El nombre de estas montañas en el Pasto Colombiano quedó asociado para la historia, a uno de los más trágicos y terribles actos de traición al Libertador Simón Bolívar y a su ideal de la Gran Colombia: el vil asesinato de nuestro querido e inmortal Gran Mariscal de Ayacucho: Antonio José de Sucre.
La emboscada de Berruecos y el crimen del «Abel de América», como llamara el Libertador Simón Bolívar al Mariscal de Ayacucho, en medio del dolor por la noticia de su asesinato, episodio lleno de traición, ejecutado por resentidos con la causa Bolivariana y estimulado, ordenado por jefes y grupos que necesitaban acabar con Bolívar, sus hombres y mujeres más leales, acabar con su proyecto, para instaurar el propio, satisfaciendo sus aspiraciones e intereses.
Ya la agresión directa contra Bolívar había tenido lugar en el intento de asesinarlo del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, y Sucre tuvo que abandonar Bolivia tras sufrir el golpe de Estado, que casi le cuesta la vida en abril de 1828. En 1826 se había producido «La Cosiata» con Páez al frente, era manifiesta la conspiración santanderista en Colombia y la de Flores en Ecuador.
Se había conformado un cuadro político opuesto al ideal Bolivariano, conspiración que avanzó inexorablemente de la mano de antiguos colaboradores del Libertador, que lo fueron traicionando uno a uno, hasta que el Padre de la Patria muere, entre el canto de esclavos y rodeado de los pocos afectos que le quedaban.
El Ejército Libertador se desmovilizó, el pueblo en armas volvió al vasallaje de los nuevos señores, las «grandes lanzas» de la independencia, los hombres más intrépidos y aguerridos, no supieron siquiera que les pasó ni en qué se convirtieron, se desvanecieron. Los más leales al Libertador, aquellos que no cayeron en Berruecos, pagaron cara su lealtad, fueron olvidados, excluídos o exiliados. Manuela, Robinson, Urdaneta. Con ellos todo un pueblo.
Es un ciclo que se ha venido cumpliendo en nuestro país, con trágicas similitudes que sin embargo engranan perfectamente con la imposición de nuevos modelos de dominación, nuevos acuerdos.
Así, tras la muerte del Libertador, de su ideario independentista y Republicano, que incluía la abolición de la esclavitud (propuesta con la que pocos de sus jefes militares comulgaban), la Gran Colombia y la creación de nuevas Repúblicas de ciudadanos iguales ante la Ley, sólo sobreviviría la Independencia Política de aquéllas. Como él mismo lo diría premonitoriamente
«… la independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás. Pero ella nos abre la puerta para reconquistarlos bajo vuestros soberanos auspicios, …»
Tuvieron que pasar años hasta que las viejas lanzas y los hijos del Ejército Libertador, bajo la conducción de Zamora y Falcón dieran inicio a la Guerra Federal, 20 de febrero de 1859. Bajo la consigna de «tierra y hombres libres», avanzó una revolución social, hasta que el balazo traidor cegó la vida de Zamora en 1860. Sobrevino otro pacto, en 1863, el «Pacto de Coche» y de allí, otro período histórico, con otro modelo, ahora Federal.
El dictador Juan Vicente Gómez se encargó de convertir a nuestro país rural en un país petrolero, patio trasero de los Estados Unidos y sus transnacionales petroleras, quienes, no sólo saquearon nuestras riquezas por casi 70 años, sino que además impusieron un modelo económico, el rentismo petrolero, que aún persiste y que ha deformado, desde la raíz, la conducta social y política de nuestro país y nos convirtió en una economía capitalista dependiente, muy atrasada.
El 23 de enero de 1958, tras un movimiento insurreccional, fue depuesto el dictador Marcos Pérez Jiménez y existían todas las condiciones para evolucionar hacia un proceso revolucionario de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales. En las propias narices de las fuerzas de izquierda, se concretó un nuevo pacto de dominación, el «Pacto de Punto Fijo». Se encargó, el binomio AD/Copei, de ahogar en sangre a las fuerzas de izquierda civiles y militares. La violencia Betancurista, con apoyo irrestricto norteamericano, derrotó a las guerrillas y creó las condiciones para la estabilización del nuevo pacto, que destrozó a nuestro país y que conocemos como la IV República.
Hoy celebramos el 4 de febrero, Día de la Dignidad. Ese día, el Comandante insurge y entra en la vida política del país con su acción intrépida que, aunque resultó en una derrota militar, sin embargo, se convirtió en una extraordinaria victoria política. Con el «por ahora» del Comandante Chávez, se logró romper el silencio y la «pax» impuesta por la IV República. Su ejemplo logró movilizar al Pueblo, en apoyo a la Revolución Bolivariana.
Vaya mi saludo y reconocimiento a los oficiales y soldados de la patria, que insurgieron y lo arriesgaron todo, siguiendo al Comandante Chávez y a su propuesta de un país mejor, justo, soberano, independiente, revolucionario y Bolivariano. A todos mi respeto.
Con el Gobierno del Comandante Chávez se logró establecer, por primera vez en nuestra historia plagada de traiciones al pueblo, un gobierno profundamente popular y revolucionario, con un Jefe, un Líder indiscutible, que no necesitaba de pactos ni «astucias mediáticas», para estar en el corazón del pueblo.
De hecho, el Comandante siempre rechazó cualquier tipo de pacto, gobernó de cara al pueblo, logró, tras derrotar uno a uno los descabellados y violentos planes de desestabilización estimulados desde el exterior: Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, Guarimbas y un largo etc., ganarse el respeto nacional e internacional, incluso de sus contrincantes más acérrimos.
Con el Comandante Chávez pudimos avanzar, como nunca antes, en el manejo soberano de nuestros propios asuntos, entre ellos, y tal vez de los más importantes, el petróleo.
Con el petróleo bajo control del Gobierno Revolucionario, pudimos avanzar en consolidar un prolongado período de estabilidad y crecimiento económico del país, un largo tiempo de bienestar para toda la sociedad, se logró pagar en gran medida la deuda social a nuestro pueblo, derrotando la exclusión, la pobreza, garantizando trabajo, educación, salud, cultura, tener una sociedad menos desigual.
Él logro construir, estimular y crear las condiciones legales y políticas para edificar un complejo entramado de organizaciones, Misiones y Consejos Comunales, todas ellas, parte del Poder Popular, con la idea de gobernar con el pueblo, para el pueblo. Nuestra empresa petrolera, PDVSA, rescatada del Sabotaje y refundada bajo otra ética y compromiso, ya ahora al servicio y subordinada al Estado Venezolano, se convertiría en uno de los brazos ejecutores más importantes de todos los programas de la Revolución Bolivariana, y comprometida profundamente con el Comandante Chávez.
Con la Política de Plena Soberanía Petrolera del Comandante Chávez, no sólo logramos restablecer todas las capacidades de nuestra empresa nacional PDVSA y frenar su privatización, sino que recuperamos el control de todas las áreas operacionales, y en particular logramos nacionalizar la Faja Petrolífera del Orinoco, para luego certificarla como la reserva de petróleo más grande del mundo.
Gracias a una acertada Política Petrolera, de estrecha cooperación y liderazgo en el seno de la OPEP, contribuimos a mantener un prolongado período de estabilidad del precio del petróleo en el mercado internacional, y restablecer un régimen Fiscal que garantizara al Estado Venezolano una justa retribución como propietario del petróleo. Fueron más de 480 mil millones de dólares entregados al Estado, sus empresas, sus distintas instituciones, Gobernaciones, Alcaldías, Misiones y Poder Popular para todos los programas sociales, de infraestructura, económicos, productivos, de defensa de la Nación, internacionales.
Yo reivindico esta política y esta ejecutoria, estoy orgulloso de ella, del trabajo al frente del Ministerio y de PDVSA, la más transparente y escrutada de nuestra historia. Todos los números están allí, más temprano que tarde esta realidad será evidente, cuando cese la canalla de echarle tierra a la gestión revolucionaria en PDVSA.
Junto al Comandante Chávez y siempre bajo su orientación, logramos hacer lo que nunca se había hecho con el petróleo en nuestro país: convertirlo en un instrumento de liberación, de redención de los más pobres, y eso es lo que a mí en lo personal me interesa, haber hecho el bien, contribuido a la reconstrucción nacional, ayudar a los humildes, a los olvidados de siempre, haber apoyado todas las iniciativas revolucionarias y transformadoras del Comandante Chávez, abrir las posibilidades de romper nuestra dependencia, y poder desarrollar un programa socialista en nuestra patria, para beneficio y bienestar de todos. Siempre en el marco de la Ley, esa era una condición entre ambos, pero sin estar mirando a los lados, sin temores a los poderes que enfrentábamos, fueran los que fueran. Así lo hicimos. Esa es mi gesta, nuestra épica al lado del Comandante, la reivindico como cualquiera está en el derecho de reivindicar al 4 de Febrero.
Aquellos que hoy desde las más altas instancias del gobierno, luego de desaparecido el Comandante Chávez (ni se les hubiese pasado por la mente hacerlo con él en vida), cuestionan esta política de distribución popular y revolucionaria de la renta petrolera, cuando sobre todo la acusan de corrupta, les diría como dice la Biblia
«¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano»
(Mateo 7:5)
Si me lo permiten, le agregaría, además de hipócritas el calificativo de ¡irresponsables y cobardes! ¿Por qué no hicieron estas denuncias y ataques cuando el Comandante Chávez estaba vivo? ¿Que pudiese defenderse?
Si a mí el Comandante Chávez, en los doce años que trabajé a su lado, me hubiese hecho, aunque fuera algún señalamiento que pusiese en duda mi honorabilidad y honestidad, no sólo hubiese renunciado de inmediato, sino que me hubiese sometido a las instancias que correspondieran para aclarar cualquier duda o acusación.
Lo haría, primero; porque era mi Jefe y tenía la moral para exigir cualquier explicación, segundo; porque sé que no se hubiese prestado a ninguna artimaña como ésta para hacerme a un lado, si así hubiese considerado necesario hacerlo, él siempre actuaba de manera valiente y asumía sus decisiones y, tercero; porque sé, que él garantizaría el Estado de Derecho, siempre presumía la inocencia y sabía que mis acusadores tendrían que demostrar mi culpabilidad, si fuese el caso y yo tendría derecho a defenderme. Esa era su forma de actuar, y así actuó en varios casos.
Un amigo, me ha comentado que es el momento de la autocrítica. Estoy de acuerdo, creo que el Chavismo tiene necesariamente que discutir y revisar los problemas que hemos confrontado. Pero es una discusión de TODOS, no sólo contra un sector. Creo que es una oportunidad para que todo el país revise su desempeño: el sector público, el privado, el financiero, el político, todos. ¿Cuál es su rol en el desarrollo del país? ¿O vamos a seguir en esta hipótesis de aniquilamiento?, ¿perder las posibilidades de avance de nuestro país?, ¿seguirá la intolerancia, la falta de honestidad, la improvisación?, al final de todo ésto, los venezolanos, sobre todo los jóvenes, siguen abandonando la patria por cientos de miles, porque no vén perspectivas de futuro en nuestra querida Venezuela.
Yo comenzaría por decir que si se han cometido errores en el camino, y seguro se cometieron, siempre hay que evaluarlos en el contexto de nuestra conflictividad permanente, nuestras debilidades institucionales, de capacidades productivas, de las fisuras del sistema que heredamos, de la ética hegemónica capitalista, facilista, de apropiación de la renta petrolera, cortoplacista, en tremenda lucha contra la ética del trabajo.
Edificar un nuevo país debe ser tarea del trabajo, como valor fundamental, nó de la apropiación de la renta. Todas nuestras leyes de la Administración Pública, están hechas para repartir la torta entre entidades empresariales especializadas en apropiarse de la renta.
El vaso comunicante que establecen las leyes y muchas instituciones y empresas del Estado, entre el sector privado tradicional que creció a la sombra de la IV República, con las nuevas estructuras y programas de la revolución, le ha hecho mucho daño a la gestión pública, en la administración de la renta petrolera.
Allí está el Plan Ferroviario, «de nada a la nada», como decía molesto el Comandante Chávez, los proyectos de vialidad, infraestructura, del FONDEN, del Fondo Chino, las Ciudades Educativas, los Grandes Hospitales y muchos otros. El funcionamiento de CADIVI fue un escándalo, del CENCOEX, lo es, igual la política cambiaria, las importaciones, los manejos de operaciones financieras, ventas de activos, incluso traspaso de activos o participaciones en empresas contrarias a la Constitución. La entrega del Arco Minero a la «Golden Reserve», la misma empresa que el Comandante Chávez expulsó del país por defraudar al Estado, ¿pregúntese de la mano de quién volvió al país?, ¿alguien se recuerda de los «gabinetes móviles» ?,¿de la «ciudad del acero»?, ¿de las tierras ocupadas o recuperadas, o nacionalizadas?
No señores, es un problema mucho más complejo de lo que se ha mencionado, mucho más que echarle la culpa a PDVSA. La falta de planificación, de compromiso del ejecutor privado, nacional o extranjero, de control popular. ¿Cómo hacer una revolución con «las armas melladas del capitalismo»?, además, un capitalismo tan ineficiente y obsoleto como el nuestro, porque han vivido de apropiarse de la renta petrolera, de obtener los dólares del Estado, un sector privado incapaz de exportar nada, ni de satisfacer el mercado interno, un país donde florecen los bancos como por arte de magia y se crean empresas de maletín por montones, de acuerdo con los intereses de cada jefe político, nacional o regional, local. No, no, insisto, es muy complejo, y cada sector tiene que repensarse para poder salir de esta situación.
El Comandante Chávez ya hablaba en sus discursos de estos problemas, de allí la expansión de nuevas empresas, creación de empresas populares, cooperativas, nuevos actores. En PDVSA lo hicimos con éxito en algunos sectores, como nuestras propias fábricas de tubos, de válvulas, de materiales de construcción, nuestras alianzas para fabricar plataformas, de servicios petroleros, taladros, en el desarrollo de las Misiones, en particular, la Ribas y Barrio Adentro, en la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde el Poder Popular, las brigadas de construcción de la Misión Ribas y de los Consejos Comunales, por ejemplo, demostraron la eficacia de una gestión con distintos valores y propósitos, una gestión socialista.
Pero el problema es mucho más amplio que la gestión en los procesos productivos, tenemos un sector financiero y un sector importador acostumbrado a apropiarse de la renta petrolera, con manipulación cambiaria e importaciones fraudulentas. Unas políticas públicas que han debido modificarse ante las evidencias de sus resultados. He dicho reiteradamente que, desde 2013 ha debido cambiarse la política cambiaria, inoperante, que ha favorecido la destrucción de las capacidades productivas internas, ante la posibilidad de obtener dólares muy baratos y con ellos, importar cualquier cosa, y todavía le queda para alimentar el mercado paralelo de divisas. Hacer, por un lado, grandes fortunas y acumulación de capitales, y por la otra, vía inflación y devaluación, apropiarse de los ahorros y del trabajo de otros.
Las empresas, todas, con sus excepciones honrosas, tanto nacionales, internacionales, así como las «amigas», han manipulado sus costos con el tipo de cambio y la incertidumbre económica. Han buscado obtener ganancias, allí impera la ética del capitalismo, con el diferencial cambiario. Reciben divisas de un contrato del sector público, consiguen un operador financiero nacional o internacional, para hacer una triangulación de venta de parte de esas divisas al precio del paralelo, y con la cantidad extraordinaria de bolívares que obtienen, pagan sus costos en el país. Ha sido una espiral. Pero no estoy hablando de sectores productivos nacionales o de servicios, que han tenido que recurrir a la compra de dólares al precio que sea para poder tener insumos y seguir trabajando, estoy hablando de los grandes importadores y empresas, que han hecho fortunas de esta manera, y cuyos nombres nunca verás en una campaña de tuiter o en las páginas de palangristas, mucho menos acusados por el señor Fiscal, porque son «amigos» o «intocables», o señores muy «honorables».
El pasado 2 de febrero, pasó inadvertida para la opinión pública mundial, (cada vez genera menos atención lo que trata de hacer el gobierno), el llamado «Congreso Extraordinario» del PSUV.
Quiero saludar a los militantes del PSUV, organización de la cual soy miembro fundador y de cuya Dirección he formado parte, tanto por decisión del Comandante Chávez, como por elección de sus delegados en el último Congreso. He desempeñado las tareas de Vicepresidente político del PSUV tanto en el Oriente, como en el Occidente del país. Conozco a sus cuadros fundamentales y a la esencia y cualidad política y humana de sus miembros, confío en ustedes y nada, ni nadie, me separará de las posiciones políticas que me fueran asignadas por el Comandante y por la opinión libre de los delegados de nuestro partido, las cuales he honrado y lo seguiré haciendo con mi lealtad a Chávez y a nuestra Revolución.
Este Congreso Extraordinario fue convocado para convalidar lo que ya habían anunciado los voceros del madurismo. El Presidente es «aclamado» para ser el candidato a la reelección en las próximas elecciones, que ya están decididas, donde participará la oposición o parte de ella, independientemente de los acuerdos en República Dominicana, ya el pacto está hecho. Es un nuevo pacto, hecho a espaldas de la mayoría del Chavismo y del país.
A veces, me dá dolor, ver a compañeros honestos jurando que jamás habrá otra traición al pueblo, que no habrá más pactos, sin darse cuenta que, con acción u omisión, se ván deslizando inexorablemente a un nuevo pacto, que sólo sus instigadores y promotores saben de su alcance.
Yo creo que es un grave error. Significará el fín del Chavismo. No se discutió nada, se le falta el respeto a todo el Chavismo. El Presidente nos ha conducido a la peor crisis de nuestra historia, en nombre de nuestro Comandante se ha «desgobernado» al país, se le ha impuesto a nuestro pueblo un paquete neoliberal salvaje, en una mezcla de incapacidad, improvisación y falta de ética para el ejercicio de la política, del poder. Un gobierno capturado por un círculo íntimo nefasto y corrupto, que ha hecho y seguirá haciendo lo que sea para mantenerse en el poder. ¿Para qué la reelección?, ¿siguen vigentes las banderas del socialismo, de Chávez?, ¿Cuál es el programa para enfrentar esta crisis y salir con nuestros propios piés, sin entregar la soberanía sobre nuestro petróleo?, ¿Cuál es el compromiso del candidato a la reelección, el plan económico?, ¿Qué oportunidades tendría de triunfo, si la derecha articula un candidato único con todo el apoyo internacional? No se discutió nada, como si ésto fuera una monarquía.
Yo, que he tenido serias diferencias con el ahora candidato y las he manifestado públicamente después de agotar todos los canales y toda la paciencia, que lejos de ser una característica es una virtud, pedí unas primarias en el PSUV, por cierto, contempladas en nuestros estatutos, señalando que «puedo ser yo, u otro compañero u compañera», para abrir el debate, como debe hacerse en un partido revolucionario, de allí para adelante se ha volcado en mi contra toda la furia del «pranato» de la política, contra mi persona, mi nombre, mi honor y ¡Oh estúpida insensatez!, contra mi gestión durante el Gobierno del Comandante Chávez.
El presidente en sus palabras arremete en mi contra. Observando, pienso, ¿qué le pasa?, ¿cómo es posible que yo sea su obsesión?, ¿Qué haría si Chávez estuviese entre nosotros y lo escuchara referirse así de un compañero?, seguro lo pondría en su sitio, como en Macagua. ¿Cómo es posible que éste sea el discurso de un Presidente, ante su propio partido, ante el país, en momentos tan difíciles y críticos para toda la Nación? ¿No se dá cuenta la alta responsabilidad que tiene ante la historia?
¡Ya basta de acusarme y achacarme, junto a PDVSA todos los problemas del país! ¡ya basta de Berruecos, emboscadas y traiciones!, asuman sus responsabilidades, han tenido el poder bajo su absoluto control, como nunca nadie. Tienen todo, hasta los medios de comunicación. Es momento, si todavía hay oportunidad, de rectificar y gobernar para resolver los terribles problemas que aquejan al pueblo venezolano. Dejen de «malponer» el nombre de Chávez entre los jóvenes y el mundo. ¡Éste no es un gobierno Chavista!
Cuando estas cosas pasan pienso en los compañeros que están allí, veo los que aplauden, ¿cómo se sentirán allí sentados?, ¿para ésto fue el 4 de febrero?, ¿por ésto murió nuestro Comandante Chávez?, ¿dónde están las Fuerzas Morales?, ¿por qué tanto miedo? ¿Es que nadie se da cuenta que nuestro pueblo sufre?, ¿Que nuestros jóvenes se ván del país?, ¿Que ellos sí destrozaron PDVSA?, ¿Qué la economía no funciona? Qué desastre, el Presidente está concentrado en su «vendetta» personal en mi contra. No se ofende el nombre de un hombre sin consecuencias, ¿sabe?
Al mismo tiempo que ésto sucede, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, recorre la región anunciando intervención sobre nuestro país, mientras tanto, el Presidente persigue revolucionarios, inhabilita a sus contendores y sigue abusando del poder.
Rex Tillerson, ex CEO o Jefe de la EXXON MOBIL, es el más claro representante del imperialismo que ha visitado estas tierras en muchos años. Nosotros lo derrotamos legalmente con Chávez con ocasión de la Nacionalización de la Faja, asi lo ha reconocido él mismo en una entrevista, donde señaló que no actuó con la mejor estrategia frente a nuestra política petrolera.
Siempre tengo fresco el recuerdo del impresionante acto y las palabras del Comandante Chávez, cuando junto a más de 40 mil trabajadores de la Nueva PDVSA Roja Rojita, entró en vigencia el primero de mayo de 2007, el decreto de Nacionalización de la Faja, eran años de Revolución, fervor patrio.
La Exxon Mobil intentó una acción judicial de confiscación de activos de PDVSA en el exterior, 12 mil millones de dólares en el 2008, ante tribunales ingleses, llamada «Mareva Injuction», los derrotamos y el Comandante Chávez, me recibió con un nutrido aplauso en el Consejo de Ministros (es lo único que basta a un revolucionario), festejó y le explicó al pueblo, era un triunfo del país.
Luego, nos llevaron a Juicios de Arbitraje que habían sido acordados por la IV República durante la Apertura Petrolera, primero ante la Cámara de Comercio Internacional, una demanda mil millonaria, los volvimos a derrotar, con el Comandante Chávez nos fuimos a la Faja y desde allí en un «Aló Presidente» con los obreros, le explicó al pueblo, otro triunfo del país.
De seguido, Exxon nos volvió a demandar ahora ante el CIADI (Centro de Arbitraje Internacional) en Washington, otra vez una demanda de miles de millones de dólares, los volvimos a derrotar y apelamos porque pensamos que la sentencia tenía un problema de fondo. La última sentencia a nuestro favor, la recibimos ya yo estando en la ONU, por supuesto que celebré, ¡esa victoria era del Comandante Chávez! Me extrañó que nadie mencionó el tema en el país, mas que no fuera un comunicado frío y una declaración tan floja que parecía que hubiésemos perdido.
Organicé entonces, una reunión con nuestros diplomáticos y expertos de los países petroleros de la ONU, para explicar el caso y cómo lo manejamos de manera exitosa. Me parece de los más importante explicar nuestras experiencias para ayudar a otros países hermanos. Ese mismo día recibí una llamada del entonces Ministro de Petróleo, hoy detenido, donde, con algo de vergüenza me pedía que «no hiciera o declarara nada» porque «se estaban tratando de llegar a acuerdos con ellos». Me extrañó y decepcionó, más me dió pena ajena. Reflexionaba, qué diferencia, ¡son dos gobiernos completamente distintos!
Después vino la confirmación, «vox populi» en la ciudad de Nueva York que dos ministros del gobierno, pidieron reunirse con la Exxon Mobil para negociar su regreso al país, e incluso que explotaran en conjunto con PDVSA el campo que la Exxon se apropió en nuestras aguas territoriales en disputa con Guyana. Algún Ministro me diría luego, que eso demostraba una especie de «iniciativa pragmática», yo decía para mis adentros, «sí como el Arco Minero».
El imperialismo sabe de nuestros problemas, de los errores, de la debilidad interna, de la desesperación o falta de coherencia demostrada en distintas «iniciativas pragmáticas», que han impulsado un sector que cree que con ellos se puede andar para adelante y para atrás. Movilizas al pueblo para recoger firmas contra el Decreto de Obama, «diez millones», todos firmamos, pero después alguien los convence de no crearle problemas de Imagen a Obama, no fastidiarlo pues, con la entrega prometida por el Presidente. No se hizo. Luego, alguien pensó que aproximarse al entorno de Trump durante la campaña sería buena idea, hasta se hizo el mayor aporte como empresa, a través de CITGO, para el acto de proclamación del nuevo Presidente, hasta estas negociaciones con Exxon y otras propuestas a las agencias del Departamento de Justicia, para resolver problemas que no son del Estado.
Nó, no funciona así, si nó pregunten a los libios, que estuvieron con un doble juego con las potencias occidentales que le ha costado muy caro a su pueblo. Ante cualquier potencia extranjera que nos amenace y pretenda agredirnos, no se pueden mostrar dos caras, ni debilidad. No basta el discurso, si por detrás se intenta negociar. Rechazo las agresiones norteamericanas, su intromisión en nuestros asuntos internos, como lo he escrito y, lo más importante, como lo hice permanentemente representando a nuestro país ante las Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad.
Son momentos muy difíciles para nuestro país, nuestro pueblo y nuestro futuro, podemos caer, de manera acelerada, en una situación de violencia y desestabilización inimaginable. Son momentos en que se requiere la máxima lealtad al Comandante Chávez y su legado, máxima seriedad, no se puede estar envilecido por el poder. Hay que volver al pueblo y al camino de Chávez.
Berruecos está allí, sigue emboscando y fusilando la lealtad a la Patria. Hoy más que nunca, hay que pensar y actuar como lo hizo el Comandante Chávez, si se ha fraguado un nuevo pacto de espaldas al pueblo, entonces, que cada quien asuma su responsabilidad con la historia. Con Chávez siempre, ¡Venceremos!