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Rafael Ramírez: La Junta Patriótica debe liderar transición de dos años para enfrentar emergencia nacional

Caracas, 22 de mayo de 2019.- El dirigente chavista Rafael Ramírez plantea que la Junta Patriótica de Gobierno, que ha venido proponiendo como salida constitucional y soberana a la crisis que vive el pueblo venezolano, debe desarrollar un plan estructurado de reinstitucionalización del país y recuperación de la economía, durante un período transitorio de dos años, para luego dar paso a la legitimación de todos los poderes.

Para Ramírez en este momento no se puede desarrollar ningún proceso eleccionario en el país, ante la imposibilidad de ejercer el derecho al voto. Alega que hay más de 3.7 millones de venezolanos fuera del país, no hay instituciones; ni Consejo Nacional Electoral, ni Poder Judicial, ni Ministerio Público, que garanticen el secreto y la posibilidad del sufragio. Tampoco hay libertades ni garantías para el ejercicio de la política, el debate de ideas, ni la existencia de partidos políticos. No hay posibilidades ni siquiera de movilizarse, no hay transporte, no hay gasolina, no hay luz, no hay agua, no hay comida, ni medicamentos, no hay dinero. El país necesita un “conteo de protección”, sentencia.

El ex ministro de Chávez señala que la Junta sería una herramienta de consenso entre sectores progresistas y patriotas, civiles y militares, para restablecer la vigencia de la Constitución y el ejercicio pleno de la soberanía popular, a través del ejercicio de la democracia participativa y protagónica. No es la unidad boba, es la unidad de la Patria.

El precedente histórico que Ramírez plantea para contextualizar su propuesta es la Junta Patriótica encabezada por Fabricio Ojeda, que dio al traste con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en enero de 1958.

Sostiene que “la Junta Patriótica no colide, ni con la llamada a un Referendo Consultivo, ni Revocatorio, ni con un gobierno de transición, ni siquiera colide con la posibilidad de las negociaciones que se llevan a cabo actualmente en Noruega, iniciativa que, al igual que han apoyado Italia, México y Uruguay va en la dirección correcta del diálogo y no injerencia extranjera”.

Sin embargo, precisa que este esfuerzo diplomático, aunque es un paso importante, solo significa un acuerdo entre dos factores de poder, dos caras de la misma moneda, que no representan a todo el país. Hace falta un acuerdo nacional, patriota, que incluya a todo el pueblo. No un diálogo de élites.

Ramírez agrega que la Junta Patriótica es el espacio para la unión cívico-militar que asumirá decisiones ejecutivas para restablecer el hilo Constitucional. Es la clave para deponer a maduro y, lo más importante, para dar al país estabilidad y gobernabilidad.

Los militares son fundamentales

El ex ministro de petróleo y embajador ante la ONU reitera que la participación de la FANB es fundamental. “Tienen que estar los militares” dice. Y detalla que deben ser además los garantes de la vigencia y autoridad de la Junta Patriótica.

Los militares deben tener un espacio donde asentarse y fijar posición al lado de la Constitución y el pueblo, para no seguir siendo perseguidos o dando bandazos entre los “autoproclamados”, o en marchas absurdas de propaganda.

En su artículo, Ramírez explica que la Junta debe ser un organismo colegiado, con decisiones de consenso, y una permanente consulta popular, y que debe tener una autoridad limitada, en el alcance y el tiempo:

  • Dos años para aplicar un plan de emergencia humanitaria, organizar un Referendum Consultivo, legitimar instituciones y conducir elecciones.
  • No puede cambiar ni la Constitución, ni las leyes promulgadas con anterioridad al inicio del conflicto de poderes entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional.
  • Tiene que actuar apegada a la Constitución, de acuerdo con la integridad de su articulado.
  • Respetar los Acuerdos Internacionales suscritos por el país.
  • No puede hacer nada en el ámbito internacional que vulnere nuestra soberanía, ni suscripción de tratados, ni solicitudes de injerencia o presencia militar extranjera en el país.
  • Proteger la Soberanía económica y territorial del país.
  • Proteger a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, como garante del proceso y la vigencia de la Constitución.

La Junta debe tener facultades ejecutivas, para tomar decisiones para organizar y conducir el período de emergencia:

  • Solicitar ayuda a los organismos especializados de las Naciones Unidas: salud, medicamentos, alimentación, refugiados, para enfrentar la crisis humanitaria.
  • Iniciar un registro de los venezolanos en el exterior, documentar la situación real y condiciones de los que han emigrado. Presentar un plan de regreso y reinserción al país, al trabajo. Solicitar ayuda a los organismos internacionales para este programa de reinserción. Una “Misión Leander”. Los hijos, volverán para reconstruir a la madre patria.
  • Atender como prioridad la crisis humanitaria: alimentación, salud, atención de desplazados, emergencia social.
  • Restablecer el funcionamiento de los servicios públicos fundamentales: agua, luz, gas, combustibles; la conectividad nacional e internacional del país: transporte terrestre, aéreo, comunicaciones.
  • Intervenir PDVSA, restablecer su operatividad, adelantar un plan de emergencia para su recuperación, convocar a todos los trabajadores que han salido, sacar de la empresa a los organismos de inteligencia del Estado, liberar a los trabajadores y gerentes  secuestrados, cesar la persecución, reivindicar a sus trabajadores, hacer un marco especial de protección de la empresa, sus activos, sus actividades, garantizar la seguridad de las instalaciones, revisar y revertir todos los contratos y cesiones ilegales de activos y propiedades, detener su privatización.
  • Restablecer las operaciones fundamentales del aparato productivo interno: alimentos y medicamentos como prioridad.

La Junta debe restablecer las plenas libertades políticas en el país, el Estado de Derecho, las Garantías Constitucionales y el carácter participativo y protagónico de nuestra democracia:

  • Libertad para los presos políticos.
  • Cese a la persecución política, vuelta de los exiliados.
  • Levantamiento de la censura a los medios de comunicación.
  • Libertad para todos los trabajadores secuestrados.
  • Libertad para todos los oficiales y miembros de la Fuerza Armada Bolivariana secuestrados.
  • Intervención al Ministerio Público.
  • Intervención a los organismos de inteligencia y cuerpos policiales vinculados a la represión política.
  • Garantizar el Debido Proceso y el Estado de Derecho en el país.
  • Organizar y promover un amplio debate nacional, en todos los niveles, sobre los pasos hacia el restablecimiento de la normalidad del país, la superación del odio y la intolerancia.
  • Erradicar la violencia y el discurso del odio de la vida pública y el ejercicio político en el país.
  • Todo el país debe trabajar, ojalá que con ayuda del mismo Papa Francisco, en una recomposición espiritual: volver a nuestros valores fundamentales, nuestra propia idiosincrasia, lo afirmativo venezolano: la solidaridad, la hermandad, el respeto por el otro, el trabajo, la cultura, la justicia, el bien común, el deber social, el amor patrio, el bolivarianismo.

La Junta tendrá que ser capaz de organizar Referenda Consultivos para que el pueblo decida los pasos fundamentales del restablecimiento de la Constitución:

  • Nombrar un nuevo TSJ, un nuevo Fiscal General, Poder Moral y un nuevo Poder Electoral, todos transitorios, hasta que se realicen elecciones generales y se legitimen todos los poderes como establece la Constitución.
  • Elecciones para renovar la Asamblea Nacional, previo acuerdo que permita que, en su directiva, se logre una representación paritaria de los bloques políticos.
  • Cese de funciones de la Asamblea Nacional Constituyente, sin ningún resultado concreto desde su creación.
  • Elecciones Presidenciales.
  • Cese de Funciones de la Junta Patriótica.

Rafael Ramírez considera que es el momento de debatir salidas reales para el país, que no comprometan nuestra soberanía e independencia y que impida la entrega de nuestros recursos estratégicos. Una salida a esta situación calamitosa, este desastre de gobierno, que en cuenta el interés de las mayorías nacionales, y no los afanes de poder del madurismo y de la extrema derecha.

Mientras estos sectores apuestan por la confrontación violenta, y la defensa de intereses mezquinos, una Junta Patriótica de Gobierno de estas características abre la puerta a una salida Constitucional que restablezca la soberanía popular, finalizó.

Lea el último artículo de Rafael Ramírez: «Junta Patriótica, una discusión necesaria«

The Patriotic Junta: A necessary discussion

Little by Little, a new space for discussion seems to be opening, but it is still a muted, shy one, surrounded by the insults of intolerance and the eroding impact of powerful factors and interests at stake. The vast majority of the country needs and deserves to see a debate of ideas taking place, one concerning the situation, how to overcome it, and how to address the immense challenges we face for our future as a sovereign and independent nation.

Everything is urgent these days. The country does not wait any longer, it cannot wait any longer. The economic and social crisis, as well as the dysfunctional performance of the State and its institutions, has not only led the country to a dangerous weak and vulnerable situation, but it has also led the citizen to the limits of rationality, to being forced to do things that in our recent history were considered unthinkable just to survive. This grim reality continues to worsen the quality of life and the self-esteem of the Venezuelan people. Poverty, misery, and deprivation drag the population to give up their principles, their way of life, their rational behavior and their feelings towards a spiritual and material degradation that day by day gnaws the society away, potentially leading us to situations like that of the serpent’s egg.

Maduro’s ousting from power is a matter of time. The issue is how, in which way is his disastrous government going to end, that is what is being negotiated at the moment by his international allies. Guaidó and Leopoldo López’s adventure failed, and they know so very well. The international powers supporting that extreme right faction begin to realize that, once again, just like in April 2002, they were dragged into another failure. They are also running out of time, the dynamics of their own internal politics and other international fronts divert their priority, so they need to adjust their strategy.

Now, there is a new possibility, the conversations in Oslo, Norway. We have always reiterated that we support a political solution to the current crisis, better if it is through dialogue instead of war and violence. Norway’s efforts, along with those of Italy, Mexico, and Uruguay, point in the right direction, choosing political dialogue and a negotiated solution instead of war or foreign intervention. We hope the Norwegian diplomatic efforts are not used by maduro, once again, as a way to buy some time, so that nothing happens, and that these are not torpedoed by the extremist sectors of the opposition that support the military solution.

In any case, the problem is that, just like it happened in the Dominican Republic, such dialogue is between power groups that do not represent the country. It lacks legitimacy. As far as the Chavista and Bolivarian sector is concerned, neither the madurismo nor its minister of lies represents it. They act on behalf of the faction that is clinging to power. It is even more incongruous that some emblematic figures of the madurismo play war in the country while “Mambrú went to Norway”. On behalf of the opposition and its motley composition, Guaidó said his position was firm: maduro must leave and new elections must be convened; raised this way, the conversations rather seem to be the negotiations for the surrender of the madurismo.

This is a complicated process that is just beginning, but it has many enemies from both sides. I hope it prevails and it does not sink, like the efforts made by Pope Francis or those of the Dominican Republic. Either way, the talks in Oslo could contribute to both power groups, on the same side of the coin, agree not to kill each other and how not to drag the country into war. That, despite representing an advance, would be far from solving our issues.

The urgent discussion is now how the rest of the society, the majority of the people, recovers their leading role in the conduction of their own affairs, safeguarding the political and economic sovereignty and moving forward in the reconstruction of the homeland. Thence, the proposal of a Patriotic Government Junta.

I have received comments, opinions, constructive criticism, and ideas regarding such a stance, and I appreciate it, that is what it is all about. Therefore, I think some clarifications are necessary. The Patriotic Junta collides neither with the call for a Consultative or Recall Referendum nor with a transitional government; it does not even collide with the possibility of negotiations in Norway. The Junta is a transitory structure of government, while the Constitution and the full exercise of popular sovereignty through direct and secret vote are restored.

The country is in no condition whatsoever to go to elections at this time. There are more than 3,7 million Venezuelans abroad, without the possibility of exercising their right to vote; there are no institutions, no National Electoral Council, no Judiciary, no Public Prosecutor’s Office, that can guarantee the secrecy and the chance of voting. Nor there are freedoms and guarantees for the exercise of politics, the debate of ideas, and the existence of political parties. There are not even possibilities to move around, there is no transport, there is no gas, there is no electricity, there is no water, there is no food, no medicines, and no money. The country needs a “standing eight count”.

In the midst of this crisis and the generalized chaos, the social catastrophe and the economic collapse; in the midst of this unprecedented humanitarian crisis, there are no conditions either to exercise the right to vote not to have sound judgment for the debate of ideas. You cannot compel the people to vote by pointing a gun to their heads. Whoever does it would obtain a tactic victory, buy some time, have power over the spoils, but it would be missing an extraordinary opportunity to begin to rebuild the entire national political spectrum, gain governance in order to sustain the reconstruction efforts. May the disaster of Libya serve as a reminder of where the “shortcuts” and lust for power lead.

Therefore, there is the proposal for a Patriotic Junta that manages to remove maduro from power and lead the country during a transitional period of at least two years. It could be called transitional government, it could be enabled after a consultative referendum or through a civic and military action that deposes maduro. I have called it Patriotic Junta because it makes reference to the only successful experience of civic and military rebellion in our own history, with underlying elements that, despite the differences in time and conditions, are still valid. It is the Patriotic Junta of Fabricio Ojeda, no it is no other.

This Junta must include patriotic sectors. There is no room for calls to foreign interference or a military invasion, or to violate our sovereignty, or to disregard our Constitution, or even to maintain the madurismo in power. It is not the foolish unity, the foolish homeland. It is the unity of the patriotic, democratic, and popular sectors.

The military needs to be a part of it. They do not only need to be a part of it, but they also have to be the guarantors of its validity and authority. The military must have a space to settle and set a position on the side of the Constitution and the people, so as not to continue being persecuted or traipsing among the “self-proclaimed” or even in absurd propaganda marches in the dangerous dance on the edge of the bonfire of death.

The Junta must be a collegiate body, based on consensus decisions and permanent popular consultations. It must have limited authority in scope and time:

  • Two years to implement a humanitarian emergency plan, organize a Consultative Referendum, legitimize institutions, and hold elections.
  • • It cannot change the Constitutions or the laws enacted at the beginning of the power conflict between the Executive and the National Assembly.
  • • It must act in strict accordance with the Constitution, in line with the integrity of its articles.
  • • It must respect the international agreements signed by the country.
  • • It cannot carry out anything internationally that could undermine our sovereignty, such as endorsing treaties or requests for interference or foreign military presence in the country.
  • • It must protect the economic and territorial sovereignty of the nation.
  • • It must protect the Bolivarian National Armed Forces, in its capacity as guarantor of the process and the validity of the Constitution.

The Junta must have Executive powers to make decisions regarding organizing and conducting the emergency period:

• Request assistance from the United Nations specialized agencies: health, medicine, food, refugees, in order to address the humanitarian crisis.

• Begin a registry of Venezuelans abroad, document the real situation and conditions of those who have emigrated. Present a plan of return and reinsertion into the country and the workforce. Request assistance from international organizations for this reinsertion program, a Misión Leander. The children will return to rebuild the mother country.

• Address the humanitarian crisis as a priority: food, health, assistance to displaced persons, social emergency.

• Reestablish the proper functioning of basic public services: water, electricity, cooking gas, fuels; as well as the national and international connectivity of the country: land and air transportation, communications.

• Intervene PDVSA, reestablish its operations, advance an emergency plan for its recovery, call all workers that have left, remove from the company all the State intelligence agencies, release kidnapped workers and managers, stop persecution, vindicate its workers, develop a special framework of protection for the company, its assets and activities; ensure the safety of the facilities, review and revert all illegal contracts and deals of assets and properties, stop its privatization.

• Reestablish the essential operations of the internal productive system: food and medicine as a priority.

The Junta must restore full political freedoms in the country, the Rule of Law, the Constitutional Guarantees, and the participatory and leading role of our democracy:

• Freedom for political prisoners.

• Cessation of political persecution, return of the exiles.

• Lift the censorship on media.

• Freedom for all the kidnapped workers.

• Freedom for all the kidnapped officers and members of the Bolivarian Armed Forces.

• Seize the Public Prosecutor’s Office.

• Seize the intelligence agencies and police forces connected to the political repression.

• Guarantee the due process and the Rule of Law in the country.

• Organize and promote a wide national debate, at all levels, on the steps forward toward restoring the normalcy in the country, overcoming hatred and intolerance.

• Eradicate violence and hate speech from public life and political exercise in the country.

• The entire country must work, hopefully with the support of Pope Francis, in a spiritual rebuilding: return to our fundamental values, our own idiosyncrasy, the positive aspects of the Venezuelan people: solidarity, brotherhood, respect for others, hard work, culture, justice, common good, social duty, love for the country, the Bolivarianism.

The Junta must be able to organize Consultative Referenda for the people to decide the fundamental steps for restoring the Constitution:

• Appoint a new Supreme Tribunal of Justice, a new Attorney General, a new Moral and Electoral Power, all of these with transitional character, until the next general elections are held and all the powers are legitimized as established in the Constitution.

• Elections to renew the National Assembly, based on an agreement that allows for equal representation of political blocs in its executive board.

• Termination of duties of the Constituent National Assembly, which has had no concrete results since its creation.

• Presidential elections.

• Termination of duties of the Patriotic Junta.

The urgency of the Junta

The assault against PDVSA and the oil sector is a clear example of the urgency of removing the government and installing a Patriotic Junta.

The persecution and retaliation of the madurismo against oil workers and managers have had a disastrous impact on the country: the last report of oil production issued by the OPEC places us under Colombia, very near Ecuador, with only 700 thousand barrels of oil per day. Over 2 million barrels of oil per day have been lost in only five years, only because “maduro wanted so”. Those represent 117 million dollars per day of direct losses, over 42 billion dollars a year. A crime.

On the other hand, the kilometer-long lines of citizens desperately looking for gasoline throughout the national territory are a consequence of not having oil to feed the refineries, because the little existing production is sent as payment for the “aid” given to the country, but it is also a consequence of the “razzia” in the refineries. In the refineries, the refining workers have been imprisoned or persecuted, marked as “corrupt”; brilliant professionals such as Jesús Luongo, the best process engineer in the country, the hero of the reactivation of CRP after the oil sabotage, was imprisoned in a jail for common prisoners. Cardón halted operations; Amuay only works in 10% of its capacity. There is no fuel for vehicles, food transport, neither both for the electricity sector and for industries.

The same thing happens with the cooking gas. The industry, after being “intervened” years ago by maduro following the sacudón, does not reach any Venezuelan household. They handed over the gas of the Homeland, the Mariscal Sucre got depleted, they handed it over to transnationals, just as it happened with the gas of the Gulf of Venezuela, the Perla 3X. Every day that goes by with maduro in power, he continues to act, desperately, destroying everything only to stay in power.

Tyranny

This discussion does not end, it cannot end. We must fully and democratically participate in the future of the country. These are times for ideas and debates; we must join all patriotic forces for this ultimate purpose, for our children, the children of our children, for the future of the Homeland. We cannot leave it in the hands of chaos and misfortunes, of the tyranny, regardless of the group, because the sovereignty resides in the people.

“Tyranny is not good for those who exercise it, nor for those who suffer it; it is neither for the children nor for the descendants of the children: on the contrary, it is an absolutely ruinous experience”

Plato Letter XVII

Rafael Ramírez desmiente “Falso Positivo” publicado por Últimas Noticias sobre su supuesta participación en Intentona Golpista del 30A

Caracas, 20 de mayo de 2019.- Otra vez la mentira y la manipulación mediática del madurismo utilizan las “ollas periodísticas” como mecanismo de persecución política. Ahora el gobierno trata de vincularme al golpe fallido del pasado 30 de abril liderado por la extrema derecha venezolana, un sector al que he rechazado y combatido toda mi vida. Una aventura ilegal y contraria a la Constitución con la que no tengo ningún tipo de vinculación.

Alerto al país sobre este nuevo “falso positivo”, publicado en Últimas Noticias, periódico vocero del madurismo, que pretende utilizar un hecho que he condenado públicamente a través de mi artículo “Otra aventura más” del pasado 5 de mayo para mantener la campaña para afectar mi nombre y reputación y continuar la persecución política en mi contra.

La información en la que se me acusa de estar vinculado a la intentona golpista del 30A se basa en fuentes anónimas y me asocia al “profe” de una supuesta conversación atribuida al general Cristopher Figuera, para montar una olla que evidentemente no tiene ningún sustento en la realidad.

Como siempre, estas “ollas periodísticas “ni siquiera se preocupan por guardar ninguna forma ética, ni aportar ningún elemento que pudiera comprobar con hechos las manipulaciones que montan, sino que forman parte de un hostigamiento y persecución permanente que antecede la agresión de la Fiscalía a la que, lamentablemente, todos los ciudadanos estamos expuestos, en un país donde no existe el Estado de Derecho.

Rechazo este nuevo atentado contra la verdad y mi reputación, no seré el “chivo expiatorio” de esta nueva trama, tan falsa como la acusación sobre mi supuesta participación en innumerables conspiraciones contra maduro, hacerme responsable por la debacle petrolera o acusarme por la “guerra económica”.

Reitero la necesidad de que se restablezca la verdad, el ejercicio de la política, la plena vigencia de la Constitución y las leyes para buscar, nosotros mismos, una salida a la crisis, sin precedentes, que azota nuestra Patria.

La Junta Patriótica una discusión necesaria

Poco a poco, se va abriendo un espacio para la discusión, todavía muy tenue, tímida, entre los insultos de la intolerancia y la acción erosiva de los poderosos factores e intereses en pugna. La inmensa mayoría del país necesita y merece, que se inicie el debate de las ideas con respecto a su situación, de cómo salir de ella y de cómo abordar los inmensos retos que tenemos hacia el futuro como Nación, soberana e independiente.

Hoy día, todo es urgente. El país no espera más, no puede. La crisis económica, social, la disfuncionalidad del Estado y sus instituciones, no solo lo ha conducido a una peligrosa situación de debilidad y vulnerabilidad, sino que ha llevado al ciudadano al límite de lo racional, a estar obligado a hacer cosas para sobrevivir que eran impensables en momento alguno de nuestra historia reciente. Esta cruda realidad continúa degradando la calidad de vida y la propia autoestima del venezolano. La pobreza, la miseria, las privaciones arrastran a la población a una claudicación de sus principios, de su forma de vida, de conductas racionales, de sus sentimientos, hacia una degradación espiritual y material, que carcome a la sociedad día a día y nos puede llevar a situaciones, como en el huevo de la serpiente.  

La salida de maduro del poder es cuestión de  tiempo, el asunto es cómo, de qué manera va a terminar su desastre de gobierno, eso es lo que negocian ahora mismo, sus aliados internacionales. La aventura de Guaidó y Leopoldo López fracasó y ellos lo saben. Los factores internacionales que apoyan a esa facción de la extrema derecha comienzan a darse cuenta que, una vez más, así como en abril de 2002, fueron arrastrados a otro fracaso. Ellos tampoco tienen mucho tiempo, la dinámica de su propia política interna y otros frentes internacionales, desvían sus prioridades. Ajustan su estrategia.

Ahora se abre la posibilidad de las conversaciones en Oslo, Noruega. Siempre hemos dicho que aplaudimos una solución política a la crisis que confrontamos, mejor si es por la vía de las conversaciones, en vez de la guerra y la violencia. El esfuerzo de Noruega, junto al de Italia, México y Uruguay apuntan en la dirección correcta de optar por el diálogo político y una solución negociada, en vez de la guerra o la intervención extranjera. Ojalá el esfuerzo diplomático noruego no sea utilizado, una vez más, como una manera de ganar tiempo de parte de maduro, para que no pase nada, y que no sea torpedeado por los sectores extremistas de la oposición que apoyan la salida militar.

En todo caso, el problema es que, tal como pasó en República Dominicana, ese diálogo es entre grupos de poder que no representan al país. Carece de legitimidad. Por lo que respecta al campo chavista y bolivariano, ni el madurismo, ni su ministro de la mentira, lo representan. Ellos actúan por la facción que está aferrada al poder. Incluso es incongruente que algunos líderes emblemáticos del madurismo jueguen a la guerra en el país, mientras “Mambrú se fue a Noruega”. De parte de la oposición y su composición variopinta, Guaidó dijo que era inamovible en su postura: maduro debe irse y convocar elecciones. Planteado así, más bien las conversaciones parecen la negociación de la entrega del madurismo.

Este es un proceso complicado, que apenas inicia, con muchos enemigos de lado y lado. Ojalá se mantenga y no naufrague, como los esfuerzos del Papa Francisco o de República Dominicana. De cualquier manera, las conversaciones en Oslo, pueden ayudar a que ambos grupos de poder, caras de la misma moneda, se pongan de acuerdo de cómo no matarse entre ellos, cómo no arrastrar al país a una guerra. Eso, aunque sería un avance, está lejos de resolver nuestros problemas.

La discusión impostergable, es de cómo el resto de la sociedad, la mayoría del pueblo, recupera su rol protagónico en la conducción de sus propios asuntos, preservando la soberanía política y económica, y avanzando en la reconstrucción de la patria. De allí, la propuesta de la Junta Patriótica de Gobierno.

Hemos recibido comentarios, observaciones, críticas constructivas e ideas al respecto de tal posición. Las agradezco, de eso se trata. Por ello, son necesarias algunas precisiones.

La Junta Patriótica, no colide, ni con la llamada a un Referendo Consultivo, ni Revocatorio, ni con un gobierno de transición, ni siquiera colide con la posibilidad de negociaciones en Noruega. La Junta es una estructura transitoria de gobierno, mientras se restablece la vigencia de la Constitución y el ejercicio pleno de la soberanía popular a través del voto directo y secreto.

El país no está en condiciones de ir a unas elecciones en este momento. Hay más de 3.7 millones de venezolanos fuera del país, sin posibilidades de ejercer su derecho al voto, no hay instituciones; ni Consejo Nacional Electoral, ni Poder Judicial, ni Ministerio Público, que garanticen el secreto y la posibilidad del sufragio. Tampoco hay libertades ni garantías para el ejercicio de la política, el debate de ideas, ni la existencia de partidos políticos. No hay posibilidades ni siquiera de movilizarse, no hay transporte, no hay gasolina, no hay luz, no hay agua, no hay comida, ni medicamentos, no hay dinero. El país necesita un “conteo de protección”.

En medio de la crisis y el caos generalizado, de la calamidad social y colapso económico, en esta crisis humanitaria sin precedentes, no hay condiciones, ni para ejercer el derecho al voto, ni para tener un sano juicio para el debate de ideas. No se puede llevar al pueblo a votar con una pistola en la cabeza.

Quien lo haga, podrá obtener una victoria táctica, ganar algo de tiempo, sería el poder sobre los despojos, pero se estaría perdiendo una oportunidad extraordinaria de comenzar a recomponer todo el espectro político nacional, ganar gobernabilidad, para sostener el esfuerzo de reconstrucción. Allí está el desastre de Libia como un recordatorio de a dónde conducen los “atajos” y las ansias de poder.

Por ello la propuesta de una Junta Patriótica, que logre la salida de maduro del poder y pueda conducir al país en un período de transición de, al menos, dos años. Podría llamarse gobierno de transición, podría activarse después de realizar un referéndum consultivo, o con una acción cívico-militar que deponga a maduro. La hemos llamado Junta Patriótica, porque se refiere a la única experiencia exitosa de rebelión cívico-militar en nuestra propia historia, con elementos de fondo que, a pesar de la diferencia de momentos y condiciones, siguen vigentes. Es la Junta Patriótica de Fabricio Ojeda, no es otra.

En esta Junta, deben estar incorporados los sectores patriotas. Allí no caben llamados a la injerencia extranjera, ni a una invasión militar, ni violar nuestra soberanía, ni a desconocer nuestra Constitución, ni a mantener al madurismo en el poder. No es la unidad boba, la patria boba. Es la unidad de los sectores patriotas, democráticos y populares.

Tienen que estar los militares. No sólo tienen que estar, sino que deben ser garantes de su vigencia y autoridad. Los militares deben tener un espacio donde asentarse y fijar posición al lado de la Constitución y el pueblo, para no seguir siendo perseguidos o dando bandazos entre los “autoproclamados”, o en marchas absurdas de propaganda en el peligroso baile a orillas de la hoguera de la muerte.

La Junta, debe ser un organismo colegiado, con decisiones de consenso, y una permanente consulta popular, tiene que tener una autoridad limitada, en el alcance y el tiempo:

  • Dos años para aplicar un plan de emergencia humanitaria, organizar un Referendum Consultivo, legitimar instituciones y conducir elecciones.
  • No puede cambiar ni la Constitución, ni las leyes promulgadas con anterioridad al inicio del conflicto de poderes entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional.
  • Tiene que actuar apegada a la Constitución, de acuerdo con la integridad de su articulado.
  • Respetar los Acuerdos Internacionales suscritos por el país.
  • No puede hacer nada en el ámbito internacional que vulnere nuestra soberanía, ni suscripción de tratados, ni solicitudes de injerencia o presencia militar extranjera en el país.
  • Proteger la Soberanía económica y territorial del país.
  • Proteger a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, como garante del proceso y la vigencia de la Constitución.

La Junta debe tener facultades Ejecutivas, para tomar decisiones en el ámbito de organizar y conducir el período de emergencia:

  • Solicitar ayuda a los organismos especializados de las Naciones Unidas: salud, medicamentos, alimentación, refugiados, para enfrentar la crisis humanitaria.
  • Iniciar un registro de los venezolanos en el exterior, documentar la situación real y condiciones de los que han emigrado. Presentar un plan de regreso y reinserción al país, al trabajo. Solicitar ayuda a los organismos internacionales para este programa de reinserción. Una “Misión Leander”. Los hijos, volverán para reconstruir a la madre patria.
  • Atender como prioridad la crisis humanitaria: alimentación, salud, atención de desplazados, emergencia social.  
  • Restablecer el funcionamiento de los servicios públicos fundamentales: agua, luz, gas, combustibles; la conectividad nacional e internacional del país: transporte terrestre, aéreo, comunicaciones.
  • Intervenir PDVSA, restablecer su operatividad, adelantar un Plan de emergencia para su recuperación, convocar a todos los trabajadores que han salido, sacar de la empresa a los organismos de inteligencia del Estado, liberar a los trabajadores y gerentes  secuestrados, cesar la persecución, reivindicar a sus trabajadores, hacer un marco especial de protección de la empresa, sus activos, sus actividades, garantizar la seguridad de las instalaciones, revisar y revertir todos los contratos y cesiones ilegales de activos y propiedades, detener su privatización.
  • Restablecer las operaciones fundamentales del aparato productivo interno: alimentos y medicamentos como prioridad.  

La Junta debe restablecer las plenas libertades políticas en el país, el Estado de Derecho, las Garantías Constitucionales y el carácter participativo y protagónico de nuestra democracia:

  • Libertad para los presos políticos.
  • Cese a la persecución política, vuelta de los exiliados.
  • Levantamiento de la censura a los medios de comunicación.
  • Libertad para todos los trabajadores secuestrados.
  • Libertad para todos los oficiales y miembros de la Fuerza Armada Bolivariana secuestrados.
  • Intervención al Ministerio Público.
  • Intervención a los organismos de inteligencia y cuerpos policiales vinculados a la represión política.
  • Garantizar el Debido Proceso y el Estado de Derecho en el país.
  • Organizar y promover un amplio debate nacional, en todos los niveles, sobre los pasos hacia el restablecimiento de la normalidad del país, la superación del odio y la intolerancia.
  • Erradicar la violencia y el discurso del odio de la vida pública y el ejercicio político en el país.
  • Todo el país debe trabajar, ojalá que con ayuda del mismo Papa Francisco, en una recomposición espiritual: volver a nuestros valores fundamentales, nuestra propia idiosincrasia, lo afirmativo venezolano: la solidaridad, la hermandad, el respeto por el otro, el trabajo, la cultura, la justicia, el bien común, el deber social, el amor patrio, el bolivarianismo.

La Junta tendrá que ser capaz de organizar Referenda Consultivos para que el pueblo decida los pasos fundamentales del restablecimiento de la Constitución:

  • Nombrar un nuevo TSJ, un nuevo Fiscal General, Poder Moral y un nuevo Poder Electoral, todos transitorios, hasta que se realicen elecciones generales y se legitimen todos los poderes como establece la Constitución.
  • Elecciones para renovar la Asamblea Nacional, previo acuerdo que permita que, en su directiva, se logre una representación paritaria de los bloques políticos.
  • Cese de funciones de la Asamblea Nacional Constituyente, sin ningún resultado concreto desde su creación.
  • Elecciones Presidenciales.
  • Cese de Funciones de la Junta Patriótica.

La urgencia de la Junta

La arremetida contra PDVSA y el sector petrolero, es un ejemplo claro de lo urgente de la salida del gobierno y la instalación de la Junta Patriótica.

La persecución y el “pase de factura” del madurismo a los trabajadores y gerentes petroleros ha tenido desastrosas consecuencias para el país: el último reporte de producción de petróleo en la OPEP, nos coloca apenas en 700 mil barriles día, por debajo de Colombia, muy cerca de Ecuador. Se han perdido 2 millones de barriles día de petróleo en sólo 5 años, porque “a maduro le dio la gana”. Esos son 117 millones de dólares día de pérdidas directas, más de 42 mil millones de dólares al año. Un crimen.

Por otra parte, las kilométricas colas de ciudadanos buscando desesperadamente gasolina en todo el territorio nacional, es consecuencia de que no hay petróleo para alimentar las refinerías, porque la poca producción existente, se envía como pago de las “ayudas” dadas al gobierno, pero además, es consecuencia de la “razzia” en las refinerías, los trabajadores de Refinación presos o perseguidos, señalados de “corruptos”, brillantes profesionales  como Jesús Luongo, el mejor ingeniero de procesos del país, héroe en la reactivación del CRP después del sabotaje, está preso en una cárcel de presos comunes. Cardón paralizado, Amuay en sólo 10% de operatividad. No hay combustible, ni para los vehículos, transporte de alimentos, sector eléctrico ni las industrias.

Pero igual pasa con el gas. “Intervenida” hace años por maduro cuando el  “sacudón”, hoy no llega a ningún hogar venezolano. Entregaron el gas de la Patria, el Mariscal Sucre se acabó, lo entregaron a las transnacionales, igual pasó con el gas del Golfo de Venezuela, el Perla 3x.

Cada día que pasa, con maduro en el poder, este sigue actuando, desesperadamente, destruyendo todo con tal de mantenerse en el poder.

La tiranía

Esta discusión no se agota, no puede agotarse. Hay que hacer el ejercicio pleno de nuestra participación democrática en el futuro del país, son tiempos de ideas, debates, necesitamos unir todas las fuerzas patrióticas en este propósito supremo, por nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos, por el futuro de la Patria. No podemos dejarla en manos del caos y la desventura, de la tiranía sea, del grupo que sea, porque la Soberanía reside en el pueblo.

“La tiranía no es un bien ni para quien la ejerce, ni para quien la sufre, no lo es ni para los hijos ni para los descendientes de los hijos: al contrario, es una experiencia absolutamente ruinosa”

Platón Carta XVII

Comunicado del General de División, Manuel Ricardo Cristopher Figuera

Para los soldados de mi Patria y Comandantes a todos los niveles.

Ustedes que representan el reservorio moral de la institucionalidad de nuestra Patria; les hago saber la indignación que me produjo la noticia de la muerte del MY. Jesús Alberto García Hernández, porque estoy seguro que ese hecho obedece a un asesinato selectivo y por encargo y lo harán ver como un hecho aislado, creando historias macabras a su alrededor. Por cuanto sabían cómo está que ese muchacho había manejado información sensible de los casos de corrupción más espantosos y aberrantes que se investigaron durante mi gestión en SEBIN.

Señores Generales y Almirantes, ¿Acaso todavía no se han dado cuenta en el harapo que han convertido a nuestra amada Patria? Acaso, ¿No tienen información de los que están al frente y de tras del saqueo de nuestro País? Acaso, ¿No ven la ejecución práctica del terrorismo de Estado del que hace uso Maduro para permanecer en el poderoso?

Tarek William Saab (Kabul), hermano… a ti; al Ministro de la Defensa, al Comandante del CEOFANB y a los Comandantes de Componentes, les solicito que velen por mi familia que está en Venezuela. Y que quede claro que hago responsable al propio Nicolás Maduro Moros de lo que pueda pasarles a ellos; háganselo saber porque tanta cobardía, abuso y terror no quedará impune.

Mi MG Jesús Rafael Suárez Chourio, el MY García Hernández dejó una esposa, dos hijos en edad preescolar y una madre, todos ellos hoy son víctimas de ese abuso de poder y terrorismo desmedido; por el sólo hecho de haber trabajado conmigo. Mi Comandante General le solicito que vele por esa familia, ellos nada tienen que ver con el desastre en el que Maduro ha llevado al País.

Al alto mando militar le pregunto: ¿Acaso ustedes perdieron la sensibilidad humana?

Sepan que yo sigo siendo el mismo, que ustedes conocieron, con la misma postura, actitud y convicciones que manifesté en las diferentes reuniones de juntas de ascenso, ahora con un nivel más elevado de conciencia. El asesinato del MY García Hernández, muy bien disimulado por quienes lo perpetraron no quedará impune, porque no hay crimen perfecto.

¡Por favor! Cuídense, ustedes también.

A las personas que trabajaron conmigo y, bajo mi dirección ocuparon cargos de confianza, espero que ahora comprendan mejor por qué nunca les dije nada, para no ponerlos en riesgo; por tanto, tomen sus previsiones, que el deseo del poder por el poder, desvanece el amor por nuestra Patria y ese es el claro reflejo de Maduro.

A ustedes CMDTES, por un instante cierren los ojos y, escuchen los gritos desesperados de las madres que no tienen cómo alimentar a sus hijos, de los enfermos que no tienen como pagarse un tratamiento por simple que sea; miren a la profundidad de los ojos de sus escoltas y amanuenses y a los que trabajan con ustedes, pero no gozan el privilegio de estar en su entorno más cercano para que vean la realidad de nuestro pueblo.

Rompan ese paradigma que los ha hecho prisioneros; nuestro gigante Chávez no dejó a Maduro para que convirtiera nuestro país en un despojo, lo dejó para que cumpliera e hiciera posible el país dibujado en la Ley del Plan de la Patria, que la mayoría de los ministros y altos funcionarios de Maduro desconoce.

Todo el país sabe que a Maduro le quedó grande la Presidencia de la República y vuelvo a recalcar lo siguiente, lo responsabilizo a él en persona de cualquier daño que pueda sufrir mi familia, amigos y entorno cercano; Ovidio Delgado Ramírez sabe muy bien de qué hablo.

Nicolás Maduro lograste engañar y mantener engañado a todo un pueblo, pero yo te descubrí… Sal otra vez en cadena de radio y televisión a llamarme vendido y traidor y a explicarle a nuestro pueblo que tú eres el más patriota de todos.

Manuel Ricardo Cristopher Figuera
Soldado de la Patria

Rafael Ramírez lamenta cierre del diario Panorama

El dirigente chavista sostiene que el madurismo ha sometido a la asfixia a medios de comunicación críticos con su administración. Y asoma que “Solo “reciben” papel los medios propiedad de testaferros del madurismo.

Caracas, 15 de mayo de 2019.- En Venezuela se siguen cerrando espacios y canales de información y opinión estrangulados de manera deliberada por el gobierno. El cese de la circulación en papel del emblemático diario zuliano Panorama da fe de ello. Su desaparición en físico después de 104 años de trabajo ininterrumpido, se suma a la extinción de más 66 medios impresos en el país y la desaparición de los medios alternativos y comunitarios en los últimos 5 años.

Ante este masivo apagón de rotativas, el dirigente político Rafael Ramírez se solidarizó con los dueños y trabajadores de Panorama, un periódico cuya trayectoria ha sido impecable y siempre al servicio del país.

“Vaya mi solidaridad y reconocimiento al @diariopanorama a su directora Patricia Pineda, periodistas y trabajadores. Son 104 años informando de manera veraz, abriendo espacios a todas las ideas y opiniones. Una verdadera institución del Periodismo y del Zulia. ¡Hasta pronto!”, escribió el ex ministro de Chávez a través de su cuenta en Twitter.

Ramírez sostiene que el madurismo ha sometido a la asfixia a medios de comunicación críticos con su administración. Sus criterios editoriales les han valido, además de cierres, sanciones desproporcionadas y decisiones como a la que se vio obligado Panorama. Solo “reciben” papel los medios escritos propiedad de testaferros del madurismo y sus instrumentos de propaganda y guerra sucia.

A los cierres de medios, se suma la censura sobre los medios radiofónicos, televisivos y bloqueos a portales de internet, para acallar la crítica.

La administración de maduro agudizó la escasez de papel en el país y frenó, a través del manejo discrecional de las divisas y largos periplos burocráticos, cualquier posibilidad de importarlo.

«Agotado nuestro inventario de papel, a la edición impresa de Panorama le toca decir hasta pronto a sus fieles lectores. Nuestra tarea informativa continuará con la misma responsabilidad y dedicación a través» su página web, informó el diario en su primera página.

Ramírez lamenta la noticia y asegura que el cese de la publicación es un simplemente “por ahora”.

Lea el último artículo de Rafael Ramírez: «Junta Patriótica de Gobierno»

Rafael Ramírez propone: La Junta Patriótica de Gobierno como instrumento para restablecer la Constitución

“La fuerzas políticas que actúan hoy en Venezuela han cerrado toda posibilidad de diálogo y soluciones apegadas a la constitución”, RR insiste en que es la hora de buscar otros espacios y la unión cívico-militar para devolver la soberanía al Pueblo.

Caracas, 14 de mayo de 2019.-  El ex ministro de petróleo Rafael Ramírez asegura que la clave para salir de la crisis país es la unión cívico-militar y su actuación conjunta, inspirados en el espíritu del 23 de enero de 1958 que fue lo único que permitió el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez. La fusión de ambos factores, cívico-militar, debe traducirse en la conformación de una Junta Patriótica de Gobierno que restablezca la soberanía del país e inicie la reconstrucción de la Patria.

El dirigente chavista insiste en que la situación actual de Venezuela es insostenible y debe acabar de una vez. No hay más tiempo, ni para maduro, ni para Guaidó y sus aventuras de guerra.

La mayoría del país sufre los efectos devastadores de la peor crisis de nuestra historia, a la vez que se encuentra atrapada entre la confrontación por el poder de dos extremos intolerantes de lo mismo, que han cerrados los espacios para una solución apegada a los preceptos constitucionales.

En este sentido, el ex ministro de petróleo del presidente Chávez sostiene que la FANB debe ser el árbitro y garante del restablecimiento de la soberanía popular. Por lo que hace llamado a la oficialidad castrense a apegarse a la Constitución y la doctrina militar bolivariana.

“Cuando los jefes militares dicen que juran lealtad a cualquiera de los autoproclamados, ´comandantes en jefe´, están avalando la violación de la Constitución. Están faltando a su responsabilidad de preservar el hilo Constitucional, el orden interno y la soberanía de la República”, advierte.

Ramírez advierte que nuestro país corre el riesgo de desaparecer como la entidad política-territorial que conocemos hasta ahora, no solo nos han arrebatado de facto el Esequibo, sino que, tanto maduro como guaidó rematan, nuestros recursos naturales: petróleo, gas, oro, cortan y subastan nuestras empresas del estado.

Para el dirigente político, existe el imperativo moral y político de salvar a nuestro país de los intereses profundamente antinacionales que nos acechan y que están dispuestos a llevarnos a una guerra para obtener ventajas como nunca antes en nuestra historia. Venezuela corre el riesgo de pasar a ser un país tutelado e intervenido por intereses extranjeros.

Ambos grupos de poder sostienen planes políticos y económicos que son inviables para recuperar el país. La Junta Patriótica debe concentrar su acción en atender al pueblo en la emergencia humanitaria y social pero especialmente en recuperar el control y plenas capacidades productivas de nuestra empresa nacional Petróleos de Venezuela, del petróleo, gas, el Arco Mi euro, revertir los decretos y leyes inconstitucionales de maduro y proteger al país del llamado “plan país” que no es más que un refrito de la fracasada apertura petrolera y la propuesta privatizadora que nos llevó al Caracazo.

Se impone una visión estratégica donde prevalezcan los intereses del pueblo y de todo el país, más allá de los intereses mezquinos y económicos de los grupos en pugna.

Lea el último artículo de Rafael Ramírez: «Junta Patriótica de Gobierno»

Patriotic Government Junta

The country’s situation is totally untenable and morally unacceptable. The collapse of the economy, the destruction of our public companies and our productive and work capacities are clear evidence of an unprecedented and profound crisis. This, in addition to the decline in all social and human indicators, the rise in inequality, poverty, and the deterioration of the living conditions of the vast majority of our citizens are a direct consequence of the resounding failure of this corrupt and submissive government, the worst of our history.

Moreover, the country’s dysfunctional politics reflected on the psuv’s inability to rectify or remove the madurismo from power and on that of the opposition to reach agreements that allow for finding solutions above their group, economic, and personal interests, constitute a real crime against the people.

The apathy displayed by the power sectors in the face of the suffering of citizens, the violence, the intolerance, the handing over of the country and its resources, the violations to the national sovereignty, and the subordination to foreign powers is shameful and vile. The fact that over 3.7 million Venezuelans have fled the country, desperate, causing the separation of families and the uprooting of the future is painful. The violation of the Constitution and the laws, of the fundamental rights, particularly the human rights, has turned us into the country of injustice, fear, and abuse of the dignity of the people. This is morally unacceptable.

The situation needs to come to an end, it needs to be over. At this point, biases or group interests no longer matter. It is no more talk about “so and so”, it is the survival of our Homeland, its existence as the territorial political entity we have known thus far.

We have reached a breaking point in which each of us needs to give up their ambitions, fears, hatred or any other kind of issues and engage in the ultimate effort to overcome the mentality of annihilation of the rival and look ahead, leaving fear behind and rising to the various serious circumstances that we are currently facing.

We must emulate the determination of the patriots, of the Liberation Army, after the fall of the Second Republic, and the defeat of the Bolivarian dream in that terrible 1814. Determination and greatness that allowed, in those infamous times, a handful of them to return in 1816 to the country from Los Cayos, full of libertarian ideas, assimilated the mistakes, but willing to insist on the Homeland; and, even though they were a clear minority, they were able to reunify the Liberation Army, the patriotic side, that had been decimated by violence and fear. Then, Margarita, the Orinoco, San Felix, Angostura, Apure, Las Queseras del Medio, the crossing of the Andes, Boyacá, Carabobo, Pichincha, and Ayacucho would follow, until ultimately achieving immortal glory along with the independence not of a country, but of a whole continent.

Neither the madurismo nor the sector that leads the opposition has the greatness to step aside, to stop being the problem to become part of the solution. Their group interests, commitments, and lust for power are far more important to them than the fate of an entire people. Both groups have also integrated to their political culture a proto-fascist behavior, which prevents them to further their thinking beyond their own agenda; the intolerance, hatred, violence and revenge, the indolence with regards to the destiny of the rest of the country have become part of their behavior. This stopped being a personal trait of their leaders and became a way of doing politics; it is this trait that has led us into the abyss.

It seems that these sectors do ​NOT mind a grueling ending. Violence is the abdication of reason, it is the only way to run an adversary over with a tractor, and both factions seem willing to do so.

Those who instigate this outcome impose their own interests or circumstances onto the rest of the country:

On the side of the opposition, the “lords of war”, blind with hatred, while expectantly waiting for the looting, clamor for the invasion, for the interference. They hope that someone “clears” the field so they can enter and cash their own check and so avoid cause deaths themselves.

On the side of the madurismo, they know that long ago they lost the favor of the people, they know that they cannot run for elections because they would get destroyed; some others know that they cannot even leave the country without risking being arrested, but many others, the most toxic ones, the ones closest to maduro, work with both sides; they negotiate, make secret deals, fund both sides from Caracas, Miami or Madrid. There they are, everybody knows who they are, what they do, but no one dares to say anything; they are untouchable.

The real problem is that this scenario of permanent conflict, of the grueling outcome, is imposed by these minority but powerful factions onto the rest of the political sector through coercion, fear, blackmail, and repression. The madurismo has turned its government into a thug government run by the police. They do whatever they feel like with the justice, the Constitution and the laws. These are the characters that will go down in history as the executing arms of these outrages, and of so much human misery. They lie, accuse, discredit, persecute, and repress anyone who opposes them, to the point of political assassination. They are cruel because they seek to terrorize, to make the once hot hearts cold.

The extremist sectors of the opposition are equally violent and intolerant, these also accuse and harass. They only promise persecution, imprisonment, violence. Their messages and actions ooze hatred and revenge. They point fingers and accuse to destroy lives without the slightest care. They are capable of handing over our homeland to extreme right factions, calling other countries to invade and cover the country in blood, to kill Venezuelans.

Despite this, both groups agree on crushing or persecuting any politician or sector that offers a different option to theirs, whether from the Chavismo or the opposition. They even agree on joint actions, money can buy it all: paid lawmakers that remain silent before the corruption of the madurismo, travel and have their expenses covered to attack Chavez; constitutionalists of easy applause, always ready to lie and make accusations; journalist who long ago abandoned their work ethics, muckrakers willing to say anything; this is a sort of fauna of insane characters, some of whom are terribly crooked, who pour their hatred from the anonymity of the social media, devising “journalistic stories” disguised as “research papers”, those agencies at the service of foreign political interests, the “fake news” that precede maduro’s actions, his attorney general, the security forces, and a long infamous list.

Some people show fear, remain silent, turn a blind eye. I do not. Neither do the leaders of both sides of the political spectrum. Some of us pay with exile, infamy, and persecution; others have been execrated, disgraced, violated or kidnapped-imprisoned, and others have even paid with their lives.

However, I am convinced that the majority of the country feels strapped in a conflict that does not concern them, one in which they are not allowed to say a word. People are tired of the conflict; they neither care about twitter nor about the government or the opposition. They are tired, they want peace, quiet; they want to be able to work, study, eat whatever they want, have access to medicine, water, electricity, transportation, housing, safety, dreams, dignity, do as they please. They want to return to normalcy, be able to participate, speak out, not to be afraid, not to lower their voices, not to leave their land.

Many world leaders, countries, governments, international organizations, observe incredulous, how in such a short time, maduro has destroyed the country and its economy; how our young people flee from the Homeland, our people suffer; how is it that our country, until very recently prosperous and an example of “the extraordinary made everyday life”, is now the example of disaster, wrongdoings, injustices, despair.

Everyone wonders, how is it possible that the Venezuelan people, their political and military leaders, thinkers have subordinated themselves to these groups that hold them captive between the extremes of the same thing, subdued to the logic of conflict, to the decisions of the world powers? In a paralyzed country, which has lost the institutions and protection mechanisms of its people, its integrity, sovereignty, and future, this is a difficult question to answer.

We have been proposing for a while the formation of a Patriotic Government Junta as an alternative to this disaster and the dysfunctional character of politics.

The origin of this proposal dates back to our own experience as a country: the overthrow of Marcos Pérez Jiménez’s dictatorship, on January 23, 1958, by a civic-military movement, articulated by a Patriotic Junta, made up of all political factors of the country: AD, the Communist Party, URD, Copei, which was later joined by the military patriots.

Nobody set conditions, no sector was excluded. It did not occur to anyone to say “move over Pérez Jiménez, it is MY time”, not even to Fabricio Ojeda, who was chair of the Junta and the undisputed leader of the movement. It was a national, patriotic movement of civic-military unity to overthrow the dictatorship. It did not occur to anyone to say, “no, not the military”, or to exclude Admiral Larrazábal or the officers who took the final step to stop supporting Pérez Jiménez, despite the terror imposed by the National Security.

Of course, we certainly know that the situations are different. First of all, Twitter did not exist (if it had, the dictator would not have been overthrown), and neither did the media companies were so powerful to globalize their domination. The political leaders of the time were of much more stature than those of today: Fabricio Ojeda, Gustavo Machado, Leonardo Ruiz Pineda, Hugo Trejo, Wolfgang Larrazábal, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Rafael Caldera, among many others. Although the dictatorship had broad support among the economic elites, a National Plan, a project, a strong economy, and international support, and despite the fact that AD and PCV led a tenacious underground resistance, only the Patriotic Junta was able to depose the dictator.

Mistakes were also made: the Punto Fijo Pact, which excluded the Communist Party and the entire left, ended the civic-military union and betrayed the national and patriotic spirit of January 23, leading the country into the period of violence of the 60’s and to the loss of the IV Republic, where our country lost excellent opportunities for development and independence. Those were other times, other circumstances, but those mistakes and dangers are still latent for the day after maduro. The Patriotic Junta of the time, by all means, did not exist legally, it was an instrument used to overthrow the dictatorship.

However, our current Constitution, unlike that existing at the time which was later repealed before adopting that of 1961, includes fundamental elements to confer legitimacy to the Patriotic Government Junta. The first thing that needs to be said is that, at this time, both maduro and guaidó are outside the Constitution; everything they have done is unconstitutional and every day that goes by and every barbarity they announce are even more illegal and unconstitutional.

When the military leaders pledge allegiance to any of the self-proclaimed “commanders in chief”, they endorse the violation of the Constitution; they are neglecting their responsibility of upholding the Constitutional continuity, the internal order and the sovereignty of the Republic.

As Article 5 of the Constitution expressly says, the national sovereignty resides “in the people”. Nowadays, the people do not exercise sovereignty over their affairs, nor over the life and destiny of the homeland since they have been kidnapped and usurped by two “self-proclaimed” presidents which are applauded by their supporters, but who have not been elected by means of the universal and secret vote to occupy the office.

On the other hand, Article 333 of the Constitution makes it a duty of every citizen to do whatever it takes to restore the constitutional order, its guarantees, and rights, without any type of limitation or exclusion, in case these are being violated or neglected. The Patriotic Government Junta is, precisely, an instrument to restore the Constitution.

Our Bolivarian Armed Forces are struggling with a non-existent dilemma: it is not about maduro or guaidó, it is about assuming their responsibilities with the Constitution and the country. Are our military leaders aware that with their silence and by allowing such a dangerous situation to prolong in time, we are sliding towards scenarios that compromise the political and territorial integrity of our country? If, as our Bolivarian military doctrine proclaims, the arms of the Republic can only be used to defend our sovereignty and social guarantees, would it not be evident that those tenets are being betrayed by subordinating the arms of the Republic in favor of any of the power groups that are currently violating the Constitution?

I have read several proposals, including that of Professor Javier Biardeau, whom I truly respect for his ideas and balanced opinions, regarding the convening of a Consultative Referendum, as established in the Constitution. I agree, we would begin to regain legitimacy, but that does not solve the issue of governance. The result would be predictable, we all want a change of government; maduro would be removed from power by popular mandate.

Now, let us suppose that maduro is willing to do it as part of political negotiation and finally respects the results. Then, who would lead the government while the situation gets minimally stabilized, the elections are organized and the institutions reestablished? It cannot be any of the factions of the opposition, less so, the most intolerant and the one that is greatly rejected by the Chavismo.

Hence, the figure of the Patriotic Government Junta would regain governability and legitimacy, it would include all patriotic social and political sectors and our Bolivarian Armed Forces, as arbitrator and guarantor, precisely to reestablish the full validity of our Constitution and laws, lead the country in an emergency period of maximum two years, then convene a Consultative Referendum, legitimize the institutions and, restore popular sovereignty over the leadership of the country.

Unlike the experience of 1958, no political sector, no matter how much international support it has, will be able to take charge of the country by itself. It is going to need a broad political and social support base to initiate and sustain its reconstruction. Maduro, unlike Pérez Jiménez, has maintained himself in power based on a complex mechanism of manipulation and social control over an important sector of the country, the Chavismo, which expresses itself in the political-social sphere, as well as in the military. A sector that, no matter how much annoyance the government and maduro’s government causes it, it is not willing to hand over neither the government nor its now diminished political and economic conquests, to the right.

Because regardless of the political capabilities the Chavismo has to mobilize against a right-wing government in this juncture, it will always be a fundamental factor, the most important from an organic standpoint, to guarantee the government’s governability. It is a matter of time, once the Chavismo detaches itself from the madurismo, with a renewed leadership resulting from profound discussions and a process of reconstitution, it will recover from the terrible damaged caused by maduro and it will be, without a doubt, at the forefront of the process of reconstruction of the homeland, along with other progressive and patriotic sectors of the country,

The opposition must also purge itself of extremist sectors, assume their responsibilities and become a constructive force, with which agreements can be reached. It needs to disengage from the supervised sectors, gain independence of criteria and action, because the faction that currently leads it has shown, again and again, that it is willing to block electoral or political outlets, and that it only wants to take control of the power, as it demonstrated last April 30.

What would have happened if they had participated in the last presidential elections, supporting Henri Falcón or a consensus candidate, a national figure? Why running to get Leopoldo López, putting him behind guaidó, if obviously all political prisoners will be released after maduro gets deposed?, What would have happened if we had called the pro-Chávez leaders, released Major General Rodríguez Torres and General Baduel? What would have happened if we had made a pronouncement together with General-in-Chief Padrino López, General Cristopher Figuera and other officers involved, other national political leaders, including pro-Chávez and the opposition, for the restoration of the Constitution and the installation of a Patriotic Government Junta, while calling the people to the restoration of sovereignty over their own affairs? Things would have been completely different.

But that was not the case. The usual sectarian interests, their own group agenda, their commitments, and their lack of independence of action prevailed. Instead of grouping and uniting, they divide, attack. It is maduro’s game.

On the other hand, the proposal of the leaders of the opposition is politically unfeasible and financially unsustainable. Their “Country Plan” is nothing but a rehash of the Apertura Petrolera (Oil Opening plan) and a continuation of the dismemberment and privatization of the economy, the basic services, and the State; it is the same policy that devastated the country at the end of the IV Republic. In other words, the proposal of the opposition “sponsored and supported” is not new, it was created abroad by those who have been lamenting for over 20 years the failure of CAP package, that which led us to the Caracazo.

That old plan is part of the frantic auctioning of resources and of the future of our Homeland that is being carried out from abroad. PDVSA, the oil, the gas, the electricity sector, the State companies, the public services, everything will be handed over to others, they already have the beneficiaries, it will be the total dispossession. In the end, if they take power, they will do whatever they want; neither laws, nor the Constitution will be of interest to them, and not even the fact that they failed 20 years ago with the same plan, which will now be far, far worse.

Once the euphoria of maduro’s removal dies out, we will hit with the reality, the next day, of how to deal with this disaster. Whoever believed the promises of thousands of millions of dollars “raining” down on the country, or that the whole world will come to our rescue, is either naïve or irresponsible. The only resources that will enter the country, if the debt is not collected in advance, will be those of the final auctioning of the Nation’s assets.

A circumstance that greatly complicates the situation is that maduro has already done much of what the opposition proposes, but he has done it “in his own way”; meaning, he did it in the worst possible way: he handed over PDVSA, oil, gas, State companies, Sidor, agricultural companies, the Mining Arc, the Esequibo; he indebted the country, created the petro, destroyed the currency, sold the gold of the reserves, released the foreign exchange rate, tore the salaries down, concentrated the wealth in few hands, stripped the workers off their social benefits and labor conquests; he did it all and did it very wrong, in the most brutal way possible.

maduro has moved forward so much in the deterioration and destruction of the country, the economy, and in every parameter for the functioning of the State, that any economic barbarity, unimaginable just six years ago, became a reality, surrounded by chaos and fear. He extinguished the country’s real assets, leaving the next government, from whichever tendency it may be, with no room for maneuver, and he has done so in an illegal, vile and dishonest way.

The extreme right-wing opposition has been more honest than the government; it has announced that, if it comes into power, it will hand over the country. Maduro, instead, already gave it all, secretly and lying to the people, that is to say, we do “what maduro says”.

Therefore, the Patriotic Government Junta, although it must include the widest sectors of the country, must also be clear on its objective: restore the Constitution and the laws. In order to do so, it must repeal all the laws, orders, and submissive and illegal contracts made by maduro and endorsed by the National Constituent Assembly. The Patriotic Junta cannot absolutely allow the implementation of any plan, regardless of what it is called, that violates the constitutional rules and our current legal framework. The economy will determine the chances for recovery and the course of the country after maduro.

The Patriotic Junta, supported by a strong national commitment, solid criteria, and with the relevant technical expertise, must be installed to save all our public and private productive capacities, to recover our economic sovereignty, and to recover PDVSA, the oil, the gas, the petrochemical and basic companies, the oil, our strategic minerals, our food and distribution companies, our territory, the food production, and the proper functioning of public services. An emergency planning must be carried out, starting from the integral diagnosis of the real disaster, “in situ”, along with all the sectors, to carry out a Homeland Rescue Plan, not one to hand it over and dismember it, but one to rescue the strategic resources to put them at the service of all Venezuelans, for the ultimate and unique effort of rebuilding the country.

It is crucial to establish, from within the same patriotic transition, an economic and monetary policy that restores the purchasing power of salaries, as well as the income and economic growth, an emergency recovery plan of the oil production, together with PDVSA, without handing it over or selling it in pieces, and without privatizing the oil industry. We need to recover our productive capacities as we did after the oil sabotage of 2002–2003 when we went from producing 23,000 B/D to 3 million B/D in only three months, this with the support of our engineers, workers, and with leadership and knowledge. This is totally possible; there is no need to hand over anything.

The oil is still there and so is the infrastructure; the knowledge and human effort are waiting for the call of the Homeland; the resources from the oil sector are plentiful. Once we start pumping and exporting oil, it will only be a matter of time before we gain back the confidence in the sector, adding all the capacities and beginning the recovery of the oil revenues. We will need it all, more than ever before. Only our Full Oil Sovereignty policy, our tax regime, our workers, and our patriotic leadership, will be able to revive such dejected giant to restart the recovery of our homeland.

The Patriotic Government Junta must call all Venezuelans to return to their homeland, each and everyone is welcome and necessary; a plan of reintegration into work, social security, the future, to reunify Venezuelan families must be made. It is essential to restore the guarantees and future possibilities of their own land, surrounded by their loved ones, with the historical task of rebuilding and having a better country, after this traumatic experience, one from which, we must emerge stronger as a people.

The Patriotic Junta must dedicate itself to immediately and urgently address the serious social and humanitarian crisis faced by our people, providing care for the human beings, the children, the elderly, those most vulnerable. The Junta must rally the entire country to bring forward a program of immediate protection for the population, visit them directly with all the State resources at their disposal to meet their needs. It must rally all the people, the citizens, in a battle for solidarity and brotherhood, finding the needy, facing the issues hand in hand, together with the people.

It will be necessary to seek all the international assistance in its true dimension, through multilateral organizations such as the United Nations and its various specialized agencies. We will need the international solidarity and support of the peoples of the world to overcome this catastrophic situation.

The most important thing, besides restoring the governance and legitimacy, is to recover the soul of our people, reestablishing the values of the Venezuelan nature: solidarity, hard work, dedication, love, affection, joy, hope. The Venezuelan people are hurt, sad. They cannot continue to adapt themselves to what is abnormal. We need to leave selfishness, intolerance, and hatred behind, restore some order, and return to the ideas and to our greatness as a people. We need to rise to the level of the grandiosity of the fathers of the homeland. We need to go back to being the great, proud, and noble Bolivarian people that we have always been.

We will continue talking and discussing this proposal. But today is Mother’s Day, those human beings so special, unique, for each of us. All my love and message of encouragement go out to all mothers, especially those who are far away from their children, sons, and daughters. We will be together again, we will be fine again. To all of you, who are the soul of our Homeland, those who are and those who have left, to my lotus flower, which I will not be able to see anymore, a red rose and my eternal love.

Junta Patriótica de Gobierno

La situación que vive el país es insostenible y moralmente inaceptable. El colapso de la economía, la destrucción de nuestras empresas públicas, de las capacidades productivas y del trabajo, son elementos claros de una profunda crisis que no tiene precedentes. Ésto, sumado a la caída de todos los indicadores sociales y humanos, la desigualdad, pobreza y el deterioro de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de nuestros ciudadanos, son consecuencia directa del estruendoso fracaso de este gobierno, entreguista y corrupto, el peor de nuestra historia.

Por otra parte, la disfuncionalidad política en el país: la incapacidad del psuv para rectificar o remover al madurismo; y, de los sectores de la oposición para lograr acuerdos que permitan buscar soluciones por encima de sus intereses grupales, económicos y personales, constituyen un verdadero crimen contra el pueblo.

La indolencia de los sectores de poder ante el sufrimiento del ciudadano de a pie: la violencia, intolerancia, la entrega del país y sus recursos; la violación de la soberanía nacional y la subordinación a poderes extranjeros, es vergonzosa y ruin. La salida del país de más de 3.7 millones de venezolanos, desesperados, la separación de las familias, el desarraigo del futuro, es doloroso. La violación de la Constitución y las leyes, de los derechos fundamentales, especialmente, de los derechos humanos, hacen que ahora seamos el país de la injusticia, el miedo y atropello a la dignidad del pueblo. Todo ésto es moralmente inaceptable.

Esta situación tiene que llegar a su fin, tiene que acabarse. En este momento ya no importan las parcialidades, ni los intereses grupales. Aquí ya no se trata de “fulano o mengano”, aquí se trata de la supervivencia de nuestra Patria, su existencia como la entidad política territorial que conocemos hasta ahora.

Llegamos al punto en el que cada uno tiene que ceder a sus ambiciones, temores, odios o problemas de cualquier tipo y hacer un esfuerzo supremo para sobreponerse a la lógica de la aniquilación del contrario, elevar la mirada, dejar el miedo atrás y comportarse a la altura de las gravísimas circunstancias que vivimos.

Debemos emular la determinación de los patriotas, del Ejército Libertador, tras la caída de la Segunda República; y, con ella, la derrota del sueño Bolivariano, en el terrible año 1814. Determinación y grandeza que permitió, en aquellos tiempos de infamia, a un puñado de ellos volver al país desde Los Cayos, en 1816, cargados de ideas libertarias, asimilados los errores; pero, dispuestos a insistir en la Patria, y, aunque estaban en franca minoría, fueron capaces de reunificar al Ejército Libertador, al bando patriota, diezmado por la violencia y el miedo. Luego, vendrían Margarita, el Orinoco, San Félix, Angostura, Apure, Las Queseras del Medio, el paso de los Andes, Boyacá, Carabobo, Pichincha, Ayacucho, para al fin alcanzar la gloria inmortal junto con la independencia no de un país, si nó, de un todo un continente.

Ni el madurismo, ni el sector que lidera a la oposición, tienen la grandeza de hacerse a un lado, dejar de ser el problema, para ser partes de la solución. Pueden más sus intereses de grupo, compromisos y ansias de poder, que el destino de todo un pueblo. Pero; además, ambos grupos han asimilado a su cultura política, una conducta proto-fascista, que les impide pensar más allá de su propia agenda: la intolerancia, el odio, la violencia y revancha, la indolencia ante el destino del resto del país, están incorporados a su conducta. Ésta dejó de ser una característica personal de sus líderes, para convertirse en una forma de hacer política. Es la que nos ha llevado hasta el abismo.

Pareciera que a estos sectores NO les importa un desenlace cruento. La violencia es la abdicación de la razón, es la única manera de pasarle un tractor por encima al contrario; y, ambos bandos parecieran estar dispuestos a hacerlo.

Los que instigan este desenlace, le imponen al país sus propios intereses o situaciones:

Del lado de la oposición, los “señores de la guerra”, ciegos de odio, y, con la expectativa del saqueo, claman por la invasión, la intervención, esperan que alguien “limpie” el terreno, para luego entrar y cobrar su propia factura, pero ellos no pondrán los muertos.

Del lado del madurismo, saben que hace tiempo perdieron el favor del pueblo, que no pueden ir a unas elecciones, porque serán barridos; otros saben que ni siquiera pueden salir del país, sin que sean hechos presos, pero muchos otros, los más dañinos, los más cercanos a maduro, trabajan con ambos lados; negocian, llegan a acuerdos secretos, financian a cualquiera de los bandos desde Caracas, Miami o Madrid. Allí están, todos saben quiénes son, lo que hacen, pero nadie dice nada, son intocables.

El problema real es que este escenario de permanente conflicto, de la salida cruenta lo imponen estos sectores minoritarios, pero con mucho poder, al resto del sector político por medio de la coacción, el miedo, el chantaje y la represión. El madurismo ha convertido a su gobierno en un gobierno policíaco, malandro. Hacen lo que les da la gana con la Justicia, la Constitución y las Leyes. Allí están los personajes que pasarán a la historia como brazos ejecutores de estos desmanes, de tanta miseria humana: mienten, acusan, desprestigian, persiguen, reprimen a cualquiera que se les opongan, hasta el asesinato político. Son crueles porque buscan aterrorizar, llevar frío a los otrora corazones ardientes.

Los sectores extremistas de la oposición, son igualmente violentos e intolerantes. También acusan, hostigan. Lo único que prometen es persecución, cárcel, violencia. Destilan odio y revancha en sus mensajes, sus acciones. Señalan y acusan para destrozar vidas, no les importa. Son capaces de entregar nuestra patria a sectores de extrema derecha, llaman a otros países para invadir y ensangrentar al país; para matar venezolanos.

Sin embargo, ambos grupos coinciden en aplastar o perseguir a cualquier político o sector que ofrezca una opción distinta a las suyas, sea del Chavismo o la oposición. Hasta acuerdan acciones conjuntas, el dinero lo puede todo: diputados a sueldo que callan ante las corruptelas del madurismo, viajan y tienen viáticos para arremeter contra Chávez; constituyentistas de aplauso fácil, prestos a mentir y acusar; periodistas que hace tiempo abandonaron la ética, palangristas prestos para decir lo que sea; se trata de una fauna de personajes desquiciados, otros tarifados, que vierten su odio desde el anonimato de las redes, montan las “ollas periodísticas”, disfrazadas de trabajos de “investigación”, las agencias al servicio de intereses políticos extranjeros, los “fake news”, que anteceden la acción de maduro, su fiscal, cuerpos de seguridad, y un largo etcétera de la infamia.

Hay personas que se asustan, callan, miran para otro lado, yo nó. Tampoco lo hacen otros dirigentes o líderes de ambos bandos del pensamiento político. Unos pagamos con el exilio, la infamia y persecución; muchos están execrados, maltratados, atropellados o secuestrados-prisioneros, y, otros han pagado con su vida.

Sin embargo, tengo la convicción de que la mayoría del país se siente atrapada en un conflicto en el que no sólo no tiene nada que ver, sino que además no se le permite decir nada. La gente está cansada del conflicto, no le interesa el tuiter, ni el gobierno, ni la oposición; está harta, quiere paz, tranquilidad, poder trabajar, estudiar, comer lo que quiera, tener medicinas, agua, electricidad, transporte, vivienda, seguridad, sueños, dignidad; hacer lo que quiera, volver a la normalidad, participar, poder decir lo que piensa, no tener miedo, no bajar la voz, no irse de su tierra.

Muchos líderes mundiales, países, gobiernos, organizaciones internacionales, observan incrédulos, cómo en tan poco tiempo, maduro ha destrozado al país y su economía; cómo nuestros jóvenes huyen de la Patria, nuestro pueblo sufre; cómo es que nuestro país, hasta hace muy poco próspero y ejemplo de “lo extraordinario hecho cotidiano”, ahora es el ejemplo del desastre, el mal vivir, la injusticia, la desesperanza.

Todo el mundo se pregunta ¿Cómo es posible que el pueblo venezolano, sus líderes políticos, militares, pensadores, se hayan subordinado a estos grupos, que hoy los mantienen atrapados entre los extremos de lo mismo, subordinados a la lógica del conflicto, a las decisiones de otras potencias mundiales? En un país paralizado, que ha perdido la institucionalidad y los mecanismos de protección de su pueblo, su integridad, soberanía y futuro, ésta es una pregunta difícil de responder.

Tenemos un tiempo proponiendo la conformación de una Junta Patriótica de Gobierno como una alternativa a este desastre y a la disfuncionalidad de la política.

El origen de esta propuesta se remonta a nuestra propia experiencia como país: el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958, por un movimiento cívico-militar, articulado por una Junta Patriótica, conformada por todos los factores políticos del país: AD, el Partido Comunista, URD, Copei, a la que luego se sumaron los militares patriotas.

Nadie puso condiciones, no se excluyó a ningún sector. A nadie se le ocurrió decir “quítate Pérez Jiménez para ponerme YO”, ni siquiera lo hizo Fabricio Ojeda, Presidente de la Junta y líder indiscutible del movimiento. Se trataba de un movimiento nacional, patriótico, de unidad cívico-militar para derrocar a la dictadura. A nadie se le ocurrió decir, “nó, los militares nó”, ni excluir al Almirante Larrazábal, ni a la oficialidad que dio el paso definitivo para dejar de apoyar a Pérez Jiménez, a pesar del terror impuesto por la Seguridad Nacional.

Por supuesto que las situaciones son distintas, para empezar, no había twitter (capaz que si hubiese existido twitter, no cae el dictador), ni las corporaciones mediáticas eran tan poderosas para globalizar la dominación. Los dirigentes políticos de entonces, eran de muchísima más estatura que la actual: Fabricio Ojeda, Gustavo Machado, Leonardo Ruiz Pineda, Hugo Trejo, Wolfgang Larrazábal, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Rafael Caldera, entre muchos otros, no eran cualquier cosa. A pesar de que la dictadura tenía amplio apoyo entre las élites económicas, un Plan Nacional, una obra, una economía fuerte y apoyo internacional, a pesar de que AD y el PCV lideraban una tenaz resistencia en la clandestinidad, solo la Junta Patriótica pudo deponer al dictador.

También se cometieron errores: el pacto de Punto Fijo, que excluyó al Partido Comunista y toda la izquierda, acabó con la unión cívico-militar y traicionó el espíritu nacional y patriótico del 23 de enero, llevó al país al período de violencia de los años 60 y al extravío de la IV República, donde nuestra patria perdió una excelente oportunidad de desarrollo e independencia. Eran otros tiempos, otras circunstancias, pero errores y peligros que tienen plena vigencia para el día después de maduro. Por supuesto, la Junta Patriótica de entonces, no existía legalmente, fue un instrumento para derrocar la dictadura.

Sin embargo, nuestra actual Constitución, a diferencia de la existente en aquel momento y posteriormente derogada por la de 1961, contempla elementos fundamentales para darle legitimidad a la creación de la Junta Patriótica de Gobierno. Lo primero que habría que decir es que, en este momento, tanto maduro como guaidó, están al margen de la Constitución, todo lo que han hecho es inconstitucional y cada día que pasa y cada barbaridad que anuncian, es todavía más ilegal e inconstitucional.

Cuando los jefes militares dicen que juran lealtad a cualquiera de los autoproclamados, “comandantes en jefe”, están avalando la violación de la Constitución. Están faltando a su responsabilidad de preservar el hilo Constitucional, el orden interno y la soberanía de la República.

Según lo dice expresamente el artículo 5º Constitucional, la Soberanía Nacional reside “en el pueblo”. Hoy día, el pueblo no ejerce la soberanía sobre sus asuntos, ni sobre la vida y destinos de la patria, que están secuestrados, usurpados, por dos presidentes “autoproclamados”, aplaudidos por sus partidarios, pero que no han sido electos para ese propósito por el voto universal y secreto.

Por otra parte, el artículo 333º de la Constitución, convierte en un deber de toda ciudadana y ciudadano, hacer lo necesario para restablecer el orden constitucional, sus garantías y derechos, sin ningún tipo de límite o exclusión, si éstos están siendo violados o desconocidos. La Junta Patriótica de Gobierno es, precisamente, un instrumento para restablecer la Constitución.

Nuestra Fuerza Armada Bolivariana se debate en un dilema que no existe: aquí no se trata de maduro o guaidó, se trata de asumir sus responsabilidades constitucionales y con el país. ¿Estarán conscientes nuestros mandos militares de que con su silencio y al permitir que esta situación tan peligrosa se extienda, nos estamos deslizando hacia escenarios que comprometen la integridad política y territorial de nuestro país? Si, como proclama nuestra doctrina militar Bolivariana, las armas de la República sólo deben emplearse en defender nuestra soberanía y garantías sociales ¿no es evidente que se está faltando a estos preceptos, al subordinar las armas de la República, a favor de cualquiera de los grupos de poder que hoy violan la Constitución?

He leído propuestas como la del profesor Javier Biardeau , persona a la que respeto por sus ideas y equilibrio, respecto a la convocatoria a un Referendo Consultivo, como está establecido en la Constitución. Estoy de acuerdo, comenzaríamos a recuperar legitimidad, pero ello no termina de resolver el problema de gobernabilidad. El resultado es previsible: todos queremos cambio de gobierno, maduro sería sacado del poder por mandato popular.

Ahora, supongamos que maduro está dispuesto a hacerlo como parte de una negociación política y que al final acate los resultados. Entonces: ¿quién queda al frente del gobierno mientras se logra una estabilización mínima de la situación, se organizan elecciones y recomponen las instituciones? No puede ser ninguna de las facciones de la oposición y menos aún, la más intolerante y la que tiene mayor rechazo en el chavismo.

De allí que la figura de la Junta Patriótica de Gobierno, conquistaría gobernabilidad y legitimidad, incluiría a todos los sectores políticos y sociales patriotas, a nuestra Fuerza Armada Bolivariana, como árbitro y garante, justamente para restablecer la plena vigencia de nuestra Constitución y Leyes, conducir al país en un período de emergencia, de máximo dos años, para entonces convocar un Referendo Consultivo, legitimar las instituciones y restablecer la soberanía popular sobre la conducción de la patria.

A diferencia de la experiencia de 1958, ningún sector político, por mucho apoyo internacional que tenga, podrá hacerse cargo del país por sí mismo. Se va a necesitar de una amplia base de apoyo político-social para iniciar y sostener su reconstrucción. maduro, a diferencia de Pérez Jiménez, se sostiene con base en un complejo mecanismo de manipulación y control social sobre un importante sector del país, el chavismo, que se expresa en el ámbito político-social, así como, en el militar. Un sector que, por mucha molestia que tenga con maduro y el gobierno, no está dispuesto a entregar el gobierno, ni sus hoy menguadas conquistas políticas y económicas, a la derecha.

Porque, independientemente de las capacidades políticas que tenga el chavismo para movilizarse en contra de un gobierno de derecha en esta coyuntura, siempre será un factor fundamental, el más importante desde el punto de vista orgánico, para garantizar la gobernabilidad del país. Es cuestión de tiempo, una vez que se desprenda del madurismo, que el chavismo, con un liderazgo renovado, luego de una profunda discusión y un proceso de recomposición, se recuperará del tremendo daño que maduro le ha hecho, y estará, sin duda, presente o liderando, junto con otros sectores progresistas y patriotas del país, el proceso de reconstrucción de la patria.

La oposición, también debe depurarse de sectores extremistas, asumir sus responsabilidades y convertirse en una fuerza constructiva, con la que se puedan llegar a acuerdos. Desprenderse de los sectores tutelados, ganar independencia de criterios y acción. Porque el sector que actualmente la lidera, ha demostrado una y otra vez, que está dispuesta a bloquear salidas electorales o políticas, que sólo quiere tomar el poder, como lo demostró en pasado 30 de abril.

¿Qué habría pasado si hubiesen participado en las pasadas elecciones presidenciales, hubiesen apoyado a Henri Falcón, o a un candidato de consenso, una figura nacional? ¿Porque correr a sacar a Leopoldo López y ponerlo detrás de guaido, si obviamente se liberarán a todos los presos políticos después de deponer a maduro?, ¿Que hubiese pasado si nos hubiesen llamado a los dirigente chavistas, liberado al Mayor General Rodríguez Torres, al General Baduel, que hubiésemos hecho un pronunciamiento junto al General en jefe Padrino López, el general Cristopher Figuera y otros oficiales involucrados, otros dirigentes políticos nacionales, incluyendo chavistas y de la oposición, al restablecimiento de la Constitución y la instalación de una Junta Patriótica de Gobierno, llamar al pueblo al restablecimiento de la soberanía sobre sus propios asuntos? Las cosas serían completamente distintas.

Pero no. Se impusieron los intereses sectarios de siempre, su propia agenda grupal, sus compromisos, su falta de independencia de acción. En vez de agrupar, unir, dividen, atacan. Es el juego de maduro.

Por otra parte, la propuesta del sector que lidera actualmente a la oposición es, políticamente inviable y económicamente insostenible. Su “Plan País”, no es más que un refrito de la Apertura Petrolera y una continuación del desmembramiento y privatización de la economía, los servicios fundamentales y del Estado, la misma que devastó al país en los finales de la IV República. Es decir, la propuesta de la oposición, “guapa y apoyada”, no es nada nueva, fue hecha fuera, por los que llevan 20 años rumiando el fracaso del paquetazo de CAP, que nos llevó al Caracazo.

Ese plan viejo, o viejo plan, forma parte de la subasta frenética que se está haciendo en el exterior de los recursos y el futuro de la Patria: PDVSA, el petróleo, el gas, el sector eléctrico, las empresas del Estado, los servicios públicos, todo será entregado, ya tienen los beneficiarios, será el despojo. Ellos, al final, harán lo que quieran si toman al poder, no les van a interesar, ni leyes, ni la Constitución, ni el que hayan fracasado hace 20 años con el mismo plan, que ahora será, sin duda, mucho peor.

Luego de pasada la euforia de la salida de maduro, vendrá la realidad, el día siguiente, cómo lidiar con este desastre. El que se haya creído las promesas de que “lloverán” miles de millones de dólares sobre el país, de que el mundo entero vendrá a nuestro auxilio, o es un ingenuo o un irresponsable. Sólo entrarán los pocos recursos, si es que no se cobran la deuda por adelantado, del remate de los activos de la Nación.

Una circunstancia que complica mucho más la situación, es que ya maduro ha hecho mucho de lo que la oposición propone. Sólo que lo ha hecho “a su manera”, es decir, de la peor forma posible: entregó PDVSA, el petróleo, el gas, empresas del Estado, Sidor, empresas agropecuarias, el Arco Minero, el Esequibo; endeudó al país, creó el petro, destruyó la moneda, vendió el oro de las reservas, liberó el tipo de cambio, acabó con el salario, concentró las riquezas en pocas manos, le arrebató las prestaciones sociales y conquistas laborales al sector trabajador; ya lo hizo todo y lo hizo muy mal, de la manera más brutal posible.

maduro ha avanzado tanto en el deterioro y destrucción del país, de la economía y todos los parámetros de funcionamiento del Estado, que cualquier barbaridad económica, inimaginable hace tan sólo seis años, hoy, entre el caos y el miedo, es una realidad. Ha acabado con los activos reales del país, no ha dejado ningún margen de maniobra al próximo gobierno, sea del signo que sea. Todo lo ha hecho de manera ilegal, ruin y deshonesta.

La oposición de extrema derecha ha sido más honesta que el gobierno: ha anunciado que, de llegar al poder, entregará el país; en cambio, maduro ya entregó todo, en secreto y mintiendo al pueblo, es decir, aquí se hace “lo que diga maduro”.

Por ello, la Junta Patriótica de Gobierno, aunque debe incluir a los sectores más amplios del país, debe tener también claridad en sus objetivos: restablecer la Constitución y las leyes, por lo que debe derogar todas las leyes, decretos y contratos entreguistas e ilegales hechos por maduro y avalados por la Asamblea Nacional Constituyente. La Junta Patriótica, por supuesto, no puede permitir la implantación de ningún plan, llámese como se llame, que viole los preceptos constitucionales y nuestro marco legal vigente. La economía definirá las posibilidades de recuperación y el rumbo de la patria, después de maduro.

La Junta Patriótica, apoyada en un fuerte compromiso nacional, en criterios sólidos y con la experticia técnica respectiva, debe instalarse para rescatar todas nuestras capacidades productivas, públicas y privadas, para recuperar nuestra soberanía económica, recuperar PDVSA, el petróleo, el gas, la petroquímica, empresas básicas, el oro, nuestros minerales estratégicos, nuestras empresas de alimentos, de distribución, nuestros espacios territoriales, la producción de alimentos, el funcionamiento de los servicios públicos. Debe realizarse una planificación de emergencia, desde el diagnóstico integral del desastre real, “in situ”, junto a todos los sectores y ejecutar un Plan de rescate de la Patria, no de su entrega, de su desmembramiento. Rescatar los recursos estratégicos para ponerlos al servicio de los venezolanos, del esfuerzo supremo, único, de reconstruir el país.

Es indispensable, desde la misma transición patriótica, establecer una política económica y monetaria que recupere la capacidad adquisitiva del salario, el ingreso, el crecimiento económico. Un plan de emergencia de recuperación de la producción de petróleo, con PDVSA, sin entregarla, ni venderla en pedazos, sin privatizar el petróleo, recuperar nuestras capacidades productivas, como hicimos después del sabotaje petrolero del 2002–2003, y pasamos en tres meses de 23.000 bd de petróleo a 3 millones de bd, ésto, con nuestros ingenieros, trabajadores, liderazgo y conocimiento. Ésto es absolutamente posible, no es necesario entregar nada.

El petróleo sigue allí, la infraestructura también, el conocimiento y esfuerzo humano está esperando por una llamada de la patria, los recursos en el sector petrolero son abundantes. Una vez que comencemos a bombear y exportar petróleo, será cuestión de poco tiempo, volver a tener la confianza del sector, sumar todas las capacidades y comenzar a recuperar el ingreso petrolero. Lo necesitaremos todo, como nunca antes, sólo nuestra política de Plena Soberanía Petrolera, nuestro régimen fiscal, nuestros trabajadores y un liderazgo patriota, serán capaces de reanimar a ese gigante abatido para reiniciar la recuperación de la patria.

La Junta Patriótica de Gobierno debe llamar a todos los venezolanos a volver a la patria, todos son bienvenidos, necesarios, hacer un plan de reinserción al trabajo, la seguridad social, el futuro, reunificar a las familias venezolanas. Restablecer las garantías y posibilidades de futuro en su propia tierra, entre sus afectos, con la tarea histórica de reconstruirla y tener un mejor país, después de esta experiencia traumática, pero de la cual, debemos salir más fortalecidos como pueblo.

La Junta Patriótica debe abocarse a atender con carácter de emergencia la grave crisis humanitaria y social que padece nuestro pueblo. Atender al ser humano, a los niños, los ancianos, los más vulnerables. Debe movilizar a todo el país para adelantar un programa de protección inmediata a la población, ir hasta ellos, directamente, con todos los recursos del Estado para atender sus necesidades. Movilizar a todo el pueblo, los ciudadanos, en una batalla por la solidaridad, la hermandad, ir a buscar al necesitado, enfrentar el problema junto con el pueblo.

Será necesario solicitar toda la ayuda internacional en su verdadera dimensión, a través de los organismos multilaterales como las Naciones Unidas y sus diferentes entes especializados, el apoyo y la solidaridad internacional, de los pueblos del mundo, para salir de esta coyuntura catastrófica.

Lo más importante, además de recuperar gobernabilidad y legitimidad, es recuperar el alma de nuestro pueblo, restablecer los valores del gentilicio venezolano: la solidaridad, el trabajo, el compromiso, el amor, el afecto, la alegría, la esperanza. El venezolano está dolido, está triste. No puede seguir acostumbrado a lo anormal. Dejar atrás el egoísmo, la intolerancia, el odio. Volver a la razón, a las ideas, a la grandeza como pueblo. Elevarnos a la grandeza de los padres de la patria. Volver a ser el pueblo Bolivariano, grande, orgulloso y noble que siempre hemos sido.

Seguiremos hablando y debatiendo sobre esta propuesta. Pero hoy es día de la madre, esos seres humanos tan especiales, únicos, para cada uno de nosotros. Vayan a todas las madres un fuerte abrazo, un beso y un mensaje de aliento para la que está lejos de sus muchachos, hijos e hijas. Volveremos a estar todos juntos, volveremos a estar bien. A todas ustedes, que son el alma de nuestra Patria, las que están y las que ya se fueron; a mi flor de loto, que no podré ver más, una rosa roja y mi amor eterno.

STATEMENT BY RAFAEL RAMIREZ CONDEMNING THE DETENTION OF EDGARD ZAMBRANO, VICEPRESIDENT OF THE NATIONAL ASSEMBLY

Maduro’s weak and isolated government continues to act in violation of human rights, political guarantees and due process in the country.

I condemn the detention of the vice-president of the National Assembly, Edgar Zambrano, which adds to the wave of kidnappings and political persecution against civilians and the military who oppose the Maduro regime. Maduro’s repressive policies against those who oppose him has escalated as a result of the still to be clarified events of last April 30.

Regardless of our political differences and disagreement with the intended coup of the 30th.of April, we cannot fail to condemn the violation of due process and political guarantees in our country.  As we warned in our article from last Sunday ««, published in my blog , Zambrano is paying dearly for his fleeting appearance and embrace of the leaders of the attempted  coup. The government seems to be unloading on him the impotence they feel for not being able to control the actions of the self-proclaimed “president” Guaidó.

The government’s reactions are disproportionate, violate the right to due process and the basic human rights of Congressman Zambrano. This escalation of repression ordered by Maduro and his inner circle of power, was triggered by a decision from the National Constituent Assembly, a public power that it is only convened to raise its hand in approval of whatever decisions Maduro needs; together with a Supreme Court of Justice that «does what Maduro says» and over whose president many doubts linger about his role on the power grab attempt of last April 30.  What we are seeing with these detentions of the opposition’s deputies, resemble those of the 1960’s, when President Betancourt raided the old Congress and imprisoned many left-wing deputies. More than ten years of armed violence in the country followed those actions.

Such serious and disproportionate use of force against Congressman Zambrano was announced during an “entertainment” program using extensive intolerant rhetoric, mockery and attacks against our people’s sovereign rights. It was conveyed in such a way, destitute of all seriousness and balance that should prevail by any government spokesperson; that it fed the widespread impression that power groups within the government are willing to lead the country to a fatal situation.

In any country, the events of April 30 should be the subject of a serious investigation led by an independent judiciary that closely abides by the Constitution. Unfortunately, this is not going to happen in this case. Not only because there is no judicial power of this kind at present in Venezuela, but also because such an investigation would produce surprising results about those who are now starring in this repressive escalation.

We have previously denounced the government’s systematic violations of human rights, basic constitutional guarantees and the fundamental rights of our citizens.  Anyone, Chavista or Opposition, who opposes the Maduro regime, runs the risk of persecution, exile, kidnapping, imprisonment and even murder. People live in a state of fear and hopelessness under a governing political gang that refuses to rectify and enable a political solution to the very serious crisis facing our country. They have led our homeland into a deep abyss.

We are living through difficult, definitive moments that precede a conflict with unpredictable consequences. Powerful interests haunt our country, finding us as weak as never before. It requires strategic vision, political stature, greatness, for us to come out of this crisis. We need to put aside any groups or personal ambitions so that we can unite around a Patriotic Board of Government that is able to re-establish the Constitution. We need to put aside the hatred, selfishness, pettiness and return to politics and the rule of law so we can give back to the people their sovereignty and power to conduct of their own destiny and rebuild our Homeland.