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Chávez: Economía y política petrolera. Avanzar hacia el socialismo (IV)

Hemos hablado de la renta petrolera, lo que significa y como seguirá siendo un factor clave de nuestra economía, que en vez de desconocerla o ignorar su existencia, debemos preservarla para beneficio de nuestro pueblo. Hay que defenderla de las transnacionales y de la oligraquia parasitaria. El Petróleo es del Pueblo.

Es la distribución de la renta lo que hace una política petrolera revolucionaria o no. En nuestro caso, a diferencia de lo que hicieron todos los gobiernos anteriores en cien años de historia petrolera, la Revolución Bolivariana, el Comandante Chávez, la distribuyó a favor del Pueblo y lo hizo de una manera radical, a pesar de la oposición del propio Estado, cuyas estructuras lo impedían de todas las formas posibles.

Primero nos tocó defender el precio, luego restablecer las regalías e impuestos petroleros, es decir, acabar con el saqueo de la nefasta apertura petrolera y luego, la distribución de la renta a favor del Pueblo. Fue una batalla permanente contra los mecanismos de control que había establecido la burguesía sobre la renta, las estructuras ministeriales que no estaban diseñadas para servir al pueblo, que no tenían capacidades operativas y donde era hegemónica una visión cuarto-republicana, no tenían una visión revolucionaria de sus funciones. El Comandante tenía la urgencia de redimir al Pueblo más pobre.

La primera manera de hacer una distribución masiva de la renta petrolera fueron las Misiones Sociales de la Revolución. No es casual que las mismas iniciaran en el 2003, ya habíamos derrotado el sabotaje petrolero y teníamos control de PDVSA, había nacido la Nueva PDVSA Roja Rojita. Nos tocó dirigir la Comisión Mixta Cuba-Venezuela y a partir de allí, en base al suministro de petróleo, desarrollamos la operación de solidaridad y cooperación más importante a favor del pueblo. Fue el ingenio, determinación y la pasión del Comandante Chávez y del Comandante Fidel quienes lo hicieron posible.

Comenzó Barrio Adentro, arribaron miles de médicos y cooperantes cubanos, venían cada uno con un morral de medicinas, con la misión de internarse a los barrios y zonas populares, en las condiciones más difíciles, donde el pueblo estaba absolutamente desasistido, se moría de pobre. Luego se activó la Misión Robinson con el método “Yo sí puedo” y el objetivo de declarar a Venezuela territorio libre de analfabetismo, lo cual se logró en el año 2005; seguidamente le tocó a la Misión Ribas, tuve el honor de ser su fundador y coordinador nacional, hasta el año 2014 graduamos 880 mil bachilleres integrales, hombres y mujeres que en su juventud abandonaron los liceos por razones económicas-sociales, creamos un extraordinario equipo de trabajo de miles de facilitadores comprometidos con la Revolución; la Misión Sucre, con las Aldeas Universitarias y el objetivo de acabar con la exclusión; la Misión Identidad, dándole identificación a millones de excluidos, que ni siquiera podían ejercer sus derechos políticos, no podían votar, ¡porque no tenían documentos!; la Misión Alimentación atendiendo a los sectores más humildes del país, y así todas las misiones hasta la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde también tuve el honor de ser el coordinador y entregar al pueblo, en 3 años de gestión, 550 mil viviendas. Todo esto fue petróleo, fue la distribución masiva de la renta petrolera a favor del pueblo, era la prioridad. Sus resultados fueron constatados por las agencias de las Naciones Unidas, nuestro país fue uno de los primeros en alcanzar las metas del milenio. El Pueblo lo sabe, fue el protagonista de su propia liberación.

La Revolución Bolivariana ponía así el centro de su acción en el ser humano. Ya se había proclamado el Socialismo como meta superior, ¡ese era el Comandante Chávez! Para eso usamos el petróleo y la renta petrolera que nos habían robado por casi 90 años. No podíamos seguir teniendo un país de excluidos, hombres y mujeres, sin salud, educación, trabajo, vivienda, dignidad. Cuando se activó la Misión Milagro, donde se operaron más de 2 millones 700 mil venezolanos que recuperaron su vista, recuerdo que el Comandante Fidel Castro nos comentaba: “qué clase de sociedad es esa donde la gente es ciega porque no tiene el dinero para una operación tan sencilla como esta”. Era un dilema ético, que por supuesto Chávez resolvió a favor del Pueblo. En un país como el nuestro, petrolero, y en una revolución, no podía actuarse de otra manera. ¡Ha sido el petróleo mejor invertido de nuestra historia!

Por supuesto que la derecha venezolana y la oligarquía que siempre se apropió de la renta se opusieron abiertamente a este uso del ingreso petrolero. Comenzaron por criticar el hecho de que la Nueva PDVSA se involucrara en el trabajo social y de allí en adelante, desconocer las Misiones y considerar que eran un derroche de dinero o, peor aún, dinero malgastado. Siempre me ha llamado la atención el absoluto desprecio de la oligarquía venezolana hacia el pueblo pobre. Hay mucho de racismo, prepotencia, desconexión con la realidad de nuestro país, con el alma nacional, nuestra historia, cultura, Pueblo. Es una oligarquía absolutamente anti-nacional y sus partidos de derecha, los que reaccionan así contra el pueblo y en general contra el Chavismo.

Además del tema social, el Comandante insistió en el desarrollo de infraestructura, empresas para fortalecer al sector estatal de la economía y proyectos para crear un sector propio de producción no petrolera, además de fortalecer nuestras capacidades en soberanía y defensa nacional.

Los países que disponen de renta petrolera se esfuerzan en el desarrollo de infraestructura, puesto que es una manera de utilizar los ingresos para el disfrute de todos. Se hicieron grandes obras de infraestructura educativa, de salud y culturales, obras estructurantes como puentes para conectar los vastos territorios del sur con el resto del país, centrales termoeléctricas, transporte público, trenes, teleféricos, metro cables, viviendas, vialidad, etc.

Si bien en las Misiones Sociales fuimos eficientes y exitosos, porque fueron programas desarrollados por estructuras y métodos revolucionarios, sobre todo con mucha participación popular, no se puede decir lo mismo del esfuerzo en el sector no petrolero de la economía. La razón fundamental es que intentamos avanzar de la mano del sector privado, de su sistema financiero, sus empresas, sus reglas, mecanismos y su habilidad para apropiarse de la renta petrolera.

Los privados han sido el brazo ejecutor de las obras de la revolución, es una contradicción. Es decir, el Estado, la administración pública, las empresas del Estado, contratan con las empresas privadas, incluso la ley obliga que sea así. Nos enfrentamos entonces a largos e intrincados procesos de contratación, cartelización de las empresas, los componentes en divisas o bolívares, los tiempos y calidad de ejecución, el compromiso con la obra y las limitadas capacidades nacionales. Llegamos al tope de las capacidades nacionales, en una lucha diaria con un sector que, con sus excepciones, que las hay, solo tienen el objetivo de obtener la mayor ganancia, retrasar los proyectos, obtener más contratos y un largo etc. de vicios y desviaciones que afectan tanto al sector público como al privado, desviaciones muchas veces derivadas de las propias complejidades y alcabalas creadas en cada proceso.

Otra complicación ha sido que el sector privado y sus agrupaciones gremiales como Fedecámaras y Fedenaga, entre otros, fueron actores políticos fundamentales y notorios en todos los eventos de desestabilización: Golpe de Estado, Paro Patronal, Plaza Altamira, Sabotaje Petrolero.

Después de muchos tropiezos, la decisión estratégica del Estado fue buscar el apoyo de grandes empresas en el extranjero, en base a los acuerdos de cooperación establecidos con otros países de mayor capacidad industrial y tecnológica: China, Rusia, Irán, Brasil, Argentina, entre otros. También imperaba la lógica del capital con la única e importante diferencia, además de sus capacidades, que no estaban políticamente motivadas contra el gobierno venezolano.

La respuesta que dimos con la mejor orientación política hacia el esfuerzo del socialismo estuvo en fortalecer capacidades productivas propias del Estado y crear capacidades productivas con el Poder Popular.

En el caso de PDVSA, a partir de la caída del precio del petróleo en el 2009, nuestra cesta estaba a 35 $/Barril, y ante las amenazas de sanciones de EEUU, iniciamos el Plan de Soberanía Tecnológica. Identificamos los segmentos más costosos y estratégicos para la industria petrolera que pudiesen desarrollarse en el país. Compramos taladros Chinos y por primera vez en cien años, ensamblamos en nuestro país taladros petroleros; constituimos la primera plataforma petrolera costa afuera en nuestra historia, está operando en el Delta, se llama 4F; reactivamos con PDVSA Industrial fábricas de tubos y construimos las tuberías de gran diámetro, tanto para los gasoductos desde Paria, como para los oleoductos que van al norte desde la Faja Petrolífera del Orinoco; establecimos fábricas de válvulas para nuestros sistemas de transporte; la primera fábrica de software para la industria petrolera; fábrica de bombillos ahorradores, aerogeneradores y paneles solares en Paraguaná; fábrica de bloques, con una inmensa capacidad en Pariaguán. Por eso incorporamos al Poder Popular a la Gran Misión Vivienda Venezuela, el 60% de las viviendas se hicieron con brigadas de construcción del pueblo, suplíamos los diseños, especificaciones técnicas, materiales y supervisión. Allí están algunos ejemplos de una gestión revolucionaria, la calidad y la eficiencia de las nuevas posibilidades de producción en socialismo.

El modelo rentista petrolero se caracteriza por la casi inexistente burguesía nacional, lo que se desarrolla es un sector terciario de la economía, importador, financiero, bancario, de servicios. Por lo que el país adolece de un robusto sector industrial, manufactura y tecnología. De allí que nuestra economía se caracteriza por un capitalismo dependiente e ineficiente. La matriz de que el sector privado es más eficiente que el púbico es falsa y nos podemos remitir a la prueba de lo que ha sido su desempeño en cien años de rentismo petrolero. Paradójicamente la empresa emblemática del sector privado es una que disfruta y abusa increíblemente de una posición de dominio, por tener el monopolio de la cadena de procesamiento agroindustrial.

Por otra parte, a partir del colapso de 1983, el privado no invierte en el país, de allí el deterioro acumulado en su propio sector, el único que invierte es el Estado Venezolano y las inversiones del sector petrolero. La burguesía venezolana tiene a buen resguardo el dinero en el exterior, ha convertido a nuestro país, prácticamente en una mina, donde hacen dinero, pero viven e invierten en el exterior. Los “milagros” económicos en países vecinos tienen mucho que ver con esta realidad.

De manera que, en términos de economía productiva no petrolera, si bien nosotros hemos cometidos errores, que pueden ser corregidos con las decisiones adecuadas, el sector privado, tiene un problema estructural, ha tenido un fracaso estruendoso, no han satisfecho nuestro mercado interno y se han dedicado a usufructuar la renta petrolera, al punto que cuando colapsa el precio del petróleo, ellos colapsan también. A cuenta de qué, el sector privado tiene que vivir de las divisas del sector público, el único que genera divisas en este país es el Estado, específicamente PDVSA con cerca del 94%. Es un tema sobre el que la población debe reflexionar y el sector privado asumir de una vez su responsabilidad en la realidad del país.

Nos falta discutir mucho más sobre economía, sobre todo en un país petrolero como el nuestro. Debemos debatir, por ejemplo, el tema cambiario, que tanto daño económico nos está haciendo, asociado estrechamente a la inflación, la especulación y el mercado paralelo, cuánto daño nos está haciendo en términos de conciencia. Convertir el dólar en una mercancía tan barata por el tipo de cambio, permite que los agentes económicos se dediquen al fraude y a la manipulación cambiaria que deterioran y atentan contra la economía y estabilidad de la Patria. Son temas que debemos discutir para resolver. Al fin de cuentas, de lo que se trata es de preservar la revolución y lo que tantas veces decía el Comandante Chávez: “la transición humanamente gratificante al Socialismo” ¡Venceremos!

Chávez: Economía y política petrolera (III), cruzando el río con Chávez

La renta petrolera es uno de los factores fundamentales de la ecuación de nuestra economía, pero como dijo un gran amigo, es lo que tenemos y hay que saber manejarlo. Nadie ha dicho que sea fácil, la ecuación del modelo rentista petrolero es más compleja, porque la renta es una incertidumbre, depende, en gran medida, de factores externos, en este caso del mercado petrolero, del precio del petróleo. Por eso hay que ser más rigurosos, estudiosos y previsivos.

El peso de la renta petrolera en nuestro país es inmenso, siempre lo ha sido, lo será por un buen tiempo. Lo primero es reconocer que existe, no por desconocerla va a dejar de existir. Tenemos que reconocernos como un país petrolero, por cierto, el país con mayores reservas de petróleo del mundo, aunque comencemos a trabajar desde hoy firmemente para superar el modelo rentista petrolero, como hay que hacerlo, pasarán muchos años de hegemonía del mismo.

Así, lo primero es reivindicar la renta petrolera. La renta es el dinero que percibimos por la venta del petróleo, es decir, el valor de un recurso natural que es de todos los venezolanos, por eso en nuestra Constitución de 1999 la actividad petrolera está reservada al Estado.

Por eso nosotros siempre hemos dicho: «El Petróleo es del Pueblo». Para los jóvenes, sobre todo los que han crecido en Revolución, esto es normal. Pero no siempre fue así. Al contrario, durante casi 90 años la renta petrolera se la llevaron del país las empresas transnacionales o se lo apropió la oligarquía, esa es la razón fundamental, por las que nuestro país, ha estado marcado por la pobreza y la desigualdad, a pesar de tener un poco más de cien años produciendo petróleo, y haber sido, hasta los años 70, el principal exportador del mundo.

En 1999 Venezuela era un país donde la pobreza alcanzaba el 30% de la población y la pobreza extrema el 10%, uno de los países más desiguales del hemisferio, con un alto grado de exclusión de los pobres, marginados de la salud, educación, vivienda, un país incapaz de producir lo que consume, un sector privado incapaz de producir para satisfacer nuestras necesidades, viviendo del Estado. Un país violento, donde el aparato represivo del Estado mantenía al pueblo sin voz, ni posibilidades de participación política, en sus barrios de miseria.

Era una cuarta república colapsada, con una clase política corrupta, al servicio de la oligarquía parasitaria, del sector bancario, financiero, importador, incapaz de poder ofrecer nada al pueblo, el «Caracazo» y tres mil muertos en las calles de Caracas fue su respuesta ante la desesperación del pueblo pobre.

Cuando el Comandante Chávez asume la Presidencia comienza a gobernar y lo que consigue es un país en ruinas y un pueblo desesperado, sumido en la pobreza, con la urgencia de vivir, de tener alguna posibilidad de cambiar su condena, su pasado, su presente, por un futuro digno, de vida. Se necesitaban todos los recursos posibles para atender esa situación de catástrofe económica y social. La cuarta república había dejado un país en ruinas, un pueblo abandonado a su suerte y el petróleo y PDVSA, entregados a las transnacionales.

Sabemos lo que vino desde el inicio de la Revolución Bolivariana, una revolución pacífica: la más enconada y violenta respuesta de las élites políticas-económicas de los EEUU y sus empresas transnacionales. La desestabilización y la injerencia extranjera han sido la respuesta violenta de la derecha a los cambios políticos, a nuestra Constitución, al empoderamiento del Pueblo y los trabajadores, a la Revolución Bolivariana, al Socialismo.

Una revolución por la vía pacifica es como pescar un tiburón blanco con un anzuelo: Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, desestabilización permanente, paro patronal, violencia, guarimbas, crímenes políticos, paramilitarismo, guerra mediática, sanciones norteamericanas, «la salida» y todos los muertos que ha dejado esta confrontación alentada por sectores que son los mismos que gobernaron y destrozaron este país por más de cuarenta años.

La Revolución Bolivariana no ha podido gobernar en paz, la extrema derecha ha mantenido la línea de la desestabilización permanente, a pesar de haber realizado más de 18 elecciones, la oposición sencillamente se niega a aceptar sus resultados, perder el poder político y sus privilegios económicos.

A los EEUU y a los «generales del tuiter» no les importa, ellos no viven en el país, están a buen resguardo. Muchos de ellos con sus negocios intactos. Solo esperando que la revolución se debilite, cometa errores o finalmente confíe en ellos. Todavía está fresco en la memoria de todos como las concesiones que hizo Gaddafi a las transnacionales petroleras y los recibimientos que dio a los dignatarios europeos, fueron su sentencia de muerte y la de Libia.

Esta ha sido la constante en nuestra revolución: permanente desestabilización y asedio. No se ha contado con el escenario ideal, que se da en otros países, donde hay acuerdo nacional o hegemonía de un proyecto que avanza con el apoyo de todas las fuerzas, sin injerencia extranjera, esa ha sido la ventaja o fortuna que han tenido algunos otros que muestran avances significativos en su desarrollo.

A muchos jóvenes, ahora en un mundo globalizado, donde las redes sociales crean expectativas y abren posibilidades a cualquier realidad del mundo, les resulta fácil cuestionar la situación del país. Claro, las redes sociales, el tuiter tienen el problema de los caracteres, los segundos del video, no se puede dar una visión verdadera de la realidad en base a esos espacios, por cierto, muchas veces manipulados. Venezuela es un ejemplo, pero nuevamente como dice mi amigo, es lo que hay, debemos aprender a manejarnos con este factor de la propaganda que no existía hace ni siquiera diez años.

Sin embargo, les digo a nuestros jóvenes, muchos de nuestros problemas tienen que ver con toda esta historia petrolera de cien años. Todos los problemas acumulados, la adicción a la renta, lo fácil, la riqueza fácil, la corrupción, la falta de una economía basada en el trabajo, los sistemas de dependencia extranjera instalados a los largo de la economía, la exclusión del pueblo, la pobreza, el abandono del campo, la falta de industrias, la falta de inversiones privadas.

En nuestro caso ha sido una batalla, permanente y hermosa al mismo tiempo, porque es una guerra de liberación de nuestro pueblo, hay que saber darla y darla con pasión. Perdimos al Comandante en el fragor de esta batalla, fue cómo perder a Bolívar en Carabobo, por lo que se requiere de mucha rigurosidad en los actos, claridad y liderazgo, además de una fuerte dosis de humildad y revisión permanente y consulta sobre el desarrollo de la misma.

Ya vemos lo importante que es la renta petrolera, el ingreso petrolero en nuestro país como una variable indispensable en nuestra economía y nuestra calidad de vida, en el bienestar del pueblo. Me parece que todos podemos estar de acuerdo en varias cosas: la renta existe y existirá por mucho tiempo, no podemos dejar que se la lleven las transnacionales, debe ingresar y mantenerse en el país; hay que proteger el precio y el régimen fiscal petrolero, para que el monto de la renta sea justo e importante para beneficio del país; la renta es una extraordinaria palanca para el desarrollo de nuestro pueblo, para invertir en el desarrollo de las capacidades que nos permitan superar el modelo rentista petrolero y construir una sociedad basada en el trabajo: el Socialismo.

Durante el Gobierno del Presidente Chávez, estando al frente del Ministerio de Petróleo, el centro de nuestra Política Petrolera fue defender el precio del petróleo y trabajar en el seno de la OPEP para lograr un valor justo, por eso mantuvimos los niveles de producción acordados en nuestra organización, respetando los acuerdos y defendiendo el precio. Para nosotros resulta más importante, en términos de ingresos, tener un buen precio que una mayor producción de petróleo.

Pero no bastaba solo con regular la producción, tan importante como esto era tener un régimen fiscal petrolero adecuado, distinto al de la apertura, el que establece nuestra Ley Orgánica de Hidrocarburos. De nada sirve tener un barril de petróleo a 100 dólares, si el Estado solo cobra 1% de regalía (uno de cada cien barriles) y no recibe impuestos petroleros o los recibe a una tasa muy baja, por ejemplo a 34%, como eran las condiciones de las transnacionales durante la apertura petrolera.

Por eso, solo después del Golpe de Estado y la derrota del Sabotaje Petrolero, ya en ofensiva, con la Plena Soberanía Petrolera y con la Nueva PDVSA Roja Rojita, fue posible recuperar el régimen fiscal petrolero, pasando las regalías, para toda la producción, sin excepciones, de 1% al 33.33% y todos los impuestos petroleros del 34% al 50%, sin exenciones de ningún tipo. Logramos recuperar e introducir al país 496 mil millones de dólares de renta en este periodo de la Revolución.

Ese era el trabajo de nuestro equipo tanto en el Ministerio de Petróleo como en la Nueva PDVSA, lo hicimos y lo hicimos muy bien. Era lo que nuestro Pueblo, nuestro país, nuestra Revolución, necesitaba para avanzar como lo hizo. Le dimos al Estado Venezolano los recursos que le correspondían como dueño del petróleo, como representante del Pueblo.

No ha sido un trabajo nada fácil, para nada. Los que hemos estado al frente de esta batalla al lado del Comandante Chávez, sabemos de lo exigente, riguroso, honesto y trabajador que era el Presidente, lo estrictamente apegado a la Ley y a la Constitución. Ha sido un honor y una experiencia única en el mundo, trabajar estrechamente con él, bajo su comando.

Hicimos lo que hicimos muchas veces contra el mismo Estado y su burocracia en contra, a contra corriente de lo que era la lógica del capital, imperante en un sector como el petrolero, no solo en Venezuela, sino en el mundo entero, empujando y concientizando siempre a los cuadros de dirección, los trabajadores de la Nueva PDVSA, de que esa era nuestro deber con la sociedad, recuperar el máximo del ingreso petrolero, para ponerlo al servicio del Estado Venezolano, quien era el responsable de ejecutar la infinidad de programas y proyectos que aprobaba el Presidente, por solicitud de los Ministros, de nuestra política exterior, nuestros acuerdos y compromisos, los entes, Empresas, Gobernaciones, alcaldías, Poder Popular. Había que transformarlo todo, hacer una revolución, construir el socialismo con el capitalismo intacto. Había que atender las urgencias de un pueblo excluido, maltratado, que no se resigna a no tener futuro, un Pueblo que cree en la palabra de Chávez, los hijos de Bolívar, nuestra querida Patria Venezolana.

Todo esto enfrentando a las transnacionales, juicios de arbitrajes, sanciones de los EEUU contra la empresa. El sector privado que antes se llevaba la renta, presionaba, junto a las transnacionales, a través de la prensa, programas, diputados, en una matriz permanente contra nosotros en lo personal, contra nuestro honor y nuestro nombre, contra nuestra querida Nueva PDVSA, sus trabajadores, criminalizando nuestras acciones, nuestra lealtad al Comandante Chávez. Lo hicimos con pasión y lealtad, lo volveríamos a hacer, por Chávez, nuestro Pueblo, nuestra Patria.

Afortunadamente siempre contamos, conté, con la confianza política y personal del Comandante Chávez, solo su apoyo político nos permitió avanzar y acompañarlo en todas las iniciativas, en todas las tareas. Que ahora se pretenda desconocer esto y el aporte de un conjunto de cuadros revolucionarios que lo hicieron posible, es como una manera de desconocer las decisiones del Comandante Chávez, su ejemplo y la conducta que él quería modelar e imprimir en el nuevo Estado Revolucionario. No todos lo hicieron como nosotros, mucha gente tenía una especie de plan b, un cálculo egoísta, no todos tenían ni la capacidad ni el compromiso ni la honradez para hacerlo, no todos cruzaron ese río con Chávez, hubo gente, organismos, Ministerios, Empresas del Estado que se quedaron en la orilla.

Sigue la violencia de la extrema derecha, insiste el gobierno de los EEUU en amenazar e intervenir en nuestros asuntos, nuestra soberanía, siguen los problemas económicos aquejando al pueblo, avanza la Constituyente, hay mucha confusión, hay ataques, reclamos, acusaciones, defecciones. Cuidado con el salto al vacío, hay que pisar firme, Chávez siempre, el Pueblo y el Socialismo. ¡Venceremos!

Chávez: Economía y política petrolera (II) ¿Revolución a 100?

El precio del petróleo tiene una influencia determinante en la economía del país, su política y desarrollo social. Así ha sido desde que nos convertimos en una economía monoproductora y dependiente, por la instauración del modelo rentista petrolero que fue impuesto por las transnacionales desde inicios del siglo XX. Esto es importante precisarlo para entender una de sus principales consecuencias políticas: la injerencia del imperialismo norteamericano en nuestro país.

Las transnacionales petroleras se instalaron de la mano de Juan Vicente Gómez quien dio el Golpe de Estado con el apoyo militar y político norteamericano, con el compromiso para entregar el petróleo a sus empresas, así lo hizo el Dictador. A partir de allí, pasamos a ser una economía periférica de EEUU, sin posibilidad de desarrollo, puesto que la principal potencia del planeta nos tenía como su fuente de petróleo. La nuestra ha sido la historia del saqueo de nuestras riquezas.

Así, el desarrollo del país estuvo marcado por las necesidades de las transnacionales, que promovieron el abandono del campo y de otras actividades económicas no petroleras, concentrando el 80% de la población en el 20% del territorio.

Crearon un sector de manufactura dependiente de sus insumos y capitales, cuyo epicentro está asociado al mayor puerto del país, puesto que se convirtió en un mecanismo de importación de productos para nuestro mercado.

Este modelo económico ha sido brutal, EEUU se llevaba nuestro petróleo y nos vendía lo que necesitábamos. ¿Para qué producir nosotros si EEUU podía vendernos todo? Muchos jóvenes se preguntan ¿por qué no somos como los países petroleros del Golfo Pérsico?, pues entre otras cosas, sus dirigentes han liderado su propio modelo de desarrollo nacional, no lo impusieron las transnacionales.

Acá, desde el inicio de la producción petrolera se formó una oligarquía parasitaria, al servicio de las transnacionales, con políticos que cuidaban sus intereses. Este proceso de despojo, fue impuesto con permanente violencia contra nuestro pueblo e intromisión de los norteamericanos. Hemos sido esenciales en su esquema de dominación de la región, su patio trasero, elemento fundamental de su economía y seguridad estratégica.

Este tema ha sido el centro de discusión de los partidos políticos en el país desde la aparición del petróleo, particularmente en el campo revolucionario, porque su impacto es fundamental para caracterizar nuestra revolución y las posibilidades de conducir un modelo de desarrollo basado en el trabajo de la sociedad, en defensa de nuestros recursos, los del pueblo y su trabajo, en la conciencia del deber social y no basado en el robo de nuestras riquezas, egoísmo y entreguismo. Es decir ¡socialismo o barbarie!

Por eso, tenemos dos bloques opuestos en la política, que pasan por definir en primera instancia qué hacer con nuestro petróleo y la renta que genera, para qué utilizarla.

La actividad petrolera es un negocio internacional, el petróleo es el principal elemento de la economía mundial, su precio de venta constituye una renta, un ingreso que corresponde al dueño de la tierra donde se produce, en nuestro caso, al Estado y al pueblo. La cuestión petrolera está vinculada a nuestra soberanía, es un problema nacional.

La renta petrolera no guarda relación con el costo de la labor, pues el petróleo no se fabrica, se vende un recurso natural que tiene un alto valor, que se paga en divisas y, por estar en nuestro subsuelo, es del Estado.

Entonces ¿qué hacer con la renta petrolera? ¿Qué hacer con esa herencia de la Madre Tierra?

Desde el inicio de las concesiones petroleras (1914), hasta la «nacionalización» (1975) esta herencia se la llevaron las transnacionales. Fueron más de sesenta años haciendo lo que quisieron, nos robaron, solo hicieron la infraestructura que les interesaba, las ciudades que necesitaban, importaron todo lo que consumían, pusieron dictadores y luego nos dejaron con el Pacto de Punto Fijo, un modelo de país dependiente, con un pueblo empobrecido y concentrado en los barrios de las grandes ciudades o abandonado en las sabanas y campos improductivos de lo que fue un país agrícola.

Luego de la «Nacionalización Chucuta» la renta se la apropió una élite política-económica muy corrupta, una oligarquía parasitaria y un Estado al servicio de un modelo derrochador, violento, antipopular y excluyente. Con la apertura petrolera, las transnacionales volvieron por la gran provincia petrolera de Venezuela y del mundo, la Faja Petrolífera del Orinoco, a llevarse nuestro petróleo, en condiciones lesivas para el país: 1% de regalía, sin pago de impuestos petroleros y control absoluto de las trasnacionales.

En estos años, la oligarquía y sus políticos fracasaron estruendosamente en su modelo económico. La burguesía no cumplió su papel en el desarrollo y expansión de las fuerzas productivas, no invirtieron en el país, no crearon capacidades, nunca lo han hecho, bajo ningún gobierno, se han dedicado permanentemente a sacar divisas del país. Fracasó un capitalismo atrasado y dependiente, donde se impuso una maquila para el mercado interno, un sector del campo abandonado, una burguesía importadora especializada en robarse divisas de la renta petrolera y un sector financiero y bancario, especialista en especulación, manipulando nuestra moneda, para obtener, como han obtenido, jugosas fortunas, aun en la V República.

El golpe de gracia a la IV República y su modelo se lo dio la apertura petrolera. Una de las características del control transnacional es colapsar el precio del petróleo para favorecer a sus países de origen, las grandes economías del capitalismo y sus casas matrices en el exterior. «El Caracazo» y la violenta respuesta de la oligarquía, con ¡3.000 muertes solo en las calles de Caracas! fue el fin de la IV República.

Al llegar el Comandante Chávez e instaurar la V República la situación era caótica, un país colapsado, en ruinas, con millones en pobreza y pobreza extrema; las instituciones del Estado sin garantizar educación, salud, vivienda, trabajo; millones de analfabetas o sin bachillerato; la educación universitaria un lujo; el ejército desmantelado; la corrupción galopante; país con una «agricultura de puertos», la oligarquía apropiada de las decisiones económicas, un país sin peso político, desconocido para el mundo, una PDVSA en privatización, entregada la Faja Petrolífera a las transnacionales, una subordinación vergonzosa a los EEUU, esto hace solo 18 años.

La oposición violenta y sus partidos, todos ellos, gobernaron este país y lo destrozaron, acabaron con nuestra patria, la entregaron, estuvieron en el poder por más de 40 años y fue un desastre para los pobres, para el hombre y mujer humilde, ese, el excluido de siempre, al que queman las hordas fascistas.

Por eso no acepto manipulaciones de la oligarquía corrupta. No me cabe duda: el Petróleo es del Pueblo, la PDVSA Roja Rojita ha sido instrumento de liberación, para que la renta petrolera, que siempre nos robaron, sea para el pueblo, no para la oligarquía y transnacionales.

El Comandante Chávez lideró y confió, sin dudas, en la Política de Plena Soberanía Petrolera, siempre nos apoyó en la derrota del Sabotaje Petrolero, en la creación de la Nueva PDVSA, para vencer a las transnacionales, para recuperar la Faja Petrolífera del Orinoco y la renta petrolera.

Recuperamos en diez años más de 480 mil millones de dólares que antes se llevaban las transnacionales, para el Pueblo, para recuperar al país destrozado, acabar con la pobreza y pobreza extrema, crear un sistema de salud y educación pública, alfabetización, las Misiones Sociales: Ribas, Sucre, Robinson, Barrio Adentro, entre otras; Universidades, La Estancia, Gran Misión Vivienda Venezuela, Defensa Nacional, infraestructura, todo ello es renta petrolera, es lo que está en disputa.

Ha sido una batalla difícil, construir el Socialismo, con un sistema capitalista intacto se convierte en un reto.

Por eso hicimos la Gran Misión Vivienda Venezuela con el Poder Popular, la Misión Ribas, PDVSA; por eso hicimos las Misiones; por eso PDVSA asumió múltiples tareas: fábricas, industrias de acero, de tubos, plataformas, agrícolas, viviendas, universidades, colegios, todo ello además de su producción petrolera.

Es la crisis de la que hablaba el Comandante Chávez, la lucha entre lo nuevo y lo viejo que se resiste a cambiar. Solo que, en el caso del capitalismo, en lucha por apropiarse de la renta petrolera, en una revolución pacífica, como la nuestra, se trabaja en la conciencia del pueblo y de revolucionarios.

¿Es entonces esta una revolución a 100 $/Barril? No, nuestra Revolución siempre ha estado asediada. Al decir que antes se sostenía la revolución porque el precio del barril estaba a 100, solapadamente se ataca al Comandante Chávez, se evaden responsabilidades. Nuestra revolución encontró un precio a 10-11 $/Barril. Se trabajó con la OPEP en la Cumbre de Caracas del año 2000; se propuso el sistema de bandas entre 22-28 $/Barril, en ella nos quedamos unos años, sufrimos Golpe de Estado.

Asumimos el Ministerio de Petróleo el 17 de julio de 2002, vino el sabotaje petrolero, la producción cayó de 3 millones de barriles día a solo 23.000 barriles día. PDVSA perdió más de 17.000 millones de dólares, hasta que la nueva PDVSA recuperó los 3 millones de barriles día. Tomamos La Colina.

Sufrimos desestabilización y guarimbas todo el año 2003, no había dinero para pagar ni los sueldos, pero el pueblo estaba movilizado. Tan pronto recuperamos la industria y la renta petrolera comenzó a estar bajo control de Estado con la Nueva PDVSA, comenzaron las Misiones, comenzó la ofensiva de Barrio Adentro; la Robinson llegó a donde nunca había llegado el Estado; la Ribas me correspondió crearla y dirigirla; entregamos los edificios de PDVSA a la Misión Sucre: Los Chaguaramos a la Bolivariana; Chuao, a la Unefa; PDVSA Gas, La Floresta, al Instituto Universitario de Caracas; todas las sedes del CIED a la UBV. Se comenzó a crear el sistema de garantías sociales de la Revolución Bolivariana.

Luego vino la ofensiva final: Nacionalización de la Faja Petrolífera, ajuste de regalías de 1% al 33.33%, eliminación de los convenios operativos, constitución de Empresas Mixtas con control de PDVSA, restablecimiento de los impuestos petroleros de 0% a 50%, trabajo permanente en el seno de la OPEP para llevar el precio a niveles justos, precios de 100-120 $/Barril entre 2006-2008. A finales del 2008 colapsó el precio del petróleo por la crisis de los EEUU (35$/Barril en enero del 2009). El Comandante Chávez fijó una línea estratégica: no afectar los programas sociales de la revolución, diferir todo, pero no afectar al pueblo. Su proclama y discurso: ¡La revolución está garantizada con o sin petróleo!

Con un recorte de 4.5 millones de barriles, la OPEP en sesión permanente, recuperó el precio. A nosotros nos tocó recortar 364 mil barriles día y enfrentar la matriz y manipulación de la caída de la producción, es la presión transnacional, contra la OPEP y nuestra política de defensa del precio. Al final de 2009, ya estábamos cerca otra vez de los 100 $/Barril.

Pudimos impulsar la Gran Misión Vivienda Venezuela, el inicio de las inversiones en los proyectos más grandes, solo podía asumirlo la Nueva PDVSA, con la renta petrolera, con los trabajadores, de allí en adelante la misión tomó su propio ritmo, el ritmo del pueblo en revolución.

Vino la tragedia de la partida del Comandante Chávez, en medio del dolor, fuimos a elecciones, Nicolás Maduro Presidente. Se desató la violencia de la misma oligarquía y sus agentes de siempre, esta vez envalentonados porque se fue el gigante.

Se advierte de la caída del precio, la OPEP estaba siendo afectada en su unidad por el conflicto entre el Golfo, Irán y Rusia. Los muertos los ponen los sirios, yemeníes y libios, ofensiva del imperialismo en todos los frentes. El último año de cierre de mi gestión al frente del Ministerio de Petróleo y de PDVSA, el precio cerró a 96 $/Barril y la producción de petróleo en 2.890 millones de barriles día, ahora, de acuerdo a la información suministrada por la OPEP ronda los 45 $/Barril y la producción ha caído drásticamente.

Esta no es una revolución a 100$/Barril, es una revolución que tiene que aprender a lidiar con el factor petrolero, porque pasarán muchos años todavía hasta superar el modelo rentista. Hay dificultades apremiantes, violencia, problemas económicos, amenazas norteamericanas, nuestro pueblo debe defender a cualquier costo su revolución, sus espacios de participación, su renta petrolera, su Nueva PDVSA, ahora para construir otro modelo, basado en el trabajo, el Socialismo, el Legado de Chávez. ¡Venceremos!

Chávez: economía y política petrolera (I)

En medio de la confrontación política, agudizada en nuestro país con fuertes episodios de violencia y trágica cuenta sangrienta de venezolanos muertos y heridos de ambas partes, además de señales preocupantes de fascismo, intolerancia, injerencia extranjera y prevalencia de las ambiciones e intereses personales y grupales como motores de la política, me preocupa que se pretenda dejar por sentado, así, sin ninguna discusión y de manera irresponsable y ligera, que la culpa de esto es del Comandante Chávez y de su manejo de la economía y de la política petrolera.

Creo que en el campo de la revolución se comete un grave error, al no discutirse este tema, por la razón que sea, puesto que, no solo es el legado del Comandante y los principios de nuestro proceso Bolivariano, sino que omitir discusión nos priva de aprendizajes para profundizar la acción política y la toma de decisiones de cara al futuro.

Lo anterior nos convierte en presa fácil de los reduccionismos simplistas, atajos «tácticos» y al final de la restauración, a plenitud, del capitalismo rampante y atrasado que mantuvo a nuestro país, por casi cien años, como una factoría petrolera, un satélite de la economía norteamericana, sin posibilidad de elevar las condiciones de vida del pueblo y mucho menos de implantar el socialismo como sistema alternativo.

Le juré lealtad eterna al Comandante Chávez, es lo que he hecho y seguiré haciendo, no solo porque estoy de acuerdo y comprometido ideológicamente con todas nuestras acciones, sino porque estoy convencido de que fueron correctas en la batalla frontal contra el capital y la dependencia extranjera; había que asegurar la conquista de nuestra plena soberanía y dar el salto a las transformaciones políticas, económicas y sociales impostergables. Además, con el Comandante siempre actuamos apegados estrictamente a nuestra Constitución y Leyes.

Pretendo con esta columna, insistir en este tema, desclasificar documentos y mostrar al pueblo lo que sea necesario en defensa del Comandante Chávez, y acciones. No permitiré que en medio una refriega callejera y de odio, se despache el legado del Comandante, entre cálculos políticos e incomprensión de lo que hizo, por qué lo hizo y para qué lo hizo. Tengo clara conciencia de mis tareas históricas y todos los elementos y legitimidad para avanzar en este debate.

Cada quien debe asumir su rol y aportar a esta discusión, sin excluir a nadie, de manera constructiva, jamás permitir que se pretenda confundir al Pueblo sobre las motivaciones del Comandante Chávez. Él ya no está entre nosotros para avanzar como solía hacer, como un huracán, llevando la verdad al pueblo y al mundo. Lo haremos nosotros, invito al pueblo Chavista, al PSUV, a los cuadros de la revolución y los que han desempeñado o desempeñan altas responsabilidades en el gobierno bolivariano, a levantar su voz y defender con pasión y sin cálculos egoístas nuestro modelo, la obra y legado del Comandante Chávez.

Claro, de mi parte me concentraré en el tema Petrolero, abarcando tanto la Política Petrolera, que siempre debe prevalecer, como también a nuestra querida PDVSA, su gestión y transformación hasta el momento que la conduje. Hay elementos absolutamente nuevos e incomprendidos, que fueron los creados por el Comandante para distribuir masivamente la renta petrolera, así como apalancar otros sectores económicos del Estado, en su esfuerzo siempre orientado a superar el rentismo petrolero y construir el Socialismo, su base material.

De esta ofensiva de las ideas, saldremos más unidos, fortalecidos y daremos a nuestro pueblo las razones sagradas para el combate diario, sistemático, irreductible en defensa de nuestra revolución, por Chávez y la Patria toda.

De esta crisis saldremos, no tengo dudas, pero hay que salir victoriosos, no se trata de salir como sea, se trata de salir de pie, caminando firmes hacia el socialismo, sin haber cruzado «La Línea Roja», sin haber entregado nada del Legado de Chávez, ni concedido «ni un tantico así», como decía el Che, al imperialismo. Necesitamos mantener la ofensiva para preservar nuestras conquistas y objetivos estratégicos. Lo contrario, será un salto al vacío y vendrá la violencia del sistema restaurador, serán años de desestabilización.

Hay mucha confusión sobre el tema petrolero, me sorprende el discurso de los factores de oposición: unos abiertamente claman por la entrega del petróleo a las transnacionales y la privatización de PDVSA, por ello la campaña permanente y sistemática contra nuestra empresa nacional, creando la matriz de su colapso (de ello hablaremos en otro artículo), hablan como lobistas de las transnacionales. Otros muestran mucho desconocimiento del tema.

A propósito de esto, quiero aclarar una nota de El Nacional. Me encontré en el área de turistas de la ONU a un grupo de venezolanos liderados por un otrora dirigente político, tenían nuestra bandera al revés y tomaban fotos para el «tuiter». Nadie en la ONU los recibió. Les reclamé su ofensa al país y los guardias de seguridad de la ONU los sacaron del edificio, porque no se permite propaganda política en las instalaciones. Ya en la calle y como tenían la bandera de manera correcta, me aproximé y en el marco del respeto hablé con este antiguo dirigente. El Nacional ni lo menciona, nueva forma de hacer política: invisibilizar. En todo caso me preocupo su desconocimiento del tema petrolero y su defensa a la apertura, es un ejemplo de cómo anda la oposición.

Por supuesto, que ya desde la aparición de la Agenda Bolivariana, el Comandante Chávez estaba convencido de la necesidad de recuperar el manejo soberano del petróleo, nuestros recursos naturales, PDVSA y las Empresas Básicas, como elementos fundamentales para nuestro desarrollo económico. Era un enunciado estratégico, luego, ya en el Gobierno, quedaba por delante la gran tarea: ¿cómo lograrlo?

La primera acción en esa dirección estuvo dirigida a restablecer nuestro rol y liderazgo en el seno de la OPEP. Es decir, detener la política volumétrica de la apertura petrolera, de las transnacionales, y restablecer una política de defensa de precios.

Recordemos que a finales de los años 90 el precio del petróleo colapsó, tanto producto de la crisis económica de los llamados «tigres asiáticos», así como por el incumplimiento de los acuerdos de producción en el seno de la OPEP. La violación a las cuotas de producción era liderada por Venezuela, donde la vieja PDVSA marcaba la Política Petrolera.

El último Ministro de Petróleo de la Cuarta Republica proclamaba que la OPEP era un «club de pinochos». Ya Venezuela estaba decidida a abandonar la OPEP, en estricta subordinación a los intereses de los países consumidores y de sus transnacionales que ya se les había entregado la Faja del Orinoco, durante la apertura petrolera: se producía Orimulsión y «crudo sintético» fuera de las cuotas de la OPEP. Se mintió descaradamente a nuestros países hermanos y a todo el país, para vergüenza de nuestra Patria, todos los países de la OPEP sabían que se mentía y que nuestro país era gobernado por las transnacionales, perdiendo el respeto histórico que teníamos en la organización.

El Comandante Chávez, impulsó y llevó a cabo con éxito la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los Países miembros de la OPEP, restableciendo la unidad y coordinación en el seno de la Organización. El Comandante conquistó y se ganó un puesto de liderazgo y respeto en el seno de los países productores, OPEP y no OPEP, incluyendo Rusia, al ser exitoso en detener la caída del precio y luego proponer un sistema de bandas, entre 22 y 28 $/Barril como un precio justo para el petróleo. En este periodo hay que hacer una necesaria mención a nuestro querido compañero Alí Rodríguez, quien fue el primer Ministro de Petróleo del Comandante Chávez entre 1999 y 2001, donde luego salió a Viena como Secretario General de la OPEP.

Ya, desde el principio fue notable la resistencia de la vieja PDVSA a las decisiones y subordinación al Estado Venezolano. Recordemos que ya la apertura petrolera había avanzado a profundidad en el país y su mentor y perpetrador de la entrega en PDVSA, Luis Giusti, era una especie de príncipe de las transnacionales. Realmente ese grupo político que se enquistó en la dirección de la vieja PDVSA, fue el principal impulsor del interés extranjero en el país y entregaron el petróleo, la Faja del Orinoco y PDVSA a las empresas transnacionales petroleras, como nunca antes había sucedido, ni siquiera cuando Juan Vicente Gómez.

Si alguien hiciese una correlación entre la apertura petrolera y la crisis económica de final de los años 80 y 90, se dará cuenta perfectamente que, en la medida que se desmontó el régimen fiscal petrolero y se impusieron las transnacionales, el país cayó sumido en una profunda crisis económica que empezó con el llamado «Viernes Negro» con la devaluación de nuestra moneda y culminó en el paquetazo de Carlos Andrés, «El Caracazo», con sus más de tres mil asesinados en las calles de Caracas y el colapso de la Cuarta República. Todo lo que pasa y pasará por mucho tiempo en nuestro país, en términos de economía, desarrollo social y política tiene que ver con el petróleo. Tendremos que seguir lidiando con el modelo rentista petrolero. Acá lo vamos a dejar hasta los próximos artículos. No puedo dejar de comentar otro suceso, este si muy importante y que por cierto es poco o nada reseñado por los grandes medios: nuestra victoria en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Los Estados Unidos fracaso hace tres semanas en su intento de llevar al Consejo de Seguridad de la ONU la situación interna de Venezuela, buscando una actuación en un órgano muy peligro donde ellos tienen un importante control para promover una intervención extranjera en nuestro país. Los derrotamos, ningún país lo acompaño en su aventura.

El pasado miércoles, intentaron otra maniobra. Durante la elección de las autoridades de la Asamblea General para el 72 periodo de sesiones, un evento muy importante en la ONU. Nosotros nos postulamos para ocupar la vice presidencia de la primera comisión (desarme), la cual se produjo sin novedad. También nos postulamos como Presidentes (en mi persona) de la Cuarta Comisión, responsable de las Operaciones de Paz, Descolonización y el tema de Palestina en las Naciones Unidas. Esta sí le preocupó mucho a los EEUU, tanto por los temas, como por el hecho de que ocupáramos la Presidencia. Nuestra candidatura estuvo apoyada desde el principio, se usa el término «endosada», por nuestro grupo regional de América Latina y el Caribe, el GRULAC. Pues bien, EEUU en una maniobra fuera de toda la práctica de la Asamblea, donde si a un Grupo Regional le corresponde un puesto por rotación y el grupo tienen un solo candidato, nadie cuestiona la decisión del grupo, EEUU pidió votación. De esa manera, EEUU le dice a América Latina y el Caribe y al resto de los grupos regionales: que sin importar su decisión, quiere que nos contemos. Estos no respetan a nadie, se creen los amos del Mundo.

Bien, no le tememos a las elecciones, estamos seguros del apoyo con el que contamos. Fuimos a elección como pidió EEUU (por cierto la embajadora se salió de la sala) y sacamos el 95.6 % de los votos. En buen venezolano, eso se llama ¡una paliza al imperialismo! Bien, a pesar de esta maniobra y las presiones que ejercen sobre los países, seguimos venciendo desde acá, tenemos un fuerte apoyo internacional. Los seguiremos.

Mientras la guarimba va y viene

No se puede dejar de comentar sobre la continuada violencia que se sigue presentando en las calles de los mismos sectores de algunas ciudades del país. Los que la alientan siguen esperando un «sacudón», que no se produce, para tristeza de una minoría que no atina propuesta alguna al país, ni tiene la capacidad de conducir, ni satisfacer las expectativas de sus seguidores en la oposición.

Lamentablemente, mientras se sigue incitando y promoviendo la violencia, con toda una logística que evidencia la presencia de intereses y factores nada espontáneos y con gran apoyo de recursos, los muertos los siguen poniendo los jóvenes venezolanos, en una macabra cuenta sangrienta que no cesa y se sigue exhibiendo al mundo como uno de los principales argumentos para pedir una intervención extranjera.

Se sigue tensando la confrontación política y siguen apareciendo preocupantes episodios de actuación fascista. Todos los crímenes son repudiables, condenables, pero lo que sucedió en Altamira donde un joven, por su apariencia física o su preferencia política fue objeto de un linchamiento, para luego rociar su cuerpo con gasolina y prenderle fuego de manera deliberada, no había sucedido jamás en el país. El silencio o las tímidas referencias a este tema, la ausencia de una clara condena, por parte de las organizaciones políticas de la oposición o de la iglesia católica, dejan mucho que desear, y siguen siendo factores que configuran una ética y un comportamiento que nos conduce inexorablemente a más violencia o a escenarios insospechados de persecución en una especie de «cacería» u «ojo por ojo», donde terminaremos con un país de tuertos y un profundo daño como sociedad.

La actuación de los cabecillas de la oposición tratando de dirigir grupos fuera de control es patética, la utilización de niños y la forma como se les alienta y coloca en la primera línea de la confrontación, es irresponsable y constituye un crimen a nivel internacional. Insisto, las instituciones competentes para sancionar estas actuaciones criminales, tienen que pronunciarse y proceder de manera muy firme para prevenir su escalamiento, en base a la impunidad.

No se debe tolerar la narrativa de la violencia, la instigación de actos criminales, el uso de armas de fuego, la actuación al margen de la ley, la presencia de organizaciones delictivas ganando control territorial e imponiendo el caos y desasosiego a sus habitantes, la utilización de sofisticado equipamiento, el financiamiento directo a los perpetradores de la violencia, el uso de las redes sociales para instigar a un delito o persecuciones, el linchamiento de personas, todos estos actos deben ser sancionados ejemplarmente. Debe imponerse el imperio de la ley.

No se puede, no se debe, socavar el tejido institucional del Estado Venezolano, debe prevalecer el respeto y comunicación entre los poderes del Estado, del cual el Ejecutivo, el Presidente, es el Jefe. En esto la dirigencia política debe ser muy cuidadosa. Por otra parte, nuestra Constitución establece claramente como dirimir diferencias entre poderes.

Los que juegan al caos, trabajan para desconocer las instituciones del Estado, como una manera de paralizar su funcionamiento y debilitarnos antes de una agresión. Ejemplos recientes los tenemos en el Medio Oriente: Irak, Libia, Siria. Por eso insisto en nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas como garantes de nuestra soberanía e integridad territorial. En las peores circunstancias, nuestros soldados y pueblo organizado, sabrán defender nuestras instituciones, nuestras conquistas políticas y sociales y nuestra Revolución e independencia.

En el ámbito internacional, las agresiones provienen sobre todo de la OEA y de países con gobiernos de derecha, que siguen actuando coordinados como una corriente reaccionaria y regresiva en la región, con estrechas conexiones con la extrema derecha de Florida. Sigo denunciando que, además de sus posiciones políticas retrógradas, hay una gran cantidad de intereses económicos, transnacionales petroleras, negocios y traficantes de todo tipo, que están presionando, financiando y haciendo lobby para entrar a saco roto en nuestro país y saquear nuestros recursos, el petróleo, desmembrar y privatizar PDVSA, robar nuestras posibilidades de futuro.

Acá en la ONU, Estados Unidos intentó la peligrosa maniobra, de colocar a nuestro país como tema de agenda del Consejo de Seguridad y fueron derrotados, quedaron solos en su pretensión. Probablemente lo sigan intentando, los seguiremos derrotando. Todo el país debería estar alerta que existen factores de la oposición con importante apoyo extranjero que han pactado con los sectores más extremistas y reaccionarios para agredir a nuestro país, quieren desalojar del poder al campo Bolivariano a cualquier costo.

«Mientras la Guarimba va y viene», parafraseando a nuestro querido poeta Aquiles Nazoa en su siempre recordado «Cuando el palo va y viene», mientras estamos en la dinámica de la defensa, movilización, violencia, el Chavismo siempre juega cuadro cerrado y esta es una característica muy importante de nuestro movimiento, unidad en el combate y defensa de la revolución. Es una cualidad que no tiene la oposición. A nosotros nos mantiene unido un programa, una propuesta de país, el legado, pensamiento y acción del Comandante Chávez, la posibilidad del socialismo. Así seguirá siendo, mientras esta sea el combustible de la pasión patria que moviliza a nuestro pueblo, extraviarnos en el camino, resulta entonces muy peligroso.

Un elemento vital del pensamiento Chavista o de nuestro movimiento revolucionario bajo la conducción del Comandante Chávez, ha sido la permanente revisión, crítica, reimpulso, de nuestra acción política. El mismo Comandante Chávez es un ejemplo de ello, desde el capitalismo con rostro humano, hasta el socialismo, hay un gran trecho de aprendizaje, honestidad y revisión permanente de su pensamiento político. Quienes lo vimos de cerca, quienes trabajamos con él, quienes viajábamos a su lado, todos lo escuchamos y observamos en su proceso de permanente cuestionamiento, revisión y exigencia al equipo, con respeto y rigurosidad. Escuchando, estudiando, criticando, corrigiendo, decidiendo; en un permanente ejercicio de lealtad hacia el pueblo, hacia sus compañeros de trabajo y lucha, hacia sus propias ideas.

Tenía el Comandante una fuerza y una urgencia vital de avanzar y resolver los grandes problemas estructurales del país, de la única forma en que es posible, sostenible y ético: colocando los intereses del pueblo más pobre, de las mayorías, de todo el país, por encima de cualquier consideración de orden grupal y mucho menos personal. Fue el Comandante Chávez un fiel seguidor y admirador del Libertador Simón Bolívar, del político, soldado, del ser humano, en su entrega, su honestidad y ética.

Puedo dar fe, como seguro otro grupo de Compañeros lo haría, que jamás observamos en el Comandante Chávez ningún interés mezquino, subalterno, celo o maniobra política para construir su liderazgo, su autoridad era reconocida por todos en base a su accionar, ejemplo, entrega y valor excepcional para llevar el desarrollo de nuestro proyecto político, su visión del país hasta las últimas consecuencias. El pagó con la vida su entrega a nuestro pueblo, hasta las últimas horas de su luminosa existencia.

Por todo ello nuestra responsabilidad es mucha. De los que estuvimos siempre con él, a su lado, testigos y compañeros excepcionales de una época histórica de combate cerrado, cuerpo a cuerpo, contra los intereses más poderosos del planeta que habían secuestrado y amordazado a nuestra Patria, durante más de cien años y condenado a nuestro pueblo, pueblo de libertadores, hijos de Bolívar, a un papel subalterno y subordinado a los intereses de potencias extranjeras.

Por eso nos corresponde a nosotros, alertar y propiciar una profunda discusión, en el campo de la Revolución, sobre los problemas, causas, factores o errores que nos han llevado a esta compleja situación. Y hacerlo sin temor al chantaje o al señalamiento descalificador. La discusión y fraternidad entre los cuadros de la revolución, no solo es una enseñanza y exigencia permanente del Comandante Chávez, sino que esta misma posibilidad, ausente en la dirigencia de la oposición, porque ellos se mueven por otras motivaciones o intereses, es la única fuerza motriz que nos permitirá ajustar, corregir o reorientar la acción para salir victoriosos de esta coyuntura.

Es curioso que cuando cualquiera de nosotros emite un alerta, entonces se activa la derecha y sus más variopintos voceros a dar el «tubazo»: «fulano se le volteó a zutano», «zutano es del grupo de mengano», «cuando fulano hable, cae perengano», etc. Es la actuación permanente de la derecha para dividir o socavar la dirección o los cuadros de la revolución. Cada vez que efectivamente lo logran, es una victoria para ellos y una derrota a la dirección política, por no permitir, saber manejar o respetar cualquier crítica o señalamiento. Por supuesto, todo tiene su forma, manera, instancia, momento, su actuación, su conducta y claro, la intención. Siempre debe ser constructiva, para avanzar.

Lo preocupante no es que la derecha trate de manipular o dividir al Chavismo, es parte de la batalla. Lo verdaderamente cuestionable, es cuando los ataques y descalificaciones vienen desde lo interno. El chantaje del silencio, perder nuestra irreverencia, experiencia o capacidad de análisis, resulta muy negativo hacia la posibilidad de avanzar en una situación, que comenzó como un problema económico y ahora ha trastocado en un problema político y social que afecta al pueblo y compromete nuestra posibilidad con seguir un rumbo pacifico en nuestra revolución Bolivariana. Como suelo decirle a mis compañeros luego de largas discusiones: ¡dentro del Chavismo todo, fuera del Chavismo nada!

Ejemplos de lo que estoy alertando hay varios. Del que puedo hablar con más propiedad es del sector petrolero donde, se han desmantelado equipos de trabajo, en el Ministerio y en PDVSA, dedicados en estos años de Revolución, al manejo del sector fundamental para la economía del país: el Petróleo.

Por razones que responden más a intereses de grupos que a consideraciones técnicas, políticas u operacionales, han sido desplazados liderazgos naturales y equipos humanos que han tenido una extraordinaria experiencia y aprendizaje en un área sensible para la estabilidad del país, y que han sido exitosos, en uno de los sectores donde el Comandante Chávez puso más empeño y atención.

La experiencia política adquirida en la derrota del Sabotaje Petrolero y luego en el desarrollo de la Plena Soberanía Petrolera, es única en el mundo, es muy valiosa para cualquier país que haya decidido manejar sus propios asuntos, con soberanía plena, en beneficio de su pueblo, no se puede desechar, ni perder.

La consecuencia de toda esta situación, se traduce en una despolitización y desmovilización de PDVSA, baluarte de la Revolución y de la Patria. Insisto, no tiene que ver con la asistencia a marchas, en los trabajadores hay mucha conciencia política acumulada, pero sí en mantener una movilización diaria, permanente, en apoyo al pueblo en todos los frentes de batalla. Esta situación tiene consecuencias políticas y económicas para el país, al afectar la moral de los trabajadores, lo cual se refleja en sus resultados operacionales. Son temas que debemos discutir.

No es el momento de dividir, es el de jugar cuadro cerrado en defensa de la revolución, también es el de una profunda reflexión y discusión, en las instancias correspondientes, en la forma y momento adecuados. No nos podemos dar el lujo de que nuestra Patria y nuestro Pueblo sean pasto del odio, racismo y violencia fascista de una clase corrupta y antinacional que, envalentonada por el apoyo externo, están listos para desmantelar nuestro modelo de garantías políticas, económicas y sociales, nuestra Revolución. Una clase que no ofrece más nada que un salto al vacío. Evitar que esto ocurra, es nuestra responsabilidad histórica, con Chávez y con el Pueblo. ¡Venceremos!

El asedio

El pasado miércoles 17 de mayo, obtuvimos una resonante victoria en las Naciones Unidas al derrotar la maniobra del Gobierno Norteamericano de introducir como tema de la agenda del Consejo de Seguridad la situación interna de Venezuela. Quiso el Imperialismo, por esa vía tan peligrosa, estrechar el asedio contra nuestro país, querían emboscarnos y fallaron, pero la intención o mala intención de la potencia más agresiva y poderosa del mundo debe poner en guardia a todos los venezolanos.

El Consejo de Seguridad es uno de los órganos más importantes de las Naciones Unidas, su principal característica es que tiene el monopolio del uso de la fuerza en el sistema multilateral. La Carta de las Naciones Unidas establece que el Consejo de Seguridad puede actuar sobre cualquier situación o país que sea una amenaza a la seguridad y paz mundial.

El Consejo puede invocar el Capítulo VII de la Carta para actuar de varias maneras coercitivas sobre una situación que sea tal amenaza, por la imposición de sanciones, bloqueos, etc, hasta el uso de la fuerza militar. El Consejo tiene quince miembros, cinco permanentes: EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia y China, quienes tienen la prerrogativa del veto a las decisiones y manejan de manera conjunta los procedimientos del Consejo de Seguridad y de las Naciones Unidas; y diez miembros no permanentes, electos por dos años por la Asamblea General de las Naciones Unidas, sin derecho al veto. Los miembros permanentes tienen el control del Consejo de Seguridad.

El grupo llamado P3: EEUU, Reino Unido y Francia, generalmente actúa como bloque y usa el Consejo de Seguridad para desarrollar sus propias políticas nacionales. Por otra parte, el P3, ha venido creando un andamiaje de tutelaje e intervención desde el Consejo de Seguridad sobre países y situaciones a su conveniencia.

Por una causa u otra, cerca del 70% de los Comités de Sanciones afectan a países africanos, el Consejo de Seguridad ha sido el instrumento para actuar militarmente en Libia, asediar y sostener la guerra en Siria, Yemen, Irak y mantener en el tiempo la ocupación ilegal de Palestina por parte de Israel y del Sahara Occidental por parte de Marruecos, por solo mencionar algunas.

Acá en la ONU, si un país entra a la agenda del Consejo de Seguridad, no se sabe cuándo saldrá, queda como un país tutoreado por las grandes potencias, en manos de un club selecto de países, con una estructura y funcionamiento absolutamente antidemocrático, que contrasta con uno de los principios de la Carta de las Naciones Unidas: la igualdad soberana de los Estados.

La última vez que estuvimos presentes en el Consejo de Seguridad como miembro no permanente, electos en la Asamblea General por una votación abrumadoramente mayoritaria de los países, fue para el periodo que acaba de culminar:2015-2016.

Me correspondió la honrosa labor de representar a nuestro país en este organismo tan importante y llevar la voz de nuestro pueblo, de la Revolución Bolivariana y defender el legado del Comandante Chávez en este estrado, el más alto de la Política Internacional.

Allí levantamos dignamente nuestra voz en apoyo a las causas justas de los Pueblos, en defensa del principio de no intervención, el respeto a la soberanía, en contra de la guerra y participamos activamente en proteger y defender a los países en desarrollo de todas las maniobras e injerencias que se cuecen en el Consejo de Seguridad.

Debemos decirlo con claridad, afortunadamente contamos en el Consejo de Seguridad con la presencia de dos miembros permanentes: Rusia y China, con los cuales tenemos una relación estratégica que nos permite trabajar en conjunto en defensa de los principios de nuestra política e intereses nacionales y el de los países en desarrollo.

Por otra parte, el trabajo constante de apoyo, consulta y vocería de países hermanos que están bajo medidas u acciones coercitivas del Consejo de Seguridad, situaciones que los amenazan, así como países hermanos que sufren la guerra, la agresión extranjera, el flagelo de la ocupación militar o el terrorismo, nos ha permitido fortalecer la posición internacional de nuestro país y demostrar al mundo la seriedad y profundidad de nuestros principios y acciones lo cual nos ha ganado gran apoyo y respeto en el seno de las Naciones Unidas.

Así, lo puedo decir con toda propiedad, haber derrotado el intento de EEUU de llevarnos al Consejo de Seguridad, solicitando su intervención en nuestros asuntos internos, ha sido una gran victoria para nuestro país. La potencia agresora quedo aislada en sus pretensiones, por ilegales, injustificadas y nuestro país no entro, no tiene por qué entrar, en la agenda del Consejo de Seguridad.

No seremos jamás un país vulnerado en su soberanía, ni tutoreado por ningún país u organismo internacional. Somos los hijos de Bolívar y Chávez. Lo que no puedo entender, lo que no tiene ninguna justificación y lo que me indigna como venezolano, es que existan personas, medios de comunicación y partidos o dirigentes de la oposición que siendo venezolanos, apoyen y pidan, de la manera más vergonzosa, una intervención extranjera en nuestro país.

Estos señores están cometiendo el delito de traición a la patria, son unos irresponsables al instigar y coaligarse con la extrema derecha de Florida y del continente para pedir y casi que exigir una intervención de fuerzas extranjeras en el país. ¿Hasta dónde pueden llegar sus apetencias personales? ¿No tienen límite alguno? ¿No tienen ningún sentido de patriotismo, de dignidad? ¿Cómo se puede andar recorriendo las sedes de organismos internacionales, países con gobiernos de derecha o el gobierno que sea, grandes y peligrosas potencias, que quieren apropiarse de nuestros recursos, de nuestro petróleo, que no les importaría descargar sus arsenales militares o desplegar su odio contra nuestro pueblo, ocupar nuestra tierra? ¿Cómo se puede hacer esto y luego pretender dirigir nuestro país? No conocen al pueblo, ni a nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, ni a nuestros obreros.

No lo vamos a permitir, bajo ninguna circunstancia. Yo siempre agradeceré al Comandante Chávez y al Pueblo Bolivariano la posibilidad de trabajar y luchar por nuestro país, por nuestro petróleo, por nuestra soberanía, nuestro desarrollo social, por el socialismo. Me honra servir a mi país, y así lo he hecho en cualquier circunstancia, con nuestra Revolución Bolivariana. Por una razón u otra, luego de las altas responsabilidades desempeñadas en el Estado Venezolano y en la Dirección de la Revolución Bolivariana, estoy acá, lejos de mi patria.

Soy consciente de mi tarea y por ello tengo dos años preparándome y trabajando para este momento, el de defender a todo nuestro Pueblo, la integridad del país desde estos espacios, en momentos definitivos para nuestro futuro, lo he hecho con honestidad y lealtad y lo seguiré haciendo con firmeza, sin cálculos egoístas como me enseñó mi padre a conducirme desde muy joven y como nos enseñó el Comandante Chávez, en la Revolución Bolivariana.

El asedio contra nuestro país es muy grave, es una estrategia articulada desde el exterior con los agentes y operadores políticos de la desestabilización. Han creado una situación de violencia en las calles a raíz de una actuación ilegal de la OEA, tomando como excusa errores de algunas instituciones.

Sus acciones y su narrativa están perfectamente articuladas con los factores e intereses extranjeros que nos asedian. Cuando se estimula la violencia desenfrenada y sin sentido en las calles, sin objetivos, sin liderazgo, sin conducción sin control, lo que se buscan son muertos, aumentar una cuenta sangrienta para dar argumentos a la acción internacional.

No les importa quien muere, ni en cual circunstancia, lo que hacen es cabalgar sobre la tragedia y transformar estos sentimientos dolorosos en odio y combustible para una violencia extendida, a través del uso de las redes sociales en lo que la CIA llama una operación de «enjambre». No es nuevo, ya lo han hecho en otras situaciones como Libia, Siria y Ucrania.

En base a estas situaciones desgarradoras de violencia y muerte que condenamos y son repudiables vengan de donde vengan, se estimula y articula una acción fascista de asedio y violencia contra dirigentes y el pueblo Chavista.

Son comunes ahora las golpizas e intentos de linchamiento contra cualquiera que ellos sospechen Chavista o Bolivariano, como si eso fuese un delito. Parecen las hordas del partido nazi alemán o las falanges franquistas. Artistas y gente de los medios de comunicación utilizando irresponsablemente las redes sociales para incitar el delito y la violencia, deben ser llevados a la justicia, son instigadores al crimen.

Ahora se ha desarrollado una operación de asedio, persecución y violencia contra ciudadanos venezolanos en el exterior, incluso niños, acusados de Chavistas o funcionarios del gobierno, nuevamente, como si esto fuese un delito.

Acá en la Misión de nuestro país en la ONU tuvimos un incidente de agresión, repelido como corresponde por un funcionario nuestro en defensa de una joven trabajadora, y activamos a los cuerpos de seguridad de este país, es correspondencia con la Convención de Viena y de sus propias leyes.

El agresor está preso y hemos llevado ante la justicia a otros agresores, que suponen que aquí están en Baruta o Chacao. Cuando por otra parte los dirigentes de la oposición y algunos medios irresponsables hablan de «crisis Humanitaria en Venezuela», ellos están alineados con el libreto que han preparado para una actuación extranjera.

El término «crisis humanitaria» en las Naciones Unidas es una categoría de situación bien definida, que de existir reclama la actuación de sus distintos organismos. Pero «crisis humanitaria» presupone una situación como la de Siria, donde hay doce millones de desplazados, cientos de miles de civiles asediados y cerca de 300.000 muertos; o la de Irak donde hay diez millones de desplazados y no existen instituciones del Estado que puedan contener el avance y desmanes de los grupos terroristas o los asesinatos entre distintos grupos étnicos; la de Yemen sometida al bloqueo y bombardeo sistemático de su pueblo y toda su infraestructura de salud, donde las victimas principales son niños; o conflictos como los de Darfur, Sudan del Sur o Somalia, donde hay cientos de miles de muertos por hambre, no existen instituciones que los atiendan y hay una violencia, una guerra sin ningún tipo de control o regulación.

Cuando se usa este término para describir la situación de nuestro país, se está buscando la intervención internacional. Ésto no niega, nunca lo he hecho y creo que es un error hacerlo, que no estemos ante una situación económica-social muy compleja.

Es una situación que está erosionando el apoyo popular a la revolución, al socialismo y que está llevando a algunos sectores de la sociedad a la confusión, lo que los hace caer bajo la manipulación y las operaciones políticas o de desinformación de la extrema derecha venezolana e internacional.

No podemos cometer errores, ni fallas en la apreciación de la situación económica, política y social del país, es muy compleja, los enemigos nos asedian y acechan a la caza de una circunstancia que favorezca sus planes. La dirección política de la revolución y las fuerzas progresistas, deben declararse en emergencia para abordar permanentemente esta situación.

En el momento en el que me correspondió desempeñarme como Vicepresidente del área económica y estaba al frente de PDVSA, propuse una serie de medidas y curso de acción, previniendo una situación como esta, incluso la expuse en el Congreso de PSUV.

No hubo la discusión necesaria, suficiente comprensión o conciencia de la situación que se avecinaba. Nosotros tenemos razones sagradas para la lucha, tenemos un pensamiento y un legado que defender en beneficio de nuestro pueblo, tenemos un Plan y un futuro para nuestro país. Tenemos un Pueblo noble, tenemos cómo vencer. Tenemos a Chávez. ¡Venceremos!

Chávez nos lo dijo

La situación actual de asedio y violencia contra nuestro Pueblo y las instituciones del Estado Venezolano, revisten una gravedad y una intencionalidad que pareciera estar siendo subestimada por algunos sectores.

Ya en los meses y días finales de la vida del Comandante Chávez, el centro de sus preocupaciones eran las amenazas que se cernían contra nuestro pueblo y la profundización de los intentos desestabilizadores de la extrema derecha venezolana con sus aliados internacionales. Él siempre pensaba estar al frente de esta nueva batalla, aunque estaba consciente de su grave situación de salud, jamás rehuyó sus responsabilidades y nos instruyó, hasta sus últimas horas, quiénes eran los enemigos de la Patria y la preparación para hacerle frente a esta situación. No se equivocó el Comandante y hoy estamos frente a una situación de desestabilización que puede ser la antesala de un conflicto de gran escala en nuestro país.

Hablo con la responsabilidad y seriedad que me ha caracterizado en mis funciones al servicio del Estado Venezolano y de la Revolución Bolivariana, con la legitimidad que tengo en nuestro proceso político, con mis doce años como Ministro y estrecho colaborador del Comandante Chávez y la lealtad que he demostrado y seguiré demostrando en mi palabra y mi acción. Soy profundamente leal a mis convicciones revolucionarias y Chavistas, leal al Socialismo y al Pueblo Venezolano.

Por eso puedo decir, sin que se me acuse o se sospeche de cualquier interés subalterno o mezquino, mucho menos contrarrevolucionario, que subestimamos la situación que el Comandante nos alertaba. Es el momento de ajustar lo que haya que ajustar para salir victoriosos, garantizar la paz del país, la continuidad del proceso Bolivariano y la posibilidad de construir el Socialismo.

La extrema derecha venezolana ha tomado la conducción de una parte violenta e irracional de las fuerzas de la oposición, con una clara expresión del fascismo y una lamentable, pero muy peligrosa, subordinación a potencias extranjeras.

Estos sectores violentos no tienen liderazgo. Lo más oportunista de la dirigencia de la oposición trata de cabalgar sobre este fenómeno, para capitalizar a favor de su parcialidad política o su interés personal, los acontecimientos. Aparecen en las primeras etapas de las demostraciones de la oposición, para dejarse ver por la prensa, incluso estimulan a los grupos que ya están preparados para un enfrentamiento a que avancen y choquen con las fuerzas del orden público y luego, así de la nada, tal como llegaron, desaparecen y esperan a resguardo cómo va la cuenta sangrienta para luego volver a aparecer, esta vez ante los medios internacionales, pidiendo una intervención extranjera.

Quiero reiterar mi profundo sentimiento de rechazo e indignación por las muertes y asesinatos de jóvenes, estudiantes, músicos, transeúntes, trabajadores, policías, Guardias Nacionales. Los culpables, perpetradores, tendrán que rendir cuentas ante la justicia, pero los instigadores también.

¿Cómo es posible que en las redes sociales, voceros de la oposición llamen al asesinato de sus adversarios, a la persecución y la agresión incluso de niños? ¿Por qué no se toman medidas ejemplares al respecto? En cualquier país del mundo, aunque sea una amenaza o una instigación de este tipo, provocaría la actuación de los organismos del Estado. No se tolera. Pareciera que existen sectores interesados en desatar una espiral de violencia. No respetan ni a los muertos en el cementerio, insultan y provocan a las Fuerzas Armadas, atacan hospitales y servicios públicos del Pueblo ¿Qué pasaría si se desata y se sale de control una violencia generalizada en las calles? ¿Quién responderá por las víctimas?

Afortunadamente, las fuerzas del orden público están conteniendo los hechos violentos. Es su responsabilidad, preservar la paz ciudadana ¿Por qué los sectores que promueven la violencia insisten en pasar a zonas que no están permisadas, que están en paz, sobre todo las zonas populares? ¿A cuenta de qué insisten en ingresar a una base militar? ¿Qué están buscando? ¿A cuál irresponsable se le ocurre que pueden entrar a una base militar a quemar helicópteros, sin que eso tenga consecuencias? ¿En qué país del mundo esto se permitiría?

Nuestras Fuerzas Armadas han actuado con suma responsabilidad, no acuden con sus armas de reglamento, no tienen órdenes de disparar. Por ello se observan, se difunden y estimulan, imágenes de golpizas e intentos de asesinatos a miembros de las fuerzas del orden público. Se busca provocar una respuesta desproporcionada, un hecho trágico que alimente y justifique una intervención extranjera o el odio que está movilizando a algunos sectores. El Ministro de la Defensa lo ha dicho con claridad, las Fuerzas Armadas actuarán con el equipo diseñado para contener este tipo de hechos violentos y sancionar cualquier exceso, si lo hubiese. Lo que está claro es que ninguna autoridad ha aupado excesos ni actos de violencia, si estos ocurren, son igualmente condenables y repudiables, en cambio una oposición sin rostro la estimula, la promueve y la incita de una manera absurda.

Por otra parte, cuando los líderes de la oposición asisten a entidades políticas o gubernamentales en los Estados Unidos, Colombia, Brasil, Perú a pedir una intervención contra nuestro país ¿En qué están pensando? Esa actuación no tienen antecedentes en nuestra historia política ¿Han pensado en las consecuencias contra nuestra integridad territorial y nuestra soberanía? ¿Quieren un escenario como Libia, Siria? ¿Quieren destrozar al país? ¿Quieren que nuestros jóvenes soldados o civiles mueran bajo el terror de los paramilitares o fuerzas extranjeras? En cualquier otro país estos llamados de líderes de la oposición en el exterior serían sancionados por constituir traición a la Patria, espionaje o actuación a favor de potencias extranjeras.

Los líderes de la oposición acuden a instancias que saben que están comprometidas con su aventura, como el caso de la OEA. Pero cuando a su Santidad el Papa Francisco se le ocurre insistir en el diálogo y opina que la oposición está dividida, entonces los mecanismos de propaganda de la violencia, sus líderes de oportunidad y sus redes sociales, descalifican al mismo Papa, lo ofenden, lo insultan, lo maldicen, y ni siquiera la Conferencia Episcopal sale en su defensa. Perdónalos Dios, pero ellos sí saben lo que hacen.

Entonces, ¿De qué estamos hablando? ¿Por qué nuestro país debe seguir conmocionado por estos hechos de violencia? ¿Por qué la extrema derecha la estimula en esa lógica irresponsable de buscar un salto al vacío? ¿Qué le proponen al país que no sea o no pase por un ajuste de cuentas, violencia, venganza, fascismo puro? Es que acaso se les ha ocurrido que van a poder sacrificar al Pueblo, al Chavismo, nuestras instituciones, las Fuerzas Armadas Bolivarianas, la Nueva PDVSA, las Misiones, al Poder Popular sin ninguna respuesta ¿Sin violencia, sin desestabilización? Lo reitero: no lo permitiremos.

Mientras estos hechos tan graves suceden y la amenaza se concreta, pareciera que hay sectores que subestiman esta situación y se dan el lujo, o se toman la licencia, para desarticular los mecanismos de defensa de la revolución. Debo alertar, y lo digo responsablemente, que he observado con preocupación la afectación y el daño político que se está haciendo a instituciones e instancias de la revolución, espacios del Poder Popular, por problemas grupales u otros intereses subalternos. El desplazamiento de liderazgos naturales y formas de participación diseñadas por el Comandante Chávez para mantener viva la pasión y el compromiso revolucionario con el Pueblo, espacios conquistados por la Patria para mantenerse activados en defensa de las conquistas económicas, políticas y sociales, resulta muy peligroso y es una clara subestimación de las amenazas que confrontamos. Constituye un proceso de desmovilización y desarticulación que está poniendo en jaque las posibilidades de gestión del gobierno, la solución de los problemas de la sociedad y al fin de cuentas desmoralizar y desestimular a importantes sectores del Pueblo en momentos de dificultades y asedio a la revolución.

El proceso de despolitización y desmovilización de PDVSA por ejemplo, es muy peligroso y preocupante. Esta institución, creada por la revolución, por el Comandante Chávez, es fundamental para el desempeño económico y la solución de los problemas del Pueblo. Lo digo con pleno conocimiento de la empresa y sus trabajadores. Saludo a los trabajadores y trabajadoras de la Nueva PDVSA, mi reconocimiento permanente a su capacidad y compromiso, ellos son un bastión de la Revolución Bolivariana y no podemos permitir que los desmovilicen o desmotiven. Tienen que estar en la batalla por el socialismo, no permitir que la empresa se «corporativice» y solo se dedique a actividades del negocio, es una fuerza que no se puede desestimar, que es clave para la estabilidad del país. Imaginemos por un instante que en vez de tener a la Nueva PDVSA, Roja Rojita, tuviésemos a la vieja PDVSA meritocrática, y se lanzaran un sabotaje petrolero. No se puede desmantelar el ideario popular y revolucionario en PDVSA, hemos llegado al absurdo de una cacería de brujas y un desplazamiento de líderes naturales dentro de la propia empresa, que se ganaron su prestigio y su autoridad por su desempeño en la derrota del Sabotaje Petrolero y compromiso radical con las orientaciones y disposiciones del Comandante Chávez, incluso se ha llegado al absurdo de borrar y eliminar fotos como si eso cambiara la historia.

Debemos recordar que desde el inicio de este proceso de desestabilización económica y política, se enfilaron las baterías de la agresión contra la empresa, sus trabajadores, su moral. El mismo fascista que hoy llama a incendiar al país y derrocar al gobierno, enfiló toda su basura contra nosotros, acusando que PDVSA, la Roja Rojita, era una especie de cueva de ladrones. Nos insultaron y la falta de respuesta oportuna o el silencio permitió que esa matriz horadara la moral y desmovilizara a nuestros trabajadores. Hay que reimpulsar el socialismo y el compromiso con la revolución, no solo para marchar, sino para no ser indiferentes.

Lo mismo podría decir de la Misión Ribas, saludo a los vencedores y vencedoras, una de las misiones mejor articuladas y con capacidad de movilización, como se demostró cuando plenaron de forma combativa el Poliedro de Caracas con motivo de sus diez años. Pero además, tienen un liderazgo que lleva todo este tiempo fogueándose en el combate diario, y asumiendo las tareas de la revolución. Hay que mantenerla y recordar que el Comandante Chávez la creó fuera de la institución ministerial para que no fuera neutralizada por estructuras que llevan otros ritmos y prioridades.

Así, otras instituciones y espacios del Poder Popular a las que habría que apoyar, reactivar, reimpulsar, no permitir que se desvanezcan y llamarlas al combate y a la participación activa en defensa de la revolución y sus logros, ante la arremetida de los enemigos del pueblo; apoyar y hacer más efectiva la gestión del gobierno en la solución de nuestros problemas diarios, del día a día, con un fuerte contenido popular y revolucionario.

No será esa minoría violenta y anti popular de la oposición la que va a acabar con nuestra revolución, pero sí pueden provocar una espiral de violencia sin control en busca de la cuenta sangrienta, o un conflicto de gran escala si aquí se produce una intervención extranjera, quieren paralizar el país.

El Gobierno Bolivariano no puede permitir que se imponga la agenda de la violencia. A la vez de movilizarnos y defender nuestra Patria en todos los terrenos, nacional e internacionalmente, hay que trabajar de manera científica, precisa, con el Pueblo y los trabajadores en la solución de los problemas económicos que han deteriorado la situación o la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Es una coyuntura que sabremos resolver, es una tormenta, como nos dijo el Comandante, como lo dijo Chávez, pero tenemos los elementos y la experiencia para vencer. Pueden haber errores, se corregirán, es mucho lo que está en juego, es el futuro de la Patria ¡Venceremos!

La línea roja

El Presidente ha convocado una Asamblea Constituyente, lo ha hecho en el marco de sus atribuciones como Jefe de Estado y apegado a lo establecido en el propio articulado de nuestra Constitución, la cual contempla esta figura en base al principio de que la soberanía reside en el Pueblo. Hasta allí, las consideraciones legales, las cuales, lejos de desestimarlas, las considero muy importantes porque no podemos desviarnos de nuestro propio marco legal, mucho menos de la Constitución Bolivariana, por ser una condición indispensable para preservar la legitimidad de toda acción que emane de cualquier órgano del Estado. Sin embargo, los temas legales, se los dejo a los Constitucionalistas y expertos, que tenemos varios en el país. Hablemos de política.

Lo primero a entender es que todo radica en un problema político, generado no solo por la confrontación crónica de dos bloques antagónicos, que tiene un ritmo y una intensidad que se ha agudizado tras la desaparición física del Comandante Chávez, sino por una crisis económica que se ha agravado en los últimos años y que, por supuesto, tiene sus impactos de orden político y social. La crisis económica también es expresión de esa confrontación de bloques históricos, hemos pretendido hacer una revolución socialista con el sistema capitalista prácticamente intacto. El capitalismo ha demostrado su fracaso en nuestro país. El modelo rentista petrolero, no es más que una modalidad de ese sistema, atrasado, dependiente y deformado por las transnacionales al convertirnos, hace más de 100 años, en una inmensa factoría petrolera.

Existen dos bloques políticos en el país que sobreviven como actores, dada la característica fundamental de que nuestra Revolución Bolivariana ha sido pacífica, no ha sido producto de una confrontación armada, de una guerra, donde el bloque de lo viejo, la anti patria, la derecha, hubiese sucumbido ante el avance arrollador del campo Bolivariano. Esta es una condición que mantiene en el tiempo las contradicciones de lo nuevo que emerge y lo viejo que no solo se resiste a desaparecer, sino que tiene una naturaleza que le permite reproducirse permanentemente: el Capitalismo.

Esta condición pacífica de nuestro proceso político nos ha obligado a avanzar y a construir la Revolución, en contra de las pesadas estructuras del Estado Burgués y del control que ejerce la oligarquía de importantes mecanismos económicos, políticos y sociales de poder. Esto nos ha hecho todo más difícil, lento, complicado, en cuanto a desarrollar y desplegar toda nuestra propuesta al país, siempre en permanente batalla contra la violencia y el poder de la anti patria, de la oligarquía, que en base a un irrestricto y permanente apoyo del imperialismo norteamericano, sus transnacionales e intereses geoestratégicos, se mantienen accionando para derrotar y revertir de manera dolorosa y cruenta los avances de la Revolución Bolivariana.

La República Bolivariana de Venezuela es crucial para la posibilidad de desarrollo independiente y soberano de los pueblos de América Latina y El Caribe. Nuestro país ha sido y es una pieza clave en el esquema de dominación norteamericana de nuestra región. No solo tiene que ver con el hecho de poseer las reservas de petróleo más grande del planeta, además de otros recursos naturales estratégicos y abundantes, sino, y por sobre todo esto, por la conciencia que irradia nuestro proceso al resto de nuestros países hermanos: la posibilidad de hacer una revolución popular, Bolivariana, Socialista, justo en lo que la potencia económica militar más grande y agresiva del mundo considera su «patio trasero» o área vital de seguridad estratégica, y en el momento que el capitalismo mundial y globalizado había decretado el fin de la historia y de las ideologías, es decir la «pax» de los sepulcros para nuestros pueblos.

Por eso es que el Comandante Chávez es un gigante, inmenso líder revolucionario, que de las entrañas de nuestro Pueblo y de los soldados de la Patria insurgió, así inesperadamente, un cuatro de febrero, levantando las banderas de Bolívar. Luego como Presidente sumó a su ideal Bolivariano su convicción anti imperialista y Socialista. El pensamiento Bolivariano, sepultado por la oligarquía por demasiados años, volvió vibrante, digno y profundamente revolucionario, de la mano de uno de sus más esclarecidos hijos, nuestro querido Comandante Chávez.

Las dificultades de conducir una revolución pacífica, solo han sido compensadas por el hecho, extraordinario, de que nuestro proceso revolucionario no ha tenido como bandera o curso de acción la violencia. Se impuso siempre la inmensa humanidad del Comandante Chávez, su conciencia de lo que una acción militar implica, en sufrimiento y destrucción, y su convicción de que la mayoría del Pueblo venezolano, de nuestra sociedad, se mantendría, como lo ha hecho en las peores circunstancias, a favor de la Revolución Bolivariana. La oligarquía y sus partidos de extrema derecha han abusado de esa concepción humanista y pacífica del Comandante Chávez y nuestra Revolución, tras un perdón, vuelve otra conspiración, ha sido un ciclo permanente de violencia e impunidad que debe acabar.

Él sabía y lo planteó de manera clara al Pueblo, que hacía falta superar la IV República, tenía que nacer la V República, refundar el país sobre otras bases, dejar atrás la «moribunda» Constitución de 1961, de allí la imperiosa necesidad del proceso Constituyente, novedoso y profundamente popular, y la gran discusión nacional sobre el marco que guiaría la refundación de nuestra Patria: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Nuestra Constitución es probablemente el legado más importante del Comandante Chávez, para el país y nuestras generaciones futuras. De su puño y letra escribió y plasmó el país posible, el futuro, en una de las Constituciones más avanzadas del mundo, con elementos del pensamiento Bolivariano y una irreductible proclama de soberanía e independencia de nuestra Patria. Obedecía a la correlación de fuerzas del momento, así como en nuestro desarrollo en el pensamiento político y económico. La ausencia de experiencia en el poder le dio una orientación que la hizo libertaria y profundamente humanista, a veces ingenua.

La Constitución y el desarrollo de sus leyes, sobre todo las habilitantes: la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley de Tierras, entre otras, la convirtieron en el marco de la refundación de la Patria y en el centro de la confrontación política en el país. Sufrimos un golpe de Estado, nuestro pueblo salió y murió en la calle, en Puente Llaguno, en defensa de la Constitución; sufrimos el sabotaje petrolero, porque nuestra Constitución reserva el Petróleo como propiedad del Estado, del Pueblo, porque evitó la privatización de PDVSA; nuestros obreros petroleros derrotaron el sabotaje y luego nacionalizamos la Faja por la Constitución; asumimos el control del petróleo, enfrentamos a las transnacionales más poderosas y agresivas del mundo, como la Exxon Mobil y la Conoco Phillips, en cumplimiento de nuestra Constitución; hemos enfrentado juicios internacionales por recuperar nuestra soberanía, porque así lo establece nuestra Constitución. El Comandante Chávez, de manera permanente, la esgrimía, la mostraba al mundo, logró que el Pueblo la conociera, la amara y al final, luego de tanta lucha, fue aceptada por todos como el libro de la Patria, la Constitución de todos. Le ha dado estabilidad y gobernabilidad al país, son las reglas, es el pacto social que nos ha permitido avanzar.

Se convoca a un proceso Constituyente para resolver una situación política que no tienen su origen en la Constitución. Si lo que se quiere es abrir un espacio para destrancar el proceso político y derrotar la violencia, tenemos que asumirlo entendiendo que ese es el objetivo y no otro, por lo que se debe establecer una línea roja, la línea de Chávez, para proteger los fundamentos de nuestra Carta Magna. Existe un riesgo, puesto que la situación política y la correlación de fuerzas son completamente distintas a las que prevalecían en el proceso constituyente de 1999, debemos impedir que se produzca un retroceso. Nuestra Constitución no puede desmejorarse en ninguno de sus aspectos fundamentales. Muy probablemente el esfuerzo constituyente tendrá que enfocarse en darle rango constitucional a los nuevos actores políticos-sociales que no existían en su momento: las Misiones, los Consejos Comunales y otras organizaciones que han ampliado y enriquecido el Poder Popular y deben tener carácter Constitucional; en lo económico, nuevas formas de participación que permitan empoderar al Pueblo como sujeto económico, ampliar la socialización de los factores de la economía, ampliar el rol del Estado, pero no sacrificar, por ningún cálculo político, ni decisión táctica, los elementos estratégicos de la Constitución de Chávez.

No permitir bajo ninguna circunstancia que perdamos el control del Petróleo o de PDVSA, no disminuir la reserva al Estado de estas actividades fundamentales para la posibilidad de desarrollo económico-social del país, de la soberanía, la independencia, del socialismo. Los Constituyentistas, dependiendo de cómo quede conformada la Asamblea Constituyente, tendrán que resistir de manera firme el embate de las transnacionales, ellos acechan, están detrás de la desestabilización para apropiarse de nuestros recursos, de nuestra empresa, para el saqueo. Los obreros petroleros, los patriotas, tienen que impedir que perdamos, debilitemos o de cualquier manera cedamos el control del sector petrolero o de PDVSA, esa es una de las líneas rojas de Chávez.

La Asamblea Constituyente es un paso arriesgado, es una gran responsabilidad histórica, se abre una rendija por la que pueden colarse elementos que den al traste con nuestra Revolución. Confío en que se imponga la cohesión y claridad de las fuerzas Bolivarianas. Los Constituyentistas tendrán que preguntarse de manera permanente: ¿Pasamos la línea Roja? ¿Dónde esta Chávez? ¿Dónde está el Socialismo?

Mientras ese proceso se desarrolla, hay que combatir y derrotar la violencia desatada por los sectores de la oposición más irresponsables y violentos. Está emergiendo el fascismo, ya de forma estructurada. El huevo de la serpiente, donde se pueden observar conductas y acciones violentas que prefiguran lo que sería este país, si estos grupos acceden al poder. No me queda duda, sería un salto al vacío e iremos a una confrontación de gran escala y un profundo proceso de desestabilización. No vamos a permitir que se arrase con nuestras conquistas y que nuestro Pueblo sea sacrificado por el fascismo, ni por una intervención extranjera.

Los organismos competentes tienen que actuar con severidad para sancionar los hechos de violencia, vengan de donde vengan, así como a quienes los están estimulando; a los alcaldes, diputados y dirigentes irresponsables que instigan la comisión de delitos a personas que, tras una capucha, están cometiendo hechos de violencia criminal y buscando provocar más luto y tragedia, sobre todo entre los jóvenes. Estos dirigentes de la oposición, irresponsables y cobardes, están instigando a la violencia, porque a ellos solo les interesa sumar víctimas a una macabra estadística de muerte para pedir una intervención extranjera, como lo están haciendo ante otros gobiernos e instancias internacionales.

Nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, profundamente conscientes y Chavistas, tienen un rol histórico que desempeñar como garantes de la paz y de nuestra Constitución, de preservar la tranquilidad y seguridad de nuestro Pueblo, nuestra sociedad, siempre en el marco de la ley y las garantías ciudadanas, preservar la integridad de nuestra soberanía. Saludo a todos los soldados y oficiales de la Patria.

Son momentos aciagos y complejos para nuestro país, para nuestro Pueblo. Se convoca al Poder Constituyente, entramos a una zona de riesgo, donde todo está en juego. Los Constituyentistas de la Patria, del Poder Popular, tienen que conocer la línea roja trazada por Chávez que no debemos cruzar. Confío en que sepamos defender el Legado de Chávez, porque de eso depende la paz y el futuro de nuestro Pueblo, de nuestra Patria ¡Venceremos!

La nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco

Este lunes primero de mayo se celebran diez años de la Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco. No es casual que sea así, en su momento quisimos que este acto transcendental para nuestra historia, se realizara precisamente el Día Internacional de los Trabajadores, el Día de la Clase Obrera.

Todas las acciones que desarrollamos con el Comandante Chávez estaban cargadas de un profundo simbolismo, puesto que tenían el propósito de crear conciencia. El Comandante Chávez todo lo hacía pensando en la conciencia que generaba, los códigos históricos de nuestra revolución están íntimamente ligados a nuestras raíces, origen patrio, épica y definición ideológica de un movimiento revolucionario Bolivariano y Socialista. Eso somos, eso queremos ser, por eso se inmoló el Comandante.

Nada era fortuito, cuidaba todos los detalles, todo era muy bien pensado, cada palabra en su contenido, como si le estuviese hablando a las generaciones futuras en las peores circunstancias y adversidades. Ahora se entiende claramente que nos habló siempre para el momento de las dificultades, hay que saberlo escuchar.

Luego de derrotar el sabotaje petrolero y una vez conquistada la colina, comenzó la ofensiva para desplegar la política de la Revolución Bolivariana: La Plena Soberanía Petrolera, una Política Nacional, Popular y Revolucionaria.

Su carácter Nacional estaba signado por el objetivo estratégico de recuperar el control soberano de nuestros recursos naturales, el Petróleo y el Gas, bajo control del Estado como representante del interés colectivo del Pueblo. Esto pasaba por tener el control de nuestras reservas, territorio, operaciones, recuperar lo que se había entregado a las transnacionales durante la apertura petrolera, refundar a PDVSA como una empresa del Pueblo, al servicio de los intereses del Estado, la Nueva PDVSA.

Se trataba de recuperar la propiedad, nuestras capacidades operativas, los ingresos, el precio, el marco fiscal, las exportaciones y la soberanía en decidir cuánto producimos y a quién le vendemos. Restablecer nuestro rol y liderazgo en el seno de la OPEP.

Su carácter Popular está definido por el destino de la renta petrolera. Una vez recuperado el ingreso petrolero, venía la definición de quién era el beneficiario. Ni para el Comandante, ni para nosotros, hubo duda: el Petróleo es del Pueblo. Se inició un proceso inédito y profundo de distribución popular de la renta petrolera. De allí fue que se pudieron desarrollar los programas sociales de la Revolución: la Misión Robinson, Ribas, Sucre, Barrio Adentro, Alimentación, Gran Misión Vivienda Venezuela, toda la infraestructura social, educativa, salud, casas de alimentación, espacios públicos, La Estancia, Consejos Comunales, Universidad Bolivariana, UNEFA, Transporte, la Defensa Nacional, Convenios internacionales con China, Cuba, Rusia, Petrocaribe. Es por ello que se pudo derrotar la pobreza y la exclusión.

El carácter Revolucionario de nuestra política tiene que ver con el Socialismo. Para pasar de un gobierno socialdemócrata a un gobierno revolucionario se deben modificar las relaciones de propiedad, trabajo y distribución; aumentar la producción en manos del pueblo, sin apropiación del trabajo de nadie, estar al servicio del interés colectivo, tener conciencia del deber social. Ese es el rol asignado a la Nueva PDVSA, Roja Rojita, por el Comandante Chávez: un poderoso instrumento de desarrollo y expansión de nuestras fuerzas productivas, de la clase obrera, generadora de conciencia que irradie a toda la sociedad, que su modelo se pudiese replicar a toda la capacidad industrial que la revolución ha rescatado o creado para el Pueblo. Por eso Chávez creó las filiales: PDVSA industrial, las fábricas de tubos, válvulas, taladros, astilleros, estructuras metálicas, plataformas, Gas Comunal, Agrícola, construcción, construcción de viviendas.

La nueva PDVSA no podía ser solo una empresa que produjera Petróleo y Gas, sin participar en el proceso político-social, porque entonces tendríamos, en cuestión de tiempo, una empresa petrolera como la Vieja PDVSA, como la Shell, Petrobras o cualquier otra entidad privada, de espaldas al pueblo.

Las características transnacionales del negocio petrolero requieren de un poderoso antídoto para mantener a sus trabajadores vinculados al pueblo, con conciencia de su papel histórico, con el único privilegio de servir a su país. Es una empresa altamente especializada, estructurada para operar, con grandes requerimientos de conocimientos, que exigen que nadie, ningún grupo o sector se apropien de ella, debe prevalecer el alto desempeño técnico, con nuevas relaciones de trabajo que permitan un proceso permanente de democratización pero sin crear el caos de grupos internos. Es como las Fuerzas Armadas, debe existir una estructura para operar basada en el conocimiento, compromiso, disciplina y experiencia. La Nueva PDVSA es del Pueblo y baluarte de la Soberanía y la Revolución Bolivariana.

La Nacionalización de la Faja refleja la capacidad y conciencia de nuestros trabajadores. Luego de comenzar el proceso de desmontaje de la apertura petrolera por allá en el 2004, con la recuperación del precio, ingreso fiscal y las áreas de producción que habían sido privatizadas a través de los convenios operativos, nos quedaba el sector más duro de las transnacionales: Los Convenios de Asociación de la Faja del Orinoco.

La IV República, AD y Copei, junto a la veja PDVSA, entregaron la Faja a las transnacionales durante la apertura petrolera. Ellos sabían que se trataba de la acumulación de petróleo más grande del mundo, pero lo escondieron, mintieron al país. Dijeron que era bitumen y nunca quisieron certificar las reservas. Habían logrado que la apertura les entregara la última gran provincia petrolera del planeta, alegando que no era petróleo, con regalías de solo 1%, sin pagar impuestos petroleros, sin que PDVSA operara, sin mayoría del Estado, sin control de las exportaciones, ni de los ingresos. Un desastre, el saqueo.

En el 2006, el Comandante Chávez había anunciado el carácter socialista de nuestra revolución. Él sabía que habíamos avanzado en el proceso de recuperación del sector petrolero, pero que nos faltaba el grupo más agresivo, estrechamente vinculado al imperialismo norteamericano: los Convenios de la Faja, llamados por la prensa nacional, como las «Asociaciones Estratégicas». El Comandante sabía que nos faltaba dar esa batalla final por nuestra soberanía, él manejaba sus tiempos.

Luego de la victoria electoral, estábamos el 8 de Enero de 2007 en el acto de juramentación de los Ministros de la Revolución para ese período, el período del Socialismo. El Comandante Chávez, luego de ratificarme como Ministro de Energía y Petróleo, me dio una instrucción en público, que se convirtió en el inicio de una ofensiva por el Socialismo: «Elimínese que empresas internacionales tengan el control del crudo del Orinoco… ¡NO! Eso debe pasar a la Nación».

Inmediatamente nuestro equipo político-jurídico del Ministerio comenzó a trabajar en el Decreto Ley de Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, el Decreto 5200 del 26 de febrero de 2007. Sabíamos que teníamos que cuidar los aspectos legales porque nos tendríamos que enfrentar a los arbitrajes internacionales.

La Movilización de los trabajadores petroleros fue crucial para la ejecución de la Ley. La Nueva PDVSA bullía de pasión y conciencia revolucionaria. Sabían que recuperando la Faja Petrolífera íbamos a ejercer Plena Soberanía sobre todo nuestro petróleo, que pondríamos fin a la entrega de nuestras riquezas.

Nos movilizamos desde las áreas de producción para concentrarnos en el Complejo industrial José Antonio Anzoátegui, conocido como Jose. Los equipos legales preparando las actas con el Ministerio Público, los operadores de otras áreas de refinación prestos a cualquier emergencia operacional, los muchachos de exploración y producción listos para controlar las áreas operativas en la Faja. Cuidamos todos los detalles. Buscamos una estatua ecuestre de Bolívar para colocar en la entrada del Complejo con una placa conmemorativa, allí debe estar.

Nos fuimos desde la noche anterior a esperar aquel primero de mayo histórico. El espectáculo era extraordinario, miles de trabajadores de la Nueva PDVSA apostados a las afueras de Jose, listos para recibir al Comandante Chávez que vendría en la tarde al acto. Los cuadros de dirección de la Nueva PDVSA estábamos allí, en primera línea con los trabajadores, cuidando los detalles y reportando al Presidente. Tarde en la noche me llamó el Presidente desde su Despacho, estaba con unos visitantes extranjeros y él les explicaba que estaba pasando. Como siempre, atento a todo.

Cuando se cumplió el plazo y comenzó el primero de mayo, entramos a las áreas e instalaciones que hasta ese momento estaban negadas al Estado. Fuimos a cada Asociación. Nos recibieron los obreros eufóricos, puesto que ahora eran parte de la Nueva PDVSA. Verificamos con el Ministerio Público y nuestros responsables, que se hubiese cumplido el traspaso como indicaban nuestras leyes. Hicimos actos simbólicos de cambios de cascos, los blancos, anaranjados y azules de las transnacionales, por los Rojos Rojitos de la Nueva PDVSA. Los muchachos responsables de las operaciones estaban todos en sus puestos y nuestros nuevos equipos de dirección operacional ya tenían control. No hubo ningún incidente, ni problema. Bajamos las banderas de las transnacionales y subimos el tricolor de las ocho estrellas. Los trabajadores taparon con grandes banderas tricolor las siglas de las transnacionales en los tanques de almacenamiento.

Estábamos en contacto con el Gobernador del Estado Anzoátegui, nuestro Compañero Tareck William Saab, a quien conozco desde que militábamos en el PRV-Ruptura y al cual expreso mi solidaridad en estos momentos.

Seguían llegando obreros desde las áreas más remotas, querían estar con el Comandante. Era un momento de máxima movilización y pasión, nos convocaba la patria y el Socialismo, era la nueva etapa de profundización de la revolución.

Cuando recibimos al Comandante nos trasladamos directo al acto mientras preguntaba todos los detalles, no dejaba de dar instrucciones sobre el futuro que se nos abriría con este paso histórico.

El espectáculo era extraordinario, cerca de cuarenta mil obreros desbordaron la gran avenida que conecta a todos los mejoradores y demás instalaciones del complejo industrial. Todo era una masa compacta, Roja Rojita, apasionada, bajo un sol radiantemente oriental, de llanura y playa. En la tarima, los Ministros de la Revolución, Dirigentes, Alto Mando Militar, Jefes de Componentes Militares, Junta Directiva de PDVSA, jefes operacionales, obreros: las fuerzas de la Revolución.

El Comandante me hizo el honor de antecederlo en la palabra con un mensaje a nuestros trabajadores. Allí, para mi sorpresa, me levantó la mano en un acto espontáneo y sincero de victoria y camaradería. Su discurso fue vibrante, puso en su justa dimensión el paso histórico que estábamos dando, la posibilidad de Socialismo, el rol de la Nueva PDVSA, el Petróleo como instrumento de liberación y redención de nuestro pueblo y la recuperación de la Faja Petrolífera como un acto de Plena Soberanía. El saludo a nuestros obreros y el realce de su papel histórico en la consolidación y profundización de la revolución y el Socialismo. Su discurso culminó con el paso rasante de nuestros aviones Sukhoi que simbolizaban el ejercicio de nuestra independencia.

Fue una jornada histórica. Invito a los trabajadores petroleros a recordar y revisar esos momentos, las tareas que nos asignó el Comandante Chávez en la construcción del Socialismo. Son ustedes custodios y defensores del legado del Comandante Chávez, nadie ni nada podrá arrebatarnos la Faja. Las transnacionales no volverán. Ahora que la derecha violenta arremete, se asoma el fascismo, ahora que no está Chávez y que el imperialismo cree acabada la patria de Bolívar, mañana primero de mayo los trabajadores deben jurar y reafirmar en su corazón infinita lealtad a Chávez, su legado, Faja Petrolífera, Pueblo y Socialismo. Así lo hicimos nosotros en los momentos de ofensiva y combate, así lo hemos hecho en los terribles momentos de su partida. ¡Venceremos!

Un salto al vacío

Nuestro país, lamentablemente, vuelve a ser sacudido por la violencia. Lo advertí en el último artículo, nos debatimos entre el cielo y el infierno. A esta altura, nuevamente, nuestro pueblo y sociedad se han visto afectados por la violencia en las calles de algunas de nuestras ciudades: Caracas, Maracay, Valencia, San Cristóbal, estremecidos por las muy tristes imágenes de las víctimas y por el luto que embarga a esas familias, para ellos todo mi sentimiento de solidaridad y condolencias, es intolerable que esto siga ocurriendo.

El libreto de la violencia y sus actores, ya es reiterado y conocido por todos. Los factores de oposición, llaman nuevamente, de manera irresponsable, con toda impunidad, al ejercicio de la violencia. Alentados y estimulados desde el exterior, y no solo desde Miami o Washington, sino también desde Bogotá, Lima, Madrid y otras capitales de gobiernos de derecha.

En esos países tienen sus espacios los sectores políticos y grupos económicos que conspiran, no desde ahora, sino desde el inicio de nuestra Revolución Bolivariana, contra nuestro país y nuestra decisión soberana de avanzar en un proceso de transformación política, económica, social, una revolución, que debe, en el discurso y los hechos, orientarse hacia el socialismo.

En estos acontecimientos violentos hay distintos grados de responsabilidad política y criminal: hay promotores, instigadores y ejecutores.

Desde la OEA, Almagro, al margen de sus competencias y en violación de los procedimientos de este organismo, sin ningún tipo de ética, ni moral, ha propiciado la injerencia y ha estimulado a los sectores violentos de la oposición venezolana, los ha recibido en la sede del organismo, les ha dado tribuna en una clara violación de los principios de la organización y en un evidente desprecio por la soberanía de nuestro país.

Almagro actúa como vocero de los intereses norteamericanos y de la extrema derecha de la región, prestándose para promover una acción contra nuestro país, al más puro estilo de las tristes actuaciones de injerencia de este organismo en los años cincuenta y sesenta, con terribles consecuencias para nuestros pueblos, como las vividas en Guatemala y en República Dominicana.

Así, desde la OEA, se ha instigado a la violencia, se han promovido actuaciones políticas claramente orientadas a una confrontación entre venezolanos, al promover la desestabilización del país y darle protagonismo a los más recalcitrantes dirigentes del odio. Allí, desde los espacios de esta tristemente célebre organización regional tutoreada por el país más poderoso del norte, no hay opiniones ingenuas, ni casualidades. Todo es parte de un plan.

A lo interno, la oposición y sus partidos de extrema derecha, siguen abusando de las expectativas de sus partidarios y de las preocupaciones que forman parte de la coyuntura nacional. Es insólita tanta irresponsabilidad y cobardía de estos personajes. ¡Qué poca calidad política y humana las de estos autoproclamados dirigentes de la oposición extremista y violenta! No tienen mensaje, ni contenido, ni propuesta alguna. Solo alimentan el odio, la revancha, la manipulación mediática. Incitan a la movilización de sus partidarios, sobre todo de la clase media en las ciudades y luego se desaparecen de la escena, se ponen a buen resguardo, no asumen responsabilidad por las consecuencias de sus acciones, los muertos los ponen otros. Como lo hicieron el 11 de Abril de 2002, cuándo llevaron a sus partidarios a una trampa montada por ellos mismos con sus francotiradores, quienes actuaron con saña y premeditación de mercenarios. Los llevaron a un salto al vacío.

Los principales partidos instigadores de la violencia tienen la misma raíz de extrema derecha, estrechamente vinculados a lo peor de la oligarquía y de los intereses transnacionales, sus dirigentes tienen la misma conducta cobarde y fascista del 11 de Abril de 2002. Si la actuación de estos personajes no tuviese consecuencias tan negativas para el país y trágicas para las víctimas, ni siquiera merecerían ningún comentario, son un grupo de personas muy ambiciosas, con mucho apoyo económico que manipulan a su conveniencia a los sectores contrarios al campo Bolivariano, mienten descaradamente sobre sus verdaderas intenciones, que son mezquinas y anti nacionales. Abusan de nuestra Constitución y leyes, de los amplios espacios de expresión política que las mismas consagran, a veces llaman a elecciones, otras al golpe de estado y muchas veces a «expresar su arrechera» sin importar los resultados.

El 19 de Abril se expresaron en la calle dos posiciones políticamente antagónicas, hasta allí todo está en el marco de nuestra Constitución y garantías del Estado a sus ciudadanos. Pero luego, y justamente aprovechando la masa opositora, comenzó el accionar violento de grupos encapuchados estimulados y coordinados por dirigentes irresponsables que están sedientos de poder y harán lo que sea para obtenerlo.

Estos grupos y sus dirigentes han recurrido a un tipo de violencia desenfrenada, sin límites, irracional, que busca crear terror en la ciudadanía y en sus propios vecindarios. Se desplazan de un sector a otro escondidos detrás del anonimato de la capucha, reciben instrucciones criminales como las «guayas» para decapitar motorizados, arrojar objetos contundentes desde los edificios o hacer uso de armas de fuego.

La violencia tiene una dinámica propia, siempre terrible, con consecuencias normalmente trágicas. Se producen entonces actos irracionales que hablan mucho de las motivaciones y sentimientos inhumanos de sus perpetradores, como por ejemplo intentar entrar, atacar e incendiar el Hospital Materno Infantil del Valle, en Caracas, o las golpizas que los manifestantes de oposición han propinado a todo aquel que parezca del campo Chavista, con un importante sesgo racista y fascista.

Esta violencia desenfrenada da mucho que pensar: ¿Cuáles son las intenciones reales? ¿Qué se persigue? ¿Dónde están los dirigentes de la oposición? ¡Que den la cara! ¿Hasta dónde quieren llegar? ¿Quiénes están detrás de estos actos de odio? ¿Se imaginan por un instante que esta gente tomara el poder en Venezuela? ¿Qué pasaría con el petróleo, PDVSA, las Fuerzas Armadas Bolivarianas, las Grandes Misiones de Chávez, los Consejos Comunales, nuestra Soberanía? Sería un salto al vacío.

Representantes de la oposición han declarado abiertamente, llaman a un golpe de estado, llaman a nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas a dar un golpe de estado, viajan descaradamente a otros países a recibir orientaciones y a pedir una intervención extranjera. Eso no sería tolerado en ningún país del mundo. Tienen que actuar las instituciones del Estado, basta de impunidad, del chantaje internacional, hay que actuar firmemente apegados a la ley para evitar este tipo de desmanes y estos llamados inconstitucionales.

Lo más triste de esta situación es que detrás de todo esto están, de manera evidente, las aspiraciones personales y grupales de los dirigentes de la oposición. Todos quieren ser presidentes, están dispuestos a violentar, nuevamente nuestra Constitución, generar caos y terror solo para llegar a Miraflores, para tener el poder, para que los grupos económicos que los apoyan saqueen nuestro país, para que las transnacionales se repartan PDVSA y se apropien otra vez de nuestro petróleo, para arrebatarle al pueblo sus conquistas sociales y el sistema de gobierno popular, para arrebatarle el poder al pueblo.

Afortunadamente, a diferencia del 11 de Abril de 2002, no tienen el control de nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, esta institución se deslastró de los elementos golpistas y está firmemente apegada a nuestra Constitución y a los principios de nuestra Revolución Bolivariana, impregnada de sentimiento Patriótico, Chavista y Bolivariano. Quiero expresar mi reconocimiento a nuestros oficiales, soldados y la actuación de nuestros componentes militares responsables de garantizar el orden público, así como nuestros cuerpos policiales, por la manera en que han cumplido con su deber y con la ley, en defensa de nuestra soberanía y la protección de nuestra población, aun a costa de su propia vida.

Yo confío plenamente en que cualquier acto criminal o al margen de la Ley, perpetrado por cualquier motivación, ocurrido en el marco de esta espiral de violencia, será sancionado debidamente por las autoridades e instituciones correspondientes.

En contraste con Abril de 2002, la Nueva PDVSA está en manos del Pueblo, de sus trabajadores, nunca más paralizarán la industria para derrocar al Gobierno Bolivariano. Felicito y reconozco a nuestros obreros petroleros por su patriotismo y apego a nuestra revolución, a pesar de una campaña permanente de desprestigio contra nuestra institución y sus trabajadores, en ellos vive la pasión Chavista, roja rojita.

A diferencia del golpe de estado de 2002, tenemos una organización popular más robusta, empoderada por la revolución y tenemos al PSUV y los demás partidos y organizaciones de la revolución como un elemento fundamental de estabilidad y lucha de nuestro Pueblo. Allí esta Chávez, en nuestro pueblo en permanente movilización, sus Misiones, sus jóvenes, mujeres y hombres, latiendo en el pecho de los que amamos a nuestra Patria.

La violencia desenfrenada de la oposición, las expresiones de odio y actuaciones fascistas nos obligan al campo patriota, bolivariano y chavista a tomar una clara conciencia de las características de una revolución pacífica. No se pueden cometer errores que liquiden la pasión movilizadora del pueblo humilde, que frenen el proceso de empoderamiento del pueblo y que pongan en riesgo las conquistas estratégicas del Comandante Chávez: el manejo soberano de nuestro petróleo, la integridad de nuestras Fuerzas Armadas Bolivarianas, de PDVSA y la coherencia en el accionar de todas las instituciones de la revolución.

No podemos desconectarnos del sentimiento de nuestro pueblo, ni de los problemas y preocupaciones de nuestros ciudadanos. Debe prevalecer el interés supremo de la Patria por encima de cualquier interés mezquino o grupal. Como le gustaba reflexionar al Comandante Chávez, la violencia de la oposición y el odio hacia nuestro pueblo y nuestras instituciones Bolivarianas, el odio de la oligarquía y sus agentes políticos, nos deben recordar todos los días que son dos modelos en pugna, es la lucha permanente entre el capitalismo y el socialismo, entre los intereses trasnacionales y los intereses de la Patria, el futuro de nuestros hijos.

Para la oposición y segmentos de la población que no comulgan con el pensamiento bolivariano y chavista, es una oportunidad de desligarse de una oposición violenta, de desligarse de la extrema derecha. Tiene que existir un sentido de responsabilidad con nuestro país, que esté por encima de los poderosos intereses económicos que mantienen en permanente chantaje a los sectores de oposición que quieren desmarcarse de la violencia, es una oportunidad.

Lo más importante es que nosotros sí tenemos una propuesta de país, el Legado del Comandante Chávez, el Plan de la Patria, el Socialismo. Esto es lo que ha movilizado al Pueblo en defensa de nuestra revolución, nuestra posibilidad de futuro. A pesar de la muy compleja situación económica, de todos los ataques, problemas o errores que se puedan cometer, tenemos los elementos para resolverlos, sabemos cómo hacerlo, lo haremos. Nuestros problemas solo tienen solución posible en el marco de la Revolución Bolivariana, nuestro país no se puede gobernar sin el pueblo Bolivariano, sin los trabajadores, soldados, obreros. ¡Que nadie caiga en la trampa de dar un salto al vacío! ¡Venceremos!