Al cierre del año, se pueden resaltar algunos hechos fundamentales de la situación internacional, sobre todo en el ámbito geopolítico y petrolero, así como elementos que reflejan la precariedad del país y lo que se pueda esperar del año 2024.
El genocidio en Gaza
La humanidad asiste estupefacta e impotente al genocidio de Israel en Gaza en contra del pueblo palestino, tal como lo hemos denunciado, lo que ocurre allí es una masacre bárbara de inocentes, mujeres y niños, NO se puede guardar silencio ante estos hechos. Al cierre del año, han sido masacrados más de 21.300 civiles palestinos, de los cuales 8.800 son niños y 6.300 son mujeres. El ejército de Israel, armado y mantenido por las grandes potencias de Occidente, particularmente los EE.UU., están desarrollando una verdadera limpieza étnica en la estrecha Franja de Gaza, donde han volcado 53 mil toneladas de bombas y utilizado armas de precisión y bombas de fósforo blanco contra un población civil indefensa y que no tiene posibilidad alguna de escapar de esa carnicería que se desarrolla ante el silencio de las grandes potencias y los países árabes que, con muy pocas excepciones, se han pronunciado contra la masacre del pueblo palestino.
Las Naciones Unidas han cumplido un importante papel de denuncia de lo que sucede en la Franja de Gaza, y de socorro humanitario para la población civil desesperada, hambrienta, y que la propaganda israelita –y la de los grandes medios de comunicación global– tratan de deshumanizar, calificándolos como terroristas. Las palabras y llamados desesperados del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, para lograr un cese al fuego y la solución de los dos Estados para Palestina e Israel, ha encontrado el muro infranqueable de los intereses políticos y económicos, mostrado en los sucesivos vetos del Consejo de Seguridad.
Lo que sucede en la Franja de Gaza es un genocidio, con la perpetración masiva de crímenes de lesa humanidad, la instigación al odio y el crimen en contra del pueblo palestino, que sólo tuvo su antecedente –en la historia reciente– en la limpieza étnica del nazismo en contra del pueblo judío durante la II Guerra Mundial, hace 80 años.
Hoy, el gobierno de ultraderecha de Israel, asesina y castiga colectivamente al pueblo palestino, asesina a los civiles, mujeres y niños, mientras justifica esta masacre, ante el silencio cómplice y la doble moral de países poderosos que tendrían la posibilidad de detener el genocidio, pero que, por el contrario, siguen armando y sosteniendo a Israel, el país agresor, al ocupante de Palestina.
Desglobalización del petróleo
Tal como hemos indicado en escritos anteriores, a partir de la invasión de Rusia a Ucrania y las masivas sanciones impuestas a Rusia con el objetivo declarado de hacer colapsar al país y su industria petrolera, lo que ha sucedido realmente es un proceso de desglobalización del mercado del petróleo y el gas, donde se refuerzan bloques geopolíticos antagónicos en el conflicto entre las superpotencias del capitalismo internacional.
Así, la producción de petróleo de Rusia, que ha sido sancionada en EE.UU. y Europa, se ha dirigido fundamentalmente hacia China e India; mientras, la producción de petróleo norteamericana, que ha alcanzado sus máximos históricos de 13,3 millones de barriles día, sus exportaciones de 4,1 millones de barriles día se han dirigido hacia Europa y Asia. Por su parte, las monarquías del Golfo Pérsico han dirigido sus cargamentos a Europa, a la vez de mantener sus tradicionales mercados en China y el resto de Asia.
En el sector del gas, luego de la gran caída en el suministro de gas Ruso a Europa (provocado por las sanciones impuestas por la Unión Europea al gas ruso), el gas norteamericano y de los países del Golfo Pérsico y el Norte de África, se han volcado al mercado europeo. Los EE.UU. han obtenido una extraordinaria ventaja geopolítica en Europa con la guerra en Ucrania, desplazando a Rusia como mayor proveedor de energía a las economías industrializadas de Europa, ubicándose como su principal proveedor de GNL y el segundo suplidor de gas.
La producción de petróleo de Rusia se ha mantenido estable, cerrando el año con una producción de 9,5 millones de barriles día, lo que la mantiene, actualmente, como el segundo productor de petróleo del mundo. No se produjo el colapso de la producción petrolera, ni la economía rusa, como predecían o buscaban los países que le impusieron drásticas sanciones.
La OPEP+ ha reforzado su rol en la regulación del mercado petrolero, manteniendo sus políticas de ajuste y recorte de producción, a pesar de las fuertes presiones de EE.UU. para que las monarquías del Golfo Pérsico rompieron su alianza con Rusia en el seno de la Organización y produjeran todo lo posible, para desplazar el petróleo ruso del mercado internacional.
Así, el mercado petrolero se ha mantenido estable con un precio del petróleo que se ha mantenido al cierre del año –y casi todo el 2023– en un promedio entre 70-80 dólares el barril, lo cual refleja el balance entre la oferta y la demanda. La OPEP+ ha superado, con éxito, las consecuencias del colapso de la demanda durante los años de la COVID y las fuertes presiones geopolíticas producto de la invasión de Rusia a Ucrania, reafirmando uno de los principios fundamentales de la creación de la OPEP: la necesidad de intervenir y regular la producción del petróleo como un recurso natural que se agota.
Aunque la última declaración de la COP 28, por primera vez menciona la eliminación de combustibles fósiles para el año 2050, en la matriz de energías primarias del planeta, las energías fósiles siguen representando el 82% del consumo mundial de energía del mundo, mientras que las energías renovables y atómica representan solo el 11,5% del consumo de energía en la actualidad.
Lo que esto indica es que, más que la producción de energías fósiles, el problema radica en el consumo desproporcionado de las economías industrializadas. Queda claro que la economía capitalista internacional, depredadora de todos los recursos naturales del planeta y liquidadora del medio ambiente, es la responsable del cambio climático, por lo que hay que insistir en cambiar el modelo.
La situación petrolera venezolana
La industria petrolera del país sigue estancada, la producción de petróleo cerró el año con un promedio de 740 mil barriles día, de los cuales 100 mil barriles día corresponden a la producción de petróleo que la Chevron se lleva del país sin pagar regalías, ni impuestos, según lo establece la licencia 41 emitida por la OFAC norteamericana en noviembre del 2022.
El volumen de producción actual se ubica 74% por debajo de la producción de 3 millones de barriles día promedio del 2013. El colapso de la industria petrolera venezolana, coloca al país en una situación geopolítica irrelevante en la coyuntura actual.
La producción petrolera todavía está muy lejos de las reiteradas promesas de maduro y sus sucesivos ministros, alguno de los cuales, incluso “juraron” que llevarían la producción de petróleo a un millón o dos millones de barriles diarios. ¡Nada! No ha pasado nada, a pesar de que el 18 de octubre los EE.UU. levantó todas las sanciones impuestas a PDVSA.
La industria petrolera está desmantelada, militarizada, repartida en pedazos entre los suyos, mientras los trabajadores están sumidos en la pobreza o la indiferencia, les quitaron todos sus beneficios, su Fondo de Ahorros y, todavía, hay muchos trabajadores presos, perseguidos, olvidados, víctimas de la persecución y el ensañamiento del madurismo contra la PDVSA del Pueblo.
En esta situación, Venezuela no cuenta en el mercado petrolero internacional, ni en la geopolítica del petróleo. Algún viceministro de petróleo declaró que nuestra cuota de producción de petróleo era de apenas 1,9 millones de barriles de petróleo, es decir que la OPEP, como hemos denunciado anteriormente, se repartió la cuota de producción del país de 3 millones de barriles día entre otros países miembros. Lo hizo la OPEP, ante la incapacidad del gobierno de aumentar la producción de petróleo y el evidente desconocimiento sobre el sistema de cuotas (y lo que ello significa para el país) que han tenido los distintos ministros que ha colocado al frente del sector, desde militares hasta criminalistas.
Lo que diga o no diga Venezuela en la OPEP, no le importa a nadie. El gobierno desmanteló PDVSA y derogó nuestra política de Plena Soberanía Petrolera. El país, hoy día, es visto por el capitalismo rapaz como una oportunidad para el saqueo; se llevan el petróleo y el gas, se reparten PDVSA, mientras el país sigue sumergido en el abismo, sin recursos económicos para salir adelante.
Lo que ha afectado de manera fundamental las posibilidades de recuperar nuestra industria petrolera, ha sido la política de privatización de PDVSA y la entrega del petróleo y el gas de la patria, recursos que el gobierno ha utilizado como herramienta para mantenerse en el poder, buscando el apoyo de los más oscuros intereses de los capitales internacionales.
La última hazaña del gobierno fue entregar el gas del norte de Paria, del antiguo proyecto Mariscal Sucre, a la Shell en Trinidad y Tobago. Se llevan el gas de la Patria, el que se suponía sería utilizado para el desarrollo industrial de Güiria, en el estado Sucre, el que servirá para atender la demanda interna del país, tal como está contemplado en el Plan de la Patria. Nadie sabe el por qué, ni los detalles de este acuerdo, ni las condiciones económicas y legales. El gobierno hace lo que le da la gana, no rinde cuentas a nadie, negocia nuestro futuro.
Pero, además de la entrega del petróleo y el gas, la pésima administración de PDVSA, la persecución interna y el saqueo permanente del gobierno, han provocado el desmantelamiento y colapso de las capacidades productivas de la industria petrolera nacional, de PDVSA.
El ejemplo más claro de esto ha sido la escandalosa pérdida de más de 25 mil millones de dólares en petróleo durante la gestión de Tareck el Aissami y Asdrúbal Chávez, la cual fue forzosamente develada, debido a los conflictos internos en febrero de este año.
Al amparo de la inconstitucional Ley Antibloqueo, donde el silencio es la norma, los operadores del madurismo se llevaron los cargamentos de petróleo del pueblo venezolano, los vendieron con grandes descuentos y ese dinero no retorno al país, los convirtieron en las llamadas “criptomonedas” o los dejaron en las cuentas en el exterior. Un país saqueado.
Tareck el Aissami, principal operador del madurismo, sigue protegido por el alto gobierno, escondido, callado, tranquilo; mientras el mismo maduro, el Fiscal sicario y el poderoso presidente de la Asamblea Nacional, tan dados al show y al protagonismo grandilocuente, guardan un silencio cómplice, demostrando de manera clara que el madurismo impone la solidaridad automática con los suyos y que en el Psuv se hace “lo que maduro diga”.
La situación del Esequibo
Hemos denunciado que la Exxon Mobil, Hess (ahora Chevron Corporation) y la CNOOC de China, se instalaron en el bloque Stabroek, en aguas del Esequibo, por que maduro lo permitió, El gobierno no hizo nada, a pesar de las advertencias oportunas hechas el mismo año 2013.
En el gobierno de maduro y Delcy Rodríguez se impuso la tesis de buscar negociaciones secretas con la Exxon Mobil y la administración norteamericana, por lo que NO HICIERON NADA. Guardaron silencio en la ONU; ni siquiera pasearon un Sukoy por el área, ni emitieron notas de protesta. ¡NADA! Mientras tanto, las transnacionales petroleras hicieron más de 49 perforaciones en el área y encontraron más de 11 mil millones de barriles de petróleo en el campo Liza.
Guyana ocupó de facto el Esequibo, un territorio que nos pertenece; entregaron licencias y las transnacionales operaron a su antojo sin que el gobierno hiciera nada. Ni el gobierno, ni las Fuerzas Armadas, cumplieron sus responsabilidades constitucionales. Ahora, la Exxon Mobil, Chevron (que compró la parte de Hess) y la CNOOC de China, producen 320 mil barriles día de petróleo y anunciaron que en el año 2024 llegaran a 620 mil barriles día de petróleo y en el 2027 estarán produciendo 1,2 millones de barriles de petróleo. Es decir, allí hay una ocupación de hecho de nuestro territorio, por lo que los únicos TRAIDORES A LA PATRIA han sido maduro y su gobierno.
El gobierno hace un Referendum inútil, que solo demostró que no tiene pueblo, y que ahora le transfiere al pueblo la responsabilidad de no ir a la CIJ y lo lleva a amenazar con la ocupación del territorio a la fuerza. A partir de allí el gobierno inició una verborrea militarista, dando plazos de 3 meses a la Exxon y las otras operadoras para salir del Esequibo; “ordenó” la creación de PDVSA Esequibo, CVG Esequibo, ZODI, hasta designó un Jefe militar para el nuevo estado Guayana Esequiba. Pero no pasó nada.
El gobierno fue a San Vicente y las Granadinas para decir que todo lo hecho y manifestado era un aguaje. Guyana insistió en su posición y seguirá en la CIJ. El plazo para presentar los alegatos de nuestro país vence el 8 de abril de 2024.
El país, va perdiendo la batalla diplomática, actúa de manera reactiva, está aislado en la región. Inglaterra manda un buque de guerra en una intromisión inaceptable en el diferendo, y el gobierno no logra movilizar a la opinión pública, ni a los países de la región, o la ONU, para denunciar este hecho y frenar la Escalada de Guyana.
El gobierno no tiene una estrategia, ni influencia alguna, ni peso en la región. Sólo es capaz de hacer negociaciones secretas, para liberar a su agente o “diplomático” (colaborador de la DEA, según dijo su propio abogado en el juicio) a cambio de 12 americanos o mercenarios; pero no existe un despliegue diplomático, una voz de peso, que pueda detener lo que está haciendo Guyana en El Esequibo.
Parece que, otra vez, el pueblo pagará los platos rotos, producto de la negligencia en la defensa de la soberanía nacional, que, como hemos dicho antes, no es sólo territorial, sino política, económica, petrolera; es un concepto integral, asociado a la existencia misma del país como uno independiente.
El 2024: La Esperanza
Puede ser un año de grandes cambios, si logramos hacer que se cumpla la Constitución y nos movilizamos para exigir nuestros derechos fundamentales. Sectores de la oposición tradicional ya tienen su candidato, pero carece de viabilidad. Milei, en Argentina, es una alerta para toda la región y nuestros pueblos.
Tenemos que provocar un cambio político, con un candidato chavista, volver a la Constitución y las leyes, pero desde una perspectiva propia, nacional, bolivariana y revolucionaria, donde todos los sectores patriotas del país avancemos de manera unitaria para reconquistar nuestro propio camino, junto al pueblo, nuestro Plan de la Patria, nuestro propio futuro.
El país debe recuperar su sentido nacional, lo afirmativo Venezolano, su carácter Bolivariano, grande, humano. Un país sin presos políticos, sin secuestrados en las cárceles y prisiones militares. Un país sin miedo, sin censura, sin hambre, sin violencia. Un país donde nuestros niños tengan educación, salud, futuro. Un país donde los jóvenes no tengan que escapar por millones, arriesgar su vida, su integridad y su tranquilidad, para dar de comer a sus hijos o padres ancianos que dejaron atrás en la Patria devastada.
Mis mejores deseos, es insistir en la lucha, en la Esperanza, no desmayar, ni resignarse, por más difícil que sea la situación y oscuro que se vea el futuro, pongamos a un lado los intereses grupales, prejuicios y diferencias de cualquier tipo y vamos a andar en el esfuerzo común, colectivo, heroico de recuperar nuestra amada Venezuela, nuestra Patria.