Entrevista con EL MERCURIO (Chile) | Rafael Ramírez: “Después del fraude, Maduro ha quedado al descubierto, desenmascarado como un dictador”

Rafael Ramírez (Caracas, 1963) fue ministro del Petróleo y Minería de Venezuela entre 2002 y 2013 y presidente de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre 2004 y 2013, por eso era conocido como el “zar petrolero” durante la administración de Hugo Chávez, y fue uno de los hombres más cercanos al mandatario hasta su muerte por cáncer en marzo de 2013. Con Nicolás Maduro como Presidente, Ramírez se mantuvo al frente de la administración del crudo, en 2014 fue nombrado canciller y, después, embajador ante Naciones Unidas, hasta diciembre de 2017, cuando fue removido del cargo luego de cuestionar al madurismo por las 130 muertes en las protestas de ese año.

En entrevista con “El Mercurio” desde Italia, donde vive con su familia en calidad de refugiado tras su rompimiento con el oficialismo, el ingeniero mecánico acusado en 2017 por la fiscalía venezolana (leal al oficialismo) de corrupción en la industria petrolera, dice que después de las presidenciales del 28 de julio Maduro es un dictador, que hay “mucha tensión” en el gobierno y que chavistas y opositores deberían apuntar hacia la misma dirección: volver al orden constitucional.

—¿Hay alguna posibilidad de que Maduro deje el poder, más de un mes después de las presidenciales del 28 de julio?

“No, no hay posibilidad, a menos que exista suficiente presión popular, en la calle, y suficiente presión internacional. El Maduro que yo conocí, y la gente que está con Maduro, ya no son lo que eran con Chávez. Los conozco a todos en detalle. Yo estaba muy cerca de Chávez, y aunque Chávez nunca se confió enteramente de las actuaciones de Maduro, pues bueno, siempre lo tenía cerca, era su ministro al exterior.

Pero después de la muerte de Chávez, Maduro se transformó, salió lo peor que había en él, y ahorita todos ellos, Maduro, Diosdado (Cabello, nuevo ministro del Interior), se han degenerado por el poder, y se ha convertido en un dictador. A partir del fraude y la autoproclamación de Maduro como Presidente, se convierte ahora, por primera vez, en un dictador de manera abierta. Es una persona que tiene un alto rechazo popular, y que ni siquiera ha sido capaz de cumplir con los mínimos legales para estar en el poder. Ha violado la Constitución y ahora se han ido por la vía de la represión y la violencia.

En este punto debo decir que sobre la izquierda latinoamericana ha habido un permanente chantaje, y creo que eso sucede un poco en Chile, respecto a que si hay que apoyar a Maduro, que está agobiado por las sanciones americanas, que está bloqueado, nada de eso es cierto. Yo aquí quiero saludar la posición del Presidente Gabriel Boric, porque me recordó su declaración un poco a cómo era Chávez, quien iba sin hacer cálculos y actuaba de acuerdo a sus principios. Boric lo ha dicho muy bien, Maduro no es un gobierno de izquierda, y está actuando como una dictadura, de tal manera que no reconoce ese gobierno.

Y ha sido también una posición secundada de una manera más suave por Lula, por Petro, por AMLO. Pero yo creo que después de las elecciones del 28 de julio y del fraude, Maduro ha quedado al descubierto, desenmascarado, como un dictador. Y como todos los dictadores, y como pasó en Chile, no va a ceder el poder, sino es con una presión popular en la calle y con un aislamiento internacional. O sea, nadie puede reconocer una dictadura que está masacrando y oprimiendo a nuestro pueblo”.

—¿Usted esperaba una decisión así por parte de Maduro?

“Sí, claro. Conociendo bien a esta gente, dije desde principios de año que Maduro, sabiendo que no tiene apoyo popular, adelantó las elecciones que tenían que ser a fin de año, porque trataba de encontrar a la oposición desordenada, desunida, sin candidato. Y se equivocó, porque la oposición reaccionó inteligentemente, buscaron un candidato único. Inhabilitaron a María Corina (Machado), Maduro secuestró la tarjeta de 10 partidos políticos tradicionales. Pero resulta que abriendo esa rendija el pueblo se expresó mayoritariamente, y fueron manifestaciones masivas en repudio a Maduro. La crisis llegó a tal punto de crispación que nadie estaba apoyando un paquete de derecha, ni el paquete de María Corina, ni menos al señor Edmundo González, que es un señor absolutamente desconocido. Era como un plebiscito, la gente lo que quería es que Maduro se fuera”.

Ramírez enmarca dentro de ese mismo plan las trabas del gobierno para que no pudiesen votar los 5 millones de migrantes venezolanos habilitados (de casi 8 millones que han salido del país), y también la designación de funcionarios leales al oficialismo en organismos clave, como Elvis Amoroso (“la mano derecha de Maduro y de Cilia Flores —Primera Dama de Venezuela— en la Asamblea Nacional”) al frente del Consejo Nacional Electoral; o en el Tribunal Supremo de Justicia, donde Maduro “hizo todas las trampas posibles”. “Es decir, Maduro se preparó para hacer este fraude”, dice Ramírez, y agrega: “Sí, eso es un golpe de Estado”.

El exministro destaca que “el chavismo votó contra Maduro en las zonas populares”, lo que lo lleva a “un tema muy importante para entender lo que está pasando en el país: que el madurismo es distinto al chavismo”.

—¿El madurismo partió con la muerte misma de Chávez?

“Más allá de temas de orden personal, obviamente Maduro es una persona carente de liderazgo. Yo estaba al frente del equipo electoral cuando fueron las elecciones de Maduro en 2013, y perdió 900 mil votos (respecto del triunfo de Chávez en 2012), y si hubiera seguido la campaña, Henrique Capriles (candidato opositor) le gana por paliza. O sea, Maduro no tenía el perfil para ser Presidente.

Pero a partir de 2014 Maduro comienza a hacer cosas en el orden económico, petrolero y social que lo separaron mucho de Chávez. Por ejemplo, yo fui el vicepresidente de Maduro en el área económica durante cuatro meses, le propuse un conjunto de medidas que se correspondían con lo que hizo Chávez, y no aceptó nada. Me di cuenta entonces de que Maduro obedecía a grupos económicos que se hicieron millonarios con el tema cambiario, con la repartición de PDVSA. Me di cuenta de que había dos visiones distintas. Pero, además, Maduro comenzó una política extraña de cancelar los programas sociales de Chávez, eliminó las ‘misiones’, los programas de ayuda a los más pobres y arremetió contra la industria petrolera”.

Ramírez destaca otra diferencia entre Maduro y Chávez: “la violencia del Estado” en la represión de las protestas de 2014 (40 muertos) y de 2017 (130). “Ellos dicen que las protestas eran violentas, está bien, es verdad, pero el Estado no puede responder con violencia porque es una cosa desproporcionada. Eso nunca había pasado”, dice el exministro sobre la represión de las protestas de 2017 contra la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente controlada por el oficialismo, que dejó sin poderes al Legislativo, dominado por la oposición. “Cuando eso sucedió fue que decidí renunciar, porque yo intentaba que Maduro enmendara, corrigiera los errores. Pero no; me di cuenta de que se habían transformado en otra cosa. No hay nadie de Chávez con Maduro, nadie. El único que queda es Diosdado”.

—¿Admite algo de la responsabilidad que le endosa el gobierno de Maduro por la corrupción petrolera y el mal estado de la industria del crudo?

“Mira, lo que ha sucedido en Venezuela con la industria petrolera es 100% responsabilidad de Maduro, nosotros no tenemos nada que ver. Estoy hablando del cambio de políticas, de la destrucción de la industria. O sea, en la junta directiva que él colocó en PDVSA estaba Delcy Rodríguez (vicepresidenta y recién nombrada ministra del Petróleo); el jefe de producción de petróleo era un arquitecto, el jefe de refinación era un militar de Diosdado, el jefe de comercio era un hombre de Tareck el Aissami (exministro procesado por corrupción), se repartieron la industria, eso es algo muy serio”.

—¿Tiene contacto con dirigentes del gobierno?

“Yo me mantengo en contacto con el chavismo. Yo soy de los fundadores del PSUV empre por distintas vías, y ellos cuidándose mucho, hablo con dirigentes chavistas. Algunos están en el gobierno, otros no, incluso con militares. Pasó que cuando suceden estas elecciones y se postula Edmundo González, obviamente bajo la influencia y la dirección de María Corina Machado, eso generó una reacción de miedo dentro del chavismo, aun en los que están en contra de Maduro. Porque ese sector de la oposición intolerante tiene toda una vida hablando de que va a perseguir a los chavistas, va a disolver al Ejército, habrá una cacería de brujas. Entonces, los militares dicen “¿por qué voy a dar un salto al vacío con esta señora? Ahorita estamos mal, pero no sé cómo vamos a estar después”. Yo planteaba, incluso a los sectores de la oposición, que, en estos momentos de crisis, es bueno hablar claro y hacer un llamado a todos los sectores del país. Venezuela confronta una situación extraordinaria, Maduro es un dictador. Y lo primero que tenemos que hacer todos los factores políticos, desde la derecha hasta la izquierda, pasando por todos sus matices, incluyendo sobre todo el chavismo, es ponernos de acuerdo para reconquistar la democracia, volver al hilo constitucional”.

—¿Sus contactos chavistas en el gobierno le dicen que hay tensión o están todos alineados?

“Hay mucha tensión. El país está paralizado, Maduro se ha dedicado a reprimir; todo el mundo sabe que el gobierno está atendiendo los intereses de un grupo pequeño: los hermanos (Delcy y Jorge) Rodríguez, Diosdado, Maduro, Cilia, Vladimir Padrino (ministro de Defensa), y los militares están ahí observando. Han sostenido este gobierno, pero el sector militar, institucional, estoy seguro de que ante una situación verdadera que permita restablecer la Constitución actuarán en cumplir su responsabilidad institucional (…). Porque los militares tampoco tienen por qué enterrarse con Maduro. Hay una cúpula del generalato que está muy corrompida, le han entregado la conducción a la economía del país, yo los conozco, eran simples militares y ahora son potentados. Pero están todos los cuadros medios y bajos de las FF.AA., gente del pueblo, porque nuestro ejército no es de castas, es fundamentalmente popular, y eso está allí”.

Enlace de la nota en El Mercurio digital.elmercurio.com/2024/09/07/A/IP4FE7P7#zoom=page-width