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La Tormenta

En una conversación que tuvimos con el Comandante Chávez en La Habana en diciembre de 2012, ya con un cuadro de salud comprometido, con parte de lo que se llamaba en aquel entonces el «equipo político», (debo precisar el equipo político del Comandante Chávez), hablamos de escenarios.

No era nada fácil. Por primera vez desde la aparición de su extraña y agresiva enfermedad, nos conminó a hablar de esto. En medio de la incertidumbre que reinaba, en lo humano y lo político, el Comandante nos planteó escenarios de actuación, había preocupación en sus palabras y un alto sentido de responsabilidad, así como su intención de mantenerse al frente de la lucha, a la que, finalmente, entregó su vida.

No voy a describir las opciones planteadas, ni lo que cada uno expresó. Pero lo que quiero traer a este espacio, es que en mis palabras le hice referencia a la «tormenta».

Traía en ese momento un recuerdo de otra conversación que tuvimos muchos años antes en La Casona. Aquel día salíamos de inaugurar en Catia el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda, impulsando una de sus iniciativas que antecedía a la idea del «punto y círculo» y a los «injertos socialistas». Era la dialéctica de la «teoría y la práctica» en el ejercicio de un gobierno revolucionario, con un Estado que muchas veces era un obstáculo para avanzar en Revolución, por lo que, desde la Nueva PDVSA Roja Rojita siempre lo acompañamos procurando su éxito al plasmar en la realidad sus instrucciones e ideas, por encima o en contra de una opinión, muy extendida ahora, de que PDVSA no debería involucrarse en las tareas político-sociales. Lo hicimos y lo volveríamos a hacer, convencidos de que Chávez quería una Revolución verdadera, a favor del Pueblo más pobre.

Ese día, el Comandante estaba contento, fue una buena jornada, por lo que me invitó a acompañarlo hasta La Casona y allí conversamos por un largo rato. No había testigos, sólo la seguridad a distancia. Transcurrieron las horas en una mezcla siempre indisoluble de amistad y mucho respeto por ese extraordinario ser humano.

Me contó la historia de la tormenta que estremeció al avión presidencial («el camastrón») sobre el Atlántico. A los inicios del gobierno, luego de una jornada exitosa por los países del Golfo Pérsico en sus gestiones personales por recuperar el precio del Petróleo y la unidad de la OPEP, quería volver lo más pronto posible al país, en su permanente urgencia de trabajo. El avión presentó problemas de radar, por lo que la navegación fue auxiliada por un «Falcon-50» que lo acompañaba. En el trayecto, encuentran una fuerte tormenta imposible de esquivar, por lo que el avión pequeño, sube más alto, cosa que no pudo hacer «el camastrón», por no tener esas capacidades de vuelo. Así, tuvieron que atravesar la tormenta en toda su extensión, el avión se movía violentamente, estuvieron sometidos a fuerte turbulencia e incertidumbre. Afortunadamente para todos, comenzando por los pasajeros, tripulantes y el Comandante Chávez, salieron ilesos de esa circunstancia. En medio de esa tormenta y la gravedad de la situación, él mantuvo la calma y así lo trasmitía a todos los pasajeros, en permanente contacto y monitoreo con los oficiales de la tripulación que luchaban contra la tormenta.

Volviendo a nuestra conversación en La Habana, le recordé la tormenta para graficar, con el mismo sentido que él puso en su narración de aquella oportunidad, lo que enfrentaríamos en cualquier escenario, la gravedad de la situación como yo la veía en aquel momento, tanto desde el punto de vista económico como político: la necesidad del radar, de una buena tripulación y de que él, por supuesto, se mantuviera presente, transmitiendo la calma necesaria a nuestro pueblo y la tranquilidad y aplomo a la tripulación.

Desde finales de 2012, el equipo económico, ya habíamos trasmitido al Comandante Chávez nuestras preocupaciones sobre el tema económico y algunas medidas que pensábamos habría que tomar, siempre, con la premisa fundamental de mantener nuestras conquistas sociales y el rumbo al socialismo. Él, no sólo hizo suyas esas preocupaciones, sino que las reflexionó a profundidad y ya comenzaba a transmitirlas al Pueblo en sus palabras y discursos. No le dio tiempo, se agravó su enfermedad.

El Comandante conocía en detalle la situación petrolera internacional, el escenario de la caída del precio era algo que él ya manejaba por los reportes e informes de mi última reunión de la OPEP de 2012. Confirmábamos el escenario de la confrontación geopolítica entre países del Golfo Pérsico, Irán y Rusia. Su efecto sobre la estabilidad del precio resultó siendo desastroso al causarse el escenario de «guerra de precios» entre importantes productores. Estos informes, además de los elaborados sobre el impacto del «petróleo y gas de Esquistos», que se produce mediante la técnica del «fracking», eran conocidos por él y me autorizó a compartir información técnica, publicada por la OPEP, con el Comandante Fidel, quien mostraba alto interés por este asunto.

Por otra parte, el Comandante Chávez estaba al tanto, con mucho detalle, de los problemas que podría llegar a confrontar PDVSA. Él sabía que PDVSA tenía una fuerte carga sobre sus hombros, debido a que era imperativo que, dada sus capacidades y despliegue en el territorio nacional, asumiera tareas, muchas veces de emergencia, mientras se creaban o fortalecían las instancias correspondientes del Estado.

PDVSA tenía, como empresa del Estado, el mandato y competencia legal para hacerlo. Siempre garantizando que, sus actividades sustantivas en el área petrolera se cumplieran según lo programado y pudiese garantizar, como lo hizo siempre, los recursos e ingresos provenientes de la renta petrolera.

Sin embargo, ya nos afectaba el tema cambiario, pues el costo del diferencial lo absorbía la empresa. Esto no solo nos encarecía los costos de producción sino que afectaba el flujo de caja y deuda con proveedores. Por otra parte, tuvimos que emitir deuda para respaldar una política cambiaria que no terminaba por revisarse y mantener el llamado «implícito» a un nivel establecido como objetivo por el BCV y Ministerio de Finanzas.

A pesar de esta situación que tendía a complicarse y que advertimos (tenemos todos los informes), siempre mantuvimos la producción a los niveles de 3 millones de barriles día. A veces fluctuaba, siempre le informaba al Presidente, pero nos manteníamos en promedio/año a los niveles meta establecidos en los acuerdos de la OPEP. Bajo estas circunstancias prevalecía el liderazgo y la motivación de nuestros trabajadores, quienes estaban acostumbrados a trabajar en la primera línea de combate, con mucha conciencia de su rol y compromiso con una situación que sabíamos sería una etapa de la Revolución.

Esa era una de las razones fundamentales por las que el Comandante Chávez salía en defensa de la Nueva PDVSA, de nosotros y sus trabajadores. Porque él sabía de los esfuerzos que hacíamos, de la lealtad y del hecho de que estábamos resteados con sus orientaciones y con él. No sólo al nivel de la dirección, sino a todos los niveles de las áreas operacionales. Era su equipo, lo conocía, lo probaba, lo retaba, lo estimulaba.

Él sabía, tenía la convicción, de que no haríamos como el avión que alcanzó más altura para esquivar la tormenta, que nos la jugábamos con él. Algunos amigos en el gobierno, preocupados de buena fe, porque observaban el nivel de exigencia, me recomendaban que bajara la intensidad. Siempre les comentaba que estábamos haciendo las cosas en el marco de nuestras leyes pero, muy probablemente fuera de la lógica del egoísmo y cautela que, justamente, entorpecía el avance del Comandante. Mi plan siempre ha sido, y será, el Plan de Chávez, de la Revolución. Esta certeza se tiene o no y en mi caso, no fue que la obtuve recientemente, venimos desde hace años del campo de la Revolución.

El Comandante tenía los detalles de la situación de PDVSA, bien por los informes que enviábamos y leía completamente o por la información que él siempre recababa por sus propios medios, constantemente llamaba y chequeaba todo. Tenía un método de revisión de cuentas infalible: sacaba y pedía las cuentas de todo, tomaba decisiones y asumía sus consecuencias. Como le gustaba decir «estaba entero», sin cálculos. Era su creación, desde la derrota del sabotaje petrolero, se vinculó estrechamente a la Nueva PDVSA, no era una empresa más del Estado, sino el pilar fundamental de nuestra economía y de las posibilidades de avanzar en otro modelo económico para superar el rentismo petrolero, un modelo que, insistimos, debe ser socialista.

Quien pretenda desvincular nuestra gestión de la mano y dirección del Comandante Chávez, o no conocía al Comandante, o miente. Los que trabajamos junto a él todos estos años y los que tuvimos su afecto y cercanía lo saben y pueden dar fe de lo que estoy diciendo. Cuántas llamadas, casi diarias, de madrugada, cuántas «cuentas» había que enviar «antes que amaneciera», cuánta exigencia, reuniones hasta la madrugada, trabajo en un chequeo diario, permanente, de los números del país, de la economía, de los sectores estratégicos, el petrolero y PDVSA el primero de ellos.

Por eso cuando el Presidente Maduro me designa Vicepresidente del área económica en octubre de 2013, yo tenía una idea clara de los problemas y de lo que había que hacer. Algunos compañeros me advertían que no tendría el apoyo necesario para hacerlo. Entendía que era una oportunidad de ayudar, contribuir a estabilizar y estar en mejores condiciones para una tormenta que tendríamos que cruzar, sin el Comandante Chávez.

Al final de ese período, entre octubre de 2013 y agosto de 2014, no se obtuvo el apoyo necesario para avanzar en un conjunto de medidas que, resultado de un arduo trabajo de nuestro equipo en PDVSA y estrecha colaboración del BCV y otros especialistas, todos vinculados a la gestión del Comandante Chávez. A pesar del extraordinario esfuerzo de PDVSA, que ese año 2014 pudo aportar 43 mil millones de dólares a la economía, con un precio que todavía promedió los 90 dólares por barril y una producción de 3 millones día, además de operaciones de emisión de bonos para captar recursos para una nueva política cambiaria, no hubo las condiciones políticas para avanzar en una agenda que tenía al menos 18 puntos, todos consensuados al más alto nivel, pero que no pudieron desarrollarse o aplicarse, en algunos casos se impuso la desconfianza, prejuicios y desconocimiento que entorpecieron el trabajo. Esta agenda la explicamos en múltiples espacios: desde el sector internacional en Londres en junio de 2014, hasta la dirigencia y las bases del PSUV en el Congreso del partido en julio de ese mismo año, donde recibió un entusiasta apoyo. Nuevamente, todo está documentado.

La consigna fundamental del Plan era estabilizar la economía, alcanzar los equilibrios. Crear otro sistema cambiario que convergiera hacía un valor que tuviese algún tipo de fundamento económico, para luego tener un tipo de cambio que fluctuara en una banda donde el BCV pudiese intervenir. En cuestión de muy poco tiempo, pudimos bajar el paralelo de 93 bolívares por dólar a 53 bolívares por dólar. El cambio de convergencia, lo visualizábamos técnicamente entre 12 hasta 25 bolívares por dólar, era el cambio de indiferencia con Colombia para combatir el efecto del mercado negro desde Cúcuta. Se establecía una política fiscal distinta, sin excepciones a la banca o al sistema financiero, una política de incentivos a la producción nacional, identificando 11 motores de la economía. Teníamos que lograr que producir en el país fuese más rentable que conseguir una divisa barata que sigue alimentando al paralelo, y por ende a la inflación y al desacato de precios generados por los especuladores. También se propuso una estrategia para el manejo de deuda, aplanar los vencimientos y el manejo de activos en el exterior, entre otros.

No se pudo. ¿Qué fuerzas actuaron torpedeando esta agenda?, siguen allí y hay que identificarlas, no son factores revolucionarios, se mimetizan, a veces juegan por las bandas, manipulan, adulan, atacan. Siempre lo he sostenido, ante las críticas de la derecha a nuestro proceso, reitero, quien ataca a la economía son los mecanismos del capitalismo que sobrevivieron la ofensiva revolucionaria del Comandante Chávez. Son esos mecanismos y sus agentes quienes, no sólo no harán nada por ayudarnos, sino que, en su expresión política, son capaces de promover violencia y una invasión a nuestro país para entrar a saco roto a nuestras riquezas, que son inmensas y estratégicas y que están entre los objetivos de los «tanques pensantes» e intereses económicos de las transnacionales.

Estas reflexiones, sobre cosas que han sucedido y la actuación del Comandante Chávez y de los que trabajamos con él, no tienen ningún propósito literario, ni un regodeo anecdótico. No. Tienen una profunda carga política, contenido de claves y elementos para el combate. No me cabe duda que el campo Bolivariano, avanzará, como avanza, en el terreno político derrotando a la extrema derecha y sus patéticos cabecillas. Así mismo, tenemos toda la fuerza para detener y neutralizar las maniobras extranjeras desde estos espacios internacionales. Pero en lo que creo que debemos profundizar el análisis, clarificar las ideas e identificar la actuación solapada del gran enemigo, es en la economía. Discutir a profundidad, de buena fe, entre revolucionarios. Como decía el Comandante «en el socialismo, la prioridad de la economía debe ser resolver las necesidades del Pueblo», su calidad de vida, mantener la perspectiva de un futuro posible, como Chávez lo soñó y prometió al Pueblo. ¡Venceremos!

Fuerza en la ONU

Cuando asumí la responsabilidad como embajador de nuestro país ante la Organización de Naciones Unidas, lo hice con un alto sentido del deber y compromiso con la defensa y promoción de los más sagrados intereses de nuestra Patria y nuestra Revolución.

Aquel 05 de enero de 2015, arribaba a Nueva York, con una extraña sensación al dejar mi país y mi espacio natural de lucha y trabajo en el campo petrolero. Son momentos en que todo lo hecho pasa por la memoria, se recapitula y se hace una evaluación política de las circunstancias sobrevenidas para planificar el curso de acción, prepararse para nuevos escenarios y mantener la voluntad de seguir combatiendo.

Venía de Cancillería, donde por unos meses, hicimos un despliegue intenso de actividades junto a sus trabajadores, apegado a su institucionalidad. Llegué sin cambiar a nadie, conociendo y aprendiendo a trabajar con un equipo con su propia cultura organizacional, sus debilidades y fortalezas. Llegué, como decía el Comandante, para estar por entero, sin plan personal ni alternativo, solo hacer la Revolución desde donde esté. Fue realmente poco tiempo, intenso y gratificante. Vaya mi saludo a todos los trabajadores y trabajadoras de la Cancillería.

Hacía meses que había dejado la conducción de nuestra querida Nueva PDVSA y entrañable Ministerio del Petróleo, desde donde, junto a un extraordinario grupo de colaboradores y trabajadores, probados en las más duras circunstancias de confrontación y combates, logramos, durante intensos años de trabajo, hacer aportes fundamentales a la consolidación y profundización de nuestro proceso Revolucionario.

Desde el Golpe de Estado de 2002, en la Junta Directiva de PDVSA, hasta la confrontación y derrota del Sabotaje Petrolero, desde finales de 2002 e inicios de 2003, ya como Ministro de Energía y Minas del Comandante Chávez y luego en nuestra ofensiva Revolucionaria, a partir de finales del año 2004, como Presidente de la Nueva PDVSA, con el despliegue de la Política de Plena Soberanía Petrolera, el rescate del régimen fiscal petrolero, la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, la reversión de la privatización de PDVSA, el desmantelamiento de la nefasta apertura petrolera y el nacimiento de la Nueva PDVSA, Roja Rojita, factor fundamental para el impulso y desarrollo de las Misiones y de los programas sociales de la Revolución, que permitieron sacar a nuestro Pueblo de la exclusión, pobreza y negación de sus derechos fundamentales que padecieron durante la cuarta república.

Fueron más de doce años de combate en la primera línea junto a nuestro Comandante Hugo Chávez. Años de ofensiva Revolucionaria, donde tuve el honor no solo de trabajar con nuestro Comandante, sino de contar con su afecto y confianza, amistad, hasta el extremo de confiarnos algunas de las operaciones y tareas más difíciles, complejas y confidenciales de la Revolución. Puedo decir, con mucho orgullo y sin falsa modestia, que cumplimos exitosamente todas las tareas asignadas, desde las profesionales, políticas, internacionales hasta las Misiones y Grandes Misiones.

Así lo reconocía y expresaba el Comandante a viva voz cuando las circunstancias lo ameritaban, reconocimientos que para mí significaban mayor compromiso y gran honor. Sabía que nuestro Comandante no solo era jefe de la Revolución y del Estado, sino que, además, era riguroso y exigente con su equipo de colaboradores, no era una persona dada a los halagos ni falsas posturas. Cuando la extrema derecha nos atacaba, allí estaba la voz y figura del Comandante Chávez que salía en respaldo y defensa de nuestro trabajo y conducta, nuestro desempeño, calidad y ética revolucionaria. Le salía al paso a la derecha, no permitía el vilipendio de sus cuadros revolucionarios, no permitía la agresión. Entendía que los ataques a cualquiera de nosotros o a nuestra gestión, era un ataque contra la Revolución.

No le hacía ningún tipo de concesiones al enemigo, porque sabía que la derecha no le daría tregua a la Revolución, que haría lo que fuese, incluso lo impensable para nosotros, para derrotar al campo Bolivariano, al Pueblo. Creo que fui uno de los pocos, si no el único de sus Ministros que, por lo menos en público, el Comandante ratificó como Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA en al menos dos oportunidades durante su última campaña electoral de 2012. Eran cosas del Comandante, era su gobierno. Por eso el candidato de la extrema derecha que pretendía derrotar al Comandante, atizó la campaña de odio y desprestigio contra la Nueva PDVSA y contra mí en lo personal.

Lo cierto es que siempre, desde la derrota del sabotaje petrolero y el desarrollo de la política de Plena Soberanía Petrolera, la Nueva PDVSA y sus trabajadores, incluyéndonos, fuimos objeto del odio, la saña y el desprestigio de la derecha y del interés transnacional. Era una postura que definía y deslindaba los campos. No había dudas, ni matices, la Nueva PDVSA era un referente de Chávez y la Revolución Bolivariana.

Por ello, al recibir la instrucción de entregar mis responsabilidades como Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA, situación que fue antecedida de una terrible campaña de rumores e intensa actividad de palangristas de todo tipo, cuando supe que ya no seguiría al frente de las altas responsabilidades que me había confiado el Comandante Chávez, procuré actuar con la mayor responsabilidad y disciplina, como siempre he actuado en el campo de la Revolución. No sería yo quien dividiría, ni propiciaría ninguna desestabilización de nuestro gobierno, sobre todo en conocimiento de las debilidades del momento y la importancia, crítica, fundamental, de la estabilidad interna en PDVSA y en la actividad petrolera, a la luz de la agresión de la contrarrevolución y las fuerzas que creían y creen que es el momento de la restauración y el pase de factura a los hombres y mujeres de Chávez.

Convoqué un acto en el salón Simón Bolívar de la Campiña, conectado con todas las áreas operativas y administrativas de nuestra empresa, para transmitir un mensaje a los trabajadores. Era más que una despedida. Entendía claramente que una etapa de la Revolución terminaba, por ello quería dar un mensaje hacia el futuro, para que todos entendieran que, por encima de cualquier circunstancia personal, era fundamental mantener el trabajo, la mística, el impulso revolucionario dentro de la empresa, pues se confrontaba la agresión de la derecha y vendrían circunstancias político sociales complejas, derivadas de una situación económica que, tal como advertí en todas las instancias de gobierno, al congreso de partido y al sector económico relacionado, sería difícil y, por supuesto, dejaría un flanco abierto para desestabilizar al país y la Revolución.

Ese mensaje está grabado para la historia e invito a todos los trabajadores y dirección del sector petrolero y sobre todo de PDVSA a revisarlo, creo que tiene hoy más vigencia que incluso cuando lo pronuncié, hace casi tres años ya. Nunca me paso por la mente que, tras mi salida, se iniciaría el desmantelamiento de los equipos de trabajo de tanta calidad revolucionaria, acrisolados durante doce largos años y que fueron tan exitosos durante nuestra gestión. Es fundamental prestar atención a la cuestión petrolera como eje fundamental de la recuperación de nuestra economía.

Llegué a las Naciones Unidas imbuido del mismo espíritu Chavista, comenzamos el despliegue político. Sin cambiar a nadie, con el mismo equipo, sus fortalezas y debilidades, asumiendo las tareas de representar a nuestro país, por primera vez luego de 25 años en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Desde allí proyectamos nuestra postura ante los distintos temas que a diario se debaten en el seno de este órgano de la ONU que tiene el monopolio de la fuerza y de la imposición de sanciones y otras medidas coercitivas con el objetivo de garantizar la paz y la seguridad internacional ante cualquier situación o país que la amenace.

Por supuesto que, desde ese asiento, se tiene una apreciación y comprensión más clara y detallada de los grandes intereses en pugna en el mundo, y de lo que se ha llamado la «real politic». La actividad del Consejo, nos permitió desentrañar los secretos de actuación, formas y tácticas, utilización, uso y abuso de facultades otorgadas a los llamados miembros permanentes del Consejo de Seguridad para, en clara violación del espíritu de la Carta, imponer sus intereses nacionales en consecución de sus objetivos geopolíticos. Logramos reforzar nuestra cooperación y alianza estratégica con países hermanos como la Federación Rusa y China; y un conjunto de países, que como nosotros, eran miembros no permanentes del Consejo.

Levantamos las banderas de la paz y denunciamos las acciones injerencistas e intervenciones militares que han desangrado a los pueblos del Medio Oriente y Norte de África. La guerra en Siria, la desestabilización generalizada en Libia, el colapso de las instituciones del estado iraquí producto de la guerra, el surgimiento del terrorismo, promovido por otros países para desarrollar una brutal guerra contra el pueblo Sirio, su gobierno e instituciones.

Le vimos el rostro a las crisis humanitarias en Siria, Yemen, Somalia, Sudán, Darfur, Sudán del Sur. Millones de desplazados por la guerra, violaciones masivas de los derechos humanos, la intervención militar y la desestabilización. La tragedia de los millones de migrantes que, desesperados, tratan de cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, huyendo de las guerras y hambruna, generadas por un orden mundial injusto. Cuando un migrante logra llegar a las costas del Mediterráneo, ya ha cruzado el desierto y sobrevivido a horrores inimaginables.

Hemos denunciado la imposición de sanciones y medidas restrictivas contra países, respondiendo al interés de grandes potencias conocidas como «P3» en el seno del Consejo de Seguridad. El 70% de los Comités de Sanciones se refieren a países africanos, dirigidos por las antiguas potencias colonialistas quienes, por esta vía, mantienen tutorados a estos países. Muy pocos salen de los Comités de Sanciones.

Levantamos nuestra voz contra el colonialismo que aún persiste en 17 territorios reconocidos por la ONU. Hemos luchado sin cálculos egoístas a favor de los derechos inalienables del Pueblo Palestino, a 70 años de la Nackba, o expulsión de los palestinos de su tierra, a 50 años de la ocupación israelí de Palestina y el Golán Sirio, a diez años del brutal bloqueo contra la Franja de Gaza. Logramos, al término de nuestro periodo de dos años en el Consejo de Seguridad, aprobar una resolución, luego de diez años de silencio, condenando la expansión de los ilegales asentamientos israelíes sobre los territorios ocupados de Palestina en un proceso de colonización que no se detiene, entre otras cosas, por la superioridad militar de Israel y por la protección de EEUU en el Consejo de Seguridad.

Participamos del histórico acuerdo nuclear de Irán; del establecimiento de la Misión Política de Verificación de los acuerdos de Paz en Colombia; de la elección del nuevo Secretario General, Antonio Guterres. Nuestro asiento en el Consejo fue la voz de los Pueblos del mundo en desarrollo, de la paz, del respeto a la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos de los países, la lucha contra el colonialismo, contra la guerra, contra las ocupaciones militares. Esta postura de principios, que son los principios de nuestra Revolución, nuestra Fuerza, nos ha ganado un amplio respaldo de la mayoría de los países y grupos regionales de la ONU, e incluso de sus propios equipos de funcionamiento.

También tenemos intensa actividad en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y sus órganos subsidiarios, son los espacios democráticos por excelencia de la ONU, pues respetan el principio de igualdad soberana de los Estados. Fuimos reelectos como miembros del Consejo de los Derechos Humanos, a pesar de que trataron de dividir la región lanzando otra candidatura; hemos sido electos por dos años consecutivos Presidentes del Comité de Descolonización; fuimos electos a la vicepresidencia de la primera Comisión de la Asamblea General para su 72 periodo de sesiones; fuimos electos en la Asamblea General con una abrumadora mayoría del 90% de los votos. Primera vez, luego de 21 años, que nuestro país ocupa la presidencia de una de las Comisiones de la Asamblea, en esto caso de la Cuarta, la Comisión de Política Especial, responsable de las Misiones de Mantenimiento de la Paz, Descolonización y la Cuestión Palestina.

Esta presencia en la ONU, la Fuerza de nuestro país, de nuestra Revolución, nuestra política de principios, respeto a la Carta de las Naciones Unidas, por el Multilateralismo, por el Derecho Internacional, nuestra defensa de la paz, en contra de la guerra y del intervencionismo, en contra del colonialismo y de las intervenciones militares, nuestro compromiso con el desarrollo humano, las Metas del Milenio, la Agenda de Desarrollo 2030, la lucha contra el Cambio Climático, nuestro respeto a la diversidad, la cultura, nuestra historia y el ejemplo que el Comandante Chávez dio a los Pueblos del Mundo, son los factores de nuestra Fuerza en la ONU.

Los Estados Unidos maniobran e intentan contaminar estos espacios con sus mentiras y manipulaciones. Intentan trastocar nuestra realidad y crear las condiciones para justificar una agresión contra nuestro país. No podrán. No podrán ni en el Consejo de Seguridad, ni en la Asamblea General. En cualquiera de esos espacios los derrotaremos, con el apoyo de nuestros países hermanos, nuestros aliados, con la Fuerza de nuestra presencia en las Naciones Unidas. Cuando llegué acá, hace casi tres años, sabía, intuía que llegaría este momento, de defender a nuestro país, nuestra Patria de las agresiones extranjeras. Estamos preparados, con Chávez. ¡Venceremos!

Conciencia y conocimiento

«…tengamos conciencia y conocimiento para interpretar la realidad, para interpretar las amenazas que siempre estarán sobre nosotros, para poder interpretar nuestras debilidades y combatirlas, para poder visualizar nuestros flancos débiles y fortalecerlos, para poder entender pues el acontecer pleno en el cual estamos…»

Esto lo decía el Comandante Chávez en un video «tuiteado» por la cuenta del PSUV en un esfuerzo permanente que hace el partido socialista para difundir el pensamiento del Comandante a través de los medios sociales. Esfuerzo loable e imprescindible continuar pues es necesario siempre volver y revisar el mensaje que a viva voz nos daba el Comandante, pues nos ayudan de manera extraordinaria en estos momentos aciagos para la Patria.

Creo que el Comandante Chávez nos da permanentemente una línea de conducta que debemos atender. No solo su palabra, lo más importante fue su ejemplo de acción. En primer lugar, la necesidad de la conciencia como elemento motivador a pesar de las circunstancias más adversas, en el ámbito político, social o personal, será la conciencia que seamos capaces de construir, en lo individual o colectivo, lo que nos mantendrá en la lucha en la situación que sea, será la conciencia la que motivará a nuestro pueblo a seguir apoyando al campo revolucionario en las condiciones más adversas.

Pero la conciencia está estrechamente vinculada al conocimiento, no tiene la conciencia quien no tiene el conocimiento de lo que sucede, por qué sucede, cuáles son las razones, cuáles los mecanismos, sus leyes, su ciencia. La falta de conocimiento nos impide saber cuáles son nuestros problemas, debilidades, fortalezas, saber dónde estamos parados, a qué nos enfrentamos. Aquí la teoría juega un papel fundamental, no se debe subestimar ni dejar a un lado la teoría, no hay revolución sin teoría revolucionaria, sin conocimiento. Pero igualmente la teoría sin práctica corre el altísimo peligro de contrastarse con la realidad, no ajustarse a las circunstancias específicas, a las condiciones que la validan, niegan o permiten ajustarla.

Es una discusión de larga data en el campo de la revolución mundial, de los movimientos revolucionarios de transformación en toda la historia de la humanidad. Carlos Marx lo resolvió con el planteamiento filosófico de la dialéctica. Teoría y práctica enriqueciéndose y ajustando una a la otra. Esto que parece una disquisición teórica o tal vez pesada de abordar, lo resumió el Comandante Chávez en su acontecer político y de allí parte muy importante de su éxito y en consecuencia de su liderazgo.

El Comandante Chávez estaba consciente de la importancia del estudio, del conocimiento. Solo para mencionar algo, su biblioteca y sed de conocimiento, de lectura, era impresionante. Le gustaba estudiar, que le explicaran, entender el fundamento de todos los conceptos, las teorías, hasta el significado real, completo de cada palabra, tenían inmensa cantidad de libros subrayados y con anotaciones y colores distintos. Consciente como estaba que su formación militar necesariamente lo concentraba en temas muy específicos durante su formación, profundizó su estudio de la historia y del pensamiento de Bolívar, le apasionaba entender al Libertador, sus motivaciones, las razones de su gesta, sus acciones.

Ya desde el gobierno, siempre me impresionó su rigurosidad en el conocimiento en el estudio de temas fundamentales, la economía, las teorías del desarrollo, los escritos políticos, tesis económicas, de grandes líderes y dirigentes mundiales. Confieso que, recién designado Ministro de Energía y Minas, por allá el 17 de julio del 2002, todavía traumatizado el país por el golpe de Estado y con la percepción de que vendría un periodo de desestabilización pues la derecha no cesaba en sus intentos de derrocamiento del Presidente, en medio de la calma que antecedió la tormenta de Plaza Altamira y del Sabotaje Petrolero, me invitó a que estudiáramos juntos el tema petrolero. Así, con la humildad y sinceridad que lo hicieron grande y le permitieron avanzar.

Así que, del conocimiento general de los temas de política petrolera, pasamos a una profundización del estudio y comprensión de la cuestión petrolera en nuestro país, con su historia, características. Puedo afirmar que ha sido el Presidente de nuestra historia contemporánea que llegó a manejar, conocer, en mayor profundidad y certeza política todas las complejas aristas del tema petrolero. Sus implicaciones geopolíticas, las fuerzas en pugna, los elementos teóricos, la renta, el uso de la renta, el funcionamiento de la industria, las consecuencias nefastas de la apertura petrolera, la importancia y manejo de la Faja Petrolífera del Orinoco, la relación con las transnacionales, la Política de Plena Soberanía Petrolera, las posibilidades y limitaciones de la OPEP, el uso revolucionario de la renta petrolera para avanzar en otro modelo económico, superar el rentismo petrolero, crear una empresa nacional al servicio del pueblo y subordinada al Estado Venezolano: la Nueva PDVSA.

Contrastaba mucho las opiniones. Nos convocaba, aclaraba, discutía. Cuando sentía que todo estaba de acuerdo, todas las posibilidades, tenía toda la información, entonces tomaba una decisión y nada lo apartaba de la línea trazada. Chávez era un revolucionario, muchas veces las opiniones más ortodoxas o conservadoras trataban de frenarlo. A veces lo veían como muy apresurado. Yo confieso que siempre lo acompañé en todas sus iniciativas, a veces quedábamos en minoría junto al Presidente. Al final, él siempre avanzaba en la dirección correcta, revolucionaria. Solo así pudimos derrotar el sabotaje petrolero, solo así pudimos crear la Nueva PDVSA, la Roja Rojita, solo así pudimos revertir las entrega y privatización de la Industria. Pudimos desbaratar la apertura petrolera, revertimos los convenios operativos, Nacionalizamos la Faja Petrolífera del Orinoco, recuperamos el manejo soberano de nuestro petróleo, del gas. Recuperamos el control de la empresa nacional, sus operaciones, paramos la privatización, volvimos a tener buques, taladros, actividades del lago, las operaciones en la faja.

Solo con esa determinación pudimos ajustar la regalía, crear nuevos tributos, modificar la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley del Impuesto Sobre la Renta, recuperar el ingreso petrolero, crear el Fondespa, el Fonden y todos los Fondos de desarrollo que la renta Petrolera sostenía, las Misiones, TODAS las Misiones, las Grandes Misiones. Para Impulsar la Gran Misión Vivienda Venezuela dispusimos de miles de millones de dólares para dar el salto en una inversión para el pueblo que nadie estaba dispuesto a hacer, para salvar la vida de cientos de miles de Venezolanos, intercambiamos petróleo por servicios médicos, educativas, en las Misiones más hermosas: Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre, Milagro, Alimentación, etc.

Esta ofensiva de la Revolución, en base a un planteamiento teórico, derivado del conocimiento, era contrastado por él mismo en la calle. Nosotros con el Comandante. En todo el país, en todos los «Aló Presidente», los gabinetes móviles, las inspecciones, inauguraciones. Interpelados por el Pueblo, por Chávez, interactuando con los obreros, el Poder popular. Sin evadir nada, averiguando, preguntando, verificando si todo iba como lo planeado. Luego, ya en el avión, en Miraflores, o en Barinas, Elorza, la evaluación, la crítica, la revisión, nuevas instrucciones, ajuste a la teoría, más estudio, más conocimiento, critica, autocrática. «No es fácil, nadie ha dicho que sea fácil». Así nos decía el Comandante cuando percibía que la batalla estaba muy dura, exigente.

El Comandante Chávez estaba haciendo una Revolución, estábamos conscientes de ello, por eso lo acompañamos hasta el final de su luminosa vida. Él sabía que intereses estábamos tocando, los grandes intereses del sector más poderoso del planeta: las transnacionales petroleras. Él sabía que estábamos golpeando al gran capital, en una lucha difícil por conquistar la hegemonía del socialismo. Que estábamos golpeando la geopolítica de la dominación, que le dimos una mano solidaria a la Revolución Cubana, al Caribe, a los Pobres del mundo, a Bolivia, Haití, Nicaragua. Él sabía que vendrían los juicios internacionales, como vinieron, sabía que estábamos bajo fuego permanente, de una oposición irresponsable, violenta, atrasada, dispuesta a traicionar nuestra Patria y vulnerar nuestra soberanía para obtener el poder y mantener sus privilegios. Confiaba plenamente en su equipo. «Sus pilares», como decía. Fue leal al Pueblo hasta el final, fue leal con nosotros, su equipo político, el más cerrado, con todos sus colaboradores.

Se nos fue prematuramente, quedamos sus hijos, su equipo, enfrentando la violencia de nuestros enemigos en todos los frentes. Desde la Patria, allá en mi querida tierra, y desde estos espacios de batalla internacional, donde siempre enarbolamos la bandera tricolor y sus ocho estrellas de la dignidad. No será acá que nos sorprenda el enemigo, no estamos solos, estamos preparados y tenemos la razón.

En nuestro discurso ante la ONU, en apoyo a Cuba y en rechazo al criminal bloqueo norteamericano contra ese digno y hermano Pueblo, lo dijimos: «Nos quieren cobrar nuestra lealtad a Chávez, nuestra admiración por Fidel, nuestro empeño en el Socialismo. Por eso las mentiras, las difamaciones, los ataques, las sanciones». En las circunstancias que sea, seguiremos defendiendo a nuestra Patria, nuestro Pueblo, a los trabajadores de mi querida Nueva PDVSA, nuestras ideas, nuestra trayectoria y honestidad, a Chávez y su obra. Nuestra victoria será nuestra respuesta. ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!

¿Y ahora qué?

Se han obtenido importantes e innegables triunfos políticos en la difícil coyuntura actual. Los resultados del 15 de octubre son una clara expresión de ello, como ya lo comentaba el artículo pasado, tiene muchas lecturas y mensajes. Quiero insistir en el mensaje más importante: el Comandante Chávez y su legado sigue vivo en el corazón del Pueblo, en la conciencia del humilde. Acá no hay milagros, fenómenos ni liderazgos alternativos al del Comandante Chávez. También considero importante entender, que esa conciencia que mantiene al Chavismo está fundada en en la posibilidad del socialismo, la justicia social, la redención de todo el pueblo, un futuro mejor, luminoso para nuestra patria.

La obra de Chávez no solo está inconclusa, sino que corre peligro de ser destruida. Por ello, en el fondo de toda la diatriba política, lo que se juega es el legado de Chávez. De toda la tragedia de su desaparición física queda para la conciencia del país, su palabra vibrante, su ejemplo, sus acciones, su obra.

La épica de Bolívar nos la contaron otros, en el camino se distorsionó, a los suyos los persiguieron y desaparecieron, los borraron de la historia hasta que llego Chávez a reivindicar la profundidad de la gesta Bolivariana. Pero la historia de Chávez la vivimos nosotros, nadie nos la puede contar, estabamos allí, a su lado. Lo más importante no es haber sido testigo, lo más importante fue conocer las razones, motivaciones, el plan, el objetivo, discutirlo, apoyarlo. Lo más importante ha sido contribuir a fortalecer una idea generadora del Comandante, un planteamiento estratégico y ayudar a desarrollarla o ejecutarla con éxito. Estamos vivos, activos, con el compromiso intacto y resteado con sus ideas, su figura, su política, su acervo, su ética y su amor por el pueblo. Firmes con la Revolución Bolivariana, con el Socialismo, con la tarea pendiente.

Esto que declaro con convicción, lo sostengo siempre con las ideas y la acción revolucionaria, desde el lugar donde que trabajar al servicio del Estado Revolucionario y del pueblo venezolano. Así lo he demostrado y seguiré haciendo siempre. Sé que a algunos sectores les molesta esta actitud de mi parte, ser Chavista, y no claudicar a ello, es la razón de tanto odio, ataques, difamaciones y amenazas de todo tipo.

Lo hermoso de nuestro proceso es que la mayoría de nuestro pueblo piensa y siente de esta forma. Así como los patriotas que acompañaron a Bolívar, a pie o caballo, con lanza o espada, sin pedir nada a cambio, los que atravesaron los Andes solo para obtener la gloria de ser libres y llevar libertad a otros hermanos. De esa misma forma, en otras circunstancias y condiciones, el pueblo pobre, el de a pie, el del barrio, el llano o la montaña, el soldado, el ex guerrillero, el estudiante, pescador, obrero, los de abajo, los que nunca tuvieron voz, también acompañaron al Comandante Chávez en su épica, todos podemos decir, «yo luché al lado de Chávez», lo hicimos juntos, lo apoyamos, lo queremos, lo rescatamos de la muerte aquel 13 de abril, lo acompañamos en todas las batallas, en derrotar el golpe de estado, el sabotaje petrolero, la guarimba, en la victoria popular de la Batalla de Santa Inés, sin pedir nada a cambio, solo el hecho, el impulso de hacer una Revolución. Chávez ofreció la redención de los pobres, una sociedad justa, un país posible, un futuro, una nueva sociedad que prendió en el corazón y se constituyó en la conciencia política de las mayorías del país, por ello entregó su vida, en un acto de amor hacia su Pueblo.

Por ello, al ver el Mapa Rojo, después de la victoria del 15 de Octubre, yo prefiero pensarlo como un Mapa «Rojo, Rojito». Porque ése es el color del Comandante Chávez, el Rojo Rojito. Es un concepto puro, el Rojito lo que refleja es la pureza y el desprendimiento del pueblo, la ética y honradez del humilde, del trabajador. Nuestro Comandante lo acuño con ese sentido, un sentido positivo, un sentido de victoria popular, un sentido casi ingenuo pero a la vez muy poderoso de la fuerza de la revolución, de la hegemonía de la política con «P» mayúscula: transparente, luminosa, sin atajos, sin secretos.

Por eso bautizaba todo con el Rojo Rojito, no solo a su querida Nueva PDVSA, nuestra siempre querida empresa, bastión de la Revolución y la Patria, como a él le gustaba decir, sino también le decía así a su carro, así se vestía, así se vistió el pueblo, así marchábamos, de ese color fue la boina del 4 de febrero, la nacionalización de la Faja Petrolífera, de ese color las grandes concentraciones populares, desbordando Caracas en un remolino de fervor popular, de pasión patria, la marea roja, es el color que identifica al pueblo, al futuro, al humilde al revolucionario, es el color que también desata el odio y la intolerancia de la extrema derecha, de la violencia de las elites contra el pueblo humilde.

Ese mapa es Rojo Rojito, porque se expresó de manera militante, esperanzada, disciplinada, el amor del Pueblo por Chávez, la esperanza de defender su legado, mantener la posibilidad revolucionaria.

El que crea que el Pueblo no está molesto o disconforme con la situación económica, los precios, la inflación, la especulación, está completamente equivocado de país. Nuestro pueblo lo sabe, lo vive todos los días y lucha para resolverlo hasta donde alcance el esfuerzo comunal o cualquier mecanismo de defensa de su economía familiar. Pero su lucha y su esperanza es resolverlo en el campo de la Revolución.

El que crea que el tema de la inseguridad no es una de las principales angustias en cualquier zona de las grandes ciudades, barrios o urbanizaciones, de los padres, de los jóvenes, el que no lo reconozca esta desconectado de la realidad. Expresar preocupación por los problemas del país, solo refleja la realidad y no puede ser ignorada o menospreciada. Porque entonces los mecanismos de defensa de la revolución se apagan o desactivan, se impone el miedo y es como volar sin un radar, sin un contacto con la realidad.

Llevo tiempo expresando mi preocupación al ver como se ha desarrollado una creciente intolerancia a la crítica o el debate de ideas en el campo de la Revolución. Se ha recurrido a la descalificación, cerco mediático y exclusión política. Esto es más preocupante aun cuando quien estímulo a nuestra militancia, nuestro pueblo y poder popular a ser críticos fue Chávez. Él mismo era el principal crítico de su Gobierno y nos sometía a la interpelación del pueblo, de toda la población. Buscaba la crítica, la «novedad» y tenía suficiente fuerza y seguridad para entender que evadir o desconocer los problemas, era el camino a perder el arraigo y la confianza del Pueblo, era la ruta al estruendoso colapso político de la cuarta república.

Lo que diferencia una crítica constructiva de un «salto de talanquera» es el «¿Qué hacer»? de Lenin o más de por acá ¿Y ahora qué? La respuesta a estas preguntas define los campos: una crítica constructiva, responsable, oportuna viene acompañada de soluciones dentro del campo de la Revolución, dentro del Socialismo, dentro del Chavismo, sin descalificar, ni fracturar la unidad del Pueblo, ni de la Revolución. ¡Se trata de pensar y actuar como Chávez lo hacía!

Pero si la crítica viene acompañada de un bandazo a la derecha, de abandonar al Socialismo, de abandonar a Chávez, de derrocar a la Revolución, propiciar una alianza con la derecha, de entregar el petróleo a las transnacionales, de desplazar a los equipos o cuadros de la revolución, entonces no solo es un salto de talanquera, sino sencillamente lo que se conoce en la calle como un «raje», una traición.

Dejar atrás el sectarismo y el temor a las opiniones. La mayoría de las veces, este temor está acompañado de inseguridad en lo que se hace o falta de autoridad que en vez de imponerse por el miedo, debe ganarse por la acción, el ejemplo. Muchas veces son los aduladores los que promueven esta conducta. En muchos ministerios u organismos y empresas del Estado, cuando se produce un cambio en la dirección, parece que hubiese cambiado el gobierno, se inicia un desplazamiento de cuadros políticos con experiencia, se crean grupos de interés, se recurre a la descalificación y en otros casos a la persecución. Todo dentro del mismo campo de la Revolución. Esto afecta, de manera muy profunda, la eficacia en la gestión, la continuidad de programas o líneas de acción, la pérdida del impulso revolucionario y la desmovilización o dispersión de cuadros revolucionarios.

Al final el gran afectado es el pueblo, todo el país, porque esta situación se refleja en la capacidad de un desempeño o gestión asertiva en áreas críticas o claves del país, la economía y la revolución: petróleo, finanzas, producción, alimentación.

Entonces, habiendo obtenido un triunfo político importante en las regionales, instalado la Constituyente, neutralizado a la derecha golpista, viene la pregunta necesaria: ¿Y ahora qué? Que no prevalezca el triunfalismo. El que sea un mapa Rojo Rojito, quiere decir que el pueblo, paciente, Chavista, disciplinado pero aguerrido a la vez, está dando una oportunidad política a la Revolución para resolver los problemas y hay que hacerlo con carácter de urgencia.

Hay que establecer una agenda de acciones, un Plan, en el ámbito económico y avanzar o garantizar su ejecución. Luego evaluar cómo va el Plan, si se cumplió, en cuanto se cumplió, cual fue el resultado, si se alcanzó el objetivo. Sino vamos a estar solo reactivos sin recuperar la ofensiva en lo económico. Para ello el Plan necesita el apoyo de todos. Si se decide hacer, se anuncia al pueblo, entonces TIENE que hacerse, sino se deteriora tremendamente la confiabilidad de los anuncios. Esto en economía es terriblemente perjudicial. Además deja el espacio libre para que se despliegue el capitalismo en su accionar destructivo: el paralelo, la especulación de precios, el acaparamiento, la inflación. Se convierte todo en un círculo vicioso, nada virtuoso. Erosiona todo en cascada, lo peor, allá en la calle sigue golpeando al pueblo.

El pueblo está listo y tiene conciencia para acompañar a la Revolución en una salida Revolucionaria a la crisis. Hay que diseñarla y planificarla bien, explicarla, trabajar por ella, concentrar fuerzas hasta romper el cerco del capitalismo. El capitalismo y sus mecanismos, activos a nivel nacional e internacional, van a seguir estrechando el cerco: sanciones, pagos de deudas, bloqueo a financiamientos, a suministros, caída de la producción petrolera, retiro de empresas, rumores de «default», el mercado especulativo, el paralelo. Es una confrontación.

Entonces hay que responder con fuerza, firmeza, un Plan para romper este cerco. La respuesta no es ceder a las transnacionales, ellas no nos van a salvar, ni a la revolución, ni al pueblo, ni al país.

Los sectores económicos nacionales deben decidir de qué lado están ubicados, a que apuestan, sus agentes políticos han fracasado en el festín de la violencia, ahora la Revolución tiene que pedir cuentas y avanzar en un Plan de acuerdo a las condiciones actuales.

Las empresas e instituciones del Estado deben ser eficaces. Articular la gestión con los problemas del pueblo y la situación nacional, ninguna empresa puede estar por su cuenta, sin cumplir metas, sin concentrarse en la solución de los problemas del pueblo, no puede ser indiferente. Dejar de buscar los enemigos entre nosotros, la cacería de brujas, las peleas de grupos, los intereses personales, la destrucción de la moral y la desmovilización de obreros, trabajadores, gerentes. No puede cundir el desasosiego, el desánimo, ni la descoordinación en la resolución de los problemas priorizados. Debe prevalecer el pensamiento Chavista, en base al liderazgo y la asertividad en las decisiones, el cumplimiento de las metas, así se construye el liderazgo en cada sector, en cada empresa, debe existir la condición que siempre reclamaba el comandante Chávez: compromiso político y claridad ideológica, pero además capacidad técnica, gerencial, calidad revolucionaria y liderazgo. Apoyo para el desempeño de la tarea, sacrificio, ejemplo, mística.

Se debe entrar con fuerza, sin consideraciones mezquinas, en el sector financiero, en los mecanismos de especulación que tanto daño le hacen al país. No es un enemigo fantasma, está allí y opera con la participación de instituciones y empresas que operan en el país. El paralelo es un destructor de equilibrios económicos, de la economía, sigue actuando a sus anchas.

El pueblo Chavista está allí, votando por nuestros candidatos, movilizado, es un acto de conciencia y fe. El bando opositor, ausente de liderazgo, violento, ha sido derrotado y sus partidos se desploman entre sus llamados insensatos a una invasión y sus intereses personales y grupales. Ese Mapa Rojo Rojito es un mensaje del Pueblo, es la mano de Chávez, se debe honrar tanta lealtad. Con Chávez siempre ¡Venceremos!

La mano de Chávez

Si alguien tenía dudas de que el Chavismo constituye un bloque histórico del que no se puede prescindir, allí están los resultados de las elecciones regionales. Si alguien tenía la peregrina idea de hacer un lado a Chávez y su legado escuchando las muy desafortunadas consejas de que era el momento de un liderazgo propio, distinto, “sin nadie que le hiciese sombra”, allí están los resultados del pasado domingo para recordar que el Comandante Chávez nos sigue dando una mano.

La victoria del campo Revolucionario, del Chavismo, en las pasadas elecciones regionales fue categórica y oportuna. Una alta participación, de más del 61% es un claro mensaje de rechazo a las acciones violentas de la oposición, la victoria de la Revolución en 18 estados del país es notable, dadas las difíciles circunstancias políticas y económicas, ¡obtuvimos más del 54% de los votos! Aunque la oposición se hizo de 5 gobernaciones.

La derecha internacional no sabe qué decir, no tienen argumentos, la dirección de la MUD se desapareció, nadie asume responsabilidades. Algunas voces disonantes: solo los pronunciamientos destemplados de Almagro y una que otra declaración injerencista de los países de siempre. Estoy muy orgulloso de nuestro Pueblo, ha derrotado políticamente a la violencia, en el marco de nuestra Constitución. En el momento que se anunciaba un tsunami contra nuestro país, resulta que no hubo terremoto alguno que lo originara.

Los resultados electorales dejan lecciones y mensajes. Lo que resulta claro y es uno de mis argumentos permanentes en las discusiones en estos espacios multilaterales, es que la oposición y sus aliados internacionales tienen que reconocer, darse cuenta, entender, que el Chavismo, además de sus postulados teóricos, posiciones políticas, es, sobre todo, un sentimiento arraigado en el corazón y la conciencia del Pueblo. Contra esta realidad se estrellan los análisis de las agencias de inteligencia, los opinadores de oficio y las elites venezolanas, pues su determinismo, sus manuales, su propia naturaleza, su soberbia, siempre prescinde, subestima y hasta se burla del mismo. No logran derrotar dicho sentimiento por no poder entenderlo.

Resulta difícil que las élites lo puedan hacer en el caso de una Revolución, donde prende en el alma y la conciencia de los humildes la posibilidad de redención. Por ello, la contrarrevolución recurre al odio y la violencia, por eso Pinochet, el paramilitarismo, la guarimba, los llamados desesperados a una intervención militar extranjera. En otros casos, la derecha más avanzada, logra capturar importantes espacios en el mismo proceso de dirección de la Revolución, para desnaturalizarla, desfigurarla, despojarla de sus principios y comenzar a transitar el camino de la brasa que se va extinguiendo, poco a poco, hasta convertirse en cenizas. Este proceder, por cierto, ha sido históricamente, el más peligroso y efectivo contra una Revolución, porque sucede, imperceptiblemente, en un estado permanente de confusión, errores, pactos y justificaciones tácticas.

El resultado del pasado domingo es una mano que nos sigue dando Chávez. No vaya nadie a creer que no tiene que ver con el Comandante. Que nadie cometa el error o la irresponsabilidad de decir que es su propio liderazgo o su nuevo mensaje. No, compañeros, acá no se pueden construir nuevas “teorías” al respecto, en este país se sigue expresando el Comandante con fuerza en el seno del Pueblo. Ahora lo hace a través de su obra, su legado, sus valores, su ejemplo, sus posiciones políticas y el país posible que su discurso radical y constante dejó para la conciencia del país. El Pueblo se apropió del pensamiento, la palabra, la acción del Comandante y luchará por él, por mantenerlo vivo, vigente, posible.

A pesar de la matriz de que la Revolución de Chávez se mantenía gracias a un barril a cien, les recuerdo a todos que los momentos de las mayores y más estratégicas victorias se obtuvieron entre el 2002-2004, cuando no sólo el precio no llegaba a 22 dólares el barril, sino que, durante el sabotaje, soló producíamos 23 mil barriles de petróleo al día. Ahora hay una tendencia que insiste en quitar méritos al esfuerzo y la épica revolucionaria de Chávez. No solo es injusto y desleal. Es falso.

El gran reconocimiento debe hacerse al Pueblo organizado y articulado en defensa de la Revolución. El PSUV, los partidos del Polo Patriótico, el Poder Popular y todas las organizaciones sociales, hicieron su trabajo. Se movilizó la maquinaria, a pesar de los problemas, se impuso la unidad, la cohesión de las fuerzas de la Revolución, bajo la consigna de mantener y conquistar nuevos espacios políticos. Es una ventaja estratégica respecto a la oposición: el partido y las organizaciones sociales, son capaces de expresarse y movilizarse a favor de la Revolución.

En el ámbito de la oposición, ésta ha sufrido una importante derrota política. Han perdido la iniciativa, no saben qué hacer, qué decir. No dicen nada, porque no tienen nada que decir. Sus intereses de grupos económicos, personales, no les han permitido articular ninguna estrategia coherente. Primero, dilapidaron sus avances obtenidos en la Asamblea Nacional, donde cabalgaron sobre la crisis económica del país.

Al verse, según ellos, a las puertas de Miraflores, se fueron de bruces. Utilizaron la Asamblea con un propósito desestabilizador, ofendieron la imagen del Comandante Chávez, utilizaron sus atribuciones para tratar de destruir moralmente a los cuadros de la Revolución y su obra, en mi caso, fui víctima de un intento de linchamiento a mi honor y reputación, dirigido por tres inmorales y connotados representantes de lo peor de nuestra fauna política de la oposición: corrupta, extorsionadora, violenta e irresponsable. Ese episodio tan desagradable, lo tengo siempre presente para cuando llegue el momento de poner las cosas en su sitio. Trataron de horadar, así impunemente, sólo con una tímida respuesta del gobierno, mi nombre y el de Chávez. Veremos.

Desde la Asamblea, llamaron a derrocar al Gobierno Constitucional. Así, porque les dio la gana. Me recuerdan siempre la prepotencia de los señores feudales, de los dueños de emporios: “se acabó”, “no me gusta”, “te vas”, etc. Como si se dirigieran a quienes consideran inferiores. No, señores de la extrema derecha, con la Revolución, con Chávez, eso se acabó en este país, para siempre. Al no poder cumplir con sus planes o aspiraciones, se lanzaron, nuevamente a la violencia. Vinieron las guarimbas y los más tristes episodios de intolerancia, los más despreciables de nuestra historia política: la quema de seres humanos vivos, los linchamientos, el fascismo, las muertes. Por cierto, eso está allí, solo que esta derrotado políticamente, pero los instigadores y perpetradores están como si nada. Pregunto: ¿Va a volver a imperar la impunidad? ¿Y las familias de las víctimas? Se ha prometido que no la habrá, ojalá no quede en una promesa. No se trata de revancha, se trata de justicia para que haya paz.

La derecha violenta -realmente no sé si existe otra- quedó derrotada, dividida, desmovilizada. Si me lo permiten, un consejo le daría a los opositores: búsquense otra dirección, salgan de los grupos de chantaje, los que usan las redes sociales para instigar al odio y causar muertos y violencia, son cuatro locos, irresponsables, frustrados porque no pueden realizar ellos mismos sus fantasías criminales, sus “vendettas” particulares.

La base social que sigue a la oposición, debería pensar mejor, dónde y quién lo embarca. Deberían abrirle paso a otro liderazgo que esté dispuesto a ocupar los espacios que puedan conquistar en el marco de nuestra Constitución, para hacer política, no para la aventura golpista. Deberían comenzar por reconocer que el Chavismo existe, es mayoría y sacar de su corazón esos sentimientos de odio, intolerancia y violencia, que los llevan de frustración en frustración, desestabilizando su propia psiquis y espiritualidad. Respirar profundo y pensar mejor, éste es un país que cambió para siempre y en el que todos tenemos un espacio, una posibilidad para aportar a la solución de nuestros problemas, como sociedad.

Quiero expresar por esta vía, ya lo hice por el “twitter”, mis felicitaciones a todos los candidatos de la Revolución, que salieron victoriosos. A la mayoría los conozco, a unos más que otros, y sé que son de Chávez y la Revolución. Mientras tengamos espacios de gobierno, tendremos la responsabilidad y posibilidad de defender a la Revolución, a Chávez, al Socialismo. La posibilidad de ayudar en la gestión del gobierno, fortalecer el Poder Popular, seguir transfiriendo poder al Pueblo, apoyar los programas de la Revolución y trabajar para resolver los problemas que estamos confrontando. Liberar espacios, no hacer concesiones en los principios, no hacer pactos de ningún tipo, no defraudar la esperanza del humilde, fortalecer al PSUV y mantener al Pueblo movilizado para seguir avanzando en medio de esta tormenta. Sólo nos salvará la conciencia del Pueblo y ésta se construye todos los días, dando el ejemplo, asumiendo responsabilidades, haciendo Revolución. No desviarse del camino de Chávez.

A los candidatos de la Revolución que no pudieron obtener la victoria, también los conozco, hombres de Chávez y del Pueblo, toda mi solidaridad, siempre un abrazo de compañero, en las buenas y en las malas. Seguro tendrán que aportar mucho a la discusión de los problemas que impidieron la victoria. No se puede dejar así, como si nada. Debe intervenirse a profundidad en la evaluación de las razones. La batalla es continua y sostenida en el tiempo.

Me preocupan los estados que perdimos, importantes todos desde distintas visiones y perspectivas. No podemos dejar a su pueblo en manos de gestiones contrarrevolucionarias, revanchistas o desestabilizadoras, no podemos permitir que desde allí se obstruya o frene la Revolución. El PSUV y el Poder Popular tendrán que dar una batalla política, para defender sus derechos y reconquistar esos espacios.

En el Zulia y Anzoátegui, me preocupa PDVSA. No solo por la movilización y participación política, sino porque son áreas de producción, con una cantidad importante de infraestructura estratégica y en el caso de Anzoátegui, las áreas a desarrollar para el Proyecto Socialista Faja del Orinoco. No se trata de la cantidad de sus votos, alguien podría decir que no modifican resultados, aunque sólo entre los dos estados son casi 85 mil trabajadores. Eso sería simplista. En estos estados la presencia de PDVSA en la sociedad y en el seno del Pueblo, es abrumadora, su influencia es determinante: en el ámbito económico, social y político.

Lo vuelvo a decir, aunque después se me responda utilizando palangristas, hay que revisar lo que está pasando en PDVSA, en sus empresas mixtas, no sólo se trata de la producción, que como he dicho ha caído un millón de barriles desde el 2014 hasta ahora, sino del profundo proceso de desmovilización y despolitización en su seno. En esta empresa, por sus características de actividad especializada y la nueva orientación de no vincularse al trabajo político-social y solo concentrarse en sus operaciones, se está produciendo un acelerado proceso de restablecimiento de los valores y conceptos que dieron pie a la “meritocracia” del petróleo. Este proceso no se ataja colocando a líderes de la FUTPV en fotos y comisiones, eso está bien, pero no es suficiente. Existe desmoralización y desmovilización porque se le ha descalificado como en su totalidad por la ausencia de liderazgo y desconexión con las tareas que el Comandante Chávez y la Revolución le asignó a la empresa en tiempos de ofensiva revolucionaria. Lo dejo para la debida reflexión.

Se ha dado una dura batalla política y se ha obtenido la victoria. Bravo por eso. Hay que dar las lecturas adecuadas, la primera de ellas es que nuestro querido Comandante Chávez sigue dándonos una mano, desde el corazón del Pueblo. La segunda es que el programa revolucionario y el legado de Chávez siguen pendientes en la conciencia del Pueblo y es por ello que se movilizan, para alcanzarlo plenamente, que no se pierda, no se puede poner de lado y mucho menos negociar. La tercera, es que el partido tiene un rol estelar que jugar, debe fortalecerse como el instrumento, la vanguardia.

El amor del Pueblo a Chávez está allí, noble, puro, a pesar de los problemas y desajustes de todo tipo, sigue confiando en su Revolución. Es lo más hermoso que tenemos, no dejemos que se pierda, ha costado mucho. Dijo un compañero: “no es un cheque en blanco”. Estoy de acuerdo, lo vengo diciendo desde estos espacios, desde esta posición de defensa de la Patria ¿Qué hacemos? ¡Siempre con Chávez! ¡Venceremos!

Los de abajo

Tomo el título de esta novela del mexicano Mariano Azuela para hablar de los que no tenían voz. Pudiese haber sido también «Los ojos de los enterrados» de Miguel Ángel Asturias; «Garabombo el Invisible» de Manuel Scorza o las «Lanzas Coloradas» de Arturo Uslar Pietri, para mencionar algunos.

Podría ser igualmente, un poema de Pablo Neruda, una canción de Víctor Jara o Alí Primera, una acción heroica como La Batalla de Araure, La Victoria, La Sierra Maestrao el 4 de Febrero.

Una voz, un ejemplo, una vida: Simón Bolívar, Zamora, Eliécer Gaitán, el Ché, Fidel Castro, Fabricio Ojeda o Hugo Chávez.

El Pueblo, humilde, trabajador, campesino, el del barrio o del campo abandonado, sea joven o viejo, el que nunca tuvo voz, habla a través de sus grandes líderes, poetas, escritores, su música popular, cultura, religión, gentilicio, sus manos, trabajo, lealtad.

El Pueblo es el alma de una Nación, su expresión más genuina, custodio de nuestra razón de ser como país, es la savia y el cuerpo, en una especie de misterio de la Santísima Trinidad. Es uno y el otro, y es todo a la vez.

Cuando inició la Revolución Bolivariana nuestro país estaba signado por la exclusión y la desigualdad. El Comandante Chávez, que venía del corazón de nuestra Patria humilde, formado en la Academia Militar bajo el pensamiento de Bolívar, era expresión genuina y honesta del Pueblo, convirtiéndose en su voz.

Por eso, creo que trabajó con la urgencia del que no tiene tiempo, en una especie de premonición desesperada. El Presidente Chávezse dio cuenta que los pueblos, tal como decía Neruda en aquel hermoso canto a Bolívar, despiertan cada cien años. Por eso había que darle voz propia, conciencia, poder, la posibilidad de andar con sus propios pies, para no repetir esa amarga expresión acuñada por nuestro Libertador Simón Bolívar, ya al borde de la muerte desde Santa Marta a su amada prima Fanny Du Villars: «…Me tocó la misión del relámpago; rasgar un instante las tinieblas; fulgurar apenas sobre el abismo y perderme en el vacío».

Luego del golpe de estado del 11 de abril del 2002 estaban claras al menos dos cosas en el país: Chávez avanzaría a favor del Pueblo Pobre y el Pueblo Pobre defendería a Chávez hasta sus últimas consecuencias. La oligarquía venezolana, esa mezcla extraña de sectores económicos atrofiados o deformados por el rentismo petrolero, junto a los intereses transnacionales, habían sentenciado el fin de nuestra Revolución y comenzaron a trabajar de manera sistemática para que todo saliera mal en el país, en una cíclica agresión, con su carga de violencia, en una apuesta de perderlo todo antes de que se consolidara y siguiera echando raíces en nuestra Patria.

En este combate contra la exclusión el Pueblo se sumó de manera entusiasta y decidida. El primer obstáculo era el Estado burgués, el marco legal e institucional estaba diseñado para mantener al Pueblo al margen de todo, concentrados en sus guetos de pobreza, como depósitos de mano de obra barata en un país, sin producción, solo viviendo de lo que quedaba de la renta petrolera.

Por ello se promulgónuestra Constitución de 1999. Luego, para que no quedara como letra muerta, el conjunto de leyes habilitantes, muchas de ellas definitorias del futuro, como la Ley Orgánica de Hidrocarburos, Ley General de Bancos y otras instituciones financierasy la Ley de Tierras. La respuesta fue el golpe de Estado.

La derecha Venezolana no estaba dispuesta a perder sus privilegios, a superar el modelo rentista petrolero, impuesto por las transnacionales y al que ellos se acomodaron. Modelo que nos condenaba a ser una economía satélite de los EEUU, como decía Maza Zabala, un país sin posibilidad alguna de desarrollarse.

Los terratenientes rompían las leyes recién promulgadas; el presidente de PDVSA de entonces criticaba abiertamente la Ley de Hidrocarburos, hablaba por las transnacionales, quienes conspiraban en defensa dela apertura petrolera; el sector de la banca exigía mantener los llamados créditos «balón» para seguir expropiando a la clase media; los medios de comunicación instigaban al golpe de estado, a la violencia y luego los altos mandos traidores consumaron el zarpazo.

El 13 de abril puso las cosas en su sitio. No solo porque se restableció el hilo constitucional, Chávez volvió de la muerte, sino porque quedaba claro que esta sería una batalla entre la oligarquía y el Pueblo venezolano. Ellos, la derecha,desde el inicio polarizaron y abusaron de las libertades del país para conspirar una y otra vez, haciendo un uso brutal de la violencia.

El golpe de estado, los francotiradores, Puente Llaguno y las mentiras de las televisoras, la proclamación de Carmona y la celebración de los espantos de la cuarta república, despachándose en una algarabíaa todas las instituciones creadas por la nueva Constitución. La ola de arrebatos fascistas de alcaldes y gobernadores del este de la Capital, el asalto a la embajada de Cuba, la persecución de dirigentes populares, la prepotencia de las elites venezolanas, el aplauso de la administración norteamericana, el silencio de la OEA y la complicidad de la oligarquía latinoamericana. Todo quedaba al descubierto. El país pudo ver la verdadera cara de las elites venezolanas, incluidos los obispos, quienes no estaban dispuestos a permitir que el Pueblo hablara, que tuviese ni siquiera un poco de poder. No, ellos creen que este país es su patio, su hacienda, su mina, su relajo.

Luego, con el sabotaje petrolero, el Pueblo les propinó otra derrota, la más aplastante a la elite de la elite, la «meritocracia» de la vieja PDVSA, el sector más reaccionario y comprometido con las transnacionales petroleras, quienes decidieron detener el flujo de petróleo, la economía, destruir PDVSA, con tal de que Chávez se fuera. Se volvieron a equivocar, junto a los trabajadores y fuerzas armadas los derrotamos, allí en el corazón de su prepotencia, fuimos capaces de recuperar la producción de petróleo de 23 mil barriles días a tres millones de barriles días en apenas tres meses, rescatar nuestros buques, restablecer nuestras operaciones en las refinerías saboteadas y recuperar toda nuestra industria después de sabotaje criminal. No podían creerlo, todavía no lo aceptan.

Pregunto:¿Saben los jóvenes, que hoy tienen 18 o 20 años, de lo que estoy hablando? Probablemente no, porque eran solo unos niños. Tampoco lo saben, porque ninguno de los responsables de estos delitos, han rendido cuentas o han pagado por ello. Son los MISMOS de hoy. Existe mucha impunidad. Si lo hicieron una vez y no les pasó nada, lo vuelven a hacer con la certeza de que no les pasará nada, ya se «arreglarán». Esto solo pasa en nuestro país, extraño juego político.

Luego vino la contraofensiva de Chávez. La prioridad: la inclusión social, la reconstrucción del país. Para eso usamos la renta petrolera. Es decir, luego de fortalecer a la OPEP y recuperar el precio del petróleo, rescatar la industria, crear la Nueva PDVSA Roja Rojita, cobrar impuestos y regalías, luego de nacionalizar y recuperar lo que se había entregado a las transnacionales, la Faja Petrolífera del Orinoco, comenzamos a obtener ingresos petroleros. Vuelvo a preguntar: ¿Saben los jóvenes cómo recuperamos el petróleo, cómo creamos la Nueva PDVSA,cómose usó ese dinero? Probablemente no. Otra vez, eran casi unos niños, tampoco lo hemos explicado y han vivido en un país que tuvo más de diez años de crecimiento económico, lo que tenemos parece que siempre lo hubiésemos tenido. No, no ha sido así, ha costado mucho, se hizo y está allí.

Ahora los de abajo tienen voz propia, tienen poder, fueron incluidos por la Revolución. Cuando en el 2004 hicimos el censo de la Misión Ribas, aparecieron un millón cuatrocientos mil venezolanos que habían abandonado los estudios en la cuarta república. Yo me preguntaba, ¿dónde estaban? Al 2014 había un millón cuatrocientos mil vencedores y vencedoras graduados, incluidos a la sociedad, al conocimiento. Cuando se inició la Misión Robinson, aparecieron un millón quinientos milanalfabetas, ¿dónde estaban, invisibles? Ahora están todos incluidos, se les abrió la puerta al mundo, ¡pueden leer y estudiar! Cuando se inició la Misión Barrio Adentro, y los médicos cubanosfueron por miles allá arriba, adentro, en los sitios más olvidados, pobres, recónditos, a llevar salud, vida, prevención, uno se preguntaba, ¿dónde estaban? ¿a quién les importaban? ¿Por qué morían los niños? ¿De «mal de ojo» o de pobres? Se han salvado1 millón 700 mil vidas, incorporadas al futuro.

La Misión Milagro, 2 millones 700 milseres humanos con problemas visuales, nos dimos cuenta porque tenían dificultades para leer, cuando ya estudiaban en las Misiones. ¿Dónde estaban? ¿Qué clase de sociedad era esta donde la gente quedaba ciega, porque no tenían dinero para hacerse una operación sencilla? Ahora ven, ¡están incorporados a la vida con todos sus sentidos! Cuando iniciamos PDVSA La Estancia después de derrotado el sabotaje, por allá en el2003, La Estancia era usada por la vieja PDVSA para hacer eventos sociales de la alta sociedad o de embajadas extranjeras. Se transformó, se convirtió en la casa de todos, del Pueblo, de nuestros artistas plásticos, músicos populares, los jóvenes, ya para el 2011se había recuperado todo el boulevard de Sabana Grande, Plaza Venezuela y su Fuente, sus obras de arte, la Esfera de Soto, los espacios públicos, en Caracas, Paraguaná, Maracaibo. Al ver los niños y familias pobres disfrutando de estos espacios maravillosos uno se preguntaba, ¿a dónde iba el pueblo, Los habitantes de esta ciudad? ¿Es que no tenían derecho al disfrute de la cultura o recreación? Ahora están allí esos espacios abiertos y recuperados para todos.

Cuando iniciamos la Gran Misión Vivienda Venezuela, en el 2010, en el Órgano Superior de la Vivienda verificábamos la ejecución, para reportar al Comandante Chávez y desplegarnos junto a él a entregar viviendas todos los jueves. Cada jueves era una historia, particular, pero colectiva a la vez, era un acto de justicia social, un día del Pueblo. Una vez, una señora en Lagunillas, en la COL, al entregarle su vivienda nueva me llevóde la mano a mostrarme el baño y abriendo la regadera me dijo: «mira, agua», yo creía que había algún problema, acostumbrados a buscarlos siempre, pendiente de la gestión, no entendía. Me dijo: «tenía 40 años bañándome con un tobo en este infierno, en un rancho de zinc»; yo le dije, como siempre hacía: «es Chávez y la Revolución». Ella estaba feliz, pero yo pensaba, cuánto nos falta por hacer. Cuando yo entregué la Coordinación de la Gran Misión Vivienda Venezuela, en el 2013, habíamos adjudicado más de 550 mil viviendas en escasos tres años, más de dos millones de seres humanos que venían del infierno de la pobreza y la exclusión, ahora tenían un espacio digno para asentar sus familias, sus niños, el futuro de la Patria.

Todo esto era petróleo, petróleo para el Pueblo. Era lo que teníamos que hacer y lo hicimos, con Chávez siempre. Era la palabra de Chávez, la voz del pueblo, los de abajo.

Así muchas otras batallas: Misiones, hospitales, escuelas, universidades, carreteras, tierras, fábricas, viviendas, Consejos Comunales. Era la fuerza del Estado Revolucionario desplegado con sus nuevas instituciones, nuestras Fuerzas Armadas, nuestra Nueva PDVSA, la Roja Rojita, eran tiempos de ofensiva, de Revolución. Quien desde el campo revolucionario lo niegue, no lo quiera ver, no lo defienda, quien lo ataque utilizando palangristas o tarifados, usando la mentira y el linchamiento moral es un insensato o un desleal a Chávez. La derecha no lo quiere ver, no lo acepta, su odio al Pueblo, a los de abajo, su prepotencia no los deja pensar, han dado golpes de estado, sabotaje, guarimbas, violencia, han pedido intervención extranjera, agresión militar.

Hoy domingo, estoy desde la ONU cumpliendo mis tareas, pero si estuviese en la Patria, seguro estaría desde la madrugada ayudando a movilizar al Pueblo, al más pobre, los de abajo, los que no tienen como desplazarse, como sostenerse en la jornada, los que trabajan. Desde la Batalla de Santa Inés,allá por el 2004 hasta la victoria del 2012, siempre estuve en el Comando de Chávez, me empeñaba junto a los trabajadores petroleros y a la militancia del PSUV, en la maquinaria perfecta, Roja Rojita, a movilizar al Pueblo en defensa de su Revolución. Nos movilizaba la pasión, razones sagradas para luchar, la Diana de Carabobo.

Si estuviese en mi Patria estaría junto al Pueblo, con su esperanza, su amor y lealtad a Chávez. ¡Vamos todos! Hoy es un día de Patria, ¡a defender nuestros espacios! Cualquier problema lo resolveremos juntos, en Revolución. Llamo a todo el Pueblo, a la Patria a votar. ¡Con Chávez!¡ ¡Venceremos!

No te vayas

Es lo último que uno querría decir cuando un ser querido se aleja, sea una relación emocional, familiar o sea un hijo. Me ha tocado observar de forma directa un fenómeno que no deja de entristecerme por un lado, y preocuparme por el otro. Jóvenes, hombres y mujeres, que abandonan nuestro país por distintas razones, pero que andan por estas tierras haciendo peripecias y trabajando noblemente, como siempre hacen los venezolanos, para insertarse en esta sociedad tan dura y tan distinta.

Me los encuentro con distintas actitudes, la mayor de las veces es sorpresa, respeto, camaradería, las otras es molestia, frustración. Los entiendo. Tengo que entenderlos y escucharlos porque son nuestros jóvenes, nuestro futuro, quienes crecieron en Revolución, quienes hoy tratan de conseguir un destino fuera de la Patria.

Debo decir que no es un fenómeno nuevo en nuestro país y no es exclusivo de nuestra población. Desde siempre, el venezolano ha tenido mucha movilidad y posibilidad de vivir, estudiar o sencillamente moverse al extranjero. Somos conocidos por eso, sin embargo, ahora veo algo distinto, jóvenes que se mueven por razones económicas o, sencillamente, para buscar una oportunidad.

No se puede decir que es un fenómeno que aqueja sólo a los venezolanos – quien diga eso-, miente. No, una de las características del mundo globalizado actual y de la cada vez mayor inequidad o diferencia entre los países industrializados y el resto del mundo, es el flujo migratorio. En el Medio Oriente, África y Europa, están signados por la creciente situación de violencia y desestabilización, pobreza crónica y Estados fallidos, producto de las intervenciones militares y la guerra.

En nuestro hemisferio, tiene que ver con la atracción que produce la economía del Norte, a la que han migrado millones de latinoamericanos y caribeños, al punto que la administración norteamericana, no sólo deporta cientos de miles cada año, en una especie de persecución permanente, sino que ha construido un muro de la vergüenza entre el Norte y toda Latinoamérica, muro inútil, pero reflejo de la psiquis y ética del capital. Hoy, el mundo desarrollado, está plagado de muros, restricciones y operaciones militares, como en el Mediterráneo, para evitar que los pobres o quien quiera, entre a sus territorios. Atrás queda el discurso de libertad, igualdad, fraternidad

Volviendo a nuestra realidad, la verdad es que se observa un fenómeno doloroso y preocupante de jóvenes que se van del país. Yo no puedo juzgarlos, nadie debería hacerlo. No hay que cerrar los ojos o mirar hacia un lado, mucho menos atacarlos o estigmatizarlos: si ellos están saliendo del país, es porque no estamos satisfaciendo sus expectativas de futuro, y eso es lo que nos debe preocupar.

Desde el campo de la Revolución, muchas veces este problema trata de evadirse y se despacha con frases hechas para otras situaciones, o sin entender que hay una realidad cambiante, que no sólo está afectando a un sector de la población, sino que puede ser el reflejo de un sentimiento mucho más profundo que debemos atender. Desde el ámbito de la oposición, siempre se actúa con irresponsabilidad, utilizando y manipulando esta situación, con fines políticos, insuflando el odio y la intolerancia.

No. Los que están saliendo son jóvenes, a veces casi niños, jóvenes bien formados, que han crecido y tenido oportunidades en nuestro país, de todos los bandos y creencias políticas, estudiantes que abandonan sus estudios, otros recién graduados, médicos, ingenieros, científicos, técnicos y profesionales con una importante experiencia en empresas públicas o privadas. Se van por Latinoamérica: Chile, Argentina, Colombia, Panamá, Aruba, la mayor parte, y otros llegan a tierras norteamericanas. Me llama la atención la cantidad que prefiere Latinoamérica: la Patria grande está allí, el Sur. En otra situación, esto no tendría nada de malo, pues nuestro país ha sido receptor de millones de migrantes de América Latina, El Caribe y Europa sin ningún problema, se han asimilado a nuestra cultura y a sociedad.

Me indigna que la derecha de esos países, en vez de recibir a nuestros compatriotas con los brazos abiertos, los maltratan, discriminan y los vejan, Colombia, Panamá y Aruba son los casos más denunciados. No se explica esta actitud, más aún cuando esos países y territorios, se han beneficiado de manera extraordinaria de nuestra economía y han amasado inmensas fortunas por estar vinculados al sector económico venezolano.

En todo caso, vuelvo a lo que quiero introducir como tema de discusión. Espero que se pueda abordar con la tranquilidad y la sabiduría que requieren estos síntomas de comportamiento de la sociedad, porque son una respuesta a una situación que probablemente no hemos evaluado en su justa dimensión.

Si un joven o un profesional decide irse del país, es porque definitivamente se vio obligado a ello. Es cierto que existe una campaña soterrada de sectores que han intentado negar cualquier posibilidad de futuro en el país: En la graduación de un conocido en la UCAB, fue sorprendente que el discurso del orador de orden, estuvo centrado en un llamado a que los graduandos abandonaran al país. Los dirigentes de la llamada oposición, trafican con el desasosiego de nuestros jóvenes y los instan no sólo a irse, sino a declararse perseguidos políticos en los Estados Unidos para obtener ventajas migratorias, por supuesto, necesitan de abogados, que habrán de ser ellos mismos, quienes les cobraran todo su futuro por el trámite. Traficantes de esperanzas.

Lo importante es reconocer, que la situación económica, la inflación, la contracción en la economía, la inestabilidad y polarización política, la inseguridad, y la desproporcionada campaña de descrédito contra nuestro país, está provocando una salida inusual de jóvenes y profesionales. ¡Hay que trabajar para resolverlo!

Sin ir muy lejos, de nuestra querida PDVSA, tan golpeada y vilipendiada hoy día, sé de ingenieros, geólogos, operadores de todo tipo, que han abandonado la empresa, se han ido a trabajar en lo que sea fuera del país. A pesar de estas duras circunstancias, lo hermoso es que se ayudan entre ellos; así como, a sus familiares, imponiéndose la solidaridad.

Se acaba la motivación. Doloroso fenómeno. Cuando los golpistas sabotearon PDVSA por allá en diciembre de 2002, luego de destrozarla, abandonaron por miles sus puestos de trabajo, decidieron que ellos y sus razones estaban por encima de sus responsabilidades y de la ley. Si ese daño hubiese sido provocado en un país como los Estados Unidos, seguramente sus cabecillas hubiesen sido condenados a prisión: nuestra pérdida directa fue de 19 mil millones de dólares.

Pero durante la derrota del sabotaje petrolero y luego de estabilizada la producción y las operaciones, a los más de 20 mil patriotas que se mantuvieron en sus puestos de trabajo, se sumaron cerca de 40 mil jóvenes, ingenieros, profesionales, trabajadores: jóvenes por montón, en la Faja Petrolífera, CRP (el Coloso de Paraguaná), Oriente, Occidente. Una muchachada entusiasta, desprendida, moralizada y enrolada en un proyecto de país y de servicio a la Patria que el Comandante Chávez prefiguró, en sus discursos, decisiones, acciones, ejemplo, sabiduría.

Entonces el problema tiene que ver con la motivación y oportunidades, a veces no se trata sólo de las condiciones salariales. Tiene que ver con su contribución a la construcción de un futuro posible con sus propias manos.

Pongo de ejemplo a los trabajadores de la Nueva PDVSA, es decir, sus obreros, técnicos, ingenieros, gerentes. Siempre me he sentido orgulloso de los jóvenes y los trabajadores de PDVSA. El Batallón Faja: miles de muchachos metidos allá abajo, en la Faja, en el corazón de la Patria, Pariaguán, Morichal, Cabruta, en condiciones muy duras de trabajo, construyendo un país, un futuro, con su esfuerzo generoso. Los trabajadores en nuestros taladros, 24×24 horas trabajando por el país, expuestos a cualquier vicisitud operacional, pero haciendo su esfuerzo y su aporte a la Patria; los trabajadores de las refinerías: Amuay, Cardón, todo el CRP, Puerto la Cruz, El Palito, San Roque, Bajo Grande; el que no haya trabajado en esas condiciones, propias de la actividad, de alto riesgo, no puede levantar su mano contra la moral y compromiso de los trabajadores. Los muchachos del Lago de Maracaibo, ¿han ido de madrugada a los muelles para ver salir las lanchas con miles de trabajadores todos los días?, largos trayectos en lancha, con «marullo» o no, siempre agobiante, a trabajar en una plataforma de compresión de gas o de producción de petróleo a 38 grados bajo un sol inclemente; los trabajadores de Costa Afuera, allá en los confines de la Patria: Carúpano, Cumaná, Güiria, trabajando como nunca había hecho la Industria para producir el gas venezolano; o los trabajadores de la Plataforma 4 de Febrero, hecha por primera vez en 100 años, por las manos de trabajadores venezolanos, produciendo petróleo en nuestras áreas Deltanas.

Otro ejemplo de motivación por el servicio a la Patria, la contribución a un proyecto Revolucionario, son las Misiones. Pero acá me refiero a los Facilitadores de las Misiones, por ejemplo de La Misión Ribas. Recuerdo cuando el Comandante Chávez me asignó la responsabilidad de crear e impulsar esta Misión educativa, para hacer justicia e incluir nuevamente al estudio y formación profesional a aquellos cientos de miles de hombres y mujeres que habían abandonado el bachillerato durante la Cuarta República por razones económico- sociales. Luego de una planificación milimétrica, donde participó el genio del Comandante Fidel, arrancamos con el censo de la población. Se censaron en todo el país 1 millón cuatrocientos mil venezolanos que habían abandonado sus estudios. Comenzaba a aparecer la Patria que estaba excluida, los pobres.

En el mismo censo, llamamos a los jóvenes, universitarios o profesionales que querían participar como instructores o facilitadores con el pago de un monto muy ajustado de remuneración, pero con toda la posibilidad de participar en este proyecto. Así acudieron por miles: hombres, mujeres, patriotas. Entusiasmados, con ganas de participar. De allí en adelante no sólo se mantuvieron en una de las Misiones más exitosas: más de un millón de «vencedores y vencedoras» graduados, sino que se movilizaron a otras Misiones o tareas de mayor responsabilidad.

Como éstos, hay tantos ejemplos, tantas muestras de elementos que quiero resaltar: la emoción, motivación, posibilidad de trabajo, certidumbre en el futuro, confianza, seguridad. Estos aspectos, más una situación económica estable, son factores fundamentales para evitar que se vayan los jóvenes, los profesionales, los trabajadores.

A los que se quieran ir, hay que motivarlos y ofrecerles las oportunidades para que se queden. Puede que estén cansados de tanta guarimba, violencia, malas noticias. Es cierto que la gente, y en particular, el joven, quiere una vida normal, un futuro predecible. Aspira tener la posibilidad de acceder a los elementos para la construcción de su propio futuro, un proyecto que los motive, un lugar en la sociedad, una vivienda, trabajo, seguridad, cultura, educación, paz, recreación. Se ha hecho mucho, falta mucho todavía, pero el joven debe visualizar que es posible ¡Debe estar convencido de que lo haremos!

Los enemigos de nuestro país, justamente, quieren crear una sociedad caótica, invivible. Por eso, el Estado debe actuar, restablecer los equilibrios: económicos, políticos, sociales. La oposición debe dejar de manipular y destrozar las esperanzas de sus seguidores o partidarios, dejar su insensatez de lado y pensar en el futuro del país.

El Gobierno debe mejorar su gestión en la resolución de los problemas diarios, cotidianos. La economía, sí, la economía es el centro de la confrontación de los modelos, debe ser la prioridad, hay que hacer del socialismo una propuesta «humanamente gratificante», como decía Chávez, no puede estar asociada al caos, la vulgaridad, la confrontación.

La Revolución debe cuidar a los jóvenes, qué se les dice, quién les habla, cuál es el mensaje. A la mayoría de ellos, la confrontación política, las negociaciones, los intereses en pugna, cada vez les interesa menos, y no se sienten interesados o motivados por el círculo vicioso de violencia-calma-impunidad-violencia, mientras se deteriora su calidad de vida y se desdibujan sus posibilidades de futuro.

Hacen falta en el país miles de espacios como los que creó PDVSA La Estancia, espacios para el Pueblo, para los jóvenes, donde la Revolución muestra su mejor rostro: el arte, la cultura, la alegría, el futuro. Hacen falta miles de jóvenes músicos, el Sistema de Orquestas, artistas populares, miles de Batallones Faja, de facilitadores y trabajadores de las Misiones, miles de maestros, orientadores, estimuladores del futuro, políticos de mirada y mensaje hacia adelante.

Hay que restablecer las condiciones espirituales y materiales de la Revolución. No dejar que nos sigan envenenando el futuro.

Joven, NO te vayas, la Patria te necesita. Insiste en tus sueños, trabaja por ellos, lucha por ellos, el futuro te pertenece, te queremos.

¡Viva Chávez! ¡Venceremos!

El dron y la inquisición

Resulta notable que en los acontecimientos de la historia contemporánea, los elementos que titulan este escrito, mantienen una línea de conexión vigente en todo el espectro de la política, tanto nacional como internacional.

El Dron probablemente conjuga en sí mismo todo el avance de la ciencia y la tecnología que caracteriza sobre todo al mundo desarrollado que, al ser utilizado para fines militares, entonces resume a su vez, de la manera más infalible, eficaz y sofisticada la violencia y la intolerancia que caracteriza a la inquisición, que prevaleció como instrumento de dominación ideológica durante la edad media y el periodo del oscurantismo.

El Dron, técnicamente conocido en la ONU como «vehículo aéreo no tripulado», es un arma militar infalible, sin ética, sin rostro, ni sentimientos, sin ningún tipo de épica o mérito de arrojo o valentía, sin ejecutor directo que pueda conmoverse o impactarse por la destrucción o el daño que causa, sin conocer su objetivo, ni sus motivaciones. Es una máquina, manipulada desde sitios remotos, secretos, inimaginables, por un autómata que solo maneja un «joystick» como si se tratara de un video juego.

Para la víctima o las víctimas, su aniquilación está asegurada, la supremacía de fuerza y tecnología es abrumadora, ni siquiera puede anticiparse o tener algún segundo para una plegaria o un último pensamiento, la muerte cae del cielo, de sorpresa, casi instantánea, sin posibilidad siquiera de una reacción instintiva, es brutal.

¿Quién juzgó a la víctima? ¿Quién decidió su aniquilación? ¿Quién es el verdugo? ¿Por qué? No habrá manera de saberlo, son acciones militares secretas, amparados en la impunidad que brinda la supremacía militar y tecnológica. Nunca se sabrá si la víctima era culpable o inocente, ni en base a qué ley, jurisdicción o tribunal fue decidida su ejecución. Menos se sabrá si fue un error o no, ni la magnitud de los llamados «daños colaterales» ¿Acaso le importa al verdugo? A veces son familias, bodas, mercados, servicios fúnebres, servicios o sitios religiosos, caravanas de transporte o sencillamente atender una llamada, todos los rituales de la cultura o la vida cotidiana son una oportunidad para precisar a la víctima. El verdugo solo necesita un cómplice que informe, una fuente de inteligencia que suponga una localización, para destruir todo lo que esté en un determinado perímetro.

Es la expresión final, la más acabada, del curso que están tomando los acontecimientos políticos a nivel internacional. No surge de la nada. Es un proceso que se viene gestando de actuaciones unilaterales, ilegales y muy violentas que persiguen determinados objetivos estratégicos, definidos en centros de tanques pensantes en la mayoría de las grandes potencias económicas militares.

El control de recursos naturales, el petróleo, el gas, minerales estratégicos, pasos marítimos, bosques, agua, minerales, espacios acuáticos, corredores estratégicos, posicionamiento geopolítico, aliados o enemigos políticos, negocios, intereses corporativos, son los elementos que inciden en el establecimiento de estos objetivos y los respectivos planes de acción. Luego, las motivaciones al público, a la opinión pública, para enmascarar los verdaderos intereses son muchas, muy sofisticadas en su conceptualización y elaboración: el extremismo religioso, racial, cultural, la intolerancia política, las disputas territoriales, el extremismo violento, el odio, el fascismo, el terrorismo.

Acompañando esta argumentación, cuando los anteriores no tienen impacto, entonces se esgrimen nuevos argumentos: los derechos humanos, el terrorismo, la lucha anti drogas, la corrupción. Ya no son suficientes las acusaciones de comunista, ni de Trotskista, Maoísta, etc., de la guerra fría, tampoco las acusaciones, de bruja, hereje o infiel de la inquisición. Las acusaciones y conceptos se adaptan a un mundo globalizado e ilustrado que requiere otras razones o motivaciones.

Ahora se cuenta con sofisticados medios de difusión e imposición de un pensamiento único o el direccionamiento de una matriz, que en segundos le da la vuelta al mundo y que es la antesala de cualquier agresión, que está planificada desde la identificación de cualquier posición política o movimiento geopolítico que no se subordine o que de alguna manera amenace los intereses o los planes establecidos por cualquier superpotencia. Es una guerra de cuarta generación, que se desarrolla de manera implacable y diaria, que no dudará ni se desviará de su propósito por algún cambio de administración, algún gesto desesperado de la víctima amenazada. Es el sistema el que actúa, el «establishment» internacional de las grandes corporaciones y poderosos intereses quienes actúan.

Esta es la situación que se está viviendo, lamentablemente, en muchas regiones del planeta. La confrontación diplomática contra Iraq, la campaña de satanización contra los iraníes, la agresión y sanciones contra Libia y Siria, finalmente, llegado el momento indicado y de acuerdo a situaciones u oportunidades identificadas como escenarios, se convierten en agresión directa, intervención militar, ocupación extranjera, guerra.

Es así de brutal: se destrozaron estos países para cambiar el escenario y tablero geopolítico en esta región tan estratégica, tanto por sus inmensas riquezas petroleras y gasíferas, como por sus ubicaciones geopolíticas y la existencia de corredores y espacios vitales para el dominio de las superpotencias.

Se invadió militarmente a Iraq y resulta que no habían armas de destrucción masiva, murieron un millón de iraquíes, el país no tiene instituciones, es presa fácil del extremismo religioso estimulado para dividirlo, en parte de su territorio se estableció un Califato de Terroristas, donde se degüellan, asesinan inocentes por la intolerancia, un país fracturado, dominado ¿A quién le importa?, tumbaron a Saddan.

Ahora, luego de la intervención militar de la OTAN, Libia es un desastre, presa de milicias extremistas, armadas hasta los dientes para derrocar a Gaddafi, donde se esclavizan seres humanos, se tortura, encarcela, asesinan inocentes, se trafica con la vida de miles de africanos hacia Europa, se dividió al país en al menos tres agrupaciones tribales ¿A quién le importa?, tumbaron a Gaddafi.

No se sabe todavía a ciencia cierta por qué se inició la guerra en Siria, cómo llegaron miles de toneladas de armamentos a manos de grupos extremistas, cómo llegaron a su territorio más de 25 mil combatientes terroristas extranjeros, quién creo al ISIS o Daesh, cómo obtuvieron armamento pesado y misiles ¿A quién le importa? Tenían que derrocar al gobierno del Presidente Bashar Al Assad, no pudieron. Que el país este destrozado, que hayan muerto más de 300 mil Sirios, que hay más de dos millones de refugiados, que los niños mueran en aguas del Mediterráneo y sus cuerpos lleguen, como Alan Kurdi, dolorosamente sacrificados a sus costas ¿A quién le importa?

Por eso es que alerto una y otra vez a nuestro país y a nuestro pueblo. Nos amenaza la potencia militar más agresiva y brutal del planeta. Acá ya no importan gestos, ni maniobras. Ellos han decidido pasar a una etapa superior, peligrosa, de la amenaza a la agresión. NO valen leyes, ni acuerdos internacionales. Es el Dron, ¿Quién dispara? ¿Por qué? ¿Para qué?

La oposición es cuando menos una insensata, traidora a la Patria. ¡Qué triste papel para la historia! tendrán que responder por lo que pase en nuestro país. Han estimulado, pedido a gritos, exigido una intervención contra nuestro país, se han aliado a lo más derechista y reaccionario de nuestra región y de la extrema derecha de Florida. ¿Qué han ofrecido a cambio de tanta traición? ¿Qué obtendrán? A los seguidores de la oposición y a los que apoyan esta insensatez, solo les digo que las tropas extranjeras, ni las bombas, ni las sanciones, diferencian entre un bando u otro. Una vez que la bota extranjera ponga su planta insolente en nuestra Patria, les tocará luchar o pasar el resto de sus vidas humillados, dominados, un país tutorado.

Al campo Bolivariano, de la Revolución, a nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, al Gobierno, las Instituciones del Estado, nuestras empresas públicas, al Poder Popular, al PSUV, a los partidos de la Revolución, a los trabajadores de la Nueva PDVSA, al pueblo en general, no podemos darnos el lujo de subestimar esta situación. No podemos tomar riesgos, improvisar en nada, estar atentos y movilizados.

Se impone una profunda discusión, en las instancias correspondientes, del curso de todos los asuntos de la Patria. Una revisión profunda de la gestión, de la solución de los problemas, del funcionamiento de nuestras empresas, de PDVSA, nuestra economía, las prioridades, los escenarios, nuestra capacidad de respuesta ante una situación excepcional.

Debe convocarse a todo el pensamiento revolucionario, todas las fuerzas progresistas, sectores nacionalistas. Hay que dar la batalla política, como se está dando, avanzar en las regionales y ganar, pero hay que reconocer errores en la conducción de la economía y en la gestión de nuestros asuntos. Evaluar objetivamente, para identificar problemas y avanzar. Dejar a un lado los intereses grupales, mezquinos, subalternos.

Proteger las instituciones que creó el Comandante Chávez en Revolución, todas ellas. No podemos despachar su obra con actuaciones grupales, ni acusaciones generales, temerarias. El Comandante las creó con un propósito. Hay que resolver los problemas que haya que resolver, pero no permitir que nadie, ni el enemigo, ni los oportunistas, ni los expertos de pacotilla, horaden su obra, pues están golpeando la moral de nuestros trabajadores, militantes, soldados y la credibilidad ante el pueblo, el pueblo humilde, ante el país.

Hay que cuidar nuestra Constitución, nuestras leyes, la majestad del Estado, su unidad, sus instituciones. Es nuestro marco legal, institucional. Los enemigos extranjeros apuestan a un Estado disfuncional, fallido. Esa será la excusa para la intervención, alegando crisis humanitaria o protección de los Derechos Humanos, como hicieron en Libia.

Por eso no podemos permitir que la oposición socave nuestras instituciones, ellos estimulan sanciones contra funcionarios justo para deslegitimar a nuestro Estado e Instituciones. La soberanía es un principio más completo, no solo es territorial, es política, legal, institucional.

Quien esté actuando al margen de nuestra Constitución y nuestras leyes debe ser sancionado, no importa si se ampara en la derecha internacional o alguna institución del Estado. Nuestro Estado y nuestra Revolución no están para darle excusas ni pie a ningún tipo de matriz para justificar agresiones.

Tenemos que estar alertas en la economía. Ella es el centro de todo, ella define. Hemos alcanzado logros extraordinarios en crear las condiciones para avanzar hacia el Socialismo. Es decir, darle base material, económica, a los grandes avances sociales, políticos de nuestra Patria. Fue lo que nos dijo el Comandante Chávez: «tenemos Patria». No podemos ceder en estos avances.

Ellos, nuestros enemigos históricos, el interés transnacional y sus representantes locales, la oposición violenta y fascista, no van ceder en su empeño de derrocar nuestra Revolución y retroceder en todo lo que avanzamos con el Comandante Chávez. Peor, ahora que nos creen débiles o acorralados, quieren el saqueo, extirpar el Socialismo del corazón y la conciencia de nuestro Pueblo, por eso todas las salidas que proponen son cruentas, violentas. Solo ofrecen odio, intolerancia, persecución y violencia.

No dejarán de tocar a nuestra puerta los «amigos» que ofrecen resolver nuestros problemas, de la mano traen a las transnacionales, que por supuesto nos pedirán «flexibilizar» nuestras leyes, contratos, regulaciones, para hacerlas más atractivas al capital extranjero. Lo repito, no serán las transnacionales las que salven nuestra Revolución, de esta crisis tenemos que salir victoriosos pero caminando con nuestros propios pies, hacia el Socialismo.

Siempre lo he dicho a mis compañeros de trabajo y de lucha política, si he de equivocarme, prefiero equivocarme hacia la izquierda, jamás hacia la derecha. Por eso siempre he desconfiado de quien me trae una solución «mágica» de manos de un interés transnacional, algunas veces sucede de manera burda, la mayoría de las veces es solapada, enmascarada. Hay que estar atentos. Si alguien tiene dudas, pregunte, indague, eso nos lo decía Chávez. Si no encuentra la respuesta adecuada, entonces revise lo que decía o hacia el Comandante Chávez. Esa es nuestra fuerza, la irreverencia en la discusión, la unidad en la acción, siempre dentro del campo Chavista, Bolivariano, Revolucionario.

El tuiter y las redes sociales son importantes, pero no permiten discutir, pensar. A veces estás leyendo a un robot. Cuidado con los liderazgos de tuiter. El campo revolucionario, los medios de la Revolución deben permitir los espacios a la discusión, nada de censurar, limitar, controlar, me parece que no nos ayuda en estas circunstancias. Por supuesto, no vamos a caer en la ingenuidad de darles nuestros espacios a los enemigos de la Patria. Pero ¿Quién lo decide?

Confío plenamente en el Pueblo Venezolano, en el Campo Chavista y Revolucionario. Todo el Pueblo, jóvenes, trabajadores, dirigentes políticos debemos reflexionar seriamente sobre las amenazas que se ciernen sobre la nuestro País. Que nadie se espante, dude, desvíe del campo de la Patria.

El futuro es nuestro, nos pertenece.

¡Viva Chávez! ¡Venceremos!

Lo que pasó en la ONU

Durante toda esta semana pasada hasta el próximo lunes se celebró en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York el 72 periodo de sesiones de la Asamblea General, el evento diplomático más importante que sucede cada año y permite abrir una ventana de discusión y debate entre todos los Estados del mundo.

Este evento genera una importante expectativa en el medio diplomático, político, económico y militar porque, en muchas ocasiones, los líderes del mundo exponen o adelantan lo que es o será su posicionamiento respecto a los temas de la agenda global, que por su transcendencia e importancia impactan a los distintos países, regiones o a la totalidad del planeta.

Es el espacio por excelencia del multilateralismo y del derecho internacional, de las leyes y acuerdos que rigen la relación entre las Naciones, donde todos los países, independientemente de su tamaño y poderío, gozan de igualdad soberana de los Estados y cuyos principios de actuación se rigen por la Carta de las Naciones Unidas.

Nuestro país es uno de sus miembros fundadores, signatario de la carta en San Francisco, el 26 de junio de 1945, por el entonces canciller Caracciolo Parra Pérez. La organización de las Naciones Unidas surgió como una respuesta de los países del mundo luego del horror de la Segunda Guerra Mundial, del Nazismo y de los millones de víctimas, seres humanos, que perdieron la vida en la ultima gran conflagración mundial.

Bajo la consigna de «Nunca Más» se acordaron principios para prevenir y evitar la guerra, establecer un marco legal que rija la relación entre las naciones y permita la preservación de la Paz, los Derechos Fundamentales del Hombre, la justicia y el desarrollo armónico de la especie humana, basada en el respeto a la diversidad, las culturas, religiones y derechos de los pueblos.

Por supuesto, el sistema de las Naciones Unidas ha sido sometido a grandes retos, ha tenido importantes éxitos y estruendosos fracasos. Sin embargo, a pesar de la guerra que ha azotado a los pueblos desde su fundación y el establecimiento de un orden mundial injusto, situaciones no resueltas como la Ocupación de Palestina por parte de Israel que ya arribó a sus 50 años, las situaciones coloniales que aun persisten, la existencia de arsenales nucleares capaces de acabar con la vida sobre la tierra, la injerencia en los asuntos internos de los países, la pobreza, el hambre, la exclusión e inequidad que siguen agobiando a miles de millones de seres humanos en los países sub desarrollados y el cambio climático, producto del sistema capitalista depredador e insostenible. A pesar de todos estos problemas que aun persisten y desafían los principios de la Carta de las Naciones, el multilateralismo y las Naciones Unidas sigue siendo el espacio de convivencia, diálogo por excelencia para mantener una relación civilizada entre las Naciones del mundo, lejos del unilateralismo, la agresión, la guerra y el uso de la fuerza para imponer criterios, sistemas políticos, económicos, o sencillamente mantener el dominio sobre otros países y pueblos de acuerdo a los intereses de los países más poderosos.

Por eso, nuestro país es firme partidario del multilateralismo, de las Naciones Unidas y hace valer su voz y sus posiciones en los distintos órganos e instancias del sistema para defender los principios fundacionales de la organización y por supuesto defender nuestro país y los principios de respeto a la Soberanía, la Paz y la Justicia Social, por un orden Mundial más justo y equilibrado.

Luego de 25 años, ocupamos un puesto como miembro no permanente del Consejo de Seguridad durante el período 2015-2016, fuimos reelectos como miembros del Consejo de los Derechos Humanos en Ginebra, presidimos el Movimiento de Países No alineados, estamos en el ECOSOC, fuimos reelectos presidentes del Comité de Descolonización y, por primera vez en 21 años, hemos sido electos para Presidir la Cuarta Comisión de la Asamblea General durante este 72 periodo de Sesiones. Es decir, Venezuela no esta sola, todas estas posiciones y espacios que ocupamos en el sistema de las Naciones Unida son producto de votación de los países miembros en el seno de la Asamblea General, el organismo democrático por excelencia de la ONU, donde se expresa la igualdad soberana entre todos los estados miembros, de todo el mundo.

En todos estos espacios defendemos nuestros principios y posiciones nacionales con pasión, firmeza y lealtad al pensamiento y obra del Comandante Chávez. Su voz, su nombre, su ejemplo, resuena en los espacios de las Naciones Unidas, sobre todo entre los pueblos del Sur, sus líderes y representantes.

En esta ocasión, ha dado mucho que hablar y ha generado mucha preocupación el discurso del Presidente de los Estados Unidos, la potencia económica militar más grande del mundo. Es interesante revisar su discurso, para que podamos valorar en su justa dimensión el peligro que representa para la paz mundial y para nuestro país en particular, sobre todo cuando dirigentes de la oposición política venezolana, han clamado, directamente en Washington, en la Casa Blanca y en el Congreso Norteamericano, por una intervención en los asuntos internos de nuestro país, incluyendo, como así después lo afirmó el propio Presidente norteamericano, la opción militar.

Desde el «granito», así conocido el podio de la Asamblea General, el Presidente norteamericano, anunció un incremento sustancial de su presupuesto militar, amenazó con «destruir completamente» a Corea del Norte, revertir el acuerdo sobre el programa nuclear de Irán firmado y refrendado por el Consejo de Seguridad, prometió endurecer el embargo contra Cuba, maás sanciones contra Venezuela, además de amenazar con profundizar el sangriento conflicto en Siria y retirarse de los acuerdos de Cambio Climático.

Por otra parte, el Vicepresidente de los Estados Unidos acudió al Consejo de Seguridad para plantear en su seno, en un desconocimiento de las atribuciones de este órgano, la reforma del Consejo de los Derechos Humanos, para convertirlo en un organismo bajo su control. Por supuesto, arremetió contra los países miembros de este organismo, electos en el seno de la Asamblea General y volvió a referirse en términos agresivos contra Cuba y Venezuela. Afortunadamente, nuestro querido embajador de Bolivia, quien ocupa el puesto en el Consejo de Seguridad, en sustitución de nuestro país, le dio una respuesta inmediata a los Estados Unidos, instándolos a iniciar sus pregonadas reformas precisamente por el Consejo de Seguridad, organismo encargado de preservar la paz mundial y donde ellos, junto a cuatro países mas, tienen el derecho al «veto», que por ejemplo, han bloqueado la solución de la cuestión Palestina por 50 años.

Pareciera, si avanzan en concretar estas acciones, que los EEUU vuelve a la posición de desconocer a las Naciones Unidas y los principios de la Carta, actuando de manera unilateral de acuerdo a los intereses y posiciones extremistas de derecha de su elite gobernante. La última vez que los Estados Unidos actuó de esa forma fue cuando decidieron, junto a Reino Unido, a pesar de la negativa del Consejo de Seguridad, la invasión de Irak en búsqueda de armas de «destrucción masiva» que nunca aparecieron. Esta acción le ha costado al Pueblo Iraquí, cerca de un millón de muertos, la destrucción de sus instituciones, la exacerbación del extremismo religioso, la aparición del fenómeno del terrorismo, del Daesh, así como la fragmentación y violación permanente de su soberanía territorial y un prolongado periodo de desestabilización, que ha afectado y expandido a todo el medio oriente y norte de África.

En la Asamblea General, China, Rusia y Cuba respondieron a los ataques y amenazas, resumiendo la preocupación de muchos países y pueblos, nuestra respuesta nos corresponde darla el próximo lunes 25 de septiembre.

El día 20 de septiembre, en paralelo al debate en la Asamblea General, le correspondió a nuestro Canciller presidir la reunión ministerial del Movimiento de Países No alineados, donde se aprobó un documento muy importante de rechazo a las sanciones unilaterales por ser ilegales y afectar la estabilidad y desarrollo de los países. Nuestro Movimiento, 120 países del mundo, dio la respuesta adecuada a las sanciones norteamericanas contra nuestro país.

Por otra parte, durante el desarrollo de este segmento de alto nivel, los huracanes han seguido azotando con fuerza devastadora a las Islas del Caribe y un terremoto golpeó a Ciudad de México. Nuestro país, fue el primero en llegar a apoyar a Barbuda, logrando evacuar a maás de 460 habitantes de la isla, que quedó completamente destruida, antes del paso de un segundo huracán. Igual, nuestro país ha estado entre los primeros en asistir a Dominica, que sufrió una fuerte devastación, y a todas las islas del Caribe afectadas por este fenómeno.

Igual coordinamos apoyo a México y expresamos nuestra solidaridad con todos los países hermanos afectados por estas calamidades.

Es oportuno reflexionar que el fenómeno de los huracanes, sobre todo en cuanto a su magnitud y frecuencia, es un resultado concreto del calentamiento global que sufre el planeta por el cambio climático. Si Estados Unidos, uno de los principales contaminantes, incumple sus compromisos, el Acuerdo de París, sobre la reducción de emisiones de efecto invernadero sufrirá un importante revés y el Planeta seguirá sufriendo los embates de esta situación que continua deteriorándose y reflejándose en el calentamiento de los Océanos.

Cuando los Estados Unidos, amenaza con «destruir completamente a Corea del Norte», está hablando de una conflagración nuclear, en una península sometida a una increíble tensión política y una permanente amenaza de un cruento conflicto militar. Por supuesto que, los más de 25 millones de muertos que se estiman en un conflicto de este tipo, los pondrían muy probablemente las dos Coreas y Japón. Por ello, ningún país de la región apoya ni promueve un conflicto militar que podría desencadenar una respuesta nuclear.

En el marco del inicio del 72 periodo de sesiones, nuestro país firmó, junto a más de 40 países el primer Tratado que Prohíbe la Armas Nucleares. Lo hicimos después de un profundo debate, convencidos de que las armas nucleares son un peligro real a la preservación de la vida sobre el planeta, todavía el pueblo japonés sufre los efectos, luego de setenta años, de la detonación de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki.

Durante el debate en la Asamblea, los países de gobiernos de derecha en la región, que han asumido una postura de intromisión en nuestros asuntos internos, a partir de las iniciativas injerencistas impulsadas desde la OEA, se expresaron en sintonía con la postura norteamericana y de algunos países de derecha en Europa. Triste papel, aunque atenuado por el avance del proceso político en nuestro país y por la magnitud de los anuncios hechos por el Presidente norteamericano. Esperamos que estos Gobiernos, de países y pueblos hermanos, entienda la magnitud del error de entrometerse en nuestros asuntos internos, es un pésimo precedente, sobre todo de cara a la situación política y económica internacional en el mundo y en particular en nuestro hemisferio, que va a requerir de posiciones unidas y firmes en defensa de nuestros intereses frente a la agresión y amenazas de los poderosos.

El ALBA, se reunió y emitió una declaración de solidaridad con nuestros hermanos caribeños y en apoyo a nuestro proceso político, además de suscribir la Declaración del MNOAL en rechazo a las sanciones unilaterales por ser ilegales y perjudiciales para los pueblos.

Ha sido una semana de intensa actividad política y diplomática, de todos los equipos de nuestra Cancillería, integrados en el solo propósito de defender nuestra Patria, nuestra soberanía y la paz y derechos de nuestro Pueblo. Tuvimos la oportunidad de, al día siguiente de las amenazas norteamericanas, montar una exposición amplia, en un lugar privilegiado en la Sede de las Naciones Unidas, donde exponemos nuestros logros en Revolución, nuestros indicadores sociales y nuestro compromiso con los pilares del Sistema de Naciones Unidas.

Como lo hemos dicho, desde acá en nuestra Misión en la ONU, sabremos defender nuestras posiciones políticas, los principios de la Carta de las Naciones Unidas y los intereses de nuestro país y de nuestro pueblo.

El Pueblo Venezolano, nuestro Gobierno, las instituciones del Estado, los partidos de la Revolución, el movimiento popular e incluso, todos los factores políticos distintos al campo Bolivariano, deben poner en su justa dimensión las amenazas y agresiones del Gobierno Norteamericano. Hay que ser implacables contra los que conspiran contra nuestra soberanía e integridad territorial. Hay que ser eficaz en la solución de nuestros problemas, sobre todo en el ámbito económico, hay que resolver los problemas del pueblo, nuestras empresas e instituciones no pueden fallar, hay que protegerlas, el Partido Socialista Unido de Venezuela, tiene que ser la vanguardia, el alerta, la guía en estos momentos difíciles para la Patria, hay que pensar y actuar como nos enseñó el Comandante Chávez. ¡Venceremos!

Lo que no se ve

Lo que ha pasado en PDVSA debe llamarnos a una profunda discusión

Solía decir un viejo amigo que en política lo más peligroso es lo que no se ve. Expresión muy adecuada para describir una situación política que se va complicando peligrosamente porque los factores o causas que la originan pasan desapercibidas por los que toman decisiones, bien porque no se valoran correctamente o porque son subestimadas. Cuando este fenómeno avanza se genera un efecto explosivo o desencadenante porque se ha producido una acumulación de factores que, no atendidos a tiempo o sencillamente postergados se combinan y potencian con efectos en algunos casos catastróficos para los estamentos políticos o los pueblos bajo su conducción.

Ejemplos de este fenómeno abundan en la política. No pudo valorar o enfrentar correctamente la Revolución Chilena, la profundidad del fascismo que se incubaba en las elites y los mandos militares, llegando al punto de nombrar al mismo Augusto Pinochet Ministro de la Defensa, días antes del zarpazo. El valiente Presidente Salvador Allende dejó para la posteridad la lección para su Pueblo en su última y dolorosa proclama desde Radio Magallanes cuando el Golpe se consumaba «…El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición…». El Presidente Chileno pagó con su vida, pagaron con miles de vidas las fuerzas revolucionarias y el pueblo Chileno, además del terrible retroceso de su sociedad bajo la dictadura.

La República Española, no pudo detener la contraofensiva monárquica, que parte desde los territorios coloniales en África a los cuales se les postergó la liberación. Incluso la dirección de la revolución se permitió aplastar y reprimir a los partidos anarquistas de Cataluña, para luego perecer todos bajo la barbarie y el crimen de las tropas franquistas fuertemente apoyadas por el eje nazi-fascista que luego barrería con Europa.

Poco antes del inicio de la primavera árabe estuvimos en Trípoli con el Comandante Chávez, me sorprendió la estabilidad política y el control aparente que tenía el Líder Muammar Gaddafi del país, la prosperidad de su pueblo. Ya se habían producido los acuerdos políticos y pactos secretos con las potencias occidentales y la apertura del sector petrolero a las transnacionales. Eran comunes las visitas de los Presidentes de las potencias Europeas a Trípoli y las fotos con el Líder de la Revolución. El mundo quedó sorprendido del giro imprevisto de los acontecimientos políticos en el hermano país africano, la agresión militar conducida y aupada por los antiguos visitantes y amigos europeos. Muammar Gaddafi pagó con su vida y Libia ha sido víctima del crimen y anarquía de diversos grupos extremistas y terroristas que asolan su tierra con las mismas armas provistas por los verdugos de su pueblo.

A la caída de Marcos Pérez Jiménez, la Unión Cívico Militar y la Junta Patriótica, encabezada por Fabricio Ojeda, resumían el espíritu revolucionario y transformador del movimiento insurrecional que dio al traste con la dictadura. Sin embargo, sucesivos errores políticos y decisiones de los partidos de la revolución, permitieron a las elites que hasta entonces apoyaron al dictador, restablecer su control del país con el pacto de Punto Fijo y ahogar en represión los intentos de la juventud venezolana de tomar el cielo por asalto. Se perdió así, el impulso y el momento de avanzar hacia la conquista del socialismo, sin que siquiera la dirección de los partidos de izquierda se dieran cuenta de su derrota política, lo pagamos caro, diez años de guerra de guerrillas y la inmolación de toda una generación en los asesinatos políticos, los desaparecidos, los TO, la Digepol y toda la violencia de AD y Copei contra las fuerzas revolucionarias, además de la instauración de la IV República y la profundización del capitalismo dependiente del modelo rentista petrolero.

A finales de los ochenta la dirigencia de la IV República, en su prepotencia y desconexión con el pueblo pobre, con la dura situación económica y social del país, después de años de crisis, fue sorprendida por los acontecimientos del Caracazo, respondieron de la manera brutal que lo hicieron masacrando al pueblo pobre de Caracas y luego ya no pudieron contener ni la rebelión del 4 de Febrero, ni el triunfo del Comandante Chávez, iniciando así la V República y la Revolución Bolivariana.

Tenía la IV República a uno de sus líderes más astutos y avezados al frente del Gobierno cuando el Caracazo y el 4 de Febrero y su gobierno de tecnócratas neoliberales avanzaba en la imposición de un paquete de medidas económicas bajo los acuerdos con el FMI. Ya la apertura petrolera se desplegaba en el país, cortando de raíz cualquier posibilidad de salvación del modelo rentista petrolero que colapsó con la IV República.

Por eso tenemos que aprender a escuchar, ver bien, pensar estratégicamente, pensar como nos enseñó el Comandante Chávez. Ir al seno del Pueblo, buscar los problemas bajo las piedras, salir de la zona de confort o de la burbuja que crea el poder, sus mecanismos, sus aduladores.

Hay que activar todos los mecanismos del Poder Popular, todo el pensamiento revolucionario, al Partido Socialista de Venezuela y a todos los partidos de la Revolución. No dejar a nadie atrás. El pensamiento de la vanguardia de la Revolución tiene que destacarse en su claridad y amplitud, su humildad y responsabilidad histórica para identificar todos los factores, fuerzas, intereses en disputa, conflicto y desarrollo político, para no ser sorprendidos por ningún evento que signifique una derrota para la Revolución Bolivariana, para el Pueblo, para el Legado de Chávez.

Todas las derrotas o victorias hay que precisarlas bien en su alcance, podemos obtener una victoria táctica y sin embargo sufrir una derrota estratégica, a veces sin darnos cuenta. Es lo que hay que cuidar, porque acá cualquier derrota tendría consecuencias inconmensurables para nuestro pueblo y nuestro país. Lo reitero, la derecha venezolana, mucho menos sus sectores extremistas, son incapaces de conducir este país, sería el caos, el salto al vacío. El campo de la revolución puede tener errores y problemas, pero la única opción posible para enfrentar con éxito la crisis, esta coyuntura, es la visión Revolucionaria, Popular, Socialista, Chavista.

Nosotros tenemos que ser más exigentes en el análisis, en el debate. Debe permitirse, debe abrirse, para eso existe el Partido. Es un mecanismo de defensa de la Revolución, del Pueblo. Un partido que no discute, no debate, no puede avanzar, no puede contribuir a la toma de decisiones. Como decía innumerables veces el Comandante Chávez, tenemos que dejar atrás el sectarismo, el personalismo, el grupismo, pero nunca, nunca, los principios.

Tenemos la ventaja como pueblo y proceso político que el Comandante Chávez predicó, discutió, abrió el campo de la teoría, la práctica, la contrastaba, sometía todo a escrutinio, a revisión, a reimpulso, ajustaba, enriquecía la idea, desde la tercera vía hasta el socialismo, pasando por el carácter anti imperialista de nuestra Revolución. Si nuestro Líder Supremo estimulaba la discusión y los aportes teóricos, la crítica constructiva la llamaba él, ¿cómo no lo vamos a hacer ahora, que es tan necesario, tan importante, tan definitivo?

¿Que debemos callar? ¿Es el momento de callar? ¿Hacerse a un lado? No, es el momento de aportar, de contribuir, callar es más fácil, más cómodo, pero al mismo tiempo es irresponsable. Eso no quiere decir brincar la talanquera, como le gusta insinuar al enemigo para que el campo revolucionario pierda su principal herramienta para avanzar que son sus ideas, nuestra propuesta. Nosotros sí tenemos un programa, un proyecto, una visión propia, nacional, popular, revolucionaria. Tenemos el pensamiento de Chávez y hemos jurado lealtad a su legado.

Existen distintos grados de conocimientos, de práctica, de experiencia. Todos debemos aportar para fortalecer la estrategia política para superar esta tormenta que el Comandante Chávez sabía que vendría, así nos lo advirtió. Nadie se puede abrogar la verdad o la interpretación de la situación, hay que saber escuchar, para actuar dentro de un solo plan. Discutir todo lo que se pueda, explicar bien al pueblo y avanzar.

La oposición venezolana ha incurrido en un crimen de traición a la Patria. Ha solicitado, pedido, exigido una intervención militar de la potencia más poderosa y agresiva contra nuestro país. Ha pedido en EEUU, Europa y otros países, sanciones de todo tipo, sanciones que además resultan ilegales contra el Estado Venezolano, contra todos los venezolanos. Pretenden deslegitimar nuestras instituciones para luego justificar una agresión, incluyendo la opción militar.

¿Es que alguien piensa que los EEUU van a retirar las sanciones, así porque se lo pidamos? Porque la oposición, la misma que las pidió, ahora dialogue. No se puede ser ingenuo cuando se reta al imperialismo. Que ahora los EEUU va a aflojar la mano sobre CITGO, rehén en su territorio; que no nos quieren hacer daño a todos los venezolanos, sino solo a los Chavistas ¿Alguien de verdad cree que existen las bombas solo mata Chavistas? Quien tenga dudas que vaya y pregunte en Libia, Irak o Siria.

La oposición venezolana ha estimulado la violencia, la han proclamado, con el objetivo de derrocar al gobierno constitucional. Por su errática e irresponsable táctica de lucha han provocado más de cien víctimas fatales, daños, violencia, caos, episodios de brutalidad y violencia fascistas. Definitivamente, debe haber responsables. Este país no se puede permitir que mueran más de cien personas, que quemen vivos seres humanos, que se produzcan linchamientos y ejecuciones sin que pase nada. Así, como si no fuera gran cosa, era de mentira, era para presionar al gobierno.

El diálogo es importante, y siempre es la vía deseada para resolver los problemas de disfuncionalidad política o los conflictos y la confrontación violenta. Pero no puede haber impunidad. La oposición niega públicamente el diálogo, pero participa a escondidas en él. Es decir, no renuncian al uso de la violencia, nunca lo han hecho. Entonces ¿qué negocian?

Ahora la oposición no puede pedir que haya impunidad. Tienen que rendir cuentas, porque hay cientos de familias de las víctimas que esperan por la justicia. Toda la sociedad lo espera.

Lo que ha pasado en PDVSA debe llamarnos a una profunda discusión. Siempre se habló de que nuestra empresa y nuestra política petrolera era uno de los pilares de nuestra Revolución, independientemente del precio, siempre va a ser el pilar de cualquier proceso de transformación por la cantidad extraordinaria de recursos que puede captar para beneficio del pueblo, del país, un factor fundamental para salir de la crisis económica. Ahora resulta que la producción ha caído casi un millón de barriles desde el año 2014. ¿Cómo puede suceder eso? Nosotros entregamos la dirección de la Empresa en agosto de 2014 con una producción de 3 millones de barriles día y un aporte de divisas del orden de 43 mil millones de dólares, el precio cerró en 97 dólares el. Ahora la situación se ha deteriorado mucho, ha caído el precio a 42 dólares el barril, pero esto no explica la caída.

Hay que discutirlo, es un secreto a voces. El sector internacional petrolero, el sector financiero, el espectro económico mundial lo sabe. Los trabajadores lo saben, algo hay que hacer y rápido.

Yo lo puedo decir, tengo que decirlo, me duele lo que está pasando y creo saber como avanzar en la solución. Nuevamente, nuestra empresa solo es viable en Revolución, las transnacionales esperan el asalto de la oposición al poder para repartirse nuestra empresa en pedazos, barrer la política petrolera del Comandante Chávez, la Plena Soberanía Petrolera, saquear nuestros recursos petroleros. Eso no puede suceder, ¡No volverán!

La economía, sí, la economía debe ser ahora nuestra prioridad. Tenemos tiempo diciéndolo, si no se actúa en el problema de raíz, se van acumulando percepciones, efectos, que escalan hacia problemas que están fuera de control. Hay que plantarse y hacer lo que hay que hacer. Hacerlo rápido para proteger a nuestro pueblo de la acción desestabilizadora del capitalismo rampante y especulativo que conspira todos los días y actúa contra nuestra economía para ahogar en problemas a nuestros injertos e incipientes ensayos de Socialismo en el ámbito económico. Son dos modelos en pugna dentro del mismo país.

Hay que explicarlo bien y llamar a todo el país a defender nuestra economía y restablecer los equilibrios necesarios para corregir y avanzar por el camino trazado por el Comandante Chávez, quien por cierto, le dio al país estabilidad y perspectivas de futuro después del colapso del modelo rentista petrolero de la IV República.

Acá en las Naciones Unidas, se inicia el 72 periodo de sesiones de la Asamblea General, vendrá nuestro Canciller, juntos seguiremos desplegados en defensa de nuestra Patria, la Patria de todos los Venezolanos, se levantarán las voces de los líderes de los países hermanos, estaremos con ellos, también hablará el imperio, todavía hay un fuerte olor a azufre. ¡Viva Chávez! ¡Venceremos!