadores, de los más débiles. Todo depende de nuestra voluntad.

Por los cambios revolucionarios sí somos optimistas, no así con el Petro y las fuerzas productivas capitalistas coloniales.

Otras elecciones donde no estará participando la revolución por ningún lado es solo otra “sesión” en la Asamblea Nacional, no habrá nada nuevo dentro de la política nacional, más componendas, más promesas, más trampas y fricciones estériles entre iguales, el diálogo de la “política real” es irreal, es caca sobre pupú. Los trabajadores y todo aquel que sufre necesidades, estaremos igual o peor. Si vamos a vivir en zozobra es mejor hacerlo luchando en la calle que atados de manos.

El 2020 debería abrirnos los ojos y dejar los deseos para la vida íntima, ya pasó navidad y los pocos fuegos artificiales se apagaron, incluyendo el medio Petro. Si todo sigue como está ningún cambio dentro de la Asamblea Nacional va afectar lo que pasa y pasará en el país. Ninguna elección nacional va cambiar nada, todo depende de nosotros si alzamos nuestra voz en la calle.

Comencemos de nuevo: ¿Qué ventaja no aporta vivir como colonia? ¿Qué ventaja nos aporta el sistema capitalista a los trabajadores y a la clase media profesional? ¿Qué ventaja tiene que cada quién quiera salvarse sólo indiferente al resto de la sociedad, de nuestras ciudades, nuestras instituciones, nuestra herencia, historia? La urgencia por buscar los dólares nos hace olvidar los valores fundamentales de nuestra existencia como sociedad y como individuos sociales; estamos a punto de perder nuestro carácter social, de nación, de patria; nuestro lenguaje, nuestros rasgos culturales, todo vínculo histórico y nacional, sólo por sobrevivir en un mezquino egoísmo propio de los burgueses y pequeñoburgueses.

Para el año 2020 ¡Invoco de nuevo a Bolívar, a Chávez, a la independencia del coloniaje capitalista mundial, a la lucha marxista por el socialismo, a la revolución permanente por la  perfección de nuestra sociedad!, luchar por razones sagradas no por un plato de lentejas, literalmente hablando.

La necesidad de necesitar: el phatos de la propiedad privada

Para difamar al socialismo los capitalistas asustan a la gente con que bajo ese régimen le quitarán  “sus cosas”, para luego ellos en el suyo despojarnos de nuestras cosas y nuestras vidas. Pregúntele a cualquier distraído de clase media; inclusive, no vaya muy lejos, pregunte a algunos escritores de Aporrea que lo creen de Cuba…, en fin, pregunte a la pequeñaburguesía, que, como conciencia (o mala conciencia), abarca ampliamente a casi todas las capas de la sociedad, pregúntele: ¿qué es el comunismo; qué es el socialismo? y le dirán, “en el comunismo les quitan ´sus cosas´ a las personas”. Parece infantil, pero es una idea bien arraigada dentro de nuestras sociedades… …Y para colmo, viene Maduro y ¡casi que lo logra!, ¡y en nombre de un socialismo, pero falso, de cartón!

No obstante, lo fundamental que ha debido hacer Maduro con el tema de la propiedad,  dentro de una sociedad que se supone, que se “vende” como socialista, no lo ha hecho ni lo hará: fomentar y fundar la propiedad social de los medios de producción y el control de todos los procesos fundamentales de la economía. Al contrario, ha intentado plantar un sociedad tanto mixta como injusta, de hecho con más privilegios y más desigualdad, más propiedad privada y más sentido de la propiedad privada      c a p i t a l i s t a, inclusive dentro de la población desposeída de la base social del chavismo.

En rigor la clase “propietaria”, o sea,  la burguesía, mediante el capitalismo expropia al resto de la sociedad. Lo que son “nuestras cosas” (incluida nuestra vida y nuestra libertad) en la sociedad capitalista están atadas a hipotecas, a alquileres, al capricho de un terrateniente, al despojo de los poderosos. No son “nuestras cosas”, son las cosas de los que ejercen sobre nosotros un poder hegemónico a través de leyes, contratos, relaciones sociales y relaciones de producción de señorío, de dominio.

La propiedad privada dentro de los pobres y la misma clase media es solo un mito, un gran cuento: alquileres indexados, hipotecas vencidas, hipotecas por contraer, desalojos, despidos, desahucios,  devaluación de la moneda, inflación, y mucha angustia; todas las llamadas “leyes del mercado” y leyes burguesas, dentro del capitalismo es un despojo de “nuestras cosas”, de nuestra “propiedad privada”, esa que es necesaria para vivir libres de su obligación moral, como el requisito social pequeñoburguesa que nos obliga a tener cosas por tener cosas: “hay que tener para ser”…  …Pero,  aun así, ¡la gente teme que el sistema socialista les confisque “sus cosas”, su casa, su carro, sus hijos!..

Este prejuicio (o este miedo original) nos lleva a pensar en cuál es el justo valor de la “propiedad privada” dentro de los seres humanos, más allá de lo escrito por  Marx y Engels.  El capitalismo existe por ella. La propiedad privada y más aún el sentido de propiedad le otorgan su razón de ser, le dan un significado metafísico o teológico. Hay que poseer para poder existir, es el phatos del tener para existir (de esto habló muchas veces Chávez, no sé si recuerdan). En el capitalismo la propiedad privada se transforma en una doctrina, en un objetivo existencial; sin poseer, en la sociedad del consumismo, la angustia hace perecer al individuo, lo extravía. Lo “necesario y lo primordial  para la vida” pierde sentido, porque la vida se realiza solamente en la posesión de cosas materiales, hasta de personas.

Se trata de un pensamiento que enferma a la sociedad, a toda la sociedad, de la cual solo aquellos que lo han poseído todo desde siempre pueden liberarse de él, ejerciendo la libertad hacia otros objetivos mucho más elevados, realizando sus vidas hacia otras direcciones espirituales; esto, en términos generales. Y es que sólo la neurosis del hombre rebelde y del artista suelen quedar fuera de este padecimiento existencial por la posesión de cosas, propio de la espiritualidad burguesa (ejemplos sobran).

La mayoría de las personas vivimos atadas a necesidades básicas, pero mucho más a necesidades creadassentimos la necesidad de necesitar, eso resume el espíritu del capitalismo, a eso somos esclavos casi todos. Una persona es capaz de recibir cualquier objeto por el solo hecho de que es gratis, así no sepa qué es ni para qué sirve. Hemos aprendido a convertir, tanto lo útil como lo desconocido e inútil en “mercancías”, en un valor de cambio, ese es el phatos de la propiedad, que todo puede ser ganancia y mercancía de forma infinita, digamos, sin que nadie, nunca,  la llegue a “estrenar”.

El socialismo no pretende destruir todo lo hecho por la sociedad burguesa o por el capitalismo,  sólo su producto espiritual, la alienación, la automatización, el idiotismo  y las relaciones sociales de producción. El socialismo, en términos abstractos, pretende expropiar al expropiador, desplazar hacia toda la sociedad la renta, darle utilidad social a las ganancias de los ricos, producto de un robo social sin mucho sentido; aquello que conocemos como plusvalía, convertirlo en vida y triunfo para toda la sociedad –dando a cada quién según sus necesidades (como dice el cristiano) pero exigiendo de cada quién según sus capacidades, es decir, distinguiendo las diferencias concretas entre los individuos. Ningún socialista verdadero va confiscarle su casa o su carro o sus herramientas de trabajo, menos sus hijos a nadie, solo pretende igualar la sociedad de forma justa, tomando en cuenta las diferencia individuales, sobre la base de lo que cada quién ya posee y necesita.

El phatos de la propiedad privada es lo que impide educar a la sociedad, liberarla de él, de esa enfermedad. Sin propiedad privada no hay por qué preocuparse de la educación que requerimos para vivir en sociedad, como una comunidad de seres humanos; preocuparnos  por la salud, por la salubridad, por poseer una base material de vida, porque la sociedad, a través del Estado (o siendo ella misma el Estado) ¡toda ella en conjunto!, se ocuparía de solucionar las necesidades individuales materiales básica, y muchas espirituales, como la educación formal a todos los niveles, técnicos y humanistas, el acceso a la cultura y la investigación científica en todos los campos, el tiempo de trabajo y de ocio para “vivir viviendo”. La sociedad garantizaría a cada persona su desarrollo individual al máximo – lo que en el capitalismo es imposible; es un privilegio de pocos o que redunda en el bienestar de pocos.

La revolución socialista es el medio por el cual crecemos como individuos, es el proceso mediante el cual progresamos como humanos, todos los días, aprendiendo, estudiando (no sólo coleccionando acreditaciones), trabajando, ampliando el conocimiento entre todos los humanos y para todos los seres humanos; eso es la revolución socialista, no puede ser algo tan mezquino y miserable como despojar a la gente de lo poco que tiene en la vida, incluyendo la esperanza.

El hecho de que Maduro y su gobierno no lo entienda así y actúe de forma contraria es un verdadero drama social y político. Pero no podemos confundir jamás a Maduro y su gobierno con la revolución socialista. Un sistema que alimenta la pobreza material y espiritual (sobre todo), con una educación artesanal para formar mano de obra para explotadores, repartiendo comida para una alimentación mala y bonos migajas alucinógenos, es tan malo o peor que el capitalismo más franco o aplicado de forma directa…. …Mientras, crece y se afianza  la propiedad privada dentro de los más ricos, el señor Castro Soteldo devolviéndole sus tierras, sus fábricas, sus ganancias y su explotación, como si nada hubiera pasado, como si Chávez no hubiera pasado, y paralizando a la población en la oscuridad y la resignación.

La Patria al pie del patíbulo reclama el auxilio de sus hijos

No es necesario ahondar más en las circunstancias terribles que azotan la Patria de Bolívar, el diagnóstico es concluyente: ¡Venezuela se encuentra al pie del patíbulo! En las proximidades de su desaparición: sin moneda propia, sin economía, sin producción petrolera, sin comida, sin medicina, sin habitantes, sin el sentido de pertenencia de sus hijos…

La situación es terminal, nos jugamos hoy la existencia de Venezuela, después de doscientos años de lucha, sangre, esfuerzo en la construcción y mantenimiento de la Patria, hoy corremos real peligro de su extinción. Retrocedimos a los tiempos de la infamia, crimen y pillaje, solo comparables a los terribles años de la caída de la segunda República por allá en 1814. Es verdad que ahora el desastre ha ocurrido muy rápido, es cierto que es difícil aceptar estas circunstancias complejas, entender el peligro que hoy confronta la Patria, es increíble lo vertiginoso de la caída. 

Pero esta situación desesperada, esta tragedia, reclama del auxilio de sus ciudadanos, de soluciones urgentes, es necesario deponer intereses personales, ambiciones mezquinas, resentimientos. ¡La Patria llama!

Además de la denuncia permanente y de exponer los argumentos para recuperar la conciencia y el necesario entendimiento de las fuerzas e intereses que hoy acuchillan a la Patria, es ineludible plantearle al país,  la propuesta de solución, cómo salir, ya no del laberinto de la IV República, sino del abismo del madurismo. Nosotros hemos venido proponiendo para la discusión, la formación de una Junta Patriótica de Gobierno. Sabemos que no hay condiciones para actuar con libertad, nos enfrentamos, es justo reconocerlo ya, a una dictadura feroz que no respeta las garantías constitucionales, que es intolerante y actúa con violencia, un gobierno que organiza cuerpos de exterminio como el FAES y lo apoya contra la opinión humanista nacional e internacional; viola la Constitución y las leyes, con la anuencia de la constituyente que se ha convertido en verdugo del pensamiento, guillotina de cualquier disidencia. 

Esta situación nefasta nos reclama dar un paso más allá, romper la anomía que nos imponen, vencer el miedo, pasar a la acción. Llevados por el espíritu bolivariano y chavista, proponemos la creación de una Comisión Promotora de esa Junta Patriótica de Gobierno, y nos permitimos convocar a un grupo de venezolanos para discutir la idea.

Las reuniones preparatorias deben ser por razones obvias, tanto en el exterior como en el suelo de la patria, a todos los niveles políticos y sociales, ya tenemos conversaciones y contactos para la designación de delegados de las Universidades, los trabajadores, de los obreros petroleros, de las comunas, los campesinos, los movimientos sociales, de sectores patriotas del PSUV y del Polo Patriótico, de los Militares, de los presos políticos civiles y militares. La receptividad al planteamiento ha estado acorde con la urgencia de la situación. 

De estos primeros contactos, han surgidos ideas para los puntos a discutir en las reuniones preparatorias, adelantamos algunas de ellas:

Restablecimiento de la plena vigencia de la Constitución Bolivariana: 

No fue por azar que unas de las primeras medidas de la dictadura del madurismo fueran contra el Plan de la Patria y contra la Constitución Bolivariana, la del proceso Constituyente de 1999, la de Chávez. El espíritu de estos dos pilares del pensamiento chavista deja en evidencia al madurismo, su traición al Comandante. No es posible hoy ir contra el pensamiento de Chávez sin desmontar este marco espiritual y legal. El restablecimiento de la Constitución y del Plan de la Patria serán razones sagradas contra la barbarie que hoy padecemos.

Restablecer la Soberanía Popular:

La soberanía popular no es sólo una cuestión de elecciones, de votos, va mucho más allá, es restablecer el carácter participativo y protagónico de  nuestro proceso político, de nuestras instituciones, del futuro; es empoderar al ciudadano, al pueblo de conocimiento, de información, de organización, de construcción de su vanguardia, de pasión por la Patria, por la Humanidad. Ya nos decía el Libertador: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, entonces, la primera tarea luego de la salida del madurismo, es la restitución de la discusión sana, la información clara para el pueblo, dotarlo de elementos para entender el momento, visualizar el futuro; derrotar las mentiras que sustentan esta tiranía, reencontrarnos con la verdad. Sólo de esta manera tendremos un pueblo capaz de defender el país, decidir su futuro.

Libertad para todos los presos políticos:

La calidad de un gobierno, de un pueblo se puede medir por la calidad de su justicia. Es evidente que ahora en Venezuela la justicia es violada, encadenada a los apetitos, las bajas pasiones de una camarilla, de una tiranía. Acabar con el exilio y los presos políticos, debe ser el inicio del restablecimiento de la justicia, abolir la tortura, la persecución, el crimen, el maltrato y crueldad.  Debemos volver a ser ejemplo para el mundo de respeto de los derechos humanos, esta condición es indispensable para la construcción de la sociedad, de la fraternidad, del amor. Ese amanecer de libertad que será la liberación de los presos políticos, también será el inicio de la recuperación ética, espiritual del pueblo, será un duro golpe a la moral del egoísmo, de la muerte. Esta liberación de uno de los símbolos de la tiranía, los presos y los exiliados, debe venir acompañada por la disolución inmediata de los cuerpos policiales verdugos de los humildes, será el inicio de una nueva visión del problema de la inseguridad, y de la convivencia, la relación entre los humanos, de una solución en sus raíces, y no asesinando a las víctimas generadas por la pobreza espiritual y material creada por el capitalismo madurista.

El Renacer Espiritual debe ser acompañado del renacer material, económico.

Venezuela sufre hoy el más peligroso ataque a su existencia desde los días de la Independencia, es un ataque sutil, difícil de percibir, pero muy dañino que nos debilita y entrega de manos atadas a los intereses de los imperios: se trata de desmantelar al espíritu y a la economía de la Patria, los pilares fundamentales de la soberanía. El ataque sucede ante nuestras narices y la reacción es frágil. Desmontan el sentido de pertenencia a la Patria, a la sociedad, estimulan el egoísmo, convierten la casa natal del Libertador en una feria, golpean el alma de la Patria. Los millones de emigrados que salen desesperados del país, son son señales inequívocas del daño que se ha hecho a la sociedad venezolana. Arrasan la economía al destruir a PDVSA, baluarte de nuestra soberanía, nuestro muro de contención ante el apatito de las transnacionales sobre nuestros inmensos recursos naturales,nos convirtieron en un país petrolero sin petróleo, fue como mutilarnos las piernas, los brazos, la voluntad. De esta manera, la Patria está inerme frente a los buitres internacionales, que se llevan nuestro petróleo, gas y minerales a precio del lumpen desesperado. 

Es indispensable resucitar a PDVSA, retomar el control sobre el Arco Minero, sobre nuestras empresas básicas y de servicios, ésto nos permitirá ejecutar un Plan de Recuperación de la economía, de la calidad material y espiritual de la vida, del vivir bien.  Que el mundo sepa que aquí hay pueblo civil y militar dispuesto a defender la soberanía por encima de cualquier interés, de forma real, en el discurso y la práctica, acabar con el fraude de hablar de independencia mientras se entrega la Patria. Que sepa el mundo que en Venezuela existen militares y civiles cada vez más conscientes de la agresión sorda que hoy sufrimos, del peligro de disolución, que existen militares y civiles distintos del madurismo que nos convirtió en vergüenza mundial, en un pueblo de emigrantes, en un pueblo sufriente de penalidades inéditas.

Éstas son algunas de las ideas que ha generado la convocatoria a la Comisión Preparatoria de la Junta Patriótica de Gobierno. La discusión está abierta, la idea se desarrolla… Hay esperanzas.

¡VIVA BOLÍVAR! ¡VIVA CHÁVEZ!

El pasado y el futuro, Maduro y Chávez

NO podemos repetir el pasado, pero sí cancelar lo que en él hubo de inconcluso. No podemos despertar el fantasma del 4 de febrero de 1992, ni repetir el camino de Chávez volviendo al Libro Azul y al Árbol de las tres raíces, porque ahora sería de muchas raíces. Pero sí podemos y debemos completar el suceso que significa el Plan de la Patria original de Chávez, contar con él para llevarlo a la práctica y desarrollarlo según el espíritu de la revolución, no para apagar el fuego de la revolución. Lo que queda por hacer, el porvenir, es el motor de la revolución, no lo pasado. Del pasado tomamos la herencia moral o espiritual, del pasado la tradición revolucionaria no los episodios, o los nombres, los trajes, las maneras e incluso el lenguaje; del pasado sólo beberemos el espíritu de nuestros héroes, lo demás sería falsificarlos usando a un fantoche, poner en escena una farsa de un pasado trágico, como diría Marx.

Hablar como Chávez y gesticular como él no lo trae a la vida, el espíritu revolucionario que poseyó a Chávez es lo que interesa, esa inteligencia puesta al servicio del futuro y los cambios. Revivir el fantasma para regresar al pasado es una payasada. Sin embargo su pueblo lo quiere traer a la vida de cualquier manera, así sea en lo externo o aparente, y de eso se aprovecha una inteligencia delictiva la cual para lograr sus objetivos mezquinos se vale de los ojos de Chávez, de su voz, de su imagen, los malhechores lo usan como estandarte y escudo moral para sus fechorías…

La constituyente de Maduro tuvo como fin compensar el fracaso del gobierno en las elecciones parlamentarias, retomando el control a través de un micro golpe de Estado al poder legislativo, vestidos de magistrados y legalistas. Es obvio que luego fue aprovechada esa Constituyente, también, para la restauración capitalista y para sostener suspendida la Constitución de 1999 con la amenaza de redactar otra nueva, según como convenga al poder madurista.

Es indiscutible que nada tuvo que ver con hacerle enmiendas para radicalizar más la revolución socialista, como lo quiso Chávez. Fue una salida política desesperada, una improvisación, una inspiración del momento para salir del atolladero de la violencia, sin tener que recurrir a medidas económicas radicales y sin tener que cederles espacio político a la oposición y al chavismo, al que reclama socialismo; fue un cambio para no cambiar nada. La convocatoria a una constituyente en 1999 se repite en 2018 pero con un espíritu torcido,  contrario, se convoca, entre otras razones pragmáticas,  para restaurar el pasado, con el espíritu de conservar las maneras y los viejos vicios de la socialdemocracia. No se usa para el cambio sino para frenarlo y revertir el movimiento hacia atrás.

A esta fecha la Asamblea Nacional Constituyente no ha hecho otra cosa que suplir a la otra, a la Asamblea Nacional, en todas sus funciones regulares de aprobar leyes importantes, nombrar y elegir magistrados, rectores, etc., pero adeptos al madurismo y a favor de sus intereses. Si tan solo esos diputados supieran el poder que tienen en sus manos y la posibilidad de cambiar el destino de la revolución. Pero, están pagados, como buenos clientes del ejecutivo y del partido, controlados por el madurismo. Pasarán a la historia como tontos útiles, borregos en un redil, manipulados o comprados por un grupo de farsantes; no es una buena reputación la que les espera.

El madurismo hizo lo mismo con el Plan de la Patria. No pudiendo cambiar el plan de Chávez, lo falsificaron. Para luego, sin haber cancelado – ni siquiera – el falso, redactar otro distinto con el mismo nombre pero con el número II. El fantasma del pasado se les impuso en lo aparente, tuvieron que mantener el título de “Plan de la Patria” en otro plan que va por el camino contrario del original. Vergüenza y miedo de abandonar la sombra de Chávez y perder el apoyo popular chavista, y mucho miedo a la revolución y perder el apoyo de los capitales y los capitalistas. El madurismo no suma la suficiente fuerza popular para sostener el gobierno, por eso necesita mentir, mimetizarse,  usando a Chávez como estandarte y a la vez comprar aliados dentro de la clase empresarial con petróleo y negocios de todo tipo, privatizando el Sistema Eléctrico Nacional, la CANTV, el Metro de Caracas, los Peajes, privatizando ciudades enteras entregándoselas a operadores turísticos, hoteles, playas etc…. Promesas y hechos, para ver si se mantienen en el poder más tiempo, o así tengan que aplicar la fuerza de la represión hacia el eslabón más débil, el chavismo…

Todas las instituciones, nuevas  y viejas, han quedado huérfanas de revolución, se asimilaron al viejo sistema, atestadas de “clientes” del gobierno y del partido, cobrando, dentro de ellas, sus lealtades, con influencias, malversación y robo de la “cosa pública”. El avance hacia el socialismo murió con Chávez y de lo implantado solo quedaron nombres, edificios, letra vacía y tonterías lingüísticas, usados como camuflajes a la restauración socialdemócrata, al neo adequismo madurista. Muerto Chávez hubo un ejército invasor (y esto es literal) en los ministerios más importantes y con más influencia en nuestra economía (petróleo, finanzas, ambiente, turismo, tierras), en el banco central, en el partido, en las misiones, dispuesto a desmontar todo lo que oliera a revolución y socialismo. Y los hizo. Hasta la misma imagen de Chávez fue retirada de las paredes…. ¡El madurismo!: una parodia de Chávez y su espíritu de lucha revolucionaria, hecha por malhechores, por actores de tercera categoría; representa el pasado. El plan de la Patria, el original, la herencia del espíritu revolucionario y socialista de Chávez; representa el futuro.

Una Navidad para el renacer de la Esperanza Patriótica

Hoy celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, celebramos la Navidad, una fecha tan importante para nuestro pueblo, nuestra cultura y religión.  A todos, sin distinción alguna, nos embarga un sentimiento especial, donde nuestros pensamientos están con nuestros seres queridos, con los que están lejos, o los que ya no están.

En cualquier circunstancia, por más dura o dolorosa que sea debemos celebrar este día con un sentimiento de amor, esperanza y solidaridad. El sentimiento de la Navidad no se puede medir por el hecho comercial, ni por la abundancia material. El Niño Jesús nació entre los humildes, él en pesebre, celebrado por sus padres sólo con un poco de queso, pan y leche. En ese ambiente de enormes privaciones, nació un hombre que luego se convertiría en la esperanza y redención de todo un pueblo, que haría universal los sentimientos de amor, hermandad  y solidaridad.

Cuando nació el Niño Jesús, sus padres María y José, lograron escapar de Belén y no fueron alcanzados por Herodes, rey opresor, quien cometió el crimen atroz de matar a los niños de Belén temiendo el nacimiento de Jesús. Crimen inútil, pues no se puede matar la esperanza de los humildes.

Hoy en nuestro país, a pesar de la tragedia que vive la mayoría de nuestro pueblo, nuestros pensamientos y sentimientos deben ser de Esperanza y solidaridad. 

Una Esperanza que sea Patriótica, por el rescate de nuestros derechos, el derecho al vivir bien, a la soberanía, al libre pensamiento, al trabajo, al conocimiento, a construir nuestro Plan de la Patria, hermoso libro donde prefiguramos nuestro futuro, para devolver la Patria a nuestros hijos y a los hijos de sus hijos.

Esperanza en que las familias venezolanas podamos estar juntas de nuevo, que esos 4,7 millones de jóvenes, hombres y mujeres, puedan volver al país, para ver a sus padres, hijos, seres queridos, pisar su tierra, trabajar en ella, sin temores, angustias, privaciones.

Esperanza de que todos los presos políticos del país, sean de la posición que sea, puedan recuperar su libertad plena, rehacer su vida: los trabajadores de PDVSA, de Corpoelec y Ferrominera, secuestrados sin juicio, sin derecho a la defensa; los oficiales de nuestra Fuerza Armada Bolivariana, sepultados en las prisiones sin ningún tipo de derechos.

Solidaridad con los que han perdido sus seres queridos, víctima de la indolencia de sus carceleros, víctimas de la tortura, del crimen político; con las familias de los miles de los jóvenes de los barrios más pobres ajusticiados por el FAES y otros cuerpos parapoliciales, con los que mueren en la calle, absurdamente, producto de la violencia sin límites. Dice la leyenda Maya que los ojos de los enterrados permanecen abiertos mientras exista injusticia, llegará el día en que descansen en paz. 

Solidaridad con el humilde, con los ancianos, los pensionados, los pobres, a los que los tienen dando carreras de un lado para otro con su medio petro, medio pernil, caja clap, con su miseria a cuestas, mientras las élites se regodean y maravillan en sus bodegones con todo tipo de exquisiteces, en sus fiestas en las alturas y celebraciones fastuosas, en un país devastado, ahora, un país lleno de contradicciones y miseria.

Solidaridad con los trabajadores despojados de sus conquistas y beneficios, de su trabajo, con los campesinos expoliados de sus tierras, con los habitantes de los barrios despojados de todo y asediados por el FAES, con los soldados y oficiales saqueados del honor patrio, con los millones de jóvenes que han tenido que cruzar las fronteras de la patria, cruzar Los Andes, el mar Caribe, en un diáspora innecesaria, cruel, terrible, solidaridad con la madre o el padre que quedaron solos, sin sus muchachos que tuvieron que dejar la patria, con el pensionado, el enfermo, el que tiene hambre, con el indígena que ve su tierra arrasada, con todos los que hoy atraviesan un mal momento.

Solidaridad con todo un pueblo, noble, extraordinario, que aún en las peores circunstancias económicas y sociales, celebra estos días de Navidad, que junta todo lo que puede para llevar la hallaca a la mesa de la casa, ya no un estreno pero quizás, algún regalo para los niños, inocentes de todo lo que pasa. 

La Esperanza de que todo ésto cambiará y volveremos a ser un pueblo grande, en el disfrute pleno de sus derechos, al ejercicio de la política, a expresar sus opiniones e ideas, al trabajo, al ejercicio de la solidaridad, de la soberanía, a reconstruir con nuestras propias manos, sin injerencia de nadie, ni grupos, ni potencias extranjeras, el país que queremos. 

La nobleza de nuestro pueblo y la celebración de sus tradiciones, no es ningún mérito del gobierno, al contrario, es una demostración de perseverancia, de fe, de esperanza. Lo único que no puede hacer maduro y su gobierno, es cambiar la esencia de lo que somos, un pueblo noble, solidario, pleno de sentimientos de amor, no se puede engañar a todo un pueblo con lucecitas de feria mientras se hace tanto daño, mientras existe tanta injusticia.

Desde la distancia del exilio al que me han confinado, separado de mi patria y mi pueblo, de mi familia y seres queridos, mis amigos, compañeros, a todos les deseo una Feliz Navidad, mis mejores deseos. Estén en la circunstancia que sea, los invito a reflexionar en este día, a pensar en el futuro posible, en la Esperanza Patriótica. Todo ésto ha sido un accidente, no es normal, no nos acostumbremos, un gran engaño, pero nada es eterno, ni aún las tiranías más oprobiosas, que tengamos la certeza de que nuestro pueblo, y el país como un todo, se sobrepondrá a esta terrible circunstancia en que nos encontramos, saldremos de este abismo y lo haremos sin perder nuestra esencia, sin que se desdibuje nuestro sentimiento patrio, lo afirmativo venezolano, por la acción de esta camarilla que oprime a todo el país.

Nuestro pueblo, nuestros ciudadanos, nuestros hombres y mujeres, profesionales, trabajadores, campesinos, estudiantes, son extraordinarios, no importa cuántas dudas, cuánto desengaño, frustración  o cuánta rabia tengan, ahora lo importante es que prevalezca lo mejor de nosotros: amor a la patria, a nuestra tierra, la solidaridad y fraternidad, tenemos que reconquistar la esperanza, la pasión patria, sólo así, seremos capaces de movilizar a todo el país por objetivos altruistas, por encima de las miserias humanas o intereses grupales, para rescatar y reconstruir nuestra patria, la única que tenemos y que espera por nosotros.

La esperanza es capaz de movilizar a pueblos enteros, la nuestra además es patriótica, es la certeza de que recuperaremos nuestra patria, libre, soberana, popular y Bolivariana, plena de libertades y buen vivir para todos. Así será por la acción del pueblo venezolano. Que la paz y prosperidad retorne a nuestro país, que las familias vuelvan a unirse y que estas sombras que nos espantan se disipen, ¡Feliz Navidad! 

El país entregado a las transnacionales

Ya llegando al final de este año infausto para la patria, si quisiéramos hacer un balance de lo que ha pasado, en qué han convertido al país, sin lugar a dudas podríamos mencionar tantas cosas que son una tragedia: 

En lo económico: la hiperinflación de 360.000% solo este año, la mega devaluación desde agosto de 2018, cuando el ya devaluado bolívar se depreció de 60 bolívares soberanos por dólar a 48.000 bolívares soberanos por dólar a la fecha; un salario de hambre, de tan solo 3,125 dólares al mes, el más bajo de todo el hemisferio; la desaparición del bolívar y por ende la dolarización, por la que maduro da “gracias a dios que exista”; el desabastecimiento de alimentos, medicamentos, insumos o materias primas para la producción; el colapso de PDVSA, con una caída de 2.300.000 barriles día de petroleo en apenas 6 años, sin gas, ni gasolina; el colapso de las industrias básicas, de los servicios públicos, sin agua, electricidad ni transporte; la caída brutal del del sector de manufactura, industrial, agrícola, construcción, reflejada en la caída acumulkada en 6 años del PIB en 63%, es decir, una paralización de la actividad productiva nacional como nunca antes se había visto. 

Estamos frente a un país donde al trabajador le fueron arrebatadas todas las conquistas laborales, se violentaron todas las Convenciones Colectivas de la administración pública, de los obreros, con la mega devaluación se esfumaron las prestaciones sociales, el gobierno hizo la tarea sucia a la burguesía, disminuyendo casi a la nada la llamada “carga laboral”, se apropiaron de los ahorros de los trabajadores, del esfuerzo de toda su vida, ahora canjeadas por papelitos de monopolio o medio petro. Tenemos hoy día un país de donde desapareció el trabajo como base de la sociedad, a nadie le importa el valor del trabajo, ni el conocimiento, ni el esfuerzo colectivo, se ha instaurado como práctica la apropiación del trabajo, el saqueo de los recursos naturales. 

En lo social: la pobreza alcanza al 83% de la población, con un ingreso diario de 0,11 centavos de dólar, muy debajo de los 1,99 dólares diarios que establece Naciones Unidas como el umbral de la pobreza; sin acceso a la alimentación, a la salud, a la seguridad social. 

La mayoría sin posibilidad de ingresar o adquirir alimentos en los “bodegones” de la vergüenza; con 7 millones de venezolanos que requieren protección humanitaria según el último informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), 1.9 millones que sufren desnutrición aguda, la mortalidad infantil aumentó a niveles de espanto, que el gobierno no se atreve a publicar, la deserción escolar alcanzó la cifra de 78% de  en septiembre 2019, nuestros niños en la calle, abandonados, abusados. 

Hasta la fecha 4,7 millones de venezolanos han abandonado el país, con proyección de llegar a los 6 millones según el último informe de migraciones de la ACNUR; somos el país más desigual del hemisferio, con un coeficiente de Gini del 0,65 para el 2017, el más alto de Latinoamérica, es decir, hoy día somos el país más desigual de nuestro hemisferio,  el país de la miseria y el éxodo; somos el país del Guaire iluminado, del Humboldt de la infamia, palacios acondicionados en el Ávila, palacetes construidos en los Roques, la Tortuga, espacios cuyas bellezas están reservadas para el disfrute de la nueva burguesía que surge tras el saqueo y la corrupción del madurismo instalada en todos los niveles del Estado y del país.

En lo político: la permanente violación de la Constitución y las leyes, la ausencia del Estado de Derecho, de la separación de poderes, sin garantías de ningún tipo, ni políticas, ni jurídicas; un Fiscal General delincuente que actúa como un sicario siguiendo instrucciones de maduro o su círculo íntimo, responsable, por acción u omisión, de crímenes políticos y de la violación de los Derechos Humanos de los perseguidos y detenidos del gobierno. Este es ahora  el país del miedo, de la judicialización de la política, de los falsos positivos, de la censura, de la violación a los Derechos Humanos como política de Estado, tal como lo señala la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, en su último informe a la ONU.

Con las cárceles llenas de presos políticos, trabajadores y militares secuestrados, sin derecho a la defensa, a un juicio, ciudadanos que llevan hasta cinco años privados de libertad sin ni siquiera tener la primera audiencia. Ahora Venezuela es el país de la persecución política, de los exiliados, de la tortura, de las ejecuciones extrajudiciales a manos del FAES y otros cuerpos parapoliciales donde se cuentan 5.800 ejecuciones extrajudiciales entre el 2017-2018 según propios datos del gobierno “por resistir a la autoridad”. Un país atrapado entre dos extremos políticos que son las caras de la misma moneda, una disputa interminable, que destruye cualquier posibilidad de salir de esta crisis; a ellos no les importa, solo quieren el poder.

En lo espiritual: un país de familias separadas, ancianos y niños abandonados a su suerte, de jóvenes decepcionados, desilusionados, escépticos, sin esperanzas; una sociedad dividida, llena de rencor, con ganas de revancha, de aniquilar al contrario o a quien sea; con una ética del pranato modelada desde las altas esferas del poder donde se practican y estimulan la corrupción, la indolencia, la burla hacia el pueblo. Todos somos testigos del cinismo del presidente, vicepresidentes y   ministros, otrora dirigentes populares, hoy obesos de poder; la violencia cotidiana del gobierno, cuerpos policiales y organismos de seguridad, ahora al servicio de intereses grupales. El país está azotado por la violencia y el desinterés de élites políticas y económicas, las cuales actúan sin ningún tipo de amor a la patria. 

Un país donde una parte de su población pide a gritos una invasión norteamericana, mientras la otra guarda silencio ante la presencia de tropas rusas en territorio venezolano, y todas callan ante el despojo de las transnacionales petroleras que ocupan de facto el territorio Esequibo en reclamación. De la miseria económica, de las privaciones de todo tipo, ha brotado la miseria humana, el sálvese quien pueda, el egoísmo, el individualismo, el silencio cómplice, el mirar a otro lado mientras el pueblo es abusado y la patria es entregada a poderes extranjeros, y todo por un puñado de dólares. Una sociedad fracturada, con dolor en el alma, triste, desencantada de todo y de todos.  

Podríamos seguir enumerando hechos irrefutables que exponen al mundo lo que ocurre en nuestra patria. A veces parece un esfuerzo solitario en medio del silencio que envuelve nuestra tragedia colectiva, sin embargo la respuesta del gobierno siempre es brutal: acusan, persiguen, censuran, no quieren que nada los exponga, no quieren que se sumen las voces, quieren mantener al país distraído, ausente, entre las luces en el Guaire, provocaciones al sentimiento religioso del pueblo y la conspiración de turno; entre la expectativa del medio petro, medio pernil o la celebración de la nueva burguesía en el Humboldt, el gobierno se ha especializado en distraer, mantener el silencio con un sonoro escándalo. 

Por ello hay que insistir en denunciar una y otra vez lo que sucede en Venezuela, como se ha traicionado la esperanza de todo un pueblo, donde una nueva burguesía surge y se consolida con maduro y el madurismo, quienes han convertido al país en un negocio a la medida de sus necesidades y aspiraciones, se han apoderado de todo: sus instituciones, sus empresas, su economía y han apuñalado el corazón de la patria, traicionado el legado de Chávez y, más allá de eso, el futuro y bienestar de todos los venezolanos, de sus hijos y los hijos de sus hijos. maduro ha hecho un daño profundo a la patria.

Pero toda esta tragedia, queremos resaltar un peligroso hecho que se ha venido profundizando en silencio con la complicidad de todos los factores políticos que se disputan el control del poder y el silencio inexplicable de los militares bolivarianos: la entrega del país a los intereses transnacionales. 

Entre escándalo y escándalo, en medio del caos y las escaramuzas habituales con la oposición, el madurismo ha venido entregando los pilares fundamentales de la soberanía y el futuro de la patria a los intereses transnacionales. 

Han entregado lo más preciado que habíamos conquistado tras 14 años de gobierno Bolivariano, de lo que hablo el presidente Chávez desde la Agenda Alternativa Bolivariana: los pilares fundamentales de la Patria: la soberanía política y la Plena Soberanía Petrolera, elementos indispensables de la verdadera Independencia del país; conquistas estas que nos permitieron avanzar en los objetivos de desarrollo económico y social, la inclusión y el buen vivir para los venezolanos. Al final de su vida, ya exhausto por el cáncer que lo consumía por dentro, este legado fundamental lo inmortalizó en su frase póstuma, cuando dijo, “hoy tenemos patria”. 

Hoy, a seis años de esa frase, la patria de la que nos habló Chávez como su legado fundamental al pueblo, ha sido entregada por maduro y su gobierno. Habría que decir, para ser más exactos, que ha sido entregada por maduro, cilia, diosdado, tareck el aissami, jorge y delcy rodríguez, quienes han contado con el silencio y complicidad de la élite militar. Cada trozo de la patria que se ha entregado, viola uno a uno los objetivos establecidos en el Plan de la Patria y nos aleja más de la posibilidad de reconstruir el país y retomar la conquista de nuestro propio futuro como pueblo soberano. 

Veamos los hechos:

  • El  24 de febrero de 2016 se decretó la creación del “Arco Minero”, y se firmaron contratos con la “Golden Reserve”, empresa canadiense que había sido expulsada del país por el gobierno del presidente Chávez por no producir ni un gramo de oro y violar los acuerdos con el Estado venezolano. El gobierno de maduro no solo le devolvió las áreas de explotación, sino que acordó el pago a la transnacional del oro de 712 millones de dólares en “compensación” por la acción soberana del Estado venezolano. A partir de ese decreto, se han firmado todo tipo de contratos y otorgados permisos de explotación, convirtiendo el Arco Minero en un área de saqueo de las riquezas minerales del país, donde todo tipo de empresas, constituidas a tal fin por el madurismo y sus empresarios, han devastado el área, desplazando a los pueblo originarios, llevando la violencia y la corrupción a sus hábitat naturales, además de provocar inmensos e irreparables daños al ambiente, en clara contraposición a los objetivos estratégicos del Plan de la Patria.
  • El año 2016, PDVSA se retiró del proyecto Rafael Urdaneta en el Golfo de Venezuela, cediendo el control del gas del yacimiento gigante Perla 3X a las transnacionales europeas para su exportación. Ese gas ahora sale de la patria, ya no será para la petroquímica, ni para el sector eléctrico o la producción petrolera del estado Zulia como estaba establecido en el Plan de la Patria.
  • El 19 de febrero 2016 el gobierno entregó el gas de la Plataforma Deltana, en nuestra fachada atlántica, a las transnacionales que operan en Trinidad y Tobago. Ese gas ya no vendrá al estado Sucre para alimentar al , Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho (CIGMA), en Guiria, tal como se prometió al pueblo sucrense y estaba establecido en el Plan de la Patria.
  • El 22 de febrero de 2016 el gobierno de maduro-quevedo cedió el 23,4% de la participación de PDVSA en la empresa mixta Petromonagas a favor de la empresa rusa Rosneft, en una venta que se hizo de espaldas al país, al margen de la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Nadie discute, nadie sabe el precio, ni las razones de la entrega.
    El 28 de septiembre de 2018, hacen lo mismo a favor de los chinos, cediendo la participación del 9,9% de PDVSA en la empresa mixta Petrosinovensa a favor de la empresa china CNPC. Nuevamente, de espaldas al país, al margen de la Ley, se entregan activos de la nación, sin discusión.
    Cuando las transnacionales obtienen esta alta participación en las empresas mixtas, no solo reciben una mayor tajada del mejor negocio del mundo, sino que ahora están en condiciones legales de tomar el control operacional de las empresas, com efectivamente lo hicieron.
    El gobierno cede el control del petróleo a las transnacionales que lo mantienen a flote. maduro entregó las joyas de la corona de la Faja Petrolífera del Orinoco que fueron nacionalizadas por el gobierno del presidente Chávez el 27 de febrero de 2007, acciones soberanas que nos confrontaron con potencias extranjeras y nos llevaron a juicios internacionales de arbitraje en los cuales defendimos con éxito los intereses del país. Pero hoy, 10 años después, con el gobierno de maduro el control del petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco pasa nuevamente a manos de las transnacionales, solo que ahora no son la Exxon Mobil y la Conoco Phillips, sino la Rosneft y la CNPC.
  • El 29 de marzo de 2017 el Tribunal Supremo de Justicia emitió la sentencia 156 en base a la cual la conformación de las empresas mixtas petroleras, pasan directamente del ministerio de Petróleo a la Sala Constitucional del TSJ para su aprobación, saltándose a la torera el extenso procedimiento establecido en la Ley Orgánica de Hidrocarburos, donde la Asamblea Nacional, o en su defecto la Asamblea Nacional Constituyente, debe conocer, discutir y aprobar todos los términos y condiciones de estos contratos de interés público sobre actividades reservadas al Estado, como es el caso de la explotación petrolera.
  • El diciembre 2017  el gobierno entregó el gas del Proyecto Mariscal Sucre, ubicado al norte de Carúpano, en el Estado Sucre, a las transnacionales rusas para su explotación y exportación, estas no pagarán impuestos y no habrá el gas para convertir al estado Sucre en un polo de desarrollo gasífero como estaba establecido en el Plan de la Patria.
  • El 29 de diciembre de 2017 la Asamblea Nacional Constituyente aprueba una nueva Ley de protección de Inversiones  extranjeras, agregando el moquete cínico de que estas serían “productivas”. Una Ley inconstitucional, que cede nuestra soberanía jurisdiccional al contemplar el arbitraje Internacional de inversiones. Preparaba la ANC el camino para el proceso de privatizaciones que adelantaría el gobierno y se cumplian asi con las seguridades jurídicas  exigidas por las transnacionales. Sorprende el hecho de que no hubo discusión, ni un solo voto salvado, en una ANC, plena de intelectuales, ex dirigentes populares. Una pena.
  • El 12 de abril de 2018, el gobierno de maduro emitió el Decreto 3.368, donde se otorgan poderes extraordinarios y anti constitucionales al ministro quevedo para aprobar todos los contratos y tomar todas las acciones “necesarias” para aumentar la producción petrolera en el país, producción que había caído por las pésimas decisiones y conducción de los equipos nombrados por maduro en PDVSA.
    El mencionado Decreto era un “cheque en blanco” otorgado para saltarse lo establecido en la Ley Orgánica de Hidrocarburos y en los contratos existentes de las Empresas Mixtas firmadas durante el gobierno del presidente Chávez. El Decreto 3.368 se transformó de inmediato en una cesión de activos de PDVSA a los privados y abrió la puerta a los “Contratos de Servicios Petroleros”, una mala copia de los antiguos “Convenios Operativos” de la nefasta Apertura Petrolera.
  • En agosto de 2018, quevedo firmó 14 contratos en los cuales se cede a los privados la operación y comercialización de petróleo, revirtiendo a estas la operación y control de la mayoría de los campos que habían pasado a control de PDVSA, cuando se revirtieron los “Convenios Operativos” durante el desarrollo de la política de Plena Soberanía Petrolera del gobierno del presidente Chávez, en el año 2006.
    Hasta ahora esos campos, en manos de privados, no han aportado ninguna producción significativa a PDVSA, sin embargo los mismos se han convertido en una fuente de recursos muy importantes para los empresarios del madurismo puesto que PDVSA reembolsa todos los sobrecostos de operación en los que dicen incurrir las empresas favorecidas. La producción sigue cayendo, hoy día está en apenas 697 mil barriles día, a pesar de la propaganda que  las transnacionales hacen en sus agencias de noticias a favor de la política de entrega de maduro.
  • En agosto de 2018, el gobierno de maduro exonera del pago de impuesto a las operadoras petroleras en el país, el mismo mes que anunció su paquetazo económico y el alza del IVA para toda la población.
  • El en agosto 2019 el gobierno entregó CANTV, nacionalizada por el gobierno del presidente Chávez, a una transnacional China. Se entregan activos del Estado, en una reprivatización simple y pura de sus empresas.
  • El pasado 12 de diciembre de 2019, el Tribunal Supremo de Justicia aprobó la solicitud realizada por el ministro quevedo de crear una empresa mixta entre PDVSA y una empresa de Chipre, una empresa de maletín, carente de  experiencia y capacidad, constituida para tal efecto por capitales españoles y venezolanos. Una asignación simple y pura, directa, sin ningún tipo de acuerdo o proceso de selección que la sustente. Los capitales españoles están vinculados al grupo Cortina, a José María Aznar y al Partido Popular de España. Los “capitales” venezolanos están vinculados a Alejandro Betancourt y Erick Malpica Flores. A esta empresa de maletín se entrega el Bloque Junín 10, un bloque que era operado por PDVSA, 100% del Estado, con unas reservas recuperables de 10.468  millones de barriles de petróleo, que en la jerga madurista serían diez mil cuatrocientos sesenta y ocho millones de petros para estos señores.
  • El día 17 de diciembre, justo cuando se conmemoran los 189 años de la muerte del Libertador Simón Bolívar, quien murió expatriado del país, traicionado por Páez y Santander, se filtra en las agencias internacionales de noticias la propuesta que ha hecho maduro a los acreedores de bonos de la República, es decir al capital financiero internacional, de saldar parte de la deuda externa, cediendo el petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco. Obviamente que esta propuesta, además de entreguista, viola la Constitución que establece que el petróleo es propiedad de los venezolanos y que son inembargables, imprescriptibles, que no pueden ser dadas en garantía de ningún tipo de empréstito, ni operación financiera, mucho menos entregada al capital financiero internacional. Pero maduro actúa a sus anchas, porque tal como decidió el psuv, aquí se hace “lo que maduro diga”.

Nada de lo que haga maduro debe sorprendernos, la oposición tampoco. maduro hace lo que le da la gana con PDVSA, el Arco Minero y las Empresas del Estado, mientras la oposición hace lo mismo con CITGO en EEUU, Monómeros en Colombia y la ayuda humanitaria. El madurismo y la oposición tienen un acuerdo de convivencia que está acabando con el país. En estos momentos, en la Comisión de Energía de la AN, acuerdan entre el PSUV y AD, una modificación a los Contratos existentes de las Empresas Mixtas para entregar el control de las operaciones al socio privado, cosa que ya sucede de facto pero que los privados exigen regularizar. Ellos siguen entregando activos del Estado sin rendirle cuentas a nadie, en muchos casos en base al acuerdo tácito entre ambos factores de poder, pues los dos sectores obtienen grandes beneficios económicos. 

El reciente escándalo de la Comisión de Contraloría de la AN, una comisión de extorsionadores que no investiga al gobierno, que estalló al quedar al quedar descubiertos los favores recibidos, incluidos gira por europa, por los empresarios de maduro a cambio de silenciar sus negocios con las Cajas Clap y los abastos Bicentenario, hoy convertidos en “bodegones” y de paso atacarme atacarme a mi, expuso el nivel de compromiso y acuerdo del madurismo con sectores de la oposición, y esa es una de las razones fundamentales de la permanencia de maduro en el poder: que ha comprado a una parte esencial de la oposición, allí nadie sabe quién es quién. 

Como lo hemos señalado, el madurismo está dispuesto a entregar la patria y hacer lo que sea para salvar su propia cabeza. Están resteados para mantenerse en el poder, pues saben que tendrán,en algún momento,que rendir cuentas por todos los crímenes y el daño que le han hecho al país. No les importa lo que establecen ni la Constitución, ni las leyes. Poco les importa lo que hizo o prometió el presidente Chávez al país, su legado, la obra que tanto sacrificio y trabajo costó a todo un pueblo. Ellos van a mantener su gobierno opresor mientras el país siga fracturado en medio del caos y el miedo.

Pero nosotros los venezolanos, todos juntos, somos más, los patriotas, a quienes nos duele lo que está pasando, los que tuvimos que salir, los que están luchando y sufriendo dentro de la patria, los trabajadores, los pobres, los campesinos, los jóvenes, los estudiantes, los militares, no podemos permitir que el madurismo y su infame gobierno siga entregando el país a pedazos, el futuro de nuestros hijos y las generaciones futuras. Hemos propuesto una Junta Patriótica de Gobierno como una Alternativa de la Patria a tanto caos y entrega. Es el momento de dar un paso al frente, ahora le toca nos toca dar la pelea junto al pueblo.

Este fin de año infausto, terrible para la patria, debe hacernos tomar conciencia de que callar no es una opción; la indiferencia y el miedo no pueden llevar a nuestra patria al sepulcro a manos de este grupete de miserables. Como alguna vez repetían los vencedor@s de tiranos de la Misión Ribas: “no podemos optar entre vencer o morir, !necesario es vencer!”

Sin distracciones, el camino es hacia el socialismo

Una sociedad que defienda los valores humanos, racional, solidaria, que potencie el desarrollo individual – no que haga de lo individual una doctrina –, que defienda la vida, capaz de satisfacer las necesidades espirituales y materiales de sus miembros y de liberar sus fuerzas creadoras tanto en el trabajo social como individual.  El camino es ir en contra de la lógica del capital, que hace confluir todo esfuerzo humano hacia un solo objetivo: acrecentar la ganancia producto de la explotación del trabajador, concentrada en los más ricos y poderosos que son cada vez menos.

La lógica del capital divide la sociedad entre ricos y pobres, propietarios y desvalidos. La lógica del capital nos obliga al consumo, a vivir de forma gregaria y uniforme, en la pobreza intelectual y en la ignorancia; sin hacernos muchas preguntas andamos como seres automatizados. La lógica del capital nos hace seres superficiales y básicos, rebaños fáciles de llevar a los rediles. En estos seis años, la lógica del capital le dobló el brazo a Maduro y a la sociedad venezolana obligándonos a ella.

Para poder reaccionar frente a esta espiritualidad nefasta que impone este sistema de relaciones, hay que adquirir una conciencia clara de cómo se expresan estas relaciones en nuestra vida cotidiana: a qué obedecemos, qué nos estimula a actuar, a qué tememos, qué es aquello que nos enferma la voluntad. Si no, nunca podremos vencer sobre la devastación del planeta, la descomposición social, la pobreza, la ignorancia, las enfermedades, las guerras; sin no comprendemos cómo nosotros formamos parte del sistema nunca lo podremos superar. De igual manera no sabremos cómo alcanzar la meta de andar el  camino de una revolución socialista.

Si el  socialismo marcara el norte en nuestra vida cotidiana no habría razón para desviarnos en la lucha política; para seguir recto el camino hay que ser valientes en la vida y en la lucha política. Teniendo claro los objetivos y la estrategia, todo lo demás se coloca al servicio de esos objetivos y de esa estrategia. En especial: la legalidad. La ley tiene que ser la ley de nuestras acciones, del sentido moral y de justicia de todos nuestros actos; sobre eso no se puede dudar, establecer prioridades, romper la norma cuando sea necesario, nada debería detenernos si creemos que nuestra causa es justa. Pero primero debemos hacer que nuestra causa sea justa en las prácticas de vida.

¿Cuándo dejó de ser nuestra causa una causa honesta?  Justo en el punto donde el discurso político empezó a contradecir las prácticas políticas y de vida de nuestros llamados líderes, justo cuando empezaran a proliferar privilegios, aprovechadores de lo público en beneficio propio, camionetas de lujo, caravanas de guardaespaldas, nuevo ricos por todos lados. Justo en ese momento comenzó a relajarse el sentido moral y de justicia revolucionarios, se comenzó a comprar la lealtad con dinero y comida por incapacidad política, se liberaron los precios y se entregó el control de la economía al modelo social y de vida que inspiran las vida de estos supuestos líderes y funcionarios públicos, el del empresario exitoso con sus maneras y gustos burgueses. Nuestra causa dejó de ser justa cuando comenzó a aburguesarse la dirigencia política heredera de la revolución de Chávez, a relajar el músculo de la marcha revolucionaria; ahí comenzó el cansancio y la infamia en contra del socialismo.

Debemos ser coherentes en nuestra vida cotidiana con nuestras ideas,  con nuestra ideología revolucionaria y socialista, cuando la tenemos, y echar a andar en línea recta, sin distracciones.

Por ejemplo, una distracción es como funciona esa cosa difusa que llaman al congreso internacional de los pueblos, una forma mansa, declarativa,  de aglutinar resistencia contra la injusticia. Gente preocupada por el clima, que quiere vivir eternamente en el resentimiento del poder, pero cosechando zanahorias. En secreto, quisieran tener éxito en sus pequeños emprendimientos de alimentos orgánicos, aborreciendo de los comedores de fritangas y los maracuchos gargantuescos…

¡Cómo acabar con esa mentira tan sutil, con ese aliviadero de las tensiones que provoca el capitalismo, con esa distracción! Buscando el origen de los males que nos amenazan a todos en la lógica del capital, en el sistema capitalista, y no en quienes lo representan de forma pasajera; denunciar al capitalismo y exigir un sistema socialista para todo el planeta, tensando más las contradicciones.

Pero lo mismo pasa –la distracción y el aliviadero – en aquellos que creen que la democracia burguesa es una forma válida para la revolución o que las leyes burguesas son leyes válidas para la revolución y por eso ¡hay que dialogar! (¡podemos convivir en paz, ricos y pobres!, ¡en Venezuela cabemos todos, explotados y explotadores!). Estos demócratas y socialdemócratas siguen vendiendo el socialismo al capitalismo en nuestra cara; políticos, ecologistas, intelectuales,  la “gente decente” de la sociedad civil; frente a nuestros ojos falsifican su sentido y la estrategia política de acabar con la lógica del capital, con el c a p i t a l i s m o. Urge cambiar el sistema capitalista por el socialismo, sin tantos titubeos y tantos escrúpulos pequeñoburguesas; tener las ideas claras en la mente, actuar con decisión y valentía, de ello depende el futuro de la humanidad.

El FAES continúa masacrando a nuestros jóvenes en los barrios

Un panorama trágico y nada alentador es lo que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, reflejó en su presentación oral ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la situación en Venezuela el día de hoy 18 de diciembre de 2019, en Ginebra. 

En su exposición, Bachelet señaló que la situación económica y social sigue afectando los derechos económicos y sociales de los venezolanos, haciendo referencia a las cifras anunciadas por la CEPAL sobre el tema económico para este año 2019, las cuales indican que la contracción económica alcanza 25.5% y la pérdida del PIB asciende a 62.2% desde 2013. 

Refirió que la hiperinflación y la dolarización de la economía limita la posibilidad de acceder a los productos de la cesta básica alimentaria, violando el derecho a la alimentación y que, hoy día, el acceso a los productos alimenticios está limitado a una minoría de venezolanos que tienen acceso a divisas. 

Se ha evidenciado una pérdida del poder adquisitivo frente a la canasta básica, el cual ha sufrido una pérdida de 72% desde principios de 2019, lo cual impacta negativamente en los niveles de nutrición de la población. 

Bachelet informó que aunque los representantes de su oficina pudieron realizar visitas a centros penitenciarios en el país, insistió en la solicitud de visitar centros adscritos a los servicios de inteligencia civil y militar para verificar la condiciones de esos privados de libertad a corto plazo, a los cuales no han tenido acceso hasta la fecha. 

Igualmente la Alta ,Comisionada instó a liberar a todos aquellos privados de libertad por causas políticas.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos destacó en su informe oral la precariedad de los servicios públicos en el país, esto debido a la carencia de  infraestructura adecuada y por falta de personal para atender los diversos sectores.  

Respecto al tema de la violencia en el país, señaló que no existen cifras oficiales emitidas por el gobierno venezolano, sin embargo el Observatorio Venezolano de Violencia estimó una cifra de 60.3 homicidios violentos por cada 100 mil habitantes, desde enero hasta diciembre de 2019, una de las más altas en la región. 

Destacó que su oficina ha documentado las presuntas ejecuciones extraoficiales a manos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en operativos de seguridad en sectores marginales del país, principalmente contra jóvenes varones. 

Bachelet hizo mención a la presencia de grupos irregulares en el estado Bolívar, vinculados en la extracción ilegal de recursos naturales, quienes presuntamente estarían vinculados a asesinatos de población indígenas y militares en la referida zona.  

Sobre los migrantes venezolanos, Bachelet refirió que la Plataforma de Coordinación de las Naciones Unidas para Refugiados y Migrantes en Venezuela indica que a la fecha 4.7 venezolanos han abandonado el país y proyecta que a final de 2020 ese número ascienda a 6.5 millones.

“Me preocupa el incremento de la migración irregular debido, por una parte, a los requisitos de ingreso de algunos países de destino, pero también por las dificultades que las personas venezolanas están enfrentando en obtener su documentación de viaje”.

Esto a propósito del aumento que el gobierno venezolano realizara recientemente para la emisión de un pasaporte, el cual equivale a 54 salarios mínimos.

El informe de la Alta Comisionada coincide con la protesta nacional del día de hoy en contra de las ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo por el FAES en las zonas y barrios pobres del país, utilizando la etiqueta #NoMasEjecucionesEnElBarrio

Nos explotan en nombre del socialismo

Dice Marx: “…el obrero asalariado sólo está autorizado a trabajar para mantener su propia vida, es decir, a vivir, si trabaja gratis durante cierto tiempo para el capitalismo”, es la manera más palmaria de explicar la explotación del trabajo humano en el capitalismo. Hoy en Venezuela esta suerte de “ley de la explotación” tiene más que sentido, cobra cuerpo en cada trabajador que no tiene suficiente dinero, ni siquiera, para trasladarse al trabajo el cual sólo le concede el derecho a estar vivo, ni siquiera con salud, solo vivo.

Hoy la salud es un lujo. Con la desaparición de los beneficios laborales y de muchos contratos colectivos, el trabajador de la ciudad está cada vez más pauperizado, igual pasa en el campo. Por supuesto la idea del tiempo libre para la recreación y el esparcimiento está negada de plano; el ocio, necesario para pensar y expandir las fuerzas creadoras, mucho más que negado. Todo lo fundamental que promete el socialismo al individuo, en este momento no exista, está negado.

Lo primero que se nos ha imposibilitado en este estado de explotación es la lucha revolucionaria, pensar, estudiar y actuar con la mirada puesta en la liberación de la esclavitud a un trabajo ineludible, de la explotación capitalista. Luego se nos ha negado el tiempo para pensar en otra cosa que no sea cómo mantenernos vivos y mantener vivas a nuestras familias, además del derecho al descanso y el esparcimiento. Hoy, más que nunca, estamos atados a una noria, que es la eterna vuelta de la explotación humana.

Calidad de vida en el socialismo es potenciar al máximo las capacidades individuales, liberar a la persona del trabajo que nos esclaviza al sostenernos vivos para seguir trabajando, mediante el trabajo consciente, creador y cooperativo (mediante la producción racional de bienes), Este otro trabajo deja mucho espacio y tiempo para solo crear y pensar, actividades que nos distinguen de los asnos y demás especies vivientes, por lo menos hasta donde sabemos. El socialismo prefigura una sociedad de individuos sanos, más libres y evolucionados.

Calidad de vida en el capitalismo es un mito. Solo aquellos que todo lo tienen pueden acceder al ocio, al conocimiento verdadero, inclusive al trabajo creativo. En cualquier sociedad siempre el artista será la excepción a esta regla, aquel que lleva el testigo del conocimiento artístico, pero casi siempre a costa de su propia existencia, los grandes artistas se mueren de hambre y suelen ser explotados. Y aun así tiene que nacer en un medio familiar y cultural adecuado, propicio para el trabajo artístico y el conocimiento.

El ideal dentro del socialismo sería que todos sus individuos fueran artistas y científicos, desde el campesino, mecánicos, albañiles, carpinteros, hasta el cirujano, el diputado y el presidente. Para eso hay que hacer una verdadera revolución social socialista, eliminar de nuestras preocupaciones morales la propiedad privada, la idea de que la acumulación y posesión de cosas materiales nos hace mejores y distinguidos, acabar con la esclavitud al trabajo explotador para expandir la ganancia de unos pocos,  y sustituirlo por el trabajo solamente para satisfacer nuestras necesidades sociales básicas: alimentación, vivienda, educación, salud y ocio, tiempo de ocio entendido como tiempo libre. Superar el capitalismo es superar todos los prejuicios capitalistas o burgueses, con el conocimiento artístico y científico de cara al perfeccionamiento del ser humano. Conocimiento es perfección.

¿Qué se busca y qué se alcanza con la expansión de la fuerzas productivas dentro del modelo capitaliza? Primero, se busca maximizar la ganancia de los capitalistas. Ningún capitalista invierte su capital si no lo multiplica. Al capitalista poco le importa la sociedad o la inversión social si eso no le aporta algún beneficio extravagante.

Sin embargo, el proceso creciente y constatable de la acumulación y concentración del capital mundial es una muestra de que la inversión social es inversa al crecimiento económico capitalista: mientras más crece la economía mundial más se empobrecen y embrutecen los pueblos colonizados y saqueados por los imperios o gobiernos más ricos, y a su vez merma la vida de  los trabajadores, aumenta el desempleo, se reducen los sueldos, aumenta el tráfico de ilegales explotados (hombres, mujeres y niños); en modelos como el de las maquilas, o las Zonas especiales de desarrollo económico en China (ahora en Venezuela y Ecuador, zonas liberadas de controles impositivos y legales para la explotación máxima de la mano de obra y para agrandar la ganancia y “estimular las inversiones”)…, es la única manera de sostener los niveles de crecimiento, es decir, de ganancias: concentrando el capital cada vez más en menos manos, la ganancia distribuida en menos familias, dilatando las brechas sociales.

¿Qué se alcanza con esa expansión de las fuerzas productivas dentro del modelo capitalista? Explotar de forma más cruenta y salvaje al trabajador; “a esto no se le ve ninguna ventaja desde el punto de vista humano – le diríamos a Maduro y al economista criollo”: someter  a todo un pueblo trabajando en un estado de esclavitud, o peor, de esclavitud capitalista, donde el individuo es libre de morirse de hambre o preso en una cárcel.

Es así como China ha crecido económicamente, explotando con más furia a los trabajadores. EEUU sembrando al mundo de “maquilas”, y ahora dentro de las mismas ZEDES chinas. Inglaterra explotando a sus ilegales, haciéndose los pendejos, y colonizando de nuevo a países como Venezuela o Ecuador o Bolivia o Argentina o Chile o África, Asia, etc. etc. etc.

Todo gobierno que deje una brecha al capitalismo será colonizado apropiadamente por los imperios del mundo. Nosotros decimos, todo gobierno reformista deja una brecha por donde pasa el capitalismo salvaje disfrazado de caperucita roja. Es el cuento del “capitalismo democrático”, del “capitalista bueno y honrado” o “nacionalista”, el cual no existe, pero se lo auto infringen los reformistas para aliviar el sentimiento de culpa. Es el cuento de Maduro, quien ahora nos sostiene la cabeza pegada al piso para que resistamos la explotación y el hambre que ahora nos proporcionan los mismos empresarios capitalistas aliados del gobierno – o con el consentimiento del gobierno –, en eso  que maduro llama la “democratización de la economía”, otra forma de llamar al capitalismo por los reformistas y socialdemócratas. Sin embargo Maduro lo hace en nombre del socialismo, difamando al socialismo. Pero la realidad es que hoy le trabajamos gratis al capitalismo sólo porque nos mantenga vivos.