La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha emitido su último Informe de la serie “Estado del Mundo”, titulado “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. 2019”. Éste es el tercer año en que dicho informe se elabora en conjunto entre la FAO, el FIDA, la OMS, el PMA y el UNICEF, todas agencias de la ONU.
Este informe anual hace seguimiento a los problemas del “hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en el mundo”, empeñadas como están todas las agencias de la ONU, de trabajar en la “Agenda 2013 para el Desarrollo Sostenible”, aprobada por los países miembros, entre ellos el nuestro, para alcanzar los “Objetivos del Desarrollo” para el año 2030. En este caso en particular, las agencias trabajan por alcanzar el Objetivo de Desarrollo número Dos, “Hambre cero”, para el 2030.
Sin embargo, el Informe no es alentador. El mismo indica que “hoy en día, más de 820 millones de personas siguen padeciendo hambre en todo el mundo”. También señala que: “otro hecho alarmante es que cerca de 2.000 millones de personas padecen inseguridad alimentaria moderada o grave en el mundo. La falta de acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes que estas personas padecen las pone en un mayor riesgo de mal nutrición y mala salud”.
Las agencias de la ONU reflejan la paradoja, de que este fenómeno sucede a la vez que la tecnología tiene un crecimiento vertiginoso en una economía cada vez más interconectada y globalizada. Sin embargo, es un crecimiento desequilibrado. Muchos países no experimentan ese grado de crecimiento: la economía, los conflictos, la inestabilidad; y, sobre todo, la desigualdad, comprometen seriamente las posibilidades de alcanzar los Objetivos del Desarrollo 2030, entre ellos, abatir el hambre y la pobreza.
Ahora bien, el Informe de la FAO es devastador para Venezuela. El mismo indica que existen 6,8 millones de Venezolanos que padecen hambre en el país. Es decir, que de cada 10 personas 2,2 tienen hambre, definidas como“personas que se hayan quedado sin alimentos, hayan experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, hayan pasado varios días sin comer, lo cual pone su salud y bienestar en grave riesgo” (FAO Op.cit.)
Un aumento del hambre en el período 2013-2018 (el primero de maduro en el gobierno) del 21,2%, es decir, un aumento de más de 17,2% de venezolanos con hambre en el país.
La prevalencia de la subalimentación es el indicador tradicional de la FAO que se utiliza para hacer un seguimiento del hambre a nivel mundial y regional. (FAO “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019” figura 8)
En la gráfica se puede observar cómo hasta el año 2012 este indicador se mantenía por debajo del promedio de 5,3% de Sur américa y del 6,8% de América Latina y El Caribe. Comenta la FAO: “El aumento observado en los últimos años (en Sur América) se debe a la desaceleración económica experimentada por varios países, especialmente, la República Bolivariana de Venezuela, donde la prevalencia de la subalimentación casi se cuadruplicó, al pasar del 6,4% en 2012-14 al 21,2% en 2016-18”.
Entre el 2009-2011, nuestro índice era de apenas 3,1%. Si lo comparamos con el 21,2% actual, habría que preguntarse ¿Qué ha pasado en este período del madurismo? Veamos.
Lo primero que argumentará el madurismo es que este informe de la FAO es “parte de la guerra contra el país”; y, que el director de la FAO José Graziano da Silva lo “escribió en la oficina de Elliott Abrams”, como dicen de manera irrespetuosa con respecto al Informe de la Alta Comisionada Michelle Bachelet. Pero la realidad es que, este otro informe de la ONU, proviene de la misma agencia, la FAO, que reconoció en 2012 los logros del gobierno del presidente Chávez en “erradicar el hambre y la pobreza extrema en el país”.
Probablemente argumenten que “que con maduro el precio del petróleo cayó a niveles nunca vistos en la historia del país”, y nó como Chávez cuando “era muy fácil hacer una revolución con el petróleo a cien”, como dicen de manera grosera y desconsiderada con el trabajo del gobierno Bolivariano; y, además, mintiendo, pues obvian que, en 1999, cuando Chávez llega al poder, el precio de nuestra cesta estaba en 11 dólares el barril; que en enero de 2003 producíamos sólo 23 mil barriles días de petróleo, por efectos del sabotaje petrolero; y, que en enero de 2009 (cuando el nivel de hambre era de sólo 3,1, como muestra la gráfica), el precio del petróleo estaba en 30 dólares el barril, precio que después nosotros mismos recuperamos con un recorte dramático de producción de 4,5 millones de barriles día de la OPEP, del cual nos correspondió recortar 364 mil barriles día, por lo que, tuvimos que llevar nuestra producción de petróleo de 3,374 millones día a 3,010 millones día hasta 2013.
Además, el madurismo en su propaganda siempre guarda silencio sobre las sanciones que ya sufrimos en 2010, cuando los EEUU sancionan a PDVSA, acusándonos de tener relaciones con la República Islámica de Irán. Sanciones ilegales y acusaciones absurdas siendo Irán país miembro fundador de la OPEP, con el cual nuestro país, como todos los miembros de la OPEP, tenían relaciones. Pero además, se omite mencionar que aunque eran sanciones duras contra PDVSA, tuvimos la capacidad de gerenciar esa crisis, buscar la soberanía tecnológica y acudir a nuestros mercados alternativos, todo producto de nuestra política de diversificación. Tales sanciones nunca se sintieron en el país, había gasolina, gas y producción de petróleo. No había hambre.
Tal vez argumenten que estos números del hambre en el país, son producto de la “guerra económica” y de las “sanciones”. Pero si se observa la gráfica de arriba, es fácil darse cuenta que, es a partir del gobierno de maduro que se disparan los números del hambre en el país, mucho antes que las sanciones de 2017 ¿Por qué?
Por el mal manejo de la economía, la absoluta improvisación, la falta de planes económicos, la inexistencia de cifras oficiales, la hiperinflación, la mega devaluación, la inexistencia de una política cambiaria; el “golpe de timón” a la derecha del gobierno de maduro, el desmontaje de las Misiones, entre ellas, la Misión Alimentación, la destrucción de PDVSA, la caída en picada de la producción de petróleo y del ingreso Fiscal petrolero; el colapso de la economía no petrolera, incluyendo la agricultura, la ganadería, la importación y distribución de alimentos; el aumento de la pobreza, pobreza extrema, la exclusión, la desigualdad.
Dice la FAO: “Los acontecimientos económicos generalmente afectan la seguridad alimentaria y la nutrición, no sólo en función del nivel de pobreza extrema, sino también en función de la existencia de desigualdades en la distribución de los ingresos y en el acceso a servicios y activos básicos, muchas de las cuales son resultado de la exclusión social y la marginación de algunos grupos. Allí́ donde la desigualdad es mayor, la desaceleración y el debilitamiento de la economía tienen un efecto desproporcionado en la seguridad alimentaria y la nutrición de las poblaciones de ingresos más bajos. La desigualdad aumenta la probabilidad de sufrir inseguridad alimentaria grave…” (FAO Op.cit.)
Es que los efectos desastrosos para el país del paquetazo de maduro, de su pésimo gobierno, comienzan a sentirse; y, ahora son reflejados por las Agencias más serias del mundo. No estamos hablando de Ong’s financiadas por gobiernos extranjeros, estamos hablando nada más y nada menos que de las Naciones Unidas, el organismo multilateral por excelencia, las grandes ligas de la política internacional, donde están representados todos los países del Mundo, una organización respetada por todos, que cuenta con organismos y metodología que han ido desarrollando por más de 70 años, y que prestan un innegable servicio a los pueblos del mundo. Hoy día dirigida por su Secretario General António Guterres y con un equipo de trabajo de primera línea, como la ex-presidenta Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los DDHH y José Graziano Da Silva, Director General de la FAO, quienes en cumplimiento de sus funciones, levantan alertas y denuncian la situación deplorable que se vive en Venezuela.
Los sectores políticos, incluyendo el gobierno, en vez de descalificar o tratar de ignorar estos contundentes informes, deberían accionar para corregir y retomar las políticas revolucionarias del presidente Chávez. Como resulta evidente que ni el madurismo, ni la extrema derecha, lo harán, entonces corresponde al pueblo y a los sectores progresistas y patriotas, reasumir estos programas y políticas, pues son ellas las herramientas fundamentales para revertir este crimen contra el pueblo, el hambre como la máxima expresión de una política anti popular, un retroceso grave para nuestro país.
Ahora, estas tareas revisten carácter de emergencia nacional, por lo que, habrá que reasumirlos con una estrategia de máxima participación popular, todo el poder del Estado para garantizar la alimentación de la población. Derrotar el hambre y la pobreza siempre fue una preocupación y una tarea de nuestro gobierno Bolivariano y se cumplió con éxito hasta 2012; de hecho, tal como lo señala el Informe de Bachelet, son responsabilidades del Estado y forman parte de los Derechos Humanos de la población, derechos, económicos y sociales, derechos que hoy día son violados en nuestro país.
Fue esa la prioridad en el destino de la renta Petrolera, es decir, el ingreso petrolero en nuestro período 2004-2012. Para eso fue nuestra ofensiva, a partir de la derrota del Sabotaje Petrolero, con la Plena Soberanía Petrolera, la recuperación de PDVSA, la Nueva PDVSA Roja Rojita, el Ingreso Fiscal Petrolero, Regalías e Impuestos petroleros, y mantener el control operacional del negocio, se trataba de poner el petróleo al servicio del pueblo, a favor del desarrollo nacional. Ello fue lo que hicimos en ese lapso, ingresamos al país 500 mil millones de dólares; 100 mil millones directos al desarrollo social, es decir, las Misiones, entre ellas, la de Alimentación. El resto de esta inmensa cantidad de recursos fueron al Fisco nacional y a los distintos Fondos creados por la nueva “Arquitectura Financiera del país.
La ofensiva revolucionaria se inició a partir de 2003-2004, en paralelo a la ofensiva petrolera y a la ofensiva popular con las Misiones Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre y Alimentación. Allí fueron factores fundamentales, la Nueva PDVSA Roja Rojita, la Fuerza Armada Bolivariana, el naciente Poder Popular y la verdadera cooperación con Cuba.
Fueron años de movilización nacional, despliegue y transformación de las instituciones del Estado y de su carácter, transformándose en un Estado revolucionario al servicio del pueblo. Todos, bajo el liderazgo del Presidente Chávez, nos entregamos por completo a la batalla contra el hambre y la pobreza. Y fue un éxito, reconocido además por las Naciones Unidas, al resaltar nuestros avances sociales y el hecho de ser uno de los primeros países en alcanzar las metas del milenio de la ONU, abatimos la pobreza, la exclusión, con uno de los salarios mínimos más altos de la región, 450 dólares al mes, con un coeficiente de Gini (coeficiente que mide la desigualdad) envidiable, solo superados en la región por Uruguay.
En el sector alimentación, el bienestar generalizado de la población, los resultados los podemos graficar, usando datos de la FAO:
Siempre comenta el Dr. Bernard Mommer, gran amigo, experto del tema petrolero, autor de obras fundamentales sobre la cuestión petrolera, hoy perseguido y vilipendiado por el madurismo y su fiscal, que la mejor forma de medir la distribución popular de la renta petrolera, es la posibilidad que tiene el pueblo de acceder a la alimentación, alimentación de calidad. Tiene razón.
Observemos en todas estas gráficas, cuya fuente son los reportes de la FAO, cómo se evidencian los efectos favorables de la ofensiva popular durante el período del presidente Chávez, sobre todo, entre 2003-2004 hasta 2012. Allí está la renta petrolera, la inversión social, las Misiones, la orientación popular y revolucionaria de un gobierno, cumpliendo el mandato de la Constitución y las Leyes.
En términos de capacidades propias construidas en Revolución tenemos, que entre 2003-2013:
La misión Alimentación inició en abril de 2003 convirtiéndose en la punta de lanza para la garantía de la seguridad alimentaria, usando como redes Mercal, PDVAL y Abastos Bicentenarios, conformada por más de 21.130 establecimientos a nivel nacional, distribuidos de la siguiente manera:13.455 establecimientos Mercal, 50 Establecimientos de Abastos Bicentenario, 942 establecimientos PDVAL, 6.000 Casas de Alimentación, 363 Establecimientos de la Red Venezuela, 81 farmacias populares, 127 unidades de producción, procesadoras empaquetadoras y distribución de alimentos (Mercal, Lácteos Los Andes, Industrias Diana), 65 plantas de silos, centros de acopio, depósitos, frigorífico CASA y plantas de refrigeración CEALCO.
La Misión Alimentación distribuyó entre el año 2003 hasta el 2013, más de 21 millones de toneladas de alimentos, beneficiando a más de 19 millones de personas, lo que representa un 64% de la población venezolana.
La gran pregunta al gobierno de maduro y la denuncia al pueblo es ¿Dónde están todos esos activos del Estado? maduro desmanteló a la Misión Alimentación acusándola de “corrupta”. Cerraron las “Casas de alimentación”, la red pública de distribución las cerró o peor aún, la transfirió, así como si nada, las privatizó a favor de sus amigos y testaferros. ¿Cómo fue que pasamos de la Misión Alimentación a los “Bodegones” de donde se expenden las nuevas exquisiteces para esa minoría que denuncia la FAO? ¿De quiénes son esos “Bodegones”?
¿Y el pueblo? Detrás de una Caja Clap, que no sólo es una vergüenza, sino que son productos de mala calidad, a veces descompuestos, nada de eso se produce en el país. Productos de mala calidad triangulados de Turquía u otros países “socios” del madurismo. Un mecanismo investigado en la Fiscalía Mexicana, mientras la oposición en la Comisión de Contraloría guarda un silencio conveniente.
¿Dónde está la producción nacional de alimentos, las tierras nacionalizadas? ¿Cuántos campesinos han muerto a manos de los nuevos “señores de la tierra”? ¿Dónde están los fertilizantes de Pequiven? ¿Las nuevas Plantas de Urea y Amoníaco de Morón?
Y por supuesto, ¿Dónde está PDVSA?, los obreros del Frente de Trabajadores denuncian un cierre técnico de áreas de producción y refinación. Con una producción cada vez más cerca de los 500 mil barriles días, sin gasolina, ni diesel, ni gas. ¿Dónde está el ingreso petrolero? Si lo poco que se produce y exporta es para pagar los préstamos que ha tomado el gobierno con sus socios extranjeros, si maduro decreta exenciones a los impuestos petroleros, si le ofrecen reducir las regalías a la Chevron Texaco para que no salga del país, si PDVSA no genera ingresos petroleros.
Éste es el desastre de maduro, que ha hecho que se vayan 4 millones de venezolanos del país, que tengamos la hiperinflación más alta del mundo y de la historia del mundo, que el salario mínimo sea de apenas 7 dólares mensuales, el más bajo que el de Haití y Cuba, el más bajo de toda la región.
En Venezuela lo que hay es hambre y destrucción de un país, con un pueblo demasiado noble y paciente. ¿Hasta cuándo tanto silencio cómplice? ¿Tanta entrega y tanta miseria? Yo cumplo con mi papel histórico, yo soy leal a mis principios y convicciones, hablo con números, con hechos. El gobierno me busca, me persigue políticamente, sus testaferros pagan abogados y opositores para que me persigan, harán cualquier barbaridad para callar mi voz. Yo seguiré, con mis ideas, mis principios, siempre al lado del pueblo. En algún momento, estaré entre ustedes, en mi tierra, luchando por el futuro que todos merecemos, por la reconstrucción del país. ¡Venceremos!