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Creación de la OPEP

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OPEP: Nuestro segundo capítulo de la serie “El Petróleo en Venezuela” trata sobre la Organización de Países Exportadores de Petróleo. La OPE fue creada en 1960 como un esfuerzo coordinado de los prinicpales países productores de petróleo para ejercer un mayor control soberano sobre sus riquezas de hidrocarburos, lograr ganancias mas justas para los países y darle estabilidad a los precios del petróleo, hasta entonces controlados por las grandes corporaciones petroleras mundiales. Juan Pablo Pérez Alfonzo, ministro de Minas de Venezuela, fue uno de los principales arquitectos de esta organización. Este video te explica brevemente las causas que impulsaron su fundación.

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Falso Positivo

Este término, tan desprestigiado por su terrible origen como práctica “contrainsurgente” del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, en el que se asesinaban civiles, campesinos, y después se les colocaban uniformes de las “FARC” o del “ELN”, para decir que eran guerrilleros caídos en “combate”, y así adjudicarlo o mostrarlo como un éxito del Ejército colombiano, ha sido utilizado por el gobierno de Maduro para referirse al fenómeno, nunca visto en nuestra historia, de la masiva salida del país, de más de 2,3 millones de venezolanos, según reportes de la ONU.

Ha dicho el mismo Maduro que este tema es “un falso positivo”, para agredir al país. De esta forma, insiste el gobierno en ignorar, minimizar o subestimar este fenómeno, que no sólo es real, sino que desgarra a la familia venezolana, y que es una carga de profundidad contra nuestras posibilidades de reconstrucción de la patria. Se van todos los que pueden, pero sobre todo, nuestros jóvenes y profesionales. Es un duro golpe al alma de la patria: cada partida, cada emigrante, tiene una triste historia que contar, una experiencia dura que vivir, un volver a empezar y en muchos casos, implica ser sometidos a todo tipo de maltratos y vejámenes en tierras extranjeras.

A mí en lo personal, no deja de conmoverme, indignarme y entristecerme, saber de las historias, algunas de manera directa, otras referidas por relacionados y amigos, de nuestros jóvenes, trabajadores, profesionales, encarando esta nueva condición en el exterior y, sin perder lo “afirmativo venezolano”, en el sentido de Augusto Mijares, asumir con dignidad y coraje la realidad del emigrante.

Esta es una nueva condición, inesperada, producto de una situación de deterioro de las condiciones de vida en el país, que hizo insostenible su situación económica, social, de seguridad, calidad de vida; la propia y la de sus hijos o padres, optando por salir del país, buscando un futuro para él o ella y los suyos, o para poder sostener desde afuera a los que quedaron en casa.

Aún sigo sin entender por qué el gobierno ha sido tan torpe y cruel en el tratamiento de este grave problema. El madurismo los trata como enemigos, los desconoce, los insulta, los abandona en el exterior. La Cancillería no les brinda protección consular, ni humanitaria en los países donde llegan nuestros compatriotas; mucho menos exige respeto y la garantía de derechos para los nuestros a los gobiernos extranjeros de esos países.

El gobierno no plantea ninguna estrategia seria de retorno (más allá del show de un avión que regresa con 100 o 200 compatriotas, que es nada, frente a la realidad de los más de 2,3 millones que están fuera, pero los usan para exponerlos en declaraciones a los medios, como un “triunfo del gobierno”). No se ha hecho estudio alguno del problema para evaluar las causas, consecuencias y menos para hacer propuestas. Al contrario, el gobierno se aprovecha de esta tragedia humana: los maltrata en el “viacrucis” del “apostillamiento de documentos”, quiere captar y controlar las “remesas” que los migrantes mandan a sus familias; y ahora, les va a “sacar un ojo de la cara”, cobrándole más de 4 “salarios mínimos” al que quiera sus documentos para salir.¡Es una retaliación!

Pensando con respecto al tratamiento que el gobierno suele darle a los problemas del país, la manera tan irresponsable cómo los aborda, la  que prevalece, el abordaje mediático que les da a través de la hegemonía comunicacional que tiene con los medios que ha adquirido, la alienación que logra a través de la coacción y autocensura, y el uso masivo de las redes sociales que han estructurado con apoyo extranjero, podríamos bien caracterizar a todo este período de gobierno de Maduro, como un gigantesco “Falso Positivo”.

Todo en el gobierno de Maduro es un “Falso Positivo”, han echado mano de este recurso político del “uribismo”, para crear una “realidad virtual”, diseñada para ganar y ganar tiempo y; sobre todo, para manipular a los amplios sectores sociales, populares, a los otrora dirigentes y partidos revolucionarios; para mantenerlos, a pesar del desastre y el bandazo a la derecha de su gobierno, bajo la creencia de que apoyan a un gobierno chavista o revolucionario.

Maduro es el primer “Falso Positivo”. Se autoproclama como el “hijo de Chávez”, y lo que ha hecho es barrer con el gobierno de Chávez, encarcela y persigue a sus ministros, borra su legado, destruye su obra y traiciona sus ideales; también se autoproclama “presidente obrero” y conduce un paquetazo anti obrero, donde se acuerda con la burguesía nacional; mientras la hiperinflación y la megadevaluacion expropian el salario y el trabajo de los obreros, donde se destruye el trabajo.

Se autoproclama “protector del pueblo” y ha convertido al pueblo de Bolívar, al pueblo del 13 de abril, en un pueblo manipulado en su pobreza y necesidades que corre detrás de un Carnet, una “Caja Clap”, de un “bono”, donde sus niños comen basura, sus hijos salen como pueden del país, sus ancianos pasan días en una cola miserable tratando de obtener su pensión, donde los enfermos mueren por falta de medicamentos.

Manipulan de manera cruel a los más débiles, a los que no tienen otra opción, los maltratan haciendo colas para todo, para que luego se sientan “agradecidos” porque consiguieron uno que otro insumo, “agradecidos” por recibir una Caja de carbohidratos y productos de mala calidad, agradecidos “porque con el salario mínimo ahora me puedo comprar un pollo”, entre otros tristes elementos que han convertido cualquier situación, que hace tan poco tiempo era normal, en un hecho extraordinario, lejos del alcance de las grandes mayorías: comer carne, queso, tomar leche, café, comprar ropa, calzado, mucho menos, un vehículo. Han impuesto como normal una vida de restricciones y privaciones que han provocado una tristeza colectiva. Es un país triste, resignado, sin expectativas.

Se autoproclama “constructor de victorias”, por su brutalidad con el uso de la fuerza y represión y sus habilidades en acordarse con la oposición y la derecha, mientras ha conducido al chavismo y al socialismo a una derrota estratégica. Existe un rechazo generalizado en el país a la sola mención de la palabra revolución o socialismo, porque lo asocian a la gestión de Maduro, la única derrota que ha sufrido Chávez, ha sido de manos de Maduro: ha matado la pasión y el amor del pueblo por el socialismo, por la revolución.

Como Maduro sabe que es un “Falso Positivo”, entonces necesita de los mecanismos de manipulación y control social que han instalado y de los que no pueden prescindir, necesita manipular permanentemente al pueblo y seguir fabricando un prestigio que no tiene. Ya su círculo íntimo no sabe qué otras “odas y ollas” comunicacionales montar para Maduro, en un intento desesperado de darse algún tipo de autoridad ante el pueblo.

Es un severo problema para sus asesores de imagen, sus especialistas en imitación de Chávez, sus expertos en manipulaciones del instinto primario de las masas, porque este desastre no tiene autoridad ni prestigio en el seno del pueblo, no emociona, porque no tiene ni una épica que mostrar, ni la acertividad de un jefe, mucho menos las virtudes que caracterizaron al Comandante Chavez: valor, honestidad, lealtad, estudio, trabajo.

De hecho, es tan extendida la certeza que existe entre los suyos que Maduro no goza de autoridad en el país, que entonces la imponen por el miedo, el abuso de poder, al punto de llevarse presos a dos bomberos de Mucuchíes a los que se le ocurrió hacer un chiste, una broma de Maduro, que ya asomó la Fiscalía que les puede costar casi 20 años de prisión. Sin mencionar la cantidad de oficiales bolivarianos que están secuestrados por los organismos de inteligencia, o la prisión y aislamiento del General Rodríguez Torres, o las amenazas y persecución en mi contra.

Identificar este fenómeno en torno a Maduro, no como un asunto de orden personal, como lo catalogan algunos para justificar su propia cobardía, se hace necesario para entender cómo se conduce todo el gobierno, cómo logran manipular o neutralizar amplios sectores políticos y sociales. Este es un gobierno “Falso Positivo”. Veamos algunos ejemplos emblemáticos.

La posición “anti imperialista” del gobierno, es un “Falso Positivo”. Movilizaron a un pueblo combativo a recoger “millones de firmas” contra el decreto de Obama, que jamás entregaron; buscan cualquier contacto con la administración norteamericana, tienen canales “secretos” de acuerdos, buscan desesperadamente que las transnacionales petroleras tomen las operaciones de una PDVSA destrozada; buscan sin ninguna vergüenza que alguna transnacional los reciba, aunque sea por la puerta de atrás, que vuelvan a sus antiguos dominios; se hacen “los locos” mientras las transnacionales están operando, y anuncian producción de petróleo en aguas en reclamación en el territorio Esequibo.

El gobierno, presa de la ansiedad por encontrarse con Trump, sale a la ONU en Nueva York, sin agenda ni actividades propias, no lo recibieron, pero insiste en su discurso con “darle la mano”, lo pide a gritos, ante un auditorio vacío de diplomáticos, pero luego acá, en Caracas, dicen que era “mentira”, que eso sería una “deshonra”. Aunque lo que indico es cierto, el madurismo tiene convencidos, a los que lo apoyan, que “luchan contra el imperialismo”.

La “guerra económica” es otro “Falso Positivo”. Han utilizado este argumento general sin explicar en qué consiste esta “guerra”, para esconder su incapacidad en la conducción de la economía. Si esta “guerra” existiera, como lo proclama el madurismo, entonces es obvio que la perdimos hace más de cuatro años y, cuando menos, deberíamos cambiar a ese “general” y su “alto mando”.

Una hiperinflación proyectada a 1.000.000 %; una megadevaluación donde el tipo de cambio era de 10 Bs al 01 de enero de 2018 y hoy, en apenas, diez meses, el es de 62.000.000 Bs; una caída acumulada de hasta el 15% del PIB interanual durante cinco años; la caída de la producción de petróleo más pronunciada de nuestra historia: desde los 3 millones de barriles día en 2013 hasta 1,1 millones de barriles día, en septiembre de este año; escasez de alimentos, medicinas, servicios públicos, transporte. Un caos que no se le puede seguir adjudicando al “Falso Positivo” de “la guerra económica”.

El gobierno de Maduro no ha estado sometido a más “guerra económica” que la que realmente sufrió el Presidente Chávez durante su gobierno, eso sí fue una guerra: precio del petróleo a 11 dólares el barril, golpe de Estado, dos paros patronales de Fedecámaras, Plaza Altamira, Sabotaje Petrolero, producción de petróleo de solo 23 mil barriles día producto del sabotaje a PDVSA, “guarimbas”, Referéndum Revocatorio, bloqueo a fuentes financieras de la banca internacional, sanciones norteamericanas contra PDVSA, etc.

Pero el Presidente Chávez nunca usó esa confrontación como excusa en su gestión. No. El Presidente Chávez tomaba decisiones a tiempo, correctas. En su equipo económico no había improvisación, trabajamos bajo su conducción, articulados y coordinados, recogiendo el pensamiento económico progresista del país: recuperamos la producción de PDVSA a tres millones de barriles día, recuperamos el precio del petróleo, revertimos la Apertura Petrolera, negociamos con más de 33 empresas transnacionales, subordinándolas al control del Estado, enfrentamos con éxito los juicios internacionales de la “Exxon Mobil” y la “Conoco Phillips”; controlamos la inflación que promedió 25% en el período, controlamos el tipo de cambio, logramos estabilidad cambiaria, salarios dignos, Misiones Sociales: La Robinson, Ribas, Sucre, Barrio Adentro, Gran Misión Vivienda Venezuela; servicios públicos: electricidad, gas, agua, transporte, servicios de salud dignos, programas de medicamentos para enfermedades de alto riesgo; educación. Luego de conquistar la estabilidad política, logramos crecimiento económico de 7% del PIB cada año: había alimentos, medicinas, seguridad, estabilidad, inversiones, proyectos, programas, obras, trabajo.

Ante el asedio y la falta de financiamiento de la banca internacional, creamos nuestra nueva arquitectura financiera: el Fonden, el Fondo Chino, Fondo Independencia, los mecanismos de intercambios, compensaciones. Todo se informaba al país, se publicaban los índices económicos, no había acuerdos secretos, en PDVSA se hicieron públicos por primera vez los informes de gestión y los balances, no evadimos los mecanismos de control, ni las leyes, ni la Constitución, se gobernaba de cara al país. Era el gobierno de Chávez.

La “lucha contra la corrupción” es otro de los “Falsos Positivos” del madurismo. Se ha utilizado al Ministerio Público y al Poder Judicial para “judicializar la política”, como ha sucedido en Brasil, Argentina, Ecuador, es el recurso de la derecha para perseguir revolucionarios o contrincantes políticos. También lo ha usado la administración norteamericana, a través de la “OFAC”, solo que agregan el tema del narcotráfico a través de la “DEA”. Maduro y los maduristas actúan con la misma lógica y ética de ellos: acusan-condenan-persiguen-capturan, sin derecho a la defensa, sin audiencias, ni presentaciones, violando la Constitución, los derechos humanos, la inviolabilidad de la residencia, la presunción de la inocencia, entre otros.

Es un “Falso Positivo” que ha dejado el camino regado de presos sin ningún tipo de derechos, sin protección judicial; una PDVSA destruida, en proceso de privatización; una Misión Alimentación, desmantelada, para dar paso al negocio de las importaciones para las “Cajas Clap”; desmovilizaron las Misiones Sociales. Cuando afirman que ellos “han hecho más viviendas con menos plata”, que antes “era más fácil” porque era una “revolucion a 100 dólares el barril”, y otra cantidad de cosas miserables, han provocado un profundo daño a la reputación y el honor de personas e instituciones, han enlodado la gestión del gobierno del Presidente Chávez, caracterizándolo como un gobierno corrupto.

Maduro insinúa la corrupción a todos los niveles del Gobierno del Presidente Chávez, sin atreverse, todavía, a culpar directamente al Comandante, “gafo no es”, como dice una querida lectora de estos artículos.

Este “Falso Positivo” de la “lucha contra la corrupción”, lo adelantan e instigan funcionarios corruptos, fracasados, resentidos con Chávez y su gobierno. Lo estimula un presidente cuyo círculo íntimo y equipo político es la clara expresión de la corrupción en el país. Todos lo saben, conocen a sus testaferros, operadores económicos, mecanismos, fachadas, nadie se atreve a decir nada. Las agencias norteamericanas y otras instancias internacionales, siguen avanzando en sus investigaciones y recibiendo abundante información de los “socios arrepentidos” del madurismo. Esta es una historia que no va terminar bien para los responsables de estas maniobras. Como he dicho antes “están rociados de gasolina”.

El otro gran “Falso Positivo” de este gobierno es que el suyo es un “gobierno socialista” ¡Qué daño monumental le han hecho a la causa del socialismo y al Chavismo cuando afirman que este desastre es un gobierno socialista! Mienten. Este es un gobierno de derecha, restaurador del capitalismo más atrasado y rampante, incapaz, del que se tenga historia, ni siquiera le sirve al capitalismo globalizado. Maduro anuncia medidas económicas que son de corte neoliberal, compite con Macri (tan criticado por el madurismo), en su absurda meta de “déficit cero”, privatiza PDVSA, entrega las operaciones petroleras, reservadas por la Constitución al Estado, a través de los ahora llamados “contratos de servicios petroleros”, entrega el Gas de la Patria y el Arco Minero a las transnacionales, a los privados, lo que alguna vez el Comandante Chávez llamó “la propiedad patria”.

Por otra parte, la devastación social causada por sus medidas económicas, han tenido efectos más perversos que los causados por cualquier paquetazo en el mundo, el deterioro de las condiciones de vida van, desde la imposibilidad de consumir proteínas, comer lo que quieras, de transportarse, de vestirse, de comunicarse, divertirse hasta sufrir apagones más de 12 horas, el acecho del hampa, el secuestro o morirse por no conseguir las medicinas.

Hoy día tenemos una sociedad y un país fracturado socialmente, más injusto que nunca, desigual. Un reciente trabajo del profesor Luis Pedro España, con los datos de la “Encovi”, indica que nuestro país es el segundo más desigual en la región, con un coeficiente de Gini (una medida de la desigualdad dentro de un país, mientras más cercano a cero, hay mayor equidad, cuando se acerca a uno hay más desigualdad) que pasó de 0,407 en el 2014 a 0,681 en el 2017, ¡Un desastre! Nuestra sociedad durante el período del Presidente Chávez era el segundo, después de Uruguay con mayor equidad en la región, es decir, el segundo con un coeficiente de Gini más bajo. Ahora después de cinco años de Maduro en el poder, se acerca más a la estructura social de Haití, país hermano que se ha mantenido como el más pobre del hemisferio.

Me pregunto ¿esta realidad no llama a la reflexión a tantos voceros del gobierno, que son tan fáciles al aplauso, pero tan dados al insulto o a la descalificación?

Ahora en nuestro país, existe, por un lado, una élite poseedora de recursos y con acceso al poder y sus divisas, vive un país de fantasía, son los nuevos ricos y magnates a los cuales les importa poco la situación, no la sufren. Por el otro, una inmensa mayoría, cercana al 80% del país, que está “pariendo” el día a día, que no tiene alimentos, no tiene seguridad, ni servicios, ni esperanzas. Manipulado por los “Falsos Positivos” del madurismo y por los mecanismos de control social, que medran en la miseria, en la necesidad, en el hambre para manipular y destruir conciencias. Han destrozado la dignidad y autoestima del pueblo de Chávez.

Maduro entrega nuestra soberanía económica, y nuestras conquistas sociales y políticas, porque está dispuesto a hacer lo que sea para mantenerse en el poder. Sigue agitando el trapo rojo, utiliza al Socialismo y a Chávez para hacer todo lo contrario, todavía consigue incautos.

Como los señalados, hay gran cantidad de “Falsos Positivos” del gobierno. Más que hechos aislados, errores, o como se quiera justificar, es una línea de acción deliberada del gobierno: mentir y manipular, mientras ganan tiempo para terminar de desmontar y entregar lo que nos queda de país. Esto es una técnica de neurociencia y manipulación de masas que seguramente aprendieron de quienes les manejan la propaganda y articulan los mecanismos de control social.

Al momento de cerrar estas notas, me envían de PDVSA mensajes y videos de las protestas en defensa de un salario justo para los trabajadores. Los acompaño en su lucha, en sus aspiraciones que son justas. El gobierno, en su “Falso Positivo” y lógica de destrucción de la industria, ahora pretende desconocer los importantes logros laborales de la industria, producto de la lucha de los trabajadores.

Bajo nuestra gestión, la gestión junto al Presidente Chávez, jamás le escamoteamos derechos a los trabajadores y siempre firmamos y avanzamos en Convenciones Colectivas progresivas, de protección y beneficios, características de un gobierno verdaderamente revolucionario y popular ¡Adelante muchachos! Con Chávez Siempre, ¡Venceremos!

Chávez art 303 “Aquí no se privatiza mas nada”

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Chávez felicitando a Rafael Ramírez

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EnTrumpado

Salió Maduro disparado a Nueva York a ver si Trump lo recibía. Sus asesores y «negociadores secretos» con la administración norteamericana y un desliz o «peine» del mismo Trump desde la ONU, hizo que todo el gobierno se agitara. Rápido contactaron al encargado de negocios de la embajada en Caracas, en Nueva York había expectativas de la avanzada, emoción. «Ahora si lo va a ver», «teníamos razón», «resolveremos todo», mientras la maquinaria de propaganda del madurismo se apresuraba a cantar «victoria» en las redes sociales, a regodearse con la posibilidad de que Trump recibiera a Maduro.

Un frío y preciso vocero del Departamento de Estado fue suficiente para hacer «un contacto con la realidad»: Trump no tenía interés alguno en recibir a Maduro con ocasión de la Asamblea General de la ONU, pero ya el avión había salido. Muy tarde.

Maduro no tenía agenda para el 73 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU en su segmento de alto nivel. El gobierno está «EnTrumpado» o entrampado en sus propias contradicciones. Más allá de los «fuegos de artificios» y discursos altisonantes, lo que está claro, es que el madurismo, como un todo, insiste en intentar que la administración norteamericana los tome en cuenta o los «legitime» de alguna manera en el poder.

Al fin y al cabo, no hay razones para que no sea así, Maduro está dispuesto a  para mantenerse en el poder, lo que pasa es que, a la administración norteamericana, ni le interesa Maduro, ni le conviene, por extraño que parezca, que su gobierno siga desbaratando el país, entregándoselo a otras potencias y creando un foco de inestabilidad en la región. Ni los «halcones» más retardatarios de Washington se creen el cuento de que Maduro representa una opción revolucionaria, ni socialista, que ponga en «peligro» su hegemonía ideológica, ni su influencia política, en la región, ni siquiera para sus intereses económicos.

Por el contrario, el gobierno de Maduro, le ha hecho un favor a la derecha norteamericana, porque su desastre ha contribuido, como nunca antes, al descrédito y desprestigio de la causa del socialismo y del ejemplo, de Chávez en la región. Situación injusta para nuestras ideas y para la trayectoria del Comandante, pero es consecuencia del pésimo gobierno de Maduro, no tiene nada que mostrar, ni nada que ofrecer, como esperanza, ni alternativa a los pueblos del mundo.

Ellos saben que Maduro no es Chávez, que ni de lejos representa el peligro estratégico, que el Comandante representaba para el imperialismo norteamericano en la región y el mundo. Probablemente lo que, si le preocupe e interese al Pentágono, son nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas y nuestro Petróleo.

Maduro llegó a la ONU sin agenda, ni porque tuviese «una avanzada» inusualmente grande, ni porque la Misión de Venezuela en Nueva York este bajo control de «los suyos», pero fracturada en su seno. Se hizo una movilización de toda la jerarquía del madurismo vinculada a Cancillería y Casa Militar, con un derroche de recursos, mientras los Diplomáticos en Nueva York, y el resto de las Misiones y Embajadas llevan cinco meses sin cobrar su sueldo. Es la ética de este gobierno.

El segmento de alto nivel de las Naciones Unidas, es la oportunidad política, por excelencia, para los encuentros bilaterales entre los Jefes de Estado, para el debate de los problemas del mundo, para proyectar al país y hacer propuestas que interesen al resto mundo. Pero también es la oportunidad donde se puede tomar el pulso a la percepción que existe del país, a los resultados del trabajo diplomático en el seno de la ONU y de la política exterior.

Pues el resultado ha sido un rotundo fracaso. El discurso de Maduro fue ante una Asamblea General con escasa presencia de Diplomáticos, una intervención de un presidente que no genera interés, no emociona. Él fue a exponer «su» verdad, a hablar de un «dron» que a nadie le interesa y a pedir que el FBI, algo insólito y sin precedentes, fuera a Venezuela a investigar este «atentado», como si fuéramos un país tutelado por fuerzas extranjeras. No habló de la verdad de todo un país.

Hizo un discurso, de sí mismo, no se refirió a nuestra situación, ni buscó apoyo para enfrentarla. A pesar de que la Constitución lo faculta para ejercer las relaciones internacionales de la República, para que cumpla un interés general, nos represente a todos. Se trataba de cumplir un deber, a favor del país, del pueblo. Nó sólo de ir para sí mismo.

En este segmento de alto nivel del 73 período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, la mayoría de los presidentes y Jefes de Estado de la Región, se han pronunciado contra el país. Han sido muy pocos los apoyos o expresiones de solidaridad.

El presidente norteamericano, sigue amenazando con una intervención militar en nuestro país, porque, a diferencia de sus otros enemigos, como Corea del Norte, Irán, Siria o Cuba, Venezuela luce debilitada y vulnerable por una errática e incoherente conducción del país. Debemos estar atentos y prestos a defender la patria, porque la irresponsabilidad e incapacidad del gobierno puede estimular una agresión contra la misma.

En su discurso, Maduro minimiza el desastre que él mismo, ha provocado, de la salida del país de más de dos millones, dos millones trescientos mil venezolanos según los reportes de la propia ONU, prefigurando una delicada y sin precedente situación de refugiados y emigrantes venezolanos. Maduro dice que esta situación no existe, pero el Secretario General Guterres, nombra un enviado especial de la ONU para hacerle seguimiento al tema.

No mencionó Maduro nada de las operaciones ilegales de la «Exxon Mobil» en aguas territoriales del Esequibo, en reclamación con Guyana. No dijo Maduro nada en apoyo a nuestra Fuerza Armada Bolivariana, de la cual, Mr. Trump hizo burlas en referencia a la reacción, inexplicable, de la parada del componente de la Guardia Nacional Bolivariana durante los eventos del pasado 4 de agosto.

No habló con humildad, no tuvo vuelo, ni altura estratégica. Utilizó esa tribuna, la misma donde se han dado discursos vibrantes e inolvidables de jefes de Estado, para victimizarse, mentir y evadir la realidad del país. No hubo iniciativa política, ideas, propuestas.

Por otra parte, Maduro no realizó mas de tres bilaterales con otros Jefes de Estado, no tuvo actividad política en el seno de la ONU, no tuvo actividad comunicacional, no participó en ninguno de los eventos, que son muchos, donde los Jefes de Estado debaten, fijan posiciones. No mencionó nada de los temas del debate, las preocupaciones del mundo con respecto al aislacionismo, la suerte del multilateralismo, los Objetivos del Desarrollo, el colonialismo, Palestina, nada.

No se llevó a cabo ninguna iniciativa del Movimiento de Países No Alineados, el cual nuestro país preside casi que, para extinguirlo, con una gestión fría y burocrática que ha provocado que el Movimiento esté paralizado, sin iniciativas ni peso político efectivo. No hubo ningún tipo de actividad propia de Venezuela. Maduro se fue a Harlem a un evento organizado por Cuba para el presidente de aquellos.

Al día siguiente de su discurso, en Ginebra, el Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, aprueba una resolución se condena a Venezuela por violación de los Derechos Humanos. Con abstenciones de países que han sido tradicionales aliados del país: Catar, Arabia Saudita, Angola, Suráfrica, entre otros, se aprueba este instrumento que reviste un serio peligro para nosotros, porque es la antesala a una acción en el seno de la Asamblea General de la ONU en Nueva York y de allí, en una operación de pinzas, puede llegar a convertir los asuntos internos de nuestro país en tema del Consejo de Seguridad.

¿Cómo llegamos a este punto? Estas decisiones y posturas en el seno de la ONU, son reflejo de una política exterior, marcada por la irresponsabilidad e inconsistencia. Una política exterior que ha pasado varios años insultando a otros Jefes de Estado, cancilleres y embajadores por tuiter o en intervenciones estridentes e irrespetuosas en organismos multilaterales. Es muy peligroso cuando un país resulta estar aislado en su propia región. Una política exterior incoherente, donde se abandonan causas y posturas tradicionales de nuestra Revolución como la lucha contra el Colonialismo, o el apoyo a la Causa Palestina. No tenemos nada que mostrar al mundo.

Desde que acepté representar a nuestro país como Embajador ante las Naciones Unidas, a partir del 05 de enero de 2015, me concentré en el trabajo político y diplomático, para blindar a nuestro país y neutralizar cualquier decisión política que pretendiera vulnerar nuestra soberanía.

Desde el Consejo de Seguridad de la ONU, mantuve las posiciones de principios, sin hacer concesiones de ningún tipo, que marcaron la política exterior del Comandante Chávez. Extendimos nuestra solidaridad a los países africanos y del norte de África, árabes, azotados por los conflictos bélicos, el intervencionismo, la pobreza y la desestabilización. Estrechamos las relaciones con nuestros aliados estratégicos y grupos de países en desarrollo.

Presidimos durante dos años consecutivos, a pesar de no tener el apoyo de Caracas, el Comité de Descolonización, donde se lleva la causa Saharaui, Puerto Rico, Las Malvinas y otros 17 casos de territorios bajo ocupación Colonial.

Por iniciativa propia, nos propusimos para ocupar la Vicepresidencia de la Primera Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y la obtuvimos. Igualmente, postulamos nuestra candidatura a la presidencia de la Cuarta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, también sin apoyo de Caracas, pero con el apoyo de nuestra región, en el «Grulac», fuimos a votación en el seno de la Asamblea a solicitud de la embajadora norteamericana y les dimos una paliza, sólo votaron en contra: Estados Unidos, Israel y Marruecos. Fue una victoria en toda la línea, que era un termómetro del apoyo que habíamos logrado para el país en casi tres años de intenso trabajo político en el seno de la ONU.

A pesar que desde Caracas se nos negaban todos los recursos y apoyo político, teníamos una importante presencia y una estrategia de alianzas que nos hicieron imbatibles en todas las iniciativas y candidaturas en el seno de la Organización. Nuestro país, sus logros y avances, los tuvimos siempre presentes en el ambiente diplomático del organismo.

Cuando nos correspondió asumir la presidencia del Movimiento de Países No Alineados, Maduro no quiso que lo manejáramos desde la Misión de la ONU en Nueva York. Se llevaba de forma aérea desde Caracas. Perdimos una tremenda herramienta política, por las fijaciones personales de Maduro.

Cuando finalmente renuncio a mi posición como Embajador Representante del país ante la ONU, el 04 de diciembre de 2017, el madurismo entró «a saco roto» en la Misión de Venezuela en Nueva York. Movieron, maltrataron al personal, fracturaron el equipo de trabajo y comenzaron a pactar en el seno del Organismo. Se retiraron de la presidencia del Comité de Descolonización, disminuyeron al mínimo su posición en el Comité de Palestina, abandonaron la Presidencia de la Cuarta Comisión de la Asamblea General, ya que la región no quiso apoyar al nuevo embajador, abandonaron la Vicepresidencia de la primera comisión. Venezuela desapareció de la actividad y dejó de tener presencia política. Es lo que yo llamo la «política de la Guacamaya» en referencia a un símbolo, previo a nuestra gestión, que estuvo en los eventos de la Misión cuando se desarrollaba allí la política de «no hacer, no decir, no moverse». La Guacamaya volvió a la Misión.

Mientras la visita de Maduro a la ONU, pasa sin pena ni gloria, de fracaso en fracaso, mientras siguen «EnTrumpados» en sus contradicciones. Agitan los aires de . Es muy peligrosa la manera cómo el gobierno se está moviendo en la frontera con Colombia. Se está creando un ambiente que puede dar origen a un enfrentamiento que escale a una situación insospechada. Se agita el trapo de la guerra, para ocultar el fracaso y la falta de apoyo popular e internacional del gobierno de Maduro. Son capaces de utilizar sangre venezolana y colombiana, hijos de Bolívar, para distraer la terrible crisis a la que han llevado al país.

Al mismo tiempo, intentan ocultar y distraer la entrega de nuestros recursos naturales: el oro, petróleo y gas, la privatización de PDVSA, entregando a sus empresas relacionadas y amigas, actividades primarias reservadas por la Constitución al Estado, a través de PDVSA; la venta por partes de PDVSA, ellos lo deciden, le colocan un precio que nadie conoce, ni discute; siguen guardando silencio ante los avances de la «Exxon Mobil» en el Mar Territorial del Esequibo, sigue el paquetazo de Maduro erosionando y castigando a nuestro pueblo; sigue la improvisación y debilitamiento del país.

Lo vuelvo a decir, y espero que nadie se moleste con la verdad, la Asamblea Nacional Constituyente no dice y no hace nada frente a esta situación. Entonces, ¿Cuál se supone que es su papel?, si no van a controlar al Ejecutivo o ejercer el poder originario, entonces ¡devuélvanle las competencias a la Asamblea Nacional!

Nuestro país necesita una opción progresista, patriota, revolucionaria, Bolivariana, verdaderamente chavista, ante el Madurismo y la extrema derecha injerencista. Nuestro Pueblo y las Fuerzas Armadas Bolivarianas deben estar prestos para rechazar cualquier injerencia o intervención extranjera, así como, rechazar e impedir cualquier aventura guerrerista del madurismo. Si nuestro Ejército sale de sus cuarteles, será solo para restablecer nuestra soberanía y proteger nuestras conquistas sociales. Es el Ejército Libertador, no agresor. Hay que recordar lo que siempre dijo el Comandante, acerca del papel y doctrina de nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

Maduro privatiza PDVSA y aumenta la gasolina mientras Diosdado aplaude

Lo que está haciendo el Gobierno de Maduro va en dirección opuesta a lo que hizo el Presidente Chávez en materia petrolera. Es un retroceso que compromete nuestra soberanía económica y limita las posibilidades de salir de la profunda crisis del país.

Mientras nuestra Política de la Plena Soberanía Petrolera se concentró en recuperar la soberanía y el control sobre la explotación del petróleo, Maduro lo cede a entidades privadas, en una reedición de la nefasta Apertura Petrolera que tanto daño causó al país.

La batalla por la Plena Soberanía Petrolera se libró en PDVSA, durante la derrota del Sabotaje Petrolero de 2002–2003, fue un enfrentamiento cruento, entre las transnacionales petroleras y el Estado venezolano. Allí aprendimos una lección: no podíamos recuperar la soberanía en el manejo del petróleo, si no teníamos control de nuestra empresa nacional, PDVSA.

Mientras las operaciones de PDVSA estuvieron bajo control de las entidades privadas, no se podía aplicar la Ley Orgánica de Hidrocarburos promulgada durante el gobierno del Comandante Chávez.

La vieja PDVSA estaba en abierta rebeldía y confrontaba al Estado venezolano: mantenía los «Convenios Operativos«, y como la ley no los permitía dijeron que «eran contratos de servicios petroleros«. Las «Asociaciones Estratégicas«, solo pagaban 1% de regalía y manejaban las operaciones y comercio del petróleo, a pesar de que la legislación establecía lo contrario; mientras «Bitor», empresa creada con la empresa china «CNPC», seguía produciendo Orimulsión, que se vendía al precio del carbón.

Es decir, aunque el Estado venezolano había promulgado una nueva Constitución y una nueva Ley de Hidrocarburos, la misma no se podía aplicar, porque las transnacionales tenían el control político y operacional de la vieja PDVSA.

La «meritocracia petrolera» de PDVSA eran agentes de las transnacionales. Esta posición de desacato al Estado se confrontó violentamente durante el Sabotaje Petrolero, provocando más de 17 mil millones de dólares de pérdidas directas y la paralización económica del país. Fue solo después de derrotarlo y rescatar la empresa que pudimos manejar el petroleo y ponerlo al servicio del pueblo, tener estabilidad y crecimiento económico.

Habiendo tenido esta experiencia traumática y nefasta para el país, uno se pregunta: ¿por qué el gobierno de Maduro ahora hace lo mismo?, ¿por qué hace lo mismo que la IV República?, ¿por qué se vuelve a entregar PDVSA a las empresas privadas, ahora chinas, rusas o venezolanas de dudosa trayectoria?

Los argumentos del gobierno son los mismos dados por la Apertura Petrolera en su momento: «la incapacidad de PDVSA de asumir estas operaciones, la falta de recursos, la necesidad de atraer inversiones extranjeras», etc.

El Gobierno de Maduro agrega a éstos, la infamia de que PDVSA, la Roja Rojita, la de Chávez, es una especie de entidad corrupta e ineficaz. Es decir, Maduro actúa con mayor desprecio hacia los trabajadores de PDVSA que las mismas transnacionales.

Tal como en la Apertura Petrolera, la privatización de Maduro fue antecedida de un proceso de destrucción de capacidades de PDVSA, para luego ceder las operaciones a los privados. El gobierno persiguió a los líderes operativos de la empresa en una política de «tierra arrasada» en las áreas petroleras. Sobre las ruinas de lo que alguna vez, no muy distante, fue la empresa orgullo y soporte de toda la Patria: PDVSA, ahora avanzan los nuevos rostros que socavan nuestra soberanía.

La entrega de Maduro, como casi toda la acción de su gobierno, ha sido ramplona, soberbia, inmoral, una traición al pueblo, una lesión a los intereses de la Patria.

El gobierno actúa de espaldas al país, en secreto, mintiendo, sin rendirle cuentas a nadie, al margen de la Ley Orgánica de Hidrocarburos y de la Constitución.

No les importa entregar y privatizar PDVSA. Actúan con la soberbia del que está «sobrao», del que hace lo que le viene en gana, del «pranato». Sólo cuentan con el aplauso de los nuevos grupos económicos y de los aduladores de su entorno. Es la Ética del Desastre.

El gobierno con sus «astucias comunicacionales» intenta minimizar estos actos de entrega de soberanía, en medio del caos reinante en el país y, entre escándalo y escándalo, se están haciendo cosas muy graves que comprometen nuestro futuro.

En este caso, el petrolero, entregan la empresa a los privados e inmediatamente arremeten contra la supuesta «conspiración Chavista» para tumbar la producción y derrocar su gobierno. El gobierno prefiere confiarle la salvaguarda de los intereses nacionales a los privados que «defenderán y gestionarán» mejor el petróleo que los propios trabajadores de PDVSA.

Los ahora llamados «Contratos de Servicios Petroleros» de la Apertura de Maduro es la privatización de toda la industria petrolera y, de allí para abajo, no habrá una sola empresa del Estado, que quede en pie, bajo control y propiedad social, Estatal. Es cuestión de tiempo y prioridades del gobierno, en su bandazo a la derecha.

Lamento decir que he tenido razón cuando desde mis artículos he advertido de manera sistemática que está en desarrollo una nueva Apertura Petrolera,algo impensable hace tan solo cinco años atrás. Igual sucede con el oro y demás minerales a través del Arco Minero, y con la entrega del Gas de la Patria. El gobierno de Maduro tiene una línea de acción clara de entrega de nuestros recursos naturales, comprometiendo la soberanía económica del país.

Como se hizo durante la IV República, la entrega se produce de manera progresiva, en distintos eventos en la misma dirección, hasta que, finalmente, se consigue el objetivo del madurismo en su visión político-económica del país: una abdicación del socialismo, del Plan de la Patria; una restauración de la hegemonía del capitalismo, ramplón y dependiente, a cambio de mantenerse en el poder. Es un nuevo pacto con un sector de la derecha, que exige hacer concesiones en áreas estratégicas de la economía, como justamente está sucediendo ahora.

Pero la propaganda del madurismo trata de negar lo que es evidentemente un bandazo a la derecha de su gobierno: manipulan, mienten, distraen. Que nadie se deje engañar: si algo repetía insistentemente el Comandante Chávez era su rotundo rechazo a cualquier tipo de privatización de PDVSA (véalo Ud mismo en este ), no se trata de abortar ninguna «conspiración» de los trabajadores de PDVSA, se trata de una entrega de las operaciones y el control a los privados. Hay que remitirse a los resultados: si tiene cola de perro, orejas de perro, cuatro patas y ladra, entonces, ¡es un perro! El resto es paja, es auto engañarse. ¡Basta!

El gobierno del Presidente Chávez, creó un marco legal muy estricto en materia petrolera, justo para resguardar o preservar los intereses de todo el país, independientemente del signo político del gobierno. La paradoja y lo que no sospechaba el Comandante Chávez, ninguno de nosotros, era que existiera un gobierno, como el actual, que violaría todo ese marco Constitucional y legal, sin importarle la institucionalidad ni la legitimidad de sus acciones. Un gobierno del «pranato» político.

Es otra lección para los revolucionarios: a la derecha, tenga el nombre que sea, poco le importan las leyes o la legitimidad, cuando se trata de alcanzar sus objetivos políticos y económicos. Así, parafraseando la célebre enseñanza del Ché: a la derecha «ni un tantico así«.

Aunque confrontamos un problema de orden político, es necesario precisar la inconstitucionalidad e ilegalidad de los actos de privatización del Gobierno, pues resulta importante denunciar que los mismos, no sólo son inconstitucionales, sino que, resultan ilegítimos.

El Artículo 12 de nuestra Constitución establece que «todos los yacimientos mineros y de hidrocarburos pertenecen a la República y son bienes del dominio público». Es decir, son bienes, que de someterse a Contratos o Acuerdos, estos son de interés público, «por lo que deben ser aprobados por la Asamblea Nacional» de acuerdo al artículo 150 de la misma, o -agregamos nosotros- en su defecto, por la Asamblea Nacional Constituyente, ya que la misma se ha abrogado las competencias de la primera.

Por otra parte, el artículo 302 de la Constitución establece que «el Estado se reserva, mediante la Ley Orgánica respectiva, por razones de conveniencia nacional, la actividad petrolera, otras industrias y servicios de interés público y de carácter estratégico». La reserva de una actividad significa, «la exclusión de los particulares del ejercicio de la actividad o lo que es lo mismo, la exclusiva realización de los mismos por parte del Estado», como señala la Doctora Hildegard Rondón de Sansó en su libro «El Régimen Jurídico de los Hidrocarburos».

Finalmente, el artículo 303 establece que, «por razones de soberanía económica, política y de estrategia nacional la totalidad de las acciones de Petróleos de Venezuela, S.A., … exceptuando la de sus filiales».

Pareciera que Maduro aprovecha la rendija que dejó abierta el «miquilenismo» en la Constitución del 99, para violentar la intención del Constituyentista y la voluntad del propio Comandante Chávez, de no privatizar de ninguna manera y bajo ninguna patraña como los mencionados «Contratos de Servicios Petroleros» a PDVSA.

Los maduristas tratan desesperadamente de esconder la entrega del gobierno, argumentando incluso, en contra de la Ley Orgánica de Hidrocarburos vigente, la de Chávez, diciendo que los «Contratos de Servicios Petroleros» firmados por Quevedo, son mejores que las Empresas Mixtas de Chávez, reivindicando los «Convenios Operativos de la Apertura Petrolera. Ya el madurismo critica abiertamente a Chávez. Se caen las caretas.

Cuando la Constitución reserva al Estado la actividad petrolera, señala que lo hará «mediante la Ley Orgánica respectiva«; veamos entonces qué dice la Ley Orgánica de Hidrocarburos respecto a las «actividades reservadas», las cuales son: la exploración, extracción, la recolección, transporte y almacenamiento inicial de petroleo, a las cuales se llama «actividades primarias».

Señala la Ley que estas «actividades reservadas» o «actividades primarias«, las realizará el Estado «por empresas de su exclusiva propiedad o a través de Empresas Mixtas donde tenga una participación accionaria mayor al 50%» . Además, esta Empresa Mixta, «debe garantizar al Estado un control real y un poder decisorio sobre todos los negocios y operaciones de las empresas creadas para actuar en la actividades reservadas».

Luego de la derrota del Sabotaje Petrolero, desde el Ministerio de Petróleo y la Nueva PDVSA, comenzamos la ofensiva de la Plena Soberanía Petrolera, ahora le tocaba al Pueblo. Teníamos al Comandante Chávez, sin su apoyo no hubiese sido posible avanzar.

Logramos conducir un proceso exitoso de migración de los antiguos «Convenios Operativos», ilegales e inconvenientes a los intereses del país a la figura de las Empresas Mixtas. De 33 empresas migraron 31. Las otras dos las ocupamos con los trabajadores, en nombre del Estado, restableciendo la Ley y su autoridad.

En el equipo del Ministerio de Petróleo y en la Dirección de la Nueva PDVSA, nos dimos cuenta que, la participación del 51% de PDVSA no garantizaba el «control real y un poder decisorio sobre todos los negocios y operaciones de las empresas creadas para actuar en la actividades reservadas», y por tanto no cumplía con el mandato de la Constitución.

Es por esa razón que en todas las Empresas Mixtas creadas en el marco de nuestra ley, PDVSA tiene como mínimo un 60% de participación, que nos garantiza el control real y poder de decisión en la Empresa Mixta, pues los puestos de dirección o estratégicos están bajo control de PDVSA: el Presidente, producción, finanzas, planificación.

Por supuesto que los privados siempre prefieren tener ellos el control de la Empresa Mixta, es más, prefieren estar solos en el negocio. Son empresas capitalistas, y el petróleo es el mejor negocio del mundo. Todas las transnacionales petroleras son capitalistas y se rigen por los mismos intereses y la misma lógica del capital. Si no hay un gobierno capaz de defender nuestros intereses nacionales, las transnacionales se llevan nuestros recursos y riquezas como hacen ahora mismo.

Cuando Quevedo firma una cesión de 9,9% de la participación de PDVSA en la Empresa Mixta Petrosinovensa, a favor de CNPC, sencillamente está vendiendo parte de la propiedad del Estado, es decir de PDVSA, a una entidad privada, lo cual es un proceso de privatización, independientemente de que PDVSA continúe con el 50,1%.

Es propiedad del Estado lo que se cede al privado. Se hace contraviniendo, como hemos visto, la Constitución y la Ley Orgánica de Hidrocarburos, de espaldas al país.

Volvamos a Chávez para recordar cómo era su conducta irreductible en defensa de nuestra soberanía económica e intereses nacionales, independientemente de que empresa o país se tratara. Recordemos lo que hacía Chávez como Presidente:

Con la Empresa Nacional China de Petróleo, la CNPC, se había creado la empresa Sinovensa para producir y vender Orimulsión. La empresa se constituyó, aceleradamente, antes de que entrara en vigencia la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos en el año 2002. Era el último gazapo de la Apertura Petrolera.

Así, luego de la derrota del Sabotaje Petrolero, cuando avanzamos en la ofensiva de la Plena Soberanía Petrolera, debíamos migrar esa empresa, ya constituida con un socio estratégico, al esquema de Empresa MIxta con mayoría del 60% de PDVSA, pero además, para producir petróleo y no Orimulsión.

Estábamos en Beijing, en el marco de una Reunión de la Comisión Mixta Sino-Venezolana, junto al Presidente Chávez. Los chinos, a todos los niveles, presionaban para que la Ley no aplicará a esta Empresa de Orimulsión. Era muy fuerte la presión: por un lado, los chinos y del otro, ministros del propio gobierno, todos le decían a Chávez que dejara ese proyecto tal como estaba, aludiendo «razones estratégicas».

Recuerdo que fue una discusión con el Presidente Chávez, dura, pero él era un líder que escuchaba y siempre tomaba decisiones ajustadas a nuestra leyes e intereses nacionales.

Le expliqué al Presidente Chávez, en medio del fragor del momento, que esa empresa china violaba todos los preceptos legales sobre las actividades reservadas al Estado, sobre el control de las mismas, pero que además, producía Orimulsión que era un proyecto de la Apertura Petrolera, creado para evadir el control del Estado sobre el petróleo, violar las cuotas OPEP y el régimen fiscal petrolero.

Incluso, le pude explicar que al vender la Orimulsión (que no era más que petróleo pesado emulsionado con agua) como un «producto» sustituto del carbón, entonces se valoraba, no al precio del mercado internacional de petróleo, sino a precio del carbón, con contratos a 25 años. Eran 34 dólares la «tonelada», equivalente a 4 dólares el barril.

Así fue la discusión, crítica, constructiva, entre revolucionarios. De todas maneras, seguía preocupado, porque la presión era muy fuerte y teníamos una reunión con el Presidente de la CNPC quien se vería con el Presidente Chávez en el complejo Da yu Tai en Beijing.

Estábamos en uno de esos majestuosos salones, colmado por ambas delegaciones, expectante de cuál sería la decisión del Presidente Chávez, qué diría. Cuando el Presidente de CNPC levantó el punto, que realmente era una queja en mi contra y contra el equipo del Ministerio de Petróleo y de PDVSA, el Presidente Chávez intervino, dando un irrestricto apoyo a nuestra posición, explicando las razones legales y económicas de nuestra posición e incluso reclamando a CNPC que tuviesen un comportamiento hacia el país, igual al del resto de transnacionales petroleras.

Desde mi puesto, en medio del silencio de la sala luego de que tronara la voz de nuestro Comandante, casi que me paraba a gritar consignas a favor de Chávez y la Revolución. Estaba muy emocionado y orgulloso de mi Presidente, del Comandante. No sería esta la única ocasión en que lo vería actuar de esa manera, radicalmente a favor de los intereses nacionales y del pueblo, un hombre valiente y honesto conducía los destinos del país. ¡Viva Chávez por siempre en el corazón de los hombres y mujeres justos de la Patria!

El Presidente de CNPC fue destituido y el gobierno chino mandó a Caracas a un nuevo presidente de su empresa a darnos garantías de que serían la primera empresa extranjera en migrar al esquema de las Empresas Mixtas contempladas en la Ley Orgánica de Hidrocarburos, y así lo hicieron.

La nueva Empresa Mixta se llamaría PetroSinovensa, donde nosotros teníamos el 60% de participación, lo cual nos garantizó el control sobre la operación y decisiones de la empresa. Nuestra producción pasó de 20 mil barriles día de Orimulsión a 120 mil barriles día de petróleo, que ¡vendíamos al precio internacional del petróleo!

Esta es la historia de la empresa donde Maduro acaba de vender una parte de nuestra propiedad y cedido el control a la CNPC. Lo ha hecho de espaldas al país, a nuestra Constitución y leyes, de espaldas a Chávez.

Pero no es la primera vez que esto sucede, la privatización de PDVSA avanza en silencio, para eso es el Decreto 3.368 que denunciamos en su momento por ilegal y por el peligro que implica para el país, que se concentre en manos de un Ministro, el general Quevedo, todo el poder para hacer lo que «considere necesario», para aumentar la producción de PDVSA; sin ningún tipo de control, saltándose todos los procedimientos establecidos en la Ley Orgánica de Hidrocarburos, sin rendirle cuenta a nadie.

Igual que hicieron privatizando, vendiendo, parte de la participación de PDVSA en PetroSinovensa a favor de CNPC, hicieron en la Empresa Mixta Petromonagas, a favor de la empresa rusa Rosneft. Nadie se entera de nada, los procesos son secretos, nadie sabe por qué, a qué precio, ni se conocen los contratos. Es una opacidad sin precedentes, ni siquiera cuando la Apertura Petrolera se actuó de esta forma, a pesar de que son contratos de interés público, violando la Ley Orgánica de Hidrocarburos y la Constitución.

No son hechos aislados, es una política clara del gobierno. Igual entregaron el manejo del gas a la Shell en el Oriente, y se entregaron las actividades reservadas al Estado por la Constitución, a empresas privadas en los «Contratos de Servicios Petroleros«, mencionados anteriormente. Por cierto, se entregaron, entre otros, los Campos «Dación» y «Jusepín» que habíamos recuperado para control del Estado con el Comandante Chávez.

Esta entrega sucede sin que la Asamblea Nacional diga nada, lo cual refleja un acuerdo tácito con el gobierno de «dejar hacer, dejar pasar«, cediendo sus competencias mansamente y con el silencio inexplicable de la Asamblea Nacional Constituyente, plegándose cobardemente a la entrega del país. Asamblea Nacional Constituyente, instalada para hacer «lo que Maduro diga» y de la cual ya nadie espera nada, más aún cuando Diosdado Cabello, su presidente, aplaude la nueva Apertura Petrolera de Maduro y se va a Anaco a mentirle a los trabajadores petroleros, diciendo que «los que mandaban aquí antes, montaron una estructura para tumbar la producción de petróleo», Diosdado «quien mandaba aquí antes» ¡era el Comandante Chávez!. Diría el Comandante: «Diosdado, ponte la mano en el corazón y dime por qué dices eso, por qué aplaudes ésto, por qué guardas silencio».

Lo vuelvo a decir: conozco las capacidades de nuestra industria petrolera, el corazón de PDVSA, sus posibilidades operacionales, su funcionamiento, las potencialidades de apoyo financiero, las áreas cuya producción ha caído, conozco a los trabajadores, a los líderes de las áreas. Hemos trabajado en un plan posible, viable, de recuperación de la producción. Haciendo bien las cosas, la producción comienza a recuperarse en menos de un año. No hace falta privatizar PDVSA, no hace falta entregar el petróleo. ¿Por qué se compromete, se remata nuestro futuro? Lo he dicho antes, el problema de PDVSA no es técnico, es político. El problema de PDVSA está en Miraflores.

Mientras escribo estas líneas, desde la Patria, recibo noticias de la antesala de lo que puede ser el mayor error de cálculo político del madurismo: el aumento de la gasolina a precio internacional. Se le impondrá al país un precio internacional impagable para un pueblo, agobiado por la crisis económica y cuyo sueldo mínimo promedio son apenas 30 dólares mensuales.

A horas de su aplicación, todavía este precio no se conoce, el gobierno sigue haciendo gala de improvisación y abuso contra los ciudadanos. Las colas de los que tratan de adquirir gasolina son enormes, las estaciones de gasolina están cerradas en el Zulia y Táchira, son imágenes que me recuerdan al caos del Sabotaje Petrolero. Son los estragos del Paquetazo de Maduro.

Tiene que haber pronto un pronunciamiento y un rompimiento de los sectores Chavistas y patriotas con este desastre, con este gobierno derechista, autoritario y entreguista de Maduro.

Los que estuvimos con el Comandante tenemos la responsabilidad histórica de renovar nuestro mensaje, de reafirmar nuestros principios, de dar un paso al frente, levantar la voz orientadora, valiente, deslindarse de este desastre, luchar por el poder. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

El Cometa Rojo

El campesino del sueño del «Cometa Rojo»

Estaba haciendo una revisión de materiales y videos para los trabajos que estoy haciendo para difundir el pensamiento político y la acción del Presidente Chávez, cuando me conseguí un video que no correspondía a su época. Era un video de 2015, y su contenido no deja de sorprenderme aún, nos deja una lección a todo el país y al Chavismo o lo que queda de él.

VIDEO:

 

El video fue tomado presumiblemente en Apure, donde un grupo de guardias nacionales y policías, dirigidos por un arrogante oficial, tratan de someter, no se indica la razón, a un llanero afrodescendiente. La primera impresión que uno tiene es que se trata de algún episodio de represión en el campo durante la IV República. Después de indagar un poco, y sobre todo por los argumentos del campesino, rápidamente se cae en cuenta de que efectivamente es un episodio de represión en el campo, pero durante este gobierno de Maduro. Es increíble la similitud de la actuación y la actitud del oficial de la Guardia Nacional en el video, con lo que era la práctica extendida de este cuerpo durante la IV República.

La diferencia la hace el pueblo, en este caso el campesino agredido, un hombre joven, humilde y provisto de los argumentos que le dio el Comandante Chávez al Pueblo. Este hombre que se batía con valor, y al que los guardias y policías no podían someter a pesar de las órdenes y la alteración del oficial, quien lo amenazaba con pegarle un tiro, exigía respeto, que no lo atropellaran, se zafaba, hacía fuerza, corría, discutía, no agredía a nadie, en ningún momento se amilanó, lo que reflejaba un orgullo propio del que tiene convicciones.

En algún momento más de cinco funcionarios lo logran tirar al suelo, a la tierra, para tratar de amarrarlo con un cable, uno de ellos le coloca la bota militar en el cuello, y pareciera que van a poder controlar a aquel hombre que se negaba a ser vejado por la «autoridad» ofendida por la actitud rebelde del negro. Este logró ponerse nuevamente de pie y el oficial ordena esposarlo, a lo que el hombre se resiste, argumentando que «él no era ningún delincuente». El oficial ordenó que lo volvieran a tirar al piso, mientras le repetía y amenazaba porque «se la tiraba de arrecho». Era precisamente eso lo que más molestaba al oficial Guardia Nacional.

Es en ese momento, cuando el hombre sometido en el piso por los funcionarios, como si a través de él estuviese hablando el mismísimo Comandante Chávez, o Florentino en la sabana, le dijo con voz premonitoria al oficial, «… debería darles vergüenza, debería, como funcionario policial … locos se volvieron ustedes, … ¿tu crees que eres autoridad? pero Dios sabe… ¿quiere que le diga una cosa comandante? … mira yo tuve un sueño, yo tuve un sueño, y en el sueño que tuve, …me soñé que miré un cometa rojo grande y estaba bien elevado, ¿oíste?, y estaba bien elevado, y yo llegué y miré el cometa y dije na’guevonada,… mira como tratan al campesino, … al mismo pueblo que formó Chávez, vengan ustedes a atropellarlo, pero no se preocupe que esto empezó y todavía no ha terminado…»

El hombre, ya amarrado, sigue exigiendo respeto, de repente comienzan a llegar campesinos, reclamando, en particular una mujer lo hacía de manera muy aguerrida e indignada, mientras la guardia trata de llevarse al detenido. De entre los gritos y la discusión se escuchan voces que dicen «… ¿este es el legado de Chávez?… ¿este es el socialismo? …»la discusión se acaloró tanto, y llegaron tantos campesinos, uno con una bandera nacional, muchos con palos en la mano, que el oficial y sus funcionarios fueron desbordados: el campesino detenido logra zafarse y el video sigue captando la refriega, hasta que alguien impide que continúe y se acaba.

El problema es orgánico, el problema es la actitud del oficial de la Guardia Nacional, del componente militar, que refleja que en el país hay un acelerado proceso de desmontaje de la Revolución Bolivariana, su ética y conducta, que acompaña al acelerado proceso de restauración de la hegemonía del capitalismo, no solo en lo económico (que ya es más que evidente con el paquetazo de Maduro, la entrega del petróleo, gas y la privatización de PDVSA) y social, sino en su ética y conducta. Es decir, retrocedimos como sociedad.

Estos hechos no son aislados, se trata de un fenómeno que se expresa permanentemente en la vida cotidiana, la verdadera tragedia diaria del ciudadano para mal vivir actualmente. Nuestro pueblo, el ser humano, no es el centro, ni el objeto de protección del gobierno madurista, nunca lo fue, a diferencia de la Revolución Bolivariana, del gobierno del Presidente Chávez, donde su amor al pueblo y su orientación profundamente humana y revolucionaria jamás permitió que nadie atropellara a los ciudadanos, los humildes, fuera militar, civil, juez, político o de «gran apellido».

Existe una correlación directa entre el bandazo a la derecha del gobierno y el maltrato al pueblo. La restauración capitalista salvaje, que sucede en el país, necesita imponer al pueblo duras condiciones de vida, desmejorarlo en todos los sentidos y reprimir cuando se oponga a ello.

Ese campesino atropellado por la Guardia Nacional que vemos en el video, desde el piso, ya amarrado con un cable, le da una lección de ética, valor y coherencia a buena parte de la dirección política del país, sindicatos maduristas y partidos que se proclaman revolucionarios, quienes guardan silencio, miran hacia otro lado o sencillamente ya no les importa el sufrimiento del pueblo.

El acento antipopular y represivo del gobierno se expresa en la manera en que abandonaron al Pueblo a su suerte, en medio de la profunda crisis que genera la restauración de la hegemonía capitalista en el país.

Recordando el libro de Orlando Araujo «La Violencia en Venezuela», entendemos que, así como durante los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, durante el gobierno madurista el pueblo es objeto de violencia diaria, impuesta por distintos métodos, desde el chantaje y el control social, hasta la abierta represión. Se ha llevado al pueblo a un tipo de vida que era impensable hace tan solo cinco años atrás.

Primero se ha sometido al pueblo a la angustia y al sufrimiento del desabastecimiento, largas, interminables colas para obtener alguno que otro producto; imposibilidad de adquirir alimentos y medicamentos. Luego se le ha sometido al escarnio de estar detrás de una caja Clap con productos insuficientes, de mala calidad. Se le somete a las consecuencias del colapso de las empresas prestadoras de servicios públicos esenciales, como el agua y la electricidad, largos apagones, prolongadas sequías, todo racionado. El transporte público colapsó, así como muchos medios de transporte terrestre, incluyendo el metro y el tren a los valles del Tuy. El pueblo se desplaza como puede, hasta en camiones que son utilizados para transporte de animales, lo que llaman «las perreras». El pueblo es azotado, ante la ausencia o complicidad de los organismos responsables, por todo tipo de anti sociales: malandros, pranes, secuestradores, «bachaqueros», contrabandistas y «matraqueros».

Luego de cinco años de esta acumulación de calamidades, ahora el gobierno decide cargar el peso de sus errores e inconsecuencia otra vez al pueblo, ahora con la imposición de un paquetazo neoliberal y su meta de «déficit cero»: una hiperinflación que se proyecta a fin de año en 1.000.000%, una mega devaluación donde el gobierno pasó de un cambio de 6 Bs por dólar a 93 millones de Bs por dólar, pero para terminar de enredar las cosas, que se puedan manejar las cifras, suministrar efectivo y disminuir el impacto de las cifras en el publico, se le quitan cinco ceros, así, de la nada, y se proclama un nuevo cono monetario, el «Bolívar Soberano». Se decreta un aumento de salario mínimo que, producto de la devaluación desde los anuncios del paquetazo, apenas el pasado 17 de agosto, está otra vez rondando los 2 dólares mensuales, que terminaron de sepultar las posibilidades de vivir del salario para los trabajadores que llevan cinco años empobreciéndose por el proceso de mega devaluación e hiperinflación.

Pero, además, el gobierno decide que los empleados públicos tendrán un solo salario, no importa si estas menos o mas preparado, si eres profesional o no, se eliminan de un solo plumazo los beneficios alcanzados por los trabajadores en toda una historia de lucha sindical. Se nivela hacia abajo, es decir, se sigue violando la Constitución, en este caso el carácter de progresividad de los derechos y conquistas laborales y, como si esto no fuera suficientemente grave, se viola la Ley Orgánica del trabajo promulgada por el Comandante Chávez, en uno de sus últimos actos oficiales.

Por otra parte, se impone al país, el pago de la gasolina al precio internacional, el mismo que pagan los habitantes de los países industrializados, donde el sueldo mínimo mensual, no es de 2 dólares, sino entre 1.500 y 2.000 dólares. Se sube el IVA del 14 al 16%, el impuesto más regresivo que existe, sube la unidad tributaria, mientras se decreta una «exención» de impuestos a las empresas petroleras, incluidas las transnacionales.

Tal vez la violencia que más daño hace al pueblo es cuando, en medio de este cuadro de angustia y caos, se demuele y erosiona constantemente la autoestima del ciudadano, esa del campesino luchando para no ser atropellado por la Guardia Nacional, se envilece al ciudadano, se destruye la conciencia y el carácter rebelde alcanzado por el Pueblo movilizado con Chávez. Al ciudadano se le lleva al extremo de la necesidad y la penuria, para luego ponerlo a correr por una caja Clap, por obtener un «carnet de la patria», que responde más a una filiación política que a ningún instrumento de subsidios. Se obliga al pueblo a sacarse el carnet si es que quiere recibir cualquier beneficio o dádiva. Por poco que sea, la gente lo necesita porque está al borde de la desesperación. Si no tienes el carnet de la patria, prácticamente no tienes derechos de ningún tipo: ni al pago de pensión, ni al pago de bonos, ni al aumento de sueldo, ni al subsidio del precio de la gasolina ante la monstruosidad de su aumento.

Por supuesto, cuando esto no es suficiente para contener la molestia generalizada, se recurre a la violencia abierta contra cualquier protesta o contra los pocos dirigentes políticos o militares que se atreven a acompañar al pueblo.

Se recurre al uso de la GNB y a la policía para reprimir, así como se hacía en la IV República. No voy a mencionar los tristes y sangrientos episodios del 2017, pues en los mismos intervinieron muchos factores y elementos políticos que desataron la extrema violencia que vimos en las calles. Pero si se debe mencionar el uso permanente de las fuerzas represivas para abortar cualquier protesta genuina de los sectores populares o gremios. Ahora se «gasea» a quien sea: jubilados, enfermeras, campesinos, vecinos, etc. Además de las detenciones por razones políticas de una cantidad indeterminada de dirigentes sindicales, obreros, trabajadores de todos los sectores y militares.

Probablemente el reflejo más grave de este maltrato contra el pueblo, son los 2,3 millones de venezolanos, reportados por la ONU, jóvenes y humildes que han salido del país, lo hacen a pie y en autobús desesperados por la situación agobiante, inaguantable que existe en el país.Los voceros del pranato madurista los insultan, descalifican y simulan ignorar el hecho, construyendo su «realidad» de «twiters», que solo existe para las nuevas élites en el poder.

Para abordar esta realidad hay que querer verla. Muchos dirigentes políticos del campo revolucionario tienen la tendencia, me imagino que auto complaciente o evasiva, de negar la situación, mirar a otro lado, hacerse el loco pues. No es la primera vez que esto sucede en la historia política del mundo. Así fue en el surgimiento de las peores experiencias totalitarias: a través de la represión selectiva, brutal, se imponen el miedo y la desmovilización, cuando se está fomentando un ambiente propicio para el surgimiento del fascismo, o para decirlo de otra forma, tener el comportamiento represivo típico de los gobiernos de élites, de derecha latinoamericanos.

Para los que todavía se niegan a aceptar este cambio cualitativo de las cosas, los que insisten en no querer ver, entonces solo pregúntense: ¿hubiese dejado el Comandante Chávez que algo así pasara? ¿él qué habría hecho? Recuerden: ¿alguna vez Chávez hizo algo así? ¿habría volado por los aires a un opositor con un cohete, así estuviese armado? ¿habría permitido que la Guardia Nacional atropellara a los campesinos o los trabajadores? ¿hubiese metido preso a Rodríguez Torres y a cientos de oficiales militares? ¿Chávez me habría perseguido, me hubiese ofendido y acusado de manera cobarde, sin darme ni siquiera el derecho a la defensa? ¿hubiese Chávez destruído a PDVSA y repartir su Junta Directiva entre facciones políticas? ¿habría privatizado PDVSA o entregado el Arco Minero? ¿hubiese entregado el Gas de la Patria, la Faja Petrolífera del Orinoco? No. La respuesta es NO, y quien diga lo contrario mentiría sobre el Comandante.

El pueblo, como gritan los campesinos del video, sabe que Chávez no hubiese hecho, ni hubiese permitido nada de esto. Un amigo Comandante Bolivariano y Chavista, de los Jefes de las rebeliones militares de 1992, me dijo un día: «Rafa por menos de esto nosotros dimos un golpe de Estado».

Mientras el pueblo está solo en su padecimiento, en sus problemas, mientras siguen desmantelando las instancias de inclusión y democracia protagónica y participativa, el gobierno avanza en la entrega de la Patria y en la imposición del paquetazo de Maduro. Lo hacen ya, ni siquiera sin cuidar las formas, con la prepotencia e impunidad del que siente que no tiene que rendirle cuentas a nadie, del que se siente «sobrao», como el oficial de la Guardia Nacional del .

La entrega

Maduro va a China, de manera apresurada, a firmar nuevos compromisos en el sector petrolero, que no se atreven a revelar, porque sigue la privatización de PDVSA, el remate de los activos de todos los venezolanos. Es como la entrega de los campos petroleros a las empresas privadas o la entrega del gas de la Patria a las trasnacionales que operan en Trinidad y Tobago: todo se hace de espaldas al país, sin dar razones ni explicarle a nadie.

Entre los anuncios que hace el gobierno desde China (algo tiene que decir) se menciona que se recibieron una cantidad indeterminada de millones de dólares y se «firmó» la venta de más del 9,9% de participación de PDVSA en la empresa mixta PetroSinovensa. Es decir, no es que China nos está dando una línea de crédito o un préstamo, no, lo que está sucediendo es que Maduro sigue privatizando PDVSA. Desprenderse de participación accionaria en PetroSinovensa no es más que una venta de PDVSA a la CNPC de China. ¡Es su privatización!, por eso los chinos dan recursos, porque pagaron por la compra de su pedazo de PDVSA.

Todo esto es ilegal, no se consulta a la Asamblea Nacional, ni a la Asamblea Nacional Constituyente, ni a nadie, no les importa, no se informa sobre los términos, condiciones o los montos. Se llevan por delante nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Constitución y a Chávez con su oposición radical, hecha a viva voz, a la privatización, de cualquier forma y de cualquier filial de PDVSA.

Por eso comparto el sueño de ese campesino, a través del cual nos habla el Pueblo, los humildes, nos habla Chávez: «un cometa Rojo grande, muy alto, esto ya comenzó». Tenemos que darle un «parao» al madurismo antes de que siga entregando al país, su soberanía, vendida al mejor postor y acabando con nuestra revolución.

Si la dirigencia chavista, o los partidos revolucionarios, no quieren asumir su responsabilidad, entonces harán el triste papel de ser el soporte político de la nueva élite, del nuevo pacto entreguista de la Patria y restauradora del pasado, que se ha entronizado en el poder. El pueblo les pasar por encima. Estoy irreductible e irrefutablemente con el pueblo, entre el campesino y el Guardia Nacional, estoy con el campesino. Entre Chávez y Maduro, estoy con Chávez. Con Chávez siempre, ¡Venceremos ¡

¡Traicionan la patria!

El Gobierno de Maduro sigue traicionando a la patria, al entregar los pilares fundamentales de nuestra soberanía. No solo ha destrozado la economía y envilecido a nuestra sociedad, sino que se ha dedicado, de manera sistemática, a entregar los recursos que nos permitirían salir de esta profunda crisis e iniciar la reconstrucción del país.

Primero lo hizo con el Arco Minero. Entregó el manejo de estos vastos recursos minerales a las transnacionales, sin que el país conozca ni los términos, ni las condiciones. Grandes cantidades de minerales estratégicos se extraen de cualquier manera con alto costo ambiental.

Luego, se dedicó a destruir PDVSA. Colocando al frente de ella a Juntas Directivas sin ningún tipo de conocimiento sobre este complejo sector, representantes de parcialidades políticas y grupos de intereses económicos, que paralizaron los procesos medulares de nuestra principal empresa e hicieron que colapsara, al punto que la misma ha perdido, desde el año 2014 hasta la fecha, más de 1.8 millones de barriles día de petróleo, lo cual significa una pérdida anual de 43 mil millones de dólares de ingresos para el país (Ver artículo La Gallina Degollada).

En paralelo a esta intervención sobre nuestra otrora poderosa empresa nacional, se inició una verdadera «razzia» en contra de sus directivos, gerentes y trabajadores, con una triste cuenta de más de 100 gerentes y trabajadores secuestrados en los calabozos de organismos policiales, sin derecho a juicio, ni a la defensa, sin audiencia, en una flagrante violación de nuestra Constitución, ni siquiera los autores del Sabotaje Petrolero fueron tratados así, porque obviamente nuestro Presidente Chávez respetaba los Derechos Humanos Fundamentales. Han utilizado el manido argumento de la corrupción para destruir a la empresa y enlodar la obra fundamental del gobierno del Presidente Chávez.

Acusan, encarcelan, secuestran, hacen grandes despliegues policiales y militares para «capturar» y humillar presidentes y ministros, juntas directivas de empresas, filiales, que fueron escogidos, nombrados por el propio Maduro. Hombres encapuchados, armados hasta los dientes, como si fueran a capturar peligrosos terroristas participan del show. Triste espectáculo, así paga el madurismo las lealtades e incondicionalidades que exigieron a los directivos que ellos mismos nombraron.

La idea era acabar con la moral de la empresa, quebrar cualquier resistencia de sus trabajadores, imponer el miedo, destruir la institución, hacer lo que era impensable unos años atrás: destruir y privatizar PDVSA. Lo lograron.

En PDVSA, entre los trabajadores, existe un temor extendido, una permanente sospecha y persecución desde la Directiva, hoy encabezada por el General Quevedo, quien se ha dedicado a desplazar a todos los trabajadores en puestos claves de la industria por personal militar, del componente de la GNB y personal civil sin ningún tipo de conocimiento, liderazgo, ni experiencia en esta actividad tan compleja.

La acción destructiva y el desprestigio que el gobierno ha hecho de PDVSA, ha provocado la desmoralización y desmovilización de sus trabajadores, razón fundamental, aunada a las pésimas condiciones laborales y económicas, de una verdadera estampida de nuestros muchachos, profesionales y técnicos, que tanto nos costó formar después del criminal sabotaje contra la empresa en 2002. Se van, no aguantan la asfixia y el maltrato del que son objeto por los sicarios del madurismo.

La empresa ha perdido, en estos años de desastre madurista, sus capacidades técnicas, operativas, lo mejor de sus hombres y mujeres, tanto desde el punto de vista técnico, como político, así como, su experiencia en la defensa de nuestro principal recurso y custodios, como todos lo éramos, de nuestra política de Plena Soberanía Petrolera. Venezuela ha perdido miles de jóvenes profesionales comprometidos con el país, extraordinarios en su trabajo y en el esfuerzo diario en apoyo a toda la sociedad.

Luego de que Maduro, destrozó y pulverizó las capacidades y la moral de nuestros trabajadores, luego de que ocupó la empresa y barrió con el Chavismo y las funciones y liderazgos medulares, entonces vino la entrega del sector. Se privatiza PDVSA.

De manera abierta e ilegal, sin ningún respeto ni por la Constitución, ni por la Ley Orgánica de Hidrocarburos, el gobierno de Maduro se ha concentrado en desmontar la Política Petrolera del Presidente Chávez: La Plena Soberanía Petrolera. Maduro entrega el Gas y el Petróleo, privatiza PDVSA y ya ni siquiera, siente que tiene que justificar nada, ni rendirle cuentas a ningún mecanismo de control, ni los institucionales, ni los políticos.

El PSUV decidió hacer «lo que Maduro diga», consigna que quedará para la historia de la claudicación política de cualquier partido, y la Asamblea Nacional Constituyente, sigue aprobando las decisiones-órdenes del gobierno, sin ni siquiera dar una mínima discusión, ni siquiera para guardar las apariencias. Ellos crearon la ANC precisamente para entregar al país.

De la Asamblea Nacional, ni se diga, no solo el gobierno violentó todas sus atribuciones, sino que la mayoría de sus partidos de derecha, allí representados, no saben si aplaudir o hacerse los «locos», frente a una reedición de la Apertura Petrolera, aunque más grave que aquella, hecha por Maduro.

Los factores políticos que están en el poder, sean del madurismo o de la oposición, guardan silencio frente a un profundo daño que se hace a los intereses de la Patria, de todo el país. Maduro vuelve a los términos de la Apertura Petrolera, que tanto perjuicio causó desde mediados de los 80 hasta que el presidente Chávez acabó por desmantelarla, cuando dimos la batalla por el rescate de PDVSA y pusimos el petróleo al servicio del pueblo.

En la dirección de la entrega, línea de acción que esperó la reelección arreglada para otro periodo presidencial, el gobierno ha acelerado, en el marco del paquetazo que impone al país, la entrega de los hidrocarburos: petróleo y gas.

Vino la entrega del Gas de la Patria. El gobierno entregó a empresas europeas el gas que descubrimos y certificamos en el Golfo de Venezuela, el Perla 3X. Ese gas se lo llevan las transnacionales, no apuntalará el desarrollo del país, ni la crisis energética en el occidente. Luego entregó el gas del Proyecto Mariscal Sucre a empresas rusas. Éstas planean llevárselo, no vendrá ese gas al oriente del país, a sostener el desarrollo que el Presidente Chávez prometió al pueblo del estado Sucre. Maduro mató el Proyecto Mariscal Sucre.

Siguió la entrega del gas que quedaba, tanto de Plataforma Deltana, como del Norte de Paria, gas que se suponía -y trabajamos para ello-, entraría al Estado Sucre, como volúmenes adicionales para su industrialización en el Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho, el CIGMA, del que saldría el gas para el resto del país, para asegurar nuestro abastecimiento y para desarrollar todo el oriente. La prensa de Trinidad y Tobago tituló «Cheap Gas» («Gas Barato»), para las transnacionales que controlan todo el negocio en el vecino país.

En su ofensiva anti-nacional, el Gobierno de Maduro, entrega el manejo, compresión e inyección del gas de todos nuestros campos del oriente del país, a la Shell. Transnacional que fue «amo y señor» de nuestro petróleo durante casi cien años. Hoy vuelve la Shell a señorear sobre el oriente. Maduro persiguió y destruyó las capacidades técnicas y políticas de los trabajadores de PDVSA, para luego entregar sus operaciones a las transnacionales. Maduro pide a las transnacionales que «vengan» a PDVSA, la empresa está en remate.

Ahora le tocó al grueso de la actividad petrolera, la parte esencial: la exploración y producción de petróleo.

Maduro y su general, presidente de PDVSA, firmaron el pasado 28 de agosto, la entrega al capital privado, nacional e internacional, a empresas llamadas «Empresas prestadoras de servicios», de las actividades primarias: exploración y producción de petróleo, justamente reservadas al Estado por nuestra Constitución en sus artículos 302 y 303 y por la Ley Orgánica de Hidrocarburos, sobre la creación de la empresas Mixtas, con mayoría y control operacional de PDVSA.

Al respecto del artículo 303 de la Constitución, el Comandante Chávez decía en alocución ante la Asamblea Nacional, hablando de la Reforma de la Constitución, en relación con la necesidad de preservar la integridad y control de PDVSA, en contra de su privatización: «… ni filial, ni nada, aquí no se privatiza más nada…» , luego agrega el Comandante: «…no es por Chávez que el pueblo vota, es por un proyecto, un camino, una vía, y Chávez durante una y mil veces lo dijo, ¡vamos por la vía del socialismo, el pueblo votó por la vía del socialismo, y es socialismo lo que quiere el pueblo, y es socialismo lo que necesita el pueblo, es socialismo lo que necesita la patria!…» . Vea el discurso del comandante Chávez: 

A Maduro poco o nada le ha importado lo que Chávez dijo o hizo, tiene su propio Plan, su propio paquetazo, su estrategia de borrar para siempre, no solo la posibilidad revolucionaria y socialista para el país, sino que incluso, entregado como está, retrogradar al país a los tiempos de la nefasta Apertura Petrolera.

Lo he venido advirtiendo en mis escritos sobre este tema, descalifican las advertencias, colocándolas en el plano de un asunto «personal». No es así, tenemos profundas diferencias políticas sobre la conducción del país y la orientación de derecha que le ha dado a este gobierno. En mi artículo Decreto 3368, advertía que el mismo fue concebido para darle luz verde a la entrega de nuestro petróleo a las empresas privadas, nacionales e internacionales.

En el articulado de este decreto ilegal y entreguista, se le da al General Quevedo, quien no sabe nada ni de petróleo, ni de Política Petrolera, un poder inusitado, sin ningún tipo de control, que nadie jamás ha tenido en este país, para tomar todas las medidas que «considere necesarias», para subir la producción, que ellos mismos han tumbado, de 3 millones de barriles día en diciembre de 2013 a 1,2 millones de barriles día en agosto de este año.

Han entregado nuestra Política Petrolera, que demostró durante años los inmensos beneficios que trajo al país, la recaudación de más de 500 mil millones de dólares, producto del Régimen Fiscal Petrolero y del control sobre las operaciones por parte del Estado, a través de PDVSA, nos dieron estabilidad y crecimiento y nos permitieron abordar los problemas sociales y hacer una distribución, por primera vez en la historia de nuestro país, popular y revolucionaria de la renta petrolera.

Maduro entrega el petróleo de manera descarada y abierta. Lo hace sin disparar un tiro, sin que el chavismo, ni los trabajadores, ni los más acérrimos críticos del comandante Chávez en materia petrolera dijeran ni pío, ni los críticos de izquierda, ni los de derecha, mucho menos la ANC, la AN, ni el PSUV o el PCV o cualquier otro partido de los que se proclaman de izquierda. Por supuesto, para poder hacerlo así, primero debía destruir a PDVSA y aniquilar la capacidad de respuesta de los trabajadores, quienes se debaten entre el silencio y el miedo.

Creo que nadie sale todavía de su asombro: qué fácil fue derrotar al chavismo, derogar la Política de Plena Soberanía Petrolera, traicionar al comandante Chávez y a todo un pueblo que lo acompañó en la derrota del Sabotaje Petrolero y el rescate del petróleo para ponerlo al servicio del Pueblo. Qué fácil se traiciona la Patria, se entregan sus recursos naturales, su soberanía.

Los ahora llamados «acuerdos de servicios petroleros», son una mala copia de los Convenios Operativos, en su Tercera Ronda, firmados por la Vieja PDVSA durante el desarrollo de la Apertura Petrolera. Maduro ha hecho una mala copia de los Convenios Operativos de Luis Giusti.

El primer hecho en común con los contratos de la Apertura, es la opacidad, el secreto. Nadie ha visto los «Acuerdos», nadie los conoce, así como, nadie conocía los contratos de los Convenios Operativos. Ahora nadie sabe ni el contenido de lo firmado, ni los anexos.

Tuvo la agencia Reuters que publicar una nota, con base en uno de los «Acuerdos de Servicios» firmados y que pudo obtener por su cuenta, para que el país se enterara de que con estos acuerdos, se revertía la Política Petrolera del Presidente Chávez. Maduro entregó los mismos campos que nosotros habíamos retomado para control del Estado cuando revertimos la Apertura Petrolera. Ya no solo «lo dice Ramírez» y otros que alertan sobre la entrega del petróleo, ahora lo dice Reuters en su muy completa nota al respecto. Resulta ahora que Reuters es más crítica que los partidos de izquierda del país y denuncia que se revierte la Política Petrolera del Comandante Chávez ante el silencio del propio PSUV, la ANC y los partidos del Polo Patriótico.

El segundo hecho en común con la Apertura Petrolera es que el Ministerio de Petróleo, es decir, el representante del Estado Venezolano, no tiene «vela en este entierro». Es decir, el Ministerio, la institución del Estado venezolano, que debe ser el asiento de la política petrolera, no tiene ningún papel que desempeñar acá. No participa de ninguna manera en sus responsabilidades de regular la producción o tasa de explotación, la administración de los yacimientos, ni en los planes de desarrollo, ni en la fiscalización, ni en el precio, ni en el pago de regalías. En nada.

PDVSA será la nueva administradora de los acuerdos. Es decir, ya PDVSA no explora, ni produce petróleo, sino que ahora solo «administra» un contrato donde «otro», las empresas de «servicios petroleros», exploran y producen el petróleo. Es decir, el gobierno destrozó a PDVSA para convertirla en un administrador de contratos.

Con esta acción, Maduro alcanzó el sueño de la Apertura Petrolera y de las transnacionales: «que PDVSA no haga nada, es corrupta, ineficiente, no sirve para nada. Que solo administre, nosotros producimos». Los argumentos y objetivos de la Apertura Petrolera, son los mismos del gobierno: que PDVSA no opere, que se convierta en una «agencia de energía», el Ministerio desaparece, será un cascarón vacío.

Sin embargo, una diferencia con la Apertura de Luis Giusti es que las empresas que firmaron con Maduro, no saben nada de petróleo, son de personas relacionadas con el madurismo, son de sus operadores económicos y políticos, solo una sola empresa china, se aventuró a participar, segura como está, de que de este saqueo sacará cuantiosas ventajas económicas.

Los «Acuerdos de Servicios» firmados, establecen como una «producción base» la producción actual de los campos, luego establece que, cualquier producción por encima de esa línea, será en beneficio de la «Empresa de Servicios» y la venta de ese volumen de petróleo va a un fideicomiso en un banco extranjero, para garantizar el pago al privado.

Vamos a estar claros, la producción actual de PDVSA es la más baja de su historia, 1.2 millones de barriles día, lo cual quiere decir que los campos entregados por Maduro, están por el piso, por falta de labor, mantenimiento, repuestos, atraso en los procesos, lo que se llama «producción diferida», pero la capacidad de producción está allí, el petróleo está allí. Con conocimiento, un poco de esfuerzo y mucho de sentido común, con una dirección adecuada, la misma PDVSA, los privados o cualquiera, estará en capacidad de levantar esa producción, porque el petróleo está allí. Este es un negocio redondo para las empresas beneficiadas con la entrega. Maduro entrega un Rolls Royce, sin cauchos y sin bateria, a precio de Volkswagen viejo.

Luego PDVSA sigue comprometiendo su factura petrolera, no solo con los pagos a los préstamos de todo tipo que ha negociado el «equipo económico» del gobierno, sino que esta «producción incremental», se vende en un contrato conseguido por la misma empresa de «servicios petroleros», no se sabe con cuánto de descuento, el gobierno desmanteló las ventas en base a precios tipo fórmula, ya no hay Oficina de fiscalización en Viena, (para eso la desmantelaron y formaron su típico show), ahora la PDVSA de Maduro da descuentos masivos a sus amigos o relacionados.

Un aspecto que no deja de ser importante es que los campos petroleros, rescatados por la revolución como campo Dación y Jusepín, vuelven a manos privadas, es una claudicación del Estado, la incapacidad del gobierno, provoca un daño tremendo a la moral de los trabajadores y a la posibilidad de que el Estado asuma, como hicimos por más de 12 años con un éxito incuestionable, las tareas estratégicas de nuestra economía.

Finalmente, lo que están entregando a las «Empresas de Servicios Petroleros» son las actividades primarias (exploración y producción) que están reservadas al control del Estado en la Constitución en sus artículos 302 y 303, a través de PDVSA. Es por eso que la Ley Orgánica de Hidrocarburos creó la figura de las «Empresas Mixtas», donde el privado participa de forma minoritaria y PDVSA no solo tiene la mayoría, sino que opera y controla las decisiones de la empresa, así como, es la única que puede vender el crudo y todo el dinero de la venta va directo a las cuentas colectoras del BCV.

Si fueron capaces de entregar el petróleo y PDVSA, qué les espera al resto de las empresas del Estado que están paralizadas o con severos problemas por mala gestión. Lo hemos dicho: la entrega es un elemento fundamental, junto a la represión, del paquetazo de Maduro

Como si todo este desastre y entreguismo no fuera suficiente. Maduro y su gobierno, permiten que la Exxon-Mobil perfore en aguas del territorio Esequibo. Maduro ha renunciado al ejercicio de nuestra soberanía sobre territorio que está en reclamación, en una clara causal de «traición a la patria». La Exxon-Mobil se llevará «a la brava», no necesita andarse con vueltas, ni firmado ningún tipo de «contratos o acuerdos» con el gobierno, hasta 700 mil barriles día de petróleo. El gobierno lo sabe, lo permite, esconde la cabeza como el avestruz, nadie habla de esto, ¿será que Reuters tiene que hacer otra nota para que alguien, además de los pocos que nos atrevemos a denunciar esta entrega, digan algo? A lo que hemos llegado.

El domingo escribiré sobre un sueño: el «Cometa Rojo». Con Chávez Siempre, ¡Venceremos!

El paso de los Andes

Corrían los heroicos años de la guerra de independencia, en 1819, cuando nuestro Libertador Simón Bolívar, al frente del ejército patriota, remontaba el Orinoco y desarrollaba la Campaña de Los Llanos, contra las tropas expedicionarias de Pablo Morillo, decidido como estaba de derrotar al imperio español y liberar la Gran Colombia, lo cual ya había proclamado en el Congreso de Angostura.

Desde el «Hato Cañafístola», a corta distancia del Río Apure, y habiéndose retirado Morillo a Calabozo a esperar que pasara el invierno; el Libertador decide atravesar el llano inundado, remontar la Cordillera de Los Andes en pleno invierno del trópico, sorprender al enemigo y liberar el Virreinato de Nueva Granada.

Iniciaba uno de los capítulos más heroicos de nuestro pueblo, producto del genio político-militar del Padre de la Patria, y de su pasión y grandeza: el Paso de Los Andes.

El 25 de junio de aquel año inició el ejército libertador su heroico ascenso, en las más difíciles condiciones, luego de toda una campaña militar en Los Llanos. Nuestros hombres y mujeres marcharon por el helado temperamento de Tunja, desnudos, a pie, en las peores condiciones, cruzando el Páramo de Pisba; muchos murieron de frío, pero nada los detenía, gozaban de la presencia e inspiración del Libertador y sus oficiales patriotas, quienes eran los primeros en el sacrificio y el trabajo.

Ya en territorio de la Nueva Granada, el Libertador se dirigía al hoy pueblo colombiano: «en vuestro seno tenéis ya un ejército de amigos y bienhechores, y el Dios que protege la humanidad afligida concederá el triunfo a sus armas redentoras. No temáis nada de los que vienen a derramar su sangre por constituirse en una nación libre. Los granadinos son inocentes a los ojos del ejército libertador. Para nosotros no hay más culpables que los tiranos españoles, y ni aún éstos perecerán sino en el campo de batalla».

El ejército patriota entró en encarnizados combates: el 27 triunfó en Paya, el 5 de julio ya estaba en la provincias de la Nueva Granada, arribaron a Socha, el 11 de Julio la Victoria en Gameza, la victoria en Pantano de Vargas el 25 de julio sobre un poderoso ejército español, la Victoria de Boyacá el 7 de agosto, y finalmente, la entrada victoriosa el 10 de agosto a Santa Fe de Bogotá, y la liberación de las Provincias de la Nueva Granada.

Hoy 199 años después de esa hazaña heroica, los hijos de aquel ejército libertador, vuelven a cruzar la Cordillera Andina, ahora, por el Páramo Berlín, pero esta vez, buscando desesperadamente una posibilidad de futuro, un destino seguro para ellos y sus hijos. Esta vez el Paso de Los Andes, no es una marcha para liberar otros pueblos, sino una salida desesperada del caos del país. Algunos de los que cruzan a pie, han muerto y quedado sembrados en esas tierras heladas, como un testimonio de la situación absurda que vive nuestro pueblo.

Es un paso triste, donde se deja todo atrás; pero es al mismo tiempo, un paso esperanzador, porque se busca un destino mejor, que hoy no encuentran en la patria que nos legara Simón Bolívar.

Una cantidad importante de nuestro pueblo sale desesperadamente como puede: a pie lo más pobres, cruzando Los Andes hacia Colombia, Ecuador, Perú. Otros, incluyendo a muchos de nuestros pueblos originarios, cruzan como pueden hacia Brasil, otros emigran al Caribe o Centroamérica. Nuestros jóvenes profesionales e hijos de antiguos inmigrantes, salen hacia la Argentina, Chile, Uruguay, los Estados Unidos y Europa.

La salida de millones de venezolanos, incrementado de manera exponencial a partir del año 2015, es un hecho público y notorio. La Organización de las Naciones Unidas, un ente serio, sin lugar a dudas, por intermedio del vocero de su Secretario General, reporta que, a junio de este año, hay 2.3 millones de venezolanos que han salido del país. Este número no incluye a aquellos que se han ido de manera individual por vía aérea.

El asunto es que, por primera vez en nuestra historia, nos hemos convertido en un país de emigrantes. Venezuela siempre se caracterizó por ser receptor de otros pueblos, todos fueron bien recibidos, con los brazos abiertos. Éstos, se integraron a nuestra sociedad, con sus sueños y esperanzas, nos ayudaron a construir nuestro país.

Hoy día, nuestro pueblo sale por millones. Es un fenómeno que desgarra y separa a las familias venezolanas. Es duro para el que se va, y lo es para el que se queda. Esta situación, dolorosa, es negada reiteradamente sólo por el gobierno, que insiste, a través de sus más afamados voceros y voceras, en mentir, al afirmar que esta estampida de venezolanos, es «normal».

Por otra parte, los más crueles voceros del «pranato» vociferan en contra de los que se van, les desean que no vuelvan más. El propio Maduro se burla de que nuestros jóvenes estén «lavando pocetas», en un intento por descalificar el esfuerzo de estos compatriotas por tener una vida digna.

En mi artículo «No te vayas«, del 8 de octubre de 2017, manifestaba con anticipación mi tristeza y preocupación por los jóvenes que me encontraba en la ciudad de Nueva York, cuando me desempeñaba como Embajador del país ante la ONU, se trataba de ingenieros, profesionales, trabajando de mesoneros, taxistas, etc. Igual, por las noticias que recibía de muchos jóvenes y trabajadores de PDVSA, que abandonan la empresa y el país; las historias de los amigos y conocidos que salen, todas son duras y desgarradoras.

Las razones son muchas: la crisis económica; la inseguridad, la persecución política, la asfixia de un ambiente autoritario que ha provocado la pérdida de la esperanza en que el gobierno resuelva los problemas que aquejan al ciudadano; la negativa de someterse a los mecanismos de control social, al «carnet de la patria», a la amenaza en la Administración Pública, la obligación del aplauso fácil.

Además de la profunda afectación emocional que significa tener que abandonar tu Patria y tus afectos, lo más grave, es el hecho de que el país ha perdido una generación completa de jóvenes formados en los años del Comandante Chávez. Era la generación que se estaba educando para el país potencia.

Lo que ha sucedido con PDVSA es un ejemplo claro del daño ocasionado. Después del Sabotaje Petrolero, entraron miles de jóvenes profesionales a recuperar la empresa, y luego a fortalecer nuestras capacidades productivas en plena expansión.

Cuando comenzó la persecución por razones políticas dentro de la empresa, no solo metieron presos a sus trabajadores y líderes emblemáticos, como el ingeniero Jesús Luongo, quizás uno de los que más sabe de refinación en Latinoamérica, sino que comenzaron a desplazar a los héroes de la derrota del sabotaje, a los hombres y mujeres de mayor experiencia, conocimiento, compromiso y moral.

La actuación de los oportunistas y maduristas dentro de PDVSA, en su afán de controlarlo todo, generó un ambiente hostil para nuestros trabajadores. Lo hicieron y destrozaron a la empresa. Solo que nuestros muchachos no se «calan» el maltrato, ni al «pranato». Se fueron, se van.

Hemos perdido inmensas capacidades humanas y técnicas en la empresa, el orgullo y la conciencia del deber social. Ahora, PDVSA es una mueca de lo que era el orgullo del Comandante Chávez y del pueblo venezolano, la Nueva PDVSA, Roja Rojita, no existe más, la acabaron, no solo se vino abajo la producción de petróleo y la capacidad de refinar y procesar de nuestra empresa, sino que desmantelaron el bastión de soberanía que alguna vez fue.

Ahora los agentes que la «dirigen», pactan, la entregan, la han desmantelado, en cumplimiento del paquetazo del fracaso.

Cuando el Comandante Chávez nos hablaba de que seríamos un país potencia, que teníamos los pilares de una Patria de hombres y mujeres libres y justos, con una sociedad cuya riqueza se basara en el trabajo, del vivir bien, prendió la esperanza en todos nosotros.

Éste era un país con un proyecto, el Plan de la Patria, votado por la mayoría del Pueblo, una Constitución ampliamente debatida y aprobada en consulta popular. Un país que, luego de la conquista de la Plena Soberanía Petrolera, logró tener años de estabilidad y crecimiento, que comenzaba a resolver sus problemas estructurales, en el ámbito material y espiritual. De ese país, nadie quería salir, nadie huía. Todos, independientemente de su posición política o condición social, sabían que tenían un lugar en nuestro proyecto.

La salida masiva de venezolanos hacia el exterior es una denuncia, es una consecuencia del acelerado deterioro de nuestras condiciones de vida, de la situación económica que resulta asfixiante, insostenible, es una señal del vacío espiritual, la tristeza creada por la ética del desastre y del «pranato» de la política que se ha impuesto en el quehacer cotidiano.

Atrás quedó, como un recuerdo, el concepto de Democracia Participativa y Protagónica, el sistema de Misiones y Grandes Misiones, la Nueva PDVSA Roja Rojita, los proyectos del Plan de la Patria, los Derechos Humanos y Fundamentales consagrados en nuestra Constitución.

Cuando vemos a nuestro país, en la perspectiva de la dinámica y los retos que tiene la humanidad, los «Objetivos del Desarrollo», establecidos por las Naciones Unidas, los grandes debates en torno a la sustentabilidad del desarrollo económico; la lucha contra la pobreza, la inequidad y la exclusión; el cambio climático y el manejo de los recursos naturales, entonces, podemos apreciar, el profundo daño que este gobierno incapaz e improvisado le ha causado al país, a nuestras posibilidades de desarrollo, a nuestra soberanía, a nuestro futuro. Nos quedamos atrás.

Se van los que eran el objeto de nuestras preocupaciones, de nuestro esfuerzo, se va nuestra juventud. De todas las clases, y condiciones políticas, se nos va el futuro.

Es una situación indeseable. Por supuesto, que todos queremos estar en nuestra patria, incluyendo, a los que nos vemos forzados a estar ausentes porque somos perseguidos por el madurismo. Todos queremos a nuestra patria y deberíamos poder estar allí para su reconstrucción. Los que se quedan, ojalá puedan mantenerse para dar la batalla.

Ante la falta de un liderazgo revolucionario y patriota, que pueda hacerle frente al desastre, se opta por la salida individual. He conversado con los que se encuentran fuera, entendiéndolos e instándolos a volver, siempre tendremos un lugar en nuestra querida patria, no la podemos dejar a merced del caos.

El origen de todo este problema es el madurismo, y el desastre al que han llevado a nuestro país. Debemos dar la batalla por recuperarlo. Una respuesta patriota y revolucionaria a esta profunda crisis, para crear las condiciones para que todos y todas los que se han ido puedan regresar, y los que se quedaron puedan vivir con dignidad y ser felices, al final, de eso se trata todo.

El madurismo ha establecido un sistema de control social de la población, por ello han recurrido a instrumentos que medran en la miseria, para crear dependencia y mecanismos de manipulación: las cajas «Clap», los bonos y el «Carnet de la Patria», violatorios además del derecho a la no discriminación, por decir solo uno. A través de éste obtiene la «big data», es decir, tu información, tus necesidades, tu domicilio, tu vida, para amenazar, obligar, y manipular.

Han instaurado el miedo, la censura, han cerrado los espacios de participación, por ello, las personas optan por salir, por lo menos, para resolver de manera individual su situación.

El gobierno no solo desconoce y se burla de los que salen, sino que estimula la salida porque les favorece en gran medida: se desmoviliza al pueblo, no votan, no participan, no dicen, no hacen y además, mandan las remesas a las cuales el gobierno les quiere poner la mano.

Es por ésto que el gobierno incumple en su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos, no les importan ni dentro ni fuera del país. Son maltratados en el exterior, por la derecha xenófoba, por gobiernos hostiles, y el gobierno no hace nada, ni siquiera una nota de protesta, una exigencia, y paradójicamente, a los más ofensivos, como es el caso de Trinidad y Tobago, al contrario, se les entrega el gas de la Patria.

Mientras el futuro se va, y los que quedan están desmovilizados, y corriendo de un lado a otro para sobrevivir en el día a día, el madurismo avanza en su programa de derecha: el Paquetazo de Maduro.

Hoy por hoy, el gobierno de Maduro ni siquiera guarda las apariencias de proclamarse de izquierda ni nada que se le parezca, su equipo económico va de retroceso y sin frenos, no saben qué hacer para tratar de convencer a los capitalistas de que están rematando al país y que desmontan cualquier vestigio de Chavismo existente en la economía del país.

La entrega de PDVSA es abierta y desvergonzada. Las operaciones del gas en el oriente del país que se cedieron a la Shell, viene acompañada de la entrega de áreas operacionales a «empresas de servicios petroleros» creadas, para la ocasión, por el madurismo.

Los contratos suscritos, unos en acto público y otros en «privado», son una vergüenza y una claudicación de nuestra Plena Soberanía Petrolera. PDVSA retorna a los esquemas de los Convenios Operativos de la Apertura Petrolera, se viola la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la de Chávez. Existe un ambiente de rapiña, todos quieren su pedazo de lo que fue PDVSA.

Los señores que están firmando por PDVSA deberían saber que «el desconocimiento de la ley no excusa su cumplimiento y aplicación», y los beneficiarios de esta rebatiña deben saber que, tan pronto vuelva al poder un gobierno revolucionario, patriota o sencillamente responsable, todo esos contratos ilegales, deberán ser derogados como hicimos cuando la Revolución Bolivariana desmontó la Apertura Petrolera, que los mismos serán nulos, que no producirán, por tanto, efecto alguno y que, se generarán las responsabilidades correspondientes a su celebración.

En el ámbito financiero, el ala desesperada de derecha, ya no sabe qué cosa hacer para obtener dólares. Ya no hay freno de ningún tipo, quieren las remesas, que traigan dólares o lo que sea, pero rápido, es evidente que el Petro no funciona. Lo he dicho y creo que ahora está más claro para los incrédulos: el Petro es una estafa, no solo es ilegal e inconstitucional, sino que ¡no sirve!

Los precios se dispararon, solo que ahora están «acordados» con el madurismo, pero, ¿a quién le importa que ellos lo «acuerden»?, ¡No representan los intereses del pueblo! El nuevo salario mínimo no alcanza para adquirir ni siquiera la Canasta Básica, con los productos y precios «acordados» por el madurismo. El ticket de alimentación no alcanza ni para comprar jabón a precios «acordados».

Desde que Maduro reconoció al «Dólar Today» como su referente, el pasado 17 de agosto, el Bolívar «Soberano» pasó de 60 Bs a 91.64 Bs, es decir, una devaluación del 51%.

La hiperinflación sigue expropiando el esfuerzo de los trabajadores, mientras el gobierno promete y ofrece nuevos bonos, así como pagar los incrementos salariales durante 90 días (desesperados por llegar a diciembre), tanto al sector público, como al privado. ¿De dónde va a sacar el gobierno estos recursos? Nadie cree en sus anuncios y menos en su «promesa» de «déficit cero», por cierto, la misma de Macri.

Se ha creado una hidra de «nuevos empresarios» que crecen bajo el amparo y protección del madurismo: ex militares, ex escoltas, ex ayudantes, ex revolucionarios, todos son «panas». Reciben créditos, contratos, licencias, ahora son importadores, petroleros, mineros, constructores, dueños de medios, hombres de negocios, testaferros, «magos» de las finanzas y un largo etcétera.

Sin embargo, se reciben algunos destellos de honestidad y lealtad a Chávez. Los Chavistas nos vamos a seguir moviendo, reagrupándonos, vamos a construir una opción revolucionaria para darle un parao a tanta entrega y vagabundería.

Si la izquierda y los partidos que se proclaman revolucionarios no dicen o hacen nada para detener la entrega, serán corresponsables, por cobardes y acomodaticios políticos. A los líderes que guardan silencio y permiten que se haga «lo que Maduro Diga», los llamo a no seguir horadando la esperanza del pueblo Chavista y a asumir sus posturas sin dobleces.

Seguiremos adelante, avanzaremos, hay una Esperanza, una «Esperanza Patriótica», que vive en el corazón de los hombres y mujeres de la Patria.

Con Chávez Siempre, ¡Venceremos!

El paquetazo, la represión y la entrega. Caras de una misma moneda

Llegamos al primero de septiembre y ya el paquetazo de Maduro hace estragos entre nuestro pueblo. Lo hemos dicho: las medidas anunciadas por el gobierno, el pasado 17 de agosto, configuran un paquetazo de derecha, neoliberal, que carga todo el peso de la crisis sobre las espaldas del pueblo venezolano.

Ya los escandalosos precios de los insumos de primera necesidad fueron impuestos al consumidor, hay acuerdo con los sectores privados para escalarlos todos. Los precios del transporte público fueron impuestos al pueblo sin ningún tipo de consulta.

Todavía no ha entrado en vigencia el nuevo salario anunciado por el paquetazo, y ya el marcador reconocido por el gobierno, «DolarToday», indica que el Bolívar soberano se devaluó en un 45%. Incluso el gobierno celebra en «periscope» que la última subasta «Dicom» se acerca al marcador del «dólar criminal», ¡bravo por el gobierno!, el bolívar se devalúa aceleradamente, pero ahora se atreve a reconocerlo. Ya es algo.

Los operadores privados han optado por dolarizar los precios y los servicios, el argumento es que «en dólares es lo mismo que en el extranjero, incluso más barato», el problema es que el venezolano sigue ganando en Bolívares devaluados que, al cambio del marcador, está en torno a 1,36 dólares. El mismo Maduro dijo en su alocución, como si él no hubiese sido el presidente en estos años del desastre: «¿no entiendo como el salario cayó de 300 dólares mensuales a solo un dólar?» , uno no termina de entender si es solo incompetencia o cinismo de Maduro, o son los dos juntos.

Los operadores privados, ya no pueden ser acusados de ser parte de ninguna «guerra» o «conspiración», puesto que, que no solo tienen la bendición del gobierno con el cual pacta los precios y costos para seguir esquilmando al pueblo, sino porque, al ajustar su economía al dólar, sencillamente están haciendo lo mismo que el gobierno hace con el anunciado aumento de la gasolina a precio internacional. El «aumento» de salario anunciado por Maduro no alcanzara ni para llenar un tanque de gasolina de 40 litros a precio internacional: ¿quien tiene 417 millones para solo llenar un tanque de combustible a la semana?

Reportes internacionales, especializados en el uso de criptomonedas, así como, algún otro descuidado vocero del gobierno, reconocen que no hay evidencia alguna de transacciones con el Petro, la Superintendencia de Bancos, ni siquiera existe, la base de toda la estrategia del paquetazo económico de Maduro, el Petro es un «bluff», un desastre anunciado.

En paralelo a este manejo irresponsable de la economía, el país sigue agobiado por los problemas de todo tipo en la prestación de los servicios esenciales para la vida diaria del pueblo.

La falta de medicamentos e insumos está provocando las muertes más injustas y crueles: neonatos, niños, ancianos, enfermos crónicos (cardiacos, diabetes, hipertensos, etc), enfermos de alto riesgo (HIV, deficiencias hepáticas, cáncer, etc), mueren por no tener los medicamentos ni los insumos.

A los responsables en el madurismo poco les importa la desesperación del que se sabe condenado a muerte por la carencia de medicamentos, del anciano que se sabe cerca del final, de la inocencia de la vida truncada por la estupidez del gobierno, la soberbia e incapacidad de asumir este problema con carácter de prioridad nacional, de emergencia ¿porque no se atreve el gobierno y los ministerios responsables a emitir las estadísticas de la mortalidad infantil?, es un crimen que no se ha cuantificado, pero que enluta hogares de manera permanente, silenciosa y cruel.

La tragedia de las fallas eléctricas y apagones en el Zulia, en Maracaibo y Costa Oriental, no tiene antecedente en el país, parece una zona en conflicto bélico; los apagones en la Región Capital, ya son cotidianos, incluso dejan a oscuras a los tristes personajes del gobierno, su triste poeta, en plena exposición de sus miserias humanas.

La falta de agua agobia a todos los ciudadanos que, resignados, se adaptan a la dinámica, la rutina del «vivir mal» diario, a las limitaciones y caos impuesto por la manifiesta incompetencia del gobierno para manejar los servicios públicos, ante el reclamo del público, la respuesta del madurismo es, en su habitual indolencia ante el país: ¡mudate!.

La delincuencia sigue asesinando y ejecutando jóvenes, parejas, ancianos, no se salva nadie. El toque de queda en las ciudades, barrios y calles del país, la inseguridad es una realidad que impone el terror entre las madres, padres, hermanos; todos saben que la ruleta de la muerte les puede tocar a cualquiera, en cualquier sitio o momento. Las ciudades lucen desoladas, de noche, el ciudadano se encierra, se guarda, se impone un ambiente triste y de miedo ya desde el atardecer.

Para el gobierno todo esto es una «conspiración», no existe, es una exageración, parte de una «guerra» que, de ser así, se perdió hace ya bastante tiempo.

Los más afamados voceros del gobierno, los que han hecho del cinismo y la irresponsabilidad una categoría política del madurismo, tienen la desfachatez de afirmar que todo el tema de las masivas salidas de los venezolanos al exterior, «son una exageración, que no es verdad».

Este tipo de declaraciones son, probablemente, la mejor muestra de que este gobierno está absolutamente divorciado de la realidad del país y, desde hace mucho tiempo, de los sentimientos del pueblo.

Los voceros maduristas, aquellos que ocupan altos cargos, que les quedan como zapatos grandes, mienten, sin vergüenza alguna, tratando vanamente de negar el hecho de que millones de venezolanos huyen del país, la ONU reportó al menos 2,3 millones de personas que han salido, desesperados por la situación económica, la inseguridad y la pésima gestión del gobierno.

A los venezolanos, los maltratan afuera, los vejan, los esclavizan, prostituyen, pero a nadie en el gobierno le interesa, no exige respeto a nuestros ciudadanos, no los reconoce. Al contrario, el madurismo declara «vete y no vuelvas, pero eso si, manda dólares», quieren controlar las remesas que se envían a los familiares, ancianos y niños que, dolorosamente, dejan la patria.

Por primera vez en nuestra historia, las remesas que envían al país, los venezolanos en el exterior, es mucho más que las exportaciones del sector no petrolero y cerca de un tercio de lo que hoy día, nuestra destrozada PDVSA, es capaz de ingresar al país, por concepto de venta de petróleo. Las remesas son el verdadero Petro del país.

El madurismo habla con la soberbia del que siente que tiene al pueblo en el bolsillo. La realidad es que tienen al país secuestrado, han impuesto el miedo, la represión, han impuesto el control del que se ufanan los gobiernos autoritarios. Se imponen la fuerza, el terror.

Nadie en el país se atreve a hablar. Ni los políticos, incluyendo los otrora famosos por su combatividad y valor, ni los intelectuales, ni periodistas, ni constituyentistas, ni dirigentes populares, ni gobernadores, ni los medios de comunicación, (con honrosas excepciones, entre ellas, la de Panorama), nadie. Últimas Noticias, El Universal, Globovisión, medios adquiridos con recursos del Estado, de PDVSA, de la Tesorería, no pueden decir nada que no autoricen «los propietarios», mucho menos dirán VTV o Telesur.

La radio igual, ni Unión Radio y mucho menos, Radio Nacional, ni YVKE, pueden decir nada que moleste al madurismo. Los medios comunitarios que el Comandante Chávez estímulo justamente para democratizar las comunicaciones y que se pudiesen debatir los problemas del pueblo; o desaparecieron, o los silenciaron o se han convertido en parte de la maquinaria de propaganda al servicio del madurismo, que insulta y descalifica, oculta la realidad, como lo hacen animadores y comentaristas de triste ocasión.

Solo «Aporrea», «El Arado y el Mar» y algunos portales y medios Digitales, como «El Pitazo», se atreven a decir, criticar, mencionar a los intocables que, tras el desastre que sufre el país, se fortalecen, como el verdadero poder del madurismo.

Los cuerpos de seguridad, operan, con apoyo externo, con importantes capacidades para grabar, espiar, perseguir y por supuesto, encarcelar. Los sitios de detención, los conocidos y los secretos, están llenos de secuestrados políticos, de PDVSA, MIlitares, la mayoría, chavistas, y de opositores. Muchos son presos personales de Maduro o su círculo íntimo, otros son parte de la «vendetta» del triste y debo decir, cobarde Fiscal.

El Ministerio Público, dirigido por un farsante que, durante tantos años se vendió como un defensor de los derechos humanos, hoy hace gala de su incontinencia emocional, no solo con la palabra, sino, y es lo más grave, con sus acciones: acusa y juzga en un instante, condena e insulta, hace, con denotado servilismo, lo que le ordena Maduro. Han sido capaces de secuestrar a una mujer inocente, la encerraron en un penal para presos comunes, donde sufrió agresiones de todo tipo, le destrozaron y luego, para moverla del infierno donde ellos la metieron, la obligaron a inculparse en una de las tramas que este patético personaje se ha inventado para perseguirnos de cualquier manera.

Buscan por la amenaza, violencia y coacción que el secuestrado haga confesiones o se declare culpable de cualquier cosa que, cualquier sistema jurídico y más aún, aquellos destinados a la protección de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, desconocen, desvirtúan y anulan, eliminando su efecto jurídico. No existen para el Derecho. No producen efectos, ni situación subjetiva alguna.

Secuestradas y secuestrados, como este caso, hay muchos. Los humillan y maltratan, hasta que el detenido, sin posibilidad, sin ir jamás a una audiencia, y sin siquiera tener la posibilidad de ver la luz o a sus familiares, se «quiebran», se inculpan o declaran lo que quieran sus captores. Hasta «agradecen» a estos que los dejen hablar con un familiar o abogado. Los que los maltratan, manipulan con el dolor y sufrimiento, hasta lograr que el secuestrado, incluso, les agradezca disfrutar de alguna migaja de los derechos que, alguna vez, se consagraron en nuestra maltratada Constitución.

No se trata de nada original, el famoso «Síndrome de Estocolmo», y la humillación del detenido por razones políticas ha sido recurso de los más oprobiosos gobiernos o sistemas. Esta actitud desenmascara al madurismo como un gobierno de derecha, no solo por sus medidas económicas, sino por el desprecio al ser humano y su dignidad.

La misma lógica de manipulación la usan en gran escala para condicionar el accionar del pueblo y lograr el control social del que se vanaglorian. Los ideólogos de la opresión, aplican con facilidad sus métodos y astucias del que tiene todos los medios de poder a su alcance.

Empobrecen a nuestro pueblo hasta niveles de desesperación, le trituraron la hidalguía y prestigio alcanzados en revolución en una cola interminable para adquirir cualquier producto o alimento, en promesas de todo tipo, en un desengaño tras otro, desde las «firmas de Obama», hasta las promesas vacías de que todo mejoraría, «ahora si, todo cambiará».

Han destrozado la conciencia del pueblo, cuando lo ponen a luchar por una caja de comida importada de mala calidad, detrás de la cual están los negocios de los «panas» del gobierno, pero que resulta en un ejemplo palpable del fracaso del madurismo, todo está mal, sin embargo, le dicen al humilde:, «bueno, pero con eso te resuelves», además esta miseria se entrega a cambio del apoyo al madurismo.

Han estimulado, «dejado hacer», al «bachaquero», que, a sus anchas, extorsionan a un país resignado, se siguen llevando la gasolina, a pesar de que las personas que fueron secuestradas, señaladas por el mismo Maduro, como responsables de la «mafia del contrabando», llevan presas, secuestradas, sin derecho a la defensa, más de cuatro años.

El madurismo desmovilizó las Misiones y al Poder Popular, del otrora anhelo Chavista del ejercicio protagónico y participativo de la democracia. Ahora todo se limita a un carnet de la vergüenza, cual carnet adeco-copeyano de la IV República, tan criticado y abolido como práctica por el Presidente Chávez; ahora, tener este carnet es la condición indispensable para tener acceso a algunos «bonos» de «dinero de Monopolio», bolívares de mentira, que como el mismo Maduro reconoció (porque «así es la vida»), ha estado imprimiendo miles de millones de bolívares sin respaldo, sin valor, para dar «bonos» que se esfuman en cuestión de horas, con una hiperinflación, la más alta de la historia del mundo, que se estima llegará a 1 millón % .

El que no tenga este Carnet no puede disfrutar de los derechos consagrados en la Constitución, el que no tenga el «carnet», pierde su condición de ciudadano, si no tienes el carnet, no tienes pensión, no tienes subsidio, no tienes gasolina. ¡Ay Chávez¡, como se burlan de ti y nuestro pueblo, ¡toda esta canallada la hacen en nombre de Chávez!.

Mientras esto sucede, se sigue entregando al país, nuestros recursos naturales el petróleo y el gas, a Faja Petrolífera del Orinoco, del Gas de la Patria, de PDVSA; de nuestros recursos mineros, el oro, el diamante, el coltán, del Arco Minero; de nuestra soberanía, el petróleo del Esequibo a la Exxon Mobil.

Porque es que el paquetazo de Maduro, la represión y la entrega del pais, son todas caras de la misma moneda: un gobierno antinacional, autoritario y de derecha, que se impone sobre todo un pueblo desmovilizado, con una dirigencia paralizada o entregada. Maduro no sólo traiciona a Chávez, sino que arrasa el país, lo destruye, lo vacía de toda posibilidad de futuro. Hacen y harán lo que sea para mantenerse en el poder.

Tan debilitada está la patria, que son capaces de emprender un conflicto bélico con Colombia para entregar en el escenario de que todo se pierda. Los halcones de la derecha de Florida, saben que el gobierno está tan débil y desprestigiado que ahora hablan abiertamente de una intervención militar norteamericana en el país. Aventura que todos debemos rechazar y que solo favorece a Maduro, pues nos arrastrará al abismo de la guerra, porque ninguno de nosotros aceptará, por ninguna razón, que se vulnere nuestra soberanía, o se agreda a la patria.

Todos los escenarios son catastróficos. Maduro es responsable de este desastre, pero además, en su empeño por aferrarse al poder, abre las puertas al fascismo o el espectro de la guerra. El madurismo y sus más connotados dirigentes están «rociados en gasolina», no tienen alternativas, nosotros si.

La extrema derecha internacional y el fascismo incubado en el país, saben que, a pesar del desastre del madurismo, el Chavismo es un bloque histórico arraigado en el país y que el Comandante Chávez ha dejado honda huella en la conciencia y el corazón de los humildes y de sectores muy importantes de la sociedad, obreros, campesinos, militares.

También saben que Maduro ha sido un accidente para el país que nosotros mismos, las fuerzas patriotas y revolucionarias, estaremos en capacidad de superar, tenemos la fuerza y los medios para hacerlo. Nuestros enemigos, no quieren que nos recuperemos, Maduro les entrega en bandeja de plata al país, lo debilita y corrompe, desmoviliza al pueblo y persigue al liderazgo chavista, lo encarcela, nos persigue, por eso ellos saben que es el momento, tal vez el único, que tienen de actuar con éxito, de dar un zarpazo, por eso la situación es en extremo peligrosa para la patria.

Nosotros, los de Chávez, somos una opción revolucionaria a este desastre de Maduro y a las amenazas de la extrema derecha. Sin el bloque histórico del chavismo no se puede gobernar este país, intentarlo sería el caos y la desestabilización. El madurismo, no es chavismo. Su gobierno y sus actuaciones lo han dejado claro: este no es un gobierno Chavista, ni revolucionario, aunque se rasguen las vestiduras diciendo lo contrario.

En su empeño de aferrarse al poder, actúan en un mundo de fantasía que sólo existe en su mente, desconectados de l realidad y del sentimiento de todo el país. El gobierno actúa de espaldas a los intereses del pueblo y de toda la patria. No tiene más tiempo, es un muerto que camina.

La cuestión es quién asumirá el control y conducción del país. O las fuerzas retrógradas de la extrema derecha y fuerzas extranjeras que nos llevarán al caos de la revancha y el conflicto cruento o una opción revolucionaria, patriota y bolivariana, que sea capaz de movilizar a todo el país, a todos las fuerzas de la sociedad y del pueblo, para restablecer los elementos fundamentales de la propuesta chavista, originaria, al pueblo. La posibilidad de un futuro pleno, de reconstruir la patria, un esfuerzo que va a necesitar del concurso de todas las fuerzas materiales y espirituales del pueblo.

Se trata de que esta opción se exprese políticamente de manera coordinada, los de Chávez, las fuerzas patriotas, los partidos y movimientos populares, la unidad cívico-militar bolivariana, para avanzar. Hacer al madurismo a un lado, que no sigan haciéndole daño al pueblo, que no sigan entregando al país y poder contener y enfrentar con éxito la agresión externa y el advenimiento del fascismo en nuestro país.

De nada sirven las propuestas y los planes para salvar al país e iniciar su reconstrucción, que hay bastantes, mientras el madurismo siga en Miraflores, ellos no pueden, no quieren, no saben, pero ya esta bueno, ya basta de seguir improvisando y haciendo daño al país, entregándolo todo.

Con Chávez siempre, ¡Venceremos!