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10 de Enero. La Patria Exhausta

Este 10 de enero se consumará un acto más en el camino de la deslegitimación de nuestro sistema político, y la entrega de las riquezas fundamentales de nuestro país.

Luego de estos seis años de retroceso sin precedentes, la Patria está exhausta, debilitada, desmoralizada, desmovilizada. Sus fuerzas morales callan, el miedo es la norma, las otrora fuerzas progresistas se escabullen, esbozan una mueca de sonrisa y aplauden, desde su pequeña parcela de confort, cualquier astucia de su nuevo «jefe».

Como están las cosas y después de la devastación de este período de gobierno infame, al ciudadano de a pie poco le importa la política en el país, como se reflejó claramente en los altísimos niveles de abstención de la última parodia electoral.

Nuestro pueblo volvió, derrotado y decepcionado, a sus «ghettos», a sobrevivir en sus barrios, en los campos abandonados, en la selva violentada, cruzan Los Andes desterrados por el hambre y la violencia. Vuelve al silencio que impone la nueva oligarquía al mando en el país.

Atrás, muy atrás, quedó sepultado el sueño de la posibilidad de una revolución bolivariana, chavista, que fuese capaz de transformar el destino de nuestra atribulada patria.

De este período, el madurismo solo puede mostrar algo concreto: cual Herodes, ha liquidado el proceso bolivariano y retrogradado el país a niveles de pobreza, exclusión, desigualdad y dependencia impensables hace tan solo seis años, los peores de nuestra historia republicana.

Decía el profesor Giordani en su último escrito, que hemos retrocedido a niveles de 1830. Le creo, y es un elemento más por los que tendrá que responder la dirección de este gobierno, ante el tribunal del pueblo y de la historia.

En el camino han quedado, sacrificados en el altar de la nueva élite que se erige como dueña del país, la propia Constitución de 1999, sus conceptos de Democracia Participativa y Protagónica; la Plena Soberanía Petrolera, los Artículos 302 y 303 que la consagran; los objetivos históricos del Plan de la Patria; los objetivos de justicia social; desarrollo social, político y económico del país; las Misiones Sociales; la defensa de nuestra soberanía económica, territorial, jurisdiccional; en fin, ha quedado en el camino el sueño y el futuro de todo un pueblo.

Las caras de Judas son varias, la traición tiene diversos rostros, de los que han ejercido el poder o incidido en la acción del gobierno. Los que han actuado directamente, saben lo que hacen, han actuado con alevosía, con saña, con hambre vieja, con rencores y complejos. Han desmantelado, de la manera más brutal y artera, todo el legado que nos dejara el Comandante Chávez, el proyecto que movilizó y emocionó a todo el país.

Se aprovecharon de la tragedia de su muerte para , utilizando su nombre, usurparon el poder originario del pueblo y descargaron contra nuestro país lo peor de sí mismos: la ética del pranato se ha impuesto como conducta política y con ella, el atropello, la violación de los derechos humanos, de los derechos fundamentales del ciudadano, la pérdida del Estado de Derecho y de cualquier atisbo de decencia y escrúpulos, en el manejo de los asuntos del Estado.

En lo personal, ya no me importa cómo catalogar a este gobierno, ni tratar de seguir convenciendo a los insensatos que apoyan o excusan este estado de cosas. Ellos, tal como Mephisto, tendrán que salir de su propio infierno, donde están condenados por haber abdicado en su responsabilidad de defender los intereses del pueblo por encima de cualquier cosa.

Suficientes elementos existen para demostrar que Maduro es el responsable de este desastre. La realidad es apabullante, solo alguien que haya perdido los escrúpulos puede seguir diciendo al pueblo que esta situación es producto de una «guerra económica» y pedirle que siga aguantando, mientras es evidente que  y que imponen el paquetazo más antipopular y antinacional de nuestra historia.

El madurismo cuenta con un coro de aduladores, oportunistas y personajes de lo más bajo de la política: un aparato proto fascista, con la estructura mental del pranato, que se encarga de perseguir, señalar, atacar, desprestigiar y hasta cambiar la historia y los hechos, con tal de extinguir, apagar, perseguir cualquier posición de cuestionamiento al desastre actual; sobre todo, si el mismo proviene o se hace desde el campo bolivariano. Esto y el uso de la violencia y la persecución es lo único que explica el silencio de tantos patriotas honestos, que estan entrampados en este mar de contradicciones.

El madurismo cuenta con el silencio y complacencia de intelectuales, periodistas, otrora voces combativas, defensores valientes de los derechos humanos, de fina pluma que hablaban de revolución y socialismo, y hoy callan con una indiferencia que espanta y que le hace un daño tremendo a los ideales que alguna vez defendieron, al pueblo que está aturdido y busca orientación en sus referentes de siempre.

Nuestro pueblo no puede seguir condenado a la tragedia de Sísifo, sólo porque los dirigentes no están a la altura de su nobleza, de su historia heroica.

Por eso le hablo al pueblo, a todos los ciudadanos, al que apoyó a Chávez y al que apoyó a la oposición, al humilde, trabajador, profesional, estudiante, ama de casa, campesino, soldado, ex combatiente guerrillero, Misionero, al de la Comuna, al de la Asociación de Vecinos, al profesor, maestro, jubilado, productor del campo, industrial, funcionario de la Administración Pública, le hablo a esos millones de muchachos que no encuentran explicación al estado de calamidad que se vive en el país, a la situación deplorable en la que se encuentra la Patria, a los que han tenido que abandonar a sus seres queridos, los que han perdido algún familiar o amigo en medio de la violencia social, la violencia política o por no conseguir el medicamento a tiempo. Te hablo a ti.

La clase política, la nueva y la vieja, la que ha pactado o no, carece de credibilidad, ha perdido toda capacidad de movilizar a sus bases sociales y políticas. No hay argumentos, no hay diferencias sustanciales. Todos estamos cansados de su corta visión política, que no va más allá de sus propios intereses personales o grupales.

Existe en el país un grave problema de liderazgo y credibilidad. El país está exhausto, harto de tanta vagabundería, trampa, incapacidad, de los pactos y componendas. La clase política solo promueve el odio, la intolerancia, es más de lo mismo. Es la cloaca de la política y el fascismo, la que se ha instalado como forma de actuación política en el país.

Se ha impuesto el escenario de la aniquilación del contrario, solo que es una disputa entre factores o, más bien, facciones del mismo capitalismo atrasado, dependiente, expropiador del trabajo y de las riquezas de la Patria.

Unos pujan por seguir con este desastre, en un nuevo pacto con factores de la oposición tradicional, en cuanto que, los más violentos, no aceptan pacto con la élite del madurismo, sino que propugnan una intervención extranjera.

Ambos grupos en pugna, saben que únicamente los Chavistas-Chavistas, los Chavistas-Bolivarianos, seremos capaces de rescatar a nuestro país de este abismo, que somos los que tenemos la posibilidad y fuerza moral para reunificar a nuestro pueblo y conducirlo para pasar esta tormenta.

Por eso nos persiguen, nos exilian, nos encarcelan, es algo en lo que se han puesto todos de acuerdo: extirpar al Chavismo del ideario popular, por eso la saña con la que han actuado en contra nuestra, en contra de los trabajadores de PDVSA, de los militares Patriotas, en contra de los programas, Misiones e instituciones creadas durante el gobierno Revolucionario del Presidente Chávez.

Nuestra Patria está exhausta, no puede más. Nos encontramos en un momento de debilidad tan peligroso que podemos estar al borde de una guerra, bien sea por una agresión externa o por una confrontación militar con Colombia, provocada por el gobierno en busca de una válvula de escape-muerte a la crisis creada por ellos mismos.

Pero la debilidad de la Patria, su colapso institucional, político, económico y militar, también nos hace presa fácil de los intereses transnacionales, sean del país que sea. No hay transnacionales ni imperialismos buenos o malos.

Ellos siempre tendrán el interés de expropiarnos nuestras riquezas, nuestros recursos naturales. No les importa nuestro desarrollo, más que no sea el de un modelo dependiente, periférico, que facilite su trabajo de expropiación de nuestras riquezas.

De ésto ya tuvimos más de setenta años de experiencia transnacional cuando saquearon nuestro petróleo durante todo el siglo XX y nos dejaron instalado el modelo rentista petrolero, con una economía atrofiada y la inmensa pobreza y exclusión de nuestro pueblo.

Lo he advertido con los medios de los que dispongo, mi conocimiento, palabra y escritos. Están entregando al país, están entregando nuestra riqueza fundamental: el petróleo y el gas, las únicas que podrán sacarnos de esta crisis.

Han tratado de descalificar mis advertencias, mis alertas. Me han acusado, ofendido, vilipendiado, me persiguen. Han tratado de sepultar mi palabra en una andanada de mentiras, sin éxito. A pesar de este linchamiento, tengo mi moral y mis fuerzas intactas, no les temo ¡prepárense los enemigos de la patria, que no me callarán!

Todas las mañanas me levanto, muy temprano, lavo mi rostro, veo mis cicatrices de batalla, reviso mi alma, organizo mis pensamientos, sonrío, me mueve mi compromiso con el país, con el pueblo, con mis principios, estoy vivo para cumplir con mi deber: continuar luchando.

He ocupado las más altas responsabilidades en la conducción del Estado Venezolano, en el Gobierno del Presidente Chávez, de su política petrolera, he participado de tantas batallas junto al pueblo, los trabajadores, con un equipo de patriotas, hombres y mujeres comprometidos en la conquista de nuestra Plena Soberanía Petrolera, para derrotar la exclusión social, la injusticia, para defender los intereses de la Patria y nuestras conquistas políticas, económicas y sociales, que no podemos rendirnos.

Conozco tanto al país y sus fuerzas activas, transformadoras, tenemos un equipo con ideas claras de cómo salir de este desastre, qué hacer, cómo hacerlo, con quién hacerlo, un equipo de experiencia en la conducción exitosa del sector petrolero, el factor clave en la recuperación del país, que no podemos cansarnos, nadie puede rendirse.

En comunicación permanente con el país, recibo cientos de mensajes por todas las vías, reviso los medios especializados y constato con indignación que todo lo que he advertido se ha venido cumpliendo. Entre la indolencia y el caos creado por el madurismo, entregan la Patria y nuestra posibilidad de recuperarla. Entregan el futuro.

Hoy nuestra soberanía está siendo violada de hecho por las transnacionales petroleras que operan a sus anchas en las aguas territoriales del Esequibo en disputa con Guyana.

Entregaron el Gas de la Patria que recuperamos para nuestro país, que logramos explorar, perforar, probar sus inmensos volúmenes, hicimos grandes inversiones y construimos cientos de kilómetros de tuberías y costosas infraestructuras marinas. Ahora se entregó a las transnacionales. No habrá gas para el país.

Entregaron el manejo de todo el gas del Oriente del país a las transnacionales. Entregan nuestra infraestructura de procesamiento, manejo y despacho de petróleo. Maduro invita a las transnacionales a que «vengan a salvar el país». Se llevaron presos a los muchachos de PDVSA en oriente, para que ahora vengan las transnacionales.

Advertí que entregaban la Faja Petrolífera del Orinoco. Ello ha sucedido sin que nadie diga o haga algo. Para ello utilizaron la Sentencia 153 del TSJ y a la ANC. El petróleo que tanto sacrificio nos costó recuperar, años de juicios internacionales con la Exxon Mobil y con la Conoco Phillips, juicios que ganamos después de años de trabajo. Entregaron las «joyas de la corona» a las transnacionales petroleras Chinas y Rusas. Nada de ésto era necesario, sólo conveniente para sus propios y mezquinos intereses.

Advertí que el Decreto 3.368 era ilegal y sería utilizado para violentar la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Han entregado los mejores campos petroleros, otrora operados por PDVSA, a contratistas privados de «servicios petroleros». Son las empresas del madurismo, de los mismos que les manejan todos los negocios a la nueva élite. Se han firmado, que se sepa, al menos 14 «contratos de servicios», en una mala copia de la apertura petrolera.

Ahora nos sorprendemos con otra noticia más, la de una agencia de prensa internacional que publica la nota de prensa de una nueva empresa: «EREPLA Services», nueva socia de PDVSA, empresa desconocida a la que Quevedo le ha entregado, de forma privada, nada más y nada menos que por 25 años, renovables por 15 años más, los campos Rosa Mediano y Tía Juana, que eran operados directamente por PDVSA.

Esta nueva empresa, creada únicamente para este «negocio», registrada en Delaware, EEUU, de capital nigeriano y norteamericano, donde entre sus socios está Sargeant Marine, empresa transnacional que tenía el monopolio del manejo de nuestro asfalto con la vieja PDVSA, habla con toda la autoridad del que lo han hecho sentir jefe o dueño del país.

El acuerdo otorga a EREPLA Service «la administración diaria de la producción, comercialización y explotación del petróleo producido bajo este acuerdo»… PDVSA mantiene el control sobre el «Plan» de la transnacional y «supervisa» a la misma. Qué eufemismo!

Según el despacho de prensa, «EREPLA Service» no sólo se atreve a calificar los contratos petroleros del período Chavista, léase de nuestra Plena Soberanía Petrolera, como un modelo «corrupto» (lo cual no hace sino repetir el discurso de maduro), sino que indica que la sociedad cumple con las leyes norteamericanas y solicitará la autorización a las agencias de ese país para su contrato (obsérvese que no solicita la autorización de ninguna autoridad del Estado venezolano).

Por otra parte, asegura que dichos contratos están hechos «de acuerdo a los estándares de los contratos norteamericanos de petróleo» (pareciera que el gobierno renunció completamente a su soberanía), indican que las regalías del 33.33% serán canceladas por PDVSA y que sus operaciones están exentas de cumplir con las leyes laborales y de contenido nacional venezolano. Es decir, que ni siquiera pagarán las regalías, que es lo mínimo que se les exige en su propio país.

Otro contrato suscrito por Quevedo con otra empresa del mismo grupo, llamada «EREPLA Trading», garantiza que ellos comercializarán la producción de petróleo (en clara violación de la Ley Orgánica de Hidrocarburos que establece que solo PDVSA puede vender nuestro petróleo) por 25 años, nuevamente prorrogables por 15 años más, y que, además, ellos garantizan el manejo de los ingresos de esa venta de «manera transparente», sin injerencias del Estado venezolano, cumpliendo con los términos de las sanciones impuestas al país.

La nefasta Apertura Petrolera quedó en pañales, ésta es la peor entrega en la historia petrolera de nuestro país, Maduro y Quevedo tendrán que rendir cuentas por entregar activos de todos los venezolanos y ceder nuestra soberanía sobre el manejo de nuestro petróleo, en violación de nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos y de la Constitución en sus artículos 302 y 303. ¿Qué dirá ahora la ANC, tan sensible a lo que se denuncie de Quevedo?

Del madurismo se puede esperar cualquier cosa, pero sinceramente, no entiendo cómo, un oficial de nuestra Fuerza Armada Bolivariana puede incurrir en tal acto de violación a nuestra soberanía y nuestras leyes, de traición a la Patria. Ésto habla por sí mismo, de la descomposición de nuestra institución, antes baluarte del pensamiento bolivariano.

Pero es bueno que sepan todos los que están comprometiendo la Patria y los que se aprovechan de estas «gangas» del madurismo, que éstos son contratos NULOS DE TODA NULIDAD, están VICIADOS DE NULIDAD ABSOLUTA, por lo que, ningún tribunal nacional o extranjero podrá nunca considerar que produzcan efecto alguno.

Un acto, un contrato nulo no es convalidable, no es corregible, no es solucionable. No tendrá nunca efectos ni hacia el pasado, ni hacia el futuro. Así lo establece no solo nuestra Constitución, sino el Derecho todo, el de cualquier país, también el de esas empresas. Además cuando tengamos un gobierno decente, estos contratos se cancelarán y se resarcirán los daños causados a la Patria.

En mi artículo la gallina degollada, hacía referencia a un hecho que hoy está claro: para derogar nuestra política de Plena Soberanía Petrolera y entregar el petróleo, maduro necesitaba destruir a PDVSA, extirpar de su seno el pensamiento Chavista, los dirigentes petroleros y cualquier vestigio de nuestra política revolucionaria en el manejo soberano de nuestros recursos.

Cayó PDVSA y la política petrolera del Comandante Chávez sin que nadie hiciese nada por defenderla. He allí la razón de la debacle económica del país. No me vengan ahora con la pendejada de la «guerra económica».

Por eso es que a maduro no le importa tener secuestrados a más de cien gerentes y trabajadores petroleros, ni le importa que se mueran, porque cuando ellos o los que estamos exiliados, podamos hablar al país, se podrá saber la verdad del crimen y la entrega de Maduro.

Se persigue y encarcela a los trabajadores de PDVSA, secuestrados políticos, acusados de cualquier cosa que se le ocurra al fiscal, con el propósito deliberado de descabezar a los cuadros técnico-políticos que condujimos la empresa durante el gobierno del Presidente Chávez.

Los trabajadores petroleros secuestrados y encerrados en prisiones militares y para presos comunes, son maltratados, vejados y vilipendiados. El fallecimiento de Nelson Martínez, estando en cautiverio, es exclusiva responsabilidad de las altas autoridades del gobierno, como lo denunciaron sus propios familiares.

Pero es que a Maduro no le importa que los muchachos mueran en la cárcel, ni que tengan un juicio, porque el día que ellos puedan hablar, le dirán a todo el país, cómo destruyó PDVSA, qué cosas les obligaron a hacer, para favorecer a sus grupos de poder, a sus grupos económicos.

Ésto entre muchas más cosas que Maduro no quiere, no le interesa, que salgan a la luz pública. La supuesta lucha de Maduro y su fiscal pantallero contra la «corrupción», es una farsa, un Falso Positivo que solo creen los sectores interesados en tomar PDVSA y sus medios de comunicación. La descalificación y el linchamiento moral contra los trabajadores petroleros ha sido una manera cruel, la única que podían utilizar para descabezar a PDVSA, la otrora «Roja Rojita» y ahora entregarla a sus socios privados. PDVSA, la empresa que alguna vez fue del pueblo, está siendo rematada.

Este contrato firmado en secreto con «EREPLA Services» y «EREPLA Trading», no es más que la punta del iceberg de lo que está sucediendo con nuestra política Petrolera y nuestra empresa nacional PDVSA. La destrucción de PDVSA es responsabilidad directa de Maduro, el problema de PDVSA está en Miraflores porque lo que siempre ha estado en disputa en el país es la «cuestión petrolera»

Existen mil razones sagradas para luchar contra este gobierno infame. Hoy el madurismo ríe y «no pierde ninguna oportunidad» de aprovecharse del poder que han usurpado al Pueblo. Pero resulta que no es más que una mueca, un accidente, el peor gobierno de nuestra historia, una desgracia para el país, que sabremos superar.

Este gobierno, que pretende perpetuarse en el poder, no solo debe renunciar, sino que deberá rendir cuentas por el terrible daño que ha provocado, algunos irreversibles, al pueblo, al patrimonio e integridad de la Patria.

Solo el Pueblo salva al Pueblo, el 10 debe ser el inicio de la unidad de los patriotas, en la calle y con una movilización cívico-militar para frenar la entrega y la destrucción del país. ¡Venceremos!

Seis años de retrocesos. La pérdida de la V República

Finaliza este año 2018 y con él llega a sus últimos estertores el período de gobierno encabezado por Nicolás Maduro. Llega, “rampando” con los codos, el fin de este período de gobierno que, sin duda alguna, puede catalogarse como el peor gobierno que hemos tenido en nuestra historia republicana.

Éste culmina sin ningún logro que mostrar, ningún avance, un fracaso en toda la línea como diría el comandante Chávez. Un gobierno profundamente impopular que pasará a la historia como una época de destrucción y caos, el gobierno donde se entregó la V República iniciada en el proceso Constituyente de 1999, luego del ascenso al poder del Presidente Chávez.

No hay nada que celebrar, probablemente sólo aplaudan los enemigos de la Patria, por el flaco favor que ha hecho el madurismo en destrozar la obra del período revolucionario de gobierno entre 1999-2012.

Parecía increíble que la nueva institucionalidad y los extraordinarios avances políticos, sociales y económicos alcanzados a costa de tanto trabajo y sacrifico de todo el país durante el gobierno Bolivariano, hayan sido destruidos por este gobierno, cuyo presidente ha actuado como el verdugo del chavismo, como Herodes: implacable contra los débiles, le pasó cuchillo a la aún joven revolución Bolivariana.

Está claro para nosotros que este gobierno no es un gobierno chavista y ni siquiera un gobierno progresista, tal vez es peor, que el peor gobierno adeco de la IV República. Lo mejor que podría sucederle a la Patria, es que el pueblo vuelva a tomar el poder usurpado por esta camarilla infame y restablezca la plena vigencia de nuestra Constitución Bolivariana, asumiendo una Junta Patriótica de Gobierno.

Si las fuerzas progresistas del país, civiles y militares, salieran de su parálisis y su silencio, y se dieran cuenta de que ésta es una necesidad impostergable, estaríamos evitando un daño aún mayor al futuro del país y todavía a tiempo de atajar las poderosas fuerzas antinacionales que avanzan soterradamente, en medio del caos, en un nuevo pacto con el madurismo, que pretende darle algún piso de estabilidad o legitimidad a este gobierno del despojo, que, increíblemente, asume un nuevo período el próximo 10 de enero.

El madurismo se ha impuesto, haciendo todas las trampas y manipulaciones posibles a nuestro vulnerado sistema electoral, y a nuestras maltrechas instituciones para mantenerse aferrado en el poder. Lo hace soportado sobre la trampa y la violencia, la ilegalidad, sobre el miedo y la triquiñuela en que han convertido el ejercicio de la política en el país.

Los patriotas del campo Bolivariano, parecen estar atrapados en el eterno chantaje de apoyar este desastre, o abrir las puertas a las fuerzas de la derecha tradicional que acechan la patria. Sin darse cuenta que hace tiempo la derecha en el gobierno, copó la escena, habiendo derrotado a los factores revolucionarios, que, debemos decirlo autocríticamente, no supimos entender, sumidos como estábamos en la parálisis del chantaje de la lealtad mal entendida que, con la muerte del Comandante Chávez, se agudizó la lucha interna por el poder, prevaleciendo lo que siempre se llamó “la derecha endógena” agazapada tras el madurismo.

Este entregó la conducción del país a la derecha, sólo que, con otro rostro, enmascarado en un populismo ramplón y un capitalismo salvaje que nos ha retrogradado a etapas ya superadas por la revolución Bolivariana, que nos ponen a la cola del mundo.

La situación de los Chavistas que aún apoyan a Maduro, se parece un poco a la tragedia de los Aztecas cuando seguían esperando que Moctezuma hiciese algo para detener a Hernán Cortés. Les costó la vida y la libertad de su pueblo, darse cuenta que hacía tiempo que éste había pactado con el conquistador y trataba de lograr, inútilmente, algún tipo de convivencia que le permitiera mantener sus privilegios.

Es lo que busca desesperadamente el madurismo: tener un pacto, un reconocimiento de los factores internacionales que le permita mantenerse en el poder, ser aceptados, a costa de lo que sea, entregando todas las conquistas populares, barriendo con la posibilidad revolucionaria, desmontandola de raíz y entregando al capital transnacional las “joyas de la corona”: PDVSA, el petróleo y el gas de la Patria.

Los más patriota y revolucionario que debe hacerse en este momento, es hacer a un lado a Maduro, reagrupar a todas las fuerzas populares, tal como hizo Cuauhtémoc ante la traición de Moctezuma, y dar la batalla por defender y reconstruir la Patria, antes de que sea demasiado tarde.

Por otra parte, cometen un grave error, aquellos dirigentes o políticos progresistas, contrarios al madurismo, que se pliegan al discurso y el plan de la extrema derecha, en su repudio al gobierno. Es un error que confunde aún más al pueblo y le da argumentos a la manipulación del miedo que hace permanentemente maduro.

Los líderes populares, chavistas, bolivarianos, progresistas, deben entender que hay que ofrecerle al país una opción verdaderamente patriótica y revolucionaria, que de esta crisis podemos salir sólo con la activa participación y dirección del bloque histórico-popular del chavismo, salir del chantaje reduccionista de: maduro o la extrema derecha.

El chavismo-chavista tiene la oportunidad de renacer: tenemos las ideas, el proyecto, el amor del pueblo por Chávez. Los usurpadores han quedado al descubierto.

La posición debe ser Patria o barbarie, entendiendo que maduro y ramos allup, son sólo caras de una misma moneda. La amenaza externa y de la extrema derecha, sólo se puede derrotar con un fuerte bloque popular, progresista, capaz de dirigir al país con éxito, unificarlo para salir de este abismo al que nos ha conducido este gobierno incapaz que ha hecho naufragar nuestra patria, no sin antes tirar todo por la borda.

Entiendo perfectamente que la opinión pública esté cansada de los balances de la situación, sólo quieren salir de ella y ya. Pero ojo, he aquí el peligro. Se trata de salir de esta pesadilla, pero nó por la puerta de otro abismo: de una guerra, de una intervención extranjera o de quedar en manos de una nueva clase política, que, entre payasadas y amenazas, ante el desprestigio y el fracaso de la clase política tradicional, nos lleve al fascismo.

Tal como en el “huevo de la serpiente”, el madurismo ha incubado al fascismo en su seno y en la extrema derecha. Existen peligrosas muestras de intolerancia, odio, revancha que están latentes, allí. Los enemigos del pueblo han hecho su trabajo: la ética del desastre, el discurso del “pranato”, el abuso del poder, la actuación criminal, el haberse saltado toda la legalidad existente, la indolencia del gobierno y sus más connotados líderes, que se reparten el gobierno como si se tratara de un asunto de familia, propio, personal, sólo ha contribuido para llevar al país al escenario de la aniquilación del contrario.

Para saber qué cosas tenemos que hacer, para reconquistar el futuro, habría que hacer un profundo análisis del daño infringido por el madurismo al país. Es como hacer una evaluación estructural a un edificio que ha estado bajo fuego, para saber qué cosas hacer y cómo hacerlas para poderlo habitarlo nuevamente.

Partamos del caso base, condición indispensable, de que se ha desplazado al madurismo del poder, que, por cierto, no le gana una elección a nadie, si estuviesen dadas las condiciones para una abierta participación popular.

Ahora hagamos una evaluación de los daños estructurales al país:

Tenemos un severo problema con la institucionalidad del Estado. Fue desmontado el andamiaje institucional del Estado de la V República. Debemos decir con dolor que, con maduro, se perdió la V República, ya nada volverá a ser como antes.

Ni el Poder Ejecutivo, ni el Legislativo tienen legitimidad, ambos poderes se han desviado de sus funciones, de sus atribuciones, han sido deslegitimadas por los factores políticos en sus propias aspiraciones e intereses grupales.

La Asamblea Nacional Constituyente, de ser “un órgano transitorio” como establece la Constitución, se ha convertido en un órgano permanente, que ni siquiera debate, ni legisla, ha sido el instrumento de violación de la Constitución y las leyes que ha utilizado el gobierno. No es un poder supraconstitucional, ni originario, es un apéndice del gobierno, que hace tiempo traspasó la línea roja de Chávez. No tiene sentido que siga existiendo.

El Poder Judicial, incluyendo el TSJ, ha sido ocupado por factores grupales político-económicos, que han vulnerado el Estado de Derecho en el país. Los Magistrados han faltado a su deber constitucional de impartir justicia, proteger al ciudadano y salvaguardar el funcionamiento e integridad del Estado.

El Fiscal General y el Ministerio Público como un todo, es una entelequia, corrupta, asaltada por grupos de extorsionadores político-económicos, otro apéndice del gobierno. Se debe revisar el marco legal de su creación y lo que ha sido su desempeño, incluyendo una profunda investigación y rendición de cuentas por las terribles violaciones a los Derechos Humanos y a los Derechos Constitucionales de los ciudadanos, que han sido afectados por su accionar.

La Defensoría del Pueblo, no existe. Hay que refundarla.

El Consejo Nacional Electoral, ha sucumbido a las manipulaciones de la voluntad del pueblo, ha cedido a la presión de los factores políticos del gobierno. No garantiza la transparencia de los procesos de elección popular. Deben restablecerse los sofisticados mecanismos que garantizaban el secreto y el ejercicio del voto de cada ciudadano.

La Institución Militar, ha sido vulnerada por el madurismo, afectando sus ascensos y grados por las manipulaciones que han hecho elementos del gobierno. Han descuidado de manera peligrosa la operatividad de los distintos componentes, la protección social y el mantenimiento de oficiales y tropa. Igualmente, han permitido un nivel de intromisión de otros países y potencias en las áreas de seguridad e inteligencia, que vulnera nuestra soberanía. Existen oficiales y profesionales que han sido degradados, hechos prisioneros y sometidos a maltratos, aislamiento y secuestro, sin el debido proceso, violando sus derechos constitucionales.

Hay que restablecer los mecanismos de ascenso y funcionamiento de todos los componentes militares, así como, todas las capacidades operacionales y condiciones de vida de los oficiales, profesionales y tropa. Liberar y restablecer los derechos a los oficiales y tropas secuestrados por razones políticas. Las Fuerzas Armadas deben garantizar con sus armas, la soberanía nacional y las garantías sociales.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela ha sido vulnerada por el Ejecutivo, así como, por los otros Poderes del Estado, incluyendo la Asamblea Nacional Constituyente. Su Preámbulo, parte integral de la misma, sus artículos y leyes, han sido vulneradas sistemáticamente. La actuación gubernamental, del TSJ y del Ministerio Público, en este período de retroceso ha sido ilegal e inconstitucional.

Los principios de Democracia Participativa y Protagónica, Soberanía Jurisdiccional, así como, la Soberanía del Estado sobre la industria de Hidrocarburos, petróleo y gas, y sobre sus minerales estratégicos, ha sido vulnerada por la acción entreguista del gobierno, y la complicidad del TSJ y de la Asamblea Nacional Constituyente.

El Estado ha incurrido en una falta grave, al no velar por la integridad territorial y la soberanía del país sobre el Territorio Esequibo y su mar territorial, al permitir que empresas transnacionales, exploren y realicen operaciones de extracción de petróleo y de oro en el territorio en disputa con Guyana.

La Soberanía del Estado sobre el Petróleo y el Gas, así como, el control de PDVSA y sus operaciones primarias de exploración, producción, procesamiento y comercialización, han sido cedidas a entidades privadas y transnacionales, en abierta contravención a los artículos 302 y 303 de la Constitución y de la Ley Orgánica de Hidrocarburos.

La destrucción de PDVSA ha sido profunda y deliberada. Nuestros enemigos, han obrado con violencia, desde las transnacionales hasta los privados del entorno madurista, puesto que son inmensos los intereses en disputa. Todo el proceder en materia petrolera ha sido negligente, irregular, ilegal, desde la sentencia 156 del TSJ, pasando por el Decreto 3368, la creación de “CAMIMPEG”, hasta la supuesta lucha contra la corrupción.

Se persigue y encarcela a los trabajadores de PDVSA, más de cien secuestrados políticos, acusados de cualquier cosa que se le ocurra al Fiscal, con el propósito deliberado de descabezar a los cuadros técnico-políticos que condujimos la empresa durante el gobierno del Presidente Chávez.

Los trabajadores petroleros secuestrados y encerrados en prisiones militares y para presos comunes, son maltratados, vejados y vilipendiados. El fallecimiento de Nelson Martínez, estando en cautiverio, es exclusiva responsabilidad de las altas autoridades del gobierno, como lo denunciaron sus propios familiares.

Pero vuelvo a alertar que existe otra cantidad de trabajadores presos en delicadas condiciones de salud, o secuestrados en cárceles para presos comunes, como es el caso de Eulogio Delpino, Pedro León, Orlando Chacín, Gladys Parada, Diannaly Muñoz y Jesús Luongo, entre otros.

A todos, se nos violan nuestros derechos, el de la presunción de inocencia, a la defensa, al debido proceso. No somos nosotros los que tenemos que demostrar que somos inocentes, son ellos los que tienen que demostrar que somos culpables. Yo espero el momento en que se puedan dar las condiciones de seguridad para volver al país, y explicarle a todo el pueblo la mentira y la trampa de Maduro y su Fiscal.

Pero es que a maduro no le importa que los muchachos se mueran en la cárcel, mejor para él, ni que tengan un juicio, porque el día que ellos puedan hablar, le dirán a todo el país, cómo maduro destruyó PDVSA, qué cosas les obligaron a hacer, para favorecer a sus grupos de poder, a sus grupos económicos.

Nelson no pudo hablar, explicar cómo Maduro autorizó la firma de un poder a favor una entidad privada, de su entorno empresarial de “traiders” para demandar a nombre de PDVSA a otros empresarios. Ni explicar que el financiamiento obtenido a través de CITGO, poniendo como garantía sus acciones, a favor de tenedores de bonos y de Rosneft, no sólo fue autorizado por el gobierno de maduro, sino que allí estuvieron presentes y eran parte de esa Junta Directiva de PDVSA su hoy vicepresidenta, su ex Ministro de Finanzas y su Ministro de Planificación.

Eulogio podría explicar cómo Maduro le impidió manejar el presupuesto de la empresa, para evitar el colapso de las operaciones a partir de 2014. Que estaba de manos atadas por los sucesivos vicepresidentes de finanzas colocados por maduro, que le impidieron el manejo de la deuda, el pago a contratistas y promovieron el desvío de recursos de la empresa, como el caso que está siendo investigado actualmente de un desfalco de 1.200 millones de dólares de la Empresa, donde están señalados el mismo maduro y su entorno.

Eulogio podría explicar el interés del gobierno en favorecer a los socios privados de PetroZamora en el occidente del país, y cuál de los intocables, “bolichicos” y nuevos empresarios dueños del país, están detrás de esa y otras Empresas Mixtas, representando y participando de manera ilegal en estos y otros millonarios negocios. Que haberse opuesto a esta actuación desencadenó la persecución en su contra, así como por la que se llevaron presos a los gerentes de la División Occidente acusados de “sabotear” a los socios privados.

Pedro León podría contar la cantidad de dinero de PDVSA que, producto de la extorsión política, le hacía desembolsar el hoy flamante Fiscal cuando era Gobernador de Anzoátegui, así como los empresarios que este personaje enviaba a la División Faja, a los “mejoradores de crudo”, a PDVSA GAS, a la Refinería de Puerto La Cruz para obtener contratos petroleros aprovechando y abusando del poder político, podría contar sobre la actuación y negocios del entorno de maduro en el Estado y su relación con los negocios petroleros. También podría explicar “el trato” que le ofreció el madurismo para volver al país y tener “al menos” un juicio justo. “Trato” que, por supuesto, incumplieron, pero que lo utilizaron para sus maniobras políticas.

Gladys Parada podría explicar la verdad sobre el contrabando de combustible hacia Colombia y el Caribe, que involucra a militares y a los que la acusaron de un delito que no cometió, nada más y nada menos que los responsables durante diez años de Comercio y Suministro, en especial, el Vicepresidente de Comercio y Suministro de PDVSA, el presidente de Deltaven y el Jefe de seguridad de PDVSA en la frontera, funcionario del Sebin, que actuó de manera cobarde y con saña contra esta funcionaria, incluso robándole su casa.

Si el Dr. Mommer tuviese alguna oportunidad de defenderse de las falsas imputaciones que ha hecho el Fiscal, se haría evidente, que éstas sólo tenían como propósito acabar con la fiscalización que hacía el Ministerio del Petróleo, de los precios de venta a los cuales la Dirección de Comercio y suministro de PDVSA, (otra vez, el mismo Vicepresidente de Comercio y Suministro de PDVSA), vendía el petróleo. Al cerrar la Oficina de Viena, el madurismo eliminó la posibilidad de identificar y registrar los enormes descuentos que se están dando ahora en la venta de nuestro petróleo, con los cuales siguen haciendo enormes fortunas en detrimento de los intereses de la Nación.

Jesús Luongo, héroe en la derrota del sabotaje petrolero y pieza clave en la recuperación y las operaciones del Complejo Refinador de Paraguaná, hoy secuestrado en una cárcel para presos comunes, podría contar porqué se negó a firmar el escandaloso contrato que maduro ordenó darle en el norte del Estado Anzoátegui, para el manejo y comercialización del coque al empresario que paga la defensa de los sobrinos Flores en Nueva York.

Ésto entre muchas más cosas que nosotros sabemos, y que maduro no quiere, no le interesa, que salgan a la luz pública. La supuesta lucha de maduro y su fiscal pantallero contra la “corrupción”, es una farsa, ha sido una manera cruel, la única que podían utilizar para descabezar a PDVSA, la otrora “Roja Rojita” y ahora entregarla a los privados. Pero, nó a cualquier privado: sus privados, su entorno, sus adeptos, sus transnacionales, a las que maduro invita de manera desesperada a participar del festín. PDVSA, la empresa que alguna vez fue del pueblo, está siendo rematada.

La economía está destrozada, no hay precedentes de un paquetazo más brutal en el mundo, un paquetazo contra el pueblo, que nos ha hecho ahora un país mucho más desigual que nunca, más injusto, con más de trece millones de pobres, con más de tres millones y medio de venezolanos que han abandonado la Patria, con un aparato productivo desmantelado, ahora más dependiente, mas periférico.

Todos los programas sociales, las “Misiones”, que eran un territorio de la solidaridad y el amor al pueblo, fueron abandonadas, suprimidas, las rellenaron de cemento, se burocratizaron, el madurismo controla cualquier espacio del otrora vibrante Poder Popular y del sistema de Misiones. Ahora convirtieron a nuestro pueblo, ese que conocía sus derechos y su Constitución, ese pueblo luchador, en un pueblo humillado que se transporta en “perreras”, al que lo hacen pelear por medio pernil, por una caja de miserias o un carnet de la vergüenza.

La consecuencia de todo este desastre, ha sido un retroceso en todos los índices sociales, todos los avances que fueron nuestra razón de ser, nuestro principal orgullo, el que mostramos al mundo como un resultado lógico de una revolución social. Ahora el gobierno no se atreve a dar números, los esconde, lo silencian dentro de las estrategias de sus “expertos” en manipulación de la realidad, como si los organismos multinacionales no estuvieran más que claros de este retroceso, es un secreto a voces el retroceso del país.

El gobierno no es capaz de garantizar la alimentación, ni los medicamentos, ni la seguridad, ni el transporte, ni el agua, ni la luz. Es un gobierno muy incapaz. Solo la élite madurista, vive un país de fantasía, de “Narnia”, indolentes y traidores al pueblo, a todo el país.

Lo vuelvo a decir, les quedó grande, muy grande nuestro país. Han abusado de la credibilidad y paciencia de un pueblo que no merece esta situación y que, tarde o temprano, saldrá de ella.

Saldremos de ésto todos juntos, nuestro pueblo es noble, pero no pendejo. Es un pueblo de lucha. No hay pueblo que pueda resistir tanto maltrato. Han sido seis años de retroceso, ha caído la V República. No hay nada que celebrar por este período del desastre. La orientación de la opción que prevalezca entre la Patria o la Barbarie, el desenlace dependerá de la claridad, valor y coraje de las fuerzas en pugna.

Este último día del año, que nos permita estar con nuestros seres queridos, así sea desde la distancia, reconquistar la Esperanza y prepararse para la lucha que apenas comienza, si todos trabajamos por el futuro de la Patria, con determinación y conciencia de nuestro deber histórico, entonces podremos hacer realidad ese deseo de todos, porque somos un pueblo único, somos el pueblo de las dificultades ¡Feliz Año Nuevo para todos! ¡Venceremos!

Rafael Ramírez: Presupuesto “clandestino” de 2019 bloquea la recuperación económica del país

El dirigente chavista Rafael Ramírez señala que la irresponsabilidad fiscal y monetaria del madurismo en el gobierno hará que 2019 sea un año mucho peor para el pueblo venezolano. Llamó a los sectores populares a demandar transparencia y eficiencia en la administración de los recursos públicos.

Caracas, 25 de diciembre de 2018. El ex ministro de Petróleo y dirigente chavista, Rafael Ramírez, señala que aprobar el Presupuesto 2019 de manera inconstitucional echa por tierra cualquier posibilidad de obtener inversión foránea y renegociar la deuda externa en condiciones ventajosas para el país, «un proceso que es perfectamente posible si se actúa con responsabilidad y en consonancia con la Constitución Bolivariana y una estrategia económica que reimpulse la producción interna de bienes y servicios que incorpore plenamente al pueblo trabajador, profesional, emprendedor que busca crecer en su propio país».

Ramírez consideró extremadamente grave que la Asamblea Nacional Constituyente aprobara casi de manera clandestina el presupuesto nacional de 2019 y advirtió que la reiterada conducta inconstitucional de la administración de Nicolás Maduro tendrá graves consecuencias para la economía del país, especialmente en el ámbito internacional.

Para el ex presidente de Pdvsa, que también ocupó la Vicepresidencia del Área Económica, es completamente irresponsable que el presupuesto nacional se apruebe sin debate ni conocimiento por parte de los diferentes sectores del pueblo venezolano del contenido de la ley y cuál será la política económica en el año que comienza. «Esta es otra demostración más de que en Venezuela gobierna una camarilla que le ha dado por completo la espalda al país».

Ramírez insiste en que en una crisis tan grave como la que el madurismo ha inducido en el país, la transparencia tiene que ser una exigencia colectiva. «Necesitamos decisiones responsables en materias cambiaria, productiva, monetaria, y fiscal, las cuales no se toman. El presupuesto nacional es una herramienta fundamental para manejar la política económica y dar señales al aparato productivo de claridad estratégica y responsabilidad. No es posible que por esa política pequeña y mediocre de Maduro y su grupo, se ponga en riesgo cualquier posibilidad de rescate de la economía».

PRESUPUESTO DE ENGAÑO

Ramírez precisa que es imposible analizar un presupuesto que no se conoce, pero el hecho de que se evite a toda costa el debate público permite suponer que la improvisación irresponsable seguirá determinando la política fiscal y monetaria. A juicio del dirigente, el pueblo ha sufrido dramáticamente las consecuencias de esta conducta.

«Hay evidencia seria de que la inversión social que tanto había impulsado el comandante Hugo Chávez, como prioridad absoluta de su obra de gobierno, ha retrocedido de manera alarmante. El pueblo recibe migajas y engaño, y si reclama lo que le da el madurismo es represión. Mientras tanto, los escasos recursos que llegan al Estado como resultado de lo que queda de actividad petrolera, se malgastan sin que se investigue por qué no se hacen las inversiones urgentes que el país necesita», apunta Ramírez.

En Venezuela, hay gravísimos problemas de prestación de servicios esenciales y escasez de productos básicos, los cuales se agravan cada vez más ante la indolencia administrativa y la incapacidad para gestionar los recursos del Estado. «Si no hay una estrategia económica, como la que está presente en el Plan de Patria, que ha sido abandonado, no hay posibilidad de que 2019 sea diferente. Será peor», enfatiza el dirigente.

«Llama la atención que un diputado de la ANC declare que el presupuesto de 2019 no contemple nuevas obras de infraestructura, cuando hay gravísimas fallas con el suministro de agua y electricidad, así como un deterioro brutal de las vías y sistemas de transporte. ¿Cómo es esto posible? ¿Qué está haciendo Nicolás Maduro con el país? Parece que su objetivo es perpetuarse en el poder a costa de la destrucción de Venezuela», concluye Ramírez.

Una Navidad para reconquistar la Esperanza

Para muchos estas Navidades serán duras, difíciles: para quien perdió a un ser querido a manos de la violencia de las calles, de la ceguera política, de la injusticia social o, de la impunidad.

Para las múltiples familias que están separadas, desgarradas, cuyos hijos se encuentren lejos, para la madre que sufre la angustia de no tener a sus seres queridos cerca, para el anciano abandonado al final de su vida, para quienes nos hemos visto obligados a dejar nuestra patria y nuestras familias, por razones políticas o económicas; para el joven, hombre o mujer, que están solos, lejos, en otros países, sobreviviendo, en situaciones duras, de incertidumbre.

Para quien padece o tiene algún familiar o ser querido sufriendo de alguna enfermedad de alto riesgo, para el anciano, condenado al deterioro creciente de su salud, o a sufrir de minusvalía o muerte por la imposibilidad de conseguir el medicamento vital, único, imprescindible.

Para los niños de la calle, los que volvieron a pulular entre la basura, la violencia y el maltrato y están expuestos a la violencia social, sólo porque no pueden ser sostenidos en su propio hogar, sin medios para obtener alimentación adecuada y la seguridad. Para esos rostros inocentes, endurecidos por la calle y las carencias.

Para el que lo ha perdido todo y ha quedado arruinado, por el cierre de sus fábricas, fincas, negocios, el trabajo de toda una vida.

Para los presos, secuestrados por razones políticas, los que están sufriendo el maltrato del aislamiento, de la prisión injusta, de la violación de sus derechos fundamentales, de la incertidumbre del futuro, de la impotencia de no poder ni siquiera defenderse.

Para el venezolano «de a pié»; el profesional; el ama de casa; el que sobrevive en el barrio, en el campo; a la familia, que a duras penas sobre lleva la tragedia de la vida diaria en que han convertido a nuestro país caracterizado por la impotencia de no poder, ni tener nada como celebrar, cómo llevar alegría a sus hijos, a sus seres queridos.

Todos estamos ante una situación terrible, insospechada hace apenas cinco años. Nos han arrebatado el país, nuestra normalidad de vida, la esperanza de un futuro que teníamos por delante, de trabajo, de avance, de justicia, de solidaridad, de convivencia.

Todo se ha trastocado en un ambiente de miedo, desesperanza, tristeza. Han arrebatado la identidad del pueblo venezolano, lo han convertido en un pueblo desesperado, degradado, dispuesto a hacer cualquier cosa para sobrevivir. En efecto, viven una vida de privaciones, de situaciones absolutamente denigrantes que se han convertido en la «normalidad» de un país en caos, deteriorado, violento, intolerante, egoísta.

Han abusado de la bondad y credibilidad de nuestro pueblo. Un pueblo esencialmente pacífico, que no puede someterse a la crueldad de un gobierno indolente, con una ética de pranato. Un pueblo que luce desorientado, confundido, abandonado por sus líderes políticos y sociales naturales, quienes abandonaron el barrio, la comunidad, el autobús, la rebeldía, para convertirse en la nueva élite de burócratas o empresarios, han conformado el nuevo grupo económico que sostiene este estado de cosas, dándole la espalda a su origen, traicionando las ideas que alguna vez emocionaron a los humildes.

La Navidad es una oportunidad para reflexionar, recordar el origen, la normalidad, recuperar la esperanza, retomar fuerzas. Fue San Francisco de Asís, quien nos legó la práctica del pesebre, nacimiento o belén, el establo, con los pobres, para recordar el origen humilde de Jesús y el Cristianismo, lejos de los Palacios, del egoísmo, de la opulencia.

Nuestro pueblo, en su inmensa riqueza cultural y artística, ha convertido al pesebre y la Navidad en una explosión de espiritualidad, sincretismo e identidad. De manera que, donde sea que estemos, en la circunstancia mas dura, poseemos suficientes elementos para tener una Navidad venezolana.

Porque sólo desde allí, desde lo mas auténtico de nuestra identidad, podremos darnos cuenta de que tenemos suficientes argumentos y fuerza para recuperar la Patria, nos daremos cuenta, con claridad, que no existe razón alguna para que estemos secuestrados, en manos de insensatos que entregan nuestro futuro y el de nuestros hijos, para ellos mantenerse en el poder.

Donde sea que estemos, dentro o fuera de la patria, no nos dejemos abatir mas por la tristeza y la desesperanza. Hay que recuperar el equilibrio espiritual que nos permitió movilizarnos por un futuro mejor. Desde donde estemos, recordemos a los seres queridos, a los que están pasando por los infortunios que hemos enunciado. Dejemos a un lado el miedo, la intolerancia, la desesperación, el egoísmo y reagrupemos la esperanza de todos, para que ello se convierta en una poderosa fuerza popular que dé al traste con este desastre.

Ahora pretenden ahogar a nuestro pueblo en la aventura de la guerra con Colombia, un pueblo hermano, tratando de insuflar el corazón de nuestros jóvenes con la intolerancia, la persecución. Así mismo, movilizan a todo el aparato burocrático y represivo del Estado, para acallar y reprimir a los obreros, trabajadores, a quienes les han arrebatado sus conquistas de tantos años de lucha sindical. En efecto, les han sido escamoteados los salarios y beneficios, mientras entregan la Patria.

Igualmente, persiguen, encarcelan y matan a los trabajadores de PDVSA, cientos de prisioneros políticos, sepultados en vida, mientras guardan silencio y protegen a los «empresarios» que han hecho fortunas bajo su amparo y resguardan sus intereses. Tienen secuestrados por razones políticas a Generales, patriotas, héroes del 4 de Febrero y del 13 de Abril, como Rodríguez Torres y Baduel, violándoles sus derechos, así como, hacen con otros cientos de oficiales y profesionales de todos los rangos, Bolivarianos, patriotas, mientras permiten que cuerpos de inteligencia extranjeros, se inmiscuyan en nuestros asuntos internos e incluso, hagan planes a costa de nuestra soberanía.

Desde lo mas profundo de mi corazón, en verdad os digo que todo ésto lo vamos a cambiar, porque nuestro pueblo, el pueblo de Bolívar, el que cruzó Los Andes, páramos y sabanas para dar libertad y dignidad a todo un continente, el pueblo de las dificultades, del 13 de abril, de la derrota del Sabotaje Petrolero; ese pueblo, esa muchachada que, en una diáspora injusta, ahora sorprende al mundo, con su formación, su sensibilidad, su trabajo. Esos jóvenes, hombres y mujeres, que se resisten a dejar la patria, que luchan todos los días por sobrellevar la situación, mantener un espacio de vida; la mujer, la madre, jefa de hogar, en su lucha cotidiana para alimentar y proteger a sus hijos, a los abuelos; el pueblo que estudia, que trabaja, que lucha todos los días, al soldado y al campesino; ese pueblo noble, bueno, no tiene razón alguna para seguir sufriendo los desmanes de un pranato al que no le importa destrozar la Patria.

Por la vida, por la paz, por el pueblo, por el futuro, por la Patria, recuperemos la Esperanza, estamos a tiempo de salir de este desastre, no tenemos por qué sucumbir en el escenario de la aniquilación de nuestros valores. Cuento con ustedes, ustedes cuentan conmigo. Vamos a contar todos juntos. Una Feliz Navidad, mis mejores deseos para todos y todas, ¡arriba los corazones! ¡Venceremos!

Rafael Ramírez exige a Maduro Fe de Vida de Eulogio Del Pino y los otros presos de PDVSA y la FANB

Sumarios

  • El dirigente chavista denuncia que los trabajadores de PDVSA están presos en condiciones de aislamiento y son “chivos expiatorios” para justificar la entrega de la industria petrolera.
  • Ramírez demanda la renuncia del fiscal Tarek William Saab por ser cómplice de una masiva violación de derechos humanos y cuestiona a las ONGs de DDHH que solo defienden a los presos opositores y callan cuando se trata de chavistas y militares.

Caracas, 18 de diciembre de 2018.-El ex ministro de Petróleo y dirigente chavista, Rafael Ramírez exige al gobierno de Nicolás Maduro y, sobre todo, al fiscal Tarek William Saab información inmediata y confiable sobre el estado de salud del ex presidente de PDVSA, Eulogio del Pino, y el resto de los trabajadores petroleros y efectivos militares presos en las cárceles venezolanas.

Ramírez denuncia que después de la negligencia manifiesta que causó la muerte del ex ministro Nelson Martínez, ahora es urgente conocer qué está pasando con el resto de los “secuestrados políticos” que tiene el gobierno madurista, especialmente los trabajadores de PDVSA, quienes han sido objeto de la persecución más inclemente.

Ha trascendido que el ex presidente de PDVSA, Eulogio del Pino, preso desde hace más de un año sin pruebas, juicio justo y debido proceso, también tiene problemas de salud, por lo que hay que evitar que le ocurra lo mismo que a Nelson Martínez.

Ramírez sostiene que ambos ex funcionarios fueron utilizados como “chivos expiatorios” para justificar la corrupción del madurismo y la destrucción inducida de PDVSA para entregarla a intereses multinacionales.

El ex ministro Nelson Martínez murió, porque el gobierno de Nicolás Maduro y su fiscal no ordenaron que se le prestara la atención médica urgente que necesitaba. “Ellos sabían que Nelson tenía una condición cardíaca grave y, sin embargo, solo lo llevaron al Hospital Militar cuando ya su situación era crítica e irrecuperable. Lo tuvieron un año secuestrado sin los cuidados médicos a los que tenía derecho”, insiste el dirigente chavista.

Ramírez insiste en que existe un clima generalizado de terror en el país, por lo que, desde el exilio, considera que es indispensable levantar la voz para salvar la vidas “de estos compañeros presos, y que hoy están en manos de un gobierno especialmente cruel, cuyo objetivo es acabar con el verdadero chavismo, que vive en el corazón del pueblo, antes que con la oposición”.

El ex alto funcionario de Hugo Chávez, lamenta la muerte de Martínez en un calabozo del Dgcim, pero también demanda que se brinde información confiable sobre el estado de salud y las condiciones de los trabajadores de PDVSA que están presos con acusaciones infundadas, sin debido proceso ni derecho a la defensa.

El dirigente insiste en que el fiscal Tarek William Saab debe renunciar a su cargo, porque durante su gestión al frente del Ministerio Público ya han muerto cinco prisioneros bajo custodia del gobierno, y es su responsabilidad directa garantizar el respeto de los derechos de las personas privadas de libertad.

“Nelson Martínez se convirtió en uno de los ‘trofeos’ más preciados de Maduro y su fiscal, en la vendetta irracional de ambos en contra de PDVSA, producto de la cual, más de 100 trabajadores están secuestrados en las prisiones del gobierno, sin derecho a la defensa, sus derechos constitucionales violados, en una situación de aislamiento y maltrato que nadie merece. Otros muchos hemos sido perseguidos con saña, y la empresa está destrozada”, asegura.

Igualmente, Ramírez cuestiona a las organizaciones de Derechos Humanos que solo se ocupan de defender a los presos políticos de la oposición, pero callan frente a la represión y el maltrato que padecen los secuestrados políticos del chavismo y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Además, el ex alto funcionario de Chávez critica también a dirigentes del PSUV que son incapaces de levantar sus voces no solo para cuestionar la injusticia de estas detenciones, sino para enfrentar las políticas hambreadoras de Maduro, que han destruído los logros que en la lucha contra la pobreza se conquistaron durante los gobiernos del comandante Hugo Chávez Frías.

“La saña de Maduro no es solo en mi contra, es en contra de los trabajadores de PDVSA. Él necesita barrer al Chavismo de la empresa, aterrorizarla, para luego hacer con ella lo que le dé la gana. Ellos tienen una visión distinta a la nuestra; con Maduro en el poder no puede existir la PDVSA de Chávez, la del pueblo”, advierte Ramírez.

En su artículo semanal, Rafael Ramírez resalta la figura de Nelson Martínez como un gerente de elevada formación y compromiso con el país. Durante el sabotaje petrolero de 2002 y 2003, Martínez fue uno de los ejecutivos de PDVSA que trabajó activamente para enfrentar la estrategia golpista de la llamada “meritocracia”, con mucha determinación y valor.

Ramírez recuerda a Martínez como un hombre de origen humilde y tenaz, que se levantó con esfuerzo hasta ocupar posiciones destacadas en la industria petrolera por mérito verdadero. “El ensañamiento contra Nelson fue brutal, cruel, así como, contra el resto de trabajadores de PDVSA. Sufren maltratos, aislamiento, se violan sus derechos constitucionales, no les importa que mueran en cautiverio, no son capaces de obtener ningún beneficio procesal, así tengan enfermedades crónicas o críticas, así intenten suicidarse, son secuestrados políticos, presos políticos Chavistas, acusados de corrupción, porque el madurismo no puede admitir que existe un chavismo chavista que le hace frente, que no está dispuesto a cumplir su programa de entrega”.

“Nelson murió porque lo dejaron morir en cautiverio, lo mataron porque sabiendo que era un hombre con una condición cardíaca compleja, condición que sus familiares y abogados alertaron una y otra vez a la Fiscalía, porque si “le hubiese dado la gana” a Maduro le hubiesen dado casa por cárcel, como ha hecho con decenas de opositores en sus negociaciones políticas, a Nelson lo MATARON porque una vez que se infectó su dispositivo cardíaco y le colapsaron órganos vitales, sólo entonces, lo trasladaron al Hospital Militar, no le suministraron antibióticos, no permitieron que sus médicos lo vieran a pesar de los ruegos de la familia, no le completaron las diálisis, cuando entra en coma, los familiares pidieron llevarlo a casa a que muriera allí y no quisieron. Actuaron inhumanamente, cruelmente.”, insiste Ramírez.

Entre la impunidad y el odio ocurre la absurda muerte de Nelson Martínez

El pasado 12 de diciembre murió Nelson Martínez, trabajador de PDVSA, compañero de luchas durante diez años, ex ministro de Petróleo, presidente de PDVSA y de Citgo. Su deceso ocurrió mientras estaba en cautiverio, retenido desde hacía un año por el gobierno, secuestrado sin que se supiera de qué delito se le acusaba. Su partida es un hecho triste y que lamentamos profundamente.

Lo primero que quiero es expresar mis más sentidas condolencias a su esposa, hijas, hijo y a todos sus amigos y seres queridos por tan irreparable e injusta pérdida.

Aunque la muerte de un ser humano siempre es lamentable, en esta ocasión se trata, además, de un hecho injusto, producto de la crueldad y ensañamiento con que actuaron sus captores.

Desde el mismo momento de su detención, rodeada de un operativo policial desmedido hecho para las cámaras de la televisora del Estado, expuesto al escarnio público por el fiscal general que juzgó y condenó a Nelson sin siquiera presumir su inocencia, ni tener un mínimo de consideración o equilibrio en su actuación.

A partir de allí, vino el linchamiento en los medios y redes sociales que controla el gobierno, donde se vilipendió su nombre y reputación. Convirtieron así a Nelson en uno de los «trofeos» más preciados de Maduro y su fiscal, cuya vendetta irracional en contra de PDVSA, tiene más de 100 trabajadores secuestrados en las prisiones del gobierno sin derecho el debido proceso y sus derechos constitucionales conculcados al permanecer recluidos en una situación de aislamiento y maltrato que nadie merece, mientras se destruye su imagen y reputación. Otros muchos, a quienes no han podido capturar, hemos sido perseguidos con saña e igualmente vilipendiados. Esta vendetta ha ocasionado la destrucción de la empresa.

Conocí a Nelson Martínez hace un poco más de 16 años cuando, siendo Presidente del Ente Nacional del Gas, me correspondió ser miembro de la Junta Directiva de PDVSA presidida por el profesor Gastón Parra, nos reuníamos en el hotel El Conde, con otros trabajadores patriotas, para planificar acciones en defensa de la industria ante el desconocimiento de la «meritocracia» petrolera de la Junta Directiva y del gobierno bolivariano. Allí estaba Nelson, era 2002, año de intolerancia y violencia, del Golpe de Estado, Plaza Altamira y del Sabotaje Petrolero.

Cuando comenzó el Sabotaje Petrolero en diciembre de 2002, y ya nosotros iniciábamos la contra ofensiva ordenada por el presidente Chávez, Nelson fue uno de los pocos que estaba con nosotros, dispuesto a asumir la posición que le correspondiera para derrotar este artero ataque contra la patria.

Eran momentos de grandeza y heroísmo, donde cada uno se movilizaba, junto con los trabajadores y el pueblo, para defender el frente que le correspondiera sorteando la violencia, la intimidación y el accionar de los saboteadores para llevar dirección, conocimiento y acompañar a los trabajadores y al pueblo, junto a los cuales, finalmente, derrotamos a la autoproclamada y soberbia «meritocracia» petrolera para, de esa manera, crear la Nueva PDVSA y poner el petróleo al servicio del pueblo.

Siempre lo conocí como un hombre de origen humilde, con una sólida formación técnica y sólidas credenciales académicas, un profesional con densidad, una amplia experiencia y capacidad de trabajo. Así eran nuestros gerentes patriotas, hombres de conocimiento técnico y firmes principios éticos-políticos.

Establecimos una buena amistad desarrollada en el trabajo en conjunto, basada en el compañerismo y respeto, la solidaridad y el profundo sentimiento patrio que nos movilizaba. A pesar de todos sus grados y títulos, era un hombre de trato humano, sencillo, quien, con facilidad natural, era capaz de tomar decisiones complejas e interactuar con nuestros trabajadores y el pueblo sin prepotencia ni maltratos de ningún tipo.

Ocupó en esos momentos de consolidación de la Nueva PDVSA importantes posiciones de dirección de la empresa en el oriente del país, presidió nuestra filial PDVSA Gas, como Ministro lo postulé y fue nombrado por el presidente Chávez miembro de la Junta Directiva de PDVSA, ocupó diversos cargos de dirección de la empresa y en el exterior, responsable de PDVSA América, con sede en Argentina, hasta que en Junta Directiva lo nombramos presidente de CITGO.

Teníamos una buena amistad y suficiente confianza para abordar cualquier tema, pudimos actuar de manera precisa, cuando conocimos de sus problemas de salud. Lo apoyamos decididamente para realizar su operación del corazón, una intervención compleja, de la que quedó muy bien y con la cual podría haber sobrevivido muchos más años, siempre que tuviese los cuidados y medicamentos correspondientes, como es normal en esa situación. Era un hombre joven.

Luego de la muerte del Comandante Chávez, Maduro inició las maniobras para cambiar la conducción de PDVSA con el objetivo de tenerla bajo su control, con otro equipo, otra orientación. Me enteré de estas maniobras por el mismo Nelson, quien me llamó para informarme que desde la Dirección del Despacho de Miraflores lo llamaban a CITGO para que viniera a reunirse en Palacio, por supuesto, a mis espaldas.

Me dí cuenta que el madurismo conspiraba contra mi posición como ministro y presidente de PDVSA, cosa que me parecía insólita e irresponsable, no sólo porque el presidente Chávez no pensaba relevarme de mis responsabilidades, como lo dijo a viva voz, al ratificarme tres veces durante su campaña electoral, sino porque era evidente que, desde el mismo 2013, el país enfrentaba un proceso de desestabilización política, en momentos en que nuestra economía entraba en un período de inestabilidad, cosa que advertí innumerables veces. De manera que era necesario decidir un conjunto de medidas económicas que eran impostergables con un mercado petrolero marcado a la baja de los precios. No se podia improvisar con PDVSA, «cambiar de caballo en medio del rio».

El mismo día de su primer mensaje al país, horas antes de su alocución, tuve una reunión con Maduro en su residencia, donde me manifestó su intención de «refrescar PDVSA», es decir, que le entregara la conducción de la empresa y del Ministerio.

Era una ambición que tenía hacía tiempo, eran sus planes de controlar todos los espacios del gobierno y del Estado. Yo le dije que no lo aceptaba. Le recordé que esa era la agenda del candidato de la oposición y le advertí sobre los severos problemas económicos que ya se comenzaban a manifestar. Le insistí en que la estabilidad de PDVSA era clave para salir de la coyuntura.

Ya avanzada la conversación, me confiesa que había pensado en Nelson para presidente de PDVSA y en Asdrúbal Chávez como ministro de Petróleo. Recuerdo que le dije «vas a matar a Nelson», porque, ademas de los créditos técnicos y gerenciales para dirigir la empresa, se necesitaba un fuerte peso político específico y una intensa actividad, muy exigente, que acabaría con la salud de cualquiera.

Yo sabía que era cuestión de tiempo que Maduro materializara su de, por lo cual lo comuniqué a los miembros de la Junta Directiva para que estuviesen preparados. Se desató una campaña muy fuerte en mi contra, donde los factores del madurismo y sus agentes económicos hicieron guerra sucia y de rumores en las redes y, valiéndose de palangristas, trataban de dividirnos, lo cual lograron finalmente. Nos distanciaron. El madurismo desde el inicio de su accionar, siempre trató de fracturar la unidad de nuestro equipo de dirección, y de los trabajadores petroleros, forjada en diez años de trabajo junto al Presidente Chávez.

Cuando se produce el llamado «sacudón», invento de Maduro para intervenir PDVSA, designan a Eulogio Del Pino como presidente y a Asdrúbal Chávez como ministro. Era evidente que Nelson no contó con el apoyo de los otros factores políticos del madurismo.

Cuando ya estaba en Nueva York como embajador ante la ONU, tuve la oportunidad de reunirme con Nelson en mi despacho. Fue una conversación sincera, entre amigos, aclaramos nuestras diferencias, desentrañamos juntos toda la trama de manipulaciones y mentiras, las presiones que hizo el madurismo para utilizar a Nelson como cabeza de una conspiración que él nunca tuvo en sus intenciones, ni en su mente, sino que solo existía en la de Maduro. Éste, después, ni siquiera lo promovió como presidente de la empresa.

A partir de allí, Nelson y yo restablecimos nuestro contacto y siempre conté con su apoyo. De hecho, era el único que me apoyaba en mi trabajo en la ONU. Cuando lo nombraron ministro de Petróleo, tuvimos una larga conversación telefónica donde, además de felicitarlo y ponerme a su orden, le daba datos importantes de los problemas de la empresa, los problemas de producción, los retos en la OPEP.

Cuando nombraron al General Quevedo como ministro y presidente de PDVSA, era claro para mí que finalmente había prevalecido uno los poderosos grupos de poder del madurismo y que, tanto Nelson como Eulogio, estaban en inminente peligro de sufrir una agresión. No tuve manera de hacerles llegar mi alerta.

Obviamente Maduro los abandonó después de haberlos utilizado, porque para interferir e intervenir todos los procesos de PDVSA, colocar sus piezas políticas en puestos claves, nombrar sucesivas Juntas Directivas compuestas por factores del madurismo, sin formación ni experiencia técnica alguna, necesitaba engañar y manipular a los que darían la cara ante los trabajadores y el país.

Luego, con el consecuente colapso de la empresa, Maduro tendría que buscar a quienes sacrificar, a quienes culpar de la caótica situación de PDVSA, donde su injerencia en las decisiones y operaciones de la empresa, finalmente la paralizó.

Los sacrificados serían Nelson y Eulogio, las caras visibles. Los enemigos perfectos, sin apoyo político de ningún tipo, hombres de trabajo, técnicos que nunca supieron cómo moverse en ese «nido de alacranes» del madurismo, de la política con «p» minúscula.

Maduro ordenó ambos arrestos y que los cuerpos de policiales actuaran de manera desproporcionada; ordenó que las detenciones injustas se transmitieran por televisión para que Nelson y Eulogio aparecieran esposados y expuestos, y el locutor oficial ya tenía un libreto de linchamiento. Se trataba de paralizar y aterrorizar a los trabajadores petroleros.

Ordenó al Fiscal que hiciese sus infelices declaraciones, en su despliegue teatral y patético de siempre. Maduro necesitaba verter su odio contra ellos y lo hizo con saña. Ningunos de los actores involucrados en ese día de la vergüenza actuaría así por su cuenta.

Se utiliza el argumento de la «lucha contra la corrupción», se enloda y vilipendia el nombre y reputación de los trabajadores petroleros, sin mostrar una sola prueba. Nelson murió sin saber de qué se le acusaba, no hubo juicio, no hubo derecho a la defensa, nunca se le dió la oportunidad de aclarar nada. De manera absolutamente arbitraria e ilegal, Maduro actúa como un dictador al que aplauden sólo sus cómplices.

Como siempre, nadie del gobierno ni del PSUV dijo nada. Nadie levantó la mano, nadie intercedió. Sólo murmuran, todos actuaron cobardemente, incluyendo los trabajadores petroleros, desmovilizados, aterrorizados ante las imágenes.

Para mí fue muy triste ver a estos dos compañeros, héroes de la derrota del Sabotaje Petrolero, humillados y vilipendiados de esa manera, lo denunci desde el mismo momento en mis articulos y luego lo he seguido haciendo, porque sabia que los iban a enterrar y aislar. Mas nunca nadie supo de ellos hasta esta lementable y absurda muerte.

Lamento que no me hubiesen escuchado cuando les dije tantas veces: «tengan cuidado, la aversión de Maduro no es sólo en mi contra, es en contra de todos ustedes, ustedes no son de su de su confianza, nunca lo serán», es en contra de los trabajadores de PDVSA, porque él necesita barrer al chavismo de la empresa, aterrorizarla, para luego hacer con ella lo que le dé la gana. Con Maduro en el poder, no puede existir la PDVSA de Chávez, la del pueblo.

Tal vez el error de ambos compañeros fue aceptar responsabilidades de organizaciones que no controlaban, sino que controla directamente Maduro o cualquiera de su entorno; incluso, que controlan los grupos económicos que se han favorecido con la entrega, la rebatiña que hay en PDVSA.

Nuestros trabajadores son manipulados con el llamado a la debida «lealtad» al gobierno. Ésto es así, en la medida que el gobierno sea leal al Pueblo, a la Constitución y leyes, a los objetivos del Plan de la Patria. Esta tragedia es una lección para todos: a este gobierno no le interesa para nada la suerte de PDVSA, sus trabajadores, ni los más sagrados intereses de la Patria. El Plan de ellos es entregar el petróleo y, para hacerlo, necesitan destruir a PDVSA.

El ensañamiento contra Nelson fue brutal, cruel. Ocurre exactamente lo mismo contra el resto de trabajadores de PDVSA, son mas de cien casos. Sufren maltratos, aislamiento, se violan sus derechos constitucionales, no les importa que mueran en cautiverio, no son capaces de obtener ningún beneficio procesal, así tengan enfermedades crónicas o críticas, así intenten suicidarse, son secuestrados políticos, presos políticos Chavistas, acusados de corrupción, porque el madurismo no puede admitir que existe un chavismo chavista que le hace frente, que no está dispuesto a cumplir su programa de entrega.

Maduro usa el argumento de la corrupción, así como usa otros, como la conspiración, guerra económica o invasión, porque jamás va a reconocer que ha fracasado, porque también PDVSA le quedó grande.

Jamás permitirá que vayan a juicio, porque quedara en evidencia que todo ha sido una manipulación y un «falso positivo» para asaltar PDVSA. Si Nelson, Eulogio o cualquiera de nosotros tuviese la oportunidad de hablar al país, con todas las garantías, Maduro y el fiscal quedarían desenmascarados en su infamia. Por eso nunca habrá juicio, seguirán secuestrados o exiliados

A Nelson lo dejaron morir en cautiverio. Lo mataron: sabiendo que era un hombre con una condición cardíaca comprometida, tal y como lo alertaron sus familiares y abogados una y otra vez a la Fiscalía, no «le dió la gana» a Maduro darle casa por cárcel, como ha hecho con decenas de opositores en sus negociaciones políticas.

A Nelson lo MATARON porque una vez que se infectó su dispositivo cardíaco y le colapsaron sus órganos vitales, fue sólo entonces que lo trasladaron al Hospital Militar. No le suministraron antibióticos, ni permitieron que sus médicos lo vieran, a pesar de los ruegos de la familia, ni le completaron las sesiones de diálisis. Cuando entró en coma, los familiares pidieron llevarlo a casa a que muriera allí y no quisieron. Actuaron cruelmente.

Una vez que Nelson falleció, vino el silencio de la impunidad. El fiscal, en un acto de cinismo, emitió un comunicado afirmando que Nelson recibió todas las atenciones debidas. Mentirosos. El fiscal, si le quedase algo de dignidad debería renunciar.

Con Nelson ya son cinco prisioneros políticos que mueren bajo custodia del gobierno que, de acuerdo con la Constitución, es responsable de sus vidas e integridad física. Pero también murieron más de 67 presos comunes quemados vivos; volaron con un cohete a un grupo de hombres rendidos; cayó desde el piso 10 del Sebín a un prisionero, verdad que fiscal niega y hasta amenaza a quien contradiga su tesis del «suicidio». No sólo debe renunciar sino que es responsable, igual que Maduro, de estas muertes y ensañamientos, de estas violaciones gravísimas de los derechos humanos.

Los defensores de los derechos humanos guardan silencio cuando se trata de presos o muertos del chavismo. Es como si no existieran los más de 100 trabajadores petroleros secuestrados por el gobierno, o los oficiales militares y los políticos chavistas disidentes de Maduro en prisión. Así es la intolerancia y sectarismo de la oposición, no les importan. Pero al PSUV tampoco, ni a los dirigentes del gobierno, ni a las otrora voces valientes en contra de la violación de los derechos humanos. No entienden que su silencio, su miedo a decir nada, abre las puertas de la impunidad; permite y estimula que se sigan violando los derechos humanos de esta forma.

Yo lamento profundamente el dolor de los familiares y seres queridos de Nelson. Mi respeto y solidaridad a todos. Si estuviese en Venezuela, hubiese corrido su misma suerte como secuestrado político de este gobierno, igual que tantos compañeros. Por eso, debo mantener mi voz en alto, denunciar este crimen, es mi deber hacerlo, por él, por nuestra amistad, su trayectoria, sus aportes a este difícil proceso de construir una sociedad más justa, también lo hago por todos los que están secuestrados, sus familias, sus vidas. Quien no se indigne ante este crimen y esta terrible injusticia cometida contra Nelson, entonces debe revisarse el alma. Paz a sus restos.

Rafael Ramírez: “Maduro TÚ eres el responsable” de la muerte de Nelson Martínez

El ex presidente de Pdvsa asegura que su amigo y compañero de luchas fue sometido a tratos crueles e infrahumanos desde el momento mismo de su detención hace un año.

Caracas, 12 de diciembre de 2018.- “Maduro TÚ eres el responsable” de la muerte de Nelson Martínez, denunció  Rafael Ramírez, desde su exilio, a través de su cuenta en twitter (@RRamirezVE). El ex ministro de Petróleo de Hugo Chávez, indicó que el ex presidente de Citgo y ex ministro de Petróleo fallecido, había sido vejado y sometido a tratos crueles y miserables durante su reclusión hasta el momento de su deceso.

El ex ministro de Petróleo y ex presidente de Pdvsa, aseguró que su amigo y compañero de luchas fue mantenido en condiciones infrahumanas desde el momento mismo de su humillante aprehensión hace un año.

“Acaba de morir Nelson Martínez, ex Ministro de petróleo y presidente de @PDVSA Secuestrado y maltratado durante un año por órdenes de Maduro, que sabía de su enfermedad crónica”, dijo Ramírez. Y señaló que a Martínez le negaron su derecho a la defensa y a la vida. “Maduro TÚ eres el responsable”.

El ex presidente de Pdvsa, con profunda tristeza, recordó que “Nelson era un excelente profesional y un patriota en la derrota del Sabotaje. Vaya mi sentimiento y solidaridad a su esposa e hijas”.

Ramírez además envió un mensaje a los trabajadores petroleros: “A todos los trabajador@s de @PDVSA la muerte de Nelson Martínez es responsabilidad de Nicolás Maduro, quien, luego de nombrarlo ministro y presidente de la empresa, lo secuestró durante un año sabiendo que estaba enfermo. Lo humillaron y vejaron como han hecho con toda @PDVSA”, reiteró.

Nelson Martínez fue detenido en su casa el 30 de noviembre del año pasado, acusado de presunta vinculación en el refinanciamiento de deuda de la empresa Citgo, sin contar con el beneplácito del Ejecutivo Nacional, además de otros delitos que no le fueron probados.

Rafael Ramírez, que desde hacía varios días venía preocupado por las noticias que recibía desde Caracas acerca de su compañero, ha sentido su muerte. “Siento mucha indignación por la muerte de Nelson Martínez, compañero de tantas luchas junto al Cmdte Chávez, secuestrado por Nicolás Maduro, fue su orden, su odio, sabiendo que era un hombre muy enfermo. Lo humillaron hasta la muerte. Vaya mi respeto a su memoria y a su familia”.

¿Qué pasó el 8 de diciembre?

Es necesario conocer el contexto y los hechos que antecedieron la alocución de esta fecha, en la que el presidente Chávez se dirigió al país en virtud de su viaje a La Habana, para la segunda operación relacionada con su enfermedad, ya que la manera cómo han sido abordadas o manipuladas sus palabras, ha marcado el presente y futuro de nuestro país.

Lo primero es que, para aquel momento, no había, ni siquiera remotamente, la posibilidad de que el Presidente Chávez muriera en el corto plazo. No tenía porqué haberlas, no sólo porque era un hombre fuerte en su contextura y carácter, sino que además, era un hombre sano.

Las únicas preocupaciones siempre eran las relativas a su seguridad ante un atentado, una posibilidad siempre presente.

La premisa de su fortaleza física y su determinación a vencer, influyó mucho en su planteamiento estratégico en el desarrollo de la revolución: tendríamos tiempo para ir avanzando en la transformación de nuestra sociedad y economía, con la urgencia de la acción impostergable, de hacer justicia, pero a la vez, la confianza del que sabe que sus fuerzas no le fallarán, y estará allí para derrotar todas las embestidas del enemigo. Y así fue, por doce años.

El presidente Chávez, un hombre de profunda condición humana, adoptó la vía de la revolución pacífica para lograr las transformaciones político-sociales del país, insistió en derrotar a sus violentos oponentes siempre en el marco de la Constitución y las Leyes.

Ése era Chávez, era su grandeza y seguridad en su liderazgo, la fuerza espiritual que movilizó al pueblo el 13 de abril, para derrotar el Sabotaje Petrolero, las «guarimbas». Distinto hubiese sido, si hubiese optado por la violencia, realizar miles de detenciones o conculcar las libertades políticas o derechos consagrados en la Constitución. Ése no era él y no sería nuestra revolución, por el contrario, sería un gobierno autoritario más.

No hay que confundir para nada esa posición política del comandante Chávez, con la de la mayoría de la izquierda reformista, en el sentido del «etapismo», que termina siendo una excusa para, al final, nunca cambiar nada.

El Comandante Chávez retomó una vía Bolivariana, propia Venezolana, donde un país con un modelo rentista petrolero, atrofiado en el desarrollo de sus fuerzas productivas y con un pueblo excluído, es capaz de dar un salto en la conciencia, basado en la conexión amorosa, casi religiosa, con un líder que lo conduzca a etapas superiores de la sociedad, sin esperar que se den «las condiciones» o etapas de los clásicos, que insisten en «desarrollar el capitalismo», antes de llegar al verdadero socialismo.

Las revoluciones, en países como el nuestro, las hacen los humildes y patriotas con un líder revolucionario al frente.

Estas características de nuestra revolución, basadas en la conexión del pueblo con el Comandante Chávez, eran su fortaleza y debilidad. Pues así como le confería su extraordinaria capacidad de movilización por objetivos estratégicos, dando saltos agigantados hacia el futuro, por otra parte, todo dependía, de la existencia misma del Comandante.

Por ello, pienso que, en la medida que el presidente Chávez fue avanzando en su pensamiento político hasta el socialismo; en la medida que se libraban batallas definitivas por la conquista de nuestra Plena Soberanía Petrolera, lo cual nos enfrentó a las transnacionales petroleras, pero al mismo tiempo permitió, desarrollar nuestros programas sociales y alcanzar un posicionamiento geopolítico propio, se dió cuenta de la necesidad de acelerar el paso, darle sustento material a nuestro modelo, y dotar al pueblo de razones para defender la Patria.

Por ello trabajaba incansablemente, hablaba siempre al pueblo, educaba, explicaba, rendía cuentas de sus acciones, corregía, criticaba las desviaciones, era severo con su equipo, con nosotros en particular, los que teníamos más responsabilidades. Estaba formando una dirección política.

Estudiaba y leía mucho, promovió y estimuló el estudio de todo el pueblo, de los jóvenes, el acceso al conocimiento, el fortalecimiento del Poder Popular, del PSUV, para que fuera garante de la revolución. Estaba creando conciencia política.

Finalmente, escribió, de su puño y letra, los objetivos estratégicos del Plan de la Patria, los cuales fueron desarrollados para cada sector del país. Por primera vez, en mas de 200 años, nuestro país tenía un Plan propio, que no era tutorado por ninguna potencia extranjera. Y el Comandante Chávez estaba decidido a llevarlo a la práctica. Nos definía el horizonte estratégico.

Es en esta etapa, de consolidación y salto estratégico, que aparece la enfermedad del comandante Chávez. Fue una triste sorpresa. Soy de los que cree que el presidente Chávez fue asesinado, un acto cruel, que debe ser investigado, cuando existan las capacidades y la voluntad política para ello.

Debe ser una investigación muy seria. Todavía recuerdo con dolor, su sorpresa, al momento que, en una reunión donde estuvimos un grupo muy reducido de compañeros, convocados por él, para evaluar sus molestias físicas, se asomó, por primera vez, la posibilidad, de que sus dolencias fueran producto de una lesión cancerígena.

Nadie de su equipo médico directo se había percatado de este hecho tan grave, una lesión difícil de obviar por su tamaño, la cual después pudimos confirmar en La Habana en su primera intervención quirúrgica en junio de 2011.

Cuando el presidente comunica al país la enfermedad, una vez que ésta estuvo confirmada, entramos a otra dinámica. Se comenzaron a desatar los demonios o «los alacranes», como los llamó el General Müller Rojas.

En ese período de su convalecencia y tratamiento, el presidente trabajaba mucho, jamás tuvo un momento de debilidad, ni de flaqueza, al contrario, estaba convencido de superar la enfermedad.

Nuestro papel era acompañarlo y ayudarlo, con la máxima eficacia revolucionaria en nuestra gestión. Cumplimos todas las metas planteadas: en la producción de petróleo, en el desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco (que era su sueño), en garantizar los ingresos a la Nación, impulsar la Gran Misión Vivienda Venezuela, y cumplir con todas las tareas asignadas a nuestro equipo en PDVSA y el Ministerio de Petróleo.

Sin embargo, no nos percatamos, porque no pensábamos en ello, y tal vez pecamos de ingenuos, que los factores políticos de la oposición, el imperialismo, aliados internacionales y factores agrupados en el chavismo, hicieron sus escenarios y estrategias para moverse en esta situación, para acceder al poder en caso de una ausencia del presidente.

Nosotros nos movimos desde y con el corazón, nuestra lealtad sería hasta el final. Estábamos desconcertados, jamás nos pasó por la mente la posibilidad de que el presidente no estuviese al frente, jamás hicimos cálculos de ningún tipo.

Eran constantes los viajes que hacíamos a La Habana para llevarle las «cuentas», o proyectos para su revisión y aprobación, discutir con él los aspectos relativos al petroleo, la OPEP, PDVSA, a la situación del país, que él siempre seguía mientras estuvo convaleciente. Tomaba decisiones de gobierno. Él volvería.

Pero allí me percaté, por primera vez, que, mientras algunos «nos echamos el gobierno al hombro», otros se habían instalado casi permanentemente en La Habana; el núcleo de lo que hoy llamamos madurismo, tenía «copado» al presidente, lo tenían cercado, un cerco que se cerraba.

Con ocasión de las elecciones presidenciales de 2012, ya el presidente, según lo que indicó su equipo médico en La Habana, había salido de la parte crítica del duro tratamiento.

Aquí hay un elemento muy importante: El presidente no se presentaría como candidato, si tuviese la certeza de que reaparecería la enfermedad y que tuviese abandonar el gobierno del nuevo período presidencial, no podría hacerle eso al pueblo, era su honestidad a toda prueba.

En una conversación privada, muy cercana, le planteé porqué no consideraba lanzar a otro compañero de candidato. Le dije que preservara su salud. A mí me interesaba era la vida del presidente, del ser humano, del Jefe de la revolución; estaba convencido, y así se lo señalé, que él, recuperándose, seguiría al frente de la revolución, del pueblo chavista, guiaría al gobierno Bolivariano y luego podría volver a asumir la presidencia para el siguiente período, plenamente recuperado.

Él me respondió con una frase que jamás olvidaré, además de agradecer la preocupación en su suerte personal (seguro que era aún mayor entre sus seres queridos), me indicó que sólo él garantizaba la unidad de todos los factores que lo acompañaban, que vendrían momentos muy difíciles, y que él debía estar al frente para mantener los objetivos estratégicos de nuestra revolución.

El Comandante estaba consciente de la existencia de grupos internos, de intereses que estaban contenidos sólo por él y la fuerza del pueblo, la de los «pilares», como él los llamaba, de la revolución.

Estaba consciente de nuestras debilidades: el desarrollo incipiente de nuestro modelo económico, del PSUV y de una verdadera dirección revolucionaria. Por eso, pensando en retrospectiva, creo firmemente que nuestro Presidente Chávez se inmoló en la contienda electoral, lo hizo por el Pueblo, por la revolución y por el socialismo.

Fue una campaña dura, donde ya asomaban grupos que trataban de excluirnos, cosa que no fue posible porque el presidente Chávez estaba al frente, interviniendo y poniendo las cosas en su sitio. Se molestaba con esos episodios.

En esa campaña, el presidente se apoyó mucho en PDVSA, sus trabajadores y nuestra gestión, porque teníamos muchas cosas que mostrar. Era un territorio liberado para el pueblo, donde se sentía a gusto, donde percibía el desarrollo de sus propios proyectos.

Recuerdo que luego de un acto político que fue verdaderamente un desastre, en las instalaciones de Edelca, me llamó muy molesto, para que nos fuéramos directamente a la Faja. Quería estar con los trabajadores petroleros.

Lo llevamos a Morichal, y desde allí, hizo una presentación de la Faja Petrolífera del Orinoco y la primera ratificación en mis responsabilidades para su próximo período de gobierno. Ésto para mi fue un gran honor, pues el presidente le salía al frente a cualquier maniobra interna y a la campaña infame del candidato opositor que había ofrecido sacarme de PDVSA, al llegar al poder, tal como al año de su gobierno, paradójicamente lo hiciera Maduro.

La segunda defensa la hizo desde Falcón con motivo de los trágicos sucesos de Amuay, y la última desde un . Siempre le agradeceré al Comandante su confianza y apoyo.

Vino la extraordinaria victoria electoral e inmediatamente síntomas de que algo estaba mal. Aunque ya los sentía desde su última intervención en La Avenida Bolívar en el Cierre de Campaña con aquella movilización histórica de «las cuatro avenidas», del 4 de octubre de 2012; sólo después me confesaría por teléfono que sentía fuertes dolores y que debía volver a La Habana, me llamó para que lo acompañara. Luego de 12 años juntos, de trabajo intenso y continuo, el Comandante me llamó a que lo acompañara en ese tramo tan duro de su vida. Lo hice hasta el final.

Es en este contexto, luego de la victoria electoral y de la noticia recibida en La Habana de la reaparición de la lesión cancerígena, que decide volver a Venezuela a dirigirse al país, antes de retornar a Cuba a otra intervención quirúrgica, que era impostergable. Es en esta situación, cuando se produce la alocución del 8 de diciembre de 2012.

El escenario de esa alocución, era más amplio que la foto oficial de ahora. Nos llamó a que lo acompañáramos un grupo de compañeros ministros de su gobierno. Tenía dudas en hacer la transmisión, pero al final lo hizo.

De allí partió a una intervencion quirúrgica compleja que casi le cuesta la vida, pero que, sin embargo, superó y comenzó un proceso de estabilización.

Nosotros, muy pocos, lo acompañamos junto al Comandante Fidel Castro, que asumió como un padre la enfermedad y padecimiento de «Hugo», como él lo llamaba. Luego vino todo el proceso de convalecencia, hasta que volvió a Caracas para su partida. No llegó a estar en condiciones apropiadas para dirigirse al país, para decir mas nada al pueblo.

Lo que quiero resaltar, y así lo creo firmemente, es que la alocución y decisiones del 8 de diciembre, corresponden a las de un hombre preocupado, por supuesto, pero convencido de que volverá, de que saldría, una vez más, victorioso de ese compromiso de salud.

No era la despedida del Comandante, ni las palabras de un hombre derrotado, que entonces proclamaba quién sería su «sucesor», ante su partida definitiva.

El Presidente Chávez no decidiría un tema tan delicado como ese, sin tener una mínima discusión con su equipo político, incluso para dar instrucciones después de su partida física, si es que estuviese seguro de ella.

Pero, además el presidente Chávez siguió convencido, aferrado a la vida como estaba, de que sobreviviría a la enfermedad, al punto que, incluso el jueves antes de su muerte, y es éste un elemento contundente, hizo una reunión de trabajo de cinco horas donde giró instrucciones, y en la que afirmaba que estaría al frente de las decisiones tomadas y de las batallas que vendrían, «La Tormenta» de la que alguna vez conversamos.

La preocupación que, probablemente el presidente Chávez abrigaba en su interior, es que no podría estar en condiciones para asumir el nuevo período presidencial que, de acuerdo con la Constitución, tendría que suceder los primeros diez días de 2013. Ese era el riesgo mayor, su ausencia por estar convaleciente, obligaría, a la realizacion de unas elecciones casi inmediatas, que se convertirian en un problema para la estabilidad del país, seguro la oposición desataría nuevamente la violencia .

Conocía mejor que nadie las dinámicas internas del chavismo y que, en esta ocasión, si se convocaran nuevas elecciones, no habría tiempo para lidiar con pugnas internas y escoger un candidato que tendría pocos días para ir por el país y captar el voto popular.

El presidente Chávez tenía su gobierno, su Plan de la Patria, entendía, siempre lo tuvo presente, la importancia estratégica de PDVSA y las Fuerzas Armadas, ambas estaban garantizadas por hombres de su entera confianza. Teníamos control del PSUV y la Asamblea Nacional. Nombró vicepresidente al canciller, la cara visible en el exterior.Tenía un gabinete conformado por hombres y mujeres fogueados a su lado; la mayoría de gobernadores electos eran del PSUV.

Siempre pensó en volver, seguro como estaba y le habían dicho, que superararía esta etapa de la enfermedad. Él estaría entre nosotros, así se produjesen nuevas elecciones, manteniendo el pulso y la orientación del gobierno Bolivariano, como alguna vez se lo propuse, hasta lograr su plena recuperación. Él honraría, como siempre lo hizo, la palabra empeñada al pueblo: cumpliría con El Plan de la Patria y consolidaría la vía venezolana al socialismo.

Lamentablemente, las cosas no salieron como todos esperábamos, ni siquiera el propio comandante Chávez, y sobrevino el desastre: se fue el Comandante, aquel trágico 5 de marzo de 2013.

Toda la historia posterior a su partida la estamos viviendo y sufriendo. De esa mesa del 8 de diciembre, no quedan en el gobierno sino sólo dos personajes, en acuerdo para mantenerse en el poder. En el gobierno quedan muy pocos ministros del gobierno del presidente Chávez, es otro gobierno.

La Revolución Bolivariana y el proceso de transformaciones políticas, económicas y sociales, no sólo se estancaron en este gobierno, sino que sus objetivos estratégicos, plasmados en el Plan de la Patria, han sido dejados de lado por la élite que gobierna, y el país está inmerso, como nunca antes, en una profunda crisis, de la que Maduro asegura que saldremos de la mano de las transnacionales, entregando nuestros recursos naturales y afincando todo el peso de la misma sobre el pueblo venezolano.

Lo grave de todo ésto, es que el madurismo busca legitimar todos sus actos en la intervención del presidente Chávez, ese fatídico 8 de diciembre de 2012. Como si el Comandante fuera responsable o hubiese estado de acuerdo con este desastre.

Ya el Comandante Chávez no está entre nosotros, ni para aclarar sus intenciones, ni para enmendar decisiones, como demostró innumerables veces que era capaz de hacer cuando alguien o algo se desviaba de sus orientaciones.

Pero, de lo que todos estamos seguros es que él no le dio un «cheque en blanco» a Maduro para que hiciera lo que le da la gana, que acabara con el país. Si el presidente Chávez estuviese entre nosotros, ya le hubiese dado un parao a este gobierno y «hubiese sacado a los mercaderes del templo», a los farsantes que han utilizado su nombre y manipulado el amor del pueblo.

Llegará el momento de la rendición de cuentas ante la historia y el pueblo, a seis años del 8 de diciembre fatídico: no hay Patria, , el petróleoel gas, los recursos naturales. Se ha detenido la marcha de la Revolución, hay hambre, pobreza, exclusión, millones emigran del país, las necesidades merman al pueblo.

Ahora cambiarán la Constitución de la mano de la derecha oportunista. No vamos hacia el socialismo, se ha retrocedido a un estado de economía salvaje, un país injusto, depredado, del que huyen sus jóvenes. Se acabó la democracia participativa y protagónica, el pueblo vuelve al, prevalece el país del miedo y la violencia.

«El que tenga ojos» que vea, que levante la mirada y se dé cuenta de que ésto es una ESTAFA al pueblo, lo han manipulado con base en una interpretación conveniente de las circunstancias, se han aprovechado de la nobleza del pueblo humilde.

Los Chavistas Chavistas debemos unirnos, dejar atrás pequeñeces y mezquindades, actuar juntos, antes que Maduro siga negociando y entregando la Patria, antes del advenimiento del fascismo que arrasará con todo, no habrá otra oportunidad de enmendar este desastre. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

El madurismo aisló a Chávez en sus últimos días para asegurar el control del poder

El ex ministro Rafael Ramírez asegura que el comandante Chávez no pensó en Maduro como un sucesor en el liderazgo de la revolución, sino como un gestor sustituto del gobierno, mientras él se recuperaba para retomar la conducción del proceso.

Caracas, 5 de diciembre de 2018.– El ex presidente de Pdvsa Rafael Ramírez denuncia que el grupo que hoy constituye el núcleo del madurismo se instaló en La Habana durante los últimos días del comandante Hugo Chávez para aislarlo y asegurar el control del poder, mientras el resto del equipo gubernamental se “echó al hombro” las tareas de la conducción del Estado.

En parte, esta es la explicación que da el dirigente revolucionario a la designación de Nicolás Maduro como eventual “sucesor”, por parte del comandante Hugo Chávez, hace seis años, el día 8 de diciembre de 2012, una decisión que Ramírez intenta poner en un contexto justo en su más reciente artículo semanal.

Asimismo, el también ex ministro de Petróleo defiende el criterio de que el presidente Chávez no nombró a Maduro, porque lo consideraba el mejor sucesor, sino como un reemplazo siempre provisional, porque, hasta el último momento, el comandante pensó que se recuperaría para retomar la conducción del proceso revolucionario.

Ramírez da algunos detalles sobre cómo se gestionó la enfermedad del comandante Chávez dentro del gobierno. Por ejemplo, insiste en que el presidente tomó decisiones de gobierno y se mantuvo atento a la realidad del país hasta sus últimos momentos, pero hubo un sector, liderado por Maduro y algunos de sus allegados que intentó “copar” al jefe de Estado enfermo y aislarlo de otros líderes chavistas de peso y responsabilidad en la dirección del gobierno revolucionario.

“El presidente Chávez no había previsto, ni siquiera remotamente, la posibilidad de morir en el corto plazo. No tenía porqué hacerlo, no solo era un hombre fuerte en su contextura y carácter, sino que además, era un hombre sano”, indica Ramírez.

Y añade: “Esa premisa influyó en su aproximación personal al planteamiento estratégico en el desarrollo de la revolución: tendríamos tiempo para ir avanzando en la transformación de nuestra sociedad y economía, con la urgencia de la acción impostergable y la emergencia del hacer, pero a la vez, la seguridad y el paso firme del que sabe que sus fuerzas no le fallarán, y estará allí para derrotar todas las embestidas del enemigo. Y así fue por doce años”.

La candidatura de 2012, asunto polémico

Otro asunto polémico que Ramírez despeja en su artículo es el de las condiciones del presidente Chávez para ser candidato presidencial para las elecciones de 2012. El dirigente sostiene tajantemente que todos los análisis médicos revelaron que el comandante estaba en condiciones de asumir la campaña y un nuevo período de gobierno; sin embargo, durante la campaña -revelaría el presidente Chávez más adelante- surgieron síntomas preocupantes, pero no concluyentes sobre la reaparición de la enfermedad.

“En una conversación privada, muy cercana, muy honesta, como siempre, le comentaba mis puntos de vista. Le planteé porqué no consideraba lanzar a otro compañero de candidato. Le dije que preservara su salud, su vida. A mí me interesaba era la vida del presidente, del ser humano, del Jefe de la revolución; estaba convencido, y así se lo señalé, que él, recuperándose, seguiría al frente de la revolución, del pueblo chavista, guiaría al gobierno Bolivariano y luego podría volver a asumir la presidencia para el próximo período, plenamente recuperado. Lo seguiría apoyando con todas mis fuerzas para que ello fuese así, todo nuestro equipo estaba resteado con Chávez, con el Comandante.

Él me respondió con una frase que jamás olvidaré, además de agradecer la preocupación en su suerte personal, me indicó que sólo él garantizaba la unidad de todos los factores que lo acompañaban, que vendrían momentos muy difíciles y que él debía estar al frente para mantener los objetivos estratégicos de nuestra revolución”, recuerda Ramírez en su artículo.

“El Comandante estaba consciente de la existencia de grupos internos, de intereses que estaban contenidos, sólo por él y la fuerza del pueblo, la de los “pilares”, como él los llamaba, de la revolución. Estaba consciente de las debilidades de nuestra revolución, del desarrollo incipiente de nuestro modelo económico, nuestro partido y que no existía una verdadera dirección revolucionaria. Por eso, pensando en retrospectiva, creo firmemente que nuestro Presidente Chávez se inmoló en la contienda electoral, lo hizo por el Pueblo, por la revolución y por el socialismo”, subraya el dirigente chavista.

La traición y la estafa

Para Ramírez, la desaparición física del comandante Hugo Chávez fue aprovechada no solo por el imperialismo y los factores de la derecha venezolana, sino por grupos internos del chavismo para tomar el poder y tratar de destruir su legado, en un acto que constituye no solo una traición, sino una estafa a los principios verdaderos que guían a la revolución bolivariana.

El dirigente insiste en que el comandante Chávez lo mantuvo firmemente a su lado en los momentos más duros de su convalecencia y ratifica con orgullo que él lo acompañó siempre, sin ambiciones personales ni cálculos, como sí hicieron otros sectores. “No tengo estómago para eso”.

Para la histórica alocución del 8 diciembre, el comandante Chávez “nos llamó a que lo acompañáramos un grupo de compañeros ministros de su gobierno. El presidente tenía dudas en hacerla. Al final, la realizó, y de allí partió a una operación compleja que casi le cuesta la vida, pero que, sin embargo, pudo superar y comenzar un proceso de estabilización. Nosotros, muy pocos, lo acompañamos junto al Comandante Fidel Castro, que asumió como un padre la enfermedad y padecimiento de “Hugo” como él lo llamaba. Luego vino todo el proceso de recuperación hasta su partida”.

“Lo que quiero resaltar, y así lo creo firmemente, es que la alocución y decisiones del 8 de diciembre, corresponden a las de un hombre preocupado, pero convencido de que volverá, de que saldría, una vez más victorioso de ese compromiso de salud. No era la despedida del Comandante, ni las palabras de un hombre derrotado, que entonces proclamaba quién sería su “sucesor”, ante su partida definitiva”, definitivamente no, enfatiza Ramírez.

“La preocupación que, estoy seguro Chávez abrigaba en su interior, es que no podría estar en condiciones para asumir de inmediato el nuevo período presidencial que, de acuerdo con la Constitución, tendría que suceder los primeros diez días del año 2013. Ese era el riesgo mayor. Además, entendía bien nuestras dinámicas internas y que no habría tiempo ni para peleas de grupos, ni para divisiones, típicas de todos los procesos electorales del país, que dejaban siempre un saldo de fracturas que luego él reconstruía a fuerza de liderazgo.

Por otra parte, la oposición sentiría que era su momento, el que tanto tiempo esperaron, y tenían además, un candidato que recién acababa de recorrer el país y que había sacado una importante votación. No daría tiempo al campo Bolivariano para lidiar con pugnas internas y escoger un candidato que tendría pocos días para ir por el país y captar el voto popular”.

Para Ramírez, este es el contexto real en el que se debe entender el porqué Maduro sustituyó a Chávez en la gestión del gobierno, no del proceso revolucionario, ya que la idea verdadera del presidente era que “él estaría entre nosotros, manteniendo el pulso y la orientación del gobierno Bolivariano, como alguna vez se lo propuse, hasta lograr su plena recuperación. Él honraría, como siempre lo hizo, la palabra empeñada al pueblo: cumpliría con El Plan de la Patria y consolidaría la vía venezolana al socialismo”.

Chávez no le dio un cheque en blanco a Nicolás Maduro, sentencia el ex alto funcionario. Para él, estaba claro que se trataba de una instrucción de militancia, con una orientación de trabajo colectivo para seguir allanado el camino de la Revolución que debía unirlos en un objetivo común de trabajo. Sin mezquindades y sin protagonismos individuales.

A la distancia del último mensaje de Chávez al pueblo, Ramírez, pese a lo acontecido después de la desaparición física del Comandante, sigue pensando en la necesidad de unificar criterios y esfuerzos.

Ramírez piensa que aún hay tiempo para enderezar el camino, y hace un llamado a la unidad. Considera que “es la última oportunidad de enmendar el desastre antes de que se instale la derecha, que busca cualquier rendija para emerger”.

Rafael Ramírez: Maduro guarda silencio sobre caso Gorrín, pero persigue al chavismo con falsas acusaciones

El dirigente chavista denuncia que el Gobierno no se ha pronunciado sobre el caso de Raúl Gorrín, un empresario madurista que ha sido señalado por un tribunal de Florida como parte de un desfalco de 1.200 millones de dólares a Pdvsa. Pero, sostiene que en el país hay al menos 280 efectivos militares y 150 gerentes y trabajadores petroleros presos sin pruebas.

Caracas, 3 de diciembre de 2018.– Ante su carencia de legitimidad, el gobierno de Nicolás Maduro impone el miedo para mantenerse en el poder, por lo que ha desatado una estrategia de persecución y represión que ha  puesto tras las rejas a más de 600 presos políticos, entre los que resaltan 280 oficiales y efectivos militares, 150 gerentes y trabajadores de Pdvsa y 200 miembros de la oposición, estima Rafael Ramírez, ex ministro de Petróleo del Presidente Chávez y dirigente chavista.

Maduro ha recurrido a la intimidación, porque carece de legitimidad y carisma. Para lograr sus propósitos ha tenido que hacerse del control absoluto de las instituciones del Estado, colocando a sus incondicionales, quienes actúan de acuerdo a las instrucciones de Miraflores.

Denuncia entonces que mientras el gobierno arremete contra dirigentes del chavismo, Maduro y su Fiscal guardan un silencio absoluto respecto a los sonados casos de corrupción que se tejen en su entorno.

El desfalco de 1.200 millones de dólares provenientes de PDVSA, ventilado en un tribunal de Florida, por el que resultó sentenciado a 10 años de prisión el ex tesorero de la Nación Alejandro Andrade, y que implicó al empresario madurista Raúl Gorrín como parte de la trama de lavado, ha pasado por debajo la mesa, dijo el ex alto funcionario.

Para Ramírez, la democracia participativa y protagónica, la libre expresión de las ideas u opiniones, no son más que parte del pasado, sentencia el dirigente que fuera mano derecha de Hugo Chávez.

La represión de los cuerpos policiales, y la actuación de la fiscalía y el poder judicial son un ejemplo de esta política, dice, y asegura que su accionar se ha basado en la violación de los Derechos garantizados en la Constitución Nacional  e incluso tratados internacionales de los cuales el país es parte.

En opinión de Ramírez, el madurismo le teme al “chavismo resteado con Chávez”  que se resiste a la entrega del país y al abandono del Plan de la Patria. Por eso el madurismo lo trata como su enemigo, con violencia y represión, pues a su juicio, es el único bloque político y social con la capacidad de movilizar al pueblo con un discurso que la inmensa mayoría de las venezolanas y los venezolanos reconoce como propio.

Por esta razón, «dentro del PSUV, aplastan cualquier disidencia, cualquier voz crítica; desde la Dirección Nacional, hasta cualquier posición a nivel local, pasando por gobernadores, alcaldías, Misiones, Poder Popular. Han «extirpado» al chavismo como si se tratara de un mal. Es el peor enemigo que tienen».

Para esta estrategia de terrorismo político, Maduro utiliza al Fiscal y al Poder Judicial, controlado por sus incondicionales, quienes fabrican “falsos positivos” y ordenan detenciones y persecuciones contra los Chavistas.

Pero, para imponer esta campaña de terror e intimidación, el madurismo utiliza el gastado argumento de la traición o la corrupción. Maduro estimula  verdaderos linchamientos morales contra dirigentes, como lo es el caso de Ramírez, que ha levantado su voz de denuncia de los errores y desatinos del gobierno, así como contra los trabajadores de la Nueva PDVSA, a los que de manera infeliz, ha llamado “podredumbre”.

Al respecto, el Fiscal, tan dado a la persecución y detenciones de trabajadores de PDVSA, no ha dicho nada ante el caso Gorrín. Extraña que sobre ello, no se menciona ni una sola palabra en medios oficiales o portales, como por ejemplo, la Iguana, muy proclive a hacerse eco de las informaciones sobre este tema.

Linchamiento moral

Para imponer el miedo como herramienta básica de control político y social, el madurismo utiliza no solo las razzias policiales, los secuestros y persecuciones políticas, sino que también se vale del linchamiento moral, especialmente si se trata de dirigentes chavistas con verdadera trayectoria revolucionaria, con la idea de destruir su reputación, actuando sin pruebas de ningún tipo.

«Se borran las fotos, los discursos, se miente, se cambia la historia, como hizo Maduro miserablemente durante el funeral de nuestro querido Alí Rodríguez, donde, irrespetando el dolor y la presencia de cuerpo del viejo amigo y guerrillero, utilizó ese momento para volcar su odio y porquería de alma en mi contra, falseando la historia. Para Maduro, los doce años de Chávez en la conducción de la política petrolera, es una ficción», destaca el dirigente.

Ramírez precisa que el miedo es producto de la debilidad intrínseca del régimen madurista, porque carece de autoridad, legitimidad y carisma, porque es el responsable de la crisis que vive el país.

«El gobierno, no tiene argumentos para convencer, no tiene razones, no tiene calidad humana. Se han conformado verdaderos grupos «proto fascistas» que repiten un discurso fanatizado para ocultar la verdad: la guerra económica, la corrupción, la amenaza de invasión, las acusaciones de traición. Ante cualquier planteamiento, cualquier crítica, acusan, señalan, reprimen, persiguen».

Sin embargo, Ramírez está convencido que el camino más expedito para rescatar a Venezuela de las ruinas maduritas, es la unidad de los patriotas leales al comandante Hugo Chávez, del chavismo chavista, de una Junta Patriótica de Gobierno, una opción Bolivariana, distinta al madurismo entreguista y la derecha que promueve  una intervención extranjera, finalizó Ramírez.