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Mensaje con destino

Parafraseo el título de esa obra fundamental de nuestro Mario Briceño Iragorry «Mensaje sin destino», sólo que, a la luz de todo lo que ha pasado y el avance en la conciencia de nuestro pueblo de los principios y valores de la Revolución Bolivariana, este mensaje siempre tendrá un destino y un asiento en el alma del Pueblo.

Este mensaje es para ti, hombre y mujer del pueblo, para el humilde, trabajador, obrero, campesino, para los de abajo, para ti profesional, joven, soldado, hijo de esta tierra bendita, hijos de Chávez y Bolívar. Hijos de héroes, libertadores, soñadores, valientes. Para los que creemos en Chávez, los que seguimos su sueño, el de la posibilidad de un país libre, soberano, socialista.

Te escribo a ti, militante revolucionario, oficial de la patria, hombre o mujer honesto, esperanzado. Al que está luchando todos los días, para quien el trabajo es una pasión, un valor, una posibilidad de contribuir, al que todos los días va con sus problemas y sus esperanzas a cuestas. Te hablo a ti, al dirigente, al que conoció a Chávez, al que atendió su llamado, al que lo ha dado todo sin pedir nada a cambio, al que ha recibido la ayuda del Estado Revolucionario, al que salió del abismo de la miseria y la exclusión. Te hablo a ti, joven, al profesional, al estudiante, al que se fue, al que está comprometido con la causa Bolivariana, con Chávez, con su palabra.

Escribo al poeta, músico, pintor, artista, intelectual. Al vencedor o vencedora de la Ribas, el de la Robinson, el de la Sucre, al que construyó su propia casa en las brigadas de la Gran Misión Vivienda Venezuela, al trabajador y obrero petrolero. Al que ha recibido vida de la mano de Barrio Adentro, al que apuesta a que saldremos adelante, al que no tiene otra pasión, sino la de luchar por nuestro país, nuestro pueblo. Al habitante de esta tierra, haya nacido aquí o encontrado en nuestra tierra cobijo, protección, posibilidades de futuro. «A cualquiera en el mundo que sea capaz de indignarse ante una injusticia».

Quiero que sepas que he dedicado mis mayores esfuerzos y años de vida a acompañar y luchar por las ideas del socialismo y que así lo haré hasta mi último aliento. Soy un hombre convencido de que sólo el socialismo garantiza la paz, la justicia, las condiciones para una vida digna, para la existencia del ser humano en armonía con la tierra, con sus semejantes. Eso es lo que he sido y será siempre, nunca he renegado de ello, es en lo que creo en la vida.

Primero lo hice desde muy joven, desde la derrota de la izquierda, la lealtad a mi origen y la terquedad de creer y preservar nuestros principios revolucionarios, cuando a nadie parecía importarle, cuando todos eran indiferentes. Luego, con nuestro querido Comandante Hugo Chávez, cuando la Revolución Bolivariana prendió en el corazón del pueblo Venezolano, para nunca más salir de allí.

He trabajado con honestidad, desde las altas responsabilidades que me asignara nuestro querido Comandante, siempre a su lado, hasta su muerte, con una confianza ciega en él, su palabra, su obra, sus intenciones. Creo en él y defenderé su legado hasta el final y en medio de todas las dificultades que sobrevengan por ello.

Durante los doce años que estuve trabajando a su lado, en las tareas más complejas, enfrentando los intereses más poderosos, golpeando al gran capital transnacional y rompiendo las ataduras que mantenían a los más pobres en la miseria y la exclusión, jamás pensé en mí, ni tuve un cálculo egoísta o secundario. Lo hice al rompe, como necesita una revolución, sin estar pensando en las consecuencias personales, sin segundos planes, sin otros intereses, sin grupos. Como lo hizo Chávez.

Por primera vez en nuestra historia de país petrolero, un Presidente, el Comandante Chávez, convirtió al petróleo, que como él mismo decía, «fue un instrumento de dominación por casi cien años, en un instrumento de liberación de nuestro pueblo».

Me correspondió ser el Ministro de Petróleo y presidente de nuestra empresa en momentos de combate, ofensiva y construcción junto al Comandante Chávez. Siempre lo digo, no porque me envuelva la vanidad, sino porque para mí ha sido el mayor honor posible haber estado a su lado, combatiendo. Ahora se reniega de su obra, se pone en duda la justeza de lo hecho. Yo lo reivindico, estoy dispuesto a discutirlo y defenderlo donde sea.

Rescatamos nuestro petróleo de las manos de las transnacionales petroleras, de manos de una empresa «meritocrática», la vieja PDVSA, al servicio de la oligarquía, de intereses extranjeros y la pusimos al servicio del Pueblo. Creamos la Nueva PDVSA, empresa del Estado venezolano, instrumento y garante de la política de Plena Soberanía Petrolera. Una empresa poderosa, capacitada, popular, con todas sus operaciones restablecidas, donde sus trabajadores y trabajadoras han sido los protagonistas de esta hazaña, donde cada uno tiene su propia historia de heroísmo, lealtad, sentimiento patrio.

Una empresa del Pueblo, que no solamente ha sido capaz de producir todo el petróleo y gas requerido, captar los ingresos provenientes de la renta petrolera, sino que además y ésto, es tal vez lo más importante, desarrolló una ética, una mística, un compromiso con el país y con la suerte de nuestro pueblo, como probablemente no existe en el mundo en este sector. Los trabajadores y trabajadoras de PDVSA son el alma de nuestra empresa, de nuestro esfuerzo. Como dijo el Comandante Chávez en PDVSA se «respira patria».

Todo lo hecho, lo volvería a hacer, sólo que lo haríamos más rápido, con más urgencias, con más experiencia. Nadie sabía que el Comandante moriría tan joven, en medio de la batalla. Es como si el Padre de la Patria hubiese caído en la Batalla de Araure, en Carabobo. Ha sido un duro golpe para la Revolución Bolivariana.

Mi trayectoria al servicio del Estado y del Pueblo está allí, le corresponderá a la conciencia del país hacer las valoraciones pertinentes. He acompañado esta etapa de la Revolución con lealtad y cumpliendo el juramento que le hice al Comandante Chávez. Han pasado muchas cosas en este período, he tenido la disciplina y la paciencia. He alertado e insistido en las graves amenazas que se ciernen sobre nuestra revolución y sobre nuestra patria. Lo he hecho al Presidente, en privado, en el gobierno, en mis organismos correspondientes, en la dirección y en el Congreso del PSUV. Lo he discutido a todos los niveles, hasta que me vi obligado, ya que no era escuchado, a escribirlo, expresarme de manera pública, desde la ONU, donde fui asignado, separado del país, justamente por mis diferencias y mis críticas, siempre constructivas.

He asumido una posición disciplinada hasta el extremo de ya no poder más con la certeza de que vamos por el camino equivocado, de que hace tiempo que lo que está sucediendo en el país, no tiene nada que ver con lo que el Comandante Chávez quería, que al final de cuentas, ésto no se parece al socialismo. Nuestro pueblo ha sido sometido a los efectos de un paquetazo de ajuste, sin declararlo, sin querer reconocerlo. Estoy seguro que no ha sido la intención, no tengo por qué presuponer la mala intención de nadie, pero no es lo que el Comandante Chávez quería para nuestro pueblo. Hay que retomar su camino, porque si no, seguiremos perdiendo uno a uno los elementos más importantes de su legado, que deben traducirse en un sistema de gobierno que sea satisfactorio y gratificante para nuestro pueblo.

He sido sometido a un aislamiento progresivo, me fueron separando de todas mis responsabilidades, del país, impidiendo mi contacto con el partido, con mis queridos camaradas, apartado de mi sector de conocimiento y experiencia, el sector petrolero, de mis trabajadores, del pueblo. Ha sucedido de manera constante, implacable, lo he alertado a compañeros de la dirección del partido, en los que solo he encontrado la recomendación de tener paciencia, de esperar.

Mientras tanto se me ha sometido a un cerco, se pretende borrar la historia reciente al lado del Comandante, desapareces de las fotos, discursos, referencias, se borran documentos. Desaparecen las tesis, se desvanece la política, desmembrando equipos de trabajo, se persiguen compañeros, todo pierde su contenido revolucionario. Se han tejido círculos y círculos de opinadores de oficio y oportunistas de todo tipo, grupos sin calidad técnica ni revolucionaria. No se sabe de dónde salieron, ni por qué tienen tantas responsabilidades. ¿Cuál criterio prevalece?, bueno, que es de tal o cual grupo. Grave error que se comete en la conducción del país, sus empresas e instituciones. He ahí buena parte de los problemas de gestión del gobierno.

Lo triste es que no sólo ha sucedido en mi caso, uno a uno, los compañeros que estuvimos al lado del Comandante Chávez, de su gobierno, hemos sido desplazados, ha prevalecido una política de grupos y círculos de influencia que controlan todos los espacios de poder. Lo más terrible, es que en muchos casos, vuelven a los círculos de poder, personajes a los que el Comandante Chávez puso de lado, apartó de su gestión ¿por qué?, se suponía que luego de la partida del Comandante tendríamos un gobierno unido alrededor de su legado .

Tengo profundas diferencias con la manera en que se están conduciendo los asuntos del país, en la situación en que se encuentra nuestro pueblo, los problemas que padece. Increíblemente, estamos retrocediendo en pocos años en los índices sociales que fueron orgullo de nuestra Revolución y uno de los principales legados del Comandante Chávez. Ya eso no se puede ocultar.

La hiperinflación, la pérdida del valor de nuestra moneda, la imposibilidad de establecer una política monetaria, la incoherencia y falta de efectividad de las medidas que se anuncian y se vuelven anunciar sin que nada pase, la escasez, la inseguridad. La caída del Producto Interno Bruto, durante tres años seguidos que refleja la parálisis del aparato productivo nacional, la pérdida de 1.2 millones de barriles días de producción de petróleo en PDVSA, número alarmante que refleja los problemas de la empresa. Se ha producido una concentración de riqueza en pocas manos. El capitalismo, con sus mecanismos especulativos, sus herramientas para apropiarse del salario de los trabajadores, ha prevalecido. Si esta es una guerra económica, se está perdiendo.

A pesar de los esfuerzos que se hacen, con mucho trabajo, lo sé, para mantener las garantías sociales, los mecanismos que la Revolución diseñó y estableció para defender al pueblo, resultan ineficaces. Un ejemplo de ello ha sido el desmantelamiento del sistema de distribución de alimentos creado en el marco de la Misión Alimentación: Mercal, Pdval, Bicentenario, Casas de Alimentación. Hay que retomar los programas y las orientaciones del Comandante Chávez, tenemos un pueblo organizado, un poder popular, un partido, un Chavismo popular que sabe cómo hacerlo.

A partir de mi renuncia en la ONU, se me etiquetó como «traidor» y ahora como «corrupto», utilizando los famosos «robots» del tuiter y los acostumbrados palangristas y pranes de la política, una acción miserable. Utilizan todo el poder que tienen y del que abusan, para destruir mi nombre, mi trayectoria, mi trabajo. El problema que tienen es que atacan una de las gestiones más exitosas de la Revolución, una de las políticas, la petrolera, que golpeó de manera eficaz los intereses antinacionales para ponerla al servicio del pueblo. Una gestión cuyos resultados permitieron desarrollar los programas sociales, de infraestructura e inversión en el país, que nos dió más de diez años de crecimiento, estabilidad y prosperidad. Insensatos.

Me acusaran de ir contra la unidad de la Revolución. No es verdad, hoy mas que nunca creo y trabajo por la unidad del Chavismo y el campo Bolivariano, pero unidad en torno a los postulados de Chávez, de su legado, del socialismo. Sin imposiciones, sin persecución, sin chantajes.

No saben el daño que le están haciendo a la moral y la credibilidad de la Revolución en el seno del Pueblo, y más allá del chavismo, en el país.

Todo el país sabe que la Fiscalía no mueve un dedo sin instrucciones. Esta «investigación» es una retaliación por mis posturas críticas en mis artículos, por lo que estoy diciendo, lo que todos pensamos, pero nadie lo quiere decir, porque saben que les caería encima la persecución, el linchamiento moral y todo el peso de un aparato policíaco que ha JUDICIALIZADO la política, justo lo que hace la derecha y el reformismo en nuestra región, contra Correa, Lula, Dilma, Cristina, Glas. De esa «caja» que dice tener la Fiscalía, va a salir cualquier cosa, falsos positivos como los de la computadora de Reyes.

Tengo la ventaja de que mi gestión ha sido la más auditada y escrutada del país. Por los procedimientos internacionales y la regulación del Estado Venezolano, PDVSA es la única empresa pública del país que se audita todos los años, permanentemente, por firmas transnacionales certificadas mundialmente en el área de control. A partir de mi gestión, sus resultados se hacen del dominio público, son enviados todos los años a la Asamblea Nacional para su revisión, la Contraloría General de la República tiene una Dirección dentro de la Empresa, nuestras relaciones financieras y con nuestros socios nos exigen mostrar toda la documentación. Además, como toda Corporación existen distintos niveles de autoridad y delegación financiera, así como, Comités de Auditoría y Contratación en cada negocio y cada nivel organizacional y operativo. Invito a cualquier institución o empresa del país a someterse a este escrutinio.

¿Queremos hablar de corrupción?, entonces hagámoslo francamente y de una manera revolucionaria, ¿qué paso en Cadivi, en Cencoex, en los distintos Fondos del Estado, en las Empresas públicas, en el sector privado, en la banca, quiénes especulan con el mercado negro? ¿Cuáles son los grupos de poder que presionaron por mi salida de la vicepresidencia económica, cuando queríamos ponerle el cascabel al gato del mercado paralelo de divisas? El Capitalismo está podrido, la corrupción es inherente a sus mecanismos, muchos de los cuales siguen intactos para perjuicio de nuestro país.

Qué triste coincidencia entre los ataques contra mi persona y el discurso de la extrema derecha, de Freddy Guevara, contra la Nueva PDVSA y mi gestión al frente de la misma. Parece estarse estableciendo un nuevo pacto, donde los revolucionarios seremos sacrificados, y más allá de eso, pareciera estarse negociando nuestra política petrolera.

Yo lo que tengo es mi nombre, mi trayectoria, todos mis documentos perfectamente soportados. Nadie puede usar mi nombre, nadie me puede acusar de traidor o corrupto. Mis acusadores no tienen moral para hacerlo.

Los compañeros, amigos y mis seres queridos se preocupan por las consecuencias de mis palabras, de mis escritos, de mi acción política. Los quiero a todos, pero debo avanzar en defensa de nuestro pueblo, de Chávez y de nuestra Revolución. Ojalá tenga las condiciones para volver al país y defenderme de tanta infamia, no tengo nada que temer, sé que la derecha está de fiesta, viendo cómo se lincha moralmente a uno de los de Chávez.

Yo confío en el pueblo y en la Revolución. Siempre con Chávez. ¡Venceremos!

Lealtad

Éste es uno de los principios fundamentales de un revolucionario, debería ser de toda persona, siempre que sea honesta. Junto a la honestidad, así como, la perseverancia, la coherencia con una idea, cuando las mismas se asumen como una forma de vida en la conducta y el relacionamiento diario, entonces siempre estaremos en la posibilidad de actuar de la forma correcta, de ver a la cara, a los ojos, sin dobleces, sin mentiras, con suficiente moral para que la palabra, la promesa, la esperanza, expectativas o confianza tenga valor. El valor de la palabra empeñada, del juramento hecho, de la vida compartida.

Cuesta mucho, para saber quién es una persona, tanto en términos políticos como personales, su trayectoria, la coherencia de su actuación, de qué grupo humano proviene, cuáles han sido los riesgos asumidos en la defensa de sus ideas, con quién ha trabajado, cómo ha sido el desempeño y si ha sido una persona leal a sus principios, palabra y a los que han confiado en él.

Provengo de una familia venezolana, de profesionales ucevistas, imbuidos del pensamiento liberador de la derrota de la Dictadura Perejimenista y luego militantes revolucionarios, durante los duros años del fragor guerrillero. En mi hogar, crecimos rodeados de heroísmo, amor y combate: mi padre guerrillero, con su temple trujillano y mi madre con su pasión por las ideas y su dulce fervor margariteño. Mi hogar fue el crisol de mis convicciones políticas y de mi formación como ser humano.

En aquellos años, duros, de entrega, las convicciones políticas costaban la vida, como sucedió con Felipe Malavé, los hermanos Pasquier, Fabricio Ojeda y tanto otros patriotas, que pagaron caro su lealtad a las ideas del socialismo. En el caso de mi familia, vivimos en carne propia los allanamientos, las persecuciones, el más absoluto cerco e incluso, la amenaza permanente contra los miembros de la familia, muchos de los cuales sufrieron la tortura y la prisión, eran tiempos del fascismo, tiempos que espero nunca vuelvan.

Entré a la lucha política a los quince años de edad, cuando comencé a militar en el PRV-RUPTURA, partido revolucionario que provenía del FLN-FALN y que, para mí, era la continuación lógica del esfuerzo de mi padre. Eran tiempos difíciles, de reflujo político para la revolución luego de la derrota de la lucha armada, de las posiciones de izquierda en el país y la consolidación y expansión de la Cuarta República.

El país estaba sumido en la vorágine de un sistema profundamente entreguista y corrupto, que deformó toda la conducta y composición de nuestra sociedad, con las élites y las transnacionales apropiándose de la inmensa renta petrolera, que fue entregando nuestros recursos naturales, nuestras riquezas y condenando a nuestro pueblo a un proceso brutal de empobrecimiento y marginación de todos los aspectos económicos, sociales, y culturales. La juventud de hoy ni tiene idea de lo que significó la Cuarta República en términos de destrucción y entrega de nuestra patria y confiscación del futuro para nuestras grandes mayorías.

Además, la izquierda estaba derrotada política e ideológicamente, sus partidos devinieron en parte del sistema, negociando cuotas marginales del poder y los más consecuentes, se extraviaron en teorías liquidacionistas y anarquistas, transformándose en grupos románticos que no implicaban ningún riesgo para el sistema. A nivel mundial, sólo Cuba se mantenía leal a las ideas del socialismo, aislada, luego de la caída del bloque soviético y la derrota de la Revolución Sandinista. El Capitalismo globalizado, se proclamaba victorioso con su tesis del ¨fin de la historia¨. Sus expresiones violentas en el mundo, ahora con toda la supremacía militar y política, dieron inicio a la desestabilización del Medio Oriente.

Nosotros, los revolucionarios, estábamos en nuestro propio desierto, en absoluta minoría, resistiendo cada uno a su manera, haciendo trabajo político en difíciles condiciones, desarticulados, sin dirección, sin plan.

Los sucesos del 27 de febrero del 89 en Caracas y la violenta respuesta de la burguesía, masacrando al pueblo en los trágicos eventos del “Caracazo¨ con sus miles de muertos, fue la confirmación de que algo muy grave estaba ocurriendo en nuestro país, que lo que nosotros predicábamos en las calles de manera aislada y sin conexión orgánica con el mismo, lo sentía y sufría el pueblo en su vida cotidiana y se expresó en un rechazo, una explosión violenta que tomó por sorpresa a todo el estamento político del país, incluyendo a la izquierda.

A pesar de la supremacía del control político del que se jactaban los partidos AD y Copei, de la manera abusiva y desproporcionada con la que se ejercía el poder en todas las instituciones del Estado, a pesar de la impunidad con la que actuaban las élites con su grosera y extendida corrupción y destrucción del país, a pesar de que ya habían entregado PDVSA y el petróleo durante la apertura a las transnacionales, a pesar de que se sentían seguros y confiados de su invencibilidad, se les estaba derrumbando el país en sus propias narices. No se percataron, en su prepotencia, que el movimiento Bolivariano crecía y se fortalecía en el seno de nuestras Fuerzas Armadas, en su ejército, liderados por el Comandante Hugo Chávez.

Es una máxima a la que se debe prestar atención: en política lo más peligroso es lo que no se ve a simple vista.

Por eso la rebelión del 4 de febrero, el ¨por ahora” del Comandante Chávez y la arrolladora campaña que lo llevó a la presidencia, nos convocó a todos, a todo el pueblo, al más pobre, y a la mayoría de los militantes de izquierda. El Comandante congregó a lo mejor del país, a todas las fuerzas progresistas.

En mi caso, me sumé al proceso junto al resto de los compañeros que quedaban del PRV para apoyar al Comandante, como creo que hicimos todos. Era difícil, había mucho control del miquilenismo, se trataba de imponer un cerco. Mi padre fue el primer Comisario del Ministerio de Energía y Minas en PDVSA, en tiempos de revolución con nuestro querido amigo de la familia, Alí Rodríguez quien era el ministro. Los “Informes del Comisario” fueron la primera prueba fehaciente del desastre de la vieja PDVSA.

En septiembre de 2000, fui nombrado Presidente fundador del Ente Nacional del Gas, organismo regulador del sector. Redefinimos la estrategia de la apertura para preservar bajo control del Estado Venezolano, nuestros inmensos recursos gasíferos. Inició así, la confrontación de visiones y políticas con la vieja PDVSA, eran tiempos de Guaicaipuro Lameda, ya estaba en marcha la conspiración contra el Comandante Chávez. Alí Rodríguez salió a Viena a la Secretaria General de la OPEP, lo cual indicaba que se imponía el peso de la vieja PDVSA.

Fui incluido por el Comandante Chávez en la Junta Directiva de PDVSA liderada por el Dr. Gastón Parra. El Comandante ya me conocía por mi desempeño en el sector gasífero y por intermedio de mi respetado amigo Adán Chávez, a quien conozco desde nuestros años de militancia política en la Universidad de los Andes.

El golpe de Estado nos encontró a nosotros desde La Campiña defendiendo nuestra posición, como había sido la instrucción recibida, ya que el golpe del 11 de abril vino antecedido por una tremenda movilización de la llamada ¨meritocracia¨ petrolera que había entrado en desacato a las decisiones del Comandante Chávez, en cuanto al nombramiento de la Junta Directiva de PDVSA.

El 17 de julio de 2002, el Comandante me llama como Ministro de Energía y Minas, posición en la que permanecí a su lado hasta su partida. A partir de 2004, también me designó al frente de la Presidencia de PDVSA. Es curioso que el Comandante tomara esta decisión a pesar de los celos que él sabía generaba en algunos compañeros. Nunca le pedí al Comandante ninguna posición, ni cargo político. Nunca he tenido ni plan propio ni grupos, mi plan era y es junto a Chávez.

Fue siempre su decisión y tengo ese inmenso honor en mi vida, ser depositario de la confianza y el afecto del Comandante Chávez, no es poca cosa, yo no sé cómo eso puede molestar a nadie del campo Bolivariano. Para mí, ha sido y será un gran honor que siempre he sabido llevar con humildad, que jamás he utilizado para un propósito distinto que no sea el de profundizar en el trabajo y en nuestra revolución y que defenderé hasta mi muerte.

El Comandante, en los momentos más difíciles, donde el enemigo arreciaba con sus ataques despiadados contra mi gestión, mi nombre y mi honor, siempre salió en mi defensa, incluso durante la última campaña de 2012 me ratificó en público, en dos oportunidades. Esta confianza lo que hacía era multiplicar mi compromiso y reforzar mi lealtad infinita hacía él y lo que él representa para nuestro pueblo.

Desde las altas responsabilidades que me confiara el Jefe de Estado, el Jefe de nuestra Revolución, me desplegué en lo que consideré mi deber ineludible y mi contribución más importante a la consolidación y profundización de nuestra revolución, además de lo que considero la única manera de que nuestro país tuviese la posibilidad de dejar de ser un satélite dependiente y atrasado y alcanzar su pleno desarrollo e independencia: tomar el control sobre el manejo soberano de nuestro petróleo.

Lo primero, participar activamente en la derrota del Sabotaje Petrolero. Ya yo era el Ministro y Alí el Presidente de la empresa, ambos trabajamos estrechamente como miembros del Grupo Colina. Recayó sobre nosotros y nuestro grupo el restablecimiento de las operaciones y funcionamiento de nuestra empresa, en la batalla, que liderada por el Comandante Chávez, no sólo permitió derrotar el intento criminal de la ¨meritocracia¨ petrolera, de la ¨Gente del Petróleo¨ y las transnacionales involucradas en el segundo intento de derrocar al Gobierno Bolivariano, sino que nos permitió refundar nuestra empresa nacional, capturada por el interés transnacional y crear la Nueva PDVSA.

A partir del rescate de la industria petrolera y la creación de la Nueva PDVSA, el Comandante Chávez encontró el más fuerte aliado para pasar a la contraofensiva popular, luego de la desestabilización política-económica intentada por la derecha luego del golpe de Estado de Abril: Sabotaje Petrolero y Plaza Altamira.

Inmediatamente se fueron creando y activando las Misiones sociales: Misión Barrio Adentro, Misión Robinson, Misión Ribas (que me correspondió coordinar), Misión Sucre, Misión Alimentación, solo para mencionar las iniciales. Luego vendría la Gran Misión Vivienda Venezuela, los recursos para el desarrollo de nuevas Universidades, infraestructura de salud, trenes, puertos, las grandes obras. Fue la primera vez que utilizamos la renta petrolera para ponerla al servicio del Pueblo, de manera directa, a su favor. Saldar la deuda social acumulada por décadas era la prioridad de la revolución, lo hicimos.

A la vez, iniciamos la ofensiva para desmontar la nefasta Apertura Petrolera. Comenzamos el proceso de migración de los ilegales Convenios Operativos a la figura de Empresas Mixtas contempladas en la Ley Orgánica de Hidrocarburos, restablecimos el Control de PDVSA sobre 500 mil barriles días de producción que habían sido entregados a los privados. Ajustamos el pago de regalías del 1% al 33,33 % establecido en nuestra Ley, igual hicimos con el pago de impuestos petroleros, de la tasa de 14% al 50% de la Ley.

El primero de mayo de 2007 tomamos el control de la Faja Petrolífera del Orinoco, tras el decreto de nacionalización del Comandante Chávez. Allí estuvo el Comandante con miles de trabajadores petroleros, el alto mando, el gobierno bolivariano y el pueblo en el más extraordinario acto de reafirmación de nuestra soberanía patria. A partir de allí, logramos certificar las reservas de la Faja Petrolífera, convirtiéndonos en el país con mayores reservas de petróleo del planeta, acabando con la estafa del bitumen que convertía nuestra riqueza petrolera en una montaña de carbón.

Luego, vino toda la ofensiva política internacional: Petrocaribe, Cuba, Brasil, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Paraguay, Bolivia, Ecuador, una presencia y frenética actividad política-petrolera en nuestra región. Luego vendría China, la Federación Rusa, Vietnam e India. Diversificación de nuestros mercados, alianzas estratégicas, apoyos financieros y políticos y cooperación tecnológica, en la defensa nacional.

La empresa la restablecimos en todas sus capacidades operativas, recuperando todas las capacidades que habían sido privatizadas y que mermaban nuestra integridad operacional y vulneraban nuestra seguridad, como se demostró en el sabotaje petrolero: Nuestro servicio informático, el cerebro de PDVSA, nuestra información geológica, nuestros propios buques de transporte, las operaciones en el lago de Maracaibo, las operaciones de procesamiento de gas, taladros, equipamientos y servicios propios, fabricación de tuberías, válvulas, reducción del uso de divisas, diversificación tecnológica, creación de empresas de servicios, nacionales.

PDVSA logró, como brazo ejecutor del Ministerio de Petróleo, completamente renovado y en pleno ejercicio como formulador y asiento de la política petrolera en el país, captar más de 480 mil millones de dólares de la renta petrolera. Con un precio estable, atendiendo y coordinando permanentemente con nuestros hermanos de la OPEP, fiscalizando, recuperando el ingreso fiscal petrolero, manteniendo nuestra producción en los niveles establecidos de 3 millones de barriles día.

Probablemente lo más importante fue la participación activa de los miles de trabajadores de la Nueva PDVSA en el proceso político-revolucionario y el trabajo al lado del pueblo y sus problemas y necesidades sociales. Era una fuerza de Chávez, de la Revolución, del Pueblo. Insisto, hay que protegerla y defenderla, vaya mi saludo a todos los trabajadores y trabajadoras de PDVSA. Saldremos adelante de los complejos problemas que confrontamos.

Me he visto obligado a renunciar a mis responsabilidades representando a nuestro país ante las Naciones Unidas, para mí no resulta fácil, más aún cuando la solicitud del Presidente de entregar el cargo está directamente vinculado a las opiniones políticas y advertencias económicas que he hecho por esta vía. Sigo convencido de que es mi responsabilidad y mi lealtad a Chávez alertar de los peligros que confronta nuestra revolución. Después de tanta lucha en áreas tan estratégicas para el Estado Venezolano, resultaría un error pretender apartarme o neutralizar mis opiniones. Perdemos todos, gana la derecha.

Lo asumo como una etapa de nuestro proceso que tenemos que superar. Debe imponerse una profunda reflexión y discusión en el seno de la Revolución para sobreponernos a cualquier interés grupal o mezquino, el enemigo está a las puertas y podríamos perder todo lo que hemos logrado con el comandante Chávez. Sería un retroceso brutal, la burguesía no puede volver a gobernar nuestro país.

Hice mi renuncia pública porque quiero que el pueblo todo se entere de mis razones, que son todas legítimas. El enemigo actúa tratando de azuzar el odio, una defección o claudicación a mis principios, no me conocen. Siempre actuaré apegado a mis ideales revolucionarios, necesitan mucho más que una etiqueta infame como la que posicionaron los nuevos campeones de la política: los robots de los tuiters y los palangristas de siempre. Que no se imponga la descalificación y la miseria humana, ya pasamos por eso en la Cuarta.

No, acá se impone la seriedad y el respeto. Yo reitero mi respeto por el Presidente de la República y por todos mis compañeros de tantas luchas y tanto tiempo al lado del Comandante pero también exijo respeto a mis posiciones y que las mismas sean asumidas como la voz de un revolucionario que tiene muchas cosas que decir y que jamás levantará la mano, ni su palabra contra Chávez, ni la revolución Bolivariana. Venceremos!

Carta de renuncia como Embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU

Es necesaria una profunda revisión y en retomar el sendero exitoso trazado por Chávez

Nueva York, 4 de diciembre de 2017.

Ciudadano Jorge Arreaza.
Ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores.
Presente.-

Tenga a bien dirigirme a Usted, con el objeto de notificar mi renuncia al cargo de Embajador Representante Permanente de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual he desempeñado desde el día 5 de enero de 2015, hasta la presente fecha.

Esta decisión responde a los acuerdos alcanzados en nuestra conversación, una vez recibida la instrucción del Ciudadano Presidente de la República, de separarme del cargo para que cese, según ha sido su deseo manifiesto, de representar a nuestro país frente a este Organismo Multilateral.

Debo señalar que he desempeñado mis funciones, como siempre lo he hecho, apegado estrictamente a nuestro ordenamiento jurídico, político y administrativo, así como a nuestras posiciones nacionales en cuanto a los temas de política exterior. De manera particular, hemos defendido nuestros derechos como país independiente y soberano y expresado a viva voz, en todos los escenarios y oportunidades de actuación, las ideas, principios y convicciones políticas que siempre guiaran nuestros pases, y que son partes esenciales del legado de nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y de la Revolución Bolivariana. Valores que son patrimonio de todos las venezolanos y venezolanas.

Durante nuestra labor en el seno de este organismo multilateral, escenario político por excelencia que tiene una influencia definitiva en el relacionamiento entre las naciones del mundo, hemos logrado posicionar a nuestra patria, restableciendo y profundizando los lazos con todos los países y diferentes órganos y agendas de las Naciones Unidas.

Durante el período 2015-2016, desempeñamos la representación de nuestro país ante el Consejo de Seguridad, como Miembro No Permanente de este organismo, probablemente el más importante de la Organización de las Naciones Unidas. Fuimos reelectos ante la Comisión de los Derechos Humanos en Ginebra, ejercimos durante dos años consecutivos la Presidencia del Comité de Descolonización V, durante este 72° periodo de Sesiones de la Asamblea General, fuimos electos como Presidentes de su Cuarta Comisión. Hemos tenido presencia activa en todos los espacios de la ONU, desplegando una intensa actividad política, siempre basados en nuestros principios soberanos, firmes e innegociables.

He contado con el apoyo profesional y político de un destacado grupo de funcionarios de nuestra Misión Diplomática, provenientes, tanto de Cancillería, como del Ministerio de Petróleo. A todos ellos, agradezco su trabajo y los recomiendo como excelentes profesionales en el ámbito del trabajo multilateral.

Para mí en lo personal, esta decisión resulta muy difícil, pues significa cesar en mis funciones coma servidor del Estado Venezolano, especialmente cuando atravesamos una situación de crisis político-económica donde el frente internacional ha adquirido una relevancia extraordinaria. No obstante, ante la decisión del Presidente no he tenido otra opción. Quedo a la disposición de mi país y de la Revolución, siempre estaré del lado del Pueblo.

Luego de haber ocupado tan altas responsabilidades al servicio del Estado Venezolano, especialmente durante doce años coma Ministro del Poder Popular de Petróleo y Presidente de PDVSA junto al Comandante Chávez; luego de participar de manera activa en la derrota del sabotaje petrolero, enfrentando la desestabilización política y económica que sufriéramos desde inicios de la Revolución Bolivariana; luego de haber conducido con el apoyo irrestricto del Comandante Chávez la política de Plena Soberanía Petrolera, restableciendo el manejo soberano de nuestro recurso natural más importante, el Petróleo; luego de haber participado de manera directa en los extraordinarios esfuerzos político­ sociales del Comandante Chávez, para adelantar las profundas transformaciones que nuestro país requiere; luego de haber acompañado, hasta sus últimos días, al Comandante en todas las batallas políticas de nuestra Revolución, no concibo otro curso de actuación distinto al que me mantenga del lado de la Revolución Bolivariana y de los más altos intereses de nuestro país.

He jurado lealtad al Pueblo, a nuestro país, a la Revolución y al Comandante Chávez. La lealtad no es negociable, debe ser un ejercicio pleno y activo, de apoyo y defensa de los principios e intereses más sagrados de nuestra patria, para las que tanto hemos luchado y que tanto esfuerzo ha costado, incluso, por las que el Comandante Chávez entregó su vida, y la misma me ha llevado a expresar permanentemente mis opiniones con respecto a las difíciles y complejas situaciones que estamos confrontando en el país.

Con base en mi experiencia, en funciones de gobierno y dirección de un área tan sensible y compleja como la del sector petrolero, con un indudable impacto en el devenir económico, político y social de nuestra patria, he querido compartir las razones y actuaciones de la dirección de la industria petrólera y del sector económico, durante el gobierno del Comandante Chávez. No con el ánimo de escudarme en su nombre, sino para compartir una experiencia que a todas luces fue exitosa y que le brindó al país un período de más de una década de estabilidad, crecimiento y desarrollo. Todo el país reconoce los aportes que nuestro sector hizo en esos años extraordinarios de progreso económico-social. No reconocerlo y atacarlo, es solo producto de un cálculo político, egoísta y mezquino.

Todas mis observaciones las he hecho honestamente, desde todas las posiciones que he ocupado. He aceptado distintos destinos y responsabilidades, en un ejercicio permanente de disciplina. Así mismo, estoy comprometido en seguir insistiendo en el seno del Gobierno, en la necesidad de una profunda revisión y en retomar el sendero exitoso trazado por el Comandante Chávez, en beneficio de nuestro pueblo y de nuestra patria.

En estas circunstancias y dadas las limitaciones a las que he sido sometido, me he visto obligado a expresar mis opiniones en púbico, después de expresarlas insistentemente en los espacios políticos correspondientes, siempre con la orientación de contribuir a la solución de los problemas, a través del aporte de ideas y de soluciones. Esperaba fuesen bien recibidas, más aún cuando están planteadas de manera constructiva, con la sola intención de generar una discusión creadora, revolucionaria, con el único objetivo de superar juntos esta situación. Así se lo juramos al Comandante Chávez en vida y luego sobre su féretro.

No quisiera imaginar que ahora arreciarán los ataques y los vilipendios por expresar mis opiniones y fijar una posición de alerta en defensa de la Revolución y el país, como ya han hecho algunas voces ofensivas y arteras. Es la nueva forma de hacer política con «p» minúscula que se ha impuesto, en una comunión de intereses y bajos propósitos, coincidentes con las matrices de opinión de la derecha, cosa que era inimaginable en tiempos de Revolución con el Comandante Chávez. Tengo un nombre y una trayectoria de actuación que ha sido permanentemente del dominio y escrutinio público. No voy a permitir que me ofendan. Al agredirme en lo personal, afectan la unidad de las fuerzas revolucionarias y el legado del Comandante Chávez.

Espero sinceramente que prevalezca la necesaria ponderación en el manejo de situaciones tan complejas para el país. Es en estos momentos en los que se impone la altura del liderazgo político, para movilizar sus fuerzas e instituciones en la resolución de los problemas.

Lo he dicho, lo repito, tenemos un gran país, pleno de posibilidades, tenemos un extraordinario pueblo, con fuerzas e instituciones comprometidas con la Constitución y el Plan de la Patria que nos legara el Comandante Chávez. Un país posible, de justicia, de avances, donde se puede vivir plenamente y se puedan desencadenar todas las fuerzas creadoras y la potencia de nuestra patria. Yo estaré allí, contribuyendo, como nos enseñó Chávez, arriesgándolo todo, para ser leales con nuestras ideas y principios.

Rafael D. Ramírez C.

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Paso Firme

Estas líneas no dejan de ser difíciles. La palabra, las ideas constituyen siempre riesgos, pues comprometen las convicciones de quien las expresa y quien la recibe. Mi padre, viejo guerrillero, me enseñó siempre a ser honesto y leal con mi pensamiento y acción revolucionaria. Para un revolucionario, el silencio no es una opción.

Con Chávez se reivindicó el pensamiento liberador. Una Revolución debe ser el espacio de las ideas, la batalla de las ideas. Con el Comandante quedaron atrás los tristes episodios de persecución del pensamiento revolucionario, él hizo de la idea extraordinaria, por la cual entregaron su vida tantos patriotas, algo cotidiano. Empoderó al pueblo de las ideas liberadoras, a nuestros soldados, oficiales, patriotas, obreros.

La elevación de la conciencia de nuestro Pueblo tiene que ver mucho con esa predica permanente, constante, del Comandante Chávez en su seno, acompañada con una práctica revolucionaria en un permanente proceso de retroalimentación. Es esa conciencia, la que nos mantiene como proceso político, a pesar de las difíciles circunstancias.

La ética de la política, la política con P mayúscula. Es un valor del legado del Comandante Chávez.

Nuestro proceso de cambios siempre ha insistido en la vía pacífica. No fuimos nosotros los agresores. Fue la derecha intolerante, incapaz de comprender al Pueblo, aferrada a sus mezquinos intereses, manteniendo al país sin perspectiva de desarrollo propio, soberano, fue ella quien desató la violencia: Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, Guarimbas, intolerancia. La respuesta del Comandante Chávez, siempre fue pacífica, con el Pueblo, basada en las ideas.

Esta forma de respuesta ante la violencia de la derecha, le dio una gran fuerza moral a la Revolución Bolivariana, que resistió los embates más violentos sin modificar la esencia de la ética política del Comandante Chávez. Él siempre actuó aferrado a la Constitución y las leyes, y muy consciente de la majestad de sus responsabilidades como Jefe de Estado, Presidente de la República y Jefe de la Revolución. Nunca lo vimos utilizando sus poderes extraordinarios contra nadie, señalar y juzgar a ningún ser humano. A veces, sus oponentes lo interpretaban como debilidad, sin entender que esa era una de sus grandes fortalezas.

No puedo dejar de referirme al Comandante Chávez. Para mí es un permanente ejemplo para seguir adelante. El dio el máximo siempre. Nunca me escudaré en él para defender ninguna posición, ni actuación. Siempre he asumido las consecuencias de mis actos. Sin embargo, siempre tuve su apoyo en mi actuación política y al frente de las altas responsabilidades del Estado y del Partido con las que me honró hasta los últimos momentos de su luminosa vida, me honró con su amistad y respeto. Esto lo saben todos los compañeros que estuvimos junto a él y su círculo más cercano de trabajo y afecto.

Es una relación que siempre guardaré y cuidaré hasta mis últimos días de existencia. Espero no molestar a nadie con mi profundo aprecio a Chávez. Él, lamentablemente, ya no está entre nosotros, por eso hay que defenderlo, hasta el extremo de comprometer nuestra propia estabilidad y seguridad. Si de algo se me puede acusar es de ser profundamente Chavista.

Esto no quiere decir, para nada, que sea un sentimiento exclusivo. Nadie se puede adjudicárselo. Chávez es del Pueblo, de todo el país y me atrevo a decir que es un patrimonio de los pueblos del mundo.

Tampoco puedo dejar de referirme a mi experiencia de trabajo y lucha a su lado. Esa es una experiencia que nos dejó un extraordinario conocimiento de cómo hacer las cosas en Revolución, cómo avanzar en el camino trazado por él, siempre en el marco de nuestras Leyes: rescatar la Plena Soberanía Petrolera, golpear de manera decidida los grandes intereses transnacionales que se habían adueñado de nuestro Petróleo, nuestro gas. Enfrentamos con éxito extraordinario grandes y poderosos enemigos que están allí, acechando. Rescatamos nuestra empresa nacional, PDVSA, la Nueva PDVSA y avanzamos en el cumplimiento de todas las tareas asignadas por el Comandante, la distribución popular y revolucionaria de la renta Petrolera, el empoderamiento del Poder Popular, el sostenimiento y desarrollo de los programas para incluir y reivindicar a nuestro Pueblo pobre, la solidaridad internacional.

Estoy preparado para resistir cualquier embate de la derecha, de nuestros enemigos internacionales, incluso cualquier agresión directa contra mí, porque entiendo que mis agresores odian en mi a Chávez. Como lo decía el Comandante Chávez en una apasionada intervención durante su última campaña, año 2012, desde La Guaira, Chávez explicaba al Pueblo que la derecha, la oposición me atacaba, porque no era yo en lo personal, sino que mi rostro, junto al suyo, era la cara visible de nuestra política de Plena Soberanía Petrolera, la política que permitió hacer una distribución, por primera vez en nuestra historia, de la renta petrolera a favor del pueblo, de su desarrollo humano, social, económico. Luego decía que debía sentirme honrado, cuando el candidato de la oposición afirmó que lo primero que haría en su hipotético gobierno sería destituirme y devolver la «independencia» a PDVSA. Esas palabras del Comandante Chávez, afortunadamente están allí, grabadas, el que quiere las puede escuchar.

Las cosas que dijo el Comandante Chávez son buenas todas, no puede haber selectividad en el uso de sus discursos. Son mensajes al pueblo y su dirección política, más allá de las consideraciones personales, nos enseñan el origen y las razones de la conflictividad política en el país. Me basta con la palabra de Chávez.

Nosotros, nuestro despliegue en la batalla económico-política y social junto al Comandante, lo hicimos a contra corriente de la visión imperante en el sector y otras muchas empresas e instituciones del Estado. Nunca lo dejamos solo, ni a él, ni a nuestro Pueblo, ni al País, no guardamos distancia prudente, no nos «cuidamos».

Avanzamos y lo hicimos bien. ¿Quién puede negar que nuestra empresa asumió gran cantidad de tareas, difíciles todas, con un rotundo éxito para el país? Es muy difícil construir un nuevo modelo en medio de un sistema capitalista atrasado, dependiente y satélite de la economía norteamericana: el modelo rentista petrolero.

Por otra parte, no podíamos esperar un nuevo modelo económico para avanzar, como se hizo sin dudas, en la batalla contra la pobreza, la exclusión y por la independencia de nuestra Patria.

Así, me parece una experiencia de lucha y gestión que tiene elementos de mucha vigencia, aprendizajes y conocimientos para enfrentar con éxito la difícil situación planteada, derivadas del tema económico, área donde se produce una confrontación entre dos modelos de país, nosotros tenemos que insistir, de manera exitosa y gratificante por el Pueblo, en el modelo Chavista. Esta allí, en el Plan de la Patria.

En ejercicio pleno de mi lealtad a Chávez, a la Revolución y al Pueblo, he expresado mis opiniones. Lo he hecho de manera sistemática, siempre lo he hecho.

Con el Comandante Chávez, siempre le expresaba de manera honesta, abierta, mis opiniones, allí estaban los compañeros del equipo económico, del partido, de la dirección. Siempre una relación de respeto y de discusión muy rica y constructiva. Luego de agotada la misma y verificada por todas partes, avanzábamos, con su permanente apoyo, su despliegue, luego vendría la revisión y cualquier ajuste necesario.

Igual con el Presidente Maduro, siempre explicando mis puntos de vista, escribiendo mis reportes, agendas. Con la Vicepresidencia económica, explicando al partido, al mismo Congreso del Partido, a su dirección, al sector económico nacional e internacional, a la opinión pública. Siempre con mis papeles en mano, mis proyecciones.

He hecho un ejercicio revolucionario de la disciplina, tengo un profundo respeto por mis compañeros de tantos años y luchas compartidas. Sé de nuestras diferencias. ¿Acaso eso es malo?, definitivamente no. Esa es nuestra fortaleza, todas las visiones hacia un objetivo común a favor de la Revolución Bolivariana, en defensa del legado de Chávez, de los intereses supremos de nuestro país. Por eso no temo a la discusión, no concibo una relación que sea de irrespeto, atropello y mucho menos traición. ¿Entregar a un compañero? ¿Traicionar a un Pueblo? ¿A Chávez? ¡Jamás!

Llevo tres años representando a nuestro país ante las Naciones Unidas, en un momento donde el sector internacional es crucial en la defensa de nuestra Patria. Primero atendí durante dos años el Consejo de Seguridad, allí están las intervenciones y posiciones, firmes en defensa de nuestros principios, estrechando relaciones con nuestros aliados estratégicos, Rusia y China, los hermanos árabes, africanos, asiáticos, latinoamericanos y caribeños. Hemos tenido un despliegue en el seno de la ONU, ganando apoyos entre los países hermanos, defendiendo nuestro país, neutralizando las emboscadas del enemigo, el intento de aislamiento y agresión.

Como parte de esta estrategia de la defensa de la Patria, nos hemos activado en un despliegue, junto a los compañeros de nuestra Misión, con iniciativas de todo tipo, presidiendo durante dos años el Comité de Descolonización, la Cuarta Comisión de la Asamblea General, por primera vez en 21 años. Hemos ganado todas las elecciones ante los distintos órganos de la Organización. Hemos derrotado las pretensiones de llevar a nuestro país ante el Consejo de Seguridad. Lo seguirán intentando, nosotros nos hemos preparado para seguirlos derrotando. No nos podemos dar el lujo de permitir que nos intervengan o agredan desde esos órganos tan poderosos.

A pesar de que mi centro y todo mi esfuerzo, esté concentrado en mi trabajo en la ONU, en territorio hostil, con el cerco, el ataque de la derecha y el asedio de enemigos que nos quieren derrotar y entrar a saco roto a nuestro país, a pesar de eso, yo no me puedo limitar al papel de embajador, el cual respeto mucho, pero tengo mucha más responsabilidad política con el Pueblo y muchas más capacidades y entendimiento de lo que está pasando en el área económica. Si fuese otra área de conocimiento, tal vez lo pensaría un poco. Pero tratándose de la situación económica, petrolera ¿Sería ético guardar silencio? ¿Por qué? La lealtad a Chávez es con su obra, su trayectoria y si percibo que tenemos problemas y errores que se pueden resolver, tengo que decirlo.

Guardé silencio al respecto por un tiempo, dos años, para permitir que la nueva dirección de la empresa y de la política petrolera avanzara, sin interferencias de ningún tipo. Hace tres años y medio que no tengo nada que ver con decisiones, nombramientos, actuaciones en la industria ni en ninguna de sus 234 filiales.

He visto con dolor el ataque despiadado de la derecha contra la empresa, sus trabajadores, quieren convertir la obra de Chávez en un basural. No es así. Lo que tenga que corregirse e investigarse se hará. Confío que de la manera adecuada. Protegiendo a la empresa y a la inmensa mayoría de sus trabajadores honestos y patriotas, su prestigio y capacidades, lo cual tiene efectos directos sobre el país.

Tratar de decir lo que la derecha está diciendo de nuestra querida PDVSA no lo podemos aceptar. Si tenemos problemas en el orden ético, hay que actuar en el marco del Estado de Derecho, pero yo preguntaría: ¿es solo en PDVSA? ¿En serio? Es como para pensar que existe un sesgo.

No caigo en trampas de la derecha. Ella actúa, desinforma, ataca, desprestigia, porque saben que, cayendo PDVSA, se pone en alto riesgo a la Revolución Bolivariana. De esta situación económica solo nos salvará mantener intacta nuestra política de Plena Soberanía Petrolera. Es cuestión de tiempo, de actuar con conocimiento y audacia.

Mientras existen los sectores que se han hecho inmensamente ricos con el tema cambiario, el mercado negro, la obtención de divisas baratas, las empresas detenidas, las grandes instituciones financieras que manipulan, el sector económico vinculado estrechamente a la desestabilización, con un accionar permanente. Se aprovechan de la inacción de actuación del Estado, o de la falta de asertividad. Probablemente la situación ha cambiado cualitativamente, desde que estuvimos en el detalle de los temas económicos, pero es un secreto a voces, que estamos muy comprometidos. El cerco se estrecha.

Esto es lo que he señalado en mis escritos. Hubiese sido más cómodo y seguro, no decir nada. Quedarse quieto. No soy así. Tenemos que levantar las alertas. Hombres de gran prestigio y que gozan de mi respeto lo han hecho. Deben escucharse los planteamientos que se hacen desde el campo Bolivariano, desde el campo de la Revolución. Me decepciona que no se permita ningún tipo de crítica constructiva, también el hecho de que algunos compañeros que me conocen bien caigan en las manipulaciones de la derecha, mis artículos están allí, los invito a leerlos con atención.

Nuestro pueblo nos ha acompañado en los procesos electorales y sigue votando a favor del campo de la Revolución, y estoy confiado que así seguirá siendo, confiado en que podremos resolver los problemas económicos que padece todos los días. Son problemas complejos, nadie ha dicho que sean fáciles, no perdamos la calma, pero es nuestro trabajo concentrarnos en ello.

Exijo respeto. No puedo aceptar que se me descalifique o tilde de cualquier cosa, solo porque opino cumpliendo con mi deber de revolucionario. Estoy en el ejercicio de mi lealtad a Chávez.

Mis opiniones y observaciones, siempre son desde el campo de la Revolución, profundamente convencido que esta complejidad solo se debe resolver a favor de las grandes mayorías. Eso es lo que espera el Pueblo de su dirección política y de su gobierno. El paso firme del Comandante.

Debe imponerse la prudencia y la responsabilidad en el uso de la palabra y de la opinión pública, en el uso de la fuerza. Creo que debemos superar el ambiente apocalíptico. Esta situación de crisis tiene salida y todos debemos remar hacia un futuro mejor, el que nos legara el Comandante, una perspectiva de futuro gratificante para todo el Pueblo. Hay que dejar atrás el escenario de la aniquilación entre bandos, de la intolerancia.

Debemos mirar hacia el futuro, debe prevalecer el optimismo, existen muchas experiencias internacionales de países en peores o profundas crisis económicas y que se superan de manera exitosa. Abogo porque se superen a favor del Pueblo, del interés supremo de la Patria, tenemos todos que estar a la altura de esta gran responsabilidad que nos legara Chávez. Confío en el Pueblo, su extraordinaria conciencia y capacidad de avanzar, confío en el legado del Comandante y que todos estos años de lucha a su lado, nos permitan seguir adelante en el camino de la superación de nuestros angustiantes problemas. Con Chávez siempre. ¡Venceremos!

La Tormenta

En una conversación que tuvimos con el Comandante Chávez en La Habana en diciembre de 2012, ya con un cuadro de salud comprometido, con parte de lo que se llamaba en aquel entonces el «equipo político», (debo precisar el equipo político del Comandante Chávez), hablamos de escenarios.

No era nada fácil. Por primera vez desde la aparición de su extraña y agresiva enfermedad, nos conminó a hablar de esto. En medio de la incertidumbre que reinaba, en lo humano y lo político, el Comandante nos planteó escenarios de actuación, había preocupación en sus palabras y un alto sentido de responsabilidad, así como su intención de mantenerse al frente de la lucha, a la que, finalmente, entregó su vida.

No voy a describir las opciones planteadas, ni lo que cada uno expresó. Pero lo que quiero traer a este espacio, es que en mis palabras le hice referencia a la «tormenta».

Traía en ese momento un recuerdo de otra conversación que tuvimos muchos años antes en La Casona. Aquel día salíamos de inaugurar en Catia el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda, impulsando una de sus iniciativas que antecedía a la idea del «punto y círculo» y a los «injertos socialistas». Era la dialéctica de la «teoría y la práctica» en el ejercicio de un gobierno revolucionario, con un Estado que muchas veces era un obstáculo para avanzar en Revolución, por lo que, desde la Nueva PDVSA Roja Rojita siempre lo acompañamos procurando su éxito al plasmar en la realidad sus instrucciones e ideas, por encima o en contra de una opinión, muy extendida ahora, de que PDVSA no debería involucrarse en las tareas político-sociales. Lo hicimos y lo volveríamos a hacer, convencidos de que Chávez quería una Revolución verdadera, a favor del Pueblo más pobre.

Ese día, el Comandante estaba contento, fue una buena jornada, por lo que me invitó a acompañarlo hasta La Casona y allí conversamos por un largo rato. No había testigos, sólo la seguridad a distancia. Transcurrieron las horas en una mezcla siempre indisoluble de amistad y mucho respeto por ese extraordinario ser humano.

Me contó la historia de la tormenta que estremeció al avión presidencial («el camastrón») sobre el Atlántico. A los inicios del gobierno, luego de una jornada exitosa por los países del Golfo Pérsico en sus gestiones personales por recuperar el precio del Petróleo y la unidad de la OPEP, quería volver lo más pronto posible al país, en su permanente urgencia de trabajo. El avión presentó problemas de radar, por lo que la navegación fue auxiliada por un «Falcon-50» que lo acompañaba. En el trayecto, encuentran una fuerte tormenta imposible de esquivar, por lo que el avión pequeño, sube más alto, cosa que no pudo hacer «el camastrón», por no tener esas capacidades de vuelo. Así, tuvieron que atravesar la tormenta en toda su extensión, el avión se movía violentamente, estuvieron sometidos a fuerte turbulencia e incertidumbre. Afortunadamente para todos, comenzando por los pasajeros, tripulantes y el Comandante Chávez, salieron ilesos de esa circunstancia. En medio de esa tormenta y la gravedad de la situación, él mantuvo la calma y así lo trasmitía a todos los pasajeros, en permanente contacto y monitoreo con los oficiales de la tripulación que luchaban contra la tormenta.

Volviendo a nuestra conversación en La Habana, le recordé la tormenta para graficar, con el mismo sentido que él puso en su narración de aquella oportunidad, lo que enfrentaríamos en cualquier escenario, la gravedad de la situación como yo la veía en aquel momento, tanto desde el punto de vista económico como político: la necesidad del radar, de una buena tripulación y de que él, por supuesto, se mantuviera presente, transmitiendo la calma necesaria a nuestro pueblo y la tranquilidad y aplomo a la tripulación.

Desde finales de 2012, el equipo económico, ya habíamos trasmitido al Comandante Chávez nuestras preocupaciones sobre el tema económico y algunas medidas que pensábamos habría que tomar, siempre, con la premisa fundamental de mantener nuestras conquistas sociales y el rumbo al socialismo. Él, no sólo hizo suyas esas preocupaciones, sino que las reflexionó a profundidad y ya comenzaba a transmitirlas al Pueblo en sus palabras y discursos. No le dio tiempo, se agravó su enfermedad.

El Comandante conocía en detalle la situación petrolera internacional, el escenario de la caída del precio era algo que él ya manejaba por los reportes e informes de mi última reunión de la OPEP de 2012. Confirmábamos el escenario de la confrontación geopolítica entre países del Golfo Pérsico, Irán y Rusia. Su efecto sobre la estabilidad del precio resultó siendo desastroso al causarse el escenario de «guerra de precios» entre importantes productores. Estos informes, además de los elaborados sobre el impacto del «petróleo y gas de Esquistos», que se produce mediante la técnica del «fracking», eran conocidos por él y me autorizó a compartir información técnica, publicada por la OPEP, con el Comandante Fidel, quien mostraba alto interés por este asunto.

Por otra parte, el Comandante Chávez estaba al tanto, con mucho detalle, de los problemas que podría llegar a confrontar PDVSA. Él sabía que PDVSA tenía una fuerte carga sobre sus hombros, debido a que era imperativo que, dada sus capacidades y despliegue en el territorio nacional, asumiera tareas, muchas veces de emergencia, mientras se creaban o fortalecían las instancias correspondientes del Estado.

PDVSA tenía, como empresa del Estado, el mandato y competencia legal para hacerlo. Siempre garantizando que, sus actividades sustantivas en el área petrolera se cumplieran según lo programado y pudiese garantizar, como lo hizo siempre, los recursos e ingresos provenientes de la renta petrolera.

Sin embargo, ya nos afectaba el tema cambiario, pues el costo del diferencial lo absorbía la empresa. Esto no solo nos encarecía los costos de producción sino que afectaba el flujo de caja y deuda con proveedores. Por otra parte, tuvimos que emitir deuda para respaldar una política cambiaria que no terminaba por revisarse y mantener el llamado «implícito» a un nivel establecido como objetivo por el BCV y Ministerio de Finanzas.

A pesar de esta situación que tendía a complicarse y que advertimos (tenemos todos los informes), siempre mantuvimos la producción a los niveles de 3 millones de barriles día. A veces fluctuaba, siempre le informaba al Presidente, pero nos manteníamos en promedio/año a los niveles meta establecidos en los acuerdos de la OPEP. Bajo estas circunstancias prevalecía el liderazgo y la motivación de nuestros trabajadores, quienes estaban acostumbrados a trabajar en la primera línea de combate, con mucha conciencia de su rol y compromiso con una situación que sabíamos sería una etapa de la Revolución.

Esa era una de las razones fundamentales por las que el Comandante Chávez salía en defensa de la Nueva PDVSA, de nosotros y sus trabajadores. Porque él sabía de los esfuerzos que hacíamos, de la lealtad y del hecho de que estábamos resteados con sus orientaciones y con él. No sólo al nivel de la dirección, sino a todos los niveles de las áreas operacionales. Era su equipo, lo conocía, lo probaba, lo retaba, lo estimulaba.

Él sabía, tenía la convicción, de que no haríamos como el avión que alcanzó más altura para esquivar la tormenta, que nos la jugábamos con él. Algunos amigos en el gobierno, preocupados de buena fe, porque observaban el nivel de exigencia, me recomendaban que bajara la intensidad. Siempre les comentaba que estábamos haciendo las cosas en el marco de nuestras leyes pero, muy probablemente fuera de la lógica del egoísmo y cautela que, justamente, entorpecía el avance del Comandante. Mi plan siempre ha sido, y será, el Plan de Chávez, de la Revolución. Esta certeza se tiene o no y en mi caso, no fue que la obtuve recientemente, venimos desde hace años del campo de la Revolución.

El Comandante tenía los detalles de la situación de PDVSA, bien por los informes que enviábamos y leía completamente o por la información que él siempre recababa por sus propios medios, constantemente llamaba y chequeaba todo. Tenía un método de revisión de cuentas infalible: sacaba y pedía las cuentas de todo, tomaba decisiones y asumía sus consecuencias. Como le gustaba decir «estaba entero», sin cálculos. Era su creación, desde la derrota del sabotaje petrolero, se vinculó estrechamente a la Nueva PDVSA, no era una empresa más del Estado, sino el pilar fundamental de nuestra economía y de las posibilidades de avanzar en otro modelo económico para superar el rentismo petrolero, un modelo que, insistimos, debe ser socialista.

Quien pretenda desvincular nuestra gestión de la mano y dirección del Comandante Chávez, o no conocía al Comandante, o miente. Los que trabajamos junto a él todos estos años y los que tuvimos su afecto y cercanía lo saben y pueden dar fe de lo que estoy diciendo. Cuántas llamadas, casi diarias, de madrugada, cuántas «cuentas» había que enviar «antes que amaneciera», cuánta exigencia, reuniones hasta la madrugada, trabajo en un chequeo diario, permanente, de los números del país, de la economía, de los sectores estratégicos, el petrolero y PDVSA el primero de ellos.

Por eso cuando el Presidente Maduro me designa Vicepresidente del área económica en octubre de 2013, yo tenía una idea clara de los problemas y de lo que había que hacer. Algunos compañeros me advertían que no tendría el apoyo necesario para hacerlo. Entendía que era una oportunidad de ayudar, contribuir a estabilizar y estar en mejores condiciones para una tormenta que tendríamos que cruzar, sin el Comandante Chávez.

Al final de ese período, entre octubre de 2013 y agosto de 2014, no se obtuvo el apoyo necesario para avanzar en un conjunto de medidas que, resultado de un arduo trabajo de nuestro equipo en PDVSA y estrecha colaboración del BCV y otros especialistas, todos vinculados a la gestión del Comandante Chávez. A pesar del extraordinario esfuerzo de PDVSA, que ese año 2014 pudo aportar 43 mil millones de dólares a la economía, con un precio que todavía promedió los 90 dólares por barril y una producción de 3 millones día, además de operaciones de emisión de bonos para captar recursos para una nueva política cambiaria, no hubo las condiciones políticas para avanzar en una agenda que tenía al menos 18 puntos, todos consensuados al más alto nivel, pero que no pudieron desarrollarse o aplicarse, en algunos casos se impuso la desconfianza, prejuicios y desconocimiento que entorpecieron el trabajo. Esta agenda la explicamos en múltiples espacios: desde el sector internacional en Londres en junio de 2014, hasta la dirigencia y las bases del PSUV en el Congreso del partido en julio de ese mismo año, donde recibió un entusiasta apoyo. Nuevamente, todo está documentado.

La consigna fundamental del Plan era estabilizar la economía, alcanzar los equilibrios. Crear otro sistema cambiario que convergiera hacía un valor que tuviese algún tipo de fundamento económico, para luego tener un tipo de cambio que fluctuara en una banda donde el BCV pudiese intervenir. En cuestión de muy poco tiempo, pudimos bajar el paralelo de 93 bolívares por dólar a 53 bolívares por dólar. El cambio de convergencia, lo visualizábamos técnicamente entre 12 hasta 25 bolívares por dólar, era el cambio de indiferencia con Colombia para combatir el efecto del mercado negro desde Cúcuta. Se establecía una política fiscal distinta, sin excepciones a la banca o al sistema financiero, una política de incentivos a la producción nacional, identificando 11 motores de la economía. Teníamos que lograr que producir en el país fuese más rentable que conseguir una divisa barata que sigue alimentando al paralelo, y por ende a la inflación y al desacato de precios generados por los especuladores. También se propuso una estrategia para el manejo de deuda, aplanar los vencimientos y el manejo de activos en el exterior, entre otros.

No se pudo. ¿Qué fuerzas actuaron torpedeando esta agenda?, siguen allí y hay que identificarlas, no son factores revolucionarios, se mimetizan, a veces juegan por las bandas, manipulan, adulan, atacan. Siempre lo he sostenido, ante las críticas de la derecha a nuestro proceso, reitero, quien ataca a la economía son los mecanismos del capitalismo que sobrevivieron la ofensiva revolucionaria del Comandante Chávez. Son esos mecanismos y sus agentes quienes, no sólo no harán nada por ayudarnos, sino que, en su expresión política, son capaces de promover violencia y una invasión a nuestro país para entrar a saco roto a nuestras riquezas, que son inmensas y estratégicas y que están entre los objetivos de los «tanques pensantes» e intereses económicos de las transnacionales.

Estas reflexiones, sobre cosas que han sucedido y la actuación del Comandante Chávez y de los que trabajamos con él, no tienen ningún propósito literario, ni un regodeo anecdótico. No. Tienen una profunda carga política, contenido de claves y elementos para el combate. No me cabe duda que el campo Bolivariano, avanzará, como avanza, en el terreno político derrotando a la extrema derecha y sus patéticos cabecillas. Así mismo, tenemos toda la fuerza para detener y neutralizar las maniobras extranjeras desde estos espacios internacionales. Pero en lo que creo que debemos profundizar el análisis, clarificar las ideas e identificar la actuación solapada del gran enemigo, es en la economía. Discutir a profundidad, de buena fe, entre revolucionarios. Como decía el Comandante «en el socialismo, la prioridad de la economía debe ser resolver las necesidades del Pueblo», su calidad de vida, mantener la perspectiva de un futuro posible, como Chávez lo soñó y prometió al Pueblo. ¡Venceremos!

Fuerza en la ONU

Cuando asumí la responsabilidad como embajador de nuestro país ante la Organización de Naciones Unidas, lo hice con un alto sentido del deber y compromiso con la defensa y promoción de los más sagrados intereses de nuestra Patria y nuestra Revolución.

Aquel 05 de enero de 2015, arribaba a Nueva York, con una extraña sensación al dejar mi país y mi espacio natural de lucha y trabajo en el campo petrolero. Son momentos en que todo lo hecho pasa por la memoria, se recapitula y se hace una evaluación política de las circunstancias sobrevenidas para planificar el curso de acción, prepararse para nuevos escenarios y mantener la voluntad de seguir combatiendo.

Venía de Cancillería, donde por unos meses, hicimos un despliegue intenso de actividades junto a sus trabajadores, apegado a su institucionalidad. Llegué sin cambiar a nadie, conociendo y aprendiendo a trabajar con un equipo con su propia cultura organizacional, sus debilidades y fortalezas. Llegué, como decía el Comandante, para estar por entero, sin plan personal ni alternativo, solo hacer la Revolución desde donde esté. Fue realmente poco tiempo, intenso y gratificante. Vaya mi saludo a todos los trabajadores y trabajadoras de la Cancillería.

Hacía meses que había dejado la conducción de nuestra querida Nueva PDVSA y entrañable Ministerio del Petróleo, desde donde, junto a un extraordinario grupo de colaboradores y trabajadores, probados en las más duras circunstancias de confrontación y combates, logramos, durante intensos años de trabajo, hacer aportes fundamentales a la consolidación y profundización de nuestro proceso Revolucionario.

Desde el Golpe de Estado de 2002, en la Junta Directiva de PDVSA, hasta la confrontación y derrota del Sabotaje Petrolero, desde finales de 2002 e inicios de 2003, ya como Ministro de Energía y Minas del Comandante Chávez y luego en nuestra ofensiva Revolucionaria, a partir de finales del año 2004, como Presidente de la Nueva PDVSA, con el despliegue de la Política de Plena Soberanía Petrolera, el rescate del régimen fiscal petrolero, la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, la reversión de la privatización de PDVSA, el desmantelamiento de la nefasta apertura petrolera y el nacimiento de la Nueva PDVSA, Roja Rojita, factor fundamental para el impulso y desarrollo de las Misiones y de los programas sociales de la Revolución, que permitieron sacar a nuestro Pueblo de la exclusión, pobreza y negación de sus derechos fundamentales que padecieron durante la cuarta república.

Fueron más de doce años de combate en la primera línea junto a nuestro Comandante Hugo Chávez. Años de ofensiva Revolucionaria, donde tuve el honor no solo de trabajar con nuestro Comandante, sino de contar con su afecto y confianza, amistad, hasta el extremo de confiarnos algunas de las operaciones y tareas más difíciles, complejas y confidenciales de la Revolución. Puedo decir, con mucho orgullo y sin falsa modestia, que cumplimos exitosamente todas las tareas asignadas, desde las profesionales, políticas, internacionales hasta las Misiones y Grandes Misiones.

Así lo reconocía y expresaba el Comandante a viva voz cuando las circunstancias lo ameritaban, reconocimientos que para mí significaban mayor compromiso y gran honor. Sabía que nuestro Comandante no solo era jefe de la Revolución y del Estado, sino que, además, era riguroso y exigente con su equipo de colaboradores, no era una persona dada a los halagos ni falsas posturas. Cuando la extrema derecha nos atacaba, allí estaba la voz y figura del Comandante Chávez que salía en respaldo y defensa de nuestro trabajo y conducta, nuestro desempeño, calidad y ética revolucionaria. Le salía al paso a la derecha, no permitía el vilipendio de sus cuadros revolucionarios, no permitía la agresión. Entendía que los ataques a cualquiera de nosotros o a nuestra gestión, era un ataque contra la Revolución.

No le hacía ningún tipo de concesiones al enemigo, porque sabía que la derecha no le daría tregua a la Revolución, que haría lo que fuese, incluso lo impensable para nosotros, para derrotar al campo Bolivariano, al Pueblo. Creo que fui uno de los pocos, si no el único de sus Ministros que, por lo menos en público, el Comandante ratificó como Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA en al menos dos oportunidades durante su última campaña electoral de 2012. Eran cosas del Comandante, era su gobierno. Por eso el candidato de la extrema derecha que pretendía derrotar al Comandante, atizó la campaña de odio y desprestigio contra la Nueva PDVSA y contra mí en lo personal.

Lo cierto es que siempre, desde la derrota del sabotaje petrolero y el desarrollo de la política de Plena Soberanía Petrolera, la Nueva PDVSA y sus trabajadores, incluyéndonos, fuimos objeto del odio, la saña y el desprestigio de la derecha y del interés transnacional. Era una postura que definía y deslindaba los campos. No había dudas, ni matices, la Nueva PDVSA era un referente de Chávez y la Revolución Bolivariana.

Por ello, al recibir la instrucción de entregar mis responsabilidades como Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA, situación que fue antecedida de una terrible campaña de rumores e intensa actividad de palangristas de todo tipo, cuando supe que ya no seguiría al frente de las altas responsabilidades que me había confiado el Comandante Chávez, procuré actuar con la mayor responsabilidad y disciplina, como siempre he actuado en el campo de la Revolución. No sería yo quien dividiría, ni propiciaría ninguna desestabilización de nuestro gobierno, sobre todo en conocimiento de las debilidades del momento y la importancia, crítica, fundamental, de la estabilidad interna en PDVSA y en la actividad petrolera, a la luz de la agresión de la contrarrevolución y las fuerzas que creían y creen que es el momento de la restauración y el pase de factura a los hombres y mujeres de Chávez.

Convoqué un acto en el salón Simón Bolívar de la Campiña, conectado con todas las áreas operativas y administrativas de nuestra empresa, para transmitir un mensaje a los trabajadores. Era más que una despedida. Entendía claramente que una etapa de la Revolución terminaba, por ello quería dar un mensaje hacia el futuro, para que todos entendieran que, por encima de cualquier circunstancia personal, era fundamental mantener el trabajo, la mística, el impulso revolucionario dentro de la empresa, pues se confrontaba la agresión de la derecha y vendrían circunstancias político sociales complejas, derivadas de una situación económica que, tal como advertí en todas las instancias de gobierno, al congreso de partido y al sector económico relacionado, sería difícil y, por supuesto, dejaría un flanco abierto para desestabilizar al país y la Revolución.

Ese mensaje está grabado para la historia e invito a todos los trabajadores y dirección del sector petrolero y sobre todo de PDVSA a revisarlo, creo que tiene hoy más vigencia que incluso cuando lo pronuncié, hace casi tres años ya. Nunca me paso por la mente que, tras mi salida, se iniciaría el desmantelamiento de los equipos de trabajo de tanta calidad revolucionaria, acrisolados durante doce largos años y que fueron tan exitosos durante nuestra gestión. Es fundamental prestar atención a la cuestión petrolera como eje fundamental de la recuperación de nuestra economía.

Llegué a las Naciones Unidas imbuido del mismo espíritu Chavista, comenzamos el despliegue político. Sin cambiar a nadie, con el mismo equipo, sus fortalezas y debilidades, asumiendo las tareas de representar a nuestro país, por primera vez luego de 25 años en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Desde allí proyectamos nuestra postura ante los distintos temas que a diario se debaten en el seno de este órgano de la ONU que tiene el monopolio de la fuerza y de la imposición de sanciones y otras medidas coercitivas con el objetivo de garantizar la paz y la seguridad internacional ante cualquier situación o país que la amenace.

Por supuesto que, desde ese asiento, se tiene una apreciación y comprensión más clara y detallada de los grandes intereses en pugna en el mundo, y de lo que se ha llamado la «real politic». La actividad del Consejo, nos permitió desentrañar los secretos de actuación, formas y tácticas, utilización, uso y abuso de facultades otorgadas a los llamados miembros permanentes del Consejo de Seguridad para, en clara violación del espíritu de la Carta, imponer sus intereses nacionales en consecución de sus objetivos geopolíticos. Logramos reforzar nuestra cooperación y alianza estratégica con países hermanos como la Federación Rusa y China; y un conjunto de países, que como nosotros, eran miembros no permanentes del Consejo.

Levantamos las banderas de la paz y denunciamos las acciones injerencistas e intervenciones militares que han desangrado a los pueblos del Medio Oriente y Norte de África. La guerra en Siria, la desestabilización generalizada en Libia, el colapso de las instituciones del estado iraquí producto de la guerra, el surgimiento del terrorismo, promovido por otros países para desarrollar una brutal guerra contra el pueblo Sirio, su gobierno e instituciones.

Le vimos el rostro a las crisis humanitarias en Siria, Yemen, Somalia, Sudán, Darfur, Sudán del Sur. Millones de desplazados por la guerra, violaciones masivas de los derechos humanos, la intervención militar y la desestabilización. La tragedia de los millones de migrantes que, desesperados, tratan de cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, huyendo de las guerras y hambruna, generadas por un orden mundial injusto. Cuando un migrante logra llegar a las costas del Mediterráneo, ya ha cruzado el desierto y sobrevivido a horrores inimaginables.

Hemos denunciado la imposición de sanciones y medidas restrictivas contra países, respondiendo al interés de grandes potencias conocidas como «P3» en el seno del Consejo de Seguridad. El 70% de los Comités de Sanciones se refieren a países africanos, dirigidos por las antiguas potencias colonialistas quienes, por esta vía, mantienen tutorados a estos países. Muy pocos salen de los Comités de Sanciones.

Levantamos nuestra voz contra el colonialismo que aún persiste en 17 territorios reconocidos por la ONU. Hemos luchado sin cálculos egoístas a favor de los derechos inalienables del Pueblo Palestino, a 70 años de la Nackba, o expulsión de los palestinos de su tierra, a 50 años de la ocupación israelí de Palestina y el Golán Sirio, a diez años del brutal bloqueo contra la Franja de Gaza. Logramos, al término de nuestro periodo de dos años en el Consejo de Seguridad, aprobar una resolución, luego de diez años de silencio, condenando la expansión de los ilegales asentamientos israelíes sobre los territorios ocupados de Palestina en un proceso de colonización que no se detiene, entre otras cosas, por la superioridad militar de Israel y por la protección de EEUU en el Consejo de Seguridad.

Participamos del histórico acuerdo nuclear de Irán; del establecimiento de la Misión Política de Verificación de los acuerdos de Paz en Colombia; de la elección del nuevo Secretario General, Antonio Guterres. Nuestro asiento en el Consejo fue la voz de los Pueblos del mundo en desarrollo, de la paz, del respeto a la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos de los países, la lucha contra el colonialismo, contra la guerra, contra las ocupaciones militares. Esta postura de principios, que son los principios de nuestra Revolución, nuestra Fuerza, nos ha ganado un amplio respaldo de la mayoría de los países y grupos regionales de la ONU, e incluso de sus propios equipos de funcionamiento.

También tenemos intensa actividad en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y sus órganos subsidiarios, son los espacios democráticos por excelencia de la ONU, pues respetan el principio de igualdad soberana de los Estados. Fuimos reelectos como miembros del Consejo de los Derechos Humanos, a pesar de que trataron de dividir la región lanzando otra candidatura; hemos sido electos por dos años consecutivos Presidentes del Comité de Descolonización; fuimos electos a la vicepresidencia de la primera Comisión de la Asamblea General para su 72 periodo de sesiones; fuimos electos en la Asamblea General con una abrumadora mayoría del 90% de los votos. Primera vez, luego de 21 años, que nuestro país ocupa la presidencia de una de las Comisiones de la Asamblea, en esto caso de la Cuarta, la Comisión de Política Especial, responsable de las Misiones de Mantenimiento de la Paz, Descolonización y la Cuestión Palestina.

Esta presencia en la ONU, la Fuerza de nuestro país, de nuestra Revolución, nuestra política de principios, respeto a la Carta de las Naciones Unidas, por el Multilateralismo, por el Derecho Internacional, nuestra defensa de la paz, en contra de la guerra y del intervencionismo, en contra del colonialismo y de las intervenciones militares, nuestro compromiso con el desarrollo humano, las Metas del Milenio, la Agenda de Desarrollo 2030, la lucha contra el Cambio Climático, nuestro respeto a la diversidad, la cultura, nuestra historia y el ejemplo que el Comandante Chávez dio a los Pueblos del Mundo, son los factores de nuestra Fuerza en la ONU.

Los Estados Unidos maniobran e intentan contaminar estos espacios con sus mentiras y manipulaciones. Intentan trastocar nuestra realidad y crear las condiciones para justificar una agresión contra nuestro país. No podrán. No podrán ni en el Consejo de Seguridad, ni en la Asamblea General. En cualquiera de esos espacios los derrotaremos, con el apoyo de nuestros países hermanos, nuestros aliados, con la Fuerza de nuestra presencia en las Naciones Unidas. Cuando llegué acá, hace casi tres años, sabía, intuía que llegaría este momento, de defender a nuestro país, nuestra Patria de las agresiones extranjeras. Estamos preparados, con Chávez. ¡Venceremos!

Conciencia y conocimiento

«…tengamos conciencia y conocimiento para interpretar la realidad, para interpretar las amenazas que siempre estarán sobre nosotros, para poder interpretar nuestras debilidades y combatirlas, para poder visualizar nuestros flancos débiles y fortalecerlos, para poder entender pues el acontecer pleno en el cual estamos…»

Esto lo decía el Comandante Chávez en un video «tuiteado» por la cuenta del PSUV en un esfuerzo permanente que hace el partido socialista para difundir el pensamiento del Comandante a través de los medios sociales. Esfuerzo loable e imprescindible continuar pues es necesario siempre volver y revisar el mensaje que a viva voz nos daba el Comandante, pues nos ayudan de manera extraordinaria en estos momentos aciagos para la Patria.

Creo que el Comandante Chávez nos da permanentemente una línea de conducta que debemos atender. No solo su palabra, lo más importante fue su ejemplo de acción. En primer lugar, la necesidad de la conciencia como elemento motivador a pesar de las circunstancias más adversas, en el ámbito político, social o personal, será la conciencia que seamos capaces de construir, en lo individual o colectivo, lo que nos mantendrá en la lucha en la situación que sea, será la conciencia la que motivará a nuestro pueblo a seguir apoyando al campo revolucionario en las condiciones más adversas.

Pero la conciencia está estrechamente vinculada al conocimiento, no tiene la conciencia quien no tiene el conocimiento de lo que sucede, por qué sucede, cuáles son las razones, cuáles los mecanismos, sus leyes, su ciencia. La falta de conocimiento nos impide saber cuáles son nuestros problemas, debilidades, fortalezas, saber dónde estamos parados, a qué nos enfrentamos. Aquí la teoría juega un papel fundamental, no se debe subestimar ni dejar a un lado la teoría, no hay revolución sin teoría revolucionaria, sin conocimiento. Pero igualmente la teoría sin práctica corre el altísimo peligro de contrastarse con la realidad, no ajustarse a las circunstancias específicas, a las condiciones que la validan, niegan o permiten ajustarla.

Es una discusión de larga data en el campo de la revolución mundial, de los movimientos revolucionarios de transformación en toda la historia de la humanidad. Carlos Marx lo resolvió con el planteamiento filosófico de la dialéctica. Teoría y práctica enriqueciéndose y ajustando una a la otra. Esto que parece una disquisición teórica o tal vez pesada de abordar, lo resumió el Comandante Chávez en su acontecer político y de allí parte muy importante de su éxito y en consecuencia de su liderazgo.

El Comandante Chávez estaba consciente de la importancia del estudio, del conocimiento. Solo para mencionar algo, su biblioteca y sed de conocimiento, de lectura, era impresionante. Le gustaba estudiar, que le explicaran, entender el fundamento de todos los conceptos, las teorías, hasta el significado real, completo de cada palabra, tenían inmensa cantidad de libros subrayados y con anotaciones y colores distintos. Consciente como estaba que su formación militar necesariamente lo concentraba en temas muy específicos durante su formación, profundizó su estudio de la historia y del pensamiento de Bolívar, le apasionaba entender al Libertador, sus motivaciones, las razones de su gesta, sus acciones.

Ya desde el gobierno, siempre me impresionó su rigurosidad en el conocimiento en el estudio de temas fundamentales, la economía, las teorías del desarrollo, los escritos políticos, tesis económicas, de grandes líderes y dirigentes mundiales. Confieso que, recién designado Ministro de Energía y Minas, por allá el 17 de julio del 2002, todavía traumatizado el país por el golpe de Estado y con la percepción de que vendría un periodo de desestabilización pues la derecha no cesaba en sus intentos de derrocamiento del Presidente, en medio de la calma que antecedió la tormenta de Plaza Altamira y del Sabotaje Petrolero, me invitó a que estudiáramos juntos el tema petrolero. Así, con la humildad y sinceridad que lo hicieron grande y le permitieron avanzar.

Así que, del conocimiento general de los temas de política petrolera, pasamos a una profundización del estudio y comprensión de la cuestión petrolera en nuestro país, con su historia, características. Puedo afirmar que ha sido el Presidente de nuestra historia contemporánea que llegó a manejar, conocer, en mayor profundidad y certeza política todas las complejas aristas del tema petrolero. Sus implicaciones geopolíticas, las fuerzas en pugna, los elementos teóricos, la renta, el uso de la renta, el funcionamiento de la industria, las consecuencias nefastas de la apertura petrolera, la importancia y manejo de la Faja Petrolífera del Orinoco, la relación con las transnacionales, la Política de Plena Soberanía Petrolera, las posibilidades y limitaciones de la OPEP, el uso revolucionario de la renta petrolera para avanzar en otro modelo económico, superar el rentismo petrolero, crear una empresa nacional al servicio del pueblo y subordinada al Estado Venezolano: la Nueva PDVSA.

Contrastaba mucho las opiniones. Nos convocaba, aclaraba, discutía. Cuando sentía que todo estaba de acuerdo, todas las posibilidades, tenía toda la información, entonces tomaba una decisión y nada lo apartaba de la línea trazada. Chávez era un revolucionario, muchas veces las opiniones más ortodoxas o conservadoras trataban de frenarlo. A veces lo veían como muy apresurado. Yo confieso que siempre lo acompañé en todas sus iniciativas, a veces quedábamos en minoría junto al Presidente. Al final, él siempre avanzaba en la dirección correcta, revolucionaria. Solo así pudimos derrotar el sabotaje petrolero, solo así pudimos crear la Nueva PDVSA, la Roja Rojita, solo así pudimos revertir las entrega y privatización de la Industria. Pudimos desbaratar la apertura petrolera, revertimos los convenios operativos, Nacionalizamos la Faja Petrolífera del Orinoco, recuperamos el manejo soberano de nuestro petróleo, del gas. Recuperamos el control de la empresa nacional, sus operaciones, paramos la privatización, volvimos a tener buques, taladros, actividades del lago, las operaciones en la faja.

Solo con esa determinación pudimos ajustar la regalía, crear nuevos tributos, modificar la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, recuperar el ingreso petrolero, crear el Fondespa, el Fonden y todos los Fondos de desarrollo que la renta Petrolera sostenía, las Misiones, TODAS las Misiones, las Grandes Misiones. Para Impulsar la Gran Misión Vivienda Venezuela dispusimos de miles de millones de dólares para dar el salto en una inversión para el pueblo que nadie estaba dispuesto a hacer, para salvar la vida de cientos de miles de Venezolanos, intercambiamos petróleo por servicios médicos, educativas, en las Misiones más hermosas: Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre, Milagro, Alimentación, etc.

Esta ofensiva de la Revolución, en base a un planteamiento teórico, derivado del conocimiento, era contrastado por él mismo en la calle. Nosotros con el Comandante. En todo el país, en todos los «Aló Presidente», los gabinetes móviles, las inspecciones, inauguraciones. Interpelados por el Pueblo, por Chávez, interactuando con los obreros, el Poder popular. Sin evadir nada, averiguando, preguntando, verificando si todo iba como lo planeado. Luego, ya en el avión, en Miraflores, o en Barinas, Elorza, la evaluación, la crítica, la revisión, nuevas instrucciones, ajuste a la teoría, más estudio, más conocimiento, critica, autocrática. «No es fácil, nadie ha dicho que sea fácil». Así nos decía el Comandante cuando percibía que la batalla estaba muy dura, exigente.

El Comandante Chávez estaba haciendo una Revolución, estábamos conscientes de ello, por eso lo acompañamos hasta el final de su luminosa vida. Él sabía que intereses estábamos tocando, los grandes intereses del sector más poderoso del planeta: las transnacionales petroleras. Él sabía que estábamos golpeando al gran capital, en una lucha difícil por conquistar la hegemonía del socialismo. Que estábamos golpeando la geopolítica de la dominación, que le dimos una mano solidaria a la Revolución Cubana, al Caribe, a los Pobres del mundo, a Bolivia, Haití, Nicaragua. Él sabía que vendrían los juicios internacionales, como vinieron, sabía que estábamos bajo fuego permanente, de una oposición irresponsable, violenta, atrasada, dispuesta a traicionar nuestra Patria y vulnerar nuestra soberanía para obtener el poder y mantener sus privilegios. Confiaba plenamente en su equipo. «Sus pilares», como decía. Fue leal al Pueblo hasta el final, fue leal con nosotros, su equipo político, el más cerrado, con todos sus colaboradores.

Se nos fue prematuramente, quedamos sus hijos, su equipo, enfrentando la violencia de nuestros enemigos en todos los frentes. Desde la Patria, allá en mi querida tierra, y desde estos espacios de batalla internacional, donde siempre enarbolamos la bandera tricolor y sus ocho estrellas de la dignidad. No será acá que nos sorprenda el enemigo, no estamos solos, estamos preparados y tenemos la razón.

En nuestro discurso ante la ONU, en apoyo a Cuba y en rechazo al criminal bloqueo norteamericano contra ese digno y hermano Pueblo, lo dijimos: «Nos quieren cobrar nuestra lealtad a Chávez, nuestra admiración por Fidel, nuestro empeño en el Socialismo. Por eso las mentiras, las difamaciones, los ataques, las sanciones». En las circunstancias que sea, seguiremos defendiendo a nuestra Patria, nuestro Pueblo, a los trabajadores de mi querida Nueva PDVSA, nuestras ideas, nuestra trayectoria y honestidad, a Chávez y su obra. Nuestra victoria será nuestra respuesta. ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!

¿Y ahora qué?

Se han obtenido importantes e innegables triunfos políticos en la difícil coyuntura actual. Los resultados del 15 de octubre son una clara expresión de ello, como ya lo comentaba el artículo pasado, tiene muchas lecturas y mensajes. Quiero insistir en el mensaje más importante: el Comandante Chávez y su legado sigue vivo en el corazón del Pueblo, en la conciencia del humilde. Acá no hay milagros, fenómenos ni liderazgos alternativos al del Comandante Chávez. También considero importante entender, que esa conciencia que mantiene al Chavismo está fundada en en la posibilidad del socialismo, la justicia social, la redención de todo el pueblo, un futuro mejor, luminoso para nuestra patria.

La obra de Chávez no solo está inconclusa, sino que corre peligro de ser destruida. Por ello, en el fondo de toda la diatriba política, lo que se juega es el legado de Chávez. De toda la tragedia de su desaparición física queda para la conciencia del país, su palabra vibrante, su ejemplo, sus acciones, su obra.

La épica de Bolívar nos la contaron otros, en el camino se distorsionó, a los suyos los persiguieron y desaparecieron, los borraron de la historia hasta que llego Chávez a reivindicar la profundidad de la gesta Bolivariana. Pero la historia de Chávez la vivimos nosotros, nadie nos la puede contar, estabamos allí, a su lado. Lo más importante no es haber sido testigo, lo más importante fue conocer las razones, motivaciones, el plan, el objetivo, discutirlo, apoyarlo. Lo más importante ha sido contribuir a fortalecer una idea generadora del Comandante, un planteamiento estratégico y ayudar a desarrollarla o ejecutarla con éxito. Estamos vivos, activos, con el compromiso intacto y resteado con sus ideas, su figura, su política, su acervo, su ética y su amor por el pueblo. Firmes con la Revolución Bolivariana, con el Socialismo, con la tarea pendiente.

Esto que declaro con convicción, lo sostengo siempre con las ideas y la acción revolucionaria, desde el lugar donde que trabajar al servicio del Estado Revolucionario y del pueblo venezolano. Así lo he demostrado y seguiré haciendo siempre. Sé que a algunos sectores les molesta esta actitud de mi parte, ser Chavista, y no claudicar a ello, es la razón de tanto odio, ataques, difamaciones y amenazas de todo tipo.

Lo hermoso de nuestro proceso es que la mayoría de nuestro pueblo piensa y siente de esta forma. Así como los patriotas que acompañaron a Bolívar, a pie o caballo, con lanza o espada, sin pedir nada a cambio, los que atravesaron los Andes solo para obtener la gloria de ser libres y llevar libertad a otros hermanos. De esa misma forma, en otras circunstancias y condiciones, el pueblo pobre, el de a pie, el del barrio, el llano o la montaña, el soldado, el ex guerrillero, el estudiante, pescador, obrero, los de abajo, los que nunca tuvieron voz, también acompañaron al Comandante Chávez en su épica, todos podemos decir, «yo luché al lado de Chávez», lo hicimos juntos, lo apoyamos, lo queremos, lo rescatamos de la muerte aquel 13 de abril, lo acompañamos en todas las batallas, en derrotar el golpe de estado, el sabotaje petrolero, la guarimba, en la victoria popular de la Batalla de Santa Inés, sin pedir nada a cambio, solo el hecho, el impulso de hacer una Revolución. Chávez ofreció la redención de los pobres, una sociedad justa, un país posible, un futuro, una nueva sociedad que prendió en el corazón y se constituyó en la conciencia política de las mayorías del país, por ello entregó su vida, en un acto de amor hacia su Pueblo.

Por ello, al ver el Mapa Rojo, después de la victoria del 15 de Octubre, yo prefiero pensarlo como un Mapa «Rojo, Rojito». Porque ése es el color del Comandante Chávez, el Rojo Rojito. Es un concepto puro, el Rojito lo que refleja es la pureza y el desprendimiento del pueblo, la ética y honradez del humilde, del trabajador. Nuestro Comandante lo acuño con ese sentido, un sentido positivo, un sentido de victoria popular, un sentido casi ingenuo pero a la vez muy poderoso de la fuerza de la revolución, de la hegemonía de la política con «P» mayúscula: transparente, luminosa, sin atajos, sin secretos.

Por eso bautizaba todo con el Rojo Rojito, no solo a su querida Nueva PDVSA, nuestra siempre querida empresa, bastión de la Revolución y la Patria, como a él le gustaba decir, sino también le decía así a su carro, así se vestía, así se vistió el pueblo, así marchábamos, de ese color fue la boina del 4 de febrero, la nacionalización de la Faja Petrolífera, de ese color las grandes concentraciones populares, desbordando Caracas en un remolino de fervor popular, de pasión patria, la marea roja, es el color que identifica al pueblo, al futuro, al humilde al revolucionario, es el color que también desata el odio y la intolerancia de la extrema derecha, de la violencia de las elites contra el pueblo humilde.

Ese mapa es Rojo Rojito, porque se expresó de manera militante, esperanzada, disciplinada, el amor del Pueblo por Chávez, la esperanza de defender su legado, mantener la posibilidad revolucionaria.

El que crea que el Pueblo no está molesto o disconforme con la situación económica, los precios, la inflación, la especulación, está completamente equivocado de país. Nuestro pueblo lo sabe, lo vive todos los días y lucha para resolverlo hasta donde alcance el esfuerzo comunal o cualquier mecanismo de defensa de su economía familiar. Pero su lucha y su esperanza es resolverlo en el campo de la Revolución.

El que crea que el tema de la inseguridad no es una de las principales angustias en cualquier zona de las grandes ciudades, barrios o urbanizaciones, de los padres, de los jóvenes, el que no lo reconozca esta desconectado de la realidad. Expresar preocupación por los problemas del país, solo refleja la realidad y no puede ser ignorada o menospreciada. Porque entonces los mecanismos de defensa de la revolución se apagan o desactivan, se impone el miedo y es como volar sin un radar, sin un contacto con la realidad.

Llevo tiempo expresando mi preocupación al ver como se ha desarrollado una creciente intolerancia a la crítica o el debate de ideas en el campo de la Revolución. Se ha recurrido a la descalificación, cerco mediático y exclusión política. Esto es más preocupante aun cuando quien estímulo a nuestra militancia, nuestro pueblo y poder popular a ser críticos fue Chávez. Él mismo era el principal crítico de su Gobierno y nos sometía a la interpelación del pueblo, de toda la población. Buscaba la crítica, la «novedad» y tenía suficiente fuerza y seguridad para entender que evadir o desconocer los problemas, era el camino a perder el arraigo y la confianza del Pueblo, era la ruta al estruendoso colapso político de la cuarta república.

Lo que diferencia una crítica constructiva de un «salto de talanquera» es el «¿Qué hacer»? de Lenin o más de por acá ¿Y ahora qué? La respuesta a estas preguntas define los campos: una crítica constructiva, responsable, oportuna viene acompañada de soluciones dentro del campo de la Revolución, dentro del Socialismo, dentro del Chavismo, sin descalificar, ni fracturar la unidad del Pueblo, ni de la Revolución. ¡Se trata de pensar y actuar como Chávez lo hacía!

Pero si la crítica viene acompañada de un bandazo a la derecha, de abandonar al Socialismo, de abandonar a Chávez, de derrocar a la Revolución, propiciar una alianza con la derecha, de entregar el petróleo a las transnacionales, de desplazar a los equipos o cuadros de la revolución, entonces no solo es un salto de talanquera, sino sencillamente lo que se conoce en la calle como un «raje», una traición.

Dejar atrás el sectarismo y el temor a las opiniones. La mayoría de las veces, este temor está acompañado de inseguridad en lo que se hace o falta de autoridad que en vez de imponerse por el miedo, debe ganarse por la acción, el ejemplo. Muchas veces son los aduladores los que promueven esta conducta. En muchos ministerios u organismos y empresas del Estado, cuando se produce un cambio en la dirección, parece que hubiese cambiado el gobierno, se inicia un desplazamiento de cuadros políticos con experiencia, se crean grupos de interés, se recurre a la descalificación y en otros casos a la persecución. Todo dentro del mismo campo de la Revolución. Esto afecta, de manera muy profunda, la eficacia en la gestión, la continuidad de programas o líneas de acción, la pérdida del impulso revolucionario y la desmovilización o dispersión de cuadros revolucionarios.

Al final el gran afectado es el pueblo, todo el país, porque esta situación se refleja en la capacidad de un desempeño o gestión asertiva en áreas críticas o claves del país, la economía y la revolución: petróleo, finanzas, producción, alimentación.

Entonces, habiendo obtenido un triunfo político importante en las regionales, instalado la Constituyente, neutralizado a la derecha golpista, viene la pregunta necesaria: ¿Y ahora qué? Que no prevalezca el triunfalismo. El que sea un mapa Rojo Rojito, quiere decir que el pueblo, paciente, Chavista, disciplinado pero aguerrido a la vez, está dando una oportunidad política a la Revolución para resolver los problemas y hay que hacerlo con carácter de urgencia.

Hay que establecer una agenda de acciones, un Plan, en el ámbito económico y avanzar o garantizar su ejecución. Luego evaluar cómo va el Plan, si se cumplió, en cuanto se cumplió, cual fue el resultado, si se alcanzó el objetivo. Sino vamos a estar solo reactivos sin recuperar la ofensiva en lo económico. Para ello el Plan necesita el apoyo de todos. Si se decide hacer, se anuncia al pueblo, entonces TIENE que hacerse, sino se deteriora tremendamente la confiabilidad de los anuncios. Esto en economía es terriblemente perjudicial. Además deja el espacio libre para que se despliegue el capitalismo en su accionar destructivo: el paralelo, la especulación de precios, el acaparamiento, la inflación. Se convierte todo en un círculo vicioso, nada virtuoso. Erosiona todo en cascada, lo peor, allá en la calle sigue golpeando al pueblo.

El pueblo está listo y tiene conciencia para acompañar a la Revolución en una salida Revolucionaria a la crisis. Hay que diseñarla y planificarla bien, explicarla, trabajar por ella, concentrar fuerzas hasta romper el cerco del capitalismo. El capitalismo y sus mecanismos, activos a nivel nacional e internacional, van a seguir estrechando el cerco: sanciones, pagos de deudas, bloqueo a financiamientos, a suministros, caída de la producción petrolera, retiro de empresas, rumores de «default», el mercado especulativo, el paralelo. Es una confrontación.

Entonces hay que responder con fuerza, firmeza, un Plan para romper este cerco. La respuesta no es ceder a las transnacionales, ellas no nos van a salvar, ni a la revolución, ni al pueblo, ni al país.

Los sectores económicos nacionales deben decidir de qué lado están ubicados, a que apuestan, sus agentes políticos han fracasado en el festín de la violencia, ahora la Revolución tiene que pedir cuentas y avanzar en un Plan de acuerdo a las condiciones actuales.

Las empresas e instituciones del Estado deben ser eficaces. Articular la gestión con los problemas del pueblo y la situación nacional, ninguna empresa puede estar por su cuenta, sin cumplir metas, sin concentrarse en la solución de los problemas del pueblo, no puede ser indiferente. Dejar de buscar los enemigos entre nosotros, la cacería de brujas, las peleas de grupos, los intereses personales, la destrucción de la moral y la desmovilización de obreros, trabajadores, gerentes. No puede cundir el desasosiego, el desánimo, ni la descoordinación en la resolución de los problemas priorizados. Debe prevalecer el pensamiento Chavista, en base al liderazgo y la asertividad en las decisiones, el cumplimiento de las metas, así se construye el liderazgo en cada sector, en cada empresa, debe existir la condición que siempre reclamaba el comandante Chávez: compromiso político y claridad ideológica, pero además capacidad técnica, gerencial, calidad revolucionaria y liderazgo. Apoyo para el desempeño de la tarea, sacrificio, ejemplo, mística.

Se debe entrar con fuerza, sin consideraciones mezquinas, en el sector financiero, en los mecanismos de especulación que tanto daño le hacen al país. No es un enemigo fantasma, está allí y opera con la participación de instituciones y empresas que operan en el país. El paralelo es un destructor de equilibrios económicos, de la economía, sigue actuando a sus anchas.

El pueblo Chavista está allí, votando por nuestros candidatos, movilizado, es un acto de conciencia y fe. El bando opositor, ausente de liderazgo, violento, ha sido derrotado y sus partidos se desploman entre sus llamados insensatos a una invasión y sus intereses personales y grupales. Ese Mapa Rojo Rojito es un mensaje del Pueblo, es la mano de Chávez, se debe honrar tanta lealtad. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

La mano de Chávez

Si alguien tenía dudas de que el Chavismo constituye un bloque histórico del que no se puede prescindir, allí están los resultados de las elecciones regionales. Si alguien tenía la peregrina idea de hacer un lado a Chávez y su legado escuchando las muy desafortunadas consejas de que era el momento de un liderazgo propio, distinto, “sin nadie que le hiciese sombra”, allí están los resultados del pasado domingo para recordar que el Comandante Chávez nos sigue dando una mano.

La victoria del campo Revolucionario, del Chavismo, en las pasadas elecciones regionales fue categórica y oportuna. Una alta participación, de más del 61% es un claro mensaje de rechazo a las acciones violentas de la oposición, la victoria de la Revolución en 18 estados del país es notable, dadas las difíciles circunstancias políticas y económicas, ¡obtuvimos más del 54% de los votos! Aunque la oposición se hizo de 5 gobernaciones.

La derecha internacional no sabe qué decir, no tienen argumentos, la dirección de la MUD se desapareció, nadie asume responsabilidades. Algunas voces disonantes: solo los pronunciamientos destemplados de Almagro y una que otra declaración injerencista de los países de siempre. Estoy muy orgulloso de nuestro Pueblo, ha derrotado políticamente a la violencia, en el marco de nuestra Constitución. En el momento que se anunciaba un tsunami contra nuestro país, resulta que no hubo terremoto alguno que lo originara.

Los resultados electorales dejan lecciones y mensajes. Lo que resulta claro y es uno de mis argumentos permanentes en las discusiones en estos espacios multilaterales, es que la oposición y sus aliados internacionales tienen que reconocer, darse cuenta, entender, que el Chavismo, además de sus postulados teóricos, posiciones políticas, es, sobre todo, un sentimiento arraigado en el corazón y la conciencia del Pueblo. Contra esta realidad se estrellan los análisis de las agencias de inteligencia, los opinadores de oficio y las elites venezolanas, pues su determinismo, sus manuales, su propia naturaleza, su soberbia, siempre prescinde, subestima y hasta se burla del mismo. No logran derrotar dicho sentimiento por no poder entenderlo.

Resulta difícil que las élites lo puedan hacer en el caso de una Revolución, donde prende en el alma y la conciencia de los humildes la posibilidad de redención. Por ello, la contrarrevolución recurre al odio y la violencia, por eso Pinochet, el paramilitarismo, la guarimba, los llamados desesperados a una intervención militar extranjera. En otros casos, la derecha más avanzada, logra capturar importantes espacios en el mismo proceso de dirección de la Revolución, para desnaturalizarla, desfigurarla, despojarla de sus principios y comenzar a transitar el camino de la brasa que se va extinguiendo, poco a poco, hasta convertirse en cenizas. Este proceder, por cierto, ha sido históricamente, el más peligroso y efectivo contra una Revolución, porque sucede, imperceptiblemente, en un estado permanente de confusión, errores, pactos y justificaciones tácticas.

El resultado del pasado domingo es una mano que nos sigue dando Chávez. No vaya nadie a creer que no tiene que ver con el Comandante. Que nadie cometa el error o la irresponsabilidad de decir que es su propio liderazgo o su nuevo mensaje. No, compañeros, acá no se pueden construir nuevas “teorías” al respecto, en este país se sigue expresando el Comandante con fuerza en el seno del Pueblo. Ahora lo hace a través de su obra, su legado, sus valores, su ejemplo, sus posiciones políticas y el país posible que su discurso radical y constante dejó para la conciencia del país. El Pueblo se apropió del pensamiento, la palabra, la acción del Comandante y luchará por él, por mantenerlo vivo, vigente, posible.

A pesar de la matriz de que la Revolución de Chávez se mantenía gracias a un barril a cien, les recuerdo a todos que los momentos de las mayores y más estratégicas victorias se obtuvieron entre el 2002-2004, cuando no sólo el precio no llegaba a 22 dólares el barril, sino que, durante el sabotaje, soló producíamos 23 mil barriles de petróleo al día. Ahora hay una tendencia que insiste en quitar méritos al esfuerzo y la épica revolucionaria de Chávez. No solo es injusto y desleal. Es falso.

El gran reconocimiento debe hacerse al Pueblo organizado y articulado en defensa de la Revolución. El PSUV, los partidos del Polo Patriótico, el Poder Popular y todas las organizaciones sociales, hicieron su trabajo. Se movilizó la maquinaria, a pesar de los problemas, se impuso la unidad, la cohesión de las fuerzas de la Revolución, bajo la consigna de mantener y conquistar nuevos espacios políticos. Es una ventaja estratégica respecto a la oposición: el partido y las organizaciones sociales, son capaces de expresarse y movilizarse a favor de la Revolución.

En el ámbito de la oposición, ésta ha sufrido una importante derrota política. Han perdido la iniciativa, no saben qué hacer, qué decir. No dicen nada, porque no tienen nada que decir. Sus intereses de grupos económicos, personales, no les han permitido articular ninguna estrategia coherente. Primero, dilapidaron sus avances obtenidos en la Asamblea Nacional, donde cabalgaron sobre la crisis económica del país.

Al verse, según ellos, a las puertas de Miraflores, se fueron de bruces. Utilizaron la Asamblea con un propósito desestabilizador, ofendieron la imagen del Comandante Chávez, utilizaron sus atribuciones para tratar de destruir moralmente a los cuadros de la Revolución y su obra, en mi caso, fui víctima de un intento de linchamiento a mi honor y reputación, dirigido por tres inmorales y connotados representantes de lo peor de nuestra fauna política de la oposición: corrupta, extorsionadora, violenta e irresponsable. Ese episodio tan desagradable, lo tengo siempre presente para cuando llegue el momento de poner las cosas en su sitio. Trataron de horadar, así impunemente, sólo con una tímida respuesta del gobierno, mi nombre y el de Chávez. Veremos.

Desde la Asamblea, llamaron a derrocar al Gobierno Constitucional. Así, porque les dio la gana. Me recuerdan siempre la prepotencia de los señores feudales, de los dueños de emporios: “se acabó”, “no me gusta”, “te vas”, etc. Como si se dirigieran a quienes consideran inferiores. No, señores de la extrema derecha, con la Revolución, con Chávez, eso se acabó en este país, para siempre. Al no poder cumplir con sus planes o aspiraciones, se lanzaron, nuevamente a la violencia. Vinieron las guarimbas y los más tristes episodios de intolerancia, los más despreciables de nuestra historia política: la quema de seres humanos vivos, los linchamientos, el fascismo, las muertes. Por cierto, eso está allí, solo que esta derrotado políticamente, pero los instigadores y perpetradores están como si nada. Pregunto: ¿Va a volver a imperar la impunidad? ¿Y las familias de las víctimas? Se ha prometido que no la habrá, ojalá no quede en una promesa. No se trata de revancha, se trata de justicia para que haya paz.

La derecha violenta -realmente no sé si existe otra- quedó derrotada, dividida, desmovilizada. Si me lo permiten, un consejo le daría a los opositores: búsquense otra dirección, salgan de los grupos de chantaje, los que usan las redes sociales para instigar al odio y causar muertos y violencia, son cuatro locos, irresponsables, frustrados porque no pueden realizar ellos mismos sus fantasías criminales, sus “vendettas” particulares.

La base social que sigue a la oposición, debería pensar mejor, dónde y quién lo embarca. Deberían abrirle paso a otro liderazgo que esté dispuesto a ocupar los espacios que puedan conquistar en el marco de nuestra Constitución, para hacer política, no para la aventura golpista. Deberían comenzar por reconocer que el Chavismo existe, es mayoría y sacar de su corazón esos sentimientos de odio, intolerancia y violencia, que los llevan de frustración en frustración, desestabilizando su propia psiquis y espiritualidad. Respirar profundo y pensar mejor, éste es un país que cambió para siempre y en el que todos tenemos un espacio, una posibilidad para aportar a la solución de nuestros problemas, como sociedad.

Quiero expresar por esta vía, ya lo hice por el “twitter”, mis felicitaciones a todos los candidatos de la Revolución, que salieron victoriosos. A la mayoría los conozco, a unos más que otros, y sé que son de Chávez y la Revolución. Mientras tengamos espacios de gobierno, tendremos la responsabilidad y posibilidad de defender a la Revolución, a Chávez, al Socialismo. La posibilidad de ayudar en la gestión del gobierno, fortalecer el Poder Popular, seguir transfiriendo poder al Pueblo, apoyar los programas de la Revolución y trabajar para resolver los problemas que estamos confrontando. Liberar espacios, no hacer concesiones en los principios, no hacer pactos de ningún tipo, no defraudar la esperanza del humilde, fortalecer al PSUV y mantener al Pueblo movilizado para seguir avanzando en medio de esta tormenta. Sólo nos salvará la conciencia del Pueblo y ésta se construye todos los días, dando el ejemplo, asumiendo responsabilidades, haciendo Revolución. No desviarse del camino de Chávez.

A los candidatos de la Revolución que no pudieron obtener la victoria, también los conozco, hombres de Chávez y del Pueblo, toda mi solidaridad, siempre un abrazo de compañero, en las buenas y en las malas. Seguro tendrán que aportar mucho a la discusión de los problemas que impidieron la victoria. No se puede dejar así, como si nada. Debe intervenirse a profundidad en la evaluación de las razones. La batalla es continua y sostenida en el tiempo.

Me preocupan los estados que perdimos, importantes todos desde distintas visiones y perspectivas. No podemos dejar a su pueblo en manos de gestiones contrarrevolucionarias, revanchistas o desestabilizadoras, no podemos permitir que desde allí se obstruya o frene la Revolución. El PSUV y el Poder Popular tendrán que dar una batalla política, para defender sus derechos y reconquistar esos espacios.

En el Zulia y Anzoátegui, me preocupa PDVSA. No solo por la movilización y participación política, sino porque son áreas de producción, con una cantidad importante de infraestructura estratégica y en el caso de Anzoátegui, las áreas a desarrollar para el Proyecto Socialista Faja del Orinoco. No se trata de la cantidad de sus votos, alguien podría decir que no modifican resultados, aunque sólo entre los dos estados son casi 85 mil trabajadores. Eso sería simplista. En estos estados la presencia de PDVSA en la sociedad y en el seno del Pueblo, es abrumadora, su influencia es determinante: en el ámbito económico, social y político.

Lo vuelvo a decir, aunque después se me responda utilizando palangristas, hay que revisar lo que está pasando en PDVSA, en sus empresas mixtas, no sólo se trata de la producción, que como he dicho ha caído un millón de barriles desde el 2014 hasta ahora, sino del profundo proceso de desmovilización y despolitización en su seno. En esta empresa, por sus características de actividad especializada y la nueva orientación de no vincularse al trabajo político-social y solo concentrarse en sus operaciones, se está produciendo un acelerado proceso de restablecimiento de los valores y conceptos que dieron pie a la “meritocracia” del petróleo. Este proceso no se ataja colocando a líderes de la FUTPV en fotos y comisiones, eso está bien, pero no es suficiente. Existe desmoralización y desmovilización porque se le ha descalificado como en su totalidad por la ausencia de liderazgo y desconexión con las tareas que el Comandante Chávez y la Revolución le asignó a la empresa en tiempos de ofensiva revolucionaria. Lo dejo para la debida reflexión.

Se ha dado una dura batalla política y se ha obtenido la victoria. Bravo por eso. Hay que dar las lecturas adecuadas, la primera de ellas es que nuestro querido Comandante Chávez sigue dándonos una mano, desde el corazón del Pueblo. La segunda es que el programa revolucionario y el legado de Chávez siguen pendientes en la conciencia del Pueblo y es por ello que se movilizan, para alcanzarlo plenamente, que no se pierda, no se puede poner de lado y mucho menos negociar. La tercera, es que el partido tiene un rol estelar que jugar, debe fortalecerse como el instrumento, la vanguardia.

El amor del Pueblo a Chávez está allí, noble, puro, a pesar de los problemas y desajustes de todo tipo, sigue confiando en su Revolución. Es lo más hermoso que tenemos, no dejemos que se pierda, ha costado mucho. Dijo un compañero: “no es un cheque en blanco”. Estoy de acuerdo, lo vengo diciendo desde estos espacios, desde esta posición de defensa de la Patria ¿Qué hacemos? ¡Siempre con Chávez! ¡Venceremos!

Los de abajo

Tomo el título de esta novela del mexicano Mariano Azuela para hablar de los que no tenían voz. Pudiese haber sido también «Los ojos de los enterrados» de Miguel Ángel Asturias; «Garabombo el Invisible» de Manuel Scorza o las «Lanzas Coloradas» de Arturo Uslar Pietri, para mencionar algunos.

Podría ser igualmente, un poema de Pablo Neruda, una canción de Víctor Jara o Alí Primera, una acción heroica como La Batalla de Araure, La Victoria, La Sierra Maestrao el 4 de Febrero.

Una voz, un ejemplo, una vida: Simón Bolívar, Zamora, Eliécer Gaitán, el Ché, Fidel Castro, Fabricio Ojeda o Hugo Chávez.

El Pueblo, humilde, trabajador, campesino, el del barrio o del campo abandonado, sea joven o viejo, el que nunca tuvo voz, habla a través de sus grandes líderes, poetas, escritores, su música popular, cultura, religión, gentilicio, sus manos, trabajo, lealtad.

El Pueblo es el alma de una Nación, su expresión más genuina, custodio de nuestra razón de ser como país, es la savia y el cuerpo, en una especie de misterio de la Santísima Trinidad. Es uno y el otro, y es todo a la vez.

Cuando inició la Revolución Bolivariana nuestro país estaba signado por la exclusión y la desigualdad. El Comandante Chávez, que venía del corazón de nuestra Patria humilde, formado en la Academia Militar bajo el pensamiento de Bolívar, era expresión genuina y honesta del Pueblo, convirtiéndose en su voz.

Por eso, creo que trabajó con la urgencia del que no tiene tiempo, en una especie de premonición desesperada. El Presidente Chávezse dio cuenta que los pueblos, tal como decía Neruda en aquel hermoso canto a Bolívar, despiertan cada cien años. Por eso había que darle voz propia, conciencia, poder, la posibilidad de andar con sus propios pies, para no repetir esa amarga expresión acuñada por nuestro Libertador Simón Bolívar, ya al borde de la muerte desde Santa Marta a su amada prima Fanny Du Villars: «…Me tocó la misión del relámpago; rasgar un instante las tinieblas; fulgurar apenas sobre el abismo y perderme en el vacío».

Luego del golpe de estado del 11 de abril del 2002 estaban claras al menos dos cosas en el país: Chávez avanzaría a favor del Pueblo Pobre y el Pueblo Pobre defendería a Chávez hasta sus últimas consecuencias. La oligarquía venezolana, esa mezcla extraña de sectores económicos atrofiados o deformados por el rentismo petrolero, junto a los intereses transnacionales, habían sentenciado el fin de nuestra Revolución y comenzaron a trabajar de manera sistemática para que todo saliera mal en el país, en una cíclica agresión, con su carga de violencia, en una apuesta de perderlo todo antes de que se consolidara y siguiera echando raíces en nuestra Patria.

En este combate contra la exclusión el Pueblo se sumó de manera entusiasta y decidida. El primer obstáculo era el Estado burgués, el marco legal e institucional estaba diseñado para mantener al Pueblo al margen de todo, concentrados en sus guetos de pobreza, como depósitos de mano de obra barata en un país, sin producción, solo viviendo de lo que quedaba de la renta petrolera.

Por ello se promulgónuestra Constitución de 1999. Luego, para que no quedara como letra muerta, el conjunto de leyes habilitantes, muchas de ellas definitorias del futuro, como la Ley Orgánica de Hidrocarburos, Ley General de Bancos y otras instituciones financierasy la Ley de Tierras. La respuesta fue el golpe de Estado.

La derecha Venezolana no estaba dispuesta a perder sus privilegios, a superar el modelo rentista petrolero, impuesto por las transnacionales y al que ellos se acomodaron. Modelo que nos condenaba a ser una economía satélite de los EEUU, como decía Maza Zabala, un país sin posibilidad alguna de desarrollarse.

Los terratenientes rompían las leyes recién promulgadas; el presidente de PDVSA de entonces criticaba abiertamente la Ley de Hidrocarburos, hablaba por las transnacionales, quienes conspiraban en defensa dela apertura petrolera; el sector de la banca exigía mantener los llamados créditos «balón» para seguir expropiando a la clase media; los medios de comunicación instigaban al golpe de estado, a la violencia y luego los altos mandos traidores consumaron el zarpazo.

El 13 de abril puso las cosas en su sitio. No solo porque se restableció el hilo constitucional, Chávez volvió de la muerte, sino porque quedaba claro que esta sería una batalla entre la oligarquía y el Pueblo venezolano. Ellos, la derecha,desde el inicio polarizaron y abusaron de las libertades del país para conspirar una y otra vez, haciendo un uso brutal de la violencia.

El golpe de estado, los francotiradores, Puente Llaguno y las mentiras de las televisoras, la proclamación de Carmona y la celebración de los espantos de la cuarta república, despachándose en una algarabíaa todas las instituciones creadas por la nueva Constitución. La ola de arrebatos fascistas de alcaldes y gobernadores del este de la Capital, el asalto a la embajada de Cuba, la persecución de dirigentes populares, la prepotencia de las elites venezolanas, el aplauso de la administración norteamericana, el silencio de la OEA y la complicidad de la oligarquía latinoamericana. Todo quedaba al descubierto. El país pudo ver la verdadera cara de las elites venezolanas, incluidos los obispos, quienes no estaban dispuestos a permitir que el Pueblo hablara, que tuviese ni siquiera un poco de poder. No, ellos creen que este país es su patio, su hacienda, su mina, su relajo.

Luego, con el sabotaje petrolero, el Pueblo les propinó otra derrota, la más aplastante a la elite de la elite, la «meritocracia» de la vieja PDVSA, el sector más reaccionario y comprometido con las transnacionales petroleras, quienes decidieron detener el flujo de petróleo, la economía, destruir PDVSA, con tal de que Chávez se fuera. Se volvieron a equivocar, junto a los trabajadores y fuerzas armadas los derrotamos, allí en el corazón de su prepotencia, fuimos capaces de recuperar la producción de petróleo de 23 mil barriles días a tres millones de barriles días en apenas tres meses, rescatar nuestros buques, restablecer nuestras operaciones en las refinerías saboteadas y recuperar toda nuestra industria después de sabotaje criminal. No podían creerlo, todavía no lo aceptan.

Pregunto:¿Saben los jóvenes, que hoy tienen 18 o 20 años, de lo que estoy hablando? Probablemente no, porque eran solo unos niños. Tampoco lo saben, porque ninguno de los responsables de estos delitos, han rendido cuentas o han pagado por ello. Son los MISMOS de hoy. Existe mucha impunidad. Si lo hicieron una vez y no les pasó nada, lo vuelven a hacer con la certeza de que no les pasará nada, ya se «arreglarán». Esto solo pasa en nuestro país, extraño juego político.

Luego vino la contraofensiva de Chávez. La prioridad: la inclusión social, la reconstrucción del país. Para eso usamos la renta petrolera. Es decir, luego de fortalecer a la OPEP y recuperar el precio del petróleo, rescatar la industria, crear la Nueva PDVSA Roja Rojita, cobrar impuestos y regalías, luego de nacionalizar y recuperar lo que se había entregado a las transnacionales, la Faja Petrolífera del Orinoco, comenzamos a obtener ingresos petroleros. Vuelvo a preguntar: ¿Saben los jóvenes cómo recuperamos el petróleo, cómo creamos la Nueva PDVSA,cómose usó ese dinero? Probablemente no. Otra vez, eran casi unos niños, tampoco lo hemos explicado y han vivido en un país que tuvo más de diez años de crecimiento económico, lo que tenemos parece que siempre lo hubiésemos tenido. No, no ha sido así, ha costado mucho, se hizo y está allí.

Ahora los de abajo tienen voz propia, tienen poder, fueron incluidos por la Revolución. Cuando en el 2004 hicimos el censo de la Misión Ribas, aparecieron un millón cuatrocientos mil venezolanos que habían abandonado los estudios en la cuarta república. Yo me preguntaba, ¿dónde estaban? Al 2014 había un millón cuatrocientos mil vencedores y vencedoras graduados, incluidos a la sociedad, al conocimiento. Cuando se inició la Misión Robinson, aparecieron un millón quinientos milanalfabetas, ¿dónde estaban, invisibles? Ahora están todos incluidos, se les abrió la puerta al mundo, ¡pueden leer y estudiar! Cuando se inició la Misión Barrio Adentro, y los médicos cubanosfueron por miles allá arriba, adentro, en los sitios más olvidados, pobres, recónditos, a llevar salud, vida, prevención, uno se preguntaba, ¿dónde estaban? ¿a quién les importaban? ¿Por qué morían los niños? ¿De «mal de ojo» o de pobres? Se han salvado1 millón 700 mil vidas, incorporadas al futuro.

La Misión Milagro, 2 millones 700 milseres humanos con problemas visuales, nos dimos cuenta porque tenían dificultades para leer, cuando ya estudiaban en las Misiones. ¿Dónde estaban? ¿Qué clase de sociedad era esta donde la gente quedaba ciega, porque no tenían dinero para hacerse una operación sencilla? Ahora ven, ¡están incorporados a la vida con todos sus sentidos! Cuando iniciamos PDVSA La Estancia después de derrotado el sabotaje, por allá en el2003, La Estancia era usada por la vieja PDVSA para hacer eventos sociales de la alta sociedad o de embajadas extranjeras. Se transformó, se convirtió en la casa de todos, del Pueblo, de nuestros artistas plásticos, músicos populares, los jóvenes, ya para el 2011se había recuperado todo el boulevard de Sabana Grande, Plaza Venezuela y su Fuente, sus obras de arte, la Esfera de Soto, los espacios públicos, en Caracas, Paraguaná, Maracaibo. Al ver los niños y familias pobres disfrutando de estos espacios maravillosos uno se preguntaba, ¿a dónde iba el pueblo, Los habitantes de esta ciudad? ¿Es que no tenían derecho al disfrute de la cultura o recreación? Ahora están allí esos espacios abiertos y recuperados para todos.

Cuando iniciamos la Gran Misión Vivienda Venezuela, en el 2010, en el Órgano Superior de la Vivienda verificábamos la ejecución, para reportar al Comandante Chávez y desplegarnos junto a él a entregar viviendas todos los jueves. Cada jueves era una historia, particular, pero colectiva a la vez, era un acto de justicia social, un día del Pueblo. Una vez, una señora en Lagunillas, en la COL, al entregarle su vivienda nueva me llevóde la mano a mostrarme el baño y abriendo la regadera me dijo: «mira, agua», yo creía que había algún problema, acostumbrados a buscarlos siempre, pendiente de la gestión, no entendía. Me dijo: «tenía 40 años bañándome con un tobo en este infierno, en un rancho de zinc»; yo le dije, como siempre hacía: «es Chávez y la Revolución». Ella estaba feliz, pero yo pensaba, cuánto nos falta por hacer. Cuando yo entregué la Coordinación de la Gran Misión Vivienda Venezuela, en el 2013, habíamos adjudicado más de 550 mil viviendas en escasos tres años, más de dos millones de seres humanos que venían del infierno de la pobreza y la exclusión, ahora tenían un espacio digno para asentar sus familias, sus niños, el futuro de la Patria.

Todo esto era petróleo, petróleo para el Pueblo. Era lo que teníamos que hacer y lo hicimos, con Chávez siempre. Era la palabra de Chávez, la voz del pueblo, los de abajo.

Así muchas otras batallas: Misiones, hospitales, escuelas, universidades, carreteras, tierras, fábricas, viviendas, Consejos Comunales. Era la fuerza del Estado Revolucionario desplegado con sus nuevas instituciones, nuestras Fuerzas Armadas, nuestra Nueva PDVSA, la Roja Rojita, eran tiempos de ofensiva, de Revolución. Quien desde el campo revolucionario lo niegue, no lo quiera ver, no lo defienda, quien lo ataque utilizando palangristas o tarifados, usando la mentira y el linchamiento moral es un insensato o un desleal a Chávez. La derecha no lo quiere ver, no lo acepta, su odio al Pueblo, a los de abajo, su prepotencia no los deja pensar, han dado golpes de estado, sabotaje, guarimbas, violencia, han pedido intervención extranjera, agresión militar.

Hoy domingo, estoy desde la ONU cumpliendo mis tareas, pero si estuviese en la Patria, seguro estaría desde la madrugada ayudando a movilizar al Pueblo, al más pobre, los de abajo, los que no tienen como desplazarse, como sostenerse en la jornada, los que trabajan. Desde la Batalla de Santa Inés,allá por el 2004 hasta la victoria del 2012, siempre estuve en el Comando de Chávez, me empeñaba junto a los trabajadores petroleros y a la militancia del PSUV, en la maquinaria perfecta, Roja Rojita, a movilizar al Pueblo en defensa de su Revolución. Nos movilizaba la pasión, razones sagradas para luchar, la Diana de Carabobo.

Si estuviese en mi Patria estaría junto al Pueblo, con su esperanza, su amor y lealtad a Chávez. ¡Vamos todos! Hoy es un día de Patria, ¡a defender nuestros espacios! Cualquier problema lo resolveremos juntos, en Revolución. Llamo a todo el Pueblo, a la Patria a votar. ¡Con Chávez!¡ ¡Venceremos!