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Textos RecomendadosEl reformismo,  la cara sentimental del capitalismo que domestica la rebeldía.

El reformismo,  la cara sentimental del capitalismo que domestica la rebeldía.

Los trabajadores, los  expropiados y excluidos de la sociedad, tenemos que estar  en las barricadas, luchar, vivir y morir peleando, hasta recobrar la dignidad. Es preferible un desadaptado rebelde que un pobre respetuoso de la autoridad, un esclavo medroso y “bien educado”.

La economía de Venezuela está despegando desde que  Maduro llegó como presidente, pero despegándose de los más necesitados y pegándose al capitalismo insaciable, ahora el mejor amigo del gobierno. ¡Parecen estúpidos!, el capitalismo es un sistema de exclusión, los empresarios capitalistas no tienen amigos: tienen socios, cómplices, competidores, enemigos, y esclavos, su naturaleza es egoísta y mezquina, no trabajan para la sociedad, lo hacen para sus propios intereses, ¡qué cansón tener que repetir esto mil  veces!, para que luego venga un pendejo y trate de convencerte de que él conoce uno  que no es así, que es bueno, que Lorenzo Mendoza  ha trabajado duro para tener lo que tiene, que Eugenio Mendoza le hizo casas a sus trabajadores, que si Radio Caracas es Venezuela, que si la fundación diego Cisneros apoya a la cultura, que si Renny Ottolina fue el Chávez de la democracia, que hay que hacer una Venezuela de emprendedores,… ¡Revolucionarios de papel lustrillo  y goma Elefante!… ¡Qué cabrona falta de pasión y de seriedad!

…Revolucionarios que tienen la imperiosa necesidad de que haya pobres en las calles para sentirse buenas personas, regalando ropa vieja y sobras de comida, pareciera que sin pobres no hay corazones altruistas.

Sin pobres el altruismo individual se transformaría en solidaridad y cooperación social, y eso es peligroso. Pero a estos “revolucionarios de pacotilla”, donde se confunden amigos y enemigos en una clase difusa y pastosa, no les vale otra cosa que dar y recibir limosnas, lo que uno llama reformismo. Sus remedios no hacen sino prolongar la pobreza. Las compensaciones al pobre forman parte de la pobreza; “tratan de resolver el problema de la pobreza manteniendo en vida al pobre”,  palabras prestadas que lo  dicen todo. El reformismo es solo otra cara del mismo sistema de explotación capitalista, digamos que la cara “sentimental”, sin  embargo, los capitalistas y reformistas, ¡los capitalistas! que buscan “remedios” para combatir la pobreza,  necesitan de la pobreza, mantenerla con vida.

Ahora  estos  revolucionarios blanditos son nacionalistas “vino tinto”, no son de izquierda ni de derecha porque todos “somos Venezuela”, venezolanos de harina Pan y Salto Ángel, de Renny Ottolina y Radio Rochela… ¿Qué pasó con la política?, ¿otra vez la vamos a degradar al carnaval  electoral de la cuarta república, a una confrontación divertida, insulza, análoga a las estupideces del béisbol, Caracas y Magallanes?: reformistas, adecos y copeyanos; PSUV,  primero  justicia y el  partido de María Corina… ¡El reformismo tiene que entrar en el debate político!, el capitalismo no se puede escurrir con sus remedios reformistas por debajo de los discursos y mendrugos de estos socialistas de papel maché, como si esta CALMA fuera la solución de la miseria humana.

El gobierno ha institucionalizado la limosna para que el miserable no sienta la crueldad del sistema que lo explota y para que no comprenda cómo  este sistema funciona. Junto  a la banalización de la política en el circo  electoral ha anestesiado la consciencia de los trabajadores y de los pobres: pan y circo.

El problema de una verdadera revolución está en la conciencia, en la conciencia de saber que somos explotados, de que ignoramos muchas cosas, de que no hay manera de desarrollarnos como personas obligados a buscarnos el sustento como sea, muchos a trabajar más de lo permitido, hasta los siete días a la semana, y otros a pasar trabajo en las calles para compensar lo que no dan las limosnas del gobierno. Con el juicio en su sitio y comprendiendo que si no nos salvamos todos nadie se salva, es la única manera de poder rebelarnos y actuar para cambiar el sistema. Una verdadera revolución va hacia el fondo, no  se queda alimentando  la pobreza a cuentagotas, fortaleciendo el sistema inmunológico del  sistema capitalista con dosis pequeñas de confort.  

El madurismo además de haber  calumniado a Chávez y al  socialismo, usando sus símbolos para justificar un liberalismo primitivo, ha domesticado a los trabajadores y pobres que alguna vez alcanzaron a ver la luz de la rebeldía, dispuestos a luchar. La traición ha sido completa, total. Un ejemplo de esto es el deshecho de fuentes de información con la que cuenta el gobierno para compactar la percepción de nuestra realidad: Ultimas Noticias, VTV,  medios  maduristas, los cuales no  les basta con omitir la realidad y mentir sino que, junto a los contrarios, alientan lo más insulso y estúpido del monstruo: Netflix, farándula, “emprendimientos”, el éxito  social en una sociedad de alacranes, la vanidad del  vacuo. El  madurismo apagó la chispa revolucionaria que encendiera en los más pobres Chávez, y eso es imperdonable.

¡DIEZ AÑOS DE CALMA SON MUCHOS, VOLVAMOS A CHÁVEZ!

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