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Rafael Ramírez: antes de exiliarme advertí El desastre que provocaría maduro

El ex presidente de Pdvsa recuerda a un año de su salida del gobierno, por decisión de Maduro, que recomendó la eliminación del control de cambio y otras medidas para enfrentar la crisis que se venía. Pero no fue oído y fue confinado al exilio.

Caracas, 02 de diciembre de 2018. El ex ministro de Petróleo y ex presidente de Pdvsa Rafael Ramírez lamenta no haberse equivocado cuando criticó, dentro del gobierno, las erradas y negligentes políticas de Nicolás Maduro y, a un año de su renuncia a su última responsabilidad de servicio público como Embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas, sostiene que si Maduro sigue en el poder los sufrimientos del pueblo serán aún mayores.

Entre las recomendaciones concretas que Ramírez hizo a Maduro destaca la eliminación del control de cambio vigente desde 2003, porque considera que es completamente inútil y solo sirve en la actualidad para que “los grupos económicos del madurismo hagan inmensas fortunas”.

Ramírez renunció ante el “deseo manifiesto” de Maduro de sacarlo del gobierno revolucionario, donde había acompañado al Comandante Hugo Chávez Frías desde el principio, en cargos como la presidencia del Ente Nacional de Gas, hasta alcanzar el Ministerio de Petróleo y la Presidencia de Pdvsa, responsabilidades que cumplió durante más 12 años.

En su carta de renuncia, fechada el 4 de diciembre de 2017, Ramírez indica que hizo observaciones y propuestas de manera constructiva, pero que tuvo que hacer cuestionamientos públicos ante las limitaciones que Maduro y su grupo le impusieron y por su preocupación ante el desastre que se veía venir.

Las cifras que el propio Banco Central de Venezuela reportó al Fondo Monetario Internacional dejan claro el deterioro histórico de la economía venezolana. En 2017, según esos datos, la inflación fue de 860%, un indicador de precios nunca visto y la contracción del PIB fue de 15,7%.

Pero en 2018 la situación es aún mucho más alarmante pues la mayoría de las proyecciones apuntan a que tendremos una inflación de 1.000.000% o más, con una contracción de la economía que se ubicaría en alrededor del 20% del PIB.

El propio BCV que ahora funciona como la alcancía inorgánica del madurismo, en lugar de cumplir las funciones de ordenamiento monetario que le impone la Constitución Nacional Bolivariana, reportó que la construcción cayó 53%; la manufactura 25%; el sector banca y seguros, 34%; y el sector petrolero un 15%.

Ninguno de estos sectores, dice Ramírez se recuperará este año. Más aún, registrarán una contracción mucho más profunda. De acuerdo con proyecciones privadas la construcción caerá en un 80%, y el PIB industrial se desplomará no menos de 45%, y las expectativas del sector petrolero es que la caída no será inferior a 18%.

Las importaciones indispensables para que el pueblo no pase hambre se redujeron abrumadoramente. Las públicas bajaron 27% y las privadas en 51%, en 2017.

Todos los números a la mano indican que la escasez de alimentos alcanza un promedio en lo que va de año de 68% y en medicinas esenciales no está disponible más de 70% de los principios activos más demandados.

“Por eso entre el pueblo de Chávez cunde el hambre y la enfermedad, mientras el irresponsable que desgobierna el país, traicionando descaradamente el ideario del Comandante, no toma una sola decisión efectiva para contener la hiperinflación y reactivar con seriedad la producción nacional. Chávez tenía convicciones, pero no era dogmático y siempre gobernó con la vista puesta en el bienestar de la gente, especialmente la más humilde”.

“¿Cómo puede vivir una familia a la que los precios de los alimentos le suben 128%, como ocurrió en octubre pasado, según números publicados en el país? ¿Cómo se puede sobrevivir si una canasta alimentaria básica aumenta 133.433% en un año, según datos de estudios privados reconocidos? La debacle tiene terribles consecuencias sociales, y eso no tiene perdón”, apunta Ramírez.

Maduro ha destruido el bolívar, que tanto esfuerzo hicimos para proteger, sin ser capaz de enfrentar a las mafias que están detrás de la devaluación de nuestra moneda. Maduro ha permitido que nuestro signo monetario pierda más de 150% de su valor comparado con diciembre de 2017.

Con la reconversión absurda y mal ejecutada esta depreciación se acentuará porque la decisión de anclar el valor del bolívar a una entelequia llamada petro produce una mayor especulación cambiaria.

¿Sobre qué base sensata pasa el valor del petro de 3.600 bolívares a 9.000 bolívares? Esto lo que anuncia es una nueva mega devaluación del bolívar.

DATOS CRUDOS

El sector petrolero, conocido al detalle por el ex alto funcionario de Chávez, ha sido una de sus grandes preocupaciones. No solo lo alarman las cifras de producción de la principal industria del país, sino que también el deterioro de la infraestructura, que ha sido sistemática y letal, especialmente en el último año.

Ramírez asegura que intentó advertir al Gobierno sobre la necesidad de dar un giro estratégico en la industria, pero no fue oído. Recuerda que a su salida de Pdvsa en 2014 la producción rondaba los 3 millones de barriles por día, sin embargo, hoy el bombeo nacional escasamente llega a 1,1 millones de barriles, según lo toma del último informe de la Opep, y vaticina que puede ser peor.

Los ingresos al cierre del año de su retiro 2014 sumaron 128.000 millones de dólares, en contraste con los 88.554 millones de dólares recibidos en 2015, y los 48.002 millones de dólares en 2016, última data oficial publicada por Petróleos de Venezuela.

Es más, el ex brazo derecha de Chávez, apunta que la merma de la producción y la inacción, aderezadas con la caída de los precios del crudo, originó que en 2017 los ingresos se situaran en 29.000 millones de dólares y se estima que para éste la recaudación por exportaciones podría rondar una cifra muy similar.

TAREAS PENDIENTES

Tras tener que abandonar el país perseguido por el madurismo, Rafael Ramírez se ha propuesto dos tareas inmediatas: la primera defender su buen nombre de las campañas de difamación que han desatado en su contra el propio gobierno de Maduro y sectores de la derecha muy poderosos; y la otra, mantener vivo el verdadero legado de Chávez para que el país retorne la senda de crecimiento inclusivo que él planteó.

En la correspondencia Ramírez aseguraba: “Todas mis observaciones las he hecho honestamente, desde todas las posiciones que he ocupado. He aceptado distintos destinos y responsabilidades, en un ejercicio permanente de disciplina. Asimismo, estoy comprometido en seguir insistiendo en el seno del Gobierno, en la necesidad de una profunda revisión y en retomar el sendero exitoso trazado por el Comandante Chávez, en beneficio de nuestro pueblo y de nuestra patria”.

 

Un año en el exilio

Hace ya un año, el pasado 4 de diciembre de 2017, que renuncié a mi posición como Embajador Representante Permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas. A partir de entonces, comenzó una situación, dura, para cualquiera que ame su patria: el exilio.

¿Quién lo hubiese pensado? Luego de 12 años ininterrumpidos como ministro de petróleo del Comandante Chávez, ahora Nicolás Maduro me persigue y me exilia del país.

Dicen que «las revoluciones devoran a sus hijos». Pero esto hace ya un tiempo que dejó de ser una revolución. Me persigue un gobierno, el peor de nuestra historia republicana, autoritario, violento, improvisado y muy incapaz, que ha destrozado nuestra patria.

Mi renuncia a la ONU(,) fue la culminación de los desacuerdos y confrontaciones con Nicolás Maduro, desde el mismo inicio de su gobierno, cuando le advertí a todos los niveles sobre el manejo desacertado que se estaba haciendo de la economía, del tema petrolero y en general, de la gestión del gobierno.

Mis críticas y observaciones jamás fueron consideradas ni por Maduro, ni por la cúpula que ahora se ha consolidado como un grupo de poder, con el control absoluto del país.

Cuando las diferencias con Maduro se hicieron evidentes, sobre todo al finalizar mi período como representante de Venezuela ante el Consejo de Seguridad, durante el 2015–2016, le expresé al vicepresidente de entonces, mi deseo de retornar al país. Me fue negado, al contrario, me ofrecieron enviarme a Ginebra, al frente de la Misión Venezolana ante la ONU, posibilidad que negué de plano.

Como señalé en mi carta de renuncia, siempre he actuado y actuaré de acuerdo con mis convicciones políticas, las de un hombre de izquierda, socialista, guiado por las ideas y principios de la revolución Bolivariana, comprometido hasta los huesos con el legado y la obra del Comandante Chávez.

Todavía en la ONU, recibí datos e informaciones irrefutables del proceso de destrucción de PDVSA, de la entrega del petróleo y el gas a las transnacionales, así como, de la profundización de la crisis económica, cuyo peso se cargaba sobre las espaldas del pueblo.

La aprobación de Leyes entreguistas en la ANC, violatorias de nuestra Constitución, la respuesta del gobierno ante los graves episodios del 2017, la violación de los Derechos Humanos, así como la indolencia ante el sufrimiento del pueblo y el creciente autoritarismo del gobierno, aceleraron mi decisión y no me dejaron duda alguna de que este gobierno no era ni Chavista, ni Socialista, ni siquiera, un gobierno progresista.

Esta convicción y el acelerado proceso de desconocimiento de las Leyes y la Constitución, así como el evidente proceso de entrega de nuestra Plena Soberanía Petrolera, me llevaron a un punto sin retorno: ya no me podía mantener vinculado, de ninguna manera, a Nicolás Maduro y su gobierno. Al contrario, sentí que era mi deber denunciarlo y combatirlo en defensa de los más sagrados intereses de la patria.

Toda mi actuación al frente de las altas responsabilidades de Estado y Gobierno, han sido caracterizadas por la honestidad y las posiciones de principios. Nunca hice grupos, ni círculos de poder, me entregué por entero a mi trabajo a favor del Pueblo, siempre leal a Chávez y al país.

Hace ya un año que abandoné los Estados Unidos, sede de las Naciones Unidas, junto a mi familia hacia un destino incierto. Días antes, cuando ya era una certeza de que saldría del gobierno, recibí varias llamadas de oficiales, militares activos, chavistas, amigos, que me advirtieron que no volviera a Venezuela, porque la orden de Maduro ya estaba dada: tan pronto pusiera un pie en la patria, sería detenido, sin ningún tipo de derecho a la defensa, como luego hicieron con Rodríguez Torres y con cientos de oficiales, dirigentes políticos y trabajadores chavistas.

En mi carta de renuncia, ya advertía que se desataría en mi contra toda una campaña de desprestigio y persecución política. Se han aprovechado del inmenso poder que tienen y de su maquinaria propagandística para hacer una crucifixión de mi persona pública, mi nombre, mi reputación.

Han utilizado a la Fiscalía para arremeter contra mi gestión, acusándome de delitos inexistentes, sin presentar siquiera una prueba que respalde sus alegatos. Violando mi derecho a la defensa, a la presunción de inocencia, anuncian órdenes internacionales de captura que son falsas, ni la Interpol, ni ningún gobierno extranjero me persigue, a pesar de que el gobierno venezolano lo haya solicitado. Todos entienden que se trata de una persecución política.

Nicolás Maduro, personalmente, se ha ensañado en esta persecución y ha desatado una campaña de desprestigio en mi contra, un linchamiento moral, me ofende, me amenaza en sus alocuciones públicas, me persigue … mientras en el seno del gobierno y del PSUV todos callan, tienen miedo.

Maduro ha vertido sobre mí un odio inexplicable, enfermo, muy peligroso en una persona que tiene en sus manos todo el poder del Estado y abusa de él constantemente. Hago responsable directamente a Nicolás Maduro de cualquier acto contra mi integridad física o de mi familia.

Esta persecución y ensañamiento se ha extendido ahora a todo el campo Chavista. El madurismo persigue con saña, violando los Derechos Humanos y las garantías Constitucionales a los trabajadores petroleros, oficiales y efectivos de las Fuerzas Armadas, dirigentes, obreros y políticos del Chavismo.

Nadie aboga por los presos políticos Chavistas, son mas de 400 que en este momento están secuestrados, sin derecho a la defensa, conculcados sus derechos, maltratados física y moralmente, aislados, sometidos a vejámenes y todo tipo de ofensas.

Maduro y su Fiscal argumentan que combaten la corrupción, pero todos sabemos que es solo una excusa para acallar cualquier oposición patriota. Al mismo tiempo que detienen y secuestran a quien ellos consideren corruptos, guardan silencio ante los escándalos que involucran a su entorno o a los empresarios que sostienen y financian al madurismo. Pero ante ellos el Fiscal tan dado a las persecuciones, no actúa, nadie los detiene, no se investiga, ni siquiera se mencionan. Son intocables, son de la corrupción madurista.

Es la falsa moral, la justicia conveniente del madurismo.

A un año de mi exilio, cada año que pasa de este gobierno, nuestro país se sigue deteriorando aceleradamente, la crisis empeora con el paso del tiempo: el madurismo entrega nuestra soberanía, acaba con el futuro, con las Misiones que llevaron a millones educación, salud y mejor calidad de vida.

Ahora los niños y jóvenes que crecieron con Chávez, hoy son jóvenes y adultos que escapan como pueden del país, cruzan a pie, páramos y montañas, derrotados, decepcionados, buscando un porvenir fuera de la Patria, aunque el gobierno insista en negarlo.

Se ha impuesto en el país un paquetazo de efectos devastadores , no existe nada en comparación al desastre de este gobierno. El pasado 29 de noviembre, Maduro insistía en mentir, evadiendo con cinismo su responsabilidad, y hacer nuevas promesas ante el fracaso evidente de sus sucesivos anuncios en materia económica, ahora impone nuevas devaluaciones y sigue alimentando la hiperinflación que paga el pueblo.

En este período de gobierno madurista, el producto interno bruto ha tenido una caída acumulada mayor al 50%, sólo países en guerra como Siria o Libia, muestran caídas de esas dimensiones. Han destruido las capacidades productivas del país y con ello la posibilidad de satisfacer la demanda interna, se han perdido cientos de miles de puestos de trabajo.

La hiperinflación crece exponencialmente en un ciclo infernal que se come el salario de los trabajadores en cuestión de horas, expropia el trabajo. Sin embargo, el gobierno insiste en imprimir dinero sin respaldo económico, que no hace mas que alimentar este ciclo destructivo. El país sufre la mayor inflación del mundo y una de las mas grandes de la historia.

La megadevaluación, la pérdida de valor del bolívar, ha convertido en polvo la posibilidad de vivir del salario, el sueldo no vale nada. Hace 5 años Maduro no quiso atender las recomendaciones que le hicimos desde la vicepresidencia económica de eliminar el control de cambio: un control que no controla, pero que ha permitido que los grupos económicos del madurismo hagan inmensas fortunas.

En tan solo cinco años nuestro país se transformó en una tragedia, donde comer, vestir, estudiar y el derecho a la salud se han hecho inalcanzables. Hoy nuestro país es mucho mas desigual que nunca, con una minoría muy rica y una inmensa mayoría pobre, muy pobre.

Los pacientes con enfermedades crónicas o de alto riesgo, no pueden obtener, ni pagar los medicamentos, nadie resuelve, nadie está autorizado a publicar cifras, nadie dice nada, se esconde un crimen monstruoso contra el pueblo.

El centro de la debacle económica que sufrimos tiene su origen en el empeño del madurismo de controlar a sangre y fuego a PDVSA. Ahora nuestra empresa está destrozada. En solo 4 años, nuestra producción ha caído desde los 3 millones de barriles día a 1 millón de barriles día. Hemos perdido 2 millones de barriles día de producción en tan solo cuatro años que han sido de destrucción y paralización de la empresa. Igual sucede en el sector refinación, las refinerías están paralizadas, solo opera el CRP a un 40% de capacidad, no hay gas, ni para la industria, ni el gas de bombonas para los hogares. Un desastre.

El problema de PDVSA no es la conspiración, ni la corrupción, ni es un problema técnico, el problema de PDVSA es político, es Maduro. Su irresponsabilidad, sumado a la incompetencia y desconocimiento de los que ha puesto al frente de la empresa la han paralizado.

Maduro insiste en culpar al gobierno del Presidente Chávez, a nuestra gestión del desastre de PDVSA, pero el país sabe, los trabajadores saben que, durante el Gobierno del Presidente Chávez, durante los diez años que estuvimos al frente de su conducción, la empresa era poderosa, extraía tres millones de barriles día de Petróleo, nuestras refinerías operaban a plena capacidad y teníamos control de toda la industria, generando los recursos, inmensos recursos, mas de 500 mil millones de dólares, que sostuvieron a todo el país, que mantuvieron a nuestra economía creciendo, nuestro pueblo avanzando, durante toda una década, en revolución.

PDVSA se puede destruir no en cuatro años, se puede destruir en tan solo un año o menos. La experiencia del sabotaje petrolero, en 2002–2003, demostró que la producción puede caer en cuestión de meses, como sucedió en aquella oportunidad, donde llegamos a producir solo 23 mil barriles/día de petróleo. Esta experiencia también demuestra que con la dirección adecuada y los trabajadores comprometidos y motivados, se puede recuperar la producción en tan solo meses, como hicimos en aquella oportunidad, cuando la llevamos desde 23 mil barriles día a tres millones de barriles día en tan solo tres meses.

Ahora el madurismo privatiza PDVSA. Les entrega sus mejores campos a empresas privadas, remata las «joyas de la corona» en La Faja Petrolífera del Orinoco, a favor de transnacionales.

Que triste, tanto que nos costó conquistar la Plena Soberanía Petrolera y ahora Maduro destruye y entrega el futuro de todos los Venezolanos y Venezolanas. No habrá salida sin recuperar PDVSA y sin soberanía petrolera, eso solo podemos hacerlo los Chavistas Chavistas.

Del mismo modo Maduro entregó el Gas de la Patria, con la consecuencia que todos vemos, ahora no hay gas para Venezuela, ya no se cuenta con este recurso para el desarrollo del país, sino que se lo llevan las transnacionales.

Lo mismo sucede con el Arco Minero, han destrozado el ambiente, desplazado a los pueblos indígenas, para que las transnacionales se lleven nuestras riquezas, el futuro del país.

Existe un proceso de desnacionalización acelerado de nuestra economía, se prepara la privatización de las empresas del Estado, paralizadas por la incapacidad del gobierno. Este no es capaz de garantizar la producción de petróleo, ni combustibles, gas para las bombonas, ni alimentos, medicamentos, agua para las casas, energía eléctrica para el país, transporte para el ciudadano, ni comunicaciones, internet, nada.

No es capaz de garantizar seguridad, alimentación, salud, educación. Nuestro pueblo quiere volver a la normalidad, la normalidad de hace en tan solo cinco años, la normalidad de Chávez.

El gobierno no asume su responsabilidad, siempre tiene una excusa: la fábula de la guerra económica y el bloqueo han sido las excusas preferidas para ocultar su incapacidad. Cuba, un país pequeño, verdaderamente bloqueado, sancionado, amenazado, sin embargo, es capaz de garantizar medicamentos, alimentos y salud para su pueblo. La guerra económica es solo una excusa de Maduro.

La caída de los precios del petróleo, es otra excusa de Maduro.

No es verdad que la revolución de Chávez haya sido una revolución a 100 dólares el barril. Es una afirmación miserable. La verdad es que cuando llegó el Comandante Chávez el precio estaba a 11 dólares el barril, después lo llevamos a la banda entre 22–28 y solo tuvimos entre el 2005–2008 el precio a 100 dólares el Barril, para luego caer en 2009–2010 a 35 dólares el barril. El mercado petrolero fluctúa periódicamente, pero el presidente Chávez tomaba decisiones acertadas y a tiempo.

Está claro que Maduro es incapaz de gobernar, el país le ha quedado grande. El balance de la economía es una exposición de un fracaso en toda la línea. La devaluación, la hiperinflación, la estafa del «petro», la mentira del ahorro del pueblo, un pueblo al que ni siquiera le alcanza el dinero para comprar alimentos, la imposibilidad de controlar o regularizar los precios.

Maduro habla como si él no fuera el presidente, el responsable de la situación, como si acabara de llegar al gobierno. YA TIENE 6 AÑOS EN EL PODER, CASI LA MITAD DEL PERÍODO DE CHÁVEZ. Sin embargo, increpa a unos ministros, funcionarios, desencajados, desconocidos, por un fracaso que él dice «no aceptar».

Mientras ésto sucede, el gobierno desconoce los derechos de los trabajadores, desarrolla una política anti obrera, que pretende borrar de un plumazo sus reivindicaciones, la progresividad de sus beneficios laborales, la defensa del trabajo y los trabajadores.

Persiguen y encarcelan a los trabajadores, a los obreros, los llevan ante tribunales militares, a centros de detención para delitos comunes, para lo cual utilizan a los cuerpos de seguridad y a oficiales o funcionarios de derecha, que Maduro los ha puesto al frente de las empresas del Estado, justamente, para golpear a los trabajadores, como si se tratara de un cuartel.

Desde la Asamblea Nacional Constituyente, se aprueba todo lo que Maduro dice y se prepara, de espaldas al país, una nueva Constitución, que redactan personajes de la derecha, oportunistas, que en su momento adversaron y ofendieron al Comandante Chávez y al proceso Bolivariano.

El gobierno esgrime las banderas del anti imperialismo y alerta sobre una invasión extranjera, azuza una confrontación con Colombia, mientras al mismo tiempo, busca una negociación por la puerta trasera con la Casa Blanca, manda a personajes extraños, interlocutores de derecha a negociar y ofrecer todo para ser aceptados por la administración Trump.

Maduro ha pactado con la derecha y sus partidos tradicionales, quienes han conformado un nuevo sistema corrupto y entreguista, han establecido una forma de convivencia, con acuerdos políticos y económicos, que se sellan en círculos cerrados, donde se ofrecen negocios petroleros, de importaciones, contratos, se pagan a voceros, palangristas, diputados y personajes de «la oposición», medios de comunicación, para adelantar campañas contra los dirigentes Chavistas, de acuerdo a la conveniencia del nuevo pacto, tal como se ha venido demostrando en actuaciones y declaraciones políticas y como está saliendo a la luz pública en la ya famosa nómina de uno de los mas connotados empresarios maduristas. Y lo que falta es aún peor y mas escandaloso.

Este pacto se ha puesto de acuerdo en el desmantelamiento y entrega de los avances y conquistas de la revolución y por supuesto en la entrega de los dirigentes Chavistas Chavistas. En este pacto, los enemigos somos nosotros.

Me cuentan compañeros que, en el país, a los ex ministros Chavistas que no son maduristas, se les persigue y hostiga permanentemente. A cada uno le va llegando su momento independientemente de su silencio. Igual que nos sucede a los ex ministros Chavistas que estamos en el exilio. Es que el problema para este pacto es Chávez y todo lo que lo representa.

Lo que para mí está claro en lo personal, es que, pase lo que pase, así me persigan, me difamen o me mantengan exiliado, nosotros, los dirigentes Chavistas revolucionarios, tenemos que estar al lado del pueblo, en su lucha, para acompañarlos a salir de esta trampa, de esta gigantesca manipulación, de este fraude inmenso, salir de este gobierno entreguista, que liquidará todas las conquistas políticas, económicas y sociales del proceso Bolivariano y que ha abierto las puertas al advenimiento del fascismo.

La responsabilidad, de los que estuvimos al lado del Comandante Chávez, es vencer el miedo, romper el silencio, denunciar y combatir a este gobierno, para mostrar al pueblo una alternativa revolucionaria, Chavista, Patriota, Bolivariana.

Ni el madurismo incapaz y entreguista, ni la derecha derecha que clama por una intervención extranjera, ¡la opción es la revolución Bolivariana, chavista chavista, resteados con Chávez!

Es el momento de reagruparnos y movilizarnos en defensa de nuestros derechos, de nuestra revolución, de nuestra patria. Yo siempre he estado, estoy y estaré con el Pueblo, leal a Chávez, pase lo que pase, siempre estaré con ustedes.

Vamos a organizarnos y movilizar al país, conformar una Junta Patriótica de Gobierno capaz de retomar el camino de Chávez, porque, solo así, PDVSA es recuperable, la del pueblo, nuestras Misiones son recuperables, la economía es recuperable, el desarrollo social, el vivir bien y el bienestar del Pueblo. Solo así será posible rescatar y reconstruir la Patria. A un año de exilio y de distancia, sigo irreductible, con mi corazón en la Patria. ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!

Rafael Ramírez: Maduro encubre la corrupción de su entorno, pero persigue al chavismo con falsas acusaciones

El dirigente chavista denuncia que el Gobierno no se ha pronunciado sobre el caso de Raúl Gorrín, un empresario madurista que ha sido señalado por un tribunal de Florida como parte de un desfalco de 1.200 millones de dólares de Pdvsa. Pero, sostiene que en el país hay al menos 280 efectivos militares y 150 gerentes y trabajadores petroleros presos sin pruebas.

Caracas, 29 de noviembre de 2018.– Ante su carencia de legitimidad, el gobierno de Nicolás Maduro impone el miedo para mantenerse en el poder, por lo que ha desatado una estrategia de persecución y represión que ha  puesto tras las rejas a más de 600 presos políticos, entre los que resaltan 280 oficiales y efectivos militares, 150 gerentes y trabajadores de Pdvsa y 200 miembros de la oposición, estima Rafael Ramírez, ex ministro de Petróleo del Presidente Chávez y dirigente chavista.

Maduro ha recurrido a la intimidación, porque carece de legitimidad y carisma. Para lograr sus propósitos ha tenido que hacerse del control absoluto de las instituciones del Estado, colocando a sus incondicionales, quienes actúan de acuerdo a las instrucciones de Miraflores.

Denuncia entonces que mientras el gobierno arremete contra dirigentes del chavismo, Maduro y su Fiscal guardan un silencio absoluto respecto a los sonados casos de corrupción que se tejen en su entorno.

El desfalco de 1.200 millones de dólares provenientes de PDVSA, ventilado en un tribunal de Florida, por el que resultó sentenciado a 10 años de prisión el ex tesorero de la Nación Alejandro Andrade, y que implicó al empresario madurista Raúl Gorrín como parte de la trama de lavado, ha pasado por debajo la mesa, dijo el ex alto funcionario.

Para Ramírez, la democracia participativa y protagónica, la libre expresión de las ideas u opiniones, no son más que parte del pasado, sentencia el dirigente que fuera mano derecha de Hugo Chávez.

La represión de los cuerpos policiales, y la actuación de la fiscalía y el poder judicial son un ejemplo de esta política, dice, y asegura que su accionar se ha basado en la violación de los Derechos garantizados en la Constitución Nacional  e incluso tratados internacionales de los cuales el país es parte.

En opinión de Ramírez, el madurismo le teme al “chavismo resteado con Chávez”  que se resiste a la entrega del país y al abandono del Plan de la Patria. Por eso el madurismo lo trata como su enemigo, con violencia y represión, pues a su juicio, es el único bloque político y social con la capacidad de movilizar al pueblo con un discurso que la inmensa mayoría de las venezolanas y los venezolanos reconoce como propio.

Por esta razón, «dentro del PSUV, aplastan cualquier disidencia, cualquier voz crítica; desde la Dirección Nacional, hasta cualquier posición a nivel local, pasando por gobernadores, alcaldías, Misiones, Poder Popular. Han «extirpado» al chavismo como si se tratara de un mal. Es el peor enemigo que tienen».

Para esta estrategia de terrorismo político, Maduro utiliza al Fiscal y al Poder Judicial, controlado por sus incondicionales, quienes fabrican “falsos positivos” y ordenan detenciones y persecuciones contra los Chavistas.

Pero, para imponer esta campaña de terror e intimidación, el madurismo utiliza el gastado argumento de la traición o la corrupción. Maduro estimula  verdaderos linchamientos morales contra dirigentes, como lo es el caso de Ramírez, que ha levantado su voz de denuncia de los errores y desatinos del gobierno, así como contra los trabajadores de la Nueva PDVSA, a los que de manera infeliz, ha llamado “podredumbre”.

Al respecto, el Fiscal, tan dado a la persecución y detenciones de trabajadores de PDVSA, no ha dicho nada ante el caso Gorrín. Extraña que sobre ello, no se menciona ni una sola palabra en medios oficiales o portales, como por ejemplo, la Iguana, muy proclive a hacerse eco de las informaciones sobre este tema.

Linchamiento moral

Para imponer el miedo como herramienta básica de control político y social, el madurismo utiliza no solo las razzias policiales, los secuestros y persecuciones políticas, sino que también se vale del linchamiento moral, especialmente si se trata de dirigentes chavistas con verdadera trayectoria revolucionaria, con la idea de destruir su reputación, actuando sin pruebas de ningún tipo.

«Se borran las fotos, los discursos, se miente, se cambia la historia, como hizo Maduro miserablemente durante el funeral de nuestro querido Alí Rodríguez, donde, irrespetando el dolor y la presencia de cuerpo del viejo amigo y guerrillero, utilizó ese momento para volcar su odio y porquería de alma en mi contra, falseando la historia. Para Maduro, los doce años de Chávez en la conducción de la política petrolera, es una ficción», destaca el dirigente.

Ramírez precisa que el miedo es producto de la debilidad intrínseca del régimen madurista, porque carece de autoridad, legitimidad y carisma, porque es el responsable de la crisis que vive el país.

«El gobierno, no tiene argumentos para convencer, no tiene razones, no tiene calidad humana. Se han conformado verdaderos grupos «proto fascistas» que repiten un discurso fanatizado para ocultar la verdad: la guerra económica, la corrupción, la amenaza de invasión, las acusaciones de traición. Ante cualquier planteamiento, cualquier crítica, acusan, señalan, reprimen, persiguen».

Sin embargo, Ramírez está convencido que el camino más expedito para rescatar a Venezuela de las ruinas maduritas, es la unidad de los patriotas leales al comandante Hugo Chávez, del chavismo chavista, de una Junta Patriótica de Gobierno, una opción Bolivariana, distinta al madurismo entreguista y la derecha que promueve  una intervención extranjera, finalizó Ramírez.

 

Rafael Ramírez: «Detenidos en España no son primos míos. Esto es mentira, es otra prueba más de la campaña de desprestigio en mi contra.»

Sumarios

  • El ex Ministro de Petróleo del Presidente Chávez, niega tener relación personal y mucho menos, familiar con José Ramón Sánchez Rodríguez y Luis Mariano Rodríguez Cabello, quienes intentan evitar ser extraditados a Venezuela por presuntos delitos de corrupción. «Ésta es una mentira absoluta», dice.
  • El dirigente denuncia que “ésta es otra prueba más de cómo mienten con relación a mi nombre, en un intento permanente de dañar mi imagen y reputación vinculándome a cuanto caso criminal exista  o no”.

Caracas 26 de noviembre de 2018. El ex ministro de Petróleo y ex presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, niega enfáticamente tener familiares en España vinculados a causas penales y señala que José Ramón Sánchez Rodríguez y Luis Mariano Rodríguez Cabello, acusados de presuntos delitos de corrupción, no son sus primos. «No conozco de trato, ni de comunicación a ninguna de esas dos personas, mucho menos son mis primos», asegura el ex funcionario en una declaración.

Ramírez rechaza y niega las presuntas declaraciones hechas a EFE, por parte del abogado Ismael Oliver, defensa de José Ramón Sánchez, solicitado en extradición por el gobierno venezolano.

“De ser cierta la declaración citada por EFE, “El abogado Ismael Oliver debe retractarse, para no incurrir él mismo en un delito. De no ser así, la agencia EFE debe pronunciarse al respecto”.

“Estoy cansado de que personas o medios irresponsables sigan difamando mi nombre y reputación, por razones políticas, mintiendo, dando información falsa y tratando de vincularme permanente con casos de hechos cometidos por otros, es un linchamiento moral, permanente en mi contra.”

“Ya me habían advertido que el gobierno de Maduro, estaría coordinando acciones con el nuevo gobierno de España, para cumplir su agenda de persecución y odio en mi contra. Todas estas acciones, son producto de las negociaciones secretas que conducen los personeros que ha enviado Maduro a Madrid, para extraditar perseguidos políticos entre ambos países”, señaló.

“Le hago un llamado a los medios de comunicación y portales digitales a que no se hagan eco de esta campaña de mentiras y no se sumen a los intentos reiterados de dañar el nombre y reputación de nadie, y muchos menos con fines de escándalo y de persecución política, que es el fin último de esta estructurada campaña de agresión en mi contra. Nadie puede violentar mis derechos fundamentales, la presunción de inocencia, el debido proceso, el derecho a la defensa, nada detendrá mi lucha, ni acallará mi voz”,  manifestó enfáticamente el Ministro Ramírez.

Tiempos de miedo. Días de infamia

Contrariamente a lo que caracteriza o debe caracterizar a un proceso de transformaciones políticas y sociales, a una revolución: debate de ideas, democracia popular, plena, revolucionaria, protagónica y participativa, florecimiento de ideas, discusiones, debates, crítica y autocrítica, este período nefasto del madurismo se ha caracterizado por imponer el miedo y la infamia como mecanismos de control político y social.

En vez de ser un período luminoso de libertades políticas y participación de los ciudadanos, nuestra sociedad se ha trastocado en una sociedad del miedo, el silencio, la cobardía, la infamia y el oscurantismo. Es una sensación extraña. Un ambiente donde predomina la cautela, y se niega todo, el «dejar hacer, dejar pasar», apartarse, no ver a los lados, no decir, no alzar la voz, no comprometerse, no dar la mano, no practicar la solidaridad.

Se ha desdibujado, ha desaparecido, el precepto constitucional de la democracia participativa y protagónica, como una mueca de otros tiempos, que, aunque parezcan lejanos, son de apenas hace unos cinco años, . Se ha impuesto un sistema de gobierno autoritario y represivo, tan contrario a la esencia del modelo chavista de gobierno. ¿Por qué sucede ésto? ¿Cómo actúan los mecanismos de coerción para imponer el miedo en toda la sociedad? Veamos.

El madurismo en el gobierno necesita imponer el miedo, como condición indispensable para ejercer el control sobre la sociedad. Lo hace porque carece de credibilidad, autoridad y legitimidad ante el país.

La credibilidad se basa en la verdad: no se puede construir confianza con base en la mentira, el engaño, la trampa. La autoridad no se hereda, se conquista en virtud del trabajo, el ejemplo, la asertividad en las decisiones, la eficacia en la acción. La legitimidad no se circunscribe a un resultado electoral, sino al cumplimiento del fin para el cual se otorgó un mandato. Si éste no se cumple, se omite y se actúa al margen de la Ley y la Constitución, en detrimento del interés común, la misma se pierde.

Un gobierno improvisado, desacertado y tan malo como éste; un presidente sin liderazgo, ni carisma, tan errático, tan mal presidente, necesita del miedo para mantenerse en el poder. Instalar un complejo sistema para que el miedo permee a todas las instancias y niveles de la sociedad. Se quiere el control total, el silencio, para imponer otro modelo, contrario al chavista, anti popular, violento por naturaleza.

El gobierno actúa a sus anchas, sin ningún tipo de control, sin mecanismos de rendición de cuentas, sin contrapeso. Por ello se trazó como estrategia de poder, desde el inicio, controlar mediante la ubicación de personajes sumisos de su entorno al frente de los Poderes Públicos: el Poder Judicial, la Fiscalía, la Contraloría.

El madurismo necesita neutralizar al chavismo, desnaturalizarlo, borrarlo poco a poco. Por ello ha desplazado de las instituciones, ministerios y empresas del Estado, a cualquier chavista o patriota que no estuviese dispuesto a subordinarse a sus decisiones.

Dentro del PSUV, aplastan cualquier disidencia, cualquier voz crítica, desde la Dirección Nacional, hasta cualquier posición a nivel local, pasando por gobernadores, alcaldías, Misiones, Poder Popular. Han «extirpado» al chavismo como si se tratara de un mal. Es el peor enemigo que tienen.

Por ello hacen lo que quieren, y ese es el mensaje que transmiten para imponer el miedo y la desesperanza. No les importa nada: ni la Constitución, ni las Leyes, ni Chávez, ni su obra ni su memoria.

Transmiten la idea de que nadie puede hacer nada contra sus decisiones o actuaciones: no se puede acudir al Poder Judicial, ni a la Fiscalía, ni a la Prensa. Pueden cambiar cualquier Ley, vulnerar toda garantía Constitucional, porque para eso crearon la ANC, para cambiar la Constitución, aprobar «lo que Maduro diga», entregar la Patria.

Han logrado imponer la sensación de que nadie está seguro o a salvo de la violencia del madurismo; que no existen garantías constitucionales, ni salvaguardas de ningún tipo, ni amparos, ni recursos legales que valgan. Han pulverizado tanto el Estado de Derecho como la protección del ciudadano frente al Poder del Estado.

Aunque el madurismo ha golpeado con violencia y crueldad a la oposición, violando todos sus derechos y garantías, persiguiendo y encarcelando, sin embargo no es ella su principal amenaza. El chavismo siempre ha derrotado a la oposición, tiene suficientes argumentos, en un discurso que el pueblo reconoce como propio., Son campos antagónicos claramente delineados.

Además, la oposición tiene un liderazgo entregado al poder, dividido y carente de un discurso capaz de permear a los sectores populares. No tiene proyecto propio. Con gusto han pactado con Maduro, quien . es ha ofrecido negocios y oportunidades económicas, a cambio de silencio y colaboración. La oposición no es el objetivo de la operación de miedo del gobierno.

La principal amenaza al madurismo es el chavismo. Es en contra del chavismo que se ha desplegado a operación madurista para imponer el miedo. Ellos saben, que si el Chavismo despierta en rebeldía, es el único bloque social con capacidad para derrocar a este gobierno infame. El chavismo es el verdadero peligro del madurismo, por eso lo golpea tanto, lo neutraliza, lo paraliza a través del miedo y la represión. Se trata de reprimir y neutralizar al movimiento popular.

Pero es una operación más complicada, necesita otro discurso y buscar las maneras de arremeter contra Chávez, sin cometer el error de ir directo contra la imagen del Comandante. Se trata de una purga interna, irse deslastrando del Chavismo, del legado del Comandante, pero proclamándose chavistas y socialistas.

Para ello necesita golpear con fuerza hacia lo interno cualquier resistencia, foco o reducto del chavismo, mientras silencia o compromete a la dirigencia en un pacto tácito de convivencia con base en la amenaza o el miedo oprebendas o espacios de poder. Busca generar en ella el fenómeno de Mephisto para que deje solo al pueblo, a la base política y social chavista, mientras avanza en el desmontaje de la Revolución Bolivariana con sus garantías sociales y diluye la posibilidad del socialismo.

Esta dirigencia que hoy está entregada al madurismo, compuesta por líderes históricos, civiles y militares, que se encuentra en el PSUV y otras instancias de dirección política, las que se suponía daría la vida por defender la revolución y el legado del Comandante Chávez; pero, faltando a su responsabilidad histórica, hacen lo contrario.

Son éstos los que «legitiman» con su nombre y su imagen este desastre, los que callan y aplauden, los que buscan y alimentan una y mil excusas para tratar de justificar la entrega de las banderas del chavismo. Lo más triste, son los que se encargan de mantener al pueblo desmovilizado, callado, mientras se profundiza la crisis, el retroceso y la entrega de todos los avances políticos, económicos y sociales obtenidos con Chávez en revolución.

La maquinaria del miedo ha logrado que los ciudadanos, los funcionarios, los militares, los militantes políticos, los dirigentes de cualquier nivel o sector, se sientan vigilados, grabados, intervenidas sus conversaciones , delatados o señalados de cualquier cosa. Se ha impuesto el miedo a hablar: nadie opina, nadie critica, se perdió la irreverencia del chavismo junto a la capacidad de dirigir y acompañar al pueblo.

Todos tienen miedo, así de sencillo. El gobierno ha logrado imponer la certeza de que cualquiera que se oponga o piense distinto o tan solo disienta, puede ser detenido en cualquier momento, puede ser secuestrado, encarcelado, postergada indefinidamente su presentación ante el juez, sin ningún tipo de respeto por las leyes, ni por el Estado de Derecho.

Cualquiera puede ser sujeto de un allanamiento sin orden judicial; se violenta el domicilio, secuestran familiares, ocupan viviendas, confiscan,roban bienes y pertenencias.

Las detenciones arbitrarias son hechas con gran despliegue policial, agentes sin rostro, enmascarados, van en grandes grupos, a detener a las víctimas en sus sitios de trabajo, irrumpiendo en reuniones, o de madrugada a sus casas. Las víctimas salen esposadas, expuestos al escarnio público, sin presumir la inocencia del detenido, sin la presencia de alguien que vele por sus derechos. Son presentados ante el pueblo como unos delincuentes, destrozada su imagen.

Los procedimientos policiales, hechos de madrugada a dirigentes o funcionarios de importancia,son filmados, para luego exponer a las víctimas en la televisión en «VTV», donde de inmediato alguien relata que se trata de delincuentes, comenzando así la fase de destrucción y linchamiento moral, donde la vocería del «pranato» se encarga de insultar, acusar y condenar, alimentando el discurso del odio que luego se repetirá atomáticamente a todos los niveles sin la mas mínima reflexión de por medio.

Lo grave es que estos procedimientos, «vendettas» o «razzias» , siempre son antecedidas por acusaciones, condena e instrucciones del propio Maduro, o cualquiera de los funcionarios del madurismo. Luego de consumada la detención o el secuestro, sale el Fiscal infame a decir apresuradamente cualquier estupidez o acusación infundada que brinde la sensación de que está actuando.

Cualquiera puede ser objeto de una acusación-condena pública, cualquier rumor o «tuit» implica la pérdida del trabajo, desconocimiento de sus beneficios o derechos laborales; ser apartado, segregado, puesto de lado, hasta que sale de la empresa o institución por miedo a que caiga en peor situación o sea puesto preso.

Todas estas actuaciones de violencia del Estado constituyen un abuso de poder e impunidad para violar la Constitución y las leyes. Para actuar de esta manera, el gobierno usa cuerpos policiales, organismos de inteligencia, la Fiscalía, el Poder Judicial, la Contraloría, el aparato de propaganda del Estado y sus redes sociales.

No hay ningún poder que pueda controlar al Ejecutivo, al gobierno, nadie que defienda al ciudadano. El mensaje que se quiere transmitir, como si fuese una fatalidad, es que en este país se hace «lo que Maduro diga».

Las cárceles del país están llenas de presos de todo tipo. Los presos comunes no tienen ningún tipo de derecho, ni de condiciones mínimas, total, es el pueblo, que nadie le importa. La ministra responsable, ha instaurado y convive estrechamente con los «pranes» que controlan estos espacios y los convierten en infiernos. Cuando en una cárcel de se quemaron vivos más de 70 reclusos y sus familiares, todos se lavaron las manos, no pasó nada. Total impunidad para los maduristas.

Los presos por razones políticas son varios cientos. Nadie sabe a ciencia cierta, pero se estiman cerca de 280 oficiales y tropas de las Fuerzas Armadas detenidos, cerca de 150 gerentes y trabajadores de PDVSA presos, varias decenas de dirigentes obreros y populares presos, así como cerca de 200 del sector de oposición. No hay cifras oficiales, ni posibilidades de decir nada a favor de ellos. Esa es parte de la estrategia, el silencio, la desinformación, la amenaza. Si se habla o aboga por un preso, éste es sometido a vejámenes y castigos. Fue la misma táctica de los militares contra los Tupamaros en Uruguay.

Los presos por razones políticas, así estén acusados de traidores, corruptos o conspiradores, o de nada, están sometidos a un trato vejatorio de la dignidad humana, como castigos, aislamientos, extorsión. Los carceleros cobran por cualquier cosa, cualquier derecho básico de un preso. No se les deja hacer nada, ni leer, ni recibir sol, ni visitas.

El preso está secuestrado, en espacios fríos: algunos permanentemente iluminados, y otros oscuros completamente. Se les droga, maltrata, aísla, o no se les procesa, no se les acusa. Se violan la Constitución y las leyes nacionales e internacionales.

Hay presos de Nicolas, de «fulana», de «sutano». Cada quien ejerce su odio, vierte sus frustraciones y complejos sobre los presos-secuestrados. No los saca nadie, no los salva nadie. Saldrán cuando Maduro salga. A menos que seas un preso de la oposición, sujeto a alguna «gracia» del presidente, porque algo se esté negociando o porque hayan matado un preso, entonces, se produce una liberación para desviar la atención.

Un ejercicio cruel del miedo, del poder, es que buscan quebrar la integridad o el valor del preso, hasta que inculpe a un inocente, o se inculpe él mismo de delitos que jamás cometió sólo para que lo dejen en paz, o no lo trasladen a un centro penal de presos comunes, donde será objeto de toda la violencia o sadismo del «pranato», o dejen tranquilos a sus familiares.

Otra modalidad del aparato del miedo y del abuso de poder, son los linchamientos morales, la destrucción de la imagen y el nombre de cualquier dirigente que manifieste su desacuerdo o crítica con el estado actual de las cosas, el que denuncie la traición a Chávez, al pueblo, a los postulados de la revolución o de la Constitución, será sujeto, como en mi caso, a una campaña de acusaciones, descrédito, destrucción de la imagen, de la historia y trayectoria, hasta convertirlo virtualmente en el culpable de todo y en el enemigo del PSUV, del gobierno, de todos.

Con base en estas acusaciones, sin fundamento, sin presentar ninguna prueba, sin el debido proceso, se persigue y se trata de eliminar al disidente o crítico, del mapa político, de cualquier espacio político, se le persigue, amenaza, violan su derecho al honor, a la reputación. Poco les importa si estuvo doce años al lado del Comandante Chávez, o lo que haya hecho a favor del pueblo, del Estado.

Se borran las fotos, los discursos, se miente, se cambia la historia, como hizo Maduro miserablemente durante el funeral de nuestro querido Alí Rodríguez, donde, irrespetando el dolor y la presencia de cuerpo del viejo amigo y guerrillero, utilizó ese momento para volcar su odio y porquería de alma en mi contra, falseando la historia. Para Maduro, los doce años de Chávez en la conducción de la política petrolera, es una ficción.

Para el pueblo, el militante, el poder popular, el pueblo pobre, el miedo se impone, como siempre, a plomo limpio. Las «razzias» que hace el FAES u otros cuerpos policiales o parapoliciales, con los rostros enmascarados, tiroteos, abuso del poder de fuego, los ajusticiamientos, detenciones arbitrarias. La represión simple y pura, de los componentes militares, de las policías.

El chantaje con el hambre, la utilización de la desesperación y la pobreza, para entregar algún tipo de ayuda a cambio de apoyo político. La «caja Clap», el «carnet de la patria», los bonos a cambio de apoyo político. Retirar la ayuda, quitar la casa, los servicios, la indolencia de las autoridades a todos los niveles, la violencia para lograr el control de su parcela, son típicas de un gobierno antipopular, represivo, como lo decía el campesino del .

El gobierno, el madurismo, no tiene argumentos para convencer, no tiene razones, no tiene calidad humana. Se han conformado verdaderos grupos «proto fascistas» que repiten un discurso fanatizado para ocultar la verdad: la guerra económica, la corrupción, la amenaza de invasión, las acusaciones de traición. Ante cualquier planteamiento, cualquier crítica, acusan, señalan, reprimen, persiguen.

Todos los argumentos del madurismo son frágiles, flojos, están hechos para hacer ruido, callar al otro.

La tesis de la guerra económica se cae por su propia incapacidad y falta de voluntad del gobierno para atender al pueblo. Como se explica entonces que, Cuba, una nación bloqueada, sin actividad económica fuerte, asediada, sea capaz de garantizar alimentos, medicinas, atención a su pueblo.

La tesis de la invasión, se cae por su propia incoherencia, si es inminente una agresión, entonces, por qué se buscan y establecen puentes, secretos y abiertos con las autoridades norteamericanas, sus empresas transnacionales. La tesis de la corrupción, se cae por su propia condición, se acusa de corrupto a cualquier disidente o enemigo político, sin presentar aunque sea una prueba, pero además, se utiliza la justicia selectiva, cuando el Fiscal pide la extradición de unos y no menciona a sus socios, porque son financistas del madurismo, porque prestan sus canales, porque pagan.

Hablan de corrupción en empresas del Estado y no hacen nada, no investigan, ocultan los más sonados casos de corrupción donde están involucrados los suyos, su entorno, dicen que los familiares de algún funcionario lo involucran por su solo nexo familiar, pero no dicen nada o callan cuando los suyos aparecen involucrados en delitos tan graves como narcotráfico u otros.

Hablan de traición, le endilgan esa fuerte acusación a cualquiera que disienta, pero al mismo tiempo, entregan PDVSA, el Arco Minero, el Esequibo, pactan con la derecha, desmontan las misiones sociales, en fin, traicionan a la patria y el legado de Chávez.

Éstos son algunos elementos que explican el miedo y cómo funciona, cómo lo utiliza el gobierno para controlar al país, al pueblo. Habría que hacer una larga lista de presos políticos y violaciones de los derechos humanos. Una larga lista de nombres de hombres y mujeres secuestrados porque a «Maduro le dio la gana», habría que hacer una larga lista de injusticias y crímenes, de abuso de poder de parte del Estado.

Esta actuación, no sólo prefigura, caracteriza a un gobierno sin autoridad, ni legitimidad, sino que refleja el comportamiento de un gobierno que necesita de la violencia y el miedo para acabar con el modelo y el programa Chavista, para imponer otro, antipopular, capitalista, rapaz, atrasado.

Pero así como es tiempo del miedo y la infamia, también es tiempo de valientes y de la dignidad. Somos el pueblo de Bolívar, de Sucre, de Fabricio, de Chávez. Éste es un pueblo rebelde, que no entregará su futuro, la patria, a esta cúpula infame, sus astucias desde el poder, sus crueldades.

Esos ejemplos, destellos de valor y dignidad, de Chavismo chavista, resteado con Chávez. De patriotas y compañeros que no están dispuestos a traicionar al pueblo, a que les arrebaten sus derechos políticos, económicos, laborales, sociales. Los que no cambian los ideales por un puesto, lo que levantan las banderas de la dignidad, del Comandante Chávez, del pensamiento Bolivariano, están allí, atentos, esperando el momento, la madrugada, la alborada, el Alba de un nuevo día, como aquel 4 de febrero del Comandante Chávez. Allí estaremos, con el Pueblo. Con Chávez Siempre ¡Venceremos!

Rafael Ramírez: La derecha y el madurismo redactan Constitución de espaldas al pueblo

El ex presidente de Pdvsa denuncia que los recursos estratégicos del país son entregados a sectores de la burguesía tradicional y del capitalismo transnacional que hacen negocios con el madurismo y sus cómplices.

Caracas, 24 de noviembre de 2018.- El ex presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, denuncia en su artículo dominical que el proyecto de nueva Constitución es redactado en secreto por sectores “de la derecha” para consolidar la traición madurista al modelo socialista bolivariano.

Ramírez explica que los recursos estratégicos del país son entregados a sectores de la burguesía tradicional y del capitalismo transnacional que hacen negocios con el madurismo y sus cómplices.

“Maduro es la transición de un gobierno revolucionario, el del Comandante Chávez, a un gobierno de derecha, con nuevos actores, donde los dirigentes del madurismo tienen su espacio. Esto es lo que negocian; para ello sus operadores económicos gastan importantes sumas de dinero en Washington a favor de los cabecillas del madurismo, su seguridad, su futuro. En esas negociaciones, por cierto, entregan información del Estado, del chavismo de Chávez, seguirán entregando dirigentes del chavismo, incluso, los que parecen más cercanos”, denuncia Ramírez.

El dirigente revolucionario, crítico del madurismo, insiste en que la Asamblea Nacional Constituyente tiene la capacidad y el poder para detener el “desastre”, pero se limita a levantar la mano para aprobar leyes que vienen “entubadas” desde el Ejecutivo.

Tan es así que el proyecto de Constitución se debate de “espaldas al país” que la mayoría de la ANC desconoce su contenido y no forma parte del debate.

“Sin necesidad de disparar un tiro, la burguesía nacional y el imperialismo ahora toman el control de nuestros recursos naturales, de nuestras empresas, dispersan al pueblo, lo desmovilizan y buscan un pacto de transición”, enfatiza el dirigente.

Ramírez alerta sobre la posibilidad de que, bajo el gobierno autocrático de Nicolás Maduro, se reinstauren los vicios políticos y económicos de la IV República, y que se consolide un capiatlismo improductivo y depredador, que termine de socavar la moral del pueblo y termine con los derechos legítimos de los trabajadores, consagrados en la Constitución Bolivariana de 1999.

“Ahora la política está detrás de la economía, los actores económicos, especuladores y demás agentes, operan a sus anchas, hacen lo que les da la gana, sin control, el gobierno desmanteló la capacidad de dirección del Estado, su papel rector: la hiperinflación, mega devaluación, especulación, desabastecimiento, ¨bachaqueo¨, contrabando, han empobrecido al pueblo, son los demonios del capitalismo salvaje”, señala Ramírez.

“Hoy día somos un país más violento, injusto, con una minoría extremadamente rica y una inmensa mayoría pobre que, desesperada, sale del país como puede, lo abandona sin esperanzas. El madurismo ha destrozado las bases materiales que le darían soporte e impulso al modelo socialista”.

Rafael Ramírez: Maduro manipula la memoria de Alí Rodríguez Araque para justificar su desastre petrolero

El ex presidente de Pdvsa asegura que la debacle de la industria petrolera ha sido plena responsabilidad del gobierno de Nicolás Maduro, y que la contracción de todos los indicadores tanto petroleros como macroeconómicos son parte de su obra

Caracas, 22 de noviembre de 2018.- “Nicolás Maduro no entiende de dolor y respeto. Groseramente usa la imagen de nuestro recién fallecido compañero de lucha, Alí Rodríguez Araque para enfilar armas en contra, no solo de mi persona, sino que de los logros alcanzados durante 13 años por mi paso en la industria petrolera, bajo la guía del comandante Hugo Chávez”, dijo el ex ministro de Petróleo y ex presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez.

Nicolás Maduro aseguró que “la podredumbre en la que cayó Pdvsa fue después de que salió Alí Rodríguez”, precisamente en un acto en su honor, lo que provocó la respuesta del alto ex funcionario de la administración del comandante Hugo Chávez.

“Maduro también enfila armas contra un momento histórico que el comandante Hugo Chávez avaló en su totalidad, por algo gocé de su confianza por más de una década”, argumenta.

Reivindica además la recuperación de la industria petrolera después del paro y sabotaje petrolero de 2002 y 2003, porque “le dio más sentido a la Revolución Bolivariana, y la blindó financieramente cuando se derrotó el criminal evento llevado a cabo por la IV República”.

Tras derrotar el sabotaje petrolero en 2003 surgió la “Nueva Pdvsa”, que le dio sentido social y revolucionario al petróleo. La toma del control político y económico le dio fuelle a la revolución para cumplir con las Misiones y los proyectos contemplados por Chávez en el Plan de la Patria, que según Ramírez, Maduro traicionó.

El también ex embajador de Venezuela ante la ONU asegura que los revolucionarios de verdad están de duelo por la muerte de Rodríguez Araque, y eso merece respeto, respeto que Maduro “no siente, porque no es un revolucionario genuino, sino un traidor”.

Es bueno recordar que rescatar a la industria petrolera de las manos de las transnacionales petroleras, darle sentido patrio y potenciar los recursos para las grandes Misiones y el pueblo, fue una la labor mancomunada que partió, sin lugar a dudas de las acertadas gestiones y decisiones de Alí Rodríguez en su condición de Ministro de Energía y Minas y de Secretario General de la Opep, cuando comenzaba la primera década del siglo XXI.

“Alí Rodríguez dejó el terreno abonado para que los precios del crudo alcanzaran record históricos, y nos sirvieran para perfilar una industria capaz de elevar no solo la producción, sino que además la moral de los trabajadores de Petróleos de Venezuela”, enfatizó Ramírez.

Mi gestión de más de 12 años, comenzó haciendo frente a un paro petrolero infame que hizo perder a Pdvsa más de 16.000 millones de dólares y que dejó a la producción en 25.000 barriles de petróleo por día, comenzando 2003.

Pero todos los indicadores subieron de manera acelerada, cuenta Ramírez. Ese mismo año se logró recuperar la extracción a más de 2,7 millones de barriles por día, tras el esfuerzo colectivo.

Destaca además que a su salida de Pdvsa en 2014, la producción superaba los 3 millones de barriles por día, y que se trabajaba desde todos los flancos para lograr los objetivos del Plan de la Patria que suponían un bombeo de 6 millones de barriles por día en 2019.

La meta hoy, dice el ex alto funcionario de Chávez, está completamente desdibujada. La cifra de producción que revela la Opep de 1,1 millones de barriles por día es una ofensa a la memoria y esfuerzo hecho por el comandante Hugo Chávez.

En su gestión también se destinaron recursos para el desarrollo social que al cierre de 2011 alcanzaron 30.079 millones de dólares. Las reservas de crudo se situaron en 300.000 millones de barriles, y los ingresos al cierre del año de su retiro 2014 sumaron 128.000 millones de dólares, en contraste con los 88.554 millones de dólares recibidos en 2015, y las subsiguientes caídas.

La gestión de Maduro en materia petrolera ha sido un desastre. Pero no solo colapsó las cifras petroleras, sino que también destruyó las macroeconómicas y sumergió al país en una hiperinflación que ha hecho daño, fundamentalmente a los sectores de escasos recursos, denuncia.

Maduro también desmonta el legado de Chávez y su Plena Soberanía Petrolera entregando la industria a privados. Viola la Constitución Nacional y las Leyes de Hidrocarburos, cuando reduce la participación y control del Estado, y modifica a su antojo los esquemas fiscales de la industria petrolera, para beneficiar a terceros cuyo único afán es el lucro. Eso es traición, y la historia y el pueblo de Chávez se encargarán de juzgarlo.

En batalla con Alí Rodríguez

Honores a un amigo

Conozco a Alí Rodríguez desde que éramos unos niños, por allá en los años 60. Ali, junto a mi padre Rafael Ramirez, Diego Salazar y otros combatientes, algunos desaparecidos, otros muertos en combate, fueron de los primeros de las FALN, amigos de la casa, amistad que se forjó en la lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y luego en los duros años de la lucha guerrillera.

Fueron los años de «la guerra» en las ciudades, barrios y campos de la patria, cuando la juventud empuñó un fusil para «tomar el cielo por asalto». Años de heroísmo, fragua, entrega, sueños e ideales. Tiempos de valientes, cuando enarbolar las banderas de la liberación nacional, el antiimperialismo y el socialismo, costaba la vida.

Fueron los años de la violencia betancurista, de Leoni, la violencia adeca, el intervencionismo norteamericano, los crímenes políticos, los Teatros de Operaciones, los tigritos del DIM, las casas de torturas del SIFAC; la violencia del Estado para imponer, a sangre y fuego, el Pacto de Punto Fijo, traicionar el espíritu del 23 de enero de 1958, ahogar el intento revolucionario, detener la insurgencia en Latinoamérica, derrotar el ejemplo de Cuba, Fidel y el Ché.

De esos años viene la amistad de mi padre y mi familia con Alí Rodríguez Araque, de cuyo fallecimiento en la Habana, el pasado lunes 19 de noviembre, me enteré de inmediato por sus amigos más cercanos.

Luego de la lucha armada, los combatientes intentaban recuperarse y preservarse en los tiempos duros de la represión selectiva, cuando el reformismo señalaba al enemigo, quienes eran los que insistían en el camino de la lucha armada. El asesinato de Fabricio Ojeda, Jefe del FLN-FALN, fue el caso más emblemático del ensañamiento y la violencia contra los que se mantuvieron en la primera línea del combate, leales al intento revolucionario.

En esos tiempos duros de la derrota, delaciones, defecciones, Ali siempre se mantuvo firme, del lado de la revolución, la amistad y hermandad con mi padre, era aún más estrecha, se mantenían conspirando, operando. Eran los años de la clandestinidad, persecuciones, de facilitar espacios para «enconcharse», para que funcionara la dirección del PRV-FALN, años de peligro, de heroísmo, de arriesgarlo todo para sostener a los combatientes, de operaciones espectaculares, entre ellas, El Túnel del Cuartel San Carlos.

Nosotros crecimos, y era natural que nos encontraramos con Ali en el campo de la militancia revolucionaria, era la época del PRV-RUPTURA. Fuimos una generación que engrosamos las filas de los partidos de la Revolución, en condiciones muy difíciles de reflujo, nos tocó reorganizar al pueblo, insistir en la línea justa: ¡luchar hasta vencer!

Luego del triunfo del Comandante Chávez y que Alí fuese nombrado ministro de Energía y Minas, mi padre fue nombrado Comisario de PDVSA, donde realizó el primer Informe del Comisario, el cual invito a leer, puesto que es revelador del desastre que allí encontramos y lo avanzado de la Apertura Petrolera.

Fue un trabajo intenso, junto al Dr. Bernard Mommer, Bernardo Álvarez y otros compañeros: controlar a PDVSA y revertir la Apertura Petrolera, la cual avanzaba inexorablemente.

Por mi parte, tenía años trabajando como ingeniero en el área petrolera, siguiendo y participando del hecho político desde fuera del gobierno, con la Esperanza Patriótica, era noviembre del 2000, cuando soy designado por el Comandante Chávez, por recomendación de Alí, como presidente fundador del Ente Nacional del Gas.

Se designa al General Guaicaipuro Lameda como Presidente de PDVSA. Alí partió a la OPEP como Secretario General. La correlación de fuerzas no era favorable a la revolución. Ya no alcanzaron a verse más los viejos camaradas, mi padre enfermó gravemente y muere, justo antes del golpe de Estado.

Desde el Enagas, dimos la batalla, junto a Bernardo Álvarez, viceministro de Hidrocarburos de entonces, para impedir la privatización del sector gasífero del país, de su infraestructura y de revertir el proyecto Cristóbal Colón, el Proyecto de la Enron en Jose, para que no se entregara el Gas de la Patria.

Estaba en marcha la conspiración y desestabilización contra el Gobierno del Presidente Chávez, quien nombra la Junta Directiva de PDVSA encabezada por el Dr. Gastón Parra Luzardo, donde fui designado Director Externo, para tratar de controlar la empresa. La autoproclamada «meritocracia petrolera» no aceptaba a la Junta. Era evidente que vendría un choque. PDVSA conspiraba abiertamente, el 11 de abril, la marcha opositora que condujeron a Miraflores, partió desde PDVSA Chuao, luego vino la violencia y se consumó el Golpe de Estado.

El 13 de abril, luego de la derrota del Golpe de Estado, se nombra una Junta Directiva de PDVSA conformada por miembros de la «meritocracia» petrolera. Alguien recomendó negociar con la meritocracia golpista, pero el Comandante Chávez llama a Alí, que se viniera de Viena, dejara la OPEP, para presidir la empresa. Alí no lo dudo.

Para mi fue una alegría y esperanza que él estuviera presidiendo esa Junta Directiva, porque sabía que el resto de la dirección de la empresa solo esperarían otro momento para insistir en el derrocamiento del gobierno. Por otra parte, entendía que el Comandante necesitaba ganar tiempo, para recomponer el campo político y militar.

El Comandante me nombra ministro de Energía y Minas el 17 de julio de 2002. Me encomienda «trabajar estrechamente con Alí». Creo que no sabía de nuestra estrecha relación personal, ¿o si?, eso solo podra decirlo Adán Chávez, quien estaba allí en el despacho con el Comandante, pero seguro intuía que haríamos el equipo que él necesitaba para enfrentar el otro gran foco de desestabilización, dar la batalla por PDVSA.

Es a partir de aquí, que yo tomo el relevo de mi padre, en la amistad con Alí. Para nosotros era natural trabajar juntos, éramos amigos, revolucionarios, sabíamos que vendría una ofensiva de la derecha utilizando para ello a PDVSA.

A diferencia de la situación de debilidad que la revolución tenía en PDVSA, nosotros en el ministerio de Energía y Minas, nos estábamos preparando de manera acelerada para convertir al ministerio en un bastión chavista, en defensa del Estado y la Revolución.

Por instrucciones del Comandante Chávez, creamos el «Grupo Colina». Ali y yo trabajamos de manera estrecha, nos complementábamos de manera casi natural, él con su paciencia y planificación de cada acción, yo con mi pasión y determinación de enfrentar la arremetida que era inminente y que sería el golpe de gracia al gobierno revolucionario.

Hacíamos largas sesiones de trabajo con el Comandante Chávez, nos preparábamos para una confrontación que era inevitable. La relación de Ali con el Comandante era de respeto y admiración. Alí con toda su capacidad política trataba de manejar la situación con la Gente del Petróleo, pero no había nada que hacer, ellos estaban decididos a derrocar al gobierno.

Trabajamos con los compañeros del Grupo Colina, los pocos que estaban dispuestos a enfrentar esta agresión. La Gente del Petróleo, avanzaba más en su organización, removiendo de la empresa, cuadros técnicos, chavistas o patriotas, que ellos sabían que se opondrían a sus planes de paralizar la industria. El tiempo actuaba a su favor.

Las reuniones las hacíamos en mi despacho en la Torre Sur de Parque Central, puesto que Alí no contaba con seguridad en la Campiña. Recuerdo que siempre llegaba con el entrañable amigo «Cabito», a las oficinas del ministerio para evaluar la situación y mantener al Comandante Chávez al tanto de la grave situación.

La conspiración y desacato al gobierno avanzaba: los líderes de la Gente del Petróleo se fueron a Plaza Altamira a expresar su apoyo a los militares golpistas y otros factores desestabilizadores que habían tomado este espacio en el Este de Caracas, e incitaban abiertamente a un nuevo golpe de Estado. El enemigo mantenía la ofensiva.

Cuando se declara el paro de Fedecámaras y la Gente del Petróleo se suma a ella, ya el comandante Chávez se había decidido por la opción de dar la batalla, desechar la muy extendida posición de debilidad que existía en el gobierno de negociar, y en una reunión memorable, había trazado la estrategia de la Batalla de Santa Inés, donde nos indicaba, a Ali y a mi, como responsables del sector, que «el enemigo avanzara con todo lo que tenía y luego nuestra contraofensiva tenía que ser total», con todo el Estado y el pueblo, así lo hicimos.

Fue una batalla dura, pero hermosa que relato por que es una enseñanza, una muestra de cómo se asumen los problemas en revolución. Cómo la asumimos los revolucionarios.

La producción cayó hasta 23 mil barriles dia de petróleo, no había ingresos para pagar sueldos ni salarios. Bloquearon el suministro de alimentos,, no había gasolina ni gas, nuestros buques petroleros estaban bloqueados internacionalmente. Sin embargo, jamás nos excusamos bajo ningún argumento de «guerra económica», «bloqueo», «conspiración».No, aunque era evidente, no lo hicimos. Ni el Comandante Chávez al pueblo, ni nosotros, en el epicentro del conflicto, al Comandante.

Cuando se dirigió al pueblo en la Avenida Francisco de Miranda, frente al Palacio de Miraflores, plena de banderas y pueblo enardecido, pidiendo línea política y dirección, yo estaba a su lado. El Comandante Chávez explicaba crudamente lo que sucedía sin crear falsas expectativas, sin excusarse del caos a que nos habían llevado los golpistas.

Llamó a todo el pueblo al combate, le dió a Alí Rodríguez todos los poderes para actuar en PDVSA, subordinado a la dirección del Estado, del ministerio, del presidente Chávez. No le dio todo el poder a Ali sin control alguno,ni se lo dio para que entregara la empresa y que los privados «subieran» la producción de 23 mil barriles día a los tres millones. No le dio el poder para que privatizara la empresa, no. Le dio el poder para que recuperaramos la empresa con nuestros trabajadores, nuestras inmensas capacidades técnicas, manteniendo nuestra soberanía, sin hipotecar, ni entregar el futuro de la Patria, por muy desesperada que fuera la situación. Chávez jamás hubiese firmado un Decreto como el 3.368, con el que se entrega ahora a PDVSA.

Alí y yo trabajamos como hermanos, no había ningún interés mezquino, subalterno, ni diferencias entre nosotros. Era el momento de elevar la conciencia del pueblo en la batalla.

Todavía recuerdo a Alí escribiendo en su computadora resoluciones de la empresa, nombramientos de emergencia, prácticamente solos en el PH del edificio de PDVSA en la Campiña, abandonada por los golpistas, asediados por la Policía Metropolitana que pasaban disparando con sus motos desde la Avenida Libertador. cuando de pronto siento un ruido ensordecedor desde la avenida. En un primer momento pensé que eran los opositores; me preocupé que nos hubiesen tomado el edificio, pero cuando me asomo, veo al pueblo pobre, al pueblo de Caracas, golpeando las barreras de tubo de la avenida, coreando consignas a favor de Chávez y la revolución, apoyando a los patriotas. Fue muy emocionante, le llevé la buena noticia a Alí, el sonrió por primera vez en mucho tiempo, y siguió en su tarea.

Ese mismo día, el pueblo, en todo el país, se volcó a las instalaciones petroleras, siguiendo la orientación del Comandante. El pueblo se fue a todas las sedes de PDVSA abandonadas por los gerentes, para protegerlas, cuidarlas y establecer un control popular del acceso a las instalaciones, para que los golpistas no las siguieran saboteando como hicieron en los llenaderos y en el CRP.

Convocábamos cadenas de televisión, explicando el desarrollo del conflicto, arengando, informando y orientando. Nos repartíamos las visitas a las áreas operacionales, íbamos juntos, sumando, convenciendo, liderizando. Viajamos juntos a la OPEP a explicar a los ministros lo que estaba sucediendo. Acompañábamos al comandante Chávez a cada área petrolera liberada, a cada operación de retoma de las instalaciones.

Hicimos muchas reuniones con los cuadros técnico-políticos de la empresa, evaluando los daños, planificando que hacer, tomando la ofensiva. En marzo-abril del 2003 se logró el milagro: restablecimos la producción a tres millones de barriles día, reiniciamos operaciones en el CRP y en todo el circuito refinador, restablecimos nuestras operaciones de exportación, y comercio internacional. . Le entregamos cuentas al comandante Chávez y a todo el país. Habíamos salido de la crisis más compleja que nos tocó enfrentar en el gobierno del comandante Chávez, en lo que fue una verdadera batalla popular. Alí, había cumplido al país y la revolución. Juntos le dimos una victoria extraordinaria a la revolución Bolivariana. Logramos pasar a la ofensiva.

Con el rescate de PDVSA abrimos las posibilidades de conquistar nuestra plena soberanía petrolera, como lo hicimos luego, y de disponer los recursos petroleros en beneficio del pueblo.

De esta batalla se selló entre nosotros una amistad verdadera, un afectó a prueba de balas, de chismes, de manipulaciones. Él me entregó el manejo de la industria, de PDVSA, por decisión del comandante Chávez, sin dudarlo ni un segundo.

Seguro estaba de que lograríamos transformar a PDVSA en un poderoso instrumento de liberación del Pueblo. Yo mantuve cerca de mi a todos sus colaboradores, éramos un mismo equipo. Siempre resalté sus aportes al tema petrolero y su contribución en la derrota del sabotaje; nunca anidó en mi la mezquindad ni el cálculo.

Luego, ya cada uno en distintas tareas, incluso estando ya él en La Habana, siempre discutíamos de petróleo y revolución, sin prepotencia ni egoísmos. para mi, la palabra y el consejo de Alí eran muy importantes:, eran los de un amigo que, además, significaba para mi una conexión con la memoria de mi padre.

Siempre apoyé a Alí en sus distintas tareas al servicio del Estado y la Revolución. Creo que nos constituimos en un ejemplo de cómo debe ser la camaradería y trabajo entre los cuadros revolucionarios en cualquier tarea.

Yo me siento muy honrado de haber gozado de la confianza y el afecto de Alí Rodríguez, de haber honrado con mi conducta, la hermandad que tuvo con mi padre. Una amistad donde la lealtad a las ideas y a los compañeros es un principio; una forma de vida. Le estoy muy agradecido por sus enseñanzas, por las conversaciones y el tiempo que dedicó a compartir conmigo, sus sueños.

Quiero dar fe de su admiración y plena lealtad hacia la figura del comandante Chávez, su afecto y agradecimiento a Fidel y a la revolución cubana. Su pensamiento se extendía a otra época, hacia la de un país posible en revolución. Siempre me hablaba de su admiración y afecto por los viejos guerrilleros, por mi padre Rafael Ramírez, por Diego Salazar, Magoya, Pica, Toby, en sus distintas facetas, políticas, militares, civiles. Siempre admiró el arrojo y el valor de los guerrilleros.

Se nos fue Alí, su paciencia infinita y la esperanza de siempre poder hacer algo, lo llevó a esperar, con la paciencia del diplomático, a que sus cartas y opiniones respecto a la difícil situación que confrontamos fueran recibidas. Recientemente aceptó puestos honoríficos y luego no ser escuchado.

Durante una de nuestras últimas conversaciones, me dijo, con la molestia que podría tener un padre cuando ofenden a un hijo, que renunciara a mi puesto en la ONU, que esta gente no me apreciaba. Así lo hice viejo amigo. Siempre al rompe.

Ahora vendrán discursos y homenajes. Ojala no usen su nombre ni hagan de su muerte un show, rodeados de aquellos que están entregando PDVSA. Alí Rodríguez merece el homenaje del Pueblo y una guardia de honor de viejos guerrilleros.

A su esposa, hijos e hijas, a sus amigos, camaradas, seres queridos, mi sentimiento y afecto.

Para los jóvenes revolucionarios, para el pueblo humilde, la vida de Alí Rodríguez es un ejemplo de un revolucionario íntegro, que vivió y murió con dignidad. Nosotros debemos rendirle honores haciendo una revolución. Por mi parte, mi mejor homenaje será siempre decir la verdad, explicar nuestras batallas con el comandante Chávez y el comandante Fausto, denunciar la entrega de nuestra obra colectiva, rescatar nuestro proyecto y reconstruir la Patria. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

Chávez reconoce a Rafael Ramírez

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El trabajo de Rafael Ramírez al frente de PDVSA fue destacado y reconocido públicamente por el comandante Chávez en varias ocasiones

Rafael Ramírez llama a las bases chavistas a organizarse para rescatar la revolución

Sumarios

  • El gobierno de Nicolás Maduro “no es socialista, al contrario, cada día nos alejamos más de la posibilidad socialista.
  • El ex ministro de Petróleo dice que el foco de la lucha debe ser la constitución de un nuevo gobierno, liderado por una Junta Patriótica “Chavista, Bolivariana, inclusiva, popular”

Caracas, 19 de noviembre 2018.- El ex ministro de Petróleo y ex presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) Rafael Ramírez hace un urgente llamado a las bases chavistas a organizarse para luchar por la constitución de una Junta Patriótica de Gobierno, “Chavista, Bolivariana, inclusiva, popular, capaz de rescatar y reconstruir la Patria”.

Ramírez insiste en que el madurismo ha traicionado el legado político e ideológico del Comandante Hugo Chávez, y se ha decantado por la implantación de un modelo capitalista “ramplón, salvaje y especulativo, que no solo es contrario a los objetivos históricos del Plan de la Patria, sino que socava la posibilidad de alcanzarlos”.

En su artículo semanal en Aporrea, el dirigente revolucionario insiste en que el gobierno de Nicolás Maduro “no es socialista, al contrario, cada día nos alejamos más de la posibilidad socialista. Tampoco es Chavista, porque nadie se puede proclamar Chavista, sin reconocer el socialismo como nuestra meta superior. Será el socialismo del Siglo XXI, no será ni copia, ni calco de otros modelos, pero debe ser socialismo, el resto son malabarismos para siempre caer en el capitalismo”.

Ramírez señala que la dirigencia chavista que guarda silencio y apoya al madurismo será sobrepasada por el pueblo, que no aguantará indefinidamente la crisis económica y social.

El ex ministro se pregunta: “Es muy extraño y a la vez triste ¿Acaso no les resulta evidente a los dirigentes revolucionarios y chavistas que esto no es una revolución, que no es socialismo, que no es chavismo? ¿Qué cosa los mantiene subordinados al madurismo? ¿Fue para ésto que el Comandante Chávez luchó tanto; fue para ésto que entregó su vida, que se inmoló, habiendo podido retirarse a recuperar su salud, al cajón del Arauca como él lo soñó?”

“Maduro se ha despachado al gobierno del Comandante Chávez y sus dirigentes con los calificativos de ‘corruptos’, ‘falsos positivos’, ‘revolución a cien dólares el barril’, y tantos otros términos miserables, para tratar de socavar el prestigio y la moral de ese periodo extraordinario de avances del pueblo con el gobierno del Comandante Chávez, para justificar su entrega” a la derecha y al capitalismo extranjero.

Ramírez, sin embargo, insiste en que existen sectores del chavismo que, aunque perseguidos y reprimidos, se están organizando dentro y fuera del país, para rescatar la verdadera revolución. “Es nuestro derecho, nuestro deber, luchar por restablecer el sueño, por cumplir los objetivos históricos del Plan de la Patria”.