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La Nube Negra – Golpe Petrolero En Venezuela

Pórtico

«Un día pasa, pero un momento no», dice una máxima india. Entre el 2 de diciembre de 2002 y el 3 de febrero de 2003 fluyeron en Venezuela sesenta y tres días que configuran un momento singular de la historia de ese país: el llamado golpe petrolero, uno de los procesos políticos más complejos vividos por cualquier revolución en el mundo, de enseñanzas perdurables y diversas.

Ese segundo intento para derrotar la Revolución Bolivariana, luego de fracasar la asonada del 11 de abril, tuvo igual desenlace: el pueblo ganó otro laurel que le permitiría tener el mando de la estratégica industria petrolera, base de la economía nacional y principal instrumento de la conspiración contra el gobierno bolivariano hasta aquella fecha.

Este libro se inicia con el mensaje que trasladara Chávez al pueblo en la madrugada del 14 de abril de 2002, cuando reasume la presidencia en Miraflores. Nuestra evocación busca tejer las complejas dinámicas políticas y conspirativas que ocurren desde el despegue hasta el fracaso de la conjura fascista –el 3 de febrero de 2003–, cuyo nudo gordiano es el sabotaje petrolero. Y también descorremos el telón para mirar de cerca la epopeya que muchos creían imposible: reactivar Petróleos de Venezuela S. A. (Pdvsa) en apenas dos meses.


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Fuerza Lula

Es la consigna de los pobres en América Latina. Se ha consumado contra el Presidente Lula Da Silva de Brasil, uno de los actos más ruines de persecución política en nuestra atribulada tierra. Lula, como lo conoce todo el Pueblo, ha sido enviado a la cárcel por la oligarquía brasileña, luego de años de una operación de desprestigio, persecución y hostigamiento político-legal, en lo que se conoce ahora como el «Lawfare», o «judicialización de la política», el nuevo instrumento utilizado por las oligarquías, los reformistas y traidores, para eliminar o encarcelar a los dirigentes políticos revolucionarios o populares en nuestra región.

Lula da Silva, uno de los dirigentes revolucionarios más emblemático de Suramérica y más prestigioso a nivel mundial, carismático, humilde, conocido y querido por su pueblo, resume en sí mismo el sentir Latinoamericano. Fue trabajador metalúrgico de los grandes complejos industriales de Sao Paulo, Brasil, líder de las huelgas de los obreros metalúrgicos que hicieron tambalear a la dictadura de entonces, dirigente político, socialista, creador del Partido de los Trabajadores (PT). Varias veces fue candidato a la Presidencia, hasta que resultó electo y re electo Presidente del Brasil entre 2002-2010. Su gobierno se caracterizó por una batalla frontal contra la pobreza y la exclusión en su tierra, llegando a lograr que 30 millones de brasileños salieran de la pobreza. Durante su período de gobierno, el Brasil experimentó un sostenido crecimiento económico que triplicó el Producto Interno Bruto per cápita del país, convirtiéndolo en una potencia económica a nivel mundial. Condujo a su país, a la formación de la UNASUR y la revitalización del MERCOSUR.

Dejó la Presidencia con más del 80% de popularidad, y fue sucedido en el cargo por la Presidenta Dilma Rousseff, ex guerrillera, ex presa política de la dictadura, torturada y encarcelada por tres años, economista, ex ministra de energía, jefa de Gabinete del gobierno de Lula, militante del PT y primera mujer que asumió la Presidencia de Brasil, ocupó su cargo entre 2011 al 2016. Dilma, como la conoce su pueblo, no pudo culminar su segundo mandato; fue derrocada en un golpe de Estado parlamentario, promovido por su propio Vicepresidente y actual Presidente del Brasil, Michel Temer. El argumento utilizado para el golpe fue el de la «corrupción», a pesar de que ella misma encabezó una campaña en contra de este flagelo.

La decisión del Sistema Judicial Brasileño, de encarcelar por doce años a Lula, acusándolo de «corrupción pasiva», negándole la posibilidad de defenderse de las acusaciones en libertad, para participar en las próximas elecciones en las que tiene un amplio apoyo popular para ganar, vino antecedida de una feroz campaña de desprestigio y linchamiento moral de la figura del ex Presidente, a través de las grandes corporaciones mediáticas de su país y de la región y de las redes sociales, manipuladas y orientadas a crear la matriz y las condiciones para agredir al dirigente popular. A Lula se le acusa de «corrupción», una de las matrices más extendidas y genéricas con las que ahora se ataca y desprestigia a los contendores políticos, sobre todo a los dirigentes revolucionarios.

Lo anterior, ha sucedido en Brasil contra Lula y Dilma, justificando con ello la prisión de Lula y el Golpe de Estado contra Dilma; en Argentina contra Cristina Kirchner, ex Presidenta de la República entre 2007 y el 2015 y la Presidenta de «Las Madres de la Plaza de Mayo» Hebe de Bodafini, ambas con causas y acusaciones judiciales; en Ecuador contra el ex Presidente Rafael Correa y el Vicepresidente Jorge Glas, este último en prisión; y en Venezuela contra nosotros, ex ministros y altos funcionarios del gobierno del Presidente Chávez, donde un fiscal de ocasión, hace el triste papel de perseguidor de revolucionarios, en conjunción de propósitos con la extrema derecha de nuestro país.

En Brasil, la decisión del Tribunal Supremo fue acompañada de un «ultimátum», una advertencia clara y abierta de varios generales del Ejército Brasileño, que amenazaban con un Golpe de Estado (otro), si Lula era favorecido por la Justicia, además del odio, tanto odio, de las élites económicas y políticas que a gritos piden la «vendetta» contra el dirigente popular, que se empeñó en hacer programas sociales y una política externa soberana, pero sin cambiar el sistema. Sistema que ahora lo devora.

He tenido la suerte y ventaja de haber trabajado estrechamente con todos ellos: con el Presidente Lula y la Presidenta Dilma; con el Presidente Néstor Kirchner y la Presidenta Cristina Kirchner; con El Presidente Correa y su ministro Jorge Glas. A todos los conocí y trabajé con ellos cuando, siendo Ministro de Petróleo del Presidente Chávez y Presidente de PDVSA por doce años, recorrimos incansablemente nuestra región, estableciendo, creando y construyendo toda clase de acuerdos y proyectos; abriendo espacios para nuestro país, para la solidaridad y la unión; fortaleciendo nuestro proyecto Bolivariano, que contempla, como uno de sus elementos más importantes, la integrsación de nuestros pueblos, para poder hacer frente a los grandes centros de poder del capitalismo mundial y avanzar con un proyecto, progresista, propio, con sus diferencias, pero el objetivo común de preservar y defender nuestros recursos y las posibilidades de desarrollo con justicia social.

Pude conocer y trabajar con el Presidente Lula junto al Presidente Chávez. Él sabía que el Golpe de Estado de abril del 2002, el Sabotaje Petrolero, Plaza Altamira y toda la desestabilización de ese año, era un intento de derrocarlo antes de que Lula llegara al Poder en Brasil, que ganara las elecciones; impedir que se fuera conformando ese poderoso eje en Suramérica, para mantener aislado al Comandante Chávez, a la Revolución Bolivariana y evitar que el ejemplo venezolano se expandiera por toda la región. Fracasaron en su vano intento de detener a Chávez, impedir que él llevara su voz y ejemplo a todos los países de la Región: Suramérica, Centroamérica y el Caribe.

A partir de allí, comenzó a consolidarse un eje revolucionario en la región, nuestra Revolución Bolivariana y el Comandante Chávez, se convirtió en un ejemplo y una posibilidad concreta de liberación, de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales. Latinoamérica, la Patria Grande, se volvía expresar, renaciendo con nuevos liderazgos.

Es por eso que nuestro país ha estado siempre en el ojo del huracán, no sólo porque poseemos las reservas más grandes de Petróleo del mundo, como logramos certificar en el 2007, sino porque Chávez era el ejemplo, la voz y el grito de rebelión desde América latina, desde la cuna de Bolívar, a todos los pueblos pobres y oprimidos: un mundo mejor es posible, un sistema alternativo al capitalismo depredador, explotador, egoísta, devorador del ser humano, destructor de la vida en el planeta, es posible.

Así es que, allí estuvimos, aquel primero de enero de 2003, en la toma de posesión del Presidente Lula; toda Brasilia colmada de pueblo, banderas del PT y de Brasil, ante la mayoría de jefes de Estado de la Región; escuchamos el discurso de «hambre cero» del Presidente Lula e, inmediatamente después de los actos protocolares, comenzó el trabajo y se fijaron las reuniones entre los equipos.

Tuvimos que volver casi de inmediato, pues en nuestro país estábamos en pleno combate contra el Sabotaje Petrolero; la «meritocracia» de la vieja PDVSA había ya desplegado todo su odio contra el país, y habían paralizado a la empresa, ¡sólo producíamos 23.000 barriles día de petróleo!; luego, ya en control de las operaciones, la Nueva PDVSA, nosotros juntos, los trabajadores y soldados patriotas, levantamos para el mes de abril-marzo nuestra producción, a los tres millones de barriles día.

Eran momentos de ofensiva popular, de la creación de la Nueva PDVSA, por eso me dá tanta indignación y tristeza que hoy día, a quince años de todos aquellos sacrificios, batallas y esfuerzos, de tanto trabajo; nuestra querida Nueva PDVSA, está destrozada en manos del madurismo irresponsable, buscando «conspiraciones», donde lo que hay es incapacidad, deshonestidad e intereses mezquinos. Hoy nuestra producción de petróleo, a duras penas llega al millón doscientos mil barriles día y; a los instigadores del odio y la división de nuestros obreros, a los perseguidores, no se les ocurre nada mejor que hablar de una supuesta «conspiración» de los «ramiristas» para tumbar la producción, para colapsar PDVSA. ¡Insensatos y miserables! Menos mal los trabajadores petroleros nos conocen, también a nuestro ejemplo y a nuestro discurso, hemos dicho que ¡jamás atentaremos contra el corazón de nuestra patria! Para sacar al madurismo del poder y retomar el legado del Comandante Chávez, no tenemos que destrozar a nuestra querida empresa; al contrario, hay que fortalecerla, porque lo único que salvará a la Revolución Bolivariana, es la Política Petrolera del Comandante Chávez: La Plena Soberanía Petrolera.

Todos los candidatos, con sus matices y poses de ocasión, incluyendo el del partido «ni fu ni fa», contemplan entregar nuestra industria petrolera, como ya está sucediendo, y por ello la debilitan y destrozan. Las transnacionales tocan a las puertas; ya entraron por las ventanas de contratos que nadie conoce, de leyes entreguistas aprobadas en silencio, sin discusión. Sólo los trabajadores petroleros, en control de nuestra empresa fortalecida y poderosa, podrán mantener los espacios donde se asiente la recuperación de nuestro país, será desde la Nueva PDVSA, de entre sus ruinas, con sus trabajadores, que se inicie la recuperación del legado del Comandante Chávez; dilapidado y traicionado por el madurismo.

Así, habiendo derrotado el Golpe de Estado, el Sabotaje Petrolero, Plaza Altamira y creada la Nueva PDVSA, el Comandante Chávez se desplegó por la región, utilizando al petróleo como un instrumento de liberación de nuestro pueblo; fue el año en que iniciamos las misiones sociales y la ofensiva popular, gracias al control de la renta petrolera, así como, una herramienta para el despliegue internacional y la construcción de nuevos espacios. La Nueva PDVSA era la nave insignia de nuestra Revolución en la Región, luego lo sería en el mundo entero.

El trabajo entre los presidentes Chávez y Lula era intenso en el desarrollo de tantas ideas y proyectos para nuestro país, y tantas discusiones de cómo lograr que el gigante suramericano nos ayudara a un proceso de industrialización y al desarrollo de una economía basada en el trabajo, superando el rentismo petrolero, además de cómo defender a nuestros países de la globalización y la supremacía de las grandes potencias capitalistas del mundo.

Ambos presidentes lograron acercar a nuestros países, como nunca antes había sucedido en nuestra historia, un acercamiento que, por cierto, siempre fue torpedeado y obstaculizado por las élites de ambos, por sus oligarquías: bloquearon nuestra cooperación petrolera, nuestra relación comercial, los proyectos de cooperación, los programas sociales. Los de allá, le tenían terror al mensaje y a la presencia del Comandante Chávez en tierras brasileñas; los de aquí, no querían salir del eje de dependencia con el norte, mantener sus estructuras monopólicas, y les molestaba mucho la presencia en nuestras tierras, de un líder carismático y humilde, como es el Presidente Lula, que apoyaba y quería verdaderamente a nuestro Comandante Chávez y a nuestro Pueblo.

Eran largas sesiones de trabajo y una intensa actividad de intercambios que tuvo sus frutos concretos en un apoyo extraordinario, sobre todo, para diversificar nuestras fuentes de suministro de alimentos, además de, y ésto siempre fue una constante en nuestra cooperación, transferir capacidades a nuestro país, sobre todo en el área agrícola e industrial, para apoyar la diversificación de nuestra economía. Lamentablemente, este esfuerzo no fue continuado y hoy, lamentablemente ambos sectores lucen abandonados y en niveles mínimos de operatividad, lo cual forma parte de los problemas a resolver.

Por otra parte, en este esfuerzo, había la intención manifiesta y la necesidad político-económica de fortalecer un eje estratégico para nuestro país y nuestra región: Caracas-Brasilia-Montevideo-Buenos Aires. Era un eje político poderoso, con economías muy importantes que podrían hacerle frente de conjunto, como lo hicieron con éxito, a los intentos norteamericanos de imponernos un acuerdo económico, el ALCA, que terminaría de sepultar nuestras economías. Este eje, luego se complementaría con el eje Bolivariano, Andino: Caracas-Quito-La Paz, con economías y situaciones más parecidas a las nuestras.

Ésto sólo para hablar de la geopolítica suramericana, sin mencionar al caribe y Centroamérica. Era la UNASUR, la visión geopolítica del Comandante Chávez, abarcadora, nuestra América, que está muy bien reflejada en su obra, sus discursos y que es estratégica para poder avanzar en un modelo distinto al hegemónico.

Ambos Presidentes estrecharon su amistad y entendimiento, a pesar de que las campañas y manipulaciones del enemigo trataban de separarlos, difundiendo todo tipo de «matrices» y comparaciones. Al contrario de lo que esperaba la derecha, ambos Líderes estrecharon su relación y hermandad, expresada en cantidad de gestos políticos y humanos. El Presidente Lula Da Silva fue un gran amigo del Comandante Chávez y es un gran amigo del pueblo venezolano.

Pero lo que está sucediendo al Presidente Lula y al Brasil, tiene muchas lecciones para nosotros.

Las revoluciones pacíficas, siendo el tipo de revoluciones que hemos impulsado, tienen la característica fundamental que se intenta avanzar en profundas transformaciones políticas, económicas y sociales, en sociedades donde es hegemónico el sistema que se quiere superar. Sistemas asentados por décadas, diseñados para que no pase nada realmente y con sus poderosos medios de poder: económicos, políticos e ideológicos intactos.

Así, las fuerzas revolucionarias quedan expuestas a la acción de fuerzas retrogradas, que están listas para dar un zarpazo a la voluntad del pueblo tan pronto tenga oportunidad. Este zarpazo puede ser violento, como lo hicieron en nuestro país con el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, el Sabotaje Petrolero de 2002-2003 o el asesinato del Comandante Chávez; puede ser palaciego o «legal» como han hecho contra el Presidente Lugo en Paraguay, con la Presidenta Dilma o ahora, contra el Presidente Lula. Otra forma, más cruel porque requiere de la traición, son los nuevos acuerdos, pactos o acomodos de una nueva clase político-económica con los factores de poder de la oligarquía; tal es el caso de Ecuador y el de Venezuela.

En cualquier caso, la derecha, los reformistas o los traidores necesitan borrar del corazón de los pueblos o sencillamente aniquilar física o políticamente, a los líderes populares, revolucionarios o sencillamente, a quienes no se plieguen a la traición o a la entrega.

En el pasado se asesinaba y encarcelaba y ya, sin dar explicaciones a nadie. Pinochet, Videla y tantos gorilas hicieron lo que les vino en gana sin muchos argumentos. Stalin asesinó a Trotsky y la noticia se supo muchos años después, cuando ya se había consolidado la infamia contra los Soviéticos.

Ahora, producto de la globalización, del fin de la guerra fría, del anticomunismo, la derecha o los perseguidores necesitan otros instrumentos de manipulación, más sofisticados, nuevos. Surge el «lawfare» o «judicialización de la política».

Se trata de manipular y controlar al sistema judicial de un país, abusar del ejercicio del poder y de los órganos del Estado, para lograr, por medios legales o judiciales, neutralizar, destruir o encarcelar a un oponente político. El argumento puede ser cualquiera, pero el que se ha utilizado más, el que resulta muy efectivo porque es genérico y depende del cristal con el que se mire, es el da la «corrupción», «malversación», «lavado de capitales» hasta «narcotráfico» o ahora, más recientemente, el de «traidor» o «conspirador».

Cuando se intenta hacer una revolución con las «melladas armas del capitalismo», con el sistema judicial, los empresarios, banqueros y medios de comunicación que han sostenido y sostienen al sistema que se quiere superar, lo que sucede (pues nunca más van a cometer el error de irse a Miami), es que esos factores de poder de la oligarquía, se agazapan, mimetizan, actúan de manera persistente y sistemática hasta que descubren una rendija, una fisura, una debilidad, una posibilidad de carcomer el impulso originario, comprarlo, crear nuevos intereses, hasta derrotar desde adentro el intento revolucionario.

¿Quién puede dudar que en Brasil exista la corrupción, o en Venezuela, o en Colombia, o en Panamá, o en los Estados Unidos?, sólo para mencionar algunos países de toda la gama. Claro que hay corrupción, porque son sistemas capitalistas. Depende del cristal con que se mire.

En los Estados Unidos está institucionalizado el «Lobby» entre los Congresistas y Presidentes, es decir, las corporaciones del Tabaco, los Fabricantes de Armas, los Industriales del acero, dan dinero, financian campañas de Congresantes y Presidentes para que éstos, en retribución, aprueben leyes o tomen decisiones que favorezcan sus intereses. Sin embargo, para ellos no es corrupción y ningún medio va a decir que hay corrupción, porque son sus propios medios.

En Colombia, el narcotráfico y el paramilitarismo tienen candidatos, jueces, funcionarios de todo tipo y a todos los niveles. Sin embargo, nadie habla de corrupción, nuevamente los medios son de ellos mismos.

En Brasil los poderosos grupos económicos, industriales han sostenido dictaduras, políticos de todo tipo, jueces; han hecho lo que les da la gana, sin embargo, nunca ésta se mencionó, hasta que llegó el gobierno de Lula. Entonces, a pesar de que Lula se planteó convivir con ellos, estimularlos, proyectarlos en la región, convencido que le dejarían hacer, que se podría hacer una revolución social con el sistema hegemónico del gigante del Sur, éstos, tan pronto tuvieron la oportunidad, difundieron, profundizaron y activaron toda una campaña en contra de Lula, acusándolo de corrupción. Encontraron una fisura, una debilidad, cuando, durante el gobierno de Dilma, sectores del propio PT aconsejaron montarse en esa matriz, para mejorar la popularidad de la Presidenta.

Comenzó el tema de Petrobras, no es que no hubiese corrupción en Petrobras, lo que parecía absurdo es que, inmediatamente, se apuntara a Dilma, pues integraba al Directorio y a Lula, pues era el Presidente. A partir de allí le dieron la espalda a Dirceu, diez años de condena y de manera que luego, ellos mismos no supieron ni cuándo, ni cómo todo el sistema judicial y político, se volteó en contra de Dilma y de Lula. El linchamiento mediático los convirtió, así, de la noche a la mañana, sin ninguna prueba, sin derecho a la defensa, en «corruptos», neutralizándolos a ellos, los sectores políticos tradicionales, encabezados por Michel Temer, Vicepresidente de fórmula con Dilma, consumaron el golpe de Estado y ahora quieren descabezar al PT y neutralizar a Lula, para que éste no pueda ser el próximo Presidente del Brasil.

Igual ha pasado en Ecuador. El Presidente Lenin Moreno, quien ganó porque era el candidato de la Revolución Ciudadana del Presidente Correa, decidió, obviamente al ganar, tomar otro rumbo. Por supuesto que el Presidente Correa reaccionó, tenía que hacerlo, pero de inmediato, todo el sistema apuntó hacia Correa y su equipo, a pesar de su excelente gobierno, acusándolos de «corrupción»; nuevamente, los medios, las redes sociales, el sistema judicial, actuaron de manera expedita, en alianzas insospechadas con la derecha ecuatoriana y ahora el Vicepresidente Jorge Glas está preso, y el Presidente Correa, hostigado y difamado por el nuevo grupo político, el nuevo pacto.

Igualmente, en Argentina, al Presidente Macri, no le basta con tener el poder y desplegar su programa de derecha, nó, ellos necesitan desprestigiar y perseguir al «Kirchnerismo», en la persona de la Presidenta Cristina y a todo su equipo político, con el ya consabido argumento de la «corrupción».

Lo triste de todo ésto es que, el «lawfare», «la Judicialización de la política», es decir, utilizar al Poder Judicial y, en nuestro caso, a la Fiscalía, para la persecución política, es precisamente lo que está haciendo el madurismo contra dirigentes Chavistas y en este caso específico, en mi contra. Nadie duda que en nuestro país haya corrupción, claro que la hay, lo he dicho, en Cadivi, Cencoex, PDVSA, Seniat, Sector Financiero, Empresarios, Ministerios, sector militar, etc.

La corrupción es un fenómeno repudiable, anti ético, contra revolucionario que debe ser combatido y extirpado, pero afirmar que sólo es un fenómeno que afecta a PDVSA e inmediatamente se me acusa, sin pruebas, sin derecho a la defensa, utilizando todas las redes sociales, declaraciones irresponsables del Fiscal, del Ministro, del Presidente, se me acusa de todos los males del país, «corrupción», «conspiración», y un largo etc. Esto no deja de ser, además de un acto miserable, una clara acción política para tratar de neutralizarme, impedir que fuera al país a postularme como candidato del Chavismo a las Presidenciales, además de ser parte de una operación sistemática de apartarse de todo lo que se asocie al Comandante Chávez, para poder avanzar en la traición a su legado y el nuevo pacto con la derecha venezolana.

Resulta cínico que se «tuitée» y se repudie el uso de la justicia y los procedimientos amañados en Brasil para perseguir y encarcelar a Lula, cuando el madurismo hace exactamente lo mismo contra otros ex ministros y dirigentes del Chavismo, que hemos levantado nuestra voz en contra de la situación actual. Y ésto no sólo sucede en el campo civil, sino también en el ámbito militar. Es muy grave lo que sucede en nuestro país, nunca había sucedido en el Gobierno del Presidente Chávez.

Ahora el alto gobierno le da instrucciones al fiscal y éste sale, sin ni siquiera saber de lo que está hablando, a hacer la tarea, que, además, le gusta hacer porque le dá cámara y titulares. Pero también sale el ministro, haciendo gala de cinismo e ignorancia, a despacharse el tema de los graves problemas de PDVSA con la acusación de «corrupción». Es una línea discursiva, una instrucción, donde se activan los palangristas de siempre, los «bots» de los «tuiters», los animadores de turno, los aduladores de oficio, con la misma acusación de «corrupción», además, todos al unísono con la conseja de «¿por qué no viene?», como si en nuestro país hubiese garantías del debido proceso, de la libertad política, del derecho a la defensa.

Recuerdo muy bien el libro «Causa 1/89» que describía el juicio al general Ochoa en Cuba, por las acusaciones por graves delitos. Era el Comandante Fidel quien pedía cuentas, tenía moral para hacerlo. Cuando el Comandante Chávez pedía cuentas, tenía moral para hacerlo. Pero cuando el madurismo acusa y manipula, ofende y persigue, yo siempre pienso, ¿con qué moral?, con tantos hechos de corrupción que los rodean de manera cotidiana y tanta deslealtad. En mi caso, sería incapaz de condenar a nadie sin escuchar que tiene que decir al respecto, mucho menos abusar del poder para enlodar el nombre de nadie, ni siquiera de mis más enconados enemigos políticos, nunca lo he hecho, nunca lo haré.

Una Revolución requiere de una nueva ética, una épica y un sacrificio. Un acto que logre despertar e irradiar conciencia. Se impone la honestidad y el valor, personal y colectivo. Hoy el pueblo cargaba en hombros a un hombre honesto, dirigente revolucionario de toda Latinoamérica, me recuerda mucho al Comandante Chávez, a su humildad y espíritu de sacrificio. La derecha quiere sepultar a Lula y con él la voluntad de lucha de los pobres de la tierra, atacando su moral, que es el único poder que tenemos los revolucionarios.

¡Fuerza Lula! Con Chávez siempre ¡Venceremos!

Las caras de judas

A Judas no le importan las leyes, ni la Constitución

La situación que nuestro país padece no es más que el resultado de uno de los fraudes más perversos a las legítimas aspiraciones populares y a la buena fe y entrega de nuestro pueblo, es producto de la traición al Comandante Chávez y a su legado.

Es Judas, con sus distintas caras en el madurismo, pero siempre es él mismo, con sus rostros y actitudes: sus mentiras y engaños; su cinismo; violencia, intolerancia; su fiesta, indolencia; improvisación; deslealtad; prepotencia y adoración al poder y deidades extrañas. Es Judas, el traidor al pueblo venezolano.

Se ha traicionado a los más humildes, en su fe y esperanza, al que ha seguido al Comandante, convencido de que era el único capaz de sacarlo de la miseria, de la exclusión, del gueto político y social, al que lo condenaron por años y en el que vuelve a caer como la maldición de «Sísifo», como les pasó a las lanzas de Bolívar, a los campesinos de Zamora. Hoy luchan por la comida, medicinas, víctimas de la irresponsabilidad de Judas, luchan por sobrevivir de la violencia en la calle.

Se ha traicionado a los humildes que han pasado por las Misiones: los de la Robinson, Ribas, Sucre. ¿Dónde están?, atendieron al llamado de la Revolución, participaron en lo que era el inicio de un proceso de inclusión, pero, además, y éste es el centro del asunto, en la construcción de instancias de participación, democracia protagónica, más allá de las estructuras del Estado, construyendo una conciencia socialista, un espacio de la solidaridad, del empoderamiento del Pueblo. ¿Dónde están las Brigadas de Construcción de la Gran Misión Vivienda? Hoy el Pueblo luce desmovilizado, desmotivado, se cambió la participación y el trabajo por un carnet y una caja de comida, víctimas de la improvisación, incompetencia e indolencia de Judas.

También se ha traicionado a los hombres y mujeres de bien, los honestos, trabajadores, profesionales, todos aquellos que trabajamos en la construcción de una patria posible, un sueño que ha sido razón de vida, de posiciones éticas y conductas consecuentes en el tiempo. A los hoy adultos mayores, que durante años lucharon y mantuvieron una actitud digna de esperanza y lucha, los que no se plegaron a la fiesta de la IV República, y que vieron en Chávez una posibilidad de justicia y resarcimiento a la memoria de los que entregaron su vida o su libertad, en los duros años de la guerra del 60. Hoy se debaten entre el silencio, la decepción y la incredulidad por la intolerancia, irrespeto, improvisación y deslealtad de Judas. Otros, ya sienten en su corazón el frío de la nueva traición.

Se ha traicionado a los militantes del Chavismo en su buena fe, en su lealtad al Comandante Chávez, en su ingenuidad, en su credulidad de que tal cosa no sería posible nunca más. Han manipulado e irrespetado el sentimiento y la disciplina de los hombres y mujeres que acompañamos al Comandante, de los revolucionarios, de los que asumimos tareas y trabajos sin importar el riesgo, sin cálculos egoístas, con la convicción de que hacíamos el bien, como lo hacía nuestro Jefe. Que lo acompañamos en su Plan, que era el nuestro, bajo sus banderas, que siempre han sido nuestras, en defensa de la posibilidad revolucionaria, que siempre ha sido nuestra pasión y nuestra razón sagrada para luchar. Hoy día, la mal entendida disciplina y el miedo a la persecución, mantienen el silencio entre las filas Chavistas, pero no hay emoción, hay más bien resignación, desencanto.

Se ha traicionado a los militantes del PSUV, ¿Dónde está la democracia participativa y protagónica? ¿Dónde está la Dirección Nacional electa en el último Congreso del Partido? ¿Quién discutió la candidatura del madurismo? ¿Quién decide los candidatos para las próximas elecciones? ¿Dónde está el Polo Patriótico? ¿Por qué se creó una estructura política clientelar paralela al Partido que conformó el Comandante Chávez? Una organización «ni fu, ni fa», donde el Chavismo no aparece por ningún lado. Es el irrespeto, el autoritarismo de Judas.

Pero también, y ésto es probablemente mucho más grave que todo, se ha traicionado a los jóvenes, esos que tenían apenas años de nacidos cuando insurgió la Revolución Bolivariana, aquellos que se disfrazaban de «Chavitos» después de la rebelión del 4 de febrero de 1992. Se ha defraudado a los mismos niños que Chávez abrazó, educó, protegió, por quienes entregó su vida. ¿Dónde están esos niños de entonces? Hoy, muy probablemente, están fuera del país, haciendo cualquier cosa para retomar una vida, lejos de la patria, de la traición. Hoy salen por cientos de miles, aunque el madurismo lo niegue, los jóvenes no ven perspectivas de futuro a este desastre.

Se ha traicionado a los oficiales y soldados de la Patria. Poco le ha importado a Judas el honor militar, los códigos y conductas de la vida militar, el heroísmo del 4 de febrero, la épica de la gestación del movimiento Bolivariano desde el seno de la Academia, los años y años de servicio a la patria. Hoy día hay una persecución permanente, miedo a expresarse, todos saben que pueden ser catalogados como «traidores», detenidos, degradados, ofendidos por el «pranato» político, la violencia, el autoritarismo de Judas.

Se ha traicionado a los obreros petroleros, a los que refundaron nuestra empresa, la Nueva PDVSA, de las cenizas del Sabotaje Petrolero, a los hombres y mujeres que se movilizaron, con todo su conocimiento y capacidades, para apoyar el llamado del Comandante Chávez, a asumir las tareas que les correspondían en proteger, explotar y producir de manera exitosa nuestros inmensos recursos de petróleo y gas, de manera responsable y exitosa a favor de nuestra soberanía, de nuestro Pueblo. A los miles y miles de trabajadores, gerentes, jóvenes que se sumaron entusiastas en la construcción de una nueva ética en su relación con el país, en el nacimiento de una creciente y extendida conciencia del deber social.

Hoy día la empresa está destrozada, acusada y vilipendiada, se le trata como una entidad corrupta, anti patria. Nuestros muchachos salen por miles de la empresa, la otrora Nueva PDVSA, es el terreno de disputa de los intereses de los distintos sectores del madurismo, se demandan, se pelean los negocios, se debilita, se destruyen sus capacidades de producción y procesamiento, y todo se despacha con el argumento de la «corrupción» y la «conspiración».

Nuestros muchachos, trabajadores, gerentes, la empresa, otrora orgullo de todos, hoy son víctimas de la irresponsabilidad, la improvisación, la mentira y la crueldad de Judas. Mientras, siguen entregando áreas y operaciones, es la fiesta de las trasnacionales.

Pero también se ha traicionado al venezolano, hombre o mujer, que no se involucra ni se quiere involucrar en la política, quien se ha mantenido todos estos años fuera de la diatriba política, el que votó por Chávez y luego por la oposición, o viceversa. Se ha traicionado a la población que espera que las cosas funcionen, que se pueda vivir tranquilo, seguro, que se pueda trabajar, estudiar, divertirse, distraerse. Hoy la vida es un azar, todo está disfuncional, no se puede trabajar, se emigra, «sálvese quien pueda», empezar otra vez, en otro país, dejar todo atrás por culpa de Judas.

Se ha defraudado al otrora extranjero que hizo de nuestra tierra, su patria; que trabaja, que comparte nuestros problemas, nuestra cultura, nuestras inquietudes, aspiraciones como pueblo, a los que han contribuido con su trabajo y cultura a que seamos mejores. Se mantienen en nuestra tierra porque vinieron hace años ya, huyendo de la pobreza, la guerra, de las situaciones extremas. Sus hijos, nacidos en nuestra patria, vuelven a la semilla, buscando la protección de la tierra de sus padres. Desandando el camino.

Se ha truncado el paso de la V República, el trabajo de todo un pueblo por más de doce años, de tanto esfuerzo colectivo, superando problemas, conspiraciones, golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, desestabilización, violencia. Se ha descarrilado al tren de la Revolución, luego de tanta lucha, de recuperar la soberanía sobre la explotación del petróleo, nacionalizarlo para ponerlo al servicio del pueblo, del país; cuando se habían establecido los pilares fundamentales de la patria, para construir sobre ellos, un nuevo modelo económico, un nuevo sistema con otra ética, otras relaciones, un sistema basado en el trabajo, la solidaridad, el humanismo, la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del ser humano; una sociedad profundamente soberana y justa, de hombres y mujeres libres, como está consagrado en nuestra Constitución de 1999, en nuestro Plan de la Patria.

Esta inmensa traición, este daño tan profundo a nuestro país, esta traición a Chávez, es responsabilidad de Maduro, pero tiene más caras, mas expresiones: el madurismo. Este grupo de oportunistas que, sin importarles nada, han apoyado, estimulado y promovido este inmenso fraude, esta estafa al corazón de la Patria. Un grupo de arribistas que, tan pronto se nos fue el Comandante, medraron en debilidades y componendas para hacerse del poder.

El Comandante Chávez los había hecho a un lado o los tenía a una distancia prudencial, porque sabía qué intereses representan, sabía de sus debilidades y de su poca calidad humana. Tan pronto se nos fue el Jefe, aprovechando los espacios y las debilidades e inseguridades, fueron medrando en su objetivo y círculo íntimo, se fraguaron las más inverosímiles maniobras palaciegas, al mismo estilo de la IV República, adulando y haciendo favores de todo tipo a su nuevo «jefe»; prestándose a lo que sea para estar allí, donde querían, ellos y los individuos corruptos que los rodean, estimulan, los mantienen, por influir en las decisiones del gobierno, según sus intereses.

Maduro se convenció, quiso convencerse, lo necesitaba, en que debía hacer a Chávez a un lado, que él era el nuevo y único «líder» de la Revolución Bolivariana; sus nuevos ministros, acariciando su ego,

sostenían que había que resaltar su figura, y que ante la escasez de virtudes, entonces, hacer descender la política al terreno de la peor conducta: la trampa, la componenda, la deslealtad, el cinismo, el irrespeto, el «show», la indolencia. La política sin la grandeza y las razones sagradas del Comandante Chávez.

Desde allí comenzaron las fotos, afiches tratando de imitar a Chávez jugando béisbol. El madurismo bailando, «regañando» a sus ministros, irrespetándolos, también al público, buscando algo de autoridad, una autoridad que no tiene, ni se ha ganado, una imitación burda del Comandante que ha resultado en una mueca desagradable, sólo aplaudida por sus acólitos, listos a reír y celebrar cualquier barbaridad o los innumerables errores que se cometen a diario, pero que se han convertido en motivo de orgullo para el séquito.

Ahora, en el madurismo, es un mérito, no estudiar, no trabajar, se reivindica la falta de preparación, se improvisa, se es inculto en extremo, no se asumen responsabilidades de nada, siempre la culpa es de otro, de un «enemigo» necesario para la ocasión, siempre se recurre a la «astucia» de sus asesores, especialistas en mentir, ocultar información, es la falta de ética y transparencia en el ejercicio del poder, las caras de Judas.

Lamentablemente, una de las caras de Judas, es muy violenta, intolerante, arbitraria, tiene en su haber miles de detenciones, cientos de presos y secuestrados de todo tipo, se hizo cotidiano el horror de los muertos por razones políticas.

En el madurismo las cosas se hacen como a Maduro le da la gana, o a su círculo íntimo o a cualquiera de sus seguidores. A Judas no le importan las leyes, ni la Constitución, ni las instituciones, ni el respeto a nada, ni siquiera al Comandante Chávez, puesto que esas leyes, esa Constitución, esas Instituciones, son parte de su Legado.

El Comandante Chávez luchó mucho para crear la V República, dotarla de leyes e instituciones del Pueblo, darle legitimidad en una tras otra elección, en un ejercicio pleno de Soberanía, de la democracia protagónica y participativa, y absolutamente subordinada a las instituciones del Estado, con un respeto sagrado a la ley, a la vida humana, a la libertad, sin la maldad de hacerle daño a nadie, sin empresarios, ni pendejos en su entorno. Quien intentara adular al Comandante, chocaba inmediatamente con su honestidad, su lealtad al pueblo y la conciencia de su papel histórico.

Judas, se expresa con sus distintas caras todos los días, para desgracia de nuestro pueblo. Todos los días la traición y acción de Judas se manifiesta en los hechos más inverosímiles a los que ahora, como nunca antes, estamos expuestos.

El nuestro, es un país y un pueblo sometido al escarnio de la acción de un grupo, enquistado en el poder, violento, improvisado, cínico, ambicioso, intolerante, pero a la vez, inseguro y dispuesto a todo para lograr sus propósitos. Son especialistas en la mentira, en el chantaje y en la manipulación.

Manipulan a amplios sectores del país con el recuerdo y amor hacia el Comandante Chávez, cualquier barbaridad se hace en su nombre, o bajo el argumento de que «hay que mantenerse en el poder», yo pregunto, ¿para qué es el poder?, ¿para seguir hundiendo al país, sepultando a nuestro pueblo en la pobreza, desigualdad, exclusión, producto de un «paquetazo» económico, que es la envidia de cualquier sicario económico?, ¿para hacer fortunas a costa de la destrucción del país?, ¿para seguir entregando el Arco Minero, la Faja Petrolífera del Orinoco?, ¿para seguir destruyendo a PDVSA y luego rematarla?, ¿para acabar con las Misiones de Chávez?, para destruir el trabajo y poner a nuestro pueblo a pelear por una caja de cartón y un carnet para la manipulación?.

Hace ya varios años que el Pueblo perdió el poder, el poder lo detenta Judas y su entorno, al servicio de oscuros intereses, anti nacionales, grupos que están dispuestos a entregar a nuestro país y nuestra Revolución, para satisfacer sus intereses.

Las caras de Judas se ven todos los días, no importa cuándo, no importa dónde, lamentablemente, las consecuencias de todo ésto la sufrimos todos por igual. Judas ha unificado al país en la tragedia de su incapacidad y en la consigna de terminar con esta pesadilla, que se parece mucho, cada día mas, a lo peor de la IV República. Al punto, que muchos venezolanos, desesperados, añoran tiempos ya superados, quisieran un retroceso, no les importa. Éste, es el grave peligro de lo que está pasando, se ha abonado el camino al fascismo, el salto al vacío, un cruento retroceso.

Hace pocos días, rebotó en todas las agencias las imágenes y noticias de una tragedia en una instalación de la policía de Carabobo, donde han muerto 68 venezolanos privados de libertad. Algo así sucedió en el Estado Zulia en tiempos del colapso de la IV República. Se estremece uno con las imágenes, la desesperación de los familiares, a los cuales se les respondió con gases lacrimógenos. La autoridades guardaron silencio por más de doce horas. Es la indolencia, el irrespeto por el pueblo humilde de parte de esta cara de Judas, acostumbrada al «Show» y la irresponsabilidad.

La autoridad nacional responsable del sector, no dice nada, evade su responsabilidad. Es la cara del cinismo, crueldad y prepotencia de Judas. Acostumbrados al «malandreo» y al «pranato» en la política, no son capaces de asumir sus responsabilidades en situaciones como éstas, deplorables y producto de su incompetencia. Judas maltrata al pueblo humilde, irrespeta a los jóvenes que, con dolor, han salido del país.

Rebota en medios internacionales que Guyana, gobernado por la derecha y apoyado por transnacionales mineras y petroleras, anuncia que llevará nuestro diferendo por el Esequibo, a la Corte Internacional de Justicia. Esta acción, previsible desde hace tiempo, fue precedida de una decisión del Secretario General de la ONU de no prorrogar los buenos oficios de la Organización en este caso. ¿Por qué sucedió ésto? El Secretario General Gutérres es un político progresista, amigo de nuestros países, es decir, nadie en su sano juicio lo puede acusar de «enemigo» o agente de la CIA.

La verdad es que el madurismo, no le prestó atención a este caso, el anterior Secretario General Ban Ki-Moon sometió al menos tres propuestas de mediadores y ninguno fue aceptado por Judas, todos le parecían «agentes» del enemigo. El tema es que, en estos asuntos tan estratégicos e importantes, así como en derecho, se premia la diligencia y se castiga la negligencia. Es la cara improvisada, irresponsable e incompetente de Judas.

Pero lo peor es que, al mismo tiempo, los ministros del madurismo, intentaban que los recibiera algún jerarca de la Exxon Mobil, la transnacional más agresiva contra nuestro país y la que está en el proceso de explotación de un yacimiento gigante de petróleo costa afuera, en el área en reclamación. Judas proponía a la transnacional, que hiciésemos una explotación conjunta con ellos, en un área que reclamamos como nuestra. El trato con la transnacional no cuajó, ni siquiera les prestaron atención. Judas sólo mostró debilidad y expuso a nuestro país a lo que hoy sucede. Todo es muy grave.

Otro personaje declara, es de los que mejor resumen la cara de Judas, de cinismo, vanidad y deslealtad al Chavismo. Lo notable es que este personaje en particular, que tanto daño le han hecho al Chavismo, con una pésima gestión pública, hacen gala de la mayor prepotencia posible con sus poses de manipuladores, mienten descaradamente sobre la situación del país.

Para el madurismo, mentir y manipular es parte de su esencia, Judas no asume ninguna responsabilidad por su incompetencia para gobernar al país. La crisis económica siempre es culpa de una «guerra» que se perdió hace tiempo, se asume como un «líder del Chavismo», obvia el detalle que buena parte de los que estuvimos con el Comandante estamos fuera del gobierno, perseguidos, que existen líderes militares del 4 de febrero presos, sin embrago, habla de «unidad del Chavismo».

Cuando se les pregunta sobre la evidente y notoria caída de la producción de petróleo en PDVSA, aseguran, con la inconsistencia de los que no saben de lo que están hablando, con su soberbia e irresponsabilidad típica de Judas, de que estos problemas, se deben a la «corrupción».

Para nada mencionan que la situación en PDVSA se desencadena luego de que se persiguió y expulsó de PDVSA, a los equipos técnico-políticos que trabajamos con el Comandante Chávez durante más de doce años, período en que la empresa tuvo excelentes resultados y fue capaz de sostener la economía del país. Nó porque hubiese «precios de cien», como han dicho para restar méritos a la gestión del Comandante Chávez, sino porque fue conducida con calidad revolucionaria y alto desempeño técnico. Allí están los números, Judas.

No hay una sola reflexión profunda, no habla este autoproclamado «líder» del daño que le han hecho a PDVSA al repartírsela entre los grupos políticos incapaces de dirigir la empresa, pero prestos a asegurarle negocios al madurismo, no dicen que los Directivos de CITGO, presidentes de PDVSA y ministros de Petróleo encarcelados, fueron todos nombrados por Maduro, en su afán de «controlar» la empresa.

Se habla de corrupción y se me menciona e involucra, así, de manera irresponsable, se dice que en mi caso hay «serios elementos» que me involucran. Miserables. Yo los conozco, ellos me conocen, por lo que la afirmación es deshonesta y desleal. Yo quiero que debatamos de corrupción, vamos a mencionar nombres y operaciones. Habrá muchos nombres «que les suenen». Tienen en ese sentido, muchas cosas que explicar al país, sobre todo en sus desempeños públicos.

Pero como he dicho, ya llegará el momento, como decía el Chino Valera Mora, llegará el momento de ajustar las cosas.

Como éstas son muchas caras las de Judas, sin ética, ni moral, pero como les sucede constantemente a los traidores, siempre se les aparece el maestro traicionado, los atormenta su presencia, su recuerdo, los rostros de Chávez. Por eso Judas nos persigue, borra fotos, trunca videos, elimina colores, trata de cambiar la historia, encarcela y persigue, compra y corrompe, como si todos quisieran sus Dinares. Nó Judas, hoy es Domingo de Resurrección.

El Pueblo está allí, observando, paciente, con rabia, hastío, decepción, cansancio. Podrás mentir, seguir obrando mal, como Herodes, Pilatos y Judas: es la Trinidad del mal, pero todo lo que va a pasar tiene su tiempo y hora. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

«Dando tumbos»

Así lleva el gobierno a nuestra querida patria, «dando tumbos» y zozobrando en medio de esta tormenta, una tormenta anunciada, advertida por nosotros, pero en la que nos metió el Presidente por un empeño de hacer las cosas como él quería, a su manera, a la manera de su entorno. No escuchó, nó porque no se le haya dicho, compañeros, nó porque no se le haya escrito, nó porque no haya habido reuniones, no escuchó o no entendió, porque no quiso: porque pudieron más los grupos de interés de su círculo íntimo, que el equipo de trabajo del Comandante Chávez, con el que siempre salimos victoriosos de todas las tormentas que enfrentó nuestra revolución.

Hay compañeros valiosos que han hecho un esfuerzo para mejorar la gestión del gobierno, no es por falta de voluntad del pueblo, ni de los trabajadores, es que la dirección de esta nave, el capitán, ha demostrado no tener la capacidad para conducir de manera mínimamente aceptable los asuntos del Estado, la conducción del gobierno.

Los que hemos hecho propuestas, todas constructivas y desde una posición revolucionaria, los compañeros que han intentado hacer las cosas de manera distinta, tropezamos de inmediato con el madurismo, que, aferrado al poder, hace de todo lo inimaginable para acabar con cualquier punto de vista diferente, sobre todo si proviene del Chavismo.

A los que hemos manifestado posturas diferentes, nos bloquean y descalifican, hasta salir del gobierno, así de sencillo. Han ido haciendo al Chavismo de lado. Luego viene el «pranato» de la política, la descalificación, el linchamiento moral, hasta persecución, el exilio y la prisión. Quien, como nosotros, insiste en mantener sus posiciones de principios, entonces se convierte en objeto de la saña personal de la cúpula del madurismo y estamos expuestos a las más inverosímiles acusaciones, maniobras y campañas.

En mi caso personal, además de la extraña o, más bien, inconcebible alianza con la extrema derecha, en acusarme de corrupción y de enlodar la gestión junto al Comandante Chávez al frente de PDVSA, se me acusa de todo tipo de cosas así sin ningún proceso, ni político, ni legal, se me niega mi derecho a la defensa, mis derechos fundamentales, el debido proceso, la presunción de inocencia, se hostiga a mi familia, sino que ahora, utilizando al «pranato», a los palangristas, a sus medios, recurriendo a lo más bajo de la política, se me acusa de cualquier cosa.

No puedo dejar de mencionar una noticia que leí la cual es completamente descabellada. Ahora resulta que mis perseguidores, desprovistos de argumentos en mi contra, recurren a acusaciones absurdas para enlodar mi nombre, dejando en evidencia sus nexos y vinculaciones con mafias en el país. Ya no saben de qué acusarme para justificar su persecución obsesiva y cualquier agresión en mi contra. Primero me etiquetaron de «traidor», luego de «corrupto» y ahora de «narcotraficante». Esto es una nueva demostración de su desesperación, de que son capaces de hacer cualquier barbaridad, no les importa nada. Su desespero a la vez descubre sus propias vinculaciones.

No tengo nada que temer. Ahora se me ha negado el derecho a defenderme de tanta infamia, pero llegará el momento, más pronto que tarde, en que pongamos las cosas en su lugar y desenmascaremos a los verdaderos corruptos, los que participan del abuso del poder y los que recurren a lo que sea, trayendo al campo político lo peor de si mismos.

La historia y el pueblo pondrá en su justo lugar a los que han destrozado al país y han acabado con el legado del Comandante Chávez, los que han puesto a los hijos de Bolívar a comer de la basura, a sufrir vejaciones de todo tipo en el país, a salir de la patria, a perder la esperanza.

Los revolucionarios, Chavistas, patriotas, que optan por el silencio o por el cálculo político, el «pasar agachado», la indiferencia desde alguna posición de «privilegio» que les dá el poder, desde un puesto público hasta su relación con el círculo íntimo del madurismo, o los que ceden al chantaje y al miedo que se ha impuesto en el país, convalidan, por acción u omisión, lo que está pasando en nuestro país, y la destrucción del legado de Chávez.

Lo más triste e irónico es que todo este desastre lo hacen en nombre del Comandante Chávez y del Socialismo. Qué triste, le hacen el trabajo sucio a la derecha nacional e internacional, al darle elementos para el discurso contrarrevolucionario y seguir enlodando la historia, trayectoria y obra del Comandante Chávez.

Mientras el madurismo no sabe qué hacer con el país, enceguecidos por el poder, la soberbia y el interés mezquino, esta nave, la «única que tenemos» (parafraseando a un buen amigo y un excelente profesional), sigue «dando tumbos», cada vez más violentos, «haciendo agua», como todos advertimos, naufragando en esta tormenta.

No puede pasar inadvertida la situación en el seno de nuestra Fuerza Armada Bolivariana. Hace ya bastantes días que se llevaron detenidos a un grupo importante de oficiales, la mayoría del Ejército, hombres del pueblo, comandantes de unidades, de las Promociones Bolivarianas, de la Patria. No se sabe nada ¿de qué se les acusa?, ¿por qué están presos?, ¿Por qué se mancilla el honor militar? Sólo hablan los analistas de la derecha, no hay vocería del gobierno, ni del chavismo. Sólo están presos y ya.

Igual la captura del General Rodríguez Torres, lo mandaron a La Pica. ¿De qué se le acusa? Todo es confuso, algunos voceros del gobierno dicen que había una «conspiración», pero una declaración del vocero oficial lo acusa ahora de «corrupto». Existe orden de captura contra el General López Ramírez, General Clíver Alcalá, ninguno de ellos puede ser acusado de agentes del Imperialismo, el Comandante Chávez los tuvo cerca hasta el final, existen órdenes de captura contra otros oficiales, conocidos, nadie sabe hasta dónde llegaran.

Pareciera que el único delito, lo único en común en todos estos casos de persecución y acusaciones, linchamientos morales, es haber manifestado nuestro desacuerdo con el madurismo. ¿Quién traiciona a quien?, ¿Quiénes son los verdaderos traidores?.

Detuvieron a Jesús Luongo, hombre honesto, de principios, mi amigo, que ha servido al país en PDVSA en las situaciones más complejas, un trabajador que goza del respeto de todos los trabajadores petroleros en nuestro sistema de refinación, uno de los pocos que quedó en el CRP cuando el sabotaje, allí lo encontró Iván Hernández en su puesto de trabajo, juntos comenzaron el arranque y recuperación del «Coloso de Paraguaná». Conozco a Jesús y a su Padre, fallecido hace poco (gran cirujano oncólogo del país, revolucionario íntegro), como excelentes seres humanos, de extraordinaria formación técnica, patriotas y Chavistas. Un hombre comprometido con el país y su trabajo, al que el Comandante Chávez conoció de cerca, durante todos estos años de trabajo y combate en la nueva PDVSA, en combate por la Plena Soberanía Petrolera, ahora preso y vilipendiado por el triste personaje aquel, perseguidor de revolucionarios.

Vaya mi solidaridad a todos ellos, que no es automática, ni nunca lo ha sido, pero es una cuestión de principios, de conocer a los seres humanos por su trayectoria, su familia, sus principios, su arrojo en defensa de un ideal, su servicio a la patria y su cercanía al Comandante Chávez, que para mí, es un elemento fundamental, porque yo soy Chavista, yo conocí a Chávez, fue mi jefe, sigue siendo el jefe del Pueblo, de los humildes, siempre lo conocí como un ser humano justo. ¿Ahora me van a decir que el equipo de Chávez, sea civil o militar, era corrupto o conspirador, agentes del enemigo?, váyanse bien largo, al carajo, adonde fue a parar el ALCA.

Sigue el Presidente «dando tumbos» e improvisando en el tema económico. No sabe qué hacer, no explica cuál es el plan, porque no lo hay, no se sabe quién toma las decisiones, ni por qué.

¿Quién se iba a imaginar que la economía iba a estar en manos de «gurúes», improvisados, personajes sin capacidad, ni experiencia? ¿Que los asesores extranjeros más extraños posibles, estrechamente vinculados a los peores sectores especulativos del capitalismo, estarían dirigiendo o tomando las decisiones en el ámbito económico?

Grupos económicos, viejos y nuevos, haciendo negocios de todo tipo con los dineros públicos, tomando el control de nuestros recursos naturales y rondando cual zamuros, a nuestras empresas públicas, listos para cuando venga su remate.

Mientras tanto, los mecanismos más salvajes de expropiación del trabajo, de destrucción de nuestras capacidades productivas, avanza a sus anchas, sin un gobierno con capacidad o interés en detenerlos. Se le sigue entregando el país al capitalismo salvaje y especulador: la mega inflación, la devaluación (la última subasta Dicom arroja una paridad de ¡50.000 Bs por dólar!, el paralelo a su antojo, la falta de productos e insumos de todo tipo, la caída del Producto Interno Bruto. Este desastre le abre las puertas a cualquier tipo de propuesta de la derecha. Se han desbaratado los mecanismos del Estado para derrotar al capital, ni siquiera para regularlo.

Este caos económico ha afectado profundamente la espiritualidad y los valores de nuestra sociedad que, probablemente, es el daño más terrible que el madurismo le ha hecho a nuestra revolución. A la par de las privaciones, desesperanza, ausencia del Estado y la manipulación que el gobierno ha hecho de las necesidades del pueblo, éste ha generado que afloren fenómenos que reflejan una conducta anti social en su seno.

El individualismo, la mentira, el chantaje, la sumisión, la trampa, la deslealtad, la desesperanza se refuerzan en el día a día de penurias, en la actuación de los bachaqueros, en el contrabando, en el mercado negro, la delincuencia, en la corrupción, en la espera de una caja con productos de subsistencia (todos extranjeros por cierto), en la cola por los productos, en la pelea por la comida, en los que abandonan todo por salir del país, en la destrucción del trabajo como un valor, en un liderazgo político que miente, improvisa: es desleal, es cruel, soberbio, que ha instaurado el «pranato» de la política y un largo etc. han aflorado en esta crisis, ha salido a flote el «sálvese quien pueda».

Estas conductas reforzadas desde la dirigencia política del madurismo, contrastan y destruyen los valores que nos legara Chávez y que él mismo encarnaba: la solidaridad, la humildad, la protección al más débil, el honor, la verdad, el trabajo, la conciencia del deber social, la honestidad.

Ninguna propuesta política, ni económica, podrá prosperar si no sanamos las heridas infligidas al equilibro espiritual de nuestro pueblo, hay que dotarlo de las razones sagradas para luchar, retomar los principios y la conducta chavista, popular, esa que florecía como un extraordinario experimento en las Misiones, en las Comunas, en la construcción de viviendas, en la Nueva PDVSA, en el trabajo colectivo, en el Poder Popular, en las masivas movilizaciones Chavistas, en la declaración del anti imperialismo, del socialismo, en el trabajo.

El trabajo como valor fundamental de la estructuración de la sociedad, sin que nadie se apropie de él, trabajar para engrandecer al país, satisfacer las necesidades de toda la sociedad, para estimular la honestidad, el interés colectivo, la construcción de un país, en armonía con la naturaleza, con el prójimo, un futuro que es posible, un sistema gratificante y justo para todos.

Escribiendo estas líneas veo una cantidad de videos que me mandan los muchachos sobre la actuación de la GNB en la Planta Baja de la sede del Ministerio de Petróleo y PDVSA en La Campiña. ¡Increíble e indignante! Frente a una reclamación laboral, justa por lo demás, de los trabajadores, ya que se les adeuda dinero en medio de esta hiperinflación, no hubo nadie de la Dirección del Ministerio ni de PDVSA, suponiendo que el General Quevedo no se encontrara en su puesto, no hubo ningún dirigente que le diera la cara a los trabajadores y trabajadoras que estaban indignados, desesperados, que son chavistas, probados en mil y una batalla, pues les mandaron a un grupo de GNB con equipos anti motines para la Planta Baja a contener a los trabajadores que solo querían hablar con el Ministro. ¿Qué clase de dirección política es ésta? No habla con los Obreros, trabajadores, sino que les manda la Guardia.

Por cierto que en esa Planta Baja, escenario de imágenes tan reveladoras de la actual situación, era, anteriormente, un espacio para el encuentro, donde había una intensa actividad de los trabajadores, donde «La Estancia» colocó, para disfrute de todos, las Esferas de Soto, que estaban en el piso de los Directivos, donde había «punto rojo» para las discusiones, la Guardería «La Alquitrana» para los hijos de los refugiados, exposiciones, donde los trabajadores recibían con desbordada emoción al Comandante Chávez, donde hicimos el Salón «Simón Bolívar» espacio donde se hicieron tantos actos afirmativos de nuestra Soberanía. Era un espacio para los trabajadores, donde se sentía la unidad entre el Ministerio y PDVSA, imposible durante la IV República.

Hoy esa unidad se quiere quebrantar, llamando a los trabajadores «guarimberos», según la nota oficial, ya no son solo los Gerentes «corruptos», sino que ahora son los trabajadores, los más humildes, los que son objeto del abuso, violencia y descalificación por parte del madurismo.

Eso es parte fundamental de la caída de producción de petróleo y capacidad de refinación: tratan a PDVSA como a un enemigo, peor que eso, se irrespeta a los trabajadores, se les persigue, se les acusa, se les trata mal, se les descalifica constantemente. Esto no lo ha hecho nadie contra los trabajadores de PDVSA. La empresa no es un cuartel. Con el respeto que me merece la vida militar, son cosas distintas.

No puede predominar en la dirección de PDVSA ni del Ministerio un desconocimiento tan profundo de la vida de los obreros, trabajadores, imponer decisiones, perseguir y amenazar. El cuerpo Chavista reacciona con razón, o expresa a viva voz su molestia y rebeldía o lo que es peor, se desmoviliza, se desmotiva, se entristece y no ve razón alguna para estar allí.

Pero ésto no es nuevo, el madurismo nunca quiso ni entendió del tema petrolero ni a PDVSA, estoy hablando a la Nueva PDVSA, la de Chávez, la Roja Rojita, siempre la vieron, nos vieron, de «reojo», una mezcla entre prejuicio, envidia y molestia, por las capacidades que tenía el equipo de trabajadores de PDVSA. Sus capacidades, conocimiento, trabajo y calidad política de la Nueva PDVSA siempre molestaron al madurismo, antes atrincherados en los espacios donde los tenía contenidos el Comandante, donde por cierto, hicieron bastante daño, pero que ahora están sueltos como los «gremlings» de la película.

Por supuesto, ésto no se puede reducir a las carencias emocionales o complejos del madurismo, lo que más pesaba en esta actitud, era que nuestro equipo de dirección en la Nueva PDVSA era revolucionaria, profundamente leal a Chávez y capaces de avanzar en las tareas asignadas sin «guavineos», ni pactos, ni otro tipo de intereses.

El madurismo entendió desde el principio que, para avanzar en este propósito de desplegar su visión caótica y entreguista del país, tenían que desalojarnos del control de PDVSA porque, desde allí, siempre nos habríamos opuesto a este caos económico, a este aniquilamiento progresivo de la obra del Comandante, a la entrega de nuestra Política Petrolera, a la entrega de la Faja Petrolífera, a la entrega del Arco Minero y a esta rebatiña y saqueo de las empresas e instituciones del Estado. Como siempre lo dije, la Nueva PDVSA era un baluarte de Soberanía y de la Revolución.

«Entre tumbos» se anuncian decisiones económicas, que más parecen anuncios electorales, en una campaña que no existe, que cualquier acción económica que forme parte de un Plan. Me refiero al nuevo «cono monetario». Recuerdo bien que, cuando el gobierno del Presidente Chávez anunció la creación del Bolívar Fuerte, esa medida fue antecedida por un trabajo intenso entre el Ministerio de Finanzas y el BCV, en conjunto con acciones previas que fortalecieron nuestra economía y donde el Bolívar Fuerte era un elemento más de ese Plan de fortalecimiento que se logró con éxito.

Ahora, se lanza esta medida, de quitar tres ceros a la moneda (podrían haber sido seis o lo que fuera), cuando los billetes de cien mil bolívares apenas acaban de llegar, con una inflación que se estima en 6.000 % y una economía tan debilitada por este caos que pareciera (ojalá me equivoque), que, a este nuevo artificio efectista, se lo vá a tragar la inflación a la misma velocidad que se desvanecen los salarios de los trabajadores.

En paralelo avanza el Petro, por lo menos en el efecto propagandístico y en los anuncios oficiales. Lo he dicho anteriormente, así como está planteado es inconstitucional. Las reservas de petróleo son de la República, inalienables, inembargables e imprescriptibles, por tanto, no pueden ser garantía de ningún instrumento financiero o emisión de bonos o papeles que al final es lo que es el Petro.

Me extraña muchísimo que se haya designado para liderar y conducir este instrumento financiero, que pareciera ser el estandarte de la política del gobierno, a una persona proveniente de la extrema derecha venezolana, pero además ayudante de una de las senadoras norteamericanas más extremista en su posición en contra del Comandante Chávez y de nuestro país.

Si el madurismo decidió en algún momento, que este pequeño detalle ya no les importa, bien, pero entonces más nunca hablen de «conspiraciones», ni de «imperialismo», ni nada de ese discurso de odio que, paradójicamente, ahora se usa contra los Chavistas, que no estamos dispuestos a quedarnos callados, seamos civiles o militares, mientras se da la mano y no les importa para nada, trabajar con los sectores políticos que sí odiaron y odian al Comandante Chávez.

Más allá de ésto, me temo que el Petro, vaya a terminar en una manera de ceder nuestra soberanía sobre nuestros recursos naturales, además de un mecanismo de especulación financiera, donde se obtendrán divisas de cualquier proveniencia y con el que se saldarán deudas a trabajadores, en una especie de «corralito», se harán pagos y se venderán empresas del Estado. Ya veremos, si esta iniciativa, tan publicitada termina de abrirle un boquete más grande a nuestra maltrecha y única nave. Yo en lo particular, no confío para nada en los sectores netamente especulativos, ni en los sicarios económicos, ni en las buenas intenciones de los sectores provenientes de la extrema derecha. Cosas de Chavista.

Estamos viviendo situaciones muy complejas. Lamentablemente, debo decir, el Presidente no ha estado a la altura del compromiso, al contrario, le ha hecho mucho daño al Chavismo y a todo el país, ésto va más allá de la diferencias de enfoque que podríamos tener con respecto a la política. Es una situación calamitosa que requiere de la unidad de los patriotas para recomponer lo mejor de nuestro pueblo, su espiritualidad, su esperanza, su fé en el futuro luminoso de la Patria de Bolívar. Lo haremos.

Vaya mi más fraterno saludo, reconocimiento y toda mi solidaridad a los Trabajadores del Ministerio de Petróleo y de PDVSA, vaya mi reconocimiento y permanente apoyo a los Oficiales y soldados de nuestra Fuerza Armada Bolivariana, ustedes son garantía de nuestras conquistas sociales. Ustedes conocieron y trabajaron junto al Comandante Chávez, le estrecharon la mano, escucharon su palabra y saben del amor y confianza que tenía hacia ustedes, no se dejen atropellar bajo ninguna circunstancia y que su honor no sea mancillado por nadie.

Terminando el artículo me llega la triste noticia del fallecimiento del Maestro José Antonio Abreu, venezolano de excepción, que gracias a su genio e intenso trabajo logró crear el sistema de Orquestas, orgullo de todos los venezolanos. Lo conocimos y lo apoyamos como hizo el Presidente Chávez. Vaya mi solidaridad y sentimiento de pesar a sus familiares, a los Directores y a los jóvenes del Sistema.

Tuvimos la oportunidad de llevarlos al salón de la Asamblea General de la ONU, única vez en nuestra historia, con ocasión de nuestra presidencia en el Consejo de Seguridad. Venezuela mostró al mundo su mejor cara, lo afirmativo venezolano, por intermedio de nuestros muchachos y del Maestro Dudamel, su discípulo más destacado.

En estos difíciles momentos, mucha unidad, combatividad y conciencia. Nosotros nos volveremos a ver y trabajaremos juntos para salir de esta difícil situación, con el favor de Dios y el ejemplo de Chávez. Cada venezolano cuenta, todos los patriotas son imprescindibles pues serán el eje fundamental de la recuperación de la Patria. Con Chávez Siempre ¡Venceremos!

Por quién doblan las Campanas

«… la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por tí.»

John Donne (Meditacion XVII 1624)

Hago referencia al título de una de las obras más hermosas de Ernest Hemingway, publicada en 1940, luego de su experiencia como miembro de las Brigadas Internacionales en su lucha contra el fascismo en la Guerra Civil Española, ambientada en 1937, en lo que sería la ofensiva Republicana en Segovia.

Nadie puede ser indiferente en lo que pasa a su alrededor, en su colectivo, del cual somos parte indivisible, cuando se afecta nuestro interés general como pueblo, algo de nosotros se desmorona, en nuestra pertenencia a un grupo humano y a nuestra propia existencia, por ello, el pensamiento de John Donne y la obra de Hemingway tienen una vigencia extraordinaria para nosotros

Lo que ha sucedido, con las detenciones del ex ministro Rodríguez Torres, el ex jefe de la Casa Militar y ex director del CECODENA General López Ramírez y otros oficiales del Ejército, de los «Centauros» de Chávez, así como, las órdenes de captura contra otros oficiales como Cliver Alcalá, deben llamarnos la atención de lo que está pasando en el seno de nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas.

No sé a ciencia cierta de qué se les acusa o qué cosa hicieron, o si realmente hicieron algo, en casos como el del ex ministro Rodríguez Torres, he tenido diferencias con algunas de sus posiciones, apariciones públicas y coincidencias con la derecha, pero, no puedo dejar de expresar mi solidaridad con él y el resto de los oficiales en estos momentos difíciles para ellos y sus familias.

No deja de molestarme la imagen de la detención de Rodríguez Torres, por efectivos del SEBIN, el mismo cuerpo de inteligencia que él creo y dirigió por tantos años junto al Comandante Chávez; no deja de preocuparme la suerte del General López Ramírez, amigo, y en el que reconozco la honestidad y la lealtad a Chávez, tantos años trabajando juntos, apoyando al Comandante en su trabajo; o la suerte de oficiales que, aunque no los conozco como personas, sí sé por su actuación, trayectoria y desempeño de su compromiso con la Patria, con la doctrina militar Bolivariana y con los valores que el Comandante Chávez sembró en la Academia Militar, cuna y custodio del pensamiento Bolivariano.

Entonces, ¿qué está pasando?, ¿quién los acusa?, ¿de qué se les acusa?, ¿quién lleva a un tribunal a los hombres o los muchachos de Chávez? Resulta que ahora este grupo de oficiales, todos provenientes del movimiento Bolivariano en el seno del Ejército, del 4 de febrero, del MBR 200, ahora, ¿resulta que son traidores?, ¿traidores a qué?, ¿quién lo dice? Nó, algo muy grave está pasando, como decía un amigo, lo más peligroso en política, es lo que no se ve a simple vista.

Por supuesto, esta nueva «razzia» viene antecedida y acompañada por la acción erosiva y destructora del «pranato» de la política, que ofende y sentencia como si fuese un tribunal inquisitorio y por los «twitter» de las redes sociales que controla el gobierno. En una fiesta, un aquelarre, donde festejan por igual el madurismo y la extrema derecha golpista. ¿Quién lo diría?

Pero lo que está cada vez más claro, a menos que alguien no lo quiera ver, es que el madurismo necesita acabar con el Chavismo para subsistir. Es como una «cosa» que capturó al Chavismo, se apropia de sus espacios con violencia, para luego destruirlos, vaciarlos de contenido, hacerlos indiferentes, dóciles, quitarles todas sus capacidades de reacción, apagar la llama sagrada en su seno, para ellos poder obrar, como están haciendo, en establecer un nuevo pacto de coexistencia con la misma derecha que combatió hasta la muerte, que nunca le dió tregua, al Comandante Chávez.

De las instituciones fundamentales, los soportes de la Patria que el Comandante nos legara, están PDVSA y la Fuerzas Armadas Bolivarianas. La primera garantiza nuestra soberanía económica, la segunda, nuestra soberanía territorial, integral.

Primero le tocó el turno a PDVSA, se persiguió, encarceló, desacreditó a la empresa como un todo, a mi persona como la cara visible de la gestión junto al Comandante Chávez, no les importó enlodar nuestro nombre y reputación, en una alianza con la extrema derecha guardaron silencio, mientras ella arremetía contra la gestión de Chávez-Ramírez, pasaron información tendenciosa y falsa a medios y agencias de inteligencia extranjeras, para estimular una agresión en mi contra en el exterior. Luego de que sacaron a todos los «ramiristas» de PDVSA, resulta que la propia gente que ellos pusieron a dirigir la empresa, terminó siendo un desastre. Así, fueron las decisiones del madurismo las que acabaron con la empresa. Acabaron con sus capacidades técnicas, la vaciaron de emoción, se impuso el miedo, la persecución, la mentira y la corrupción extendida para hacer cualquier cosa, desde grandes negocios hasta chapucerías de todo tipo.

La producción sigue en picada, el último reporte del país a la OPEP, comunicación directa, es decir, que no deriva de las fuentes secundarias, indica una producción de 1.5 millones de barriles día en febrero, la más baja de nuestra historia, con una caída de 183 mil barriles día desde el reporte de enero: un desastre. Ya no es el precio del petróleo, ya no es la corrupción (hay más de 80 presos, entre ellos, dos exministros, ex presidentes y juntas directivas nombradas por el Presidente), ya no es la conspiración, ahora está en manos del General Quevedo (cuidado mi General, no vayan ahora a acusarlo de traidor, si no recupera la producción -un millón en 6 meses fue la promesa-orden). La respuesta es dura de aceptar por el gobierno, porque es su fracaso, su mala gestión, sus malas decisiones, su incapacidad.

Ya no van a poder seguir echándole la «culpa» a Ramírez, porque allí están los números que no mienten, tampoco a Chávez con la infeliz frase de que «era muy fácil hacer revolución con un barril a 100». Nó, la culpa del desastre en PDVSA es de Maduro, acabaron con la nave indestructible de Chávez, el portaviones, que pasó doce años bajo fuego enemigo, quebraron la férrea unidad y voluntad de los trabajadores petroleros, quienes hoy abandonan por miles la empresa, entre decepcionados y hastiados. ¿Cómo sucedió ésto?, son cosas del madurismo.

Ahora parece que le toca el turno a nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, en particular, al Ejército, cuna del Movimiento Bolivariano. Yo siempre he sido absolutamente respetuoso de nuestras Fuerzas Armadas, es algo que aprendí del Comandante Chávez y de mi formación política y cultural. Las armas son cosa seria y la institución que tiene constitucionalmente el monopolio de la defensa de la Patria, la soberanía y las garantías sociales, no sólo goza de todo mi respeto, sino de mi admiración.

Por supuesto, estoy hablando de la Fuerza Armada Bolivariana, imbuida de su Doctrina Militar Bolivariana, heredera de las glorias de nuestros Libertadores y del Padre de la Patria Simón Bolívar. ¡Me refiero a las Fuerzas Armadas populares, patriotas y Chavistas! La que constituye la garantía de la paz y de nuestra integridad como país.

Durante todo mi desempeño en altas responsabilidades del Estado y ahora como Político de civil, siempre he sido muy cuidadoso y respetuoso de las Fuerzas Armadas, sus códigos, su disciplina, sus promociones, su cultura, su manera de ver las cosas.

Definitivamente, la unión cívico-militar que logró el Comandante Chávez, es única y extraordinaria, porque confluyen y se complementan dos visiones de la sociedad en un sólo propósito de construir una Patria Soberana, donde la Soberanía reside en el Pueblo y las Armas de la República jamás volverán a levantarse en su contra, sólo lo harán, en defensa de sus garantías sociales, y de la Constitución.

Era entonces y sigo siendo muy cuidadoso a la hora de emitir cualquier opinión al respecto. Sólo trato de recordar cómo actuaba el Comandante Chávez, pues él personificaba en sí mismo el fenómeno de la unión cívico-militar, y aunque era el jefe de nuestra revolución y su líder político, jamás perdió su condición de soldado y de Comandante en Jefe, ejercicio que hizo siempre en absoluto apego al honor y a los códigos de conducta del mundo militar Bolivariano. Era un jefe que reconocía de qué proceso venían las Fuerzas Armadas, y sabía lo que tenía que hacer para que fuesen conscientes de su rol en este momento histórico, siempre al lado del pueblo.

Los enseñó a ser críticos y conscientes, subordinados al Estado, a los Poderes civiles, pero a la vez vigilantes y garantes de que no existiesen poderes fácticos ni extranjeros que estuviesen por encima de los intereses del pueblo, de la Constitución, conscientes de que nunca más serían subordinados a la oligarquía, ni a ningún otro grupo de intereses mezquinos. Así entiendo yo, la misión dada por el Comandante a sus Fuerzas Armadas Bolivarianas.

Siempre me indicaba que ayudara a las Fuerzas Armadas, a mejorar sus capacidades de combate y defensa, así lo hicimos y lo hicimos de una manera que significó un cambio estratégico y un extraordinario disuasivo a los enemigos de la Patria. Fue un avance estratégico de nuestras Fuerzas Armadas, bajo la conducción del Comandante Chávez.

Pero además de los grandes proyectos, bases aéreas, equipamientos, entrenamiento, infraestructura, siempre estaba preocupado del oficial, del soldado, de la familia militar, sus condiciones de vida, su dignidad de soldado del pueblo, su vestimenta, alimentación, su educación, conocimiento, su relación con los grandes temas del país, con los problemas del pueblo, con la conducción del Estado.

De manera tal que, como Chavista y venezolano, me preocupo mucho cuando veo actos o situaciones que afecten la moral o el prestigio de nuestros oficiales o soldados. Verlos degradados, o hechos presos, o perseguidos u ofendidos en «twitter», es algo que me resulta chocante. Cuando veo civiles que, estando en las máximas instancias del poder, hacen una parodia de lo que son los códigos militares, la vestimenta, los símbolos, cuando se usa a nuestros militares para el ejercicio de la política con «p» minúscula, cuando el «pranato» ofende a nuestros oficiales, su honor, entonces veo que se traspasa un límite que no deja de preocuparme y a la vez, de molestarme.

Que se arremeta contra los oficiales de Chávez, los del 4 de febrero, los del Movimiento Bolivariano, los de su Academia, es algo que está mal, a lo que hay que prestarle atención. Más aún cuando sabemos que estamos amenazados por potencias extranjeras, que vén a un país debilitado por el caos creado por la incapacidad de este gobierno, que ha abierto todos los flancos y minimizado todas las capacidades y los pilares de nuestra Revolución y de la Patria.

Estas situaciones son aún más graves cunado ocurren en medio de una de las peores crisis económicas de las que se tenga noticias a nivel mundial, con una espiral de la mega inflación que estrangula a nuestros ciudadanos, expropia su trabajo; una caída por tercer año consecutivo del Producto Interno Bruto, lo cual indica un desmantelamiento o paralización de nuestras capacidades productivas; un sistema cambiario que se mantiene, absurdamente, con la intención declarada de controlar algo que es incapaz de controlar: la cotización del paralelo, las propias subastas del «Dicom» indican una paridad de 54.000 bolívares por dólar, ¡una mega devaluación!, mientras el paralelo sigue por arriba de los 200.000 bolívares por dólar. Cuando nosotros le propusimos al Presidente levantar el control de cambio en el 2014, e ir a un cambio único, propusimos 25 bolívares por dólar como tasa de equilibrio, no lo aceptaron y ahora tenemos esta situación ¡completamente fuera de control!

El costo de las malas decisiones del Presidente, de su inacción, parálisis o desconocimiento frente a la conducción de la economía, su incapacidad para manejar este tema, la de sus «asesores» (que nadie sabe de dónde diablos salieron, ni por qué tienen tanto poder), de sus equipos de incompetentes, pero fieles al madurismo, el costo de todo ésto lo está pagando nuestro pueblo, el pueblo de Chávez, ahora comiendo de la basura, desesperado por obtener medicinas, alimentos, por salir del país a hacer cualquier cosa.

Pareciera que el madurismo no vé, no quiere ver, la realidad en la calle, los números, indicadores, los miles de venezolanos cruzando nuestras fronteras como sea, la extorsión de las mafias en manos de las que caen nuestros ciudadanos que tratan de salir del país, sus sufrimientos. No vé la corrupción extendida en todo el país, las conductas anti sociales que genera la crisis económica y social, el «sálvese quien pueda», las salidas individuales, lo que sufren nuestros muchachos en el exterior, explotados, maltratados, haciendo lo que sea, en vez de estar en Venezuela. ¡Qué fracaso! En vez de evitar que se vayan y hacer lo que sea para no seguir perdiendo médicos, ingenieros, oficiales, mecánicos, jóvenes, lo que hace el «pranato», es ofenderlos.

Están creando las condiciones políticas, espirituales para el advenimiento del fascismo en el país. Están sembrando odio, intolerancia, la conducción del madurismo es la única responsable de esta situación. Quiero que lo digamos bien alto: El Comandante Chávez no es responsable de este desastre. Cuando nos pidió que apoyáramos a Maduro, como lo hicimos para las elecciones, no pensaba que moriría, pensaba que estaría allí, conduciendo la batalla, pero no podría estar en el ejercicio de la Presidencia por su condición de salud, que, en aquel 8 de diciembre de 2012, era sólo una hipótesis.

Así interpreté siempre ese mensaje del Comandante, no que fuese un cheque en blanco para que se impusiera en el país el madurismo, se desmantelaran los equipos de gobierno de la Revolución, los programas sociales se convirtieran en un mar de improvisación, sólo para tener el control de todo, que PDVSA fuese perseguida o destruída, que los oficiales de las Fuerzas Armadas Bolivarianas o del 4 de febrero fuesen encarcelados o perseguidos.

No fue para que se desataran, en medio de la improvisación y la prevalencia de los grupos económicos que sostienen al madurismo, los mecanismos más salvajes del capitalismo: la mega inflación, la mega devaluación, la destrucción del aparato productivo, la aniquilación de la producción petrolera. No quería el Comandante que se destruyera a PDVSA, para luego abrir las puertas al regreso de las transnacionales petroleras sin el control mayoritario de PDVSA, no querría Chávez el retorno de la Exxon Mobil y el regreso de la Apertura Petrolera.

No fue un cheque en blanco para dejar de lado al PSUV y crear otro partido, con otros colores, donde Chávez no aparece por ningún lado, para cambiar el Plan de la Patria, para derogar la Constitución de 1999 (votada por todos los venezolanos), para dejar de lado al socialismo, para crear una situación de miedo y persecución en el país, donde todo está grabado, perseguido, donde a los funcionarios que caen en desgracia, los exponen al escarnio público, esposados, todo transmitido por VTV, como si fuesen delincuentes, los ván a buscar a sus sitios de trabajo, a sus hogares, a cualquier hora, y se los llevan presos encapuchados, sin derecho a la defensa, al debido proceso.

No querría Chávez que salieran sus Ministros, nunca lo dijo y menos que trajeran al gobierno a todos aquellos que él puso a un lado. No querría Chávez que los jóvenes, los niños que él abrazó y protegió, los de las escuelas y liceos bolivarianos, los de las universidades y los profesionales, terminan haciendo cualquier cosa en el exterior, maltratados por las oligarquías de esos países que siempre nos ha odiado, sólo porque el madurismo convirtió al país en una pesadilla.

La respuesta es el autoritarismo desatado, desbocado, se ha producido un envilecimiento de la dirección del madurismo, pareciera no importarles nada, están «sobrados», todo es un chiste, una improvisación, un baile, una trampa, una mentira, un anuncio fallido tras otro, mientras se persigue chavistas utilizando un triste personaje ansioso por la notoriedad, se estrechan las manos de los enemigos del Comandante Chávez, se impone la candidatura de Maduro a la reelección sin importar el pésimo gobierno que ha hecho y el rechazo de cerca del 80% de la población. Se decide quién vá a las elecciones o nó, qué partidos pueden participar o nó, quién vá preso y quién puede ser candidato, se juega al caos, porque allí los pranes tienen notoriedad, ventaja.

Durante la «Cosiata», se llamó «Morrocoyes» al grupo de aduladores de Páez y operadores de la persecución del Libertador, la traición a su legado. Los Bolivarianos fueron perseguidos, desplazados, la nueva República sólo pudo mantener su independencia, pero, el pensamiento Bolivariano, quedó sepultado por más de cien años. El país quedó sumido en un largo período de inestabilidad, atraso y pobreza para el Pueblo, hasta que, por la abundancia de sus recursos y la debilidad del país, el imperialismo y sus transnacionales petroleras hundieron sus garras, saquearon nuestros recursos y truncaron las posibilidades de un modelo de desarrollo propio. Ojalá no se repita la historia.

Me encontré un joven venezolano, de esos que hay por miles fuera del país, ingeniero, atendiendo en una venta de comida. Luego del impacto inicial y de controlar los impulsos de la rabia, se impuso en el joven el carácter del verdadero gentilicio del venezolano, muchachos sanos, trabajadores, buena gente, honesto. Hizo muchas preguntas, todas validas, los jóvenes que se han ido, tienen muchas preguntas y reclamos a la dirigencia política, de cualquier signo. Ellos tienen razón, son los vulnerables, se sienten estafados, son los que deberían estar trabajando y viviendo en nuestro hermoso país. Yo le insistí en que hicimos cosas buenas, muchas y que este desastre no era culpa de Chávez. Él, lamentablemente de forma incorrecta, hace una relación directa entre el gobierno de Maduro y el Legado de Chávez. Al final, hicimos votos porque saliéramos bien de todo ésto, nos dimos las manos. Como muchos jóvenes en el exterior, quieren volver al país, yo lucharé para que lo hagan.

Los líderes históricos del Chavismo tenemos mucho que hacer, estemos donde sea, perseguidos, presos, en el gobierno, gobernaciones, en su propio desierto, en el silencio, en el miedo, bajo las piedras, desplazados, vilipendiados, exiliados. Tenemos que trabajar unidos para recomponer las fuerzas, reconquistar nuestros espacios, los espacios del Pueblo, de Chávez. Así como vamos, cualquier cosa distinta al futuro de país por lo que tanto luchamos, puede pasar, enfrentamos situaciones complejas, enemigos poderosos, el autoritarismo y los extravíos del poder.

Hay que desbaratar el nuevo pacto que el madurismo ha hecho de espaldas al pueblo, no podemos seguir presenciando cómo nuestro pueblo se hunde en la miseria y desesperanza. Compatriota, tú que me lees, le hablo al dirigente popular, al dirigente político, al joven, desde cualquier sitio que te encuentres, no puedes seguir pensando que no tiene que ver contigo, no puedes pensar desde el silencio del cálculo político, que esta situación no te afectará algún día, no puedes presenciar impávido como nuestra obra colectiva, el legado de Chávez, por lo que tantos han dado su vida, se pierda en un intento vano de mantener el poder a costa de lo que sea, «… nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por tí.» Con Chávez siempre ¡Venceremos!

Después del túnel

Hago referencia al título del libro escrito por el guerrillero, político, escritor y poeta, ya fallecido, Diego Salazar Luongo, extraordinario ser humano y dirigente revolucionario que, sufrió tortura, prisión y persecución desde la Dictadura de Pérez Jiménez a manos de la Seguridad Nacional, y luego en los sucesivos gobiernos de la IV República, en las tenebrosas casas de tortura del SIFA, en los «Tigritos» del DIM, fue preso político durante siete años en el Cuartel San Carlos. Posteriormente, se incorporará a la Dirección Nacional del Movimiento V República; fue Constituyentista en 1999 y luego de su fallecimiento, sus restos fueron honrados en el hemiciclo de la AN con la presencia del Comandante Chávez, quien tuvo palabras de elogio y afecto a su memoria.

En este libro, por el cual le impusieron una sentencia de 30 años por Rebelión Militar, Diego Salazar relataba, ya desde la prisión, los pormenores de una de las operaciones político-militares más espectaculares del mundo: la Fuga del Cuartel San Carlos, el 18 de enero de 1975, así mismo, narraba sus vivencias como preso político y de cómo le hacían frente los presos a las privaciones, torturas, aislamiento y abusos de todo tipo, incluyendo el maltrato y la persecución a los familiares.

Nosotros, desde la calle, teníamos como tarea fundamental, distribuir el libro, que, por supuesto fue prohibido y recogido por el gobierno, además de denunciar la situación a la que eran sometidos los presos políticos y en general, la represión que se vivía en el país y que eran silenciadas por los medios de comunicación, comprometidos como estaban con la «auto censura». Sólo algunas voces, excepcionales y valientes, denunciaban lo que sucedía, por ello mi reconocimiento a José Vicente Rangel.

Aunque ya habían pasado los años de represión salvaje de Betancourt y Leoni, había cesado la actividad de la mayoría de los Frentes Guerrilleros (sólo quedaba el «Américo Silva» en Oriente) y el período de mayor violencia en el país había cesado, a partir del gobierno de Caldera y la «pacificación», la represión pasó a concentrarse en los partidos y dirigentes políticos que insistían en el intento revolucionario.

Así, mantener una postura y un accionar revolucionario continuaba implicando un alto riesgo, en aquellos años de reflujo del movimiento popular y hegemonía de los partidos de la IV República, donde existían cuerpos para-policiales y organismos de seguridad, que actuaban con toda impunidad. Los gobiernos de turno hicieron del abuso del poder una práctica extendida a todos los niveles del Estado, incluyendo un Poder Judicial que era el instrumento para cometer y amparar todo tipo de fechorías e injusticias.

Nosotros, militantes revolucionarios, en «Ruptura», muy jóvenes aún, desde el Liceo Aplicación en Caracas, el Frente Cultural del Pedagógico, La Vega y todo el Oeste de la Ciudad, desde El Paraíso, San Martín, Catia, Antímano hasta Caricuao, teníamos una actividad política intensa, en la calle.

Sin embargo, las circunstancias eran muy adversas, se venía de un movimiento guerrillero derrotado y los dirigentes presos o perseguidos, buena parte de la izquierda negociando y asimilándose al sistema, el país en plena bonanza petrolera, la hegemonía y control de todo por parte de AD-Copei, «los extravíos del poder», como escribió Héctor Malavé Mata, la corrupción, la degradación de las élites políticas y económicas, era el Clímax de la IV República.

Pasarían 14 años durante los cuales se entregó nuestra industria petrolera, se aplicó un paquete económico neoliberal. Era el colapso de la IV República. En 1989 sobrevino el «Caracazo», como un acto desesperado del pueblo y la respuesta del gobierno fue brutal.

Luego, vendría la rebelión militar Bolivariana del 4 de febrero de 1992; el «por ahora» del Comandante Chávez, que estremeció la conciencia de nuestro Pueblo, quien; con posterioridad de la prisión, conquistó su extraordinaria victoria electoral; el proceso Constituyente de 1999 que puso fin a la IV República, así avanzamos en este intento de «Refundar la Patria»: la Revolución Bolivariana. Luego de la partida del Comandante hace ya largos cinco años, caímos en esta trampa, de donde saldremos como salieron los combatientes guerrilleros, por aquel túnel del San Carlos a las calles, a retomar el camino de Chávez.

En aquellos años difíciles de la IV República, la fuga del San Carlos, fue un hecho político extraordinario, de una audacia tremenda, que sólo la inspiración, conciencia y voluntad de lucha de sus protagonistas, pudieron lograr. Fue un túnel construido desde la prisión, de 44 metros de largo, la tierra fue colocada en el techo del cuartel, con los riesgos que se corrían por ser la prisión militar más custodiada del país.

El hecho denotaba la unidad de los revolucionarios, el temple, valor y, sobre todo, la voluntad de seguir combatiendo. Fue una operación militar compleja, con la toma de las viviendas aledañas, donde se estimaba que saldría el túnel, listos para atacar el cuartel en caso de ser descubiertos. En la Calle, la fuga nos moralizó, aquellos combatientes del PRV-FALN y BR, que alcanzaron la libertad, volvieron para seguir luchando por sus ideales, a organizar el movimiento popular.

Diego Salazar, capturado después de la fuga de sus compañeros, fue torturado con saña por los organismos de seguridad, quienes en él concentraron su odio y molestia por la humillación que había sufrido el gobierno, tras el éxito de la operación.

Luego pasó al San Carlos, donde ya como preso político, nunca perdió su alegría y su voluntad de lucha, hasta que fue liberado y se sumergió en el seno del movimiento popular, gozando del respeto y admiración de los que nunca se quebraron, ni traicionaron. Es un referente para todos nosotros.

Escribiendo estas líneas, vuelvo al presente al ver una nota de agencias especializadas, donde PDVSA vende cargamentos de crudos en una subasta, es decir, no los vende de acuerdo con contratos de largo plazo que es lo más transparente y seguro. Es lo que hacíamos anteriormente, utilizando fórmulas de Precio, que, por cierto, era lo que establecía la Oficina del Ministerio en Viena. Ahora PDVSA, sin un precio mínimo de referencia, hace una «subasta», donde se liquida nuestro petróleo al «mejor postor», volviendo a las prácticas de la Apertura Petrolera, donde se daban descuentos masivos, de hasta un 40%, estimulando la corrupción y el fraude al Fisco.

Igualmente, se ha cedido a empresas petroleras extranjeras, participación de PDVSA en operaciones de producción de petróleo en el país, en una privatización de la industria, que es inconstitucional. Se anuncia la creación de Empresas Mixtas en la Faja, con capitales vinculados al Partido Popular de España, sin acuerdo entre gobiernos que lo amparen, o procesos de competencia, sin bonos de entrada, sin que se conozcan los términos y condiciones de esos contratos, que son de interés público y sin que la contraparte de PDVSA, tenga las capacidades técnicas o financieras, para desarrollar los complejos proyectos de nuestra Faja Petrolífera del Orinoco.

Se crean Empresas Mixtas, en plena producción, donde los socios son familiares de connotados dirigentes de la oposición, los mismos que anuncian y prometen el derrocamiento del gobierno.

Las grandes empresas de servicio y de perforación, se ván del país, no por la guerra económica, sino porque no les pagan, pero se otorgan contratos de perforación y servicios, a empresas sin ningún tipo de experiencia o respaldo, mientras se desmantela nuestra propia empresa de servicios petroleros, sus taladros se dejan inoperativos, sin servicios, los trabajadores sin la debida atención.

Se crean empresas públicas para que produzcan petróleo, pero se convierten en intermediarias, que lo que hacen es sub contratar operaciones o sencillamente, no producen petróleo, porque no tienen la capacidad, ni la experiencia.

Los que han ocupado la Vicepresidencia de Finanzas de la empresa, no sólo no están dedicados a tiempo completo a su trabajo, sino que tienen muchos otros en el gobierno y desconocen la complejidad del negocio petrolero; no tienen experiencia, no lo conocen, entonces, no entienden de las prioridades en los pagos. Así, al no tener sentido de las magnitudes y no saber qué hacer, postergan planes de mantenimiento o grandes inversiones o pagos a proveedores cruciales de químicos, lodos de perforación, piezas, repuestos y servicios, todo lo cual, exige puntualidad y disciplina en su cumplimiento.

Se hacen operaciones de endeudamiento y auxilios financieros, comprometiendo activos de la empresa o volúmenes de producción, sin tener una visión estratégica, ni priorizar las operaciones.

En las grandes refinerías del país, comenzaron a detener operadores, por grupos enteros, acusados públicamente de estar «involucrados» en el contrabando de gasolina, sin pruebas y otra vez sin conocer las operaciones de la empresa. Se pusieron a ensayar con esquemas de gestión, donde los diferentes grupos políticos decidían quién debía dirigir la instalación, como si se tratara de una operación de baja complejidad. Nó, la Refinación de petróleo es un asunto delicado. Operar por ejemplo el CRP, la refinería más grande del mundo, implica actividades muy complejas donde se requieren ingenieros de procesos o ingenieros químicos con muchos años de experiencia operativa, no en una planta, en todas las plantas, que pueda interactuar con producción, con Comercio y Suministro, que tenga herramientas de gerencia, de administración.

Existe una desbandada de trabajadores, profesionales y técnicos, en las funciones claves de la empresa: Automatización y Control «AIT» (el cerebro de la empresa), Exploración, Estudios de Yacimientos, Perforación, Producción, Refinación, Finanzas, la empresa se queda sin capacidades técnicas, sin conocimiento, se va quedando sólo con personal administrativo o de otras funciones que no son medulares. Los obreros no tienen elecciones, ni discusión del Contrato Colectivo, tampoco un salario adecuado, ni protección de la empresa.

Los trabajadores, gerentes, profesionales, no están dispuestos a vivir bajo sospecha, a seguir maltratados: al miedo, a la persecución, a los bajos salarios, al escarnio público. Se han cometido graves errores en el trato a los trabajadores, se fracturó la unidad y autoestima de los trabajadores petroleros, otrora orgullosos de portar sus colores Rojos Rojitos y trabajar para beneficio del país.

Se ha «ordenado» que se incremente la producción en un millón de barriles en el primer semestre del año. Esto resulta muy difícil, no porque exista una «conspiración» desde el exterior para «tumbar» la producción como se ha dicho de manera irresponsable, sino porque se siguen cometiendo errores en la conducción de la empresa, en la debida atención a las operaciones medulares, se les ha hecho mucho daño a las capacidades propias.

Adicionalmente, la Empresa es dirigida por personal que no conoce o no sabe nada del negocio, ni de la operación. Están allí cumpliendo encomiendas políticas o reportando a operadores políticos, pero sin un Plan para rescatar a la Empresa del deterioro que se le ha causado, desde el 2014 hasta el presente.

Un respetado y estimado amigo me pregunta qué cosa tengo que decir sobre la situación de PDVSA, donde existe una aparente traición de los altos directivos, me pregunta por haber sido Presidente de PDVSA.

Sólo puedo decir que, luego de diez años al frente de PDVSA, bajo el Gobierno del Presidente Chávez, y haber sorteado con éxito dificultades políticas extraordinarias, como el Sabotaje Petrolero, la eliminación de los Convenios Operativos, su migración a las Empresas Mixtas, el proceso de Nacionalización, la toma con éxito y continuidad operacional de todos los campos de producción, instalaciones de producción y procesamiento que habían sido privatizadas, la certificación de las reservas de petróleo más grandes del mundo, la confrontación con las transnacionales, los Juicios internacionales, la activa participación de la empresa en todas las tareas políticas y revolucionarias, necesarias para consolidar y sostener nuestro proceso de profundas transformaciones político-sociales.

Le entregamos al Presidente Maduro, una PDVSA, Roja Rojita, con todas sus capacidades operacionales restablecidas, solida, una empresa políticamente consciente, donde «se respiraba patria» en palabras del propio Comandante.

Una poderosa empresa con 231.120 millones de dólares en activos y 84.486 millones de dólares en patrimonio, con un superávit (ganancia) de 12.907 millones de dólares en 2013. Reservas certificadas de petróleo de 298.353 mil MM de barriles.

Una empresa del Estado que aportó entre 2001-2013, 207.913 millones de dólares para el desarrollo social, financiando 33 Misiones Sociales, FONDEN y FONDESPA. En ese mismo período logramos captar 487.000 millones de dólares para el Estado y el Pueblo.

Entreguamos una empresa, la más importante del país y la quinta más importante del mundo, en aquel momento, con una producción de petróleo de 3.01 millones de barriles por día; con una exportación de 2.425 millones de barriles día y 590 millones de barriles día al mercado Interno.

Nuestras refinerías nacionales con una capacidad operativa de procesar y producir 1.127 millones de barriles día de productos, abasteciendo completamente al mercado interno; 301 taladros activos; 76 buques operando. ¿Cómo pudo dilapidarse este baluarte de nuestra economía?

El equipo que me acompañó durante doce años tanto en el Ministerio de Petróleo, como en PDVSA, era un equipo capaz, Chavista y comprometido con la Patria. Un grupo humano trabajador, probado en la derrota del Sabotaje, con experiencia técnica y política en el manejo de una empresa como la nuestra: siempre en combate, asediada por las transnacionales, con múltiples obligaciones, con proyección internacional y eje central de la economía nacional. Entregamos PDVSA con todos sus números en positivo en agosto de 2014.

A principios de 2014 me comprometí con el Presidente Maduro a aportar 43.000 millones de dólares al país, y; al final, fueron 45.000 millones de dólares, en un esfuerzo extraordinario para que pudiese hacer frente a la tormenta económica que ya se asomaba en el 2014. Le advertí que el precio del petróleo caería, nó por la producción del petróleo de esquistos en los Estado Unidos, como han hecho creer los enemigos de la OPEP, sino por la confrontación política y militar abierta entre grandes productores del Golfo, USA, Irán y Rusia, enfrentamiento donde más de 300 mil Sirios han perdido la vida.

Esos recursos extraordinarios, de 45.000 millones de dólares, se malgastaron: se entregaron ese año 8.000 millones de dólares a los viajeros, un alto dirigente del gobierno me decía que eso «era socialismo», se entregaron esos recursos, para que CENCOEX pagara las «deudas»; se hicieron pagos a transnacionales por recomendaciones al Presidente, recomendaciones de su círculo íntimo.

Al mismo tiempo, ya como Vicepresidente Económico, advertí al Presidente, quien es constitucionalmente el responsable de la Hacienda Pública, que lo complejo de la situación, hacía necesario la toma de decisiones económicas: había que hacerlo con tiempo. No fuimos escuchados.

Con algunas medidas que tomamos en el sistema cambiario y con una comunicación adecuada con el sector económico del país, tuvimos resultados en pocas semanas: ¡Habíamos logrado bajar el paralelo de 95 bolívares por dólar a 53 bolívares por dólar!

Tenía que modificarse el sistema cambiario, no funcionaba, no funciona, porque encarece enormemente los costos de PDVSA, que tenía que vender todos los dólares que captaba al BCV, a una tasa de 6 bolívares por dólar, pero, pagar todos su compromisos y deudas en el país, al costo del paralelo. Así, cuando la tasa llegó a 10 bolívares por dólar, PDVSA tenía que pagar sus costos a 200.000 bolívares por dólar.

No funciona, porque se convirtió al dólar en la mercancía más barata, quien obtenía dólares preferenciales, primero a través de CADIVI y luego del CENCOEX, hacía grandes fortunas o bien por sobrecostos o bien, por sólo usar una porción de los dólares preferenciales para importar y la gran mayoría, para manipular el mercado negro. Se han hecho grandes fortunas de esta manera.

Le dimos al Presidente un estudio, hecho en PDVSA, con información obtenida en CADIVI, donde estaban todas las empresas, caracterizadas por actividad y por montos, que habían recibido y reciben dólares preferenciales. No pasó nada.

Advertimos del problema del desacato de los precios regulados; el de seguir imprimiendo dinero inorgánico; el de la liquidez; la afectación al aparato productivo interno por lo barato que resultaba inundar el mercado con productos importados, sobre todo por el propio gobierno; demostramos que la banca no pagaba impuestos; había que hacer una reforma fiscal; que había que establecer impuestos a la riqueza ( como en la mayoría de los países europeos); que había que estimular la producción interna, las exportaciones no petroleras, reactivar la exportación de las empresas básicas, subsidiar a la agricultura y a la producción de alimentos, lo cual resultaba mucho más conveniente que importar en divisas los mismos alimentos, que podían producirse en el país.

Con el pago de la Deuda, al cambiar las condiciones macroeconómicas del país, ha debido trabajarse con tiempo, como comenzamos a hacer desde el 2014 con un reconocido grupo internacional, un proceso de renegociación para cambiar los plazos de vencimiento de los bonos.

Hablamos de la necesidad de impulsar una política monetaria para proteger nuestra moneda, unificando todos los fondos bajo la cuenta de Reservas del BCV, tanto para darle inmunidad soberana a estos recursos, como para restablecer un monto adecuado de nuestras reservas líquidas.

Propusimos que se auditara la deuda con los proveedores del país, los cuales utilizaban tasas distintas, de acuerdo con sus intereses para reclamar montos exorbitantes al Estado, que se priorizaran los pagos, propusimos, y habíamos avanzado, en un proceso de venta de CITGO, manteniendo los contratos de largo plazo de suministro de crudo, a efectos de no perder el mercado, pero, desprendiéndonos de unos activos, que sólo ocasionalmente nos dieron dividendos y que, por estar en territorio norteamericano, y bajo sus leyes, siempre han estado propensos a sanciones y a confiscaciones, como lamentablemente ha sucedido. Nada de ésto se hizo.

No sé a ciencia cierta qué intereses o grupos pudieron más que los del país, lo que sí sé, es que provocaron mi salida, ¿quién o por qué el Presidente se decidió a no hacer nada? ¿Qué criterios privaron?. Yo le advertí que el daño al país sería muy grande, y que yo no estaría más al frente de una Vicepresidencia donde todos los grupos, metían la mano, intervenían, sospechaban, y querían tener el control de todo.

Por eso, se inventaron «El Sacudón», así se llamó la maniobra, cuyo único propósito era cambiarme para después desmantelar a todo el equipo al frente de la industria petrolera. El Presidente tenía su candidato desde el inicio de su gobierno para tomar el control de PDVSA, hoy está detenido. En aquel momento, le dije que PDVSA no era cualquier empresa, era el pilar de la economía, que vendrían tiempos difíciles. Que esperara, no había apuro, no cambiara de caballo en medio del río. Lo hizo y se equivocó.

Le comenté al compañero que fue a mi oficina a transmitirme la decisión del Presidente de «refrescar» la empresa, de que eso era un riesgo, pero era una decisión tomada, yo lo sabía, había sido antecedida de una campaña de desprestigio, una guerra sucia de los palangristas del circuito nacional.

Uno de los vicepresidentes de PDVSA fue nombrado Ministro de Petróleo y sólo duro un año. El otro Vicepresidente, responsable de la producción, fue nombrado Presidente de la empresa, aunque no tenía ni el peso, ni la visión estratégica para moverse en las aguas turbulentas de la situación interna del país. No fue capaz de hacer valer sus criterios, hoy día está detenido.

Desde mi posición como Embajador Representante Permanente de Venezuela ante la ONU, decidí concentrarme en mi trabajo, tener un rol activo en el Consejo de Seguridad y en los distintos Organismos de la ONU. Así me mantuve.

Desde Caracas era permanentemente hostigado por los grupos que llegaron al poder. Sucedió algo que no me esperaba, no me esperaba en revolución, ni en un gobierno Chavista, que me alertó de que algo malo pasaría: comenzó una purga y persecución feroz en contra de todos los cuadros técnico-político que me acompañaron, que acompañaron al Comandante Chávez durante doce años al frente del Ministerio de Petróleo y diez al frente de PDVSA.

Fueron removidos uno a uno, despedidos, colocados en «flotavén», jubilados, o les levantaron expedientes o acusaciones por cualquier cosa, a los cuadros fundamentales de la Empresa. ¡Del Ministerio de Petróleo sacaron 200 personas y trajeron 200 nuevas de una Alcaldía! Los de PDVSA, héroes en la derrota del Sabotaje Petrolero, tuvieron que salir del país, o fueron detenidos por agentes del Sebin, acusados de cualquier cosa. Se impuso el miedo.

No es sólo que se removieron cientos de cuadros, al mejor estilo de la IV República que tanto criticamos, sino que fueron sustituidos por personas sin capacidad, comprometidos con los nuevos «Jefes». Ya no era Chávez el Jefe y Ramírez su Ministro y hombre de confianza en la industria, sino que ahora había muchos «Jefes», pugnando por el control de la Empresa. Se dividió a los trabajadores, se fracturó su unidad monolítica en torno a Chávez, ahora se les acusaba de «ramiristas».

Los Directivos de CITGO, Presidentes de PDVSA y Ministros de Petróleo que han sido acusados de corrupción y señalados como conspiradores, que están encarcelados, fueron colocados en esas responsabilidades por el propio Presidente Maduro, luego de mi salida. Ya han pasado cuatro años desde que no tengo injerencia alguna en PDVSA o en el Ministerio de Petróleo, ni en los múltiples cambios de Junta Directiva o altos cargos de Dirección. Creo que es el propio Presidente quien debe evaluar sus decisiones y los resultados obtenidos.

Creo que estos son los elementos fundamentales de la crisis actual en PDVSA, no hay tal conspiración mi estimado amigo, hay mucha improvisación, subestimación, desconocimiento e irresponsabilidad, en el manejo de una empresa tan importante y estratégica, como nuestra querida y hoy maltrecha PDVSA.

Siempre he sido un hombre sereno, aplomado. Me he mantenido leal a Chávez y a mis principios y así será para siempre.

En la ONU, comencé a recibir señales y alertas de que las cosas van mal, muy mal en el país. Al observar el deterioro de PDVSA, por sus números, informaciones, noticias, y sabiendo que, lamentablemente, por no haberse tomado ninguna de las decisiones económicas recomendadas, entramos a una de las peores crisis económicas y sociales del país; al observar las imágenes de violencia en las calles, el descontento social, la mega inflación desatada, desabastecimiento de todo tipo, la caída durante tres años consecutivos del PIB; una situación económica caótica, capitalismo salvaje, un paquetazo de ajuste neo liberal, pero sin ningún objetivo de estabilización; cuando comencé a ver a la cantidad de jóvenes venezolanos, saliendo por cualquier medio del país, Chavistas o nó, son jóvenes del futuro de la Patria, me dí cuenta que los líderes históricos del Chavismo, teníamos que decir y hacer algo con respecto a este desastre.

Cuando veo a nuestro pueblo, el más pobre, desesperado, haciendo colas, comiendo basura, manipulado; cuando veo a los profesionales, ancianos, niños, amas de casa, trabajadores, soldados, pasando todo tipo de necesidades y privaciones, en un estado colectivo de tristeza, desencanto y desesperanza. Cuando veo los indicadores sociales por el piso, a nuestra economía y nuestra empresa destrozada, el país muy mal, entonces concluyo en que es imperativo un cambio, es urgente hacer algo. Pero hacerlo desde el campo de la revolución, no permitir que caigamos en manos de la extrema derecha, que demos un salto al vacío.

He pensado mucho en el ejemplo de mi padre, en los compañeros de lucha, en los viejos guerrilleros, los hombres y mujeres héroes y heroínas que han luchado entregando su vida por las banderas de la Revolución que Chávez enarboló y que reivindicó a nuestro Pueblo, nuestra Patria, acumulando un extraordinario capital político que hoy día se ha dilapidado, de manera irresponsable.

Pensé en los combatientes que lograron salir de aquel túnel, su valor, su conciencia, su determinación a vencer todas las adversidades, para lograr una salida a su prisión, para volver al seno del pueblo y al combate por la vida.

Creo que los Chavistas estamos en ese túnel, el país todo está en ese túnel. La derecha se agrupa en un Frente para la toma del poder, apoyados por factores externos. Mientras, en el Chavismo se imponen candidaturas a dedo, bajo coacción, el Presidente crea otro partido y persigue cualquier opinión disidente.

El Chavismo debe reagruparse, para conducir la reconstrucción del país. Los líderes históricos, los obreros, el movimiento popular, el PSUV, debemos avanzar unidos, con la urgencia y audacia del excavador del túnel, vamos a insistir, tenemos cómo hacerlo, sabemos hacerlo, nos corresponde a todos luchar por el futuro de la Patria, que nada de ésto haya sido en vano. Dejar el miedo atrás, avanzar con Chávez siempre ¡Venceremos!

La entrega del petróleo

Quiero dejar por escrito, una alerta de cara al futuro: se han creado las condiciones y se ha dado inicio a la entrega de nuestro petróleo y gas, en una vuelta de la nefasta “apertura petrolera”.

Esto ha sucedido de la mano de un gobierno que se proclama Chavista pero que, en medio del caos económico, del cual tiene la mayor responsabilidad, está echando por tierra uno de los principales aciertos del Comandante Chávez como ha sido su política petrolera. El madurismo, cual “caballo de Troya”, le abre las puertas a las transnacionales petroleras, quienes gustosamente volverán al saqueo de nuestro país.

En medio de la diatriba de la política con “p” minúscula, con su escarceo diario, arbitrariedades, insultos de todo tipo y la guerra de “twitters”, se han venido socavando los pilares que sostienen a nuestra política de Plena Soberanía Petrolera.

Uno de estos pilares es PDVSA. Durante la IV República, la “apertura petrolera” convirtió a PDVSA en un administrador de contratos, el Ministerio de Energía y Minas de entonces había cedido sus competencias a la operadora y ya no sería más el asiento de la política petrolera.

Así, la vieja PDVSA no solo entregó a las transnacionales las mejores áreas de la Faja Petrolífera, sino que la renombró Faja Bituminosa, y, en base a ese fraude, derogaron todo el régimen fiscal petrolero existente, se aceptaron las regalías de 1%, el impuesto sobre la renta No petrolero, se prometieron nuevas áreas de expansión, se aceptó el arbitraje internacional, se cedió el control de las exportaciones y de las operaciones de producción a las “Asociaciones Estratégicas”. Era el fin de la empresa nacional, y de una política petrolera nacional.

La vieja PDVSA, no sólo ya no volvería a operar, sobre todo en las nuevas áreas y prospectos de la Faja Petrolífera del Orinoco, sino que se iría desprendiendo de todas sus actividades medulares: taladros, inyección de agua, de gas, procesamiento de gas, transporte, además de la propia producción de petróleo, a través del otorgamiento de “convenios operativos” a empresas privadas, donde la vieja PDVSA era responsable de su diseño y asignación en distintas rondas, con la correspondiente flexibilización de condiciones fiscales para las empresas y aceptación del arbitraje internacional, ya en ejercicio de lo que sería su rol como “agencia petrolera” en sustitución del Ministerio de Energía y Minas.

El proyecto Cristóbal Colón tenía en su intención y diseño el modelo de lo que sería la apertura petrolera en desarrollo: regalías de 1%, operadoras transnacionales, arbitraje internacional, todo el gas para la exportación, cero industrialización de los hidrocarburos en el país.

De hecho, el esfuerzo aperturista, siguió avanzando durante el inicio del Gobierno del Comandante Chávez, donde lograron promulgar la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos, que abría las puertas a la privatización del sector y la resistencia que hicieron, a través de la Vieja PDVSA a la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos, hasta que llegaron a la confrontación con el Estado, desde su participación en el Golpe de Estado de 2002, hasta el Sabotaje Petrolero del 2002/2003, donde sus agentes nacionales fueron derrotados y las transnacionales se “replegaron” y concentraron su acción en las Juicios de Arbitraje internacional tanto en contra de la empresa, como en contra de la República.

A las transnacionales no les interesa que los países productores tengan sus propias y fuertes empresas nacionales, operadores propios, capaces de desarrollar los recursos de su país atendiendo a una visión e interés de país petrolero. Fue sólo a partir de la llamada “revolución de la OPEP” en 1973, cuando los países productores tuvieron sus propias empresas nacionales, tomando el control de las operaciones, cuando la organización, fundada en 1960, tendría efectivamente la posibilidad de incidir definitivamente sobre el precio del petróleo.

A partir de allí el enfrentamiento entre las transnacionales y las empresas nacionales petroleras ha sido permanente, en todos los terrenos, desde la competencia, la tecnología, los mercados, hasta cuestionar su propio carácter “nacional”, tratando de “capturar” a sus cuadros gerenciales, técnicos, legales, en sus centros de enseñanza y de pensamiento, hasta lograr “capturar” a la propia empresa y entonces, como sucedió con la vieja PDVSA en nuestro país, se convierten en agentes, vehículos, de los intereses transnacionales, ahora representados en el país por el rostro de la empresa nacional.

Una matriz o proceso que antecede o acompaña los procesos de apertura petrolera es el debilitamiento y/o descalificación de la empresa nacional, se cuestiona su visión nacional, su subordinación al Estado, el control que el mismo ejerce sobre sus decisiones y propiedad, en consecuencia, se les acusa de falta de “transparencia”, “opacidad” y corrupción. Por eso, instan a las empresas nacionales a “modernizarse” entendido esto como abrirse al capital transnacional, a su control, su escrutinio, ceder su propiedad, operaciones y que sus decisiones tengan solo motivaciones comerciales, renunciando a su carácter nacional.

El gobierno se ha trazado una línea de debilitar y golpear a nuestra empresa nacional, la Nueva PDVSA. No termino de entender las motivaciones del ensañamiento del madurismo en contra de nuestra principal empresa en el país, no existe otra igual, ni tan poderosa, la única capaz de competir internacionalmente, la quinta a nivel mundial, y es 100% propiedad del Estado.

No hay otra empresa tan estratégica para el Estado venezolano, ni para el país, como la Nueva PDVSA, por ello su propiedad está reservada al Estado en nuestra Constitución. Nosotros la recuperamos del sabotaje petrolero, la reconstruimos desde sus cimientos, sus cuadros técnicos y gerenciales, sus trabajadores, sus miles y miles de jóvenes profesionales acudieron al llamado de la patria para recuperar la empresa desmantelada durante la apertura petrolera y destrozada por el Sabotaje Petrolero.

Le dimos el carácter nacional y popular que la empresa nunca tuvo, por primera vez, la Nueva PDVSA se convirtió en una empresa nacional, al servicio del pueblo venezolano, subordinada al Estado en cumplimiento de las misiones estratégicas que le fueron encomendadas.

Además, rescatamos todas las capacidades operativas de la empresa y abarcamos nuevas áreas operacionales que nunca habíamos asumido. Revertimos con éxito todas las operaciones que habían sido privatizadas o cedidas durante la apertura y lo más importante, fuimos capaces de asumir con éxito las vastas áreas nacionalizadas en el 2007, en la Faja Petrolífera del Orinoco y atraer a las empresas petroleras internacionales, las más importantes de ellas, a invertir en nuestro país, pero absolutamente subordinados a nuestras Leyes y nuestro régimen Fiscal Petrolero, restablecido por la Revolución, con plena soberanía jurisdiccional y nuestra empresa nacional operando y exportando con éxito.

A partir del 2014 comenzó el desmontaje de nuestra Nueva PDVSA, se le ha golpeado en el corazón, en sus trabajadores, sus técnicos, gerentes, se les ha acusado de corruptos y se ha generalizado una persecución que ha acabado con la autoestima y respeto que los trabajadores se ganaron al calor de la batalla por la Plena Soberanía Petrolera y la reconstrucción del país. Antes de ser acusados de corruptos, pasaron tres años persiguiendo a los “ramiristas”, desmantelando sin ningún tipo de cuidado ni responsabilidad todas las capacidades técnicas y gerenciales de nuestra empresa.

La incapacidad manifestada por el gobierno de Maduro tal vez tiene su mejor expresión en el desastre de PDVSA. Se colocaron personas sin ninguna experiencia, ni capacidad, a dirigir un sector tan complejo, difícil como el petrolero. El madurismo desprecia el estudio y el trabajo, el conocimiento y experiencia acumulada de tantos años en nuestra Nueva PDVSA y estoy hablando de experiencia en tiempos de Revolución, con Chávez.

No es fácil dirigir una empresa como PDVSA y cumplir todas las tareas asignadas por el Estado, estamos hablando de una cantidad inmensa de tareas en la batalla por la derrota de la pobreza en nuestro país. Lo hicimos y lo hicimos bien. Lo hicimos durante más de diez años con un Jefe muy estricto y exigente: el Comandante Chávez. Pero lo hicimos en base a capacidad, estudio y mucho pero mucho trabajo. Allí están los números y está la gestión, es una de las pocas gestiones que todo el país conoció de primera mano, porque rendíamos cuenta todos los domingos en Aló Presidente, porque entregamos obras, porque asumimos retos públicamente, porque fuimos capaces de traer al país más de 480.000 millones de dólares. Éramos el instrumento del Estado para el ejercicio pleno de la soberanía sobre el manejo del petróleo, en nuestra política internacional, alianzas estratégicas, soberanía sobre nuestro territorio, sobre todos nuestros recursos.

Esa era la PDVSA de Chávez. ¿Que ha pasado desde el 2014?, es increíble que la respuesta sea tan simple como absurda, el madurismo quería “controlar” a PDVSA, poner a sus acólitos, así mismo, como si fuese una cosa sencilla, no importa si tenían capacidad o experiencia, no importa, había que desplazar al “ramirismo”, al Chavismo, a cualquier grupo humano que no fuese el suyo. Querían a los “suyos” y eso es lo que hay en la Junta Directiva de PDVSA y sus filiales, no puedo poner en duda las intenciones de los que asumen esas responsabilidades, yo no soy de esos irresponsables que emiten acusaciones, juzgan y descalifican sin siquiera una prueba, pero lo que, si les puedo decir, es que los que han asumido la dirección no tienen ni la capacidad, ni la experiencia, ni el conocimiento.

En una empresa petrolera, así como en la ingeniería y las matemáticas, el desempeño se mide por resultados. Veamos, ¿no es suficiente que la producción de petróleo haya caído desde el 2013 hasta hoy día en más de 1.2 millones de barriles diarios, para darse cuenta que la gestión en este periodo ha sido un desastre?, a diferencia de otros países, como México y su yacimiento en Cantarell, no se trata de ningún fenómeno geológico, ni nada extraordinario, es más trágico y sencillo: incapacidad, subestimación, improvisación.

Quien adelanto la “vendetta” contra la obra de Chávez, contra mí y contra los “ramiristas” debe estar satisfecho, porque controlan la empresa, pero ¿a qué costo? y ¿por qué?, parece no importar mucho, solo querían quitar del medio los obstáculos a sus planes. Los que han hecho la tarea, lo han hecho con saña y con hambre de poder, ambiciones, muchos negocios y compromisos con grupos económicos.

El costo que vamos a pagar es muy alto, lo va a pagar, lo está pagando, todo el país. Ahora que la empresa está por el suelo y todos sabemos que así será muy difícil recuperarla, a pesar de las promesas y los anuncios de recuperar un millón de barriles en “cuestión de meses” como han dicho, porque sabemos que eso no es más que otro “blofeo”, otro anuncio sin fundamento, que demuestra un profundo desconocimiento de cómo funciona una empresa de estas dimensiones. Lo que va a pasar realmente, es que van a seguir entregando el petróleo y el gas a empresas transnacionales, de cualquier tamaño o calidad, es una rebatiña, ya lo están haciendo.

Están llamando a las empresas privadas, nacionales e internacionales, a que asuman la producción, se negocia con el “agua al cuello”, en una desesperada posición de debilidad, producto de la pésima gestión de estos últimos cuatro años. A cambio, las empresas piden “flexibilizar” las condiciones, piden las mejores áreas, piden que PDVSA ceda en su participación, ceda áreas en plena producción, donde ya las inversiones fueron hechas, a cambio de desesperados auxilios financieros, para paliar la mala gestión económica en el manejo de la deuda, se entregan las mejores áreas petroleras, es así de simple: una privatización de PDVSA.

Para pagar favores políticos o lograr los famosos “acuerdos” con la oposición se entregan áreas en producción a relacionados con líderes de la oposición, se rematan activos de la empresa, que son del país.

Se han entregado proyectos emblemáticos del Comandante Chávez, proyectos muy importantes para garantizar el abastecimiento de nuestro mercado interno y para la necesaria industrialización de los hidrocarburos, los proyectos de gas costa afuera, tanto el Proyecto Rafael Urdaneta y el Mariscal Sucre, ¿se recuerdan del “Perla 3X” ?, ¿del “Cruz de Mayo” ?, ese gas, lamentablemente, no vendrá a la patria.

Se crean nuevas empresas, a la cuales se les asigna campos importantes, pero que sencillamente no tienen ni capacidad ni experiencia operacional. Se han convertido en agencias de proyectos y “negocios”. Obtienen un área y luego salen a buscar las empresas operadoras. Así, ha pasado en áreas tan importantes como la Faja Petrolífera del Orinoco y en áreas tradicionales.

Se han otorgado “descuentos” en las ventas de petróleo, por eso se ataca a los mecanismos establecidos de “fórmula de precios”, que son públicos, verificables. En comercio y Suministro los “traders” son los que “resuelven” las emergencias y el comercio de hidrocarburos en esta debilitada e intervenida PDVSA. El sector refinación por el suelo, experimentando con distintas modalidades de gestión, todas incapaces de enfrentar la profunda pérdida de capacidad para refinar y procesar, igual están los mejoradores, lo cual se traduce en una importación masiva de productos, fallas en el abastecimiento interno, importación de nafta para producir crudo pesado y ventas de crudo de la Faja, semi procesado por falta de capacidad de los mejoradores, con descuentos por calidad.

Una PDVSA débil, sin capacidades para producir el petróleo y el gas que necesitamos para nuestro desarrollo, es la antesala de la entrada al país de todo tipo de empresas para hacer el trabajo que antes hacía PDVSA. Entonces vendrán, como ya lo han convertido en una práctica, las excusas: el “precio del petróleo”, la “corrupción”, la “conspiración”, etc. Pero el daño está hecho y el retroceso enorme en términos de soberanía y en la posibilidad de sostener nuestra Política de Plena Soberanía Petrolera y nuestra economía.

Esta situación de abandono, maltrato y persecución, una verdadera “cacería de brujas” dentro de la empresa, ha provocado un éxodo de profesionales, sobre todo jóvenes, que han salido de la empresa, del país. Los conozco, son muchachos y muchachas extraordinarios, con unas capacidades técnicas, entrenamiento, calidad política y humana, que están hartos de lo que pasa en la empresa. Recuperar estas capacidades, que lo haremos, pasa por volver a traer al país tanto joven talentoso, capacitado, honesto, que no se calan que los traten como delincuentes, sospechosos permanentes, ni las posibilidades de obtener un salario digno o satisfacer sus necesidades fundamentales.

Otro pilar que sostienen a nuestra política de Plena Soberanía Petrolera, que ha sido socavado y vulnerado, es nuestro marco legal. En el diseño de nuestra política petrolera, se establecieron mecanismos de discusión y aprobación de los contratos, que garantizaban el estricto apego a nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos y nuestra Constitución. Se consideraron contratos de interés público, justamente para garantizar una discusión y un debate abierto sobre la naturaleza de los mismos, sus condiciones. No queríamos otra “apertura petrolera” en secreto, tras bastidores. El TSJ no sólo salvaguardaba nuestra soberanía jurisdiccional, sino que era la máxima instancia a la cual recurrir si algún ciudadano o grupo con interés legítimo los cuestionaba.

Pero la vuelta a la “apertura petrolera”, necesita un instrumento legal, una instancia, “algo” que les dé tranquilidad y seguridad a las transnacionales. Como no es posible hacer una “apertura” pasando por las Leyes vigentes, entonces se ha recurrido a las nuevas instancias de gobierno.

La ANC aprueba la “Ley de inversiones extranjeras”, donde se contemplan mecanismos de resolución de controversias entre las “partes”, el que ellos acuerden. Resulta que nuestras decisiones soberanas no pueden ser sometidas al arbitrio de nadie, nunca más se debe vulnerar nuestra soberanía jurisdiccional, ninguna empresa transnacional o de ningún tipo puede equipararse como una “parte” al Estado Venezolano, capaz de llevarlo a tribunales internacionales por el ejercicio de su soberanía. Todavía estamos batallando en los juicios internacionales con las transnacionales y, por cierto, perdiendo en el sector minero.

Por otro lado, el TSJ se abroga la potestad de aprobar contratos petroleros, que pasan directamente del ejecutivo, sin ni siquiera dar la discusión pública de los mismos, nadie conoce los términos y condiciones, pero lo más grave es, que, siendo aprobados por el TSJ, ya se agotan las instancias de cualquier apelación. Ahora se hacen contratos a la medida de cada empresa, contratos que nadie conoce, que nadie discute, nadie conoce a los socios, sus capacidades, su plan, el compromiso, términos, régimen legal aplicable, régimen fiscal, etc.

Estos dos pilares que sostienen a nuestra Política de Plena Soberanía Petrolera, se tambalean, se socavan y con ellos las posibilidades de sostener en el tiempo nuestra política. Todos los sectores del país deben hacer una reflexión sobre este tema, porque de lo contrario, si perdemos nuestra política petrolera, no vamos a poder resolver nuestros graves problemas económicos, al contrario, se agravarán.

A veces este tema no se discute como asunto que debería ser de prioridad nacional o de unidad nacional de los patriotas. Hay que tener el suficiente pensamiento estratégico para entender que, por encima de los intereses de grupos e intereses políticos, debe prevalecer el interés de toda la nación. La Política de Plena Soberanía Petrolera, debe ser una política que apoye todo el país, porque nosotros seremos, por muchos años más, un país petrolero. Debemos reconocernos así, en vez de negarlo y no actuar en su defensa, debemos asumirlo, defender nuestra política y luego, dar la batalla de ideas de cómo utilizar y hacer una distribución popular y revolucionaria de la renta petrolera para reconstruir al país, con una economía diversificada y basada en el trabajo, para lograr tener una sociedad más justa, gratificante y solidaria.

Si no hacemos algo ahora, si no levantamos la voz, si no decimos nada, esta nueva “apertura petrolera” seguirá avanzando de espaldas al país, a las fuerzas políticas, en el caos, se mueven las transnacionales, lo sigo alertando, sé lo que están haciendo y nuestras fuerzas patriotas deben reaccionar y evitar el saqueo de nuestro país. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

El candidato

Bueno, aparentemente en el torneo de las triquiñuelas políticas y de las manipulaciones de todo tipo a la que estamos ahora sometidos en el país, en esta fiesta de la política con «p» minúscula, pareciera que las próximas elecciones presidenciales se decidirán porque sólo habrá un contendor en el terreno: Maduro.

No fue posible transitar un proceso de debate, discusión y contienda entre distintas posiciones en el Chavismo, en el seno del PSUV o del Polo Patriótico; solicitamos unas primarias y la respuesta fue agresiva, avasalladora, violenta: «no hay primarias y además, estas expulsado». A nadie le quedaron ganas de decir nada en el Congreso Extraordinario del PSUV para «aclamar al candidato Maduro».

En mi caso, no bastó con eso, además he sido el centro de la saña obsesiva de todo tipo de personajes, que uno no sabe de dónde salieron, cuál es su mérito, su contribución al país, su trayectoria. Ahora se practica el «pranato» de la política, donde cualquier desequilibrado, corrupto, incapaz, resentido o lleno de odio, se siente estimulado para arremeter contra los dirigentes de la Revolución Bolivariana; cualquiera ofende y ataca, desde gente vulgar y violenta que tanto daño le ha hecho a nuestro movimiento, hasta tristes poetas que han devenido en inquisidores de revolucionarios.

No fue posible dar una discusión en el seno de las fuerzas chavistas; craso error en una situación política, donde se impone un profundo debate para evaluar qué es lo que ha pasado; cómo hemos llegado aquí; por qué se ha provocado tanto daño a nuestro pueblo, a nuestra economía y a nuestro país.

Habría que dar una discusión colectiva crítica y autocrítica para entender cómo llegamos a esta situación; cómo es posible que, después de su partida , se haya instalado en el poder, un gobierno que ha sometido o expuesto a nuestro pueblo a los embates económicos y sociales propios del desarrollo de políticas violentamente neoliberales, qué; por omisión o ignorancia, ha permitido que nuestro país, esté bajo la acción de las fuerzas más depredadoras, especulativas y corruptas del capitalismo más salvaje y atrasado posible.

La estrategia del silencio, del «dejar hacer o dejar pasar», el cálculo político, el miedo, es una conducta inesperada de un partido revolucionario y de tantos cuadros civiles y militares que se la jugaron con Chávez para liberar a nuestro país, para conquistar su soberanía. Todo está en riesgo de perderse, o «acomodarse» en un nuevo pacto, en el que el Comandante Chávez no tiene nada que ver, y del que seguro no estaría nada orgulloso. Sólo hay que escuchar lo que él predicó por todo el país, educando al pueblo, elevando su conciencia y dejando clara su visión de patria. Aquí no hay «interpretaciones» que valgan. Lo que vale es su palabra y ejemplo.

Si alguien requiere evidencias de lo que sostengo, entonces salgan a la calle, trate de completar un mercado para la familia y los muchachos; de conseguir las medicinas para los viejos, los niños; si lo consigue y vive de su sueldo, entonces se dará cuenta que, NO alcanza. No se puede sostener un país donde existe un proceso mega inflacionario, una devaluación brutal y una crónica escasez de productos básicos, medicinas y servicios de todo tipo. En el que los especuladores, actúan a sus anchas, ante la ausencia de una política correcta, o acertada o exitosa del gobierno, cuyas prioridades o capacidades parecieran sólo existir, en el campo de la maniobra política, para mantenerse en el poder.

Excusas hay muchas, pero son únicamente eso, excusas: la guerra económica (la cual perdimos hace tiempo y amerita en consecuencia, una revisión y rectificación profunda de todo); las sanciones ilegales (que las padecen otros países bajo ataque externo y que, sin embargo, sus gobiernos son capaces de garantizar las condiciones de vida a sus pueblos); que si la culpa es de PDVSA (ahora todo es culpa de la administración Chavista de PDVSA, barrieron con la PDVSA Roja Rojita, la Chavista. Desde mediados de 2014, han hecho de todo, se la repartieron, la desmovilizaron y persiguieron, tomaron pésimas decisiones, pero, sin embargo, TODO sigue siendo culpa de la administración de Chávez-Ramírez); que si la corrupción (resulta que, según ellos, éste repudiable fenómeno sólo ocurre en PDVSA, no se habla de CADIVI, CENCOEX, la Banca, los Ministerios ejecutores de obras de infraestructura, del sector privado, etc.); que si un sabotaje, otro sabotaje, ahora una conspiración, que si un plan terrorista, etc.

Pero NUNCA se ha dicho, o ha dicho el Presidente, que es el responsable de la Hacienda Pública y de PDVSA: «me equivoqué», «no entiendo ésto o lo otro», «voy a convocar a todos los que tengan experiencia o sepan cómo gobernaba Chávez», «necesito ayuda», o cualquier otro gesto, SINCERO, de rectificación.

Pero no, lo que prevalece es la soberbia, es el chisme, es el interés mezquino, la voracidad de los grupos económicos, es una actuación errática e improvisada que ha destrozado al país, y que está echando por la borda, todo el bienestar y avance económico y social que alcanzamos con el Comandante Chávez.

Incluso se ha llegado a afirmar, así sin ningún rubor, ni vergüenza, que «éste ha sido el gobierno más atacado y que ha enfrentado más dificultades en la historia», es decir, un «gobierno heroico». Se insinúa que Chávez tiene la culpa de este desastre, al «tomar decisiones equivocadas», al insistir en «vivir con un precio de petróleo a 100 dólares el barril», que «era muy fácil gobernar así». Insensatos, Judas de la revolución. Asuman sus responsabilidades, dejen de buscar excusas y culpables distintos a ustedes mismos y, sobre todo, dejen quieto al Comandante Chávez; él no tiene la culpa de lo que está pasando, y, seguro, no hubiese permitido que se llegase hasta acá.

Incluso, el Presidente Maduro se abroga un carácter de «protector del pueblo», ¿protector de qué?, ¿de sí mismo?, ¿de las acciones de su propio gobierno? El pueblo está en su derecho de decir: «Yo no quiero tu protección, no la necesito, no me sirve para nada, yo quiero el poder». Se ha sometido a nuestro pueblo, al escarnio de estar pendiente de una caja con algunos alimentos de sobrevivencia, de un «bono» tras otro, un carnet; todo un chantaje que destruye la conciencia, el valor del trabajo, el esfuerzo colectivo y las posibilidades de pasar a la ofensiva popular, para enfrentar esta situación sin precedentes.

Se debe rescatar el ejercicio pleno de la Democracia Protagónica y Participativa del pueblo en el ejercicio del Poder, rescatar el espíritu social de alegría y construcción de la Patria. El proclamarse en «protector» es una terrible subestimación de las capacidades del pueblo, y una soberbia que asombra.

Por el lado de la oposición, los partidos de la MUD, entrampados en sus compromisos, sin independencia de acción, sin liderazgo, sin saber qué hacer, provocan violencia, negocian, piden intervención extranjera, hasta una invasión, para luego quedar sujetos a la estrategia de otros; los factores que los apoyan desde el exterior, terminan imponiendo su visión, sus intereses, sus puntos de vista. Entonces la MUD no va a elecciones, o por lo menos, eso es lo que han declarado.

Así es que Maduro aparentemente competirá solo, tal vez, acompañado por alguno que otro candidato «de conveniencia», en unas elecciones en las que se ha propuesto que incluyan al Parlamento, pero, al parecer se impone el madurismo, no hay que manejar el lenguaje de señas para entender que eso está pasando.

Siendo ésto así, una realidad política que veremos en qué termina, y toda vez que, en mi caso, se me niega mi derecho al ejercicio de mis derechos políticos y se me persigue y calumnia, entonces, yo propongo otro candidato: el Comandante Chávez.

Porque si a ver vamos, no hay propuestas, no hay diferencias programáticas para elegir en las próximas elecciones. Aquí estamos en una confrontación de grupos de poder político y económico, grupos que se disputan la renta petrolera y ganan posiciones en un proceso de negociación que se inició con la partida de nuestro Comandante Chávez.

NO hay ninguna diferencia, no me refiero a los discursos y a las poses, me refiero a los hechos, objetivamente éste no es un gobierno Chavista ni socialista, a pesar del trabajo y compromiso revolucionario de muchos compañeros. Ésto, es aún más trágico si evidenciamos que se chantajea, con un avasallante poder comunicacional y control del estamento político del país, a amplios sectores de nuestro pueblo, a hombres y mujeres honestos y revolucionarios, que, SÍ son Chavistas y seguro están entrampados en un mar de contradicciones, porque ellos sí le ven la cara, todos los días, al sufrimiento y a las carencias del pueblo.

A estos sectores honestos los conozco, es la mayoría, en el PSUV, Polo Patriótico, Poder Popular, Fuerza Armada, PDVSA, Gobernadores, Alcaldes, Misiones, intelectuales, en todo el país. Los conozco y respeto, sé que trabajaremos de nuevo juntos en la reconstrucción del Legado de nuestro Comandante, del país.

El madurismo ha impuesto una manipulación, con base en el abuso de la figura y el gran amor que todos tenemos por el Comandante, sus principios, valores; también en virtud del control que se tiene de las redes sociales y medios de comunicación, y; por la torpeza del discurso y acción violenta de una oposición que sólo ofrece persecución y caos.

Entonces, es comprensible el éxito de la manipulación del madurismo, que, acompañada del miedo, la represión y la utilización de prebendas para paliar la caótica situación económica del pueblo, generan un control social y político, que permite que esta extraña y única trágica situación, se mantenga en el tiempo.

Un revolucionario, o un patriota, hombre o mujer progresista, alguien a quien le duela el país y tenga criterio propio, debería tratar de definir sus preferencias políticas en base a un programa mínimo, para resolver y salir de la terrible crisis de todo orden en la que nos encontramos. Vamos a construir juntos, los invito, a construir, discutir, en pensar y desarrollar un programa mínimo, el del candidato Chávez, el de la Revolución, el de todo el país, para superar este caos.

Se trata de volver a Chávez, partiendo de su legado, de su gobierno, resultados y situación económica y social de 2012. Considerar este año como año base, y restablecer todos los indicadores. Revisar, a la luz del daño causado desde 2013 hasta ahora, y de una profunda discusión de las rectificaciones necesarias y correcciones en el orden económico y social, de lo hecho durante el período del gobierno revolucionario del Comandante Chávez; tomar decisiones que nos devuelvan las condiciones de estabilidad, bienestar, crecimiento y fortaleza que caracterizó a nuestro país durante ocho años, luego de la victoria de la Batalla de Santa Inés, en el referéndum aprobatorio de agosto de 2004, para, a partir de allí, Así comenzar a avanzar en un proceso de recuperación del país.

Así como el año 2012 es un buen año base, como indicador de índices de gestión de gobierno, en lo económico, social, planes y proyectos; la Constitución de 1999, es el Marco Legal que tiene una extraordinaria riqueza y potencialidad de desarrollo, incluyendo sus reformas.

La Constitución tiene plena vigencia, así que, siempre cuidando no traspasar la «línea Roja de Chávez», agregando las garantías y derechos que deben establecerse para todas las formas del Poder Popular y nuevas formas económicas, la ANC debe culminar su trabajo y dejar de gobernar.

El Plan de la Patria está completamente vigente, sus Objetivos Históricos y su propuesta de construir el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, como una alternativa al sistema Capitalista, depredador, explotador e insostenible.

Cada objetivo fue desarrollado por Ministerios, empresas y organismos del Estado. Por supuesto que, a raíz del tiempo transcurrido y lo que ha ocurrido, habrá que revisar las metas, políticas y programas de cómo y cuándo alcanzar los Objetivos Históricos definidos en el Plan de la Patria.

Hay que restablecer la Democracia Participativa y Protagónica, así como, las plenas libertades políticas, de opinión, expresión, movimiento, reinstaurarse el Estado de Derecho para estimular la participación política del pueblo, de toda la sociedad.

Deben rescatarse las Misiones sociales emblemáticas del Comandante Chávez: La Misión Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre, Alimentación, Gran Misión Vivienda Venezuela. Acá deben colocarse como meta los Objetivos de Desarrollo Social acordados por las Naciones Unidas y recogidos en los Objetivos de Desarrollo de la Agenda 2030.

Es importante recordar que, durante la gestión del Gobierno Revolucionario del Comandante, nuestro país fue uno de los primeros de alcanzar los «Objetivos del Milenio» de la ONU, lo cual era nuestro orgullo nacional y provocaba un reconocimiento de la comunidad internacional a los logros de nuestra Revolución. Hoy día hemos retrocedido en todos los índices de desarrollo, y esta realidad constituye un indicador claro de la dramática situación que vive nuestro Pueblo.

A estas Misiones, deben devolvérsele su naturaleza y eficacia inicial. Actualmente, languidecen bajo el peso del burocratismo y el sectarismo del control político de cada Ministro en su respectivo Ministerio. Se les ha arrebatado la frescura y la fuerza de la emoción y participación popular. El estado actual de control y persecución ha ahogado la naturaleza y vida propia de las Misiones que eran espacios conquistados por el Pueblo para resolver sus problemas de manera efectiva ensayando nuevas formas de gestión colectiva, promoviendo la solidaridad, la participación de todos, teníamos brigadas de construcción de viviendas de la Misión Ribas, Casas de Alimentación, Empresas Comunales. Todas se han venido abajo, se han desmovilizado.

Hay que garantizar el funcionamiento óptimo de toda la infraestructura de salud, educación, escuelas, liceos, universidades. Garantizar los programas de protección de la Revolución, los alimentos a los niños, los medicamentos, los enfermos crónicos, los de alto riesgo, incorporar a los jóvenes de los liceos y las universidades a un programa masivo de ir al seno del pueblo a combatir la pobreza, la especulación; incorporarlos a la producción, que no se vayan del país.

Hay que trabajar como prioridad y con carácter de emergencia el tema económico, reunir a lo mejor del pensamiento económico, escuchar y discutir, nó con grupos de interés, detrás de sus intereses mezquinos y sectoriales, sino una revisión de las acciones de corto y mediano plazo que habrá que tomar, siempre en el marco de la protección de nuestras garantías sociales, las posibilidades de satisfacer nuestras necesidades cumpliendo los Objetivos Históricos del Plan de la Patria.

Hay que construir un Plan Económico que sea asumido por un Presidente que se comprometa y entienda de su importancia, que coloque al país y nuestro pueblo por encima de cualquier cálculo político y que, por supuesto, tenga la capacidad de entender dónde está parado y tenga el valor de ir hacia adelante con un Plan Económico, con metas creíbles, progresivas, con información clara, con ayuda internacional, abriendo todas las posibilidades, siempre en el marco de nuestra Constitución, Leyes, programa y objetivos políticos.

Este Plan debe ser asumido, entendido, compartido y desarrollado por todo el Pueblo, todas las Empresas del Estado, todo el sector productivo nacional. Un Plan que exige compromiso, sacrificios y objetivos sociales claros. Un Plan que preserve la Soberanía sobre nuestros recursos naturales y estratégicos, sobre el Petróleo, el Oro y otros Minerales; que combata efectivamente al sector especulativo financiero, manipulador de la economía.

Revisar el Arco Minero, que ha sido una entrega de nuestros recursos naturales a capitales transnacionales, depredadores del ambiente e improductivos. Revisar los contratos entregados en la Faja Petrolífera del Orinoco sin procesos de selección o acuerdos internacionales que los sustenten, sin haber cumplido con los extremos de nuestra Ley, que obliga a una revisión exhaustiva y discusión pública de los Contratos por ser de interés público.

Debe levantarse el control de cambio, que no controla nada y que genera un diferencial absurdo que convierte al dólar en la mercancía más barata del país, aún con el nuevo valor del «Dicom», sigue siendo objetivo de los especuladores, obtener dólares a esos precios, para seguir especulando y amasando las enormes fortunas que han hecho, producto de este masivo acto de desfalco al país.

Debe establecerse una política monetaria con un cambio único y un mecanismo que le permita intervenir al Banco Central, pero que responda a fundamentos económicos más reales. Hay que restablecer las capacidades técnicas del BCV, de su Directorio, permitiendole ejercer sus competencias en estrecha coordinación con el equipo económico. Es indispensable que se emitan cifras, que propongan cursos de acción, que tengan el debido conocimiento sobre países sumergidos en procesos de mega inflación.

Deben restablecerse las capacidades técnicas y políticas en el Ministerio de Economía y Finanzas; equipos capaces de adelantar e implantar el Plan Económico que se acuerde. Equipos con suficiente peso político para poder transmitir los mensajes correctos al país y al mundo. Estamos en un escenario económico que requiere la máxima capacidad técnica y el máximo compromiso político. Que se pongan las cuentas nacionales en orden, que se relacione con el sector internacional, con los aliados estratégicos, capaces de ser interlocutores válidos y proteger al país de la rapiña de los grandes intereses que nos acechan.

Un Ministerio de Finanzas que a su vez encabece el equipo económico, y tenga la fuerza de poner «un parao», a las iniciativas que comprometen nuestro futuro, privatizan nuestras reservas de petróleo y oro. Un Vicepresidente Económico al que se le permita conducir la economía, sin dobles comandos.

Debe mantenerse nuestra política de Plena Soberanía Petrolera, nuestro Régimen Fiscal Petrolero, rescatado junto al Comandante Chávez; los contratos petroleros; la soberanía e inmunidad jurisdiccionales; el control político sobre el desarrollo de los Planes de Negocio de PDVSA y sus socios internacionales; garantizar el abastecimiento interno; reservar nuestro recursos gasíferos para abastecer el sector eléctrico y desarrollar la petroquímica como única vía para la industrialización de los hidrocarburos. Cero descuentos en los precios de venta del petróleo; cero rebajas de impuestos o regalías petroleras; cesar el otorgamiento de nuevas áreas, hasta no hacer una exhaustiva revisión de los planes del desarrollo de nuestras reservas de petróleo y gas y que se correspondan a nuestras prioridades e intereses nacionales. Mantener una presencia permanente y activa en el seno de la OPEP, nuestro país tiene mucho que decir en el seno de nuestra organización, allí, a pesar de todos los problemas, sigue retumbando la voz y el prestigio del Comandante Chávez.

Debe recuperarse a PDVSA. Restablecer sus capacidades técnico-políticas, tanto a nivel de su Junta Directiva, como de sus filiales, áreas de negocios, refinerías y áreas de producción. En la Junta Directiva de PDVSA deben nombrarse cuadros técnico- políticos con capacidades de estructurar y dirigir un Plan de Emergencia hacia la empresa, restableciendo sus capacidades productivas, financieras, su prestigio, credibilidad y fortalezas. La empresa no la pueden dirigir personas sin conocimiento del sector, sin que los reconozcan como interlocutores, por muy buenas intenciones que se tengan, hay que saber de la operación, del negocio y no se puede improvisar.

Hay que sentarse y revisar qué ha pasado en este período. Hay que dejarse de excusas y fantasías e irresponsabilidad del madurismo, que si «hemos detectado una conspiración desde el exterior para que caiga la producción de petróleo», que si «hay otra conspiración en el CRP», que todos los contratos de PDVSA serán revisados en Miraflores (¿por quién?, eso no es serio), que si «toda PDVSA es corrupta», dejar el «quítate tú, para ponerme yo». Hay que sacar a los empresarios de las decisiones de PDVSA.

El año base acá, será el cierre de la empresa en el 2013, son metas plausibles de alcanzar en el corto plazo: una producción de 3 millones de barriles días; una capacidad de refinación nacional de 1.2 millones de barriles día; una exportación de 2.4 millones de barriles día; una producción de gas de 7000 millones de piés cúbicos día, tanto para la reinyección, sector eléctrico y petroquímico.

El precio del petróleo se ha incrementado un 50% con respecto al precio del año pasado, suficiente para restablecer un ingreso Fiscal y de divisas adecuado para el funcionamiento del país (ésto por supuesto sólo es posible con una política cambiaria distinta). Debe hacerse una revisión de los compromisos de caja y de los volúmenes de producción de PDVSA, comprometidos con operaciones financieras, y lograrse un manejo distinto, que permita liberar los barriles de exportación para que ingresen los recursos al país. Es un período especial.

Debe restablecerse la moral, entusiasmo y autoestima del trabajador petrolero, dejar de perseguirlo, no pueden seguir llegando agentes enmascarados y llevarse personas detenidas del medio de reuniones, de sus propias oficinas. No puede maltratarse tanto a los trabajadores en su moral, sus condiciones de trabajo, sus equipos, sus salarios, su protección social. No puede haber una paralización técnica de las operaciones, sencillamente porque los que deben tomar las decisiones, o no saben de qué se trata o les da miedo tocar ninguna decisión, no vayan a terminar señalados de corruptos o presos.

Hay que restablecer los servicios petroleros, técnicos, indispensables para las operaciones. Hay que restablecer las filiales de PDVSA y su carácter popular, su emoción, la movilización de sus trabajadores, el prestigio de la Empresa, volver a la PDVSA Roja Rojita.

Este espacio no me permite seguir extendiéndome, adelanto estos y profundizaremos en otros, sobre todo el tema productivo, financiero, internacional, el éxodo de venezolanos, volver sobre PDVSA, sobre el tema financiero, institucional, político, el rescate de lo afirmativo Venezolano, de lo positivo de nuestro pueblo y gentilicio; dejar atrás esta pesadilla de violencia, intolerancia, improvisación, autoritarismo, limitaciones de todo tipo y dramático retroceso en el bienestar de nuestro pueblo.

La campaña por Chávez comienza ahora, con una discusión franca y abierta de los problemas del país, sin atajos, ni descalificaciones, sin miedo, una reanimación de nuestro pueblo y sus fuerzas morales. Necesitamos un candidato Chavista que nos permita recuperar al país, un futuro mejor es posible. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

La gallina degollada

Como en el cuento de terror de nuestro suramericano Horacio Quiroga, ahora asistimos impávidos al degollamiento de nuestra «gallina de los huevos de oro», es decir, de nuestra querida Nueva PDVSA.

Nuestra empresa, refundada por la Revolución y rescatada por el pueblo del desastre en que la dejaron los autoproclamados «meritocráticos» después del Sabotaje Petrolero, fue, durante todos los años del Gobierno Revolucionario del Comandante Chávez, el puntal, la vanguardia de nuestras posibilidades de transformaciones económicas y sociales, de la estabilidad económica y social del país.

Fue sólo después de derrotar el Sabotaje Petrolero, que rescatamos a nuestra empresa nacional y la convertimos en el instrumento de desarrollo y despliegue de nuestra Política de Plena Soberanía Petrolera, la política petrolera del Presidente Chávez. Era el nacimiento de la Nueva PDVSA y su subordinación al Estado Venezolano.

Antes de este acontecimiento, el Gobierno, por intermedio del entonces Ministerio de Energía y Minas, era incapaz, no tenía posibilidad de impulsar ni desarrollar a la entonces novísima «Ley Orgánica de Hidrocarburos», promulgada en el marco de las Leyes Habilitantes de 2001 y que era expresión de las disposiciones de la Constitución de 1999, específicamente, de la reserva que el Estado había hecho de la actividad petrolera y de su empresa nacional Petróleos de Venezuela, por «razones de soberanía económica, política y de estrategia nacional».

El Presidente Chávez le asignaba una gran importancia al manejo de PDVSA y a la conducción de nuestra política petrolera, yo estuve allí con él, desempeñando ambas responsabilidades durante 12 años consecutivos. Entonces, tengo autoridad para hablar, por el conocimiento de los detalles, razones y motivaciones en decisiones relativas a la Política Petrolera y PDVSA. Por eso siempre actúo con la mayor responsabilidad en mis opiniones y comentarios en cuanto al tema, porque no se trata sólo de mi gestión al frente de la Industria, es la de nuestro gobierno en ese periodo.

Puedo decir, que nuestra Política Petrolera y nuestro desempeño al frente de la empresa, ha sido exitosa y beneficiosa para el país, tal como lo reflejan sus resultados y sus efectos sobre la economía en el periodo. Por primera vez, en cien años, se utilizó el petróleo como instrumento de liberación de nuestro pueblo, reafirmando nuestra soberanía, con una correcta política de defensa del precio, explotación de nuestro recurso, captación de renta, establecimiento de alianzas estratégicas, ocupación del territorio, fortalecimiento de nuestra empresa y participación en el desarrollo social y en el de toda la Nación.

PDVSA pasó de ser una empresa elitesca y anti nacional, a convertirse en una empresa nacional, de los venezolanos, con todas las capacidades y experticias técnicas, para competir en un negocio tan complejo a nivel mundial, subordinada al Estado y al servicio del pueblo.

Pero como le gustaba decir al Comandante Chávez: «Dios habla con la matemáticas». Así, utilizando esta frase atribuible a Pitágoras, veamos algunos números, sólo algunos. Por supuesto, me centraré en los años de mi gestión.

En 1999 nuestras reservas de petróleo eran de 78 Mil MMBls, en 2013 nuestras reservas de petróleo eran de 298.353 mil MMBls. En 1999 PDVSA tenía 48.000 MM $ en activos y 32.000 MM$ en patrimonio, con un déficit (pérdida) de 14.626 MM$; pero en el año 2013, la Nueva PDVSA tenía 231.120 MM$ en activos y 84.486 MM$ en patrimonio, con un superávit (ganancia) de 12.907 MM$. En 1999, no existía el concepto de Desarrollo Social, más allá de un escaso asistencialismo y la consabida «cesta de Navidad»; entre 2001-2013, la Nueva PDVSA desembolsó 207.913 para el desarrollo social, financiando 33 Misiones Sociales, FONDEN y FONDESPA.

Durante la batalla por la Plena Soberanía Petrolera; se eliminaron los Convenios Operativos, con los que se había privatizado la producción de PDVSA, se Nacionalizó la Faja Petrolífera del Orinoco, certificamos la reserva de petróleo más grande del mundo, acabando con la estafa del bitumen, por medio del cual se saqueaba nuestro petróleo; se ajustó el Régimen Fiscal Petrolero (Regalías, Impuestos), pasando la participación del Estado del 57% al 94% del negocio; se conformaron más de 33 Empresas Mixtas con Empresas Internacionales, donde PDVSA mantenía un 60% mínimo de participación y el control total de las operaciones, exportaciones y; todas las empresas subordinadas a nuestras leyes y a nuestra Soberanía Jurisdiccional. En ese período logramos captar 487.000 MM$, para el Estado y el Pueblo.

En el último informe de gestión de 2013 se reflejan claramente los resultados del trabajo: una producción de 3.01 Millones de barriles por día; una exportación de 2.425 Millones de barriles día, 590 MBD al mercado Interno. Nuestras refinerías nacionales con una capacidad operativa de procesar y producir 1.127 millones de barriles día de productos, abasteciendo completamente al mercado interno; 301 taladros activos; 76 buques operando. Obtuvimos 134.326 Millones de dólares de ingresos; 13.023 millones de dólares al desarrollo social; 19.262 millones de dólares en Regalías y otros impuestos; 7.845 millones de dólares en Impuesto Sobre la Renta; 12.907 millones de dólares de ganancia integral. En el período entre 2005-2013, se invirtieron más de 121.678 millones de dólares en el desarrollo del negocio.

La Nueva PDVSA, además de su desempeño exitoso en el período, se transformó en punta de lanza de nuestra política exterior, dándole piso concreto a las relaciones estratégicas. Manteniendo una correcta política de diversificación de mercados que nos permitió colocar el 42% de nuestra producción en Asia, 35% en USA, 14% en El Caribe, 4% en Europa y 5% resto del mundo.

La Nueva PDVSA se avocó a coordinar y trabajar en los grandes proyectos del Comandante Chávez, un esfuerzo extraordinario, para darle base material productiva al «Proyecto Socialista Orinoco», desplegado con gran esfuerzo de nuestros obreros y grandes inversiones en lo que sería el futuro del país y el reordenamiento de nuestro territorio: El Proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco, nuestra ventana al futuro. Igual coordinamos, con base en nuestras capacidades humanas y técnicas, varias Misiones Sociales, entre ellas, las de mayor impacto: Misión Barrio Adentro, Misión Ribas y la Gran Misión Vivienda Venezuela.

En la Nueva PDVSA no quedó vestigio de la tercerización y se revirtieron con éxito todas las operaciones que habían sido privatizadas durante la «Apertura Petrolera». Nuestra empresa, estaba allí, donde se requería su esfuerzo: recuperamos nuestras capacidades operativas e impulsamos nuestro alcance de trabajo en áreas nuevas como Costa Afuera, La Faja, el Gas, taladros, transporte, usamos nuestra propia tecnología, combustibles limpios, alcanzamos soberanía operacional, recuperamos con éxito las actividades que habían sido privatizadas, recuperamos la calidad de vida de nuestros trabajadores, escuelas, sedes, viviendas; no hubo Estado ni Municipio al que no se le prestara ayuda: asfalto, escuelas, carreteras, puentes, fábricas; al Poder Popular, a la agricultura, a otros Ministerios, empresas, entes del Estado; hicimos más de 660 mil viviendas con la Gran Misión Vivienda Venezuela, Petrocaribe, las Comisiones Mixtas de Cooperación; entregamos nuestras sedes a las Universidades: la Bolivariana, la UNEFA, el Instituto Universitario de Caracas, construimos nuevas universidades, Aldeas Universitarias; los Distritos Sociales de PDVSA; las maravillas de PDVSA La Estancia: Plaza Venezuela, Boulevard de Sabana Granda, el Cine Cardón, la Plaza Venezuela, Las Laras, La Esfera de Soto, etc.

Desarrollamos todas las iniciativas del Comandante, por más complejas que fueran, lo hicimos, y se cumplió el objetivo trazado, en alimentación, abastecimiento, apoyo a las centrales termoeléctricas, suministro de gas, fábricas de todo tipo para industrializar al país, empresas comunales. Hicimos revolución y nuestros trabajadores, eran libres, orgullosos, formados profesionalmente, técnicamente, consientes, estudiaban, participaban en las actividades políticas, sociales y culturales voluntariamente, sin presión, sin listas. No se perseguía a nadie.

Si en este proceso, esta ofensiva, algún directivo, gerente o trabajador, se corrompió, traicionó este esfuerzo, entonces, que asuma su responsabilidad, que tenga un juicio justo. Yo no apoyo, ni he apoyado la corrupción. Lo que digo es algo más claro que el agua: PDVSA no es la única que ha sufrido este flagelo, puedo mencionar infinidad de empresas públicas y privadas, instituciones que han incurrido en este tipo de faltas. Lo que no puedo aceptar es que a los trabajadores de la Nueva PDVSA se les trate como a unos delincuentes y que este argumento de la corrupción se use contra la Nueva PDVSA, para poder arremeter contra ella y tomar el control de todos sus procesos y repartírsela o degollarla para satisfacer intereses grupales o mezquinos, preparando el terreno para su privatización.

Un compañero de mi afecto, comentaba, que si yo pensaba que por no estar al frente de la Empresa ella no podría funcionar. No hermanos, no se trata de intereses personales o apetitos de poder, no, yo tuve una gestión exitosa y revolucionaria con el Comandante Chávez, yo lo que soy es el Ministro de Petróleo de Chávez, así me conoce el pueblo y de eso estoy muy orgulloso. Lo que yo sí quisiera es retar a quien sea a comparar nuestra gestión, la de Chávez-Ramírez, con cualquier otra.

No puedo aceptar que el pranato de la política, arremeta contra este trabajo hermoso, bueno, gratificante a favor del país, de su desarrollo. No me interesa qué cálculo político estén haciendo los que así actúan o los que guardan silencio, la verdad es que lo que está pasando en PDVSA es un desastre y es culpa de quienes la han administrado a partir de 2014 hasta la fecha. Si PDVSA no se recupera, no habrá recuperación de nuestra economía, aunque es necesario superar el modelo rentista petrolero, la realidad es que éste seguirá siendo hegemónico en el país por más tiempo, hay que captar la renta para construir otro modelo.

En vez de destruir la empresa, con una insólita irresponsabilidad y falta de capacidad y liderazgo, lo que hay que hacer es asumir sus responsabilidades, rectificar sus errores, restablecer la autoridad y sus capacidades técnicas y operacionales para sacarla de esta situación de colapso, terror y persecución en que se encuentra.

Ahora se argumenta que se descubrió otra «conspiración» para tumbar la producción, yo me pregunto ¿hasta cuándo el Presidente y los que conducen la empresa van a seguir evadiendo su responsabilidad?, todo es una conspiración, un sabotaje, ¿hasta cuándo? La gente está cansada de que el gobierno no asuma su responsabilidad.

¿Que hay injerencia extranjera y presión política?, sí, pero siempre la ha habido y el Comandante Chávez, no solo la denunciaba sino que la derrotaba. Si estamos confrontando una guerra económica, entonces es claro que la estamos perdiendo y por tanto hay que cambiar la conducción en esta guerra para preservar nuestras conquistas.

Siempre hay una excusa: la corrupción, la conspiración, PDVSA, presos van y presos vienen. Todos están presos o perseguidos, ¿y ahora qué? ¿Es culpa del Comandante Chávez?, ¿de sus decisiones anteriores?. Los que estuvimos a su lado: ministros, oficiales, compañeros estamos en la obligación de hacer una raya roja. Hasta acá fue el Gobierno del Comandante Chávez y de 2013 hacia adelante, el Gobierno del Presidente Maduro. Yo soy Chavista.

El problema de todo esto es que por la vía que va, cosa que tengo más de un año escribiendo, denunciando, y conversando, y que me ha costado persecución política, pranato, ofensas, acusaciones y linchamientos morales, hasta la intención de entregarme a gobiernos extranjeros, hostiles. Todo ésto va a terminar en la entrega de PDVSA, la reversión, en los hechos, de la Política de Plena Soberanía Petrolera, se habla de «flexibilizar», «romper las amarras para la inversión extranjera», ¿Qué significa eso?, junto a la nueva «Ley de inversiones extranjeras» y la sentencia que permite la aprobación de los contratos petroleros directamente por el TSJ, pareciera que vamos a un retroceso en nuestra política petrolera.

Aquí los que «conspiran» son las transnacionales y los grupos económicos que quieren ponerle la mano al petróleo, como hicieron con el «Arco Minero», estimulan la persecución de los revolucionarios, el caos y el éxodo, para luego venir a «salvar» a PDVSA, privatizándola. Será el saqueo de nuestra empresa, y por ende, del país.

Hay una tendencia, clara y preocupante, del gobierno, de distanciarse del Comandante Chávez. Ahora parece su obra fue mala o debe ser superada. Tenemos al Presidente Maduro, porque Chávez se nos fue, no porque fuese un mal Gobierno, al contrario, ha sido el mejor gobierno de nuestra historia.

Han sido una serie de decisiones que, una tras otra, se alejan de Chávez: primero PDVSA, ya no es la Nueva PDVSA Roja Rojita, es otra; luego la Constitución, ya no será la de Chávez, será otra, que ni siquiera sabemos que será; luego, ya no es el Plan de la Patria de Chávez, su legado para la posteridad, ahora será otro Plan; ahora ya no es el PSUV, ahora es otro partido, sin color, sin pasión, sin ideología, es algo «ni fu, ni fa», es el nacimiento del madurismo.

Por esto se persigue a los rostros políticos asociados a la gestión del Comandante Chávez, les incomodamos, yo lo he advertido, uno por uno seguirán saliendo, desplazados y perseguidos, lo cual parecía simplemente impensable hace unos pocos años atrás.

Yo creo en Chávez, en sus políticas desarrolladas exitosamente a favor del pueblo y del país, creo que lo que está sucediendo se aleja mucho de su obra, su política, su esfuerzo.

Habría que preguntarse: ¿Cuál es el Plan económico?, ¿vamos a reelegir al Presidente sólo porque manifiesta la intención de mejorar?, ¿quién es el responsable de la Hacienda Pública?, ¿vamos a ir al colapso, a la derrota, a un pacto, a una guerra?, ¿se va a provocar un conflicto para que sea un escenario donde todos perdemos?, ¿cómo hacerle frente a la injerencia extranjera, cómo disuadir una agresión?, ¿Cuál es el rol del PSUV?, ¿Qué va a pasar con PDVSA y nuestra política petrolera?, ¿Qué va a pasar con nuestros recursos naturales, el petróleo, el gas, el oro?, ¿hasta cuándo va a seguir la represión y la persecución a la disidencia política? Son todas preguntas orientadoras de una discusión impostergable.

En mi contra sigue la agresión, con la palabra, las acusaciones de seres indignos, inmorales. ¿Quién les cree?, en una extraña alianza con lo peor de la extrema derecha, pretenden agredirme, perseguirme, vilipendiarme. No podrán. La política del sector que está controlando el poder y apartando o persiguiendo a los Chavistas, se den cuenta o no, está claramente representado en las bravuconadas, descalificaciones que se profieren a cada rato, me recuerda mucho aquella actitud altisonante de Noriega.

El odio expresado contra mí, es el mismo profesado de manera irresponsable contra los venezolanos que se han ido del país por la situación económica, social, de seguridad, la falta de perspectiva de futuro. ¿Cómo se pueden hacer este tipo de declaraciones miserables, contra los jóvenes y venezolanos de todo tipo que salen de la patria, con tristeza a buscar nuevos horizontes? ¿Nadie va a llamar la atención sobre ésto? ¿Es que no hay un jefe que ponga las cosas en su sitio? ¿No hay responsabilidad política?

Yo si espero que pronto puedan volver la gran cantidad de venezolanos, jóvenes, profesionales, obreros, que han salido al exterior, dejando la Patria. Yo lo dije en mi artículo «No te vayas», los he visto en las calles, de mesoneros, trabajando, explotados, algunos con rabia, la mayoría, como somos los venezolanos, sin odio.

Volverán muchachas, muchachos, volveremos. El que siga esperando una postura mía de comparsa o coro con la extrema derecha o nuestros agresores extranjeros, no me conocen, me subestiman. Mi postura, mi posición, es y será siempre desde el bando del Bolivarianismo, de la patria. Hablo por los que no pueden, los amenazados, los que han caído en el chantaje del silencio. Alertar, orientar, defender los principios, trabajar por la unidad del país y de las fuerzas patriotas, es nuestra responsabilidad histórica. Lo que está pasando en PDVSA es un reflejo de lo que está pasando en todo el país. Se impone una profunda reacción política para acompañar al pueblo en recuperar el legado de Chávez. ¡Con Chávez siempre, Venceremos!

Berruecos

El nombre de estas montañas en el Pasto Colombiano quedó asociado para la historia, a uno de los más trágicos y terribles actos de traición al Libertador Simón Bolívar y a su ideal de la Gran Colombia: el vil asesinato de nuestro querido e inmortal Gran Mariscal de Ayacucho: Antonio José de Sucre.

La emboscada de Berruecos y el crimen del «Abel de América», como llamara el Libertador Simón Bolívar al Mariscal de Ayacucho, en medio del dolor por la noticia de su asesinato, episodio lleno de traición, ejecutado por resentidos con la causa Bolivariana y estimulado, ordenado por jefes y grupos que necesitaban acabar con Bolívar, sus hombres y mujeres más leales, acabar con su proyecto, para instaurar el propio, satisfaciendo sus aspiraciones e intereses.

Ya la agresión directa contra Bolívar había tenido lugar en el intento de asesinarlo del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, y Sucre tuvo que abandonar Bolivia tras sufrir el golpe de Estado, que casi le cuesta la vida en abril de 1828. En 1826 se había producido «La Cosiata» con Páez al frente, era manifiesta la conspiración santanderista en Colombia y la de Flores en Ecuador.

Se había conformado un cuadro político opuesto al ideal Bolivariano, conspiración que avanzó inexorablemente de la mano de antiguos colaboradores del Libertador, que lo fueron traicionando uno a uno, hasta que el Padre de la Patria muere, entre el canto de esclavos y rodeado de los pocos afectos que le quedaban.

El Ejército Libertador se desmovilizó, el pueblo en armas volvió al vasallaje de los nuevos señores, las «grandes lanzas» de la independencia, los hombres más intrépidos y aguerridos, no supieron siquiera que les pasó ni en qué se convirtieron, se desvanecieron. Los más leales al Libertador, aquellos que no cayeron en Berruecos, pagaron cara su lealtad, fueron olvidados, excluídos o exiliados. Manuela, Robinson, Urdaneta. Con ellos todo un pueblo.

Es un ciclo que se ha venido cumpliendo en nuestro país, con trágicas similitudes que sin embargo engranan perfectamente con la imposición de nuevos modelos de dominación, nuevos acuerdos.

Así, tras la muerte del Libertador, de su ideario independentista y Republicano, que incluía la abolición de la esclavitud (propuesta con la que pocos de sus jefes militares comulgaban), la Gran Colombia y la creación de nuevas Repúblicas de ciudadanos iguales ante la Ley, sólo sobreviviría la Independencia Política de aquéllas. Como él mismo lo diría premonitoriamente

«… la independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás. Pero ella nos abre la puerta para reconquistarlos bajo vuestros soberanos auspicios, …»

Tuvieron que pasar años hasta que las viejas lanzas y los hijos del Ejército Libertador, bajo la conducción de Zamora y Falcón dieran inicio a la Guerra Federal, 20 de febrero de 1859. Bajo la consigna de «tierra y hombres libres», avanzó una revolución social, hasta que el balazo traidor cegó la vida de Zamora en 1860. Sobrevino otro pacto, en 1863, el «Pacto de Coche» y de allí, otro período histórico, con otro modelo, ahora Federal.

El dictador Juan Vicente Gómez se encargó de convertir a nuestro país rural en un país petrolero, patio trasero de los Estados Unidos y sus transnacionales petroleras, quienes, no sólo saquearon nuestras riquezas por casi 70 años, sino que además impusieron un modelo económico, el rentismo petrolero, que aún persiste y que ha deformado, desde la raíz, la conducta social y política de nuestro país y nos convirtió en una economía capitalista dependiente, muy atrasada.

El 23 de enero de 1958, tras un movimiento insurreccional, fue depuesto el dictador Marcos Pérez Jiménez y existían todas las condiciones para evolucionar hacia un proceso revolucionario de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales. En las propias narices de las fuerzas de izquierda, se concretó un nuevo pacto de dominación, el «Pacto de Punto Fijo». Se encargó, el binomio AD/Copei, de ahogar en sangre a las fuerzas de izquierda civiles y militares. La violencia Betancurista, con apoyo irrestricto norteamericano, derrotó a las guerrillas y creó las condiciones para la estabilización del nuevo pacto, que destrozó a nuestro país y que conocemos como la IV República.

Hoy celebramos el 4 de febrero, Día de la Dignidad. Ese día, el Comandante insurge y entra en la vida política del país con su acción intrépida que, aunque resultó en una derrota militar, sin embargo, se convirtió en una extraordinaria victoria política. Con el «por ahora» del Comandante Chávez, se logró romper el silencio y la «pax» impuesta por la IV República. Su ejemplo logró movilizar al Pueblo, en apoyo a la Revolución Bolivariana.

Vaya mi saludo y reconocimiento a los oficiales y soldados de la patria, que insurgieron y lo arriesgaron todo, siguiendo al Comandante Chávez y a su propuesta de un país mejor, justo, soberano, independiente, revolucionario y Bolivariano. A todos mi respeto.

Con el Gobierno del Comandante Chávez se logró establecer, por primera vez en nuestra historia plagada de traiciones al pueblo, un gobierno profundamente popular y revolucionario, con un Jefe, un Líder indiscutible, que no necesitaba de pactos ni «astucias mediáticas», para estar en el corazón del pueblo.

De hecho, el Comandante siempre rechazó cualquier tipo de pacto, gobernó de cara al pueblo, logró, tras derrotar uno a uno los descabellados y violentos planes de desestabilización estimulados desde el exterior: Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, Guarimbas y un largo etc., ganarse el respeto nacional e internacional, incluso de sus contrincantes más acérrimos.

Con el Comandante Chávez pudimos avanzar, como nunca antes, en el manejo soberano de nuestros propios asuntos, entre ellos, y tal vez de los más importantes, el petróleo.

Con el petróleo bajo control del Gobierno Revolucionario, pudimos avanzar en consolidar un prolongado período de estabilidad y crecimiento económico del país, un largo tiempo de bienestar para toda la sociedad, se logró pagar en gran medida la deuda social a nuestro pueblo, derrotando la exclusión, la pobreza, garantizando trabajo, educación, salud, cultura, tener una sociedad menos desigual.

Él logro construir, estimular y crear las condiciones legales y políticas para edificar un complejo entramado de organizaciones, Misiones y Consejos Comunales, todas ellas, parte del Poder Popular, con la idea de gobernar con el pueblo, para el pueblo. Nuestra empresa petrolera, PDVSA, rescatada del Sabotaje y refundada bajo otra ética y compromiso, ya ahora al servicio y subordinada al Estado Venezolano, se convertiría en uno de los brazos ejecutores más importantes de todos los programas de la Revolución Bolivariana, y comprometida profundamente con el Comandante Chávez.

Con la Política de Plena Soberanía Petrolera del Comandante Chávez, no sólo logramos restablecer todas las capacidades de nuestra empresa nacional PDVSA y frenar su privatización, sino que recuperamos el control de todas las áreas operacionales, y en particular logramos nacionalizar la Faja Petrolífera del Orinoco, para luego certificarla como la reserva de petróleo más grande del mundo.

Gracias a una acertada Política Petrolera, de estrecha cooperación y liderazgo en el seno de la OPEP, contribuimos a mantener un prolongado período de estabilidad del precio del petróleo en el mercado internacional, y restablecer un régimen Fiscal que garantizara al Estado Venezolano una justa retribución como propietario del petróleo. Fueron más de 480 mil millones de dólares entregados al Estado, sus empresas, sus distintas instituciones, Gobernaciones, Alcaldías, Misiones y Poder Popular para todos los programas sociales, de infraestructura, económicos, productivos, de defensa de la Nación, internacionales.

Yo reivindico esta política y esta ejecutoria, estoy orgulloso de ella, del trabajo al frente del Ministerio y de PDVSA, la más transparente y escrutada de nuestra historia. Todos los números están allí, más temprano que tarde esta realidad será evidente, cuando cese la canalla de echarle tierra a la gestión revolucionaria en PDVSA.

Junto al Comandante Chávez y siempre bajo su orientación, logramos hacer lo que nunca se había hecho con el petróleo en nuestro país: convertirlo en un instrumento de liberación, de redención de los más pobres, y eso es lo que a mí en lo personal me interesa, haber hecho el bien, contribuido a la reconstrucción nacional, ayudar a los humildes, a los olvidados de siempre, haber apoyado todas las iniciativas revolucionarias y transformadoras del Comandante Chávez, abrir las posibilidades de romper nuestra dependencia, y poder desarrollar un programa socialista en nuestra patria, para beneficio y bienestar de todos. Siempre en el marco de la Ley, esa era una condición entre ambos, pero sin estar mirando a los lados, sin temores a los poderes que enfrentábamos, fueran los que fueran. Así lo hicimos. Esa es mi gesta, nuestra épica al lado del Comandante, la reivindico como cualquiera está en el derecho de reivindicar al 4 de Febrero.

Aquellos que hoy desde las más altas instancias del gobierno, luego de desaparecido el Comandante Chávez (ni se les hubiese pasado por la mente hacerlo con él en vida), cuestionan esta política de distribución popular y revolucionaria de la renta petrolera, cuando sobre todo la acusan de corrupta, les diría como dice la Biblia

«¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano»
(Mateo 7:5)

Si me lo permiten, le agregaría, además de hipócritas el calificativo de ¡irresponsables y cobardes! ¿Por qué no hicieron estas denuncias y ataques cuando el Comandante Chávez estaba vivo? ¿Que pudiese defenderse?

Si a mí el Comandante Chávez, en los doce años que trabajé a su lado, me hubiese hecho, aunque fuera algún señalamiento que pusiese en duda mi honorabilidad y honestidad, no sólo hubiese renunciado de inmediato, sino que me hubiese sometido a las instancias que correspondieran para aclarar cualquier duda o acusación.

Lo haría, primero; porque era mi Jefe y tenía la moral para exigir cualquier explicación, segundo; porque sé que no se hubiese prestado a ninguna artimaña como ésta para hacerme a un lado, si así hubiese considerado necesario hacerlo, él siempre actuaba de manera valiente y asumía sus decisiones y, tercero; porque sé, que él garantizaría el Estado de Derecho, siempre presumía la inocencia y sabía que mis acusadores tendrían que demostrar mi culpabilidad, si fuese el caso y yo tendría derecho a defenderme. Esa era su forma de actuar, y así actuó en varios casos.

Un amigo, me ha comentado que es el momento de la autocrítica. Estoy de acuerdo, creo que el Chavismo tiene necesariamente que discutir y revisar los problemas que hemos confrontado. Pero es una discusión de TODOS, no sólo contra un sector. Creo que es una oportunidad para que todo el país revise su desempeño: el sector público, el privado, el financiero, el político, todos. ¿Cuál es su rol en el desarrollo del país? ¿O vamos a seguir en esta hipótesis de aniquilamiento?, ¿perder las posibilidades de avance de nuestro país?, ¿seguirá la intolerancia, la falta de honestidad, la improvisación?, al final de todo ésto, los venezolanos, sobre todo los jóvenes, siguen abandonando la patria por cientos de miles, porque no vén perspectivas de futuro en nuestra querida Venezuela.

Yo comenzaría por decir que si se han cometido errores en el camino, y seguro se cometieron, siempre hay que evaluarlos en el contexto de nuestra conflictividad permanente, nuestras debilidades institucionales, de capacidades productivas, de las fisuras del sistema que heredamos, de la ética hegemónica capitalista, facilista, de apropiación de la renta petrolera, cortoplacista, en tremenda lucha contra la ética del trabajo.

Edificar un nuevo país debe ser tarea del trabajo, como valor fundamental, nó de la apropiación de la renta. Todas nuestras leyes de la Administración Pública, están hechas para repartir la torta entre entidades empresariales especializadas en apropiarse de la renta.

El vaso comunicante que establecen las leyes y muchas instituciones y empresas del Estado, entre el sector privado tradicional que creció a la sombra de la IV República, con las nuevas estructuras y programas de la revolución, le ha hecho mucho daño a la gestión pública, en la administración de la renta petrolera.

Allí está el Plan Ferroviario, «de nada a la nada», como decía molesto el Comandante Chávez, los proyectos de vialidad, infraestructura, del FONDEN, del Fondo Chino, las Ciudades Educativas, los Grandes Hospitales y muchos otros. El funcionamiento de CADIVI fue un escándalo, del CENCOEX, lo es, igual la política cambiaria, las importaciones, los manejos de operaciones financieras, ventas de activos, incluso traspaso de activos o participaciones en empresas contrarias a la Constitución. La entrega del Arco Minero a la «Golden Reserve», la misma empresa que el Comandante Chávez expulsó del país por defraudar al Estado, ¿pregúntese de la mano de quién volvió al país?, ¿alguien se recuerda de los «gabinetes móviles» ?,¿de la «ciudad del acero»?, ¿de las tierras ocupadas o recuperadas, o nacionalizadas?

No señores, es un problema mucho más complejo de lo que se ha mencionado, mucho más que echarle la culpa a PDVSA. La falta de planificación, de compromiso del ejecutor privado, nacional o extranjero, de control popular. ¿Cómo hacer una revolución con «las armas melladas del capitalismo»?, además, un capitalismo tan ineficiente y obsoleto como el nuestro, porque han vivido de apropiarse de la renta petrolera, de obtener los dólares del Estado, un sector privado incapaz de exportar nada, ni de satisfacer el mercado interno, un país donde florecen los bancos como por arte de magia y se crean empresas de maletín por montones, de acuerdo con los intereses de cada jefe político, nacional o regional, local. No, no, insisto, es muy complejo, y cada sector tiene que repensarse para poder salir de esta situación.

El Comandante Chávez ya hablaba en sus discursos de estos problemas, de allí la expansión de nuevas empresas, creación de empresas populares, cooperativas, nuevos actores. En PDVSA lo hicimos con éxito en algunos sectores, como nuestras propias fábricas de tubos, de válvulas, de materiales de construcción, nuestras alianzas para fabricar plataformas, de servicios petroleros, taladros, en el desarrollo de las Misiones, en particular, la Ribas y Barrio Adentro, en la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde el Poder Popular, las brigadas de construcción de la Misión Ribas y de los Consejos Comunales, por ejemplo, demostraron la eficacia de una gestión con distintos valores y propósitos, una gestión socialista.

Pero el problema es mucho más amplio que la gestión en los procesos productivos, tenemos un sector financiero y un sector importador acostumbrado a apropiarse de la renta petrolera, con manipulación cambiaria e importaciones fraudulentas. Unas políticas públicas que han debido modificarse ante las evidencias de sus resultados. He dicho reiteradamente que, desde 2013 ha debido cambiarse la política cambiaria, inoperante, que ha favorecido la destrucción de las capacidades productivas internas, ante la posibilidad de obtener dólares muy baratos y con ellos, importar cualquier cosa, y todavía le queda para alimentar el mercado paralelo de divisas. Hacer, por un lado, grandes fortunas y acumulación de capitales, y por la otra, vía inflación y devaluación, apropiarse de los ahorros y del trabajo de otros.

Las empresas, todas, con sus excepciones honrosas, tanto nacionales, internacionales, así como las «amigas», han manipulado sus costos con el tipo de cambio y la incertidumbre económica. Han buscado obtener ganancias, allí impera la ética del capitalismo, con el diferencial cambiario. Reciben divisas de un contrato del sector público, consiguen un operador financiero nacional o internacional, para hacer una triangulación de venta de parte de esas divisas al precio del paralelo, y con la cantidad extraordinaria de bolívares que obtienen, pagan sus costos en el país. Ha sido una espiral. Pero no estoy hablando de sectores productivos nacionales o de servicios, que han tenido que recurrir a la compra de dólares al precio que sea para poder tener insumos y seguir trabajando, estoy hablando de los grandes importadores y empresas, que han hecho fortunas de esta manera, y cuyos nombres nunca verás en una campaña de tuiter o en las páginas de palangristas, mucho menos acusados por el señor Fiscal, porque son «amigos» o «intocables», o señores muy «honorables».

El pasado 2 de febrero, pasó inadvertida para la opinión pública mundial, (cada vez genera menos atención lo que trata de hacer el gobierno), el llamado «Congreso Extraordinario» del PSUV.

Quiero saludar a los militantes del PSUV, organización de la cual soy miembro fundador y de cuya Dirección he formado parte, tanto por decisión del Comandante Chávez, como por elección de sus delegados en el último Congreso. He desempeñado las tareas de Vicepresidente político del PSUV tanto en el Oriente, como en el Occidente del país. Conozco a sus cuadros fundamentales y a la esencia y cualidad política y humana de sus miembros, confío en ustedes y nada, ni nadie, me separará de las posiciones políticas que me fueran asignadas por el Comandante y por la opinión libre de los delegados de nuestro partido, las cuales he honrado y lo seguiré haciendo con mi lealtad a Chávez y a nuestra Revolución.

Este Congreso Extraordinario fue convocado para convalidar lo que ya habían anunciado los voceros del madurismo. El Presidente es «aclamado» para ser el candidato a la reelección en las próximas elecciones, que ya están decididas, donde participará la oposición o parte de ella, independientemente de los acuerdos en República Dominicana, ya el pacto está hecho. Es un nuevo pacto, hecho a espaldas de la mayoría del Chavismo y del país.

A veces, me dá dolor, ver a compañeros honestos jurando que jamás habrá otra traición al pueblo, que no habrá más pactos, sin darse cuenta que, con acción u omisión, se ván deslizando inexorablemente a un nuevo pacto, que sólo sus instigadores y promotores saben de su alcance.

Yo creo que es un grave error. Significará el fín del Chavismo. No se discutió nada, se le falta el respeto a todo el Chavismo. El Presidente nos ha conducido a la peor crisis de nuestra historia, en nombre de nuestro Comandante se ha «desgobernado» al país, se le ha impuesto a nuestro pueblo un paquete neoliberal salvaje, en una mezcla de incapacidad, improvisación y falta de ética para el ejercicio de la política, del poder. Un gobierno capturado por un círculo íntimo nefasto y corrupto, que ha hecho y seguirá haciendo lo que sea para mantenerse en el poder. ¿Para qué la reelección?, ¿siguen vigentes las banderas del socialismo, de Chávez?, ¿Cuál es el programa para enfrentar esta crisis y salir con nuestros propios piés, sin entregar la soberanía sobre nuestro petróleo?, ¿Cuál es el compromiso del candidato a la reelección, el plan económico?, ¿Qué oportunidades tendría de triunfo, si la derecha articula un candidato único con todo el apoyo internacional? No se discutió nada, como si ésto fuera una monarquía.

Yo, que he tenido serias diferencias con el ahora candidato y las he manifestado públicamente después de agotar todos los canales y toda la paciencia, que lejos de ser una característica es una virtud, pedí unas primarias en el PSUV, por cierto, contempladas en nuestros estatutos, señalando que «puedo ser yo, u otro compañero u compañera», para abrir el debate, como debe hacerse en un partido revolucionario, de allí para adelante se ha volcado en mi contra toda la furia del «pranato» de la política, contra mi persona, mi nombre, mi honor y ¡Oh estúpida insensatez!, contra mi gestión durante el Gobierno del Comandante Chávez.

El presidente en sus palabras arremete en mi contra. Observando, pienso, ¿qué le pasa?, ¿cómo es posible que yo sea su obsesión?, ¿Qué haría si Chávez estuviese entre nosotros y lo escuchara referirse así de un compañero?, seguro lo pondría en su sitio, como en Macagua. ¿Cómo es posible que éste sea el discurso de un Presidente, ante su propio partido, ante el país, en momentos tan difíciles y críticos para toda la Nación? ¿No se dá cuenta la alta responsabilidad que tiene ante la historia?

¡Ya basta de acusarme y achacarme, junto a PDVSA todos los problemas del país! ¡ya basta de Berruecos, emboscadas y traiciones!, asuman sus responsabilidades, han tenido el poder bajo su absoluto control, como nunca nadie. Tienen todo, hasta los medios de comunicación. Es momento, si todavía hay oportunidad, de rectificar y gobernar para resolver los terribles problemas que aquejan al pueblo venezolano. Dejen de «malponer» el nombre de Chávez entre los jóvenes y el mundo. ¡Éste no es un gobierno Chavista!

Cuando estas cosas pasan pienso en los compañeros que están allí, veo los que aplauden, ¿cómo se sentirán allí sentados?, ¿para ésto fue el 4 de febrero?, ¿por ésto murió nuestro Comandante Chávez?, ¿dónde están las Fuerzas Morales?, ¿por qué tanto miedo? ¿Es que nadie se da cuenta que nuestro pueblo sufre?, ¿Que nuestros jóvenes se ván del país?, ¿Que ellos sí destrozaron PDVSA?, ¿Qué la economía no funciona? Qué desastre, el Presidente está concentrado en su «vendetta» personal en mi contra. No se ofende el nombre de un hombre sin consecuencias, ¿sabe?

Al mismo tiempo que ésto sucede, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, recorre la región anunciando intervención sobre nuestro país, mientras tanto, el Presidente persigue revolucionarios, inhabilita a sus contendores y sigue abusando del poder.

Rex Tillerson, ex CEO o Jefe de la EXXON MOBIL, es el más claro representante del imperialismo que ha visitado estas tierras en muchos años. Nosotros lo derrotamos legalmente con Chávez con ocasión de la Nacionalización de la Faja, asi lo ha reconocido él mismo en una entrevista, donde señaló que no actuó con la mejor estrategia frente a nuestra política petrolera.

Siempre tengo fresco el recuerdo del impresionante acto y las palabras del Comandante Chávez, cuando junto a más de 40 mil trabajadores de la Nueva PDVSA Roja Rojita, entró en vigencia el primero de mayo de 2007, el decreto de Nacionalización de la Faja, eran años de Revolución, fervor patrio.

La Exxon Mobil intentó una acción judicial de confiscación de activos de PDVSA en el exterior, 12 mil millones de dólares en el 2008, ante tribunales ingleses, llamada «Mareva Injuction», los derrotamos y el Comandante Chávez, me recibió con un nutrido aplauso en el Consejo de Ministros (es lo único que basta a un revolucionario), festejó y le explicó al pueblo, era un triunfo del país.

Luego, nos llevaron a Juicios de Arbitraje que habían sido acordados por la IV República durante la Apertura Petrolera, primero ante la Cámara de Comercio Internacional, una demanda mil millonaria, los volvimos a derrotar, con el Comandante Chávez nos fuimos a la Faja y desde allí en un «Aló Presidente» con los obreros, le explicó al pueblo, otro triunfo del país.

De seguido, Exxon nos volvió a demandar ahora ante el CIADI (Centro de Arbitraje Internacional) en Washington, otra vez una demanda de miles de millones de dólares, los volvimos a derrotar y apelamos porque pensamos que la sentencia tenía un problema de fondo. La última sentencia a nuestro favor, la recibimos ya yo estando en la ONU, por supuesto que celebré, ¡esa victoria era del Comandante Chávez! Me extrañó que nadie mencionó el tema en el país, mas que no fuera un comunicado frío y una declaración tan floja que parecía que hubiésemos perdido.

Organicé entonces, una reunión con nuestros diplomáticos y expertos de los países petroleros de la ONU, para explicar el caso y cómo lo manejamos de manera exitosa. Me parece de los más importante explicar nuestras experiencias para ayudar a otros países hermanos. Ese mismo día recibí una llamada del entonces Ministro de Petróleo, hoy detenido, donde, con algo de vergüenza me pedía que «no hiciera o declarara nada» porque «se estaban tratando de llegar a acuerdos con ellos». Me extrañó y decepcionó, más me dió pena ajena. Reflexionaba, qué diferencia, ¡son dos gobiernos completamente distintos!

Después vino la confirmación, «vox populi» en la ciudad de Nueva York que dos ministros del gobierno, pidieron reunirse con la Exxon Mobil para negociar su regreso al país, e incluso que explotaran en conjunto con PDVSA el campo que la Exxon se apropió en nuestras aguas territoriales en disputa con Guyana. Algún Ministro me diría luego, que eso demostraba una especie de «iniciativa pragmática», yo decía para mis adentros, «sí como el Arco Minero».

El imperialismo sabe de nuestros problemas, de los errores, de la debilidad interna, de la desesperación o falta de coherencia demostrada en distintas «iniciativas pragmáticas», que han impulsado un sector que cree que con ellos se puede andar para adelante y para atrás. Movilizas al pueblo para recoger firmas contra el Decreto de Obama, «diez millones», todos firmamos, pero después alguien los convence de no crearle problemas de Imagen a Obama, no fastidiarlo pues, con la entrega prometida por el Presidente. No se hizo. Luego, alguien pensó que aproximarse al entorno de Trump durante la campaña sería buena idea, hasta se hizo el mayor aporte como empresa, a través de CITGO, para el acto de proclamación del nuevo Presidente, hasta estas negociaciones con Exxon y otras propuestas a las agencias del Departamento de Justicia, para resolver problemas que no son del Estado.

Nó, no funciona así, si nó pregunten a los libios, que estuvieron con un doble juego con las potencias occidentales que le ha costado muy caro a su pueblo. Ante cualquier potencia extranjera que nos amenace y pretenda agredirnos, no se pueden mostrar dos caras, ni debilidad. No basta el discurso, si por detrás se intenta negociar. Rechazo las agresiones norteamericanas, su intromisión en nuestros asuntos internos, como lo he escrito y, lo más importante, como lo hice permanentemente representando a nuestro país ante las Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad.

Son momentos muy difíciles para nuestro país, nuestro pueblo y nuestro futuro, podemos caer, de manera acelerada, en una situación de violencia y desestabilización inimaginable. Son momentos en que se requiere la máxima lealtad al Comandante Chávez y su legado, máxima seriedad, no se puede estar envilecido por el poder. Hay que volver al pueblo y al camino de Chávez.

Berruecos está allí, sigue emboscando y fusilando la lealtad a la Patria. Hoy más que nunca, hay que pensar y actuar como lo hizo el Comandante Chávez, si se ha fraguado un nuevo pacto de espaldas al pueblo, entonces, que cada quien asuma su responsabilidad con la historia. Con Chávez siempre, ¡Venceremos!