El Informe sobre la situación de los DDHH en Venezuela emitido por la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, que dirige Michelle Bachelet, es un documento de clara importancia política para el país. Abre diversos caminos para que la comunidad internacional, en el seno de la ONU, pueda incrementar la presión política para lograr que el gobierno de Venezuela cumpla con sus deberes con el pueblo y la Nación y ayudar a restituir la constitución y las leyes del país.
Ésto no significa que nuestro país vaya a ser invadido por las Naciones Unidas, como aseguran los voceros del madurismo y lamenta la extrema derecha Venezolana. Es curioso y triste a la vez ver las reacciones de los dos extremos intolerantes, donde ambos coinciden en rechazar el Informe de Bachelet. La extrema derecha, se lamenta de que no nos invadan, por tanto, para ellos, el Informe no sirve para nada. Por su parte, el madurismo trata de descalificar al informe e invoca el miedo a la inminente “invasión”, que éste supuestamente propicia, tanto para arreciar la represión interna, como para evadir los graves señalamientos de la ONU.
Lo insólito es que, al momento de escribir estas líneas, a 8 días de su muerte, el mismo gobierno que acusa de “parcializado” el Informe Bachelet, no entrega aún a sus familiares el cuerpo del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo.
En mi artículo de esta semana, preciso 10 puntos sobre el informe que merecen destacarse, a la vez que alerto sobre la táctica distraccionista que la maquinaria de propaganda madurista ha puesto en marcha para desviar la atención sobre el Informe Bachelet, filtrando información, creando expectativas, sobre las “negociaciones” entre las élites del madurismo y Voluntad Popular en Barbados.